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14 de octubre de 2024

Cómo me liberé de la droga del amor



 

Yo no lograba entender por qué cuando estaba cerca de mi droga, yo cambiaba y dejaba de ser yo. Y no solo eso: era capaz de engañarme y traicionarme a mí misma, y hacer cualquier estupidez con tal de conseguirla. Me resultaba alucinante verme a mí misma desdoblada: podía estar en la mañana pensando racionalmente y tomando decisiones sensatas y feministas, y luego en la noche hablando con él por teléfono como si nada, derretida de amor y riendole las gracias. 

Si yo había decidido que no nos veríamos más, y él llamaba para decirme que necesitaba verme, entonces me olvidaba del acuerdo conmigo misma, y le decía que sí, que podía venir a verme. Y claro, eran polvazos intensos los que echabamos, porque yo siempre juraba que iba a ser el último. Y ya sabemos que los últimos polvos, cuando estás muy enamorada, son intensos, maravillosos, e inolvidables. ...


Ya puedes escuchar o leer el capítulo 8 de mi libro: Cómo dejé de sufrir por amor. 

Cada semana publico dos nuevos capítulos en Patreon y en Ivoox para suscriptoras:


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8 de octubre de 2024

Cómo me liberé de la cárcel del amor






 

Yo estuve cuatro años esperando "a ver si él se daba cuenta". 

Cuatro años de autoengaño. 

Cuatro años esperando a que el Príncipe Azul regresara de sus batallas.

Cuatro años creyendo que estaba presa en la cárcel del amor, condenada a sufrir. 

Hasta que la que" me di cuenta" fui yo.

Me di cuenta de que los muros no eran de humo sino de titanio, que las ventanas y las puertas estaban abiertas, que la vida estaba pasando muy deprisa, y que yo no la estaba disfrutando. 

Me harté de esperar y de sufrir por amor y empecé mi camino hacia la liberación. 

En el capítulo 7 de mi nuevo libro te cuento cómo empecé a trabajar en mí, ya puedes leerlo o escucharlo y leerlo en Patreon e Ivoox: 


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22 de agosto de 2024

¿Tú tampoco puedes divorciarte? El drama de la vivienda y la cárcel del amor




¿Tú tampoco puedes divorciarte? El drama de la vivienda y la cárcel del amor 

Tengo varias amigas que se quieren divorciar y no pueden. Les mucho costó dar el paso y cuando finalmente acordaron con sus parejas la separación, se dan cuenta de que no les dan las cuentas porque los precios de compra y alquiler de casas están por las nubes. 

El sistema nos quiere de dos en dos, por eso nos castigan si no nos emparejamos. ¿En qué consiste el castigo? Hay cientos de miles las mujeres jóvenes que no pueden salir del hogar e iindependizarse porque no tienen pareja para compartir gastos, y muchas se ven obligadas a convivir con su familia o con personas desconocidas. 

El drama de la vivienda mantiene, además, a miles de mujeres atrapadas en relaciones en las que no son felices, relaciones que no funcionan, y también relaciones en las que sufren explotación doméstica, violencia psicológica y emocional, violencia económica, física y sexual. 

Muchas mujeres se irían si pudieran, pero con un solo salario no pueden irse a ninguna parte, sobre todo si tienen críos. Cuantos más hijos e hijas tienen, más difícil resulta escapar. Según las leyes, todas somos libres para divorciarnos, pero lo cierto es que sin autonomía económica no podemos. De todas ellas, las que más sufren la violencia son las mujeres pobres, las mujeres inmigrantes y las que sufren discapacidad. 

Unas pasan toda la vida soportando y resistiendo como pueden, y la violencia solo termina cuando ellos las asesinan o cuando ellos mueren. Estamos hablando de que hay mujeres que pasan 50 o 60 años sufriendo violaciones y malos tratos, y no tienen medios para huir.

Cada día resulta más difícil separarse: es un lujo al alcance de muy pocas parejas porque se necesitan dos salarios para vivir: uno va a la hipoteca o el alquiler, y el otro hay que dedicarlo a subsistir. En las grandes ciudades, en las islas y en la costa es imposible vivir sola en un apartamento, excepto para las mujeres que gozan de un buen salario y no tienen crías.

Seguimos creyendo que las mujeres en Occidente somos libres, pero las leyes que nos protegen son papel mojado. No importa si el Estado reconoce el derecho de las mujeres a divorciarse: estamos igual que en los países donde no se nos reconoce ese derecho, porque no hay condiciones para que todas podamos ejercerlo.

El matrimonio es una auténtica cárcel para millones de mujeres que no pueden romper el contrato y dejar la relación. Cuanto más pobres y precarias somos, menos derechos tenemos, y cuantos más hijos e hijas, más pobres somos y por tanto, menos libertad tenemos. No podemos elegir qué tipo de vida queremos llevar, ni con quién queremos vivir, ni cuánto tiempo queremos convivir con alguien. 

Nos casamos pensando que podremos separarnos cuando queramos, pero la realidad es que no podemos. 

Ana de Miguel lo explica muy bien: cuando tu vida está determinada por la necesidad, no eres libre. No hay derechos ni libertad de elección y de movimientos sin autonomía económica. 

La Vivienda es uno de los derechos humanos fundamentales: todos y todas necesitamos un refugio seguro y bajo techo para dormir y para vivir. 

Todas las mujeres tenemos derecho a poder vivir solas o con nuestras crías: tener pareja no puede ser una obligación, pero lo cierto es que vivimos en un mundo que nos quiere de dos en dos, consumiendo y aislados de los demás. 

