24 de enero de 2021

El desprecio para hacer daño a los demás

Broken heart by Sharik in Kiev


El desprecio es una forma de maltrato porque es un arma muy poderosa para hacer daño a los demás: impacta directamente en su autoestima, nos hunde psicológicamente, y sirve también para humillar públicamente a la otra persona. . 

Para esta semana les propongo un ejercicio de autocrítica amorosa: vigilen sus niveles de desprecio y tomen en cuenta cómo afectan a desconocidos y a sus seres queridos. Para acabar con la violencia y los malos tratos, lo primero es entender que están dentro de nosotros y de nosotras. Somos gente maltratadora porque hemos sido educados en una cultura patriarcal, y sea de modo consciente o inconsciente, hacemos daño a los demás. 

Prueben a ponerle atención a su forma de hablarle a los demás, y a ustedes mismos, y hagan esta pregunta: ¿para qué uso este tono de desprecio, qué quiero conseguir?. Lo usamos para expresar nuestra indignación, para que nos den la razón, para que nos obedezcan, para sentirnos superiores, para alimentar nuestro ego, para que nos aplaudan, o para ganar una lucha de poder. 

Si quieren medir sus niveles, repasen sus últimas conversaciones en redes sociales, sus comentarios en noticias o en publicaciones, sus chats con amigos o familia. Pongan atención a la forma en cómo se dirigen hacia las personas con las que interaccionan: su pareja, sus hijos e hijas, sus familiares, compañeros de trabajo, y desconocidos en redes sociales, pero también cómo se hablan ustedes mismos.

Pongan atención sobre la forma en que tratan de ganar los combates en redes sociales, y luego analicen los niveles de  desprecio que reciben de los demás. Verán como incluso para defender nuestras ideas utilizamos el desprecio hacia los que no piensan como nosotras y nosotros.

¿Como nos impacta el desprecio de los demás? Nos pone sumisos, nos hace sentir inseguros, destroza nuestra autoestima, pero también nos genera mucho rencor. Si no controlas tus niveles de desprecio, se convierte en odio. Y el odio no solo daña a los demás, también nos daña a nosotros y a nosotras mismas. 

Solo con ponerle atención a cómo usamos esta técnica contra los demás, y como la usan contra nosotras, podremos empezar a trabajar. El objetivo final es controlar al maltratador que llevamos dentro para dejar de sufrir, y para dejar de hacer daño. No se angustien: la violencia psicológica y emocional que ejercemos contra nosotros mismos y contra los demás se puede trabajar. Basta con darse cuenta de que el desprecio es un arma de destrucción, que podemos expresar nuestro enfado sin herir a nadie, basta con cuidar nuestro tono y nuestras palabras para no hacer sufrir a los demás. 

#AutocríticaAmorosa #TodoSePuedeTrabajar


20 de enero de 2021

Ya no nos engañan más: técnicas masculinas para hacer sufrir a las mujeres

 



El patriarcado educa a los hombres para que crean que el fin justifica los medios. Y como el fin, para muchos, es tener a una y a varias mujeres a sus pies para que siempre estén disponibles para ellos, no se paran a pensar en la dimensión ética de su comportamiento. No se paran a pensar que hacer sufrir a una persona para tener poder sobre ella es maltrato y violencia. 


Una mujer libre con la que tienes sesiones de sexo divertidas puede decirte que sí o que no cuando tengas ganas de sexo, en cambio una mujer enamorada irá corriendo a cualquier hora a tus brazos. Esta es la diferencia entre las mujeres libres, y las mujeres prisioneras del amor. Los hombres educados en el patriarcado creen que el amor es como una guerra, y para ellos hacer prisioneras a las mujeres es como un juego: es un desafío a su virilidad, parecido al que juegan cuando van de caza. Les encanta acumular trofeos para hacer alarde de su poder, para aumentar su prestigio, para reafirmar su virilidad, para sentirse importantes, para obtener los aplausos y despertar la envidia de los demás, y para tener a su alrededor muchas mujeres disponibles. 

