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18 de octubre de 2024

Malestares: ¿qué puedes hacer para sentirte mejor?




¿Por qué te sientes a veces tan mal? 

¿Qué puedes hacer para sentirte mejor? 

Todos y todas nos lo preguntamos en algún momento: no nos sentimos bien, pero no nos ha sucedido nada malo, ni parece que tengamos motivos para estar mal. Nuestra vida no se ha visto sacudida por ninguna desgracia, pero tú por dentro no te sientes bien del todo, no sabes muy bien por qué. Hay días mejores y peores, y no sabes de dónde vienen esos malestares.

Aquí te cuento qué es lo que te está haciendo sentir mal, porque aunque creas que lo tuyo es un asunto personal, en realidad es un asunto colectivo. Y las soluciones son colectivas. 

Estos malestares los compartimos con todos y a todas, vivimos en una sociedad enferma y violenta:

 

- Te sientes mal porque la comida que comes está envenenada: las frutas y las verduras están llenas de veneno: pesticidas y agroquímicos que entran en tu organismo y alteran tu microbiota. La carne que comes proviene de animales que viven encerrados en jaulas y sufren tortura desde que nacen hasta que mueren. Son alimentados con veneno, e hinchados a hormonas, y su vida es un auténtico infierno. Además, muchas personas son adictas al azúcar y/o a la comida basura, que nos genera alteraciones en la producción de insulina, y destrozan nuestra salud. Nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental están en gran parte determinados por nuestro intestino: somos lo que comemos. 

 

- Te sientes mal porque el aire que respiras está contaminado, por eso hay tanta gente en las grandes ciudades que se desespera por salir a la naturaleza a respirar aire puro. Según estudios recientes, el aire contaminado constituye una amenaza significativa no solo para la salud física (mayor riesgo o exacerbación de una variedad de enfermedades, incluidas las infecciosas, alérgicas, metabólicas, neoplásicas, respiratorias y cardiovasculares), sino también para la salud mental. 

 

- Te sientes mal porque el ritmo de vida que nos impone el capitalismo es insostenible: vamos con prisa a todo, no llegamos a todo, y la vida se te está pasando demasiado rápido. Pasas la mayor parte del día corriendo de un lado a otro, sin tiempo para respirar, con la sensación de que no haces bien tu trabajo, que no eres buena madre, ni buena hija, ni buena en nada. Por eso tenemos angustia y sufrimos ansiedad permanente, y por eso nos empastillamos para poder relajarnos y para poder activarnos. El estrés nos enferma, tanto física como emocional y mentalmente: los altos niveles de cortisol nos envejecen prematuramente y nos acortan la vida.

 

- Te sientes mal porque no puedes disfrutar de la vida: apenas tienes tiempo para dormir, para disfrutar de tus pasiones, para disfrutar de tu gente querida. No podemos con tres jornadas laborales en un solo día. Nos engañaron a todas diciéndonos que era posible conciliar la vida personal, familiar y laboral: es un mito muy lindo que no se sostiene, porque pasamos la mayor parte del día trabajando, dentro y fuera de casa, más el tiempo que dedicamos al transporte. La falta de tiempo libre para descansar y para disfrutar también nos enferma: cuanto más carga de trabajo tenemos, más estrés y más frustración sientes. Hagas lo que hagas, tu bandeja está siempre llena de correos, y tu pila llena de platos y sartenes para fregar. Es un pozo sin fondo: las tareas no acaban nunca, y en cuanto tachas las que has hecho, tu agenda se vuelve a llenar. No hay forma de pararlo.  

 

- Te sientes mal por las adicciones: ¿quién no tiene una adicción? Hoy en día es muy difícil encontrar personas que no sean adictas a sus teléfonos. Pasamos una cantidad de horas frente a las pantallas brutal. Pero además, también somos adictos y adictas al azúcar, y a todo el veneno que llevan los alimentos ultraprocesados y las bebidas. Adictos a ir de compras, al alcohol, a los tranquilizantes y a los somníferos, al tabaco, la cocaína y otras drogas. Adictos al odio (especialmente en redes sociales), y adictos la violencia: no solo los adultos sufren de esta adicción, también muchos niños pequeños. La gran mayoría de los adictos al porno son varones, adultos y menores incapaces de tener relaciones sexuales sin humillar a mujeres, incapaces de tener una erección haciendo el amor. Todos somos adictos a algo, especialmente a aquellas cosas que usamos para distraernos, para ontener placer instantáneo, para evadirnos de nuestra realidad, para animarnos o para tranquilizarnos. Cuanto mayor es la adicción, mayor es la dependencia y la tiranía: no resulta nada fácil estar constantemente reprimiendo las ganas y midiendo las dosis, por eso siempre buscamos motivos para usar nuestras drogas, medicamentos, pantallas, comida... si no tuvieramos este nivel de ansiedad, de tristeza, de frustración, probablemente nos sentiríamos mucho más libres. 

- Te sientes mal por la angustia que te genera el consumismo: a diario te bombardean por todos lados ofreciendote cosas que no necesitas. El mercado nos seduce con productos y servicios constantemente, y nos hacen creer que vamos a ser más felices consumiendo, pero lo cierto es que como apenas tenemos dinero, tenemos que estar todo el tiempo diciendo que no a todo, y reprimiendo el deseo de adquirir objetos. En cuanto logras comprarte algo que deseas, el mercado te ofrece cien cosas más: el consumismo te genera tanta insatisfacción porque se renueva constantemente, y no es posible adquirir todo lo que deseas. Así que tienes que negarte a ti misma a diario la posibilidad de gastar dinero, porque a duras penas llegas a fin de mes. No eres tú sola: así vivimos el 99% de la población, atadas a ingresos precarios y bombardeadas a diario con anuncios por todas las vías posibles. 

 

- Te sientes mal porque cuando te conviertes en adulta, tienes que ponerte una máscara y una coraza, y disimular para que los demás no vean cómo eres realmente. Medimos mucho la información que le damos a los demás, nos protegemos para que nadie vea nuestro interior, nos avergonzamos a veces de cómo somos, y tratamos de dar una imagen exitosa en nuestras redes sociales para que la gente se crea que somos felices y que nos va muy bien. Hay muy pocos espacios en los que puedes quitarte la armadura y ser realmente tú misma, espacios seguros en los que no tienes miedo a que te hagan daño, espacios en los que te sientes libre para hablar, para expresarte, para decirlo que piensas, lo que sientes, lo que quieres, lo que deseas. Pero no tienes mucho tiempo para disfrutar de esos pocos espacios, ¿verdad? 


- Te sientes mal porque no eres normal, por mucho que lo intentes. Todos y todas tenemos que adaptarnos a lo que la sociedad espera de nosotras y nosotros, y además de obedecer los mandatos sociales, tenemos que obedecer también los mandatos de género. Todos y todas simulamos ser personas “normales”, aunque es un concepto abstracto que nadie cumple al cien por cien porque todos tenemos rarezas, manías, obsesiones, todos nos salimos de la norma en algún momento de nuestras vidas. Todo en ellas está regido por normas no escritas: nuestra forma de vestir, de hablar, de caminar, nuestro comportamiento en espacios públicos, también en nuestros espacios familiares e íntimos. Tienes que simular que “eres como todo el mundo” y haces lo que hace todo el mundo para no parecer rara, loca, desviada.  


- Te sientes mal porque todos los mitos caen, uno tras otro, y te sientes engañada y estafada. Nuestra sociedad se construye con ilusiones colectivas que nos mantienen trabajando para otros a cambio de un salario precario, y nos mantienen atados a un estilo de vida que no es tan bonito como te contaron. Cuanto más te ilusionas, más te decepcionas, y aunque te resignes, tu corazón y tu mente siguen soñando con la salvación. Una salvación que tiene que ser colectiva, pero a tu alrededor todo el mundo está en la rueda, girando sin avanzar, anestesiada y cabreada: la gente sigue porque todos tenemos miedo a pararnos y a pensar. Y estamos esclavizados a la necesidad de generar ingresos, mientras vemos cómo los políticos gastan nuestro dinero en mantener a banqueros, empresarios, obispos, soldados y hombres que viven como auténticos reyes. Un dinero que tendría que ir a parar a la construcción de escuelas, universidades, centros de salud, hospitales, trenes, y protección del medioambiente: es frustrante ver como lo despilfarran en comprar armas que no necesitamos para nada. 

 

- Te sientes mal porque te han hecho creer que si te esfuerzas mucho y tienes suerte, puedes triunfar en la vida. Y no es cierto: las personas que triunfan, en su mayoría, son las que tienen herencia patrimonial o financiera, contactos y apellidos. Nos venden la idea del emprendedor que se hizo a sí mismo desde la nada, pero son muy pocos los que logran salir adelante. Hoy todo el mundo quiere ser famoso y millonario, pero el capitalismo feroz solo permite llegar a la cima a unos cuantos: todos los demás nos quedamos donde estamos, luchando por sobrevivir. Nos hacen creer que si no logramos destacar por encima de los demás, no valemos nada, por eso tu autoestima está por los suelos: cuanto más te crees el cuento de que es posible salir de la pobreza y la precariedad, más fracasada te sientes. Pero no, no es que no te hayas esforzado lo suficiente, es que no hay sitio para todos ahí arriba, y si eres mujer, menos todavía. 

 

- Te sientes mal porque te hicieron creer que encontrar al príncipe azul es la puerta de entrada al paraíso, y no lo has encontrado. O lo has encontrado y nada es como te contaron: el amor romántico te generó unas expectativas tan altas, que la realidad se te antoja demasiado dura. Porque el mito del matrimonio feliz que funda una familia feliz es una estafa: la mayoría de las mujeres trabajan de sirvientas de sus maridos e hijos, y viven en una constante batalla para no ser explotadas. Sin embargo, para muchas es imposible que los miembros de la familia se impliquen en las tareas de cuidados, prefieren vivir como reyes. No hay nada más frustrante que sentir que tus seres queridos abusan de ti y te roban el tiempo libre, y encima ni te reconocen el esfuerzo que haces. Porque da igual cuanto te esfuerces: las labores de cuidados no se valoran nada. Y no hay nada peor que darte cuenta de que no son recíprocos: a ti no te cuida nadie. 