Y lo cierto es también que las personas más pobres del mundo son mujeres con hijas e hijos. Por eso la lucha por los derechos humanos no sirve de nada si no se erradica la pobreza. Las mujeres que viven en la pobreza sufren más el abuso, la explotación y la violencia de sus caseros, sus jefes y sus maridos.

Ante el drama de la vivienda, muchas mujeres están organizándose en pequeños grupos para convivir juntas, compartir la crianza y compartir gastos. 

Ahora mismo lo único que nos salva son las redes de apoyo mutuo entre nosotras, junto con la lucha feminista por la igualdad, y la lucha social a favor del derecho a la vivienda y en contra de la gentrificación, la especulación inmobiliaria, la codicia de los fondos buitre, los desahucios y el turismo depredador. 

Lo personal es político: estamos derribando los muros de la cárcel del matrimonio, y estamos reclamando políticas públicas que garanticen la autonomía económica de todas las mujeres, para que todas seamos libres y podamos elegir con quien queremos compartir la vida. 

Coral Herrera Gómez 


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3 de febrero de 2023

No te vayas sin decir adiós

 



Nos marchamos sin despedirnos cuando la pareja nos está haciendo mucho daño o cuando corremos algún peligro. Esta es la razón por la cual podemos desaparecer de la vida de una persona sin tener que dar explicaciones, porque debemos proteger nuestra vida, y nuestra salud mental y emocional. 

Cuando no se dan estas circunstancias extremas, si no que simplemente queremos dejar de compartir la vida y romper la relación, entonces sí que debemos despedirnos. 

No siempre es necesario explicar nuestras razones, ni hay que detallarlas con precisión, lo importante es que la otra persona tenga claro qué es lo que está sucediendo, sin ambigüedades. No es el "por qué", es el "qué" está pasando. 

Decir adiós es un acto de amor que requiere mucha honestidad y mucha valentía, no es nada fácil decirle a alguien que ya no estás enamorado o enamorada, no es fácil tampoco decir que quieres separarte para seguir tu camino a solas o con otras compañías, pero hay que hacerlo. 

Lo llaman ghosting, pero es maltrato y es violencia, porque desaparecer sin más de la vida de otra persona hace mucho daño. 

Cuando te dejan de contestar a los mensajes y no te cogen nunca más el teléfono, cuando te bloquean en redes sociales y cortan las vías de comunicación, es fácil pensar que la culpa es tuya, que has hecho algo malo, que te lo mereces por alguna causa.

 Nuestro cerebro se pone en estado de alerta, dispara la adrenalina, nos pone el corazón a mil, y la mente comienza a hacerse preguntas, a darle vueltas, a imaginar y a hacer elucubraciones que nos atormentan mucho.

 Cuando aparentemente todo va bien y de repente alguien corta la relación sin decir adiós, nuestro mundo de hunde por completo, se trastoca nuestra vida entera. 

Cuando alguien desaparece de la noche a la mañana de tu día a día, el duelo es muchísimo más difícil y más largo, porque antes de llegar a la aceptación nos toca pasar un auténtico calvario.

 Nuestra autoestima se hunde, nos sentimos perdidas y vulnerables, nos enfadamos y protestamos, nos ahogamos en lágrimas, nos desesperamos, y a veces, nos obsesionamos. 

Nos cuesta comer, nos cuesta dormir, nos cuesta asumir y nos aferramos a la esperanza de que sea algo puntual, con el miedo de que en realidad sea para siempre, y que nunca lleguemos a saber qué pasó.

No importa si tu relación ha durado diez años o un fin de semana, hay que armarse de valor y contar con calma a la otra persona lo que te está ocurriendo, lo que estás sintiendo, y la decisión que quieres tomar. 

Si no quieres hacerlo por miedo, si sospechas que la otra persona puede perder los papeles, agredirte o agredirse a sí misma, hazlo al aire libre, a plena luz del dia, en un sitio donde haya gente cerca. Pero hazlo: las historias hay que cerrarlas bien, hay que saber ponerle punto y final a las relaciones, hay que ponerle amor a las despedidas. 

Si ya no sientes lo mismo por tu pareja, o si hay cosas de ella que no te gustan, si sientes que no sois compatibles, si no le ves futuro a la relación, dilo con suavidad y firmeza. 

Si quieres empezar otra etapa de tu vida, si quieres vivir otras historias, si te has enamorado de otra persona, dilo con cariño y claridad. 

Si acabas de empezar la relación pero te das cuenta de que en realidad no estás a gusto, por lo que sea, puedes decirlo, porque tienes derecho a empezar y a terminar tus relaciones cuando quieras. 

Lo que no tienes derecho es a hacer sufrir a alguien con quien has compartido tu intimidad personal y sexual, y con quien has compartido fluidos, besos y abrazos.

Porque irse sin más para no tener que dar la cara es de cobardes, y hace sufrir mucho a la otra persona. Ojalá todos tuviéramos la fortaleza para mandar al carajo a quien no nos coge el teléfono, y la autoestima tan alta como para soportar una muestra de desprecio tan cruel. Pero no la tenemos. 

Somos seres muy frágiles, somos muy vulnerables, y nos duele mucho que nos traten mal. Cuando confiamos en nuestra pareja, es porque creemos que nos va a tratar bien todo el tiempo: antes, durante, y al final de la relación. 

Lo llamamos cuidados, lo llamamos responsabilidad afectiva, es una cuestión de justicia y compañerismo.

Es difícil pero con empatía, solidaridad y amor del bueno se consigue: todos y todas merecemos poder decir adiós, y dar y recibir cuidados hasta el final.

#ghosting #ghostinesviolencia

#notevayassindeciradiós #cuidados #buenostratos #separaciones #adiós


Coral Herrera Gómez 


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16 de enero de 2023

Shakira, los divorcios transoceánicos y otros temas políticos


Conocí en París a una mujer colombiana a la que su marido le dejó por otra, y no daba el permiso para que ella pudiera regresar a su país con la niña. 

