Si a las mujeres de hoy en día nos cuesta tanto encontrar pareja es porque es muy difícil encontrar hombres capaces de cuidarse a sí mismos y cuidar sus relaciones.
Son muy pocos los hombres que no se aprovechan de las mujeres de su vida. El gran privilegio masculino es poder recibir cuidados sin darlos, y son muy pocos los que están dispuestos a tener relaciones de cuidados mutuos en las que haya reciprocidad.
Las mujeres a menudo caemos en la trampa que nos tiende el patriarcado cuando nos promete que nuestro amor transformará a nuestra pareja de forma mágica. Nos han hecho creer a todas que los hombres pueden cambiar si aguantamos, si soportamos, si tenemos paciencia, y que habrá premio para las que se sacrifiquen y sufran mucho.
El "premio" es que tu pareja pase de ser un ogro a convertirse en un príncipe azul: si te quedas a su lado, el egoísta mentiroso se convertirá en un hombre honesto, leal, y fiel. Tu amor le curará de sus adicciones, de su mal genio, de su machismo, y si le ayudas a resolver sus problemas, te amará para siempre.
Nosotras ya no creemos en los milagros románticos y sabemos que no hay recompensa por sufrir por amor, También sabemos que nadie cambia si no lo necesita, y que nosotras no podemos autoengañarnos más, ni dejar que nos engañen: es nuestro deber estar lúcidas, ser realistas y prácticas, y tener los pies sobre la tierra.
Es un despilfarro de tiempo y energía intentar "educar" a los hombres y ayudarles a crecer y a desarrollarse como personas para que sean adultos funcionales. Ellos viven mejor en una eterna adolescencia, con una mamá que se encargue de todo: a nosotras no nos sale a cuenta batallar en una lucha de poder sin fin que no vamos a ganar.
Nadie cambia si no lo necesita. Si los hombres no cambian es porque están muy cómodos así.
La vida les sonríe, viven como reyes en sus hogares, ¿por qué iban a querer cambiar?
Nosotras sí necesitamos cambios, por eso estamos yendo a terapia, por eso trabajamos en nuestro crecimiento personal, leemos y nos formamos, escuchamos podcast, hacemos cursos, devoramos libros, y creamos grupos de mujeres que se están trabajando sus patriarcados y están trabajando en su liberación.
Los hombres tienen un trabajo descomunal por delante, pero aún no han empezado. Se resisten profundamente a los cambios, algunos son profundamente conservadores, reaccionarios y anti feministas, y aunque parezcan muy modernos o progeres, siguen pensando como sus abuelos: que las mujeres hemos venido al mundo a servirles, y que cuanto más dócil y sumisa sea una mujer, mejor para ellos.
La gran mayoría de los hombres necesitan trabajar a fondo su machismo, y su miedo y rechazo hacia el amor y las mujeres. Pero también necesitan curar los traumas de la infancia y las heridas de la adolescencia, aprender a hacer autocrítica amorosa y a trabajar por dentro para ser mejores personas, a cuidar su salud mental y emocional, a identificar y a expresar sus emociones sin hacer daño a nadie, a resolver conflictos sin violencia, a ser honestos, a cuidar sus relaciones, y a cuidarse a sí mismos.
Si los hombres no se quieren a sí mismos, ¿cómo nos van a querer a nosotras?
Si no se comprometen consigo mismos, ¿cómo van a comprometerse con nosotras?
Ellos van buscando criadas, nosotras vamos buscando compañeros.
Nosotras ya llevamos un largo recorrido, ellos apenas están empezando.
No podemos quedarnos sentadas esperando, ni rebajar nuestro nivel para que nos alcancen. Empeñarse en que el marido se comporte como un compañero es una tarea muy ardua, y es muy frustrante pasarse la vida peleando.
Creo que lo mejor para nosotras es admitir que no es fácil encontrar un compañero con el que disfrutar del sexo y del amor en igualdad y en libertad.
No hay apenas hombres capaces de construir relaciones igualitarias, y nosotras nos jugamos mucho en el amor, porque en ocasiones puede ser una trampa mortal: las mujeres emparejadas son las que más violencia sufren en el mundo. Algunas pasan 50 años de su vida sufriendo explotación doméstica y explotación emocional, abusos, violaciones y malos tratos, y algunas de ellas son asesinadas por sus maridos.
Así que no podemos correr riesgos: tenemos que protegernos mucho y aprender a cuidarnos en el amor.
A nosotras lo que más nos conviene es trabajar en nuestra autonomía económica y emocional, y ser muy selectivas a la hora de buscar pareja. Nunca debemos conformarnos con hombres que no dan la talla y que no tienen la altura necesaria para tratarnos de tú a tú.
No debemos resignarnos a la idea de que "los hombres son así"
Tenemos que tomar conciencia además que una vez que nos metemos, es muy difícil echar para atrás.
Cada vez es más difícil salir de la cárcel del matrimonio, porque no tenemos dinero para divorciarnos: hoy separarse es un lujo al alcance de muy pocas mujeres.
Así que hay que pensarselo mucho a la hora de compartir la vida con un hombre.
Después de darle muchas vueltas, algunas de nosotras hemos llegado a la conclusión de que se está mejor soltera que mal acompañada y que en caso de enamoramiento, la mejor fórmula es la de "tú en tu casa y yo en la mía", la única forma de que los hombres más machistas no te traten como a una sirvienta.
Estoy convencida de que los hombres empezarán a hacer cambios cuando no encuentren pareja y se queden solos. Será entonces cuando empiecen a adaptarse a los nuevos tiempos y a hacer todo el trabajo interno que ahora no quieren hacer.
Mientras llegue ese momento, nosotras avanti, imparables, siempre hacia delante, en el camino hacia la liberación y hacia la Buena Vida.
Mientras ellos se lo piensan, nosotras sigamos soñando y trabajando por una vida mejor y un mundo mejor.
Pongamos el foco en nosotras mismas, y en la gente que nos quiere y nos cuida.
Sigamos juntas el camino con otras mujeres, ellos que se queden atrás si quieren.
Coral Herrera Gómez
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