No sólo les pasa a los machos alfa, también les pasa a los hombres de izquierdas, y a los aliados feministas, y a los poliamorosos progres: creen que sus técnicas para ligar son las adecuadas porque las usaron sus tatarabuelos y sus padres. Las aprenden en las películas y en las series, en las novelas y en la prensa del corazón, pero también las aprenden de los hombres que tienen a su alrededor: todos, casi todos lo hacen, es lo "normal". 

Desde muy pequeños aprenden que una pelota vuelve a ti a mayor velocidad cuanto más fuerte la golpeas contra la pared. Hay varios chistes sobre la similitud entre las pelotas y las mujeres: saben que si las mujeres se enamoran y sufren, serán más sumisas, y podrán manipularlas para tenerlas a mano cuando las necesiten. 

¿Y cómo enamoran a las mujeres? Casi todos siguen los mismos pasos: primero las hacen reír, luego las colman de orgasmos y atenciones, y después se alejan para que no se crean que han conseguido enamorarles al cien por cien, y para que empiecen a sufrir. 

Los hombres patriarcales saben que las mujeres tenemos un problema muy grave de autoestima, y que por consiguiente, somos inseguras, y celosas. También saben que tenemos mucho miedo a quedarnos solas, y a que nadie nos quiera, porque todos los días nos bombardean con la idea de que hay que esforzarse para tener pareja e invertir mucho dinero, tiempo y recursos en estar guapa, estar a la moda, ser buena en todo, y ser perfecta para ser amada, y para que tu amado no busque a otras mujeres. 

Son muchos los hombres que se aprovechan de esta baja autoestima para hacernos tocar el cielo con los dedos, y luego bajarnos a los infiernos. Sus técnicas son muy eficaces, por eso hay tantísimas mujeres sufriendo por amor: mujeres rotas por el dolor, mujeres con su salud mental terriblemente dañada, mujeres deprimidas y medicadas, mujeres que se suicidan, mujeres en terapia intentando sanar las heridas... 

Somos millones las que queremos dejar de ser esclavas del amor, y le ponemos mucho empeño. Pero el amor es una droga muy potente y desde pequeñitas nos hacen adictas para convertirnos en yonquis del amor, para que seamos dependientes de un mito que nos revoluciona el cuerpo, el corazón, las entrañas y el sexo. Gastamos mucha energía y tiempo tratando de ser amadas, y luego nos cuesta años desengancharnos del amor romántico. El precio que pagamos al enamorarnos es demasiado alto, pero nadie nos habla del coste tremendo que tiene sufrir por amor a un hombre.  

Los hombres patriarcales no evalúan el impacto que sus deseos y necesidades tienen en los demás: simplemente usan las estrategias que les funcionan sin pararse a pensar en si hacen sufrir o no. No piensan en si es ético poner de rodillas a las mujeres para beneficiarse de ellas. Les han dicho que en el amor todo vale, que no hay reglas ni restricciones para que ejerzan su poder. Les han dicho que las mujeres somos malas y que tienen que defenderse de los encantos femeninos: saben que la única forma de domesticar a las mujeres que tienen derechos y que se sienten libres es a través del amor. 

Muchos no han oído hablar siquiera de la responsabilidad afectiva: no se responsabilizan de las estrategias que utilizan para conseguir lo que quieren porque son las que se han usado de toda la vida. 

Algunos creen que sufrimos porque queremos, nos dicen que en realidad somos libres y podríamos dejarles cuando quisiésemos. Creen que nos gusta y que disfrutamos sufriendo, que está en nuestra naturaleza, y que es innato en las mujeres.

Pero no es innato: las mujeres aprendemos a sufrir antes que a disfrutar del amor. Desde niñas nos presentan a las grandes sufridoras como mujeres bellas y especiales, nos las mitifican para que colaboremos con el patriarcado, que nos quiere amargadas y entretenidas con el tema del amor de pareja. Cuando somos más mayores, no creemos tener derecho a recibir cuidados y amor: solo nos han enseñado a darlos. 