 - Te sientes mal porque siempre te estás comparando con las demás personas, y no hay nada más frustrante en el mundo que vivir en constante competición por ser la más lista, la más guapa, la más joven, la más veloz, la más fuerte, la mejor en todo. ¿Por qué? Porque siempre que te compares vas a ver mujeres más jóvenes, más guapas, más inteligentes, más sexys, más encantadoras, más ricas, más cultas y sabias, y con más títulos y experiencia que tú. Es lindo sentir admiración por las mujeres que te rodean, pero cuando lo que sientes es envidia, entonces es cuando todo se estropea: es un sentimiento muy feo que nos lleva a portarnos mal con las demás. Competir contigo misma también es agotador: intentar superarte constantemente a ti misma, y vivir con tantas exigencias encima, es super frustrante. Porque claro, siempre podrías ser mejor, siempre podrías brillar más, siempre podrías darte por completo, pero mira una cosa: la vida es muy corta y si vives todo el tiempo rivalizando, y comparandote con los demás, no te da tiempo a disfrutar. Para poder disfrutar hay que estar en calma y en paz con una misma y con el mundo que te rodea, sin más afán que sufrir lo menos posible, y vivir lo más a gusto posible. 

- Te sientes mal porque sabes que para aguantar y resistir necesitas hacer ejercicio, comer bien, mantenerte en forma, dormir las horas que necesitas, pero por muy comprometida que estés con tu autocuidado, no logras disciplinarte a ti misma porque no tienes apenas tiempo para hacerlo, así que te sientes culpable porque los demás no te cuidan, pero tú tampoco te cuidas a ti misma. Porque la cuestión es, ¿cuando te cuidas si no tienes tiempo?

 

- Te sientes tan mal porque siendo mujer tienes que estar siempre alerta ante el acoso y las agresiones, tanto en las calles, como en el transporte público, como en los espacios comunes: las mujeres sufrimos violencia en el seno de nuestra propia familia, en nuestros centros de estudio y de trabajo, en los espacios de ocio y tiempo libre. Vivir siempre a la defensiva es agotador, pero lo cierto es que solo podemos relajarnos en espacios seguros en los que sabemos que nadie nos va a hacer daño. Y no abundan esos espacios seguros. 

 

- Te sientes tan mal porque lo que hacen las mujeres no es tan importante como lo que hacen los hombres, por eso tenemos que esforzarnos el doble que ellos, y por eso muchos se apropian de nuestras ideas, de nuestras creaciones, y nuestro trabajo. Sabes que es injusto, pero lo asumes como algo “normal” porque siempre ha sido así, especialmente en las profesiones más masculinizadas, y sabes también que es difícil sobrevivir en entornos competitivos en los que las mujeres luchan entre ellas para sobrevivir. Por eso buscas espacios horizontales en los que las mujeres cooperan y se prestan apoyo mutuo, pero no es fácil encontrarlos. 

 

- Te sientes tan mal porque se te cayó el mito de la familia feliz, y porque no hay condiciones para maternar y para la crianza: la gran mayoría de las mujeres no podemos cuidar a nuestros hijos e hijas, y nos vemos obligadas a dejarlos con personas desconocidas cuando tienen pocas semanas de vida. Apenas tenemos tiempo para disfrutar con ellos: también les imponemos un ritmo de vida brutal, y les drogamos con pastillas, azúcar y pantallas para tenerlos calmados y que no protesten. Mientras, tú tienes que trabajar como si fueras una mujer sin hijos, no importa cuántos tengas: tienes que ser productiva aunque no hayas dormido en toda la noche vigilando la fiebre de tu bebé, tienes que darle tu energía al dueño de tu empresa, y para tus crías solo hay migajas: tienen que conformarse con una madre estresada y agotada. Cuanto más cansancio sufres, más mala madre te sientes. 

 

- Te sientes mal porque tus relaciones con la familia son dolorosas y conflictivas, y apenas tenéis herramientas para poder comunicaros y para resolver los problemas sin haceros daño. También las relaciones en tu centro de trabajo son difíciles porque están atravesadas por las luchas de poder, y lo mismo sucede en los colectivos a los que perteneces: cuánto más competitivo es el entorno, más inhumano y hostil es. Vivimos en un mundo en el que a la gente le cuesta mucho pensar en el Bien Común: la mayoría de las personas van a lo suyo y construyen relaciones basadas en el interés y el egoísmo, por eso pasas gran parte de tu vida poniendo límites al abuso de los demás, y teniendo que aceptar los límites que te ponen a ti. Al final estás todo el día batallando, y es agotador: sabes que necesitas herramientas para cuidar tus emociones y tus relaciones, pero no sabes dónde obtenerlas. 

 

- Te sientes mal porque el futuro está cada vez más negro, y porque tienes miedo a la pobreza y a la exclusión social. Puedes perder tu trabajo y quedarte completamente indefensa ante una crisis económica, y tu gente querida está igual que tú. Somos muy vulnerables frente a las crisis que genera el capitalismo para crear mano de obra barata y desesperada. Y sabes que la salvación individual es casi imposible, pero sigues comprando lotería por si tú tuvieras suerte, aunque sabes que estás condenada de por vida a ser vulnerable y a trabajar como una bestia hasta que te jubiles (en el caso de que vivas en un país en el que haya pensión de jubilación)

 

- Te sientes mal porque tratas de ser leal a ti misma, pero es muy difícil. A veces te has traicionado y te has sentido horrible, porque no has podido actuar según tus principios y tus valores, o porque has tenido que hacer cosas que no querías hacer, en nombre de la empresa o institución en la que trabajas. en nombre del amor, en nombre de la familia, el sindicato o el partido político al que perteneces. Te sientes mal porque tu conciencia te dice una cosa, y la sociedad te pide que hagas otra, y no poder ser leal a ti misma te hace sentir una traidora. Porque a veces has tenido que callarte cuando no estabas de acuerdo, o has tenido que votar algo diferente a lo que tú querías, o te han obligado a mirar a otro lado mientras se estaba fraguando una injusticia. No es fácil ser coherente e íntegra en un mundo en el que todos se venden a sí mismos, y todos practican la hipocresía. Por miedo a las represalias del grupo o del poder, pero también por necesidad, porque no te ha quedado otro remedio. Si alguien a tu alrededor decide ser coherente con sus principios y actúa con lealtad hacia sí mismo/a, te sientes todavía peor, porque te hace ver con claridad que tú a veces te traicionas. 

 

- Te sientes mal porque alguna vez creíste que era posible crear un mundo mejor para todos y todas, pero has perdido la esperanza y la fe en la Humanidad, y a veces la realidad te parece demasiado brutal, especialmente cuando ves noticias, pero también cuando alguien de tu entorno pretende hacerte daño, aprovecharse de ti, o destruirte para ocupar tu lugar. Vivimos bajo la ley del “sálvese quien pueda”, por eso te sientes tan atrapada en la jungla, y por eso a veces sueñas con un mundo más justo, más humano, más amable, y con una vida más fácil y más bonita. Pero no hay mucha gente a tu alrededor que sueñe como tú: la mayoría han perdido la esperanza, se han resignado, y no pueden siquiera imaginar un mundo mejor.  


¿Cómo podríamos estar mejor?

Piensa en lo bien que te sientes cuando comes bien, cuando duermes bien, cuando descansas lo que necesitas. Cuando tienes tiempo para disfrutar de tus pasiones y tu gente querida, cuando estás rodeada de verde, al aire libre, mirando hacia el cielo o al mar, con la mirada perdida en el horizonte. Cuando encuentras gente como tú, cuando te juntas con más mujeres, cuando te sientes libre en espacios seguros y amorosos para conversar, para expresarte sin miedo y para ser tú misma. Cuando bailas, cuando cantas, cuando escuchas música o la tocas tú. Cuando haces cosas con tus manos.

¿Verdad que te sientes bien cuando eres útil, y cuando ayudas a que la vida de los demás sea mejor? Cuando te cuidas, cuando haces ejercicio y respiras aire puro, cuando desconectas de tus problemas, cuando te alejas de tu rutina de vida, cuando estás rodeada de naturaleza. Cuando estás tranquila y relajada, cuando tienes tiempo para estar a solas, cuando tienes tiempo para cuidar tus vínculos, cuando eres leal a ti misma, cuando desobedeces normas injustas, cuando abandonas las batallas y las luchas de poder que te están robando la paz interior. 

Haz lo que te hace bien, lo que te da energía. Haz lo que te apetece, lo que te ayuda, lo que te da placer, lo que te sienta bien. Cuidarse por fuera y por dentro para estar bien es un acto político, porque el patriarcado nos quiere a todas aisladas, estresadas, empastilladas, anestesiadas, cabreadas, obedientes y amargadas. 

Lucha para que tú y tu gente podáis comer alimentos sanos, beber agua limpia, respirar aire sin contaminar. Lucha para que las ciudades sean vivibles, para mantener los espacios verdes, para proteger la naturaleza, para redistribuir la riqueza, para que todas y todos podamos disfrutar de nuestros derechos fundamentales.

Para que todos y todas podamos sentirnos mejor, hay que defender el derecho a vivir bien. Necesitamos un mundo de paz, igualdad y justicia social: la felicidad y el bienestar no son problemas individuales, sino asuntos políticos, y por eso requieren soluciones colectivas. 


Coral Herrera Gómez


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9 de abril de 2024

¿Quién limpia la mansión de Barbie?