Estaba condenada a vivir en un país extranjero, sin su red familiar, y no lograba convalidar su título de abogada. El marido le declaró la guerra y su vida se convirtió en un infierno, y aún faltaban siete años para que su niña se hiciera mayor de edad. 

No puedo parar de pensar en ella y en su niña desde que ví la noticia de Shakira, y deseo con todo mi corazón que hayan podido volver ya a Colombia, después de tantos años.

¿Comprendéis por qué lo personal es en realidad un asunto político?, ¿y por qué podemos aprovechar el tema de Shakira para hablar de asuntos que nos atañen a todas?


Mirad cuántos temas tenemos en la mesa: el derecho al divorcio, que hoy es un privilegio al alcance de muy pocas mujeres, porque no tenemos dinero para vivir solas con las crías.

Y si lo hacemos porque no aguantamos más, o porque estamos sufriendo violencia, quedamos en la más absoluta pobreza. Y si somos pobres, o precarias, no tenemos ni libertad ni derechos.

Y las que peor lo tienen, son las mujeres inmigrantes sin papeles, que quedan atrapadas durante años. 

¿Y qué me decís de los hombres que no pasan la pensión alimenticia, que no quieren ver a sus criaturas, que no asumen sus responsabilidades como padres, que ni cuidan ni quieren a sus hijas e hijos, y que maltratan a sus criaturas para hacer daño a sus parejas? 

En el culebrón de Piqué y Shakira se mezclan todos los temas: la emigración y la pobreza femenina, las masculinidades y las paternidades, el derecho al divorcio, el derecho a volver a tu país, el tema del compañerismo y la solidaridad en la pareja, la crianza, los mitos románticos, la autonomía económica de las mujeres... hasta da para hablar sobre la Renta Básica Universal, porque siempre que debatimos, además de analizar lo que nos pasa a las mujeres, hay que echarle imaginación y ponerse a buscar soluciones que eviten tanta violencia y sufrimiento a las mujeres. 

Y además, hacer mucha pedagogía para que las adolescentes no caigan en la cárcel del amor, y no se les ocurra sacrificar su vida por el sueño de una familia feliz. 

Disponemos de muchos datos y cifras que demuestran que el amor romántico es una estafa, y muchas historias de vida de mujeres atrapadas que no pueden separarse como está haciendo Shakira. 

Vamos a ayudarnos una a otras a quitarnos la venda de los ojos, vamos a contarnos las verdades, sólo así podremos dejar de ser súbditas de la monarquía masculina. 

Aprovechemos para liberarnos todas juntas.


Coral Herrera Gómez


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15 de enero de 2023

Shakira y la estafa romántica: qué estamos aprendiendo con su historia



El amor romántico es una estafa, la familia feliz es otra estafa, y con la historia de Shakira y Piqué estamos aprendiendo muchas cosas y estamos tratando temas súper importantes de los que normalmente no hablamos. Además nos está sirviendo para explicarles a las niñas y las adolescentes un montón de cosas, y para desmontarles los mitos uno a uno. 

En casa, en el aula, en las redes, aprovechemos su fascinación con Shakira para explicarles que a las mujeres no nos compensa el matrimonio, que no nos merece la pena dejar nuestro hogar y nuestra red de amor por un hombre. 

Que cruzarse un océano y sacrificar nuestro trabajo para ir detrás de un hombre, y para apoyarle en su carrera, no nos compensa. 

Que ser muy guapa y muy sexy no te garantiza que un hombre vaya a tratarte bien y a cuidarte. 

Que tampoco tener hijos con él te garantiza que vaya a ser fiel y a permanecer el resto de su vida junto a tí. 

Que no nos sale a cuenta construir una familia feliz por que es en el hogar donde más malos tratos y violencia sufrimos las mujeres 

Que sufrir por amor no tiene premio ni recompensa. 

Que la infidelidad es violencia psicológica y emocional. 

Que llevarse a tu amante a la cama es una maldad muy cruel. 

Que aunque la mayoría de las mujeres soportan la humillación pública de los cuernos en silencio, no tenemos por que callarnos. 

Que lo que le pasa a ella, nos pasa a todas, y que lo personal es político 


Con respecto a Piqué, podemos aprovechar para desmontar el mito del príncipe azul, para hablar del privilegio masculino de la tener una esposa fiel y una amante joven durante meses o años, y cómo nos afecta esta doble vida a las mujeres. 

Piqué nos puede servir para hablar del machismo, de los malos tratos cuando se acaba el amor, y de la violencia que ejercen los hombres infieles con sus mentiras y engaños.

Podemos desmontar a este ídolo de masas para que nuestros hijos le vean tal y como es, y reflexionen sobre la falta de ética y la forma de usar el poder de los hombres poderosos. 

Otros temazos que están surgiendo con el relato del desamor son: 

- el papel que nos toca cuando somos "la otra"

- la monogamia que se nos impone a las mujeres, 

- la guerra del divorcio, 

- la autoestima y la dependencia emocional de las mujeres.

- las relaciones de rivalidad entre mujeres , y de cómo nos hacemos daño entre nosotras. 

- las relaciones de poder en la pareja

- las diferencias de edad en la pareja

- las relaciones cerradas y las relaciones abiertas

- cómo terminar las relaciones sin sufrir y sin hacer sufrir a nuestra pareja

- la maternidad, la paternidad y la crianza

- la intimidad como derecho o como negocio

- las mujeres patriarcales 

- las mujeres que se liberan 

- relaciones entre nueras y suegras

- divorcios transoceánicos

- cómo cuidarnos cuando nos emparejamos

- cómo cuidarnos cuando nos separamos

- cómo protegernos de los hombres machistas

- sororidad y cuidados entre mujeres

- amor romántico y violencia machista

- cómo defender nuestra libertad y nuestros derechos

- cómo pasar nuestros duelos rodeadas de amor de amigas

- cómo los medios alimentan el mito del amor verdadero y eterno, y para qué. 