El maltrato en la pareja está normalizado y romantizado: nos hacen creer que para vivir una pasión hay que sufrir, nos hacen creer que cuando Cupido nos dispara sus flechas estamos condenadas a sufrir por amor. Vamos desarmadas y desnudas al amor, y ellos van con casco, con escudo y con espada. Vamos ilusas al amor pensando que ahí está nuestra salvación, y el golpe que nos llevamos cuando descubrimos que el amor romántico es una estafa y no hay recompensa por sufrir por amor, duele en el alma. 

Por eso es tan importante tomar conciencia de que hay que dejar de sufrir por amor, y para ello hay que conocer las técnicas que algunos hombres heterosexuales utilizan para someternos y tenernos bajo control. 

¿Cómo hacen para que las mujeres sufran por ellos? 

-Te dan una de cal y otra de arena, para que primero goces intensamente, te enganches, te montes tu película, y luego sufras por ellos. 

- Algunos usan la ambigüedad: no expresan sus sentimientos con claridad, se muestran confusos, a veces dicen una cosa y luego la otra, a veces te avivan la esperanza y otras te la quitan, y algunos se muestran atormentados para que empatices con ellos. 

- Otros aparecen y desaparecen: es una técnica muy efectiva para angustiar a las mujeres, ir y venir, estar y no estar, moverse para delante y atrás, como las olas del mar. 

- Unos te hacen sentir muy especial y te hablan de futuro, porque han aprendido muy bien las técnicas de los don juanes para ligar en el siglo XXI. 

- Otros te hacen sentir poca cosa y se hacen más grandes a tu lado para bajarte aún más la autoestima. 

- Unos se enamoran locamente, y hacen muchas promesas de futuro que no saben si podrán cumplir. Pero saben que las promesas son esenciales para alimentar la ilusión. Saben que nos están engañando, con alevosía y premeditación.

- Otros no se enamoran, pero fingen que están enamorados para enamorarte a ti también. Saben que con palabras bonitas pueden abrir todos los corazones que quieran: entran en ellos, los destrozan y se largan. 

- Unos te imponen su modelo de pareja sin preguntarte a ti por tus apetencias o tu forma de entender y de vivir el amor, 

-Otros son negacionistas de la pareja y juran que a pesar de los años que lleváis juntos, tú no eres nadie, tú no eres nada para ellos, y jamás seréis pareja. Algunos de ellos te ocultan a su gente querida, otros no, pero la mayoría se aprovecha del privilegio del no compromiso para hacer lo que les venga en gana, según sus apetencias o necesidades. 

- Unos provocan celos en sus amantes para que no se crean las únicas, para que sean complacientes y se esfuercen, y para que vivan con miedo constante a ser sustituidas.

-Otros lloran y se victimizan para que siempre estés pendiente de ellos,y para que atiendas sus necesidades y te olvides de las tuyas

-Algunos te encierran en una relación monógama: te hacen creer que son monógamos para que tú seas fiel y leal, pero no lo son. Es simplemente machismo y egoísmo: ellos viven una vida sexual y amorosa diversa mientras que para ti él es el centro de tu mundo. Mira como están los burdeles de cualquier pueblo y cualquier ciudad a mediodía: repletos de hombres. La monogamia es una gran estafa que sirve para coartar nuestra sexualidad y para tenernos domesticadas y encerradas en casa. 

- Otros proponen relaciones abiertas y les encanta juntar a varias de sus mujeres en un mismo espacio para verlas competir y rivalizar. 

- Algunos son muy "sinceros" y te detallan con todo lujo de detalle como ligan con otras mujeres y lo mucho que disfrutan. 

- Otros son muy deshonestos: ocultan información o mienten deliberadamente todo el tiempo. Cuando son descubiertos piden perdón y vuelven a mentir, hasta que las mujeres se resignan, o les dejan. 

- Unos se enfadan para que te sometas: por ejemplo si saben que estás enfadada, te montan una bronca para que tu enfado quede en un segundo plano.