¿Quien limpia la mansión de Barbie?

Vi el otro día la película de Barbie y estuve todo el tiempo preguntándome quién recolectaba la comida que comen las Barbies, quién confecciona sus modelitos de ropa y calzado, quién limpia los váteres de sus mansiones y sus piscinas. 

El mundo Barbie es un mundo de mujeres ricas y ociosas, eternamente jóvenes y bellas, que viven en la playa y lucen su cuerpo y sus vestidos. Mujeres sin hijos ni hijas, mujeres que no trabajan, no cuidan ni limpian, mujeres que surfean, van de compras, comen helados, y charlan durante horas con sus amigas. 

Cuando aparecieron los kenes, representados como hombres blandengues, me di cuenta de que lo que proponía la peli era invitarnos a imaginar un mundo donde se han invertido los roles: los débiles son los hombres, y las fuertes y las privilegiadas son las mujeres.


                        


Me aburrí mucho hasta que Ken empezó a brillar y a bailar, me gustó el trabajo del actor, y entendí por qué tantos hombres se enfadaron con la ridiculización de los ken. 

Me pareció estupendo que pudiéramos reírnos de la masculinidad, pero no me gustó nada la relación entre Barbie y Ken, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Es una relación marcada por las relaciones de poder.

Al final de la peli me dolió pensar que las niñas que han ido a verla se crean que el feminismo consiste en crear una sociedad de plástico en la que mandan las mujeres y viven todas como reinas, imitando a los hombres blancos y ricos del mundo real.

¿Qué hubiera ocurrido si la directora hubiera sabido que la utopía feminista lo que propone es una sociedad igualitaria de mujeres y hombres que en lugar de organizarse en jerarquías, se organizan horizontalmente y se reparten las tareas colectivamente?. 

Es muy probable que la directora y el equipo de la película no sepan que el movimiento feminista trabaja por un mundo basado en la justicia social, en la igualdad, en la cooperación y el trabajo en equipo, un mundo en el que todos y todas tengan cubiertas sus necesidades básicas y sus derechos fundamentales garantizados, y en el que todas y todos cuidemos a nuestros bebés, infancias, personas mayores y con discapacidad, mascotas y plantas. Un mundo donde todos y todas cuidamos de los espacios que habitamos y del planeta entero. Un mundo donde no sean las mujeres que sufren pobreza las que carguen con todo el peso de las tareas más duras.

¿Y si la película hubiera contado con la asesoría de mujeres expertas en feminismo, y hombres expertos en los estudios sobre masculinidades? Seguramente no estaría basada en la batalla entre sexos (hombres contra mujeres), ni en la idea de que las mujeres queremos venganza y pretendemos tomar el poder para hacer lo mismo que hacen ellos, y para tratarles igual que ellos nos tratan a nosotras.

Se nota mucho que no había feministas en la producción de la película porque el feminismo no es una revolución estétitca, sino ética. Es una propuesta de transformación social, económica y política: sueña con un mundo amoroso y pacifico libre de abuso, explotación, servidumbre, violencia, un mundo sin dominadores ni dominados. Un mundo donde nadie manda sobre los demás, y donde los cuidados son mutuos y recíprocos.

Ninguna mujer nace feminista, de hecho somos muy pocas en el mundo: en la escuela nadie nos habla de feminismo, de la historia de las mujeres, de nuestras luchas y logros. Es normal por tanto que la gente no sepa que para alcanzar esa utopía es necesario que tanto mujeres como hombres trabajemos en los patriarcados que  nos habitan e inventemos nuevas maneras de relacionarnos y de organizarnos. 

El feminismo no es una guerra entre mujeres y hombres: la mayoría de las mujeres somos patriarcales y muy pocas tenemos las herramientas para liberarnos de los mitos, los estereotipos y los mandatos de género. Y por eso las mujeres que dirigen películas necesitan entender qué es el patriarcado, y cuál es la propuesta del feminismo.

El feminismo es un movimiento social revolucionario y en la peli no hay una propuesta de cambio en nuestras estructuras de relación y organización. 

Al terminar me pregunté qué hubiera ocurrido si la película hubiera contado con un equipo de mujeres feministas para asesorar al equipo de guión y dirección. Todas las pelis y series deberían tener uno porque hoy en día casi todas nuestras producciones culturales siguen perpetuando los valores del sistema patriarcal, y esta es una de las causas por las que no avanzamos. 

Si seguimos contando los mismos cuentos usando los mismos mitos y los mismos estereotipos, el patriarcado seguirá transmitiéndose generación tras generación. 

En algún momento la industria cultural tendrá que tomar conciencia de su responsabilidad social, porque si no, los cambios en las leyes no sirven para nada. Es urgente que creadores y productores se sensibilicen y se formen, porque la gran mayoría de la sociedad no sabe qué es el feminismo, y son millones de personas las que siguen creyendo que se trata de una revancha de las mujeres contra los hombres. 

Por eso es tan importante que la gente conozca la historia de la teoría y del movimiento feminista, y entiendan que el objetivo es acabar con la desigualdad y la violencia, reivindicar los derechos humanos de las mujeres, y construir un mundo donde todas y todos podamos disfrutar del derecho a tener una Buena Vida.

Coral Herrera Gómez 


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Espacios de liberación y amor entre mujeres





11 de marzo de 2024

Desmontando el Mito de la Conciliación




Después del mito del amor romántico y del mito de la familia feliz, tuvieron que inventar otros dos mitos más para adaptarse a los nuevos tiempos: el mito de la súper mujer que puede con todo, y el mito de la conciliación. 

¿Por qué es un mito la conciliación de la vida personal, la vida laboral y los cuidados? 

Porque la única forma de hacer el mito realidad sería disminuyendo la mitad de la jornada laboral y la carga de trabajo. 

Las empresas y las instituciones no pueden reducir a la mitad la carga laboral porque tendrían que contratar al doble de personas. Para que ellos puedan cobrar mucho, es fundamental reducir la inversión en salarios. Cuanto peor nos paguen a nosotras, más ganan ellos. 

Ahora algunos de ellos, para parecer más humanos, dicen que están tomando conciencia del enorme gasto que suponen las enfermedades a causa del estrés y la sobrecarga de trabajo, y dicen que se han dado cuenta de que las personas son más productivas cuanto menos cansadas están. 

Pero son muy pocos los que aceptan medidas como la de reducir la jornada semanal a cuatro días, pese a que está demostrado que es una medida que beneficia tanto a los empleadores, como a los y las trabajadoras. 

Y es importante explicar que estas medidas son inútiles si nos dedicamos a teletrabajar en ese día libre.


¿Para qué usan el mito de la conciliación?

Para engañarnos. 

Cuando las mujeres se incorporaron masivamente al mercado laboral a finales del siglo XX, los hombres no se incorporaron masivamente al sistema de cuidados. Resultado: hoy la gran mayoría de mujeres tienen una doble jornada laboral, una dentro de casa sin remunerar, y otra fuera remunerada.

El mito de la conciliación sostiene la idea de que las mujeres podemos liberarnos de nuestras obligaciones igual que lo hacen los hombres. 

Liberarse de las tareas de cuidados es un privilegio masculino al alcance de algunas mujeres privilegiadas que pueden contratar a mujeres pobres: mamás sustitutas, para que cuiden a sus criaturas, trabajadoras del hogar, para que limpien y cocinen, y cuidadoras para que se encarguen de los familiares enfermos, accidentados o con discapacidad. 

Estas mujeres no pueden cobrar lo mismo que las mujeres profesionales, porque a las mujeres de clase media no les compensaría trabajar fuera de casa. Así que los salarios de las cuidadoras tienen que ser por lo menos la mitad, y sus condiciones laborales mucho más precarias que las de las mujeres de clase media. 

Si las parejas que contratan a sustitutas tuvieran que pagarles la cotización al seguro social, más vacaciones, bajas por enfermedad, etc no podrían beneficiarse de sus servicios, porque los costes serían demasiado altos. 

Por eso es tan difícil erradicar la explotación: la gran mayoría de las mujeres que cuidan no tienen papeles, y tienen que dar de comer a muchos familiares. Ellas aceptan los trabajos más duros y las condiciones más inhumanas porque no tienen alternativas. Algunas tienen que vivir encerradas en la casa familiar en la que sirven, sin horarios para descansar, y sin poder ver a sus hijos e hijas.

Las mujeres más pobres no solo tienen que hacer frente a la explotación doméstica: también sufren explotación sexual y reproductiva. 

En algunos países, los gobiernos están creando centros para que depositemos allí a nuestros bebés y nuestras personas mayores, y así no tengamos excusa para ir a trabajar. Lo llaman guarderías desde los cero años, y centros de día. En ellos las mujeres también trabajan en condiciones lamentables, con salarios muy precarios por culpa de la externalización de servicios y la sobrecarga de trabajo: todas nosotras sabemos que una mujer sola no puede cuidar a seis o siete bebés adecuadamente, ni tampoco puede cuidar debidamente a personas dependientes. 

Las mujeres lo sabemos porque a duras penas podemos con un solo crío. Se necesita una comunidad de cuidados para críar a un solo bebé y a su madre. 


¿Qué ocurre con las mujeres que queremos cuidar a nuestros propios niños y niñas? 

Si no queremos dejar a nuestros bebés con desconocidas, las únicas opciones para nosotras son: 

- depender económicamente del marido mientras cuidamos, 

- las que no tienen marido abrazar la precariedad, 

y por último podemos hacernos autónomas y trabajar desde casa, renunciando al tiempo libre, al descanso y al sueño. 


¿Cómo podemos aguantar el ritmo de tres jornadas laborales las que queremos cuidar a nuestros seres queridos? Con drogas, legales e ilegales: café, ansiolíticos, somníferos, y antidepresivos. 