- cómo nos manipulan los medios a través de nuestras emociones más primarias.

- cómo los medios nos vendieron la historia romántica de la cantante y el futbolista, 

- cómo nos están contando ahora la separación, 

-cómo nos impactan estas historias, cómo influyen en nuestra forma de relacionarnos. 

- qué valores y principios subyacen a los mensajes que nos mandan los protagonistas y los que opinan sobre los protagonistas, 

- cómo usan los medios el amor romántico para perpetuar los estereotipos y los mitos del patriarcado.

- ¿por qué las mujeres no podemos separarnos cuando nos ponen los cuernos?, ¿por qué Shakira sí puede y la gran mayoría de sus fans no? 

- ¿por qué a los hombres les resulta tan fácil cambiar de pareja y formar otras familias cuando se cansan de sus esposas?


Es el momento ideal además para disfrutar de la reflexión colectiva, para poner en práctica las artes de la Comunicación No Violenta, y para pensar juntas sobre cómo sufrir menos y disfrutar más de nuestras interacciones presenciales y virtuales. 

Cómo veis, este tema tiene dentro mil temas, por ejemplo la ética amorosa, la dimensión económica del matrimonio, la evasión fiscal, las millonadas que están ganando los protagonistas, el sexo y el deseo...

Como engancha mucho a la gente, es ideal para lanzar preguntas y poner a pensar a todo el mundo sobre nuestras formas de comunicarnos y de contarnos historias, y sobre nuestras formas de relacionarnos, de querernos y de separarnos. 

Que nos hace mucha falta a todas y a todos. 


Coral Herrera Gómez 


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14 de enero de 2023

¿Por qué la infidelidad es violencia?



Una de las injusticias más grandes de la infidelidad es que mientras tú gozas de tus relaciones sexuales y sentimentales, niegas a tu pareja la posibilidad de gozar también de otras relaciones. 

Además, ser infiel te lleva a engañar y a mentir, y por lo tanto a hacer daño a tu pareja, que probablemente viva angustiada porque en el fondo de su corazón sabe que te estás portando mal con ella. 

Y hay más, no sólo estás ejerciendo violencia psicológica y emocional sobre tu pareja, sino que también estás abusando de la confianza que ha depositado en tí, estás rompiendo los pactos de cuidado, te estás riendo de ella en su cara. 

Si además tu pareja depende económica y emocionalmente de tí, te estás beneficiando de la explotación emocional que ejerces sabiendo que ella no puede romper la relación. 

Es injusto que esté atrapada contigo soportando la humillación de los cuernos, y tu te estás aprovechando para vivir el mayor privilegio que te otorga el patriarcado: la doble vida. Una como soltero y otra como hombre casado y padre de familia. 

Para terminar, te beneficias del pacto de silencio del que gozan todos los hombres, por el cual todo el mundo ve la cornamenta de tu mujer, menos ella misma. Y además, muchos de vosotros atentais contra la salud de vuestra compañera porque no utilizais métodos de protección en vuestras relaciones, lo que pone en peligro su vida.

¿Cuál es la forma de no hacer daño y evitar la violencia y el abuso? 

Contarle a tu pareja desde el principio lo que te está pasando (me gusta otra, estoy tonteando con otra, me estoy enamorando de otra) para que ella pueda tomar sus propias decisiones, como tener otras parejas igual que tú, o como dejar la pareja si no quiere tener una relación abierta. 

Se trata de ser valiente y de afrontar lo que está ocurriendo con honestidad, así como de asumir las consecuencias de tus actos: si quiero tener otras parejas, mi pareja tiene derecho a hacer lo mismo, o a dejarme en cuanto se entere. 

Y con tus amantes lo mismo: honestidad, respeto, transparencia, valentía y cuidados.

Coral Herrera Gómez 


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13 de enero de 2023

Tú vales más que ella

 



"Tú eres mucho más grande que ella, tú eres más guapa que ella, tú vales mucho más, no te llega ni a la suela de los zapatos... "

¿A vosotras os consuela que os digan esto cuando tu pareja se va con otra mujer?  

A mí jamás me ha consolado. 

No me ha hecho sentir mejor compararme con la otra. 

Nunca le digo a las mujeres que sufren porque han perdido a su pareja que son más guapas o valen más que la otra mujer. Porque creo que no ayuda a subir nuestra autoestima, solo nuestro ego, que siempre necesita sentirse superior a las demás mujeres. 

"Tú eres mucho más grande que esa mujer, más lista, más bella y más sexy”, puede que te anime un poco escuchar esto, pero no sirve para calmar tu dolor. 

Tampoco sirve criticar a la otra. Puede que minusvaloraros y despreciarla te venga bien para desahogar tu rabia y tu frustración durante un rato, pero no sirve para consolarte por una pérdida tan dolorosa. 

La única forma de dejar de sufrir es aceptar que tu pareja ya no te ama, y se ha enamorado de otra mujer. 

Una mujer que es diferente a tí, ni mejor, ni peor. 

El patriarcado nos quiere en guerra a las mujeres, y en dos niveles: guerra entre nosotras, y guerra dentro de una misma. 

Nosotras somos siempre las culpables de la infidelidad masculina, bien porque no vigilamos a nuestras parejas, o bien porque intentamos quitarles las parejas a otras mujeres. Parece que ellos son muñecos a merced de nuestra maldad y que simplemente se dejan arrastrar por la más dominante, pero no es cierto. Para muchísimos hombres la infidelidad es un deporte nacional.

Con quien tienes que estar dolida es con tu ex, no con su nueva pareja. La responsabilidad la tiene tu pareja, que es la persona con la que acordaste un pacto de compromiso y la que lo rompe. 

Todos y todas tenemos derecho a dejar una relación, y a empezar otra nueva. Pero no tenemos derecho a hacer sufrir a los demás. Podemos dejar una relación poniendo los cuidados en el centro. 

Lo que más duele de una separación son las mentiras, los engaños y la traición: si tu pareja no se porta bien en este proceso, ni te cuida, lo más importante es alejarte y cuidarte a ti misma para sufrir lo menos posible.

A mí lo que me ha ayudado de verdad en los duelos no es meterme en guerra con mi ex pareja ni con su nueva pareja, sino el amor de mi gente querida, y el tomar conciencia de todo el amor que hay dentro de mí, y a mi alrededor. 

Ojalá no necesitáramos sentirnos superiores a nadie para sentirnos mejor, ni para reforzar nuestra autoestima, porque en esta batalla entre mujeres, quien gana es el patriarcado. 


Coral Herrera Gómez


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5 de enero de 2023

¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?




La inmensa mayoría de las mujeres no podemos separarnos de nuestras parejas.

 Son muy pocas las mujeres que pueden acceder al derecho al divorcio en el mundo, y es una injusticia muy grande. 

La mayoría no pueden porque no tienen autonomía económica, y unas cuantas porque tienen miedo a la guerra del divorcio, en la que pueden ser asesinadas, o pueden perder a sus criaturas.

Si miráis los salarios, las tasas de desempleo y los precios de la vivienda es fácil entender por qué millones de mujeres no se pueden separar de sus maridos. En España un 20% de la población cobra menos de 1.000 euros al mes, y un 66%, menos de 1900 euros. Las mujeres cobramos un 23% menos que los hombres.

Las tierras son de los hombres, las casas, los medios de producción y de comunicación son de los hombres, las empresas y los bancos son de los hombres.

Nuestras leyes dicen que las mujeres somos libres, pero la realidad es que imposible separarse: el matrimonio es un auténtica trampa a la que muchas vamos ilusionadas y felices. 

Cuando estamos en ella se convierte en una cárcel de la que ya no se puede escapar. Las mujeres que lo hacen pasan a formar parte de la población en riesgo de pobreza y exclusión social. 

La mayor parte de las personas pobres en todo el mundo son mujeres con hijos e hijas y sin pareja. Cuantos más hijos tienen, más pobres son.

Sin dinero no hay libertad ni derechos. Las mujeres necesitamos dinero para poder salir de nuestros hogares, sobre todo las que sufren abusos y malos tratos.

Sin ingresos dignos las mujeres no somos libres ni podemos elegir con quién queremos compartir techo. Si el mercado laboral y el inmobiliario nos mantiene presas en relaciones en las que no queremos estar, entonces hay que garantizar los ingresos y el derecho a techo. 


La Renta Básica Universal permitiría a millones de mujeres dejar a sus parejas y liberarse de la explotación emocional, doméstica, sexual, reproductiva y laboral. Y también podrían liberarse de sus proxenetas: los hogares y los burdeles quedarían vacíos si todas nosotras tuviésemos autonomía económica.

Por eso hay tanto rechazo a la RBU: a los hombres les espanta la idea de quedarse sin criadas y sin esclavas sexuales y domésticas. 

Mientras seguimos luchando por la RBU, no nos queda otra que organizarnos entre nosotras para ayudarnos a salir de relaciones en las que no nos sentimos cuidadas, sobre todo tenemos que ayudarnos a salir de relaciones violentas basadas en el abuso y la dominación. 

Solas no podemos divorciarnos: necesitamos dinero, necesitamos refugios donde no nos encuentren los que no aceptan que nos separemos, y mucho apoyo emocional y logístico. 

Así que mientras creamos las condiciones políticas y económicas para que el divorcio sea un derecho y no un privilegio, nos tenemos que ayudar entre todas, y organizarnos entre nosotras.


Coral Herrera Gómez 



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3 de enero de 2023

Qué aprenden tus hijas e hijos cuando te separas.



Tu marido te trata como una sirvienta, y se comporta como si fuera el hijo mayor. No asume ninguna responsabilidad como adulto, y vive como un rey en su hogar.

Si te separas de él, tu hijo varón se dará cuenta de que es una gran injusticia que los hombres abusen y exploten a las mujeres. También le vendrá bien para comprobar que si él hace lo mismo, se va a quedar solo. Porque cada vez son menos las mujeres que trabajan gratis para sus maridos.

Si te separas, tu hija sabrá que amar no es aguantar, que las mujeres no hemos venido a este mundo a servir, y que todas las mujeres podemos y debemos rebelarnos ante los hombres  egoístas. Ella aprenderá contigo a rebelarse contra el machismo, porque es con el ejemplo como niñas y niños aprenden.


Tu marido te trata mal cuando está enfadado o nervioso. Te insulta, te humilla, te habla con desprecio, o deja de hablarte varios días para castigarte.

Tu marido te controla, te vigila, y limita tu libertad.

Tu marido te miente, te oculta información, te engaña. 

Tu marido te pone los cuernos, tiene otras parejas, y no te permite a tí tener otras relaciones.

Tu marido no te permite usar tu dinero, no te consulta cuando pide un crédito, no te deja trabajar, y gasta sus ingresos en otras mujeres, o en las fiestas que se da con sus amigos.

Tu marido no te quiere, no te trata bien, no te cuida, no se preocupa por tí.

Si te separas, tus hijos e hijas aprenderán que hay que alejarse de la gente que no te cuida, que el matrimonio no es para toda la vida, que las mujeres merecemos tener compañeros de vida con los que trabajar en equipo y hacer frente a las dificultades. Y si algún día se ven en la misma situación, sabrán que no tienen por qué aguantar, que no están condenados a sufrir, que se está mejor sin pareja que en una pareja que no te cuida.

Si tus criaturas te ven a tí luchar por tu libertad y tus derechos y te ven liberarte, aprenderán a luchar por su libertad y sus derechos, y podrán liberarse de todas las relaciones basadas en el machismo, el abuso y la explotación. 

Si eres infeliz y te separas, si te cuidas a tí misma y les cuidas a ellos, tus hijos e hijas aprenderán a cuidarse y a trabajar por su bienestar y su felicidad.

Coral Herrera Gómez 


Si quieres dar el paso acompañada, vente a la comunidad de mujeres del Laboratorio del Amor. Tenemos un grupo virtual y maravilloso de Mujeres que se separan. 


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28 de noviembre de 2022

¿Para qué vuelven los ex?



Los ex no te buscan porque quieran volver a tener una relación contigo, la mayoría lo hacen solo para demostrarse a sí mismos que siguen teniendo mucho poder sobre tí. 

Suelen reaparecer cuando estás terminando tu duelo, cuando te ven sonreír de nuevo, y cuando sospechan ya estás recuperada y estás a punto de abrir las alas para echar a volar. 

No es amor lo que les mueve, es egoísmo y egocentrismo puro: no soportan que les olvides y les dejes atrás, y se resisten a quedarse en el pasado. 

No quieren estar contigo como pareja, quieren tener una presencia constante en tu vida, y ocupar gran parte de tu corazón, para que nadie más pueda entrar, y para que todos tus pensamientos y energía se centren en él. 

Los ex que te han hecho sufrir y luego vuelven se mueven en varios niveles. Unos solo saludan y preguntan cómo estás, para que creas que se preocupan mucho por tí y que te echan de menos. 

Otros te envían una canción que compartisteis para removerte emocionalmente por dentro y para que te acuerdes de ellos. 

Algunos simulan haberse dado cuenta "de todo lo que han perdido por no saber valorarte", otros intentan convencerte de que han cambiado y se han trabajado todo lo que se tenían que trabajar para no cometer los mismos errores. 

En cualquier caso, tu ex te busca porque quiere sentirse poderoso, no porque te quiera. Son muchos los ex que actúan así: cuando ven que estás haciendo tu vida de nuevo, cuando sienten que ya no son importantes para tí, entonces vuelven a contactarte, no importa si están emparejados o casados con otra mujer.

A veces solo necesitan comprobar que sigues bajo su poder, y que sigues soñando con ellos, y vuelven a desaparecer. 

Algunos quieren estar en tu presente por las buenas (intentan enamorarte de nuevo), otros por las malas (intentan hacerte daño como sea), lo importante para ellos es remover tus emociones, romper tu calma y tu paz interior, e impedir que sigas tu vida como si ellos no existiesen.

Para evitar incendios, recordemos que las brasas de una hoguera han de ser enterradas con arena o regadas con agua, para que se apaguen definitivamente y ningún ex pueda soplarlas y reavivar la llama. 

El mejor cortafuegos es el contacto cero: si tu ex no lo acepta, tendrás que bloquearle e impedirle que se acerque a tí. Se llama auto cuidado. 

Los ex tienen que quedarse en el pasado, y asumir con humildad que ya no son importantes en tu presente, que tú estás en el camino hacia la liberación, y que ya no tienen poder sobre tí. 


Coral Herrera Gómez 










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27 de octubre de 2022

La última vez: echar el cierre para siempre



Disfrutar la última vez, y echar el cierre para siempre.


Yo recuerdo como un tesoro la última cita con mis ex. Conversas largas, abrazos apretados, viajecito por los recuerdos comunes, risas y llanto, cuerpos desnudos y entrelazados gozando por última vez... 


Es hermosa e intensa la última vez, cuando os habéis querido mucho y os habéis querido bien.


No todas mis historias se acabaron con un encuentro hermoso, pero sí que hice cierre en todas. Si no pude hacerlo con mi pareja, lo hice sola, pero siempre celebro la despedida y cierro la puerta al marcharme.


Desde muy joven hice un pacto fundamental conmigo misma: nunca volver a besarme ni a acostarme con un ex. Para que no volviese el pasado a manchar el presente, para que todas mis historias fueran sucesivas, una detrás de otra, para que cada amor tenga su tiempo, y no se mezclen ni se confundan.


Este pacto me ha ayudado mucho a tener ordenado el rincón de mi corazón en el que viven mis ex. Ahí están todos quietecitos, saben que los quiero mucho, y que tienen que estar ahí tranquilitos.


A alguno le costó un poco asumirlo: me dejaron, pero intentaron volver luego. Comprendí que lo hacen solo porque cuando ven que has terminado el duelo y empiezas a recuperar la alegría de vivir, quieren seguir teniendo poder sobre tí, quieren demostrarte que siguen siendo importantes en tu vida. No pretenden continuar la relación, sino solo comprobar si tú todavía sigues enamorada.


Así que yo he sido siempre muy fiel a este pacto conmigo: 

hacer un cierre bonito (si se puede y se dan las condiciones), pactar contacto cero, 

empezar el duelo para liberarme, y dejar que el tiempo me ayude a transformar el amor que sentí en amistad. 

O en algo parecido.


Para que el pasado se quede atrás y podamos caminar ligeras hacia el futuro, hay que poder cerrar las relaciones de pareja bien, y asegurarse que quedan cerradas del todo. Sobre todo si estais sufriendo mucho, no hay nada más doloroso que aferrarse a la esperanza de la reconciliación.


Hacer el cierre es un ritual que te ayuda a despedirte por fuera y por dentro, a salir de la última etapa sin cargas del pasado, y a empezar una nueva con ilusión.


Para olvidar a un ex no hace falta destruir el amor que sientes, solo tienes que liberar de romanticismo el vínculo con tu ex, y así solo queda el cariño.


Si tu ex no se porta bien contigo o no ha sabido cuidarte, entonces el cierre lo tienes que hacer sola. Si tu ex no quiere terminar, te despides por dentro, y empiezas con el contacto cero para protegerte y ahorrarte todo el sufrimiento posible. 


En las historias de amor del bueno, lo mejor es terminarlas con un cierre bonito, que os deje un buen recuerdo, que os alivie la tristeza y os ayude a estar bien. Porque así el duelo es más corto, y llega antes el olvido.

Coral Herrera Gómez 

#cerrarhistorias #despedidas  #laúltimavez

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Gómez 


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El Laboratorio del Amor 



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6 de septiembre de 2022

Cómo liberarte del deseo de venganza cuando te separas

 



Hay gente que emplea mucha energía, mucho tiempo y recursos en intentar destrozar la vida de su ex pareja, o en poner dificultades y obstáculos para que la vida de su ex sea una tortura. 

Hay gente a la que le dura el rencor unos cuantos meses, gente a la que le dura años, y gente que se pasa toda la vida en guerra contra su ex. 

Las personas educadas en el patriarcado tienen más dificultad para desearle bienestar y felicidad a su pareja cuando ya no quiere seguir con ellas, y mucha mas necesidad de vengarse porque para ellos el amor es una guerra, y quieren ganar a toda costa. 

Por eso hay gente que se enzarza en la custodia de sus hijos e hijas, aunque jamás los haya cuidado, solo por hacer daño a su anterior pareja. También hay gente que se queda con las propiedades, negocios y ahorros, y deja deudas terribles para hipotecar de por vida a sus ex. 

En el caso de las mujeres, sucede que nos pasamos años soñando con un hombre maravilloso que nos cuide, que nos haga felices, que sea leal y honesto, que cuide a nuestros hijos e hijas, que sepa cuidarse a sí mismo, y sepa cuidar su hogar y asumir sus responsabilidades como un adulto. 

La enorme frustración que nos genera comprobar que el príncipe azul es un mito, y que ellos siguen su vida tan tranquilamente después de tener hijos, verles disfrutando de sus escapadas con otras mujeres, vernos a nosotras como criadas de ellos, pidiendo permisos para poder conciliar las tres jornadas laborales, y ver que ellos viven como reyes mientras nosotras estamos agotadas, nos puede llevar al odio total. Sobre todo cuando el marido se harta de broncas, se desentiende del todo con otra familia, se echa una novia más joven, y se marcha con ella a fundar otra nueva. 

Las infidelidades masculinas y el machismo en tareas de cuidados son las dos principales causas de divorcio, y la prueba de que el amor romántico es una estafa total, y global. El rencor que nos genera sentirnos engañadas, utilizadas y abandonadas nos lleva de cabeza a muchas a la necesidad de vengarnos de alguna manera: si el amor es una guerra, nosotras somos siempre las perdedoras.  

En el caso de los hombres, ellos se sienten también estafados porque les hicieron creer que nosotras tenemos que estar a su servicio, que sólo ellos tienen derecho a divorciarse, y que las mujeres son objetos de su propiedad y les debemos obediencia. Estos hombres son los que no toleran que las mujeres hagan uso de su libertad y sus derechos fundamentales. 

Los más obsesivos, machistas y misóginos violan y matan a sus compañeras cuando ellas desobedecen, cuando sospechan que están intentando huir, o a sus ex compañeras cuando rehacen su vida y tienen nueva pareja. Al menos 137 hombres se vengan cada día de sus novias y esposas, quitándoles la vida. Algunos matan a los hijos e hijas y dejan viva a la madre, solo por hacer daño a su ex.

Sin embargo, la mayoría de la gente que anda cegada con su necesidad de vengarse, no comete delitos. Simplemente se dedica a hacer daño y a vengarse en pequeñas dosis, en la cotidianidad del día a día, intentando estar presentes en la vida y en la mente de su ex. 

Otras personas convierten al ex en el centro de sus vidas, se convierte en una obsesión, y hacen todo lo posible para que sus divorcios no acaben nunca, ni siquiera cuando las criaturas en común alcanzan la mayoría de edad. 

Para esta gente es muy difícil tener parejas nuevas porque no logran romper del todo en su interior con la ex o con el ex. Viven esclavizados a su figura, y al trauma del divorcio. 

Casi todos ellos disfrutan sintiendo que tienen mucho poder sobre su ex, y a la vez usan el victimismo para justificar su afán de venganza: "me hizo daño, me las pagará", " si no es feliz conmigo, no será feliz con nadie", "no se va a librar de mí tan fácilmente", "me destrozó la vida, que lo pague para siempre"


¿Cómo liberarnos del deseo de venganza? 

Lo primero es aceptar la separación. Separarse no es seguir peleando cada cual en su casa, sino dejar de pelear. 

Cuando tomamos conciencia de que las luchas de poder son agotadoras, nos chupan la energía, y no suelen servir para nada, es más fácil aceptar la separación.  

¿Qué más cosas hay que aceptar para no meterse en guerras?

- Si quieres seguir teniendo un vínculo con tu ex, no hace falta hacerle daño, puedes tener una relación buena si quieres seguir interactuando y estando en su vida. 

- Por muy mal que nos portemos, los ex y las ex no volverán con nosotros, no se arrepentirán, y no pedirán perdón, y de hecho cuanto peor nos portemos, más se alegrarán de haberse divorciado. 

- A tí no te va a ir mejor, ni te vas a sentir mejor porque a tu ex le vaya fatal, le deje su nueva pareja, enferme, le ocurra algo grave, o se quede sin trabajo. Si tenéis hijos en común, además, lo mejor es que a tu ex le vaya bien, no lo dudes. 

- Vengarte no satisface para nada tus ansias de venganza. No se sacia en una sola vez. Es adictiva, y engancha. La única manera de manejarlas es controlarlas para que no te dominen, y dejar que pierdan intensidad dentro de tí. 

- El problema de la necesidad de vengarse es que provoca en la otra persona el mismo deseo de venganza, y es cuando nos vemos atrapados en una guerra sin fin, en el concurso de a ver quién es más violento y quién hace más daño.


¿Quiero vivir en guerra permanente? 

Prueba a hacerte esta pregunta: ¿quiero vivir esclavizado/a por el odio contra mi ex, o quiero vivir libre y hacer mi vida?

Es pararte a pensar en dónde quieres poner tu tiempo y energía, cuales son las batallas que quieres pelear, si te compensa, si esas batallas te quitan el tiempo y la energía que necesitas para salir adelante, y para disfrutar de la vida. 

Desde mi posición pacifista y en contra de la violencia, creo que en las guerras no hay ganadores y que  las únicas personas que no pierden en una guerra, son las que no participan en ellas. Es decir, que estando en guerra a veces vas a perder y otras a ganar, pero al final lo que pierdes en ellas es tu derecho a estar tranquila y a vivir en paz. 

Porque las guerras tienen un fuerte impacto en nuestra salud mental y física, en nuestro descanso y nuestro sueño, en nuestra sexualidad, en nuestras relaciones, y en nuestro bolsillo también. 

Aunque a veces creas que vas ganando, en realidad en una guerra no dejas de perder (horas de sueño, tiempo, alegría, energía, paz interior, etc) 


¿Y cómo se repara el daño? 

Si tu ex se ha portado muy mal contigo, el daño solo puede repararse si es capaz de hacer autocrítica amorosa, de analizar su comportamiento, de pedir perdón, de preguntarte cómo podría hacer para reparar el daño que te causó.

 Y si no sale de él mismo o de ella misma, no hay nada que se pueda hacer. Es decir, nada de lo que tú hagas le inclinará a sentirse arrepentido: tiene que ser algo que nazca en él o en ella, fruto de su diálogo con su propia conciencia.

A veces con el tiempo las personas somos capaces de analizarnos desde otra perspectiva y atrevernos a pedir perdón, otras no pueden hacerlo jamás.

Pero en el caso de agresores y maltratadores, recuerda siempre que el daño causado por la violencia no se repara jamás . Lo mejor es que no se acerque a tí de ninguna manera durante el resto de tu vida

Cuando hemos sufrido violencia y malos tratos durante la relación y en la separación, lo primero que tenemos que hacer no es vengarnos, sino ponernos a salvo y pedir ayuda para bloquear toda posibilidad de que el ex pueda volver a hacerte daño. 

En algunos países del mundo podemos acudir a los tribunales para que se haga justicia. En otros, las leyes protegen a los acosadores, los violadores y los femicidas, así que la única ayuda con la que podrías contar es con tus grupos familiares, grupos de mujeres, y gente querida para que te protejan y para que él no pueda comunicarse contigo nunca más.

Un maltratador no puede reparar de ninguna manera el daño que te causó. 

Lo único que puede hacer un tipo violento es no volver a acercarse a su víctima nunca más, y no volver a agredir a ninguna mujer.

Muchas mujeres me preguntan, pero si un hombre te ha maltratado, o si te abandona por otra, si te roba y te deja endeudada, ¿no es injusto que quede impune, que se vaya tan tranquilo, no sería lícito en este caso usar el "ojo por ojo, diente por diente"?

Es un tema muy polémico, porque hay gente que defiende la idea de que ante la violencia, uno debe tomarse la justicia por su mano y que es legítimo usar la violencia contra quien la ejerce primero. Y sin embargo, esto es lo que se hacía antes, cuando no existía un conjunto de normas y de leyes que nos permitieran convivir en paz y solucionar nuestros conflictos sin violencia. Se supone que hemos progresado y que existen mecanismos de reparación de daño, de castigo y de reinserción para aquellas personas que cometen delitos y hacen daño a otras personas. 

Si no fuese así, estaríamos permanentemente bañados en sangre: los ciclos de la venganza no tienen fin, y prueba de ello son las películas de mafiosos y narcos. Cuando un miembro de un clan mata al miembro de otro clan, empiezan los asesinatos en cadena hasta que no queda vivo nadie de los dos clanes. Pueden morir en la trama sesenta o cien personas, y solo se para cuando ya no hay nadie a quien poder matar. 

La única salida que yo veo para pedir justicia y reparación es la que toman las mujeres que toman conciencia de que son millones en todo el mundo, las que se juntan y se organizan para luchar juntas, las que exigen la erradicación de la violencia machista, de la explotación sexual, el acoso sexual en las calles y en los centros de estudio y de trabajo. Solas no podemos contra todo el sistema patriarcal, pero unidas estamos logrando cambiar las leyes y concienciar a la sociedad.

 

Libre se vive mejor

El deseo de vengarse, ¿quién no lo ha sentido alguna vez?

Es una emoción como otra cualquiera, y es normal cuando nos sentimos dolidos/as, pero la buena noticia es que es pasajera, como las demás