-Otros te aplican la ley del hielo: te dejan de hablar y te muestran una indiferencia total para que sufras remordimientos y te sientas culpable. 

- Unos te hacen creer que te amarán para siempre pero no te cuidan en el presente, otros son unos tacaños del amor y te lo dan en dosis mínimas para que siempre quieras más

- Unos triangulan: te hacen creer que llegaste a la vez que otra chica, o te ponen a una ex en medio de la relación. Así viven como reyes, con dos mujeres pendientes de él, y sufriendo porque él se va con la otra. Puede alternarlas sucesivamente o estar con las dos a la vez: para ninguna de ellas es fácil liberarse de esa cárcel triangular. 

- Otros te piden que te des por completo y te hacen creer que tu libertad, tus proyectos, tus redes sociales y afectivas y tus pasiones son un obstáculo para la relación. Te piden que los dejes todo y te dediques a ellos. 

- Unos te hacen creer que sin ellos no eres nada, que no vas a poder ser feliz lejos de ellos, que les debes todo, que tu felicidad depende de ellos, y que sola no tienes valor. 

- Otros te elogian para que te sientas como una diosa, pero no sólo te lo hacen a ti. 

- Unos creen que eres una buena candidata a esposa, otros creen que solo sirves como amante: aunque huyas de los estereotipos y los mandatos patriarcales, ellos tienden a etiquetarte y a tratarte como te mereces, según el tipo de mujer que seas (mujer buena/mujer mala, mujer para casarse/mujer para follar)

-Algunos carecen completamente de empatía y son insolidarios: les da igual que llores por ellos. Piensan que es tu problema, que tú te lo has buscado, y les importa muy poco que te rompas por dentro. Otros en cambio disfrutan viéndote desesperada, triste, amargada, angustiada, y con ansiedad. Se sienten importantes cuando ven llorar a sus parejas, y cuando ven cómo se arrastran mendigando unas migajas de amor. Siempre intentan que creas que lo que te pasa es que estás loca, y que la culpa de tu sufrimiento la tienes tú. 

-Unos quieren que les des siempre la razón, que les arregles sus problemas y que les salves de sí mismos,

otros quieren que respetes su libertad para vivir su vida como quieren,

pero todos ellos saben que para tener a una mujer de rodillas, hay que enamorarla y hacerla sufrir, y creen que no importa si para ello tienen que mentir, jugar con tus sentimientos, engañar y manipular sus emociones. 

Esta forma de relacionarse está tan normalizada que apenas nos damos cuenta de que hacer sufrir a una persona es violencia. 

La manipulación emocional es violencia, pero nos la presentan como un acto de amor: nos han dicho mil veces que "quien bien te quiere, te hará llorar". Nos hacen creer que el amor y el odio es lo mismo, y que "los que más se pelean son los que más se desean", pero lo cierto es que cualquier relación, sea del tipo que sea, y dure lo que dure, ha de estar basada en los cuidados mutuos. 

No importa si es una relación virtual o presencial, si es una noche o tres años: cualquier relación de dos personas que se juntan a disfrutar del sexo ha de estar basada en la empatía, el respeto, la complicidad, la solidaridad y los cuidados.  

El amor no es un juego si duele: si haces sufrir a los demás, es porque te estás portando mal. 

La buena noticia es que todo se puede trabajar, y todo se puede despatriarcalizar. 

Y nosotras que sabemos ahora quién se beneficia del sufrimiento de las mujeres, y para qué nos quieren sufriendo, debemos rebelarnos y no permitir que ningún hombre nos manipule emocionalmente y juegue con nosotras. 

El corazón del patriarcado está en las relaciones que construimos en pareja, por eso es tan importante conocer estas técnicas masculinas, y negarse a vivir de rodillas frente al amor. 

El sufrimiento se acabó: ahora nos toca a todas empezar a disfrutar. 

Somos todas dueñas de nuestro amor: ya no nos engañan más. 

Coral Herrera Gómez


Si quieres escuchar mi podcast profundizando en el tema: ¿Por qué disfrutan haciendo sufrir? 

Si eres un hombre y te apetece trabajártelo, puedes empezar con este libro que escribí: "Hombres que ya no hacen sufrir por amor". 

Si eres mujer y quieres sufrir menos, y disfrutar más del sexo, del amor y de la vida, ¡vente al Laboratorio del Amor!

13 de enero de 2021

¡Muchas gracias!



Este es un post de agradecimiento y de buenas noticias. Todas ellas han sido posibles gracias a vuestro amor y a vuestra generosidad: 


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La primera buena noticia, es que el sistema de becas del Laboratorio del amor para mujeres sin recursos que comenzó durante el confinamiento de marzo ha sido un éxito: en todo 2020 se activaron 70 becas gracias a las mecenas y a las participantes del Laboratorio del Amor. ¿Cómo agradecer vuestras aportaciones?, ¡sois vosotras, las lectoras de mi blog, las que habéis hecho esto posible. Por supuesto, el sistema de becas continúa, espero que se activen otras cien becas más en este 2021, ¡todo gracias a vuestro apoyo!


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La segunda buena noticia es que mis libros siguen vivos, más que nunca. He alcanzado: 
- la 8ª edición de "Mujeres que ya no sufren por amor", que ya tiene 3 añitos de vida
- la 3ª edición de  "Hombres que ya no hacen sufrir por amor", con 2 añitos de vida,
- la 2ª edición de los que publiqué este año: "Cómo disfrutar del amor", y "Dueña de mi amor". 

Todas estas ventas han sido sin publicidad y sin medios de comunicación de masas: sois vosotras las que me promovéis desde vuestras redes sociales y mediante el boca a boca.


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Gracias a vuestro apoyo, mi blog ha alcanzado los 7 millones de visitas, casi tengo 30 mil seguidores en Instagram, y he tenido un gran éxito con mi programa de podcast "Disfrutar del Amor", que han sido escuchados por 140 mil personas de todos los países, tanto en Spotify como en Ivoox.

Gracias por leerme, por recomendar mis libros y mi blog, gracias por difundir mis posts, mis podcasts y mi vídeos, ¡y gracias por la compañía que me brindáis!

Leer vuestros mensajes es un regalo de la vida: saber que mi trabajo os está siendo útil me anima a seguir trabajando, ¡gracias a todas y a todos por tanto! 

Cómo disfrutar del amor, nuevo curso virtual en el Laboratorio



Este sábado 16 imparto el taller virtual "Cómo disfrutar del amor: herramientas feministas para querernos más y mejor", y el siguiente sábado 23 empiezo el curso para profesionales.
Aquí os cuento un poco cómo vamos a trabajar el método de la autocrítica amorosa,
podéis inscribiros en mi web desde cualquier país,
¡quedan pocas plazas!:

11 de enero de 2021

Qué hacer si tu pareja no quiere tener pareja

 

Tyler Spangler


El anterior post, Tú y yo no somos nada, iba dirigido a aquellas personas capaces de estar semanas, meses o años en una relación de pareja negando el vínculo. Este post va dirigido a aquellas personas a las que les toca un negacionista de la pareja. Muchas de vosotras me habéis escrito para decirme que os habéis sentido reflejadas y para preguntarme qué hacer si estás en una relación con alguien que no define la relación de ninguna manera, que prefiere mantener en secreto la pareja, y que no quiere compromiso afectivo de ningún tipo. 

Prueben a seguir estos pocos pasos: 

-Sé práctica y realista, usa tu sentido común: si ahora niega la relación es difícil que la acepte en un futuro. Es duro de asimilar, pero hay personas que no pueden disfrutar del amor, y es mejor estar lejos de ellas. 

-Si no es mutuo, no te quedes, y no inviertas tu tiempo y energía. Si no hay equilibrio en las ganas y en los sentimientos, es mejor no sumergirte en ese río.  

- No naciste para esperar, y no existen los milagros románticos: pega estas dos frases en la puerta de la nevera para tenerlas presente a diario. La espera y los milagros son mitos que usan para quitarnos la energía y para ponernos de rodillas.

-Recuerda que el amor ni se exige, ni se mendiga. Si no le sale el amor, no le sale. Si sufre de mutilación emocional, es su problema, no el tuyo. 

-Evita el autoengaño y mantente despierta: si te cuesta, pide ayuda a las amigas que más te quieren para que te digan lo que tú ya sabes. Escucharlo de ellas te ayudará a poner los pies en la tierra.

-Tienes que anteponer ante todo tu auto-cuidado: es más importante tu bienestar y tu salud mental, que tu necesidad de vivir una historia de amor. 

- Comprométete contigo misma: asume tu responsabilidad afectiva en la relación que tienes contigo misma. 

-Recuerda que eres dueña de tu amor, y que aunque el amor sea un río de aguas turbulentas, tú sabes nadar. Sabes ponerte a salvo de las corrientes y los remolinos, sabes buscar aguas tranquilas donde nadar placenteramente, sabes salirte del río antes de que se desborde o se precipite en una catarata. Es decir, aún enamorada puedes pensar, utilizar tu sentido común, sopesar los pros y los contras, y tomar decisiones que te beneficien a ti. 

-Cuida tu autoestima: estar con alguien que te oculta a los demás, y que te niega, destroza la autoestima de cualquiera. Por muy fuerte que seas y mucho que aguantes, piensa que no tienes por qué pasarlo mal. Es muy doloroso que te pongan muros y límites cuando te enamoras, y es muy duro escuchar a tu pareja decir cosas como: "tú no eres nada, no somos nada, no tenemos nada", "solo somos amigos, no pidas más", "no te enamores de mí, que es imposible que yo te corresponda", "prefiero estar solo, no quiero tener pareja", "algún día tendré pareja, cuando aparezca la persona adecuada" Es muy duro pensar que tú no eres suficientemente buena para que la otra persona se enamore de ti. El problema lo tiene él, que es un privilegiado y se aprovecha de que tú le amas. 

- Controla tu ego: tu pareja no te niega el vínculo para hacerse el duro o porque tenga miedo al amor, lo niega porque es machista, y le viene bien para poder tener más parejas. No te quedes pensando que vas a poder enamorarle, o que tu amor lo ablandará, o que vas a convencerle para que se desnude el alma y abra su corazón al amor. Si te pone barreras y obstáculos, acepta y corta la relación: no te tomes si negativa como un desafío. Los mutilados emocionales te pueden machacar viva. 

-Ponte una fecha para finalizar la relación: se puede estar en una relación sin definir o en una no relación un mes, dos meses, pero no más. Es el tiempo suficiente para conoceros y saber si queréis algo más, si os apetece construir una relación, o si creéis que es mejor no profundizar y dejar ahí el romance. 

- Sé leal a ti misma: no hay nada más doloroso que traicionarse a una misma. Una vez que te hayas puesto una fecha (que puedes adelantar en cualquier momento si ves que te ponen demasiados muros y barreras para disfrutar del romance), intenta cumplir los pactos contigo misma, y deja la relación en la fecha que acordaste si ves que realmente no es mutuo y no hay condiciones para el amor. 

- Vive tu duelo y deja atrás el pasado: lo que no puede ser, no puede ser. Te queda mucho por vivir y mucha gente por conocer. No te expongas al sufrimiento innecesario: la vida está llena de gente maravillosa. ¡Huye de los tacaños emocionales, y a otra cosa, mariposa!


Coral Herrera Gómez 


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Tú y yo no somos nada: los negacionistas del amor



Los negacionistas del amor sois aquellos que, aunque llevéis meses o años en una relación, negáis su existencia todo el tiempo, tanto a vuestra pareja como a los demás. Creéis que sois gente honesta y sincera, y que si vuestra no pareja quiere estar en la no relación es porque quiere. Si sufre por la negación, también es porque quiere: pensáis que ella es libre para tomar sus decisiones y que si permanece en una no relación es porque le gusta sufrir. 

Sin embargo, negar una relación de pareja es una forma de violencia contra tu pareja, tanto si niegas y reniegas de tu pareja en la intimidad, como si lo haces en público. Negando la relación no anulas su existencia: lo que haces es rebajar la categoría de la relación a cero para que quede claro que la otra persona no te importa, y que no es significativa en tu vida.  

¿Por qué los negadores de relaciones sois capaces de estar meses o años con una persona que os ama? Porque vivís muy cómodos con vuestros privilegios. Generalmente lo hacéis para reivindicar vuestra libertad, porque creéis que la libertad consiste en no tener vínculos sentimentales y afectivos con nadie: cuantos menos compromisos afectivos, más libres os sentís. 

Pero negáis la relación sobre todo porque queréis tener la puerta abierta a tener más relaciones sin tener que rendir cuentas ni dar explicaciones. Incluso aunque no tengáis más relaciones, queréis tener la puerta abierta para poder tenerlas, y por eso le insistís tanto a vuestra pareja con el tema: no somos nada, no vamos a ser "algo" nunca, yo puedo vivir perfectamente sin ti, eres solo un pasatiempo para mí, no quiero que conozcas a mi gente ni a mi familia ni conocer a la tuya, no quiero que te creas que esto algún día podrá ser una relación, no te hagas ilusiones y no te enamores de mí porque jamás me voy a enamorar de ti.... 

Los negacionistas vivís en la paradoja de Schrödinger: estáis en una relación y a la vez no estáis, como el gato en la caja. Os aprovecháis de ambas circunstancias para, por un lado, recibir servicios sexuales, amor y cuidados, y por otro, para sentir que sois solteros y libres para recibir esos servicios de cualquier otra persona. 

Muchos negacionistas del amor bromeáis diciendo que mientras llega vuestra media naranja os entretenéis  comiendo  mandarinas. Es decir, dividís el mundo en jerarquías: las mandarinas son mujeres de "baja categoría" con las que sólo tenéis sexo, y las naranjas son mujeres de "alta categoría" a las que podríais  ofrecer el trono del matrimonio, con todos sus derechos y privilegios. 

A algunos se os pasa la vida esperando a la llegada de esa mujer que sí merece vuestro cariño, cuidados y amor. Pero para la mayoría, la princesa rosa no llega jamás: ninguna os parece lo suficientemente confiable, sumisa y complaciente, ninguna os parece perfecta, y por eso os limitáis a encadenar no relaciones con mujeres de "baja categoría". 

Esto os sucede porque sois machistas: os habéis creído el cuento de que todas las mujeres somos malas, y vuestra forma de defenderos es degradar la relación y hacer creer a la otra persona que no es merecedora de vuestro amor. Os han educado para que creáis que sólo hay unas pocas mujeres buenas en el mundo en las que sí se puede confiar, que sí se merecen ser respetadas y amadas. 

Pero no es sólo que tengáis miedo al amor y a las mujeres, es que además os aprovecháis de vuestros privilegios: tenéis a vuestra disposición millones de mujeres dispuestas a sufrir por amor, y a conformarse con las migajas que podáis ofrecerles. 

A nosotras nos han educado para esperar y tener fe, y soñar con el día en que el amado "se de cuenta" y se enamore por fin de nosotras. 

Nos han enseñado a conformarnos con migajas y a sufrir creyendo que hay una recompensa para nosotras, por eso somos capaces de estar meses y años en no relaciones esperando el milagro del amor. 

Cuando una mujer se harta de ser negada una y otra vez y os deja, tenéis a vuestra disposición cientos de mujeres más. No os hacéis cargo del sufrimiento romántico de ninguna de ellas porque pensáis que su necesidad de ser amada es su problema, no el vuestro, y porque no la obligáis a aguantar: os decís todo el tiempo que son libres y que si lo pasan mal es porque les gusta sufrir. Podrían tener otras relaciones si quisieran, pero no las tienen, porque están enamoradas y porque estamos todas educadas bajo el mito de la monogamia y el amor exclusivo como base del amor verdadero. Y os aprovecháis de ello. 

Rebajar la relación con una persona a la categoría de "nada" es una forma de maltrato: sabéis que para cualquier persona  es doloroso que se niegue su existencia y el vínculo que os une a ella, pero os quitáis el remordimiento afirmando que las mujeres aguantamos la humillación de no ser nada, de no ser nadie, porque queremos. Las mujeres hemos sido educadas para no ser, para no aparecer, para no estar, o para estar en segundo plano. Somos invisibilizadas en los libros de texto y en los libros de Historia, en los medios de comunicación, nos borran de todos los sitios: estamos acostumbradas a no ser reconocidas. 

El negacionismo sentimental no sólo hace sufrir a las mujeres, también a los hijos e hijas cuya existencia no reconoces. Negar la existencia de una persona y negar el vínculo que tienes con ella tiene un impacto tremendo en su autoestima y su salud mental. Millones de adultos y adultas viven traumadas por el padre que no reconoció su existencia ni el vínculo que les unía, o por un padre Schrödinger que iba y venía, estaba y no estaba. 

La violencia de vuestro negacionismo radica en el sufrimiento que provocáis en las personas con las que os relacionáis al no reconocer su existencia, y negando la responsabilidad afectiva que todos y cada uno de nosotros tenemos en nuestras relaciones. 

Una vez que tomas conciencia de tu forma de ejercer violencia, puedes hacerte una gran pregunta: ¿cómo hago para dejar de hacer sufrir a los demás? Puedes renunciar con honestidad a esas no relaciones, puedes pedir ayuda profesional para aprender a relacionarte con las mujeres sin aprovecharte de su necesidad de amor. Puedes trabajar en la autocrítica amorosa para ser mejor persona, puedes trabajarte los privilegios para llegar a entender el impacto que tienen en los demás, y puedes renunciar a ellos para poder construir relaciones libres de abuso, explotación, sufrimiento y violencia. 

Todo se puede trabajar en esta vida: el primer paso es dejar de utilizar el negacionismo en beneficio propio, y tomar conciencia del impacto que tus necesidades, tus deseos, tus apetencias, tus palabras y acciones tienen en los demás. Desde esta toma de conciencia puedes empezar a observar tu forma de relacionarte y de cuidar a la gente que tienes a tu alrededor. 

Si quieres leer más sobre el tema de la autocrítica amorosa, puedes empezar por aquí. y por aquí. 

Coral Herrera Gómez 

2 de enero de 2021

El Hombre no es el centro del Universo


Las mujeres amamos como hace siglos, cuando se creía que el Sol era el centro del Universo y había solo 9 planetas girando alrededor. Cegadas por esta visión heliocéntrica de Copérnico, creemos que el amor supremo está en un hombre, el Sol, creyendo que es único y gigantesco, fuente de vida, calor y felicidad, y por eso lo adoramos como a un Dios. 

Sin embargo, ahora podemos ver mejor: gracias a los radiotelescopios, nos hemos dado cuenta de que nuestra estrella es bien pequeña, y es una más entre billones de estrellas, que estamos en una esquinita de una galaxia colosal, que también es pequeña si la comparamos con Andrómeda, nuestra galaxia vecina, y con las cien mil galaxias que hemos podido observar, que apenas es una pequeña porción del Cosmos. 

Hoy sabemos que el Hombre no es el centro del mundo y que nuestro Universo es descomunal y está lleno de cuerpos celestes. Y al ponernos las gafas violetas y al mirar por los telescopios, es cuando nos damos cuenta de que el amor está en todas las relaciones que tenemos con los demás seres humanos, animales, seres vivos, naturaleza y cosas. 

El amor son las personas que nos cuidan. El amor es la forma en la que te relacionas en tu pequeño mundo, es la energía que te mueve cada día. Ya podemos, chicas, salir del agujero negro del amor romántico para explorar nuevos mundos y gozar con la infinitud del amor, que está en todas partes y nos envuelve a nosotras y al Cosmos entero.

 #elamorestáentodaspartes #ElHombreNoEsElCentroDelUniverso  #elamoresparadisfrutardelavida

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