Los índices de salud mental de las mujeres demuestran que solas no podemos sostener a la vez el sistema laboral y el de cuidados, y que es imposible trabajar ocho horas, más dos de transporte, más cuatro o cinco de labores de cuidados. 

Las mujeres se llevan trabajo a casa, pero no es posible cocinar, hacer lavadoras, contestar emails, cambiar pañales, ayudar con los deberes a las crías, pasear al perro, y preparar informes a la vez. Es imposible y lo comprobamos durante la pandemia.

¿Quien cuida a las cuidadoras? Nadie. Las cuidadoras son súper mujeres que no necesitan descansar, ni dormir, ni necesitan vacaciones, ni siquiera salario, porque todo lo que hacen, lo hacen por amor. Cuidan la casa, cuidan a las personas, cuidan las plantas, los jardines y los huertos, las mascotas, los animales domésticos, y ahora insistimos para que también se cuiden a sí mismas. 

¿Y de donde sacamos tiempo para ser las mejores profesionales, las mejores esposas, las mejores mamás? Todas nos vemos obligadas a renunciar a nuestro derecho al descanso y al tiempo libre, mientras nuestros compañeros disfrutan de cuatro o cinco horas al día. 

Es una injusticia tremenda que los hombres tengan más tiempo para vivir, para estudiar, para hacer deporte, para disfrutar de sus pasiones y sus seres queridos, para dormir y descansar. 

Las medidas que permiten a los hombres reducir su jornada para cuidar están muy bien, pero son muy pocos los que las piden. 

¿Y qué les pasa a los hombres, por qué son tan insolidarios? Porque son unos privilegiados, la mayoría de ellos viven como reyes: reciben cuidados sin darlos. Ni siquiera cuando sus cuidadoras enferman son capaces de cuidar. 

Nada cambiará mientras los hombres no aprendan a cuidarse a sí mismos y a los demás. 

La única solución para garantizar la conciliación es repartirse entre todas y todos los cuidados de manera equitativa y justa. Otras formas de cuidarnos son posibles: cuidar es un asunto político de primer orden.


Y ahora vamos a lo importante: ¿qué hacemos con las infancias? 

La mayoría están siendo criadas por personas que no tienen ningún tipo de vínculo afectivo con ellas. Apenas tenemos tiempo para ellas. Las medicamos también para que no protesten, y les ofrecemos terapia para que superen el trauma del padre y la madre ausentes. 

Los niños y las niñas de todo el mundo querrían estar más tiempo con sus progenitores, así que para que no lloren les enchufamos a pantallas y les cubrimos de regalos. Y sin embargo no se nos quita el sentimiento de culpa, porque sabemos que es una tremenda injusticia traer niños y niñas al mundo para que los cuiden personas que no pueden criar a sus propias hijas porque tienen que cuidar de las nuestras. Esto en Europa.

En América Latina quienes sostienen la sociedad entera son las abuelas. Ellas son las que permiten que las personas adultas vayan a trabajar, son el pilar principal de varias familias al mismo tiempo. Son las que jamás tienen tiempo para sí mismas, las que dan de comer a hijos, hijas, nietos y nietas, son ellas las que sostienen la economía. Lo hacen gratis, porque les pedimos que lo hagan por amor a sus hijas y a sus nietas.

¿Cómo convertir el mito en realidad?

La única manera de convertir en realidad el mito de la conciliación es dividir en dos las jornadas laborales de mujeres y hombres, para que podamos dedicar la mitad al sistema productivo y la otra mitad a los cuidados, un 4+4. 

Pero nadie quiere oír hablar de reducir la carga laboral ni la jornada laboral. Por eso nos bombardean con la idea de que tenemos que cuidarnos, y de que podemos pasar todo el día trabajando dentro y fuera de casa sin descanso, porque somos unas super mujeres y podemos hacer lo mismo que los hombres, pero con dos jornadas laborales. 

Esta era la "igualdad"  y la "libertad" que nos prometían si estudiábamos y trabajabamos al mismo tiempo que criabamos hijos e hijas, y cuidabamos a nuestros padres y madres. 

¿Cuál es la realidad en la actualidad? Que estamos agotadas, que estamos enfermando, y que nuestros precarios salarios no nos proporcionan autonomía. Nos piden que tengamos hijos, pero no crean las condiciones para que podamos criarlos adecuadamente. 

¿Y cuales son esas condiciones? Para cuidar necesitamos tiempo y dinero. Una Renta Básica Universal que nos permita disfrutar de la maternidad y que permita a los hombres disfrutar de sus paternidades. Unos ingresos dignos garantizados que nos permitan a todos responsabilizarnos de los cuidados a las personas más vulnerables y que más nos necesitan. 

Sin dinero, la maternidad es una de las causas que nos ponen en peligro de exclusión social. Las mujeres cuantos más hijos tenemos, más precarias y pobres somos, especialmente si los padres abandonan a sus hijos e hijas. 

Cifras que demuestran que la Conciliación es un mito: 

En el Mundo: 

Según el Informe El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente de la OIT, 2018: 

- En el mundo, las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidados no remunerado, dedicándole 3,2 veces más tiempo que los hombres. A lo largo de un año, esto representa un total de 201 días de trabajo para las mujeres en comparación con 63 días de trabajo para los hombres. 

- A nivel mundial se dedican 16.400 millones de horas al trabajo de cuidados no remunerado todos los días. Esto corresponde a 2.000 millones de personas trabajando 8 horas al día sin recibir una remuneración a cambio. 


En España

- En 2018, se emplearon 130 millones de horas en trabajo no remunerado dedicado al cuidado, una cifra que supondría 16 millones de personas trabajando ocho horas al día sin recibir remuneración, según la OIT

- Las mujeres dedican una media de 5 horas y 59 minutos al trabajo doméstico, más del doble de tiempo que los hombres, que sólo dedican 2 horas y 20 minutos, según el Instituto de la Mujer de España (2019)

- En España unos 10 millones de personas requieren cuidados, unas cifras que sitúan al país en el puesto 22 del ranking de países con mayores ratios de dependencia de cuidados de personas mayores del mundo.

- La brecha salarial en España es del 24%, es decir, las mujeres cobramos menos y además trabajamos gratis 52 días al año, según el INE.

- Del total de personas que solicitaron excedencias para cuidar de familiares en 2020, el 87,17% fueron mujeres, según las cifras del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en 2020. 

- El 25% de mujeres en España en edad laboral declaran que no pueden trabajar fuera de casa para tener ingresos porque cuidan de familiares dependientes, según la OIT (2018). Realizan el 68% del tiempo total dedicado al cuidado de niños y ancianos y otras labores domésticas y no cobran por ello.


Según el  estudio sociológico “Somos Equipo” de la Asociación Yo No Renuncio y el Club de Malasmadres, realizado a partir de 24.000 encuestas online a mayores de 21 años,

- El 58% de las mujeres profesionales renuncian a su carrera cuando son madres, frente al 6% de los hombres. 

- Las mujeres residentes en España disponen de media de unos 57 minutos de tiempo libre al día. Esto se debe a que el 54% de las mujeres asume la responsabilidad principal de las “tareas invisibles” del hogar, frente al 17% de los hombres. 


Salud Mental: 

- Entre el 11% y el 27% de los problemas de salud mental en España se pueden atribuir a las condiciones de trabajo.

- Más de 2 millones de españoles toman psicofármacos a diario: junto a Portugal somos el país de la Unión Europea que más ansiolíticos, sedantes e hipnóticos consume. 

- Las mujeres doblan a los hombres en el consumo de psicofármacos y son más proclives al diagnóstico de ansiedad, insomnio o depresión, trastornos que conllevan una mayor prescripción de estas sustancias, según datos del INE, 2021.


Coral Herrera Gómez 



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26 de enero de 2024

Desmontando los mitos con los que nos engañan



La felicidad, el amor, la libertad, la igualdad, la justicia, la democracia, la belleza, la perfección, la riqueza y la abundancia, el amor romántico y la familia feliz son algunos de los mitos con los que nos engañan. 

Son ilusiones colectivas, pero son un camino, no se puede llegar a ellas. No existe la pareja perfecta, ni la familia perfecta, ni la vida perfecta: puedes intentar mejorar tu vida y tus relaciones, pero jamás llegar al estado ideal en el que todo es maravilloso y la felicidad es eterna. 

Cuanto más idealizados y alejados están los mitos de la realidad en la que nos ha tocado vivir, más nos decepcionan, y más nos hacen sufrir. Porque estas utopías no son metas, son un camino hacia una realidad futura, y los cambios tienen que ser colectivos, no solo individuales. 

Cuando más duele un mito es cuando hemos soñado una vida fantástica y nos damos cuenta un buen día de que se nos está pasando la juventud, ya somos personas adultas, y nuestros sueños no se convierten en realidad, por mucho que lo deseemos, y por mucho que nos esforcemos. 

Cuando llegas a la treintena y te das cuenta de que tu vida no se parece a lo que soñabas, y que tu vida es la que es, empiezan las crisis porque todos los mitos se derrumban, y nos invade la sensación de que hemos fracasado. 

Cuanto más mificamos cosas o personas, y cuantas más expectativas tenemos, más nos decepcionamos. Duele cuando un ídolo o ídola se nos cae del pedestal en el que le teníamos, duele cuando has idealizado un país y al llegar no es lo que tú creías, duele cuando una persona nos engaña y nos miente, duele cuando no puedes dedicarte a lo que más te gusta y tienes que trabajar para sobrevivir. 

En el ámbito de la pareja, es muy frustrante vivir una ficción construida con tanta ilusión, y  muy doloroso darte cuenta de que era todo mentira, y que has estado viviendo en un realidad paralela. 

También es cierto que hay gente que prefiere llevar una venda en los ojos y seguir inmersa en su ficción, pero es peligroso vivir en tu mundo cuando los demás no te llevan la corriente, y cuando la realidad no se ajusta a tus deseos. 

¿Por qué es peligroso vivir con la venda puesta? Porque cuanto más ciegas y ciegos estamos, más nos manipulan los poderosos a través de los mitos. Los usan para vendernos cosas, para arrancarnos el voto, para imponer su relato sobre la actualidad, y para que aceptemos sin protestar la realidad que ellos han construido para nosotros y nosotras. 

Lo más peligroso de los mitos es cuando no logramos distinguir la ficción de la realidad. Cuanto más se ensancha el abismo que separa a ambas, más posibilidades tenemos de sufrir trastornos y enfermedades mentales. Hay gente que cree que el no poder asumir la realidad y no poder vivir en ella es un problema personal, cuando lo cierto es que es un problema colectivo: todos vivimos inmersos en ilusiones, y nos bombardean con mitos a diario, ¿cómo no vamos a soñar con ellos? 

El mundo está lleno de gente vendiendo salvaciones, soluciones mágicas, transformaciones de ensueño, dosis encapsuladas de esperanza. En los anuncios de radio y televisión, en los reels de Instagram, en los periódicos, en las películas, en la música, en toda nuestra cultura hay gente vendiendo humo. Gente que sabe que a todos y a todas nos gusta mucho soñar y evadirnos de la realidad, escapar de ella o vivir haciendo como si no estuviera pasando lo que está pasando. Gente que huele la desesperación, la desesperancia, la carencia y la tristeza, y te ofrece a diario, a través de todos los canales, un cambio maravilloso. 

Cuanto más anestesiados y anestesiadas estamos, más vulnerables somos. Por eso nuestra fuerza está en estar todo el tiempo lúcidas, despiertas, y con los pies en la tierra, recordandonos todo el tiempo que los cambios reales son los que hacemos cuando nos juntamos, y que las soluciones no son individualistas, sino colectivas.  

Para poder cuidar nuestra salud mental y resistir a este bombardeo de ilusiones y mitos, tenemos que ser prácticas y realistas, y tomar conciencia de que solos y solas no podemos: necesitamos a los demás para andar por el camino de las utopías. La salvación es colectiva. Tú sola no puedes, tú solo no puedes. 

El primer paso para liberarnos de los mitos es tomar conciencia de ellos, y después reflexionar sobre como los usan los poderosos para manipular nuestra opinión y nuestras emociones más básicas (miedo, tristeza, rabia, alegría, esperanza), y así controlar nuestro comportamiento y dirigir nuestros actos de consumo. 

Empecemos con la toma de conciencia. 

Aquí os ofrezco un breve listado con algunos de los mitos de la modernidad y de la posmodernidad que más nos creemos, y que más nos hacen sufrir: 

El mito de la felicidad: la idea de que la felicidad está dentro de ti es falsa. No es cierto que puedes ser feliz en un mundo donde hay tantísima gente sufriendo. La felicidad no es un asunto personal, sino colectivo. Las soluciones a nuestros problemas no son individuales, son un asunto político. Las personas no podemos ser felices solas, necesitamos a los demás. Los índices de mayor felicidad están asociados a la gente que pertenece a una comunidad que les acepta, les quiere y les cuida. 

El mito de la meritocracia (si te esfuerzas mucho, triunfas). En realidad los pobres trabajan muchas más horas y tienen trabajos mucho más duros que los ricos. Y las mujeres pobres trabajan el doble porque tienen también un patrón en casa. Los pobres casi nunca salen de la pobreza: sin apellidos ilustres, sin herencia y sin contactos es casi imposible triunfar en esta sociedad. No es una cuestión de talento ni de esfuerzo, sino de si perteneces o no a la clase privilegiada. 

El mito del amor romántico: la salvación está en el amor de pareja. Para muchas mujeres el mito es una trampa de la que luego no pueden salir: hasta el hombre más pobre del planeta tiene una criada gratis, gracias al mito romántico. Nos engañan diciendo que si encontramos al príncipe azul vamos a vivir como reinas, pero una vez en el palacio, nos toca el papel de sirvientas. Más que un mito, es una estafa global.

El mito de la libertad y el mito de la la libre elección: si no tienes dinero, no tienes libertad de elegir como quieres vivir tu vida y a qué quieres dedicarte. Sin dinero no hay derechos ni hay libertad. En nuestro planeta, las mujeres no eligen libremente ponerse al servicio de los hombres, lo hacen por necesidad.

El mito de la igualdad: en realidad vives en un mundo de jerarquías y privilegios en el que unos tienen más poder y más derechos que tú, y otros tienen menos. Los de arriba abusan de los de abajo, unos acumulan un dinero que jamás podrán gastar, y otros no tienen ni para comer. Nuestras formas de organizarnos y de relacionarnos están basados en la explotación y el abuso, no hay igualdad posible en una estructura jerárquica.   

El mito de la justicia: te quieren hacer creer que la justicia es igual para todos y todas, pero basta con ver las noticias a diario para comprobar que es sólo un mito. Los que pagan siempre son los pobres: los ricos no entran en la cárcel. Y los pocos que entran, salen muy pronto. 

El mito de la democracia: tú votas cada cuatro años, pero quienes mandan en todos los países no son los políticos que te han elegido, sino la Banca, las grandes empresas, la mafia y el narco. Las élites se reúnen todos los años para marcar las directrices a los gobiernos, que no pueden nunca hacer cambios que alteren el statu quo. Por eso ninguno quiere ni puede acabar con la pobreza ni la desigualdad, se limitan a ponerle parches. Tú no puedes hacer nada para impedir que ellos se gasten tu dinero en financiar a soldados, a curas y a altos cargos del Ejército, de la Iglesia, la Monarquía, y a los grandes empresarios. Tampoco puedes hacer nada para parar a los políticos que ejercen violencia contra la población y atentan contra nuestros derechos, excepto manifestarte en la calle, hacer huelgas y esperar a que vengan las elecciones. La ciudadanía está indefensa frente a sus gobernantes: ninguno ha ido a la cárcel por destrozar hospitales, centros médicos, escuelas, ni por destruir la naturaleza. Los gobernantes tienen impunidad total para privatizar, saquear y desmantelar la Sanidad, la Educación, y todo el patrimonio común, y para transferir nuestro dinero a los bolsillos de los hombres más poderosos de cada país. Lo llaman democracia, pero no lo es. 

El mito de la super woman o la super mujer: es el mito que te hace creer que es posible trabajar durante ocho horas, emplear dos horas en el transporte a casa, y además tener tiempo para tener la casa reluciente, para llevar al perro al veterinario, para hacer lavadoras y colocar ropa, para hacer la cena, para ayudar a tus hijos e hijas con los deberas, para ir a la peluquería a relajarte un rato, para ir al gimnasio a ponerte en forma, para quedar con las amigas y reíros un rato, para hacer tus prácticas espirituales diarias, para estar informada sobre la actualidad, para leer un libro cada día, para trabajar en tu crecimiento y tu desarrollo personal, para dedicarle tiempo de calidad a tu pareja, para cuidar a tus padres, para dormir ocho horas. Es imposible ser buena profesional, buena madre, buena hija, buena esposa, buena ama de casa, buena amiga, y buena en todo. Con este mito nos han engañado todas para que creamos que es posible ser una mujer tradicional, moderna y posmoderna a la vez, y que es posible conciliar la vida profesional con la vida personal, la vida familiar, y el derecho al ocio, al descanso y a dormir. Y nos tiene a todas muy estresadas y muy frustradas, porque no llegamos a todo. El día solo tiene 24 horas, la semana solo tiene 7 días, somos humanas e imperfectas. 

El mito de la maternidad: ser madre no es imprescindible para ser feliz, no te realiza como mujer, no es la máxima aspiración de una mujer. La violencia y el abuso contra las madres es el pan nuestro de cada día: no hay condiciones para la crianza, la mayoría de las madres tienen doble y triple jornada laboral, las madres no pueden criar a sus propias hijas e hijos, y las que deciden hacerlo dependen de sus familiares para poder criar. A las madres nadie las cuida, y además nuestra carrera profesional se ve perjudicada: en el mundo laboral se nos castiga por ser madres. Maternar en estas condiciones es una odisea, no una bendición.

El mito de la monogamia: los aparcamientos de los campos de concentración para esclavas sexuales están a rebosar de coches que pertenecen a hombres casados, todos los días de la semana, todos los meses del año. Cuando veas los burdeles llenos, acuerdaté de que la monogamia es un mito dirigido a las mujeres: todos los hombres tienen el privilegio de tener una doble vida. Sus infidelidades son "canitas al aire", las de las mujeres son traiciones, pecados, atentados contra el honor de los hombres, y por eso somos castigadas y asesinadas en todos los rincones del planeta.

El mito de la familia feliz: basta con echar un vistazo a las cifras sobre femicidios, abuso sexual infantil, maltrato a las personas mayores, violencia sexual contra las mujeres, maltrato contra las personas con discapacidad y contra los animales domésticos, para darte cuenta de que la familia tradicional es un peligro para las mujeres y para los más vulnerables. El lugar más peligroso del mundo para mujeres, niñas y niños es el hogar, el nido de amor de la familia feliz.

El mito de la riqueza: los ricos no crean riqueza en sus países, sino que la acaparan. Acumulan dinero y poder gracias al dinero que les da el Estado cada año, y también explotando mano de obra barata y evadiendo impuestos.

El mito de que puedes ser quién quieras ser: la mayor parte de nosotras no podemos ser quien realmente somos, ni podemos vivir la vida que querríamos, ni podemos decir y hacer lo que deseamos. Todos y todas estamos atrapadas en la rueda de la producción y el consumo, pagando facturas, obedeciendo leyes, y cumpliendo con las normas sociales y los mandatos de género.

El mito de la belleza: ser bella no te salva de la pobreza, ni de la violencia machista. No importa que inviertas mucho dinero y mucho tiempo en estar guapa, joven y sexy: para muchos a partir de los 40 eres invisible, y da igual lo que hagas para parecer más joven.  

El mito de la eterna juventud: puedes operarte las veces que quieras, e invertir el dinero que quieras en tratamientos y cosméticos, en moda y accesorios, en cremas y productos milagrosos, pero el tiempo pasa igual para tí que para todos y todas, y la ley de la gravedad actúa sobre todos los cuerpos. Puedes quitarte arrugas, pero envejeces igual. 

El mito del cambio de sexo: puedes hormonarte y operarte cuantas veces quieras, puedes cambiar tu vestimenta y tu aspecto físico, pero la ciencia solo puede ayudarnos a cambiar nuestra apariencia estética, no nuestra biología. La industria que se alimenta de este mito está compuesta de unos pocos señores que están ganando mucho dinero. 

El mito de que puedes convertirte en madre o padre: en realidad solo pueden hacerlo si tienen dinero. Las personas ricas que alquilan a mujeres pobres para comprarles sus bebés se aprovechan de la necesidad de la mujer que pone su cuerpo y su vida. Les han hecho creer que todos sus deseos son derechos humanos, aunque ello signifique abusar de la población más vulnerable. No lo ven como trata de personas: es que creen que todo en esta vida se puede comprar y vender, incluidos los seres humanos. Aunque en el mito todo parezca amor y ternura, la realidad es que es un negocio bestial en el que unos pocos hombres ganan muchísimo dinero. 

El mito de que las mujeres pobres quieren hacer felices a los ricos: puede que creas que las mujeres pobres son muy altruistas y están deseando darte masajes, ofrecerte sexo, gestar y parir un bebé para tí, cuidar a tus padres o a tus hijos, cuidar a tu marido, limpiar tu casa, pero no. Lo hacen porque no tienen dinero y no tienen otro remedio que hacerlo. Ellas no ponen su cuerpo, su tiempo y su energía para hacerte feliz, sino para sobrevivir y dar de comer a sus familias. Ellas, si pudieran elegir, preferirían estar con su familia, no con la tuya. 

El mito del ascenso social, ¿recuerdas aquella frase de "el hijo del obrero, a la universidad"? Al principio parecía posible, pero hoy ya sabemos que estudiar no nos saca de la pobreza, y tener un título universitario no nos hace clase media. Seguimos siendo obreros y obreras, y los grandes puestos siguen en manos de los hijos e hijas de aquellos que tienen apellidos ilustres, herencias, propiedades y contactos.

El mito del triunfo: a diario vemos a gente que surge de la nada y de pronto se hacen famosos y millonarios. Y todo el mundo sueña con lo mismo: hacer un esfuerzo grande para luego poder vivir sin trabajar el resto de sus vidas. Sin embargo, ahí arriba no cabemos todos, no hay sitio para todo el mundo. Son cuatro gatos los que se hacen millonarios en redes sociales o en el mundo de los negocios, son muy pocos los que triunfan haciendo lo que más les gusta. Y a pesar de eso, hay mucha gente creyendo que puede conseguir su sueño. El 99% de la población solo puede vivir de su trabajo, y esa es la realidad.

El mito del deseo intenso: no es cierto que si deseas algo de verdad, con mucha intensidad, podrás conseguir todo lo que te propongas. No es cierto que tus deseos sean derechos que puedes comprar con dinero. La realidad nos pone límites constantemente, y hay que ser humildes para aceptar que hay cosas que se pueden, y otras que no se pueden hacer. Te dicen que si lo deseas mucho y te empeñas, lo consigues, pero no es cierto que tú sola o solo puedas con todo. Piensa que las grandes hazañas de la Humanidad, como las misiones que nos llevaron varias veces a la Luna en el siglo XX, solo han sido posibles gracias al trabajo en equipo, al tesón, a la pasión, a la inteligencia, a la solidaridad, y a la cooperación. No importa que desees con mucha fuerza que te toque la lotería: es más probable que te caiga un rayo. Y si no me crees, buscaló y verás que las probabilidades de caer fulminado por un rayo son mucho mayores que las de convertite en millonaria de la noche a la mañana. 

El mito del pelotazo es una variante del mito anterior: es el mito que te permite soñar con un golpe de suerte, el que te promete que tu vida puede cambiar sin tener que hacer ningún tipo de esfuerzo. Es una cuestión de fe, de magia pura: te puede tocar la lotería, te puedes encontrar un millonario que te ame y te cambie la vida, puedes descubrir alguien que crea en ti y te convierta en una estrella, o puede que un tío lejano te deje una herencia... Normalmente son cambios que vienen del cielo, que una no provoca, sino que aparecen de la nada, sin más. 

Detrás de cada mito hay asociada una industria, es decir, hay un grupo de hombres poderosos forrandose y aprovechandose de nuestros sueños y anhelos. Nos venden humo: nos prometen una realidad diferente, un camino hacia la salvación, un cambio mágico y radical que nos transforme la vida por completo. Su misión es mantener estas ilusiones y crear otras nuevas para que nada cambie y todo siga como está.

Nos siguen engañando masivamente para que vayamos cada mañana a trabajar: vamos todos en el metro medio dormidos soñando con la posibilidad de vivir una vida mejor, o vamos pegados a nuestros teléfonos buscando la manera de escapar. No nos damos cuenta de que los demás están soñando también una vida mejor, y que la clave del cambio sería despertar a la vez, todos y todas, y ponernos a imaginar todos juntos la realidad que queremos construir, y el mundo en el que queremos vivir.  

Coral Herrera Gómez 


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14 de enero de 2024

Desmontando el Mito de España





Tanto dentro como fuera de España, hay mucha gente que piensa que es un gran país. Un país desarrollado, un país moderno, un país avanzado, una gran nación. 

Esta idea de que España es una gran nación aún sirve para justificar el colonialismo, la explotación y la violencia contra otros pueblos.

La mayor parte de las personas que sostienen la idea de que España es una grande, y libre, no defienden el territorio ni los derechos humanos de los habitantes de España.

Son incapaces de hacer autocrítica y de comprender que un país esta desarrollado cuando los gobernantes trabajan para mejorar las vidas de la gente, y para garantizar sus derechos fundamentales.

Basta con echar un vistazo a las cifras y estadísticas más importantes para desmontar el mito: lo cierto es que España es un desastre y tiene que trabajar aún muchísimo para poder llegar a ser una democracia en la que todos sus habitantes tengan sus derechos humanos garantizados. 

Los mitos se desmontan con datos, aquí van algunos:

El indicador más importante para evaluar el desarrollo de cualquier país es el de pobreza. 

En estos momentos España tiene 48 millones de habitantes, y de ellas el 26% está en la pobreza. En España hay 12 millones de personas pobres, de las cuales casi 5 millones sufren pobreza severa y viven con menos de 350 euros al mes. 

De toda la población que sufre la pobreza, el 12,7% sufre hacinamiento en el hogar, es decir, reside en viviendas demasiado pequeñas para su tamaño familiar. 

Casi una de cada tres personas en pobreza pasan frío extremo o calor extremo porque no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada (el 17,1%) 

Son cada vez más las familias que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (el 5,4% de la población española). 

Y no es porque no trabajen: una de cada tres personas en situación de pobreza mayor (32,9%) tiene un empleo remunerado a tiempo completo.

Hay muchas más mujeres pobres que hombres pobres (medio millón más que los hombres) y cuantos más hijos tienen, más pobres son. 

Más cifras que reflejan el atraso del país y el sufrimiento de la población: 

SALUD MENTAL

La Salud mental y emocional de los y las españolas se deteriora a pasos agigantados: están aumentando vertiginosamente los índices de suicidio, depresiones, ansiedad, trastornos mentales, y como consecuencia de ello, somos líderes en Europa en el consumo de ansiolíticos, psicofármacos, somníferos, tranquilizantes y antidepresivos.

Las mujeres lideramos el ranking, probablemente porque todas estamos sujetas a una doble jornada laboral y a una tremenda precariedad. Nuestra salud mental depende de nuestro escaso o nulo tiempo libre

Cuantas menos horas disponibles para descansar, dormir y disfrutar de la vida, peor es nuestra salud mental y física.


SALARIOS 

- De los 20 millones de trabajadores que hay en España, unos “9,5 millones de personas cobran sueldos de 1.000 euros mensuales que no llegan a fin de mes”. Según datos de CIS, el 35% e los españoles llega justo a fin de mes, el 11% necesita tirar de ahorros y más del 5% tuvo que endeudarse.

- Las mujeres cobran 5. 000 euros menos que los hombres: el salario medio para ellos es de 2.300, y el de las mujeres fue 1.800 euros.

SANIDAD PÚBLICA

- En España no podemos ir al médico cuando enfermamos: en muchas comunidades autónomas te dan cita en la atención primaria para dentro de dos semanas, así que la población acude en masa a urgencias, que se satura y colapsa en época de gripes. Mientras, los gobernantes de las comunidades autónomas no paran de recortar, privatizar, saquear y destruir nuestro patrimonio público (escuelas, hospitales, universidades) En España tenemos un gobierno de coalición "progresista" que podría cambiar la ley que permite a cualquier malvado destruir nuestros bienes, pero no lo hace. 

Ahora mismo la Sanidad Pública está colapsada y solo te atienden si te estás muriendo, las listas de espera para operarse son tercermundistas: casi un millón de personas aguardan una cirugía durante una media de 112 días, mientras la primera consulta con el especialista tarda 87 días. 

En España los profesionales sanitarios y los docentes sufren violencia y malos tratos: la administración recorta sus salarios, precariza sus condiciones de trabajo, les aumenta la ratio de pacientes, les obliga a trabajar muchas horas seguidas sin descanso, y en muchos hospitales no cuentan con los medios necesarios para desarrollar su trabajo. 

En España la seguridad social no cubre las gafas, ni los audífonos, ni muchos aparatos que necesitan las personas con discapacidad. Las personas más pobres no tienen derecho a la Salud bucodental, y no pueden pagar dentistas privados. 


VIVIENDA 

- En España millones de personas están sufriendo el drama de la vivienda: más de 3.8 millones de casas están vacías, mientras la gente no encuentra piso ni casa para alquilar. Muchas de estas viviendas están en manos de fondos buitre, que se dedican a especular con la vivienda, pese a que la Constitución española recoge en sus leyes que la vivienda es un derecho fundamental. Los precios del alquiler y de la venta de hogares se han disparado muy por encima de los salarios, lo que hace que la gente más pobre tenga que destinar más de la mitad de sus ingresos al hogar. 

-España está a la cola de Europa en vivienda social, ya que mientras su porcentaje no llega al 3% del parque total, en Países Bajos representa el 30%, en Austria el 24%, en Dinamarca el 20% o en Suecia el 19%. Esto significa que los gobernantes no construyen vivienda social, pero tampoco quieren parar la especulación ni la burbuja inmobiliaria: los fondos buitres campan a sus anchas, y en las costas españolas y en las islas Canarias y Baleares) el drama es aún mayor, ya que cientos de miles de europeos y nórdicos jubilados están comprando la gran mayoría de las viviendas, desplazando a la población hacia pueblos del interior. 

-Exilio forzado: como consecuencia del turismo, mucha gente tiene que irse de sus barrios, pueblos y ciudades por la gentrificación (los centros de las ciudades se están muriendo por la cantidad de pisos y casas destinados al turismo) Las pocas medidas que está tomando el gobierno no están sirviendo para nada: la situación es cada vez más complicada y difícil: en islas como Ibiza la población local está desapareciendo, y pronto los ricos no tendrán trabajadores para limpiar sus casas y arreglar sus jardines y mansiones.  

-Deshaucios: Todos los días los bancos y los jueces echan a cien familias de sus hogares en España. Y la mayoría van directas a la calle, pues el Estado no protege a las familias más vulnerables, solo envía unidades de antidisturbios para la ejecución del desahucio. Les importa poco si las familias pueden pagar o no el alquiler, si sufren dependencia por enfermedad o discapacidad, si tienen recién nacidos o familiares a punto de morir, si pasan hambre o no: el Estado solo defiende los intereses de los bancos.


ESCLAVITUD LABORAL, DOMÉSTICA Y SEXUAL

Se calcula que en España existen unas cien mil personas esclavizadas:

-Esclavas Sexuales: España tiene, en todas sus carreteras principales y secundarias, más de mil quinientos campos de concentración para mujeres: este país está lleno de esclavas de todas las edades y nacionalidades, y se estima que puede haber más de cien mil mujeres prostituidas. España es el tercer país del mundo que más esclavas sexuales demanda para pornografía y prostitución, es un paraíso para violadores del todo el mundo que vienen aquí a hacer turismo sexual. Las mujeres y las niñas son el 93% de las personas que sufren trata, y de ellas el 20%  son niñas y adolescentes. Ningún gobierno ha querido, o se ha atrevido, hasta ahora, acabar con la esclavitud: gracias a ellas las redes de traficantes y proxenetas ganan más de 5 millones de euros al día.

- Esclavas del hogar y esclavas del campo: En España muchas mujeres inmigrantes viven encerradas en las casas de sus dueños, y la gran mayoría no tiene contrato, ni salarios dignos, ni días libres, ni cotizan a la seguridad social. Muchas mujeres llegan engañadas por los traficantes, que les retiran sus pasaportes y les obligan a pagar una deuda que las esclaviza durante años. 

Cuando los relatores de la ONU han venido a España a ver con sus ojos la esclavitud de las trabajadoras y trabajadores inmigrantes en el campo, se han quedado absolutamente conmocionados por la falta de derechos humanos y por los niveles de explotación y de violencia que sufren. 

Las mujeres campesinas además de las penurias que sufren los hombres, también sufren violaciones y abusos sexuales por parte de sus patrones, que se comportan como los reyes feudales. Son obligadas a trabajar con pañales y pese a que muchas se han organizado para defender sus derechos, vivir bajo los plásticos sigue siendo un verdadero infierno para ellas. 


FEMICIDIOS Y VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES

En España un hombre mata a su compañera cada 3 dias, generalmente cuando ellas quieren salir de la relación de maltrato. Más de 82 mil víctimas de violencia machista tienen protección policial, y de ellas más de 42 mil son madres. 

En España existen más de 9 mil niños y niñas que sufren violencia por parte de sus padres o por parte de los maridos de sus madres. Solo se denuncian dos de cada diez casos de violencia machista. 

En España se denuncia una violación cada tres horas, pero solo se denuncia un 11%  de las violaciones cometidas. 

Las violaciones en grupo han aumentado un 115%, no solo por parte de hombres adultos: más de mil menores fueron detenidos por violación en manada contra niñas en 2022. 

Pese a todo ello, el Instituto de la Mujer aún no tiene categoría de Ministerio, y para la población española ni los femicidios ni la violencia sexual es un tema demasiado importante en el ranking de sus preocupaciones.


INFANCIA 

- En España hay 8 millones de personas menores de 18 años. Uno de cada tres niños son pobres: la tasa de riesgo de pobreza y exclusión afecta a un 28,3 % de los niños y niñas en España, es decir, a 2,2 millones.

-El 23% viven en hogares con pobreza crónica. En 2022 el 34,6 % de los niños, niñas y adolescentes no pudieron salir de vacaciones, el 16,1 % sufría las consecuencias de la pobreza energética, el 7,4 % sufría la brecha digital y el 5,9 % no comía proteínas de origen animal al menos cada dos días, indicadores que determinan carencia material severa. 

- En España han sido introducidos 2.500 bebés comprados en el extranjero, y pese a que la compraventa de seres humanos es ilegal, en nuestro territorio los compradores pueden inscribir a los bebés y cruzar la frontera sin problemas. Las clinicas que explotan a mujeres pobres pueden anunciarse en los medios y celebrar ferias de ganado sin ningún problema, todo ello con el beneplácito y el apoyo del Gobierno. La gestación subrogada no está penalizada: cualquiera puede presumir en redes sociales de los bebés que ha comprado, como hacen las famosas y los famosos.

- Se estima que más del 25 % de los niños y niñas han sido víctimas de maltrato infantil por parte de sus cuidadores, pero solo se denuncia un 10% de casos. 

- En España se reportaron más de veinte mil casos de abuso sexual infantil el año pasado, pero se estima que solo se denuncia el 15% de los casos. La mayor parte de los abusadores son hombres del entorno familiar de las víctimas. Podéis leer más aquí, aquí y aquí.

- En España el 8,59% de los menores de España sufren situaciones de pobreza visual, es decir, sus padres o cuidadores no tienen dinero para comprarles unas gafas. 

-España es el tercer país de Europa con más tasa de pobreza infantil, y solo invierte el 1,6 % del PIB para erradicarla, mientras la media europea se sitúa en el 2,5 %.  En 2022 las transferencias sociales sólo alcanzaron al 8 % de los niños, niñas y adolescentes y sólo lograron reducir la tasa de pobreza en 7,5 puntos, cuando le media europea está alrededor de los 16 puntos.

-En España la segunda causa de muerte entre la población juvenil es el suicidio, pero solo los ricos y la clase media puede permitirse terapia y medicación. En la Sanidad Pública española solo hay 2.800 psicólogos/as: seis por cada 100.000 habitantes. 

- En España están aumentando las mutilaciones genitales, por cuestiones culturales, religiosas o identitarias. 

- En España no para de aumentar la violencia en las aulas: un 10% de la población escolar ha sufrido acoso, violencia verbal y psicológica, amenazas, insultos, burlas y palizas. Pese al aumento de las cifras de suicidio atribuidas a la violencia, el Gobierno de España no pone en marcha ninguna ley para educar a los menores y para erradicar la violencia en las aulas: lo que ocurre habitualmente cuando se denuncian casos de bullying es que los violentos se quedan, y las que tienen que salir del colegio o del instituto son las víctimas. 


PERSONAS VULNERABLES: MAYORES Y DEPENDIENTES

- Jubilación: el 52% de las pensiones en España queda por debajo del salario mínimo. El 60% de los trabajadores por cuenta propia tiene una pensión inferior a 800 euros.

- La pensión media de los hombres en diciembre de 2023 fue de 1.445,85 euros; en el caso de las mujeres, es de 976,14 euros. En toda España los hombres cobran más pensión que las mujeres. 

- En España existen 4,8 millones de personas con discapacidad física o intelectual. La población con discapacidad sufre niveles muy altos de pobreza: una de cada tres personas. 

-En términos relativos, el 15,7% de las mujeres con discapacidad se encuentra en situación de pobreza extrema, tasa muy superior a la de la población española (9,6%) y superior a la de los varones con discapacidad (13,20%) 

- En España se aprobó una Ley de Dependencia pero las ayudas del Estado son insuficientes y o no llegan, o llegan cuando las personas que lo necesitan mueren. Por increíble que suene, España dejó sin gastar 76 millones en dependencia en 2021. Estas ayudas no son suficientes para sacar de la precariedad y la pobreza a las personas con discapacidad, y a las mujeres que cuidan a sus familiares con discapacidad. 

- Las cuidadoras no profesionales de personas dependientes son 5 millones de mujeres. El trabajo altruista y no remunerado representaría el 9,05 % del empleo en España y el 4,2 %, del PIB si su trabajo fuera reconocido legalmente. Prácticamente conseguirían casi 2 millones de puestos de empleo nuevos en la Seguridad Social.

- Las cuidadoras profesionales cobran salarios indignos y trabajan sin apenas derechos laborales. Algunas son obligadas a trabajar todo el día por 500 euros, de lunes a lunes.  


PERSONAS MIGRANTES

 - En 2023 murieron más de seis mil personas en las rutas de acceso a España, la mayoría ahogadas en el Mar Mediterráneo. En Melilla y Canarias se hacinan miles de inmigrantes que son recluidos y viven en condiciones inhumanas, según las denuncias de las organizaciones de derechos humanos que trabajan en el terreno, como Amnistía Internacional.  

- España sabe que necesita la llegada de población inmigrante para poder sostener la seguridad social y los índices de natalidad, pero su política migratoria es violenta y cruel. En España existen unas cárceles para inmigrantes llamadas Centros de Internamiento para Extranjeros (CIES) Amnistía Internacional ha denunciado la detención arbitraria, generalizada e indiscriminada de las personas inmigrantes a las que se les recluye hasta un máximo de 60 días en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs) como política de control migratorio. Su único delito: no tener papeles. Más de medio millón de personas vive en España sin papeles. 

- España deportó a 1.294 personas en situación irregular en 2022. Los vuelos de deportación generan ingresos millonarios para las aerolíneas que reciben las concesiones del Ministerio del Interior.

-Cuando consiguen quedarse, los hombres inmigrantes son víctimas de la esclavitud laboral,  especialmente en el campo, y las mujeres además de la laboral también sufren esclavitud doméstica, sexual y reproductiva. Todos los días vemos noticias de actuaciones policiales para liberar a esclavos y esclavas en España, y es solo la punta del iceberg: España es un paraíso para esclavistas , traficantes y proxenetas, como hemos visto arriba. 

- Las organizaciones de derechos humanos internacionales denuncian el racismo y la xenofobia del Estado español y de la sociedad: existen numerosas barreras administrativas que impiden a las personas migrantes y refugiadas acceder al empleo, la sanidad, la educación o la vivienda. 

6  de cada 10 personas extranjeras viven en condiciones de pobreza


SEPARACIÓN DE PODERES

- El Poder Judicial: la derecha tiene bloqueado el Consejo del Poder Judicial desde hace muchos años. El poder lo tienen los jueces conservadores y de derechas, la mayoría se dedica a absolver a corruptos del Partido Popular, a banqueros y empresarios, y a rebajar penas y a excarcelar a violadores, acosadores, pederastas y femicidas. 

Uno de sus objetivos principales es destruir a las madres que denuncian las violaciones que sufren sus hijos e hijas, obligando a estos niños a ver a sus padres o a convivir con ellos, y quitando la patria potestad a las mujeres protectoras de la infancia. Otro de sus objetivos es hacer política contra el gobierno de coalición "progresista": en España tenemos un problema muy grave con la separación de poderes.

- En España los medios de comunicación están en manos de unas pocas familias: dos de cada cinco medios percibidos como conservadores están controlados por los grupos Vocento, Promecal y Prensa Ibérica. Tras ellos se encuentran algunas de las familias más relevantes del panorama mediático español: los Ybarra, los Méndez Pozo y los Moll Sarasola. Sólo uno de cada cinco medios es considerado de izquierdas (más información aquí)


ENERGÍA Y MEDIOAMBIENTE

- Destrucción del Medioambiente: España es el país de la UE con más infracciones ambientales activas. A los políticos de España les importa poco recibir amonestaciones y multas de Europa, pues la impunidad para ellos es total. 

 En España cualquier depravado puede acceder al poder para destruir el territorio: el Mar Menor, Doñana, Prestige, la reciente crisis de los Pellets en Galicia... los hombres más destructores y violentos pueden actuar con total impunidad para talar árboles en las ciudades y acabar con sus zonas verdes, envenenar con agroquimicos los alimentos, los suelos, el agua y el aire, pueden secar humedales, pueden matar un mar entero, pueden recalificar terrenos protegidos, pueden cometer los atentados mediambientales que deseen porque ninguno va a la cárcel, ni se le ha condenado a pagar ningún tipo de multa. 

La mayor parte de los presidentes de las comunidades autónomas niegan la catástrofe climática, y lo primero que suelen hacer al llegar al poder es recortar el gasto en medioambiente

Una de sus consecuencias es que cada verano se queman miles de hectáreas de territorio y mueren trabajadores intentando detener las llamas, pero a pesar de ello ningún responsable va a la cárcel. 

La impunidad de los gobernantes que ejercen violencia contra la población, el territorio y la naturaleza es total. 

- Los principales problemas medioambientales de España son: sequía (cada vez más grave), incendios, desertificación, contaminación del agua y de los suelos, uso masivos de agroquímicos, contaminación de la ganadería, pérdida de biodiversidad, tala masiva de árboles, plásticos e impunidad total de empresarios y políticos responsables. 

En España, solo cinco empresas controlan el 90% de la energía. Mientras aumenta la pobreza energética en España y el número de hogares que no puede mantener su hogar con una temperatura digna ha subido a los 8 millones, los beneficios de las energéticas no para de subir, y los ingresos de sus altos directivos no paran de aumentar.  Cuanto más ganan estos señores, más suben el precio de la luz y del gas. 

El uso de las energías renovables en España va aumentando progresivamente, pero no es oro todo lo que reluce, pues estamos en pleno debate sobre el impacto medioambiental de las plantas eólicas en España, y el impacto que está teniendo en la población local la compra masiva de terrenos para instalar placas solares gigantescas. 


AYUDAS DEL ESTADO 

- En España las personas que más ayuda reciben del Estado son las más ricas. El 20% de los hogares más ricos de España recibió más del 30% de las transferencias del Estado, mientras que al 20% de los más pobres solo fueron a parar el 12%. También son las personas ricas las que menos impuestos pagan.

- El 90,76% de los ingresos totales del Estado proceden de las familias trabajadoras.  

-En España. dos de cada diez multinacionales españolas pagan solo un 2,6% de su beneficio por el impuesto sobre sociedades. El resto, en torno al 16%.

- Las familias españolas pagan casi 50 veces más impuestos que las grandes empresas en España. Además, dedican el 40% de su salario, mientras que las familias europeas dedican un 29% de media. Has leído bien: los trabajadores pagan un 40% de sus ingresos, y los ricos solo un 2%. 

 - Las personas que practican la evasión fiscal nos cuesta 90 mil millones de euros al año. El 72% de la evasión fiscal se concentra en las grandes empresas y fortunas. Sin embargo, menos del 20% de los técnicos de Hacienda persigue a estas empresas. La gran mayoría de la plantilla, el 85% investiga el fraude correspondiente a autónomos y pymes (28% del fraude).

- En España la Banca no ha devuelto el préstamo de 60 millones de euros que le dimos, el Presidente les regaló nuestro dinero sin consultar. Y seguimos prestando dinero, pese a las cuantiosas ganancias anuales de las que disfrutan.

- En España los trabajadores y trabajadoras tienen que financiar al Ejército, a la Iglesia, a la Banca y a la Monarquía, de forma directa, y a los empresarios más ricos y poderosos del país a través del Gobierno mediante contratos millonarios. 

- En España los políticos no solo financian a los Señores de la Big Pharma, también a los Señores de la Guerra. En 20 años se ha duplicado el gasto militar, y el actual Gobierno ha comprometido más de 82.700 millones de euros para estos años.

-En España no solo mantenemos a miles de soldados y altos cargos del Ejército, también financiamos a los reyes y a los curas, como en la Edad Media: la Monarquía se lleva más de 8 millones de euros, y la Iglesia Católica 320 millones de euros.  También ayudamos a las grandes empresas  y rescatamos a Florentino Pérez cada vez que fracasa en sus negocios, también aquí puedes leer sobre ello. 


Estos son algunos de los datos que nos permiten entender el enorme trabajo que queda por hacer en España para erradicar el sufrimiento, la explotación y la violencia que sufren sus habitantes. 

Los Gobiernos hacen estudios y conocen estas cifras perfectamente, pero ninguno hasta ahora se ha atrevido a recortar el enorme gasto en deudas, armas y soldados, curas y reyes. Ninguno se ha atrevido a blindar las leyes para impedir que los políticos destrocen nuestro patrimonio público y regalen nuestros bienes comunes a sus amigos y familiares. Ningún político habla de erradicar la pobreza, solo piensan en ayudas y en parches para que la sociedad no estalle. Ninguno se ha atrevido aún a frenar el abuso y la violencia de los ricos, ni a erradicar la evasión fiscal. Ninguno se atreve a dejar de financiar a los banqueros y empresarios más poderosos. No tenemos políticos centrados en erradicar el sufrimiento y en poner en marcha mecanismos que garanticen la equidad y la justicia social.

Por eso es tan importante que desmontemos el mito de que España es un país avanzado, y le exijamos a nuestros gobernantes que dejen de gobernar para ellos y contra nosotros, que dejen de transferir nuestro dinero a sus bolsillos, y que se pongan a trabajar para defender el medioambiente y garantizar los derechos fundamentales de toda la población. 

Nunca los avances han venido de la mano de los poderosos: son los movimientos sociales, los grupos vecinales, las asociaciones y los colectivos los que presionan a los gobernantes para que haya cambios. 

Todas las mejoras que ha experimentado España han sido gracias a la lucha social de las personas sensibles y comprometidas con los derechos humanos y con la naturaleza. Muchas de estas personas son perseguidas por el trabajo que están haciendo, por eso es tan importante que apoyemos a todos los que están haciendo propuestas desde el feminismo, el ecologismo, el antimilitarismo, el pacifismo, el animalismo, y demás movimientos sociales. 

Queda mucho trabajo por hacer en España, por eso es tan importante que sigamos denunciando, haciendo propuestas, saliendo a las calles a luchar por un país mejor en el que todas y todos podamos tener una vida mejor. 

Coral Herrera Gómez





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