28 de julio de 2024

¿Cuánto cuesta ser o tener una esposa perfecta?

 



Ahora que se están poniendo de moda las esposas perfectas o trad wives, vamos a hablar de lo caro que resulta ser o tener una, y del costo que tenemos que pagar hombres y mujeres: 

¿les sale más caro a ellos o a nosotras?


El coste para los hombres 

Tener una esposa perfecta requiere hoy en día de un salario doble. Solo los hombres que sean capaces de generar los ingresos suficientes para mantener a una familia pueden permitirse el lujo de tener una esposa perfecta. Las mujeres perfectas no solo necesitan agua potable, comida, y techo. También necesitan mucho dinero para lucir bellas y jóvenes, y para poder mantener la imagen de esposa y madre perfecta: 

- Moda: ropa, calzado, complementos y accesorios: las esposas perfectas van siempre a la moda, y a través de su imagen le dan prestigio al marido que las mantiene. Así que necesitan estar siempre atentas a las novedades del mercado, a las tendencias y a las influencers que nos dicen que debemos llevar en cada temporada: seguir el ritmo de la moda es muy caro y requiere de mucho tiempo libre. 

- Belleza: las esposas perfectas llevan las uñas perfectas, el cabello perfecto, lucen las tetas y los glúteos perfectos, e invierten mucho tiempo en luchar contra sí mismas: para erradicar kilos, arrugas, pelos, e imperfecciones, hace falta invertir mucho dinero. Algunas necesitan pasar periódicamente por el quirófano, pero lo que necesitan todas siempre es acudir todas las semanas al salón de belleza, donde tienen acceso a tratamientos modernos para combatir la flacidez, la celulitis, las acumulaciones de grasa, el vello corporal, etc. Además, también tienen en casa cosméticos, cremas, y aparatos de todo tipo que las ayudan a lucir siempre bellas y radiantes. 

- Gastos del Hogar: las esposas perfectas gastan mucho dinero en electrodomésticos y robots último modelo, en renovar el mobiliario del hogar y pintar las paredes cada dos o cada cinco años, en mantener la casa perfecta, limpia, confortable y cálida. Las esposas perfectas siempre están al tanto de las novedades en diseño de interiores, y siempre quieren una casa más grande y un auto más moderno. 

- Gastos de personal: cuanto más rico seas, más gente necesitará tu esposa perfecta. Las más humildes tienen empleadas del hogar, cuidadoras de personas mayores, y niñeras. Las más adineradas necesitan chofer, nutricionistas, jardineros, peluqueros, expertos en estética, masajistas, maestros espirituales, entrenadores, coachers motivacionales, asistentes, y paseadores de perros. 

- Ocio: para poder lucirse en redes sociales, las esposas perfectas necesitan viajar para demostrar que su marido tiene dinero, así que tendrás que pagar hoteles, apartamentos, vuelos, comidas y cenas en lugares bonitos. Además, las esposas perfectas presumen de estar en la onda y les gusta acudir a todos los eventos que se organizan para las familias felices: espectáculos teatrales y musicales, conciertos, festivales, exposiciones para el público infantil, etc. 

- Hijos e hijas: las esposas perfectas gastan mucho dinero para construir la familia feliz que necesitas. No sólo hablamos de los gastos normales (comida, ropa, libros, juguetes), también de colegios y universidades, niñeras, psicólogas, terapeutas, profesoras particulares, y clases extraescolares (tenis, piano, inglés...) además de los gastos del tiempo de ocio (parque de diversiones, zoos, acuarios, conciertos, espectáculos infantiles) Cuantos más hijos tengas, más dinero tienes que invertir para poder presumir de tener una familia feliz. 

- Gastos espirituales: las esposas perfectas necesitan dinero para ir al gimnasio, para contratar a un entrenador personal, o para darse masajes relajantes, pero también necesitan invertir en su dimensión espiritual y religiosa. El mercado de la espiritualidad es caro, tanto para las mujeres que practican religiones tradicionales como para las fieles a las nuevas pseudoterapias realizadas por gurús, chamanes e iluminados.  

-Gastos Variados: por ejemplo, gastos en tecnología, para estar siempre en la onda, o dinero para practicar la caridad y dar una buena imagen. Gastos extras siempre va a haber, porque el mercado no para de sacar artefactos, artilugios, complementos, y cacharros que te venden como imprescindibles. 


El coste para las mujeres

Las mujeres que quieren convertirse en esposas perfectas tienen que hacer una inversión monetaria antes de ser elegidas por un esposo perfecto, para mantenerse bellas y radiantes, hasta que logran subir al trono. 

Pero de ahí en adelante, el costo ya no se paga con dinero: pagas haciendo renuncias y sacrificios. 

Pagas con tu libertad y con tus derechos humanos, con tu dignidad, tus principios, tus ideales y tu lealtad. 

Pagas con tu tiempo y tu energía. 

Pagas con tu cuerpo, para prestar servicios sexuales y reproductivos. 

El coste psicológico y emocional que pagan las mujeres para ser esposas perfectas es enorme. Porque renunciar a ti misma no es gratis, y no es tampoco una buena inversión, ya que corres siempre el riesgo de perderlo todo si él te deja. 

Listado de las principales renuncias que tendrás que hacer para ser una esposa perfecta: 

- Renunciar a ti misma: para ser una esposa ideal tienes que renunciar a ser tú el centro de tu vida, y a desplazarte a ti misma para que lo ocupe tu marido. 

Ni siquiera cuando te conviertas en madre él dejará de estar en el centro de tu vida. Tus hijos serán siempre secundarios: lo primero será siempre él. 

Sus necesidades y sus deseos serán siempre prioridad para ti, por encima siempre de los tuyos. 

Su bienestar, su comodidad, su felicidad estará siempre por delante de la tuya. 

- Renunciar a recibir cuidados: el principal privilegio de los hombres es recibir cuidados sin darlos, así que tendrás que asumir desde el principio que tú no importas, y que no mereces que te cuiden. Él solo está obligado a darte dinero y a hacer algún recado: si enfermas, tendrás que cuidarte tú sola, si te accidentas, lo mismo. Tendrás que salir sola de las crisis y de los problemas, porque tu rol es servir a tu marido, y más vale que te mantengas sana y en forma, y te comportes como una super woman que puede con todo. 

- Renuncia a tu gente querida: olvidaté de tu grupo de amigas y amigos, e incluso a tu propia familia, si no es del agrado de tu marido. Tendrás que aprender a estar sola, porque los maridos perfectos están siempre muy ocupados en sus negocios y en sus reuniones. Tus relaciones con los demás deberán siempre ser superficiales, porque la amistad requiere tiempo y ternura y tú tienes que ponerla toda en tu marido y tu casa, aunque él no esté nunca en casa. 

- Renuncia a tus pasiones: tendrás que adaptarte a las pasiones de él y acompañarlo a sus torneos de surf, de golf, de tenis, de paddle, de ajedrez, y acudir cuando él te lo pida a animarle en maratones, triatlones, partidos de fútbol, y competiciones deportivas de todo tipo. Todo depende de la suerte que tengas, también te puede tocar un esposo aficionado a la música, al arte y a la cultura, o te puede tocar uno de esos que van a los casinos, o pasan todo el día en los bares: cualquiera que sea su pasión, te tiene que gustar a ti también. Cualquiera que sea tu pasión, tendrás que renunciar a ella. 

- Renuncia a tu carrera profesional para que él pueda desarrollar la suya y brillar por todo lo alto. Quizás tu marido te permita tener un negocio de jabones aromáticos, o diseño de ropa de bebés, una línea de perfumes, o cosas que te permitan generar ingresos desde casa. Pero ten cuidado con el éxito: tus ingresos no deben superar los suyos para que él no se sienta inferior a ti. Y nunca deberás robarle tiempo a tus obligaciones en la casa: lo primero es tu marido, tus hijos e hijas y tu hogar. Tendrás que hacerlo en el tiempo que te sobra. 

- Renunciar a tu autonomía y a tus derechos sexuales y reproductivos. Es tu marido el que decidirá cuantos hijos vais a tener, y cada cuánto tiempo debes quedarte embarazada. Puede ocurrir también que tu marido no quiera tener hijos, y te veas obligada a renunciar a tu maternidad. Todo dependerá de la benevolencia de tu marido, y de sus deseos, pero toma nota: los maridos saben que cuantos más hijos tengas, más esclavizada estarás al hogar. 

- Renuncia a tener una relación monógama: tendrás que vivir con miedo permanente a los cuernos, y asumirlos con la misma dignidad que los han asumido siempre las marquesas, las condesas, las princesas y las reinas. Tu misión es vigilar a tu marido sin asfixiarle, y tolerar las noches de pasión ocasionales de tu marido, pero en ocasiones te verás obligada a compartir recursos con amantes que duran meses o años en la vida de tu querido esposo. Puede que te de rabia, pero tendrás que asumirlo con resignación, y sin que se te note demasiado el miedo y la ira que sientes. 

- Renuncia a tu libertad de movimientos: piensa que las esposas perfectas están siempre en el hogar: solo salen de él para ir al súper, al salón de belleza, al gimnasio, a la iglesia y al médico, así que tendrás que renunciar a tu libertad de movimientos y estar siempre localizable y conectada por si tu marido quiere saber dónde y con quién estás. 

- Renuncia a decir que no: las esposas perfectas están siempre dispuestas si sus maridos les necesitan. Da igual que te apetezca o no, tienes que adaptarte a su agenda y estar disponible para ir a una comida, una cena, una fiesta. También tienes que estar dispuesta si él va y no te lleva a ti, porque hay reuniones en las que los hombres no llevan a las esposas, sino a las amantes.

- Renuncia a tu poder: siempre deberás tener presente que quien manda es tu marido, y a veces no te gustarán las decisiones que toma, pero no puedes llevarle la contraria. Él es el jefe, él pone las normas, y tú y los niños obedecéis, como si estuvieras viviendo bajo una monarquía absolutista . Tú puedes proponer algunas cosas, pero siempre han de ser sugerencias o súplicas, nunca imposiciones: "podríamos ir de vacaciones a... ", "podríamos contratar a un profesor de inglés para el niño...", "¿qué te parece si compramos un sofá nuevo?"

- Renuncia a la protesta y a las quejas: a los esposos perfectos no les gustan las mujeres amargadas, frustradas, o enfadadasEllos quieren ver a sus mujeres siempre con una sonrisa, sirviendoles la mesa con dulzura y amabilidad, cocinando de buen humor, y prestando servicios sexuales en la noche con actitud sumisa y complaciente. Ser una esposa perfecta consiste en tragar, soportar, aguantar, y callar. 

- Renuncia a expresarte con libertad: tendrás que aprender a reprimir tus emociones, especialmente el enfado y la ira, pero también la pena. Las esposas perfectas no se enfadan, no se ponen tristes, no se quejan, y no montan broncas cuando están insatisfechas. Debes ser humilde y agradecida, y estar siempre contenta. 

- Renuncia a tus ideales románticos: todos los maridos necesitan hacerse sus escapaditas de vez en cuando: tu papel como carcelera es mirar para otro lado, y relajar la guardia para que él pueda tomar oxígeno y vuelva al hogar contento por haber ejercido su libertad y haber disfrutado de sus privilegios de macho. Lo que sí debes pedirle es discreción para que la imagen de la familia feliz no se vea dañada. 

- Renuncia a tus derechos humanos fundamentales para convertirte en una sirvienta: tu nivel de esclavitud dependerá de la suerte que tengas con tu marido. Hay maridos que se conforman con verte encerrada en casa todo el día, y otros que son auténticos tiranos. 

Son muchas renuncias, ¿verdad? 

Pero además tomar la decisión de invertir en tu papel de esposa perfecta conlleva unos riesgos enormes.

Aquí un listado de los riesgos que corres

- Que tu marido te abandone por otra mujer más joven, sobre todo a partir de los 40. Es un riesgo que tienes que correr, aunque puedes intentar mantener a tu marido junto a ti siendo más complaciente y tratando de luchar contra la edad y los kilos de más. Aunque te esfuerces mucho por mantener la línea, lo cierto es que tienes que asumir que ese riesgo está siempre ahi, y que incluso cuando luces muy bella y muy joven corres el peligro de ser sustituida por otra, como le ocurrió a Shakira, una mujer rica, inteligente, con talento, trabajadora, bella, sexy, buena madre y buena esposa: Piqué abandonó a la diosa y se largó con una mujer más joven, más dulce y más discreta que ella. 

- Que tu marido se muera: ¿qué haces tú sin amigos, sin amigas, sin pasiones, sin dinero, sin profesión, sin red de apoyo? Hay muchas mujeres que creen que sus maridos son inmortales, pero también hay muchas otras que creen que cuando ellos mueran podrán vivir de la herencia. ¿Sabías que muchos maridos perfectos lo que dejan son enormes deudas, y no dinero? 

- Que dejes de ser útil y ya no sirvas para tu función: las esposas perfectas no pueden enfermar, ni envejecer, tienen que estar siempre sanas y dispuestas a complacer a su marido. Si te accidentas, si te ocurre algo grave, te vas a ver completamente sola, porque los maridos perfectos no cuidan. Te pueden comprar bombones o flores, joyas y vestidos, pero no te cuidan. Y si enfermas gravemente lo más probable es que te dejen. Ellos tienen el poder económico: si fallas en tu papel y no eres tan perfecta, corres el peligro de ser abandonada y sustituida por otra mujer más complaciente y más preparada.  

- Que tu marido cambie o se transforme, y pase de ser un tipo alegre y simpático a ser un amargado. O que pase de ser un hombre de negocios exitoso a quedarse en la ruina. O que pase de ser un hombre enamorado a desenamorarse por completo de ti. Pueden pasarle mil cosas a tu marido perfecto: que se quede sin trabajo, que quiebre sus negocios, que se canse de la familia feliz, que se canse de ser hombre. Piensaló, pueden ocurrile mil cosas: que se convierta en un ludópata y se juegue la casa y los ahorros en una sola partida, que se convierta en alcohólico, que se deprima y lo deje todo, o que se vaya de pronto a un país lejano a buscar la iluminación y a encontrarse a sí mismo. 

- Que te maltrate y acabe con tu vida: el mayor riesgo que corres como esposa perfecta es ser víctima de feminicidio. Si te toca un marido maltratador, no te va a ser fácil dejarle si no tienes dinero y gente querida que te apoye.Hay muchas esposas perfectas que sufren violencia psicológica, sexual, emocional, física y económica durante décadas, y su infierno sólo termina cuando él se muere, o cuando mueren ellas. Y es que al convivir con un tipo violento del que dependen económica y emocionalmente se arriesgan a perder la vida: 137 mujeres mueren asesinadas cada día en el planeta a manos de su pareja, ex pareja u otros hombres de la familia. 


Como ves sale muy caro ser una esposa perfecta, y los riesgos son demasiado altos. Las relaciones de dependencia y de sumisión nos hacen muy vulnerables y nos hacen sufrir mucho, y el sufrimiento no es gratis. Nunca es gratis. Sufrir daña tu salud física, mental y emocional, te pone en peligro, te acorta la vida, o te la arrebata de cuajo.

No te olvides: a nosotras las mujeres nos sale mucho más caro ser esposas perfectas que a los hombres tener esposas perfectas. Cuanto más sumisas somos, peor nos tratan los hombres: no nos compensa depender de ellos nunca. 

Coral Herrera Gómez


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27 de julio de 2024

Necesitamos apoyo y solidaridad: nos están matando




Necesitamos cuidados y ayuda de toda la población con urgencia. Necesitamos solidaridad y apoyo para acabar con el terrorismo machista. Necesitamos llenar las plazas y las calles de gente pidiendo un alto el fuego en la guerra contra las mujeres.  

Nosotras las feministas apoyamos las causas de muchos movimientos sociales, asociaciones vecinales, sindicatos, colectivos ecologistas, pacifistas, antimilitaristas, LGBTIQ y sin embargo cuando salimos a la calle a pedir que dejen de matarnos, estamos solas. 

En todas las aldeas, pueblos y ciudades de España hay colectivos y mujeres feministas protestando con cada femicidio y cada asesinato de niñas y niños, pero la población no se indigna ni se conmueve. 

Necesitamos un cambio en los medios, que siguen presentándo los femicidios como casos aislados, necesitamos escuchar a las víctimas y a sus familias, y que la gente conozca las soluciones que existen para erradicar la violencia. Muchas personas creen que no se puede hacer nada para acabar con la violencia contra las mujeres, pero claro que se puede. 

Si las plazas se llenaran de miles de personas pidiendo el fin de los discursos de odio contra las mujeres, el fin del acoso y las violaciones, la erradicación de la explotación laboral, doméstica, sexual y reproductiva de las mujeres, la eliminación del abuso sexual infantil y los asesinatos de niñas y niños por violencia vicaria, los machistas se quedarían solos. 

Si el rechazo social fuese masivo, los acosadores, los maltratadores, los violadores, agresores y asesinos no podrían actuar como hacen ahora, arropados por la indiferencia de una sociedad que mira para otro lado y que sigue culpando a las víctimas de las agresiones que sufren. 

Necesitamos apoyo del sistema educativo, para que vacune a la gente joven contra la misoginia. 

Necesitamos también el apoyo de los gobernantes para que protejan a las víctimas de violencia machista y para que destinen el dinero del Fondo del Pacto de Estado Contra la Violencia Machista a los Refugios de mujeres.

Además necesitamos la solidaridad de los productores y creadores de las industrias culturales para que dejen de perpetuar los valores del patriarcado a través de los mitos y los estereotipos, y dejen de romantizar la violencia contra las mujeres en sus relatos.

Necesitamos a los movimientos sociales: a las feministas nos han pedido que abracemos todas las causas sociales, ahora nosotras os pedimos también abrazos a todos y a todas.

Que no se os olvide, sobre todo a los hombres, tanto hegemónicos como diversos, que para que las relaciones sean igualitarias, el apoyo ha de ser siempre mutuo, y los cuidados siempre recíprocos. 

El cambio que necesitamos es que los hombres tomen conciencia y se conmuevan, y salgan masivamente a las plazas a condenar los atentados que sufrimos contra nuestros derechos y nuestras vidas. 

Hombres valientes que alcen su voz y den la cara contra la injusticia, hombres que sirvan de ejemplo a otros hombres y que demuestren que nuestras vidas valen tanto como las suyas, y nuestros derechos son iguales que los suyos. 

Si los hombres no reconocen la misoginia que impregna toda nuestra cultura, y que todos llevamos dentro, no podremos acabar con los asesinatos de mujeres. 

Ya es hora de que deis un paso al frente y seáis compañeros de verdad. 

Necesitamos que seáis valientes y pongáis en práctica la la empatía, la solidaridad, la ternura, los cuidados, y el compañerismo, 

porque nos están matando y estamos solas en la lucha contra la violencia.


En España nos matan a 1 cada 3 dias. 


En México 1 cada 2 horas. 11 mujeres cada día.


En todo el planeta, 137 mujeres asesinadas cada día por sus parejas, ex parejas y otros hombres de su familia. 


 #Nosestanmatando #TerrorismoMachista #misoginia #StopViolenciaMachista #Compañerismo #Solidaridad #compañerismo #ApoyoMutuo

Coral Herrera Gómez 


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21 de julio de 2024

Ellos buscan sirvientas, nosotras buscamos compañeros



Los hombres van buscando mujeres del pasado, las mujeres vamos buscando a los hombres del futuro. 

Ellos buscan sirvientas, nosotras buscamos compañeros.

Por eso es tan difícil hoy en día encontrarnos y juntarnos para disfrutar del sexo y del amor. Nosotras no vamos a dar ni un paso atrás: os toca a vosotros avanzar.


No hay nada más frustrante que la búsqueda del príncipe azul moderno y la princesa rosa tradicional.

Los hombres buscan mujeres sin pasado, virgenes, puras, complacientes, sumisas, discretas y obedientes. Quieren mujeres que ejerzan de mamás, de niñeras, cuidadoras, asistentas, secretarias, enfermeras, cocineras, limpiadoras, psicólogas, cuidadoras que sepan llevar un hogar como Dios manda. 

Quieren un freno de mano y una carcelera que les deje escaparse de vez en cuando. Quieren mujeres perfectas que cuiden a cambio de nada, y no las ncuentran. 

Quieren que la mujer perfecta no envejezca jamás, que lo haga todo con amor y ternura y alegría, que no proteste, y que además tengan tiempo para trabajar fuera de casa, y para cuidar su línea y mantenerse delgadas y eternamente bellas. 

La súper mujer que puede con todo es un mito muy potente, pero el día tiene 24 horas, y no se puede ser la mejor profesional, la mejor esposa, la mejor madre, la mejor hija, la mejor vecina, y la mejor ama de casa. Vivimos agotadas y empastilladas tratando de llegar a todo.

Es imposible cumplir con el rol asignado por el patriarcado y por el capitalismo de una forma total y absoluta, y a los hombres les frustra mucho no poder encontrar una mujer que se entregue a la causa del matrimonio y de la familia feliz, que trabaje fuera pero no demasiado, que cobre un buen salario pero que no sea mejor que el suyo, que sea una mujer que no se canse nunca, que no necesite vacaciones ni tiempo para sí misma, que no enferme nunca, que siempre disponible para cubrir tus necesidades básicas, que no se enfade y lo haga con una sonrisa, y que se quede contigo para siempre.

¿Dónde encuentras hoy en día una adorable esposa que te permita hacer tus escapaditas de macho, y luzca sus cuernos con la dignidad de las reinas y las marquesas?, ¿dónde encuentras hoy una mujer que no tenga sueños propios y quiera sacrificarse por ti a cambio de nada?, ¿dónde encontrar una esposa confiable que no te traicione jamás y aguante todo lo que le eches?

En ningún lado. 

Incluso las mujeres patriarcales que cumplen con su rol de sirvientas protestan cuando sus seres queridos las explotan y las hacen daño. 

Las mujeres en su mayoría quieren reciprocidad en los cuidados, y protestan cuando sus maridos e hijos abusan de ellas y las tratan mal.  

Por mucho que lo intentemos, no podemos ser tradicionales, modernas y posmodernas a la vez, no es posible imitar a nuestras abuelas y a nuestras madres y además ser una mujer de hoy en día. 

Las 24 horas del día no son suficientes para ser las mejores en todo. 

También hay muchas mujeres que sufren porque están buscando a un hombre que no existe aún. O existe, pero son muy pocos hombres en el mundo. Estamos hablando del hombre del futuro, aquel que ha sido educado para aprender a cuidarse a sí mismo, cuidar los espacios que habita, y cuidar a sus seres queridos. 

Es el hombre que practica la autocrítica amorosa, renuncia a sus privilegios de macho, desobedece los mandatos del patriarcado, y ha aprendido a relacionarse con mujeres sin abusar de ellas y sin dominarlas. 

Un hombre autónomo que no necesita sirvienta y que sabe relacionarse con sus parejas sexuales y sentimentales sin tener que dominarlas. 

Un hombre honesto capaz de hablar de sus emociones y de expresarlas sin hacer daño a nadie. 

Un hombre adulto que se lo trabaja para ser mejor persona que su padre y sus abuelos.

Haberlos haylos, pero son muy pocos. 

Los niños varones que estamos criando serán autónomos, pero sólo si tienen referentes a su alrededor y en la cultura, y por ahora no tienen. Los únicos referentes que nuestra cultura les ofrece son machos destructores y mutilados emocionales, así que necesitan ejemplos a su alrededor para construir su masculinidad desde la ética del amor y la filosofía de los cuidados.

Las mujeres llevamos décadas trabajando en nosotras mismas: vamos a terapia, devoramos libros y podcast, hacemos talleres, cursos, másters, posgrados, nos juntamos en grupos para trabajar en nuestra sexualidad, nuestras emociones y nuestras relaciones. 

La brecha emocional y relacional entre hombres y mujeres se agranda cada vez más, porque no es que ellos vayan más lentos, es que la gran mayoría aún no han empezado, y además hay un sector significativo de hombres que quieren volver a aquella gloriosa época en la que las mujeres no salían de casa. 

Estos hombres se resisten, iracundos, a los cambios sociales que está provocando el feminismo. Están cabreados, asustados, dolidos, y creen que cuanto mejor nos va a nosotras, peor les va a ellos. Nos odian a todas, porque no somos de fiar, porque las mujeres somos todas malas y perversas, porque no nos dejamos domesticar como los animales.

Buscan a su abuela para casarse con ella y no la encuentran, claro. 

Nosotras buscamos a hombres que sepan tratarnos como a compañeras, y tampoco los encontramos, claro. 


¿Qué hacemos entonces? 

Nosotras tenemos que seguir nuestro camino, no podemos sentarnos a esperar. El día en el que los hombres no encuentren a ninguna mujer con la que emparejarse, entonces quizás si sientan la necesidad de hacer un cambio, porque solos no quieren estar. 

Ellos que se unan cuando quieran, o que escojan su propio camino. Nosotras sigamos caminando nuestro presente, no podemos quedarnos sentadas: ya despilfarramos muchos años esperando el milagro romántico.

Nosotras ya sabemos que no podemos cambiar a nadie: el único cambio posible es el que puedes hacer tú en ti misma. 

Cada cual se tiene que trabajar a sí mismo/a para llegar al cambio que necesitamos: lo personal es político y las transformaciones individuales propician las transformaciones sociales. 

Los hombres van tarde ya: nosotras no vamos a dar ni un paso atrás. 

Seguimos caminando.


Coral Herrera Gómez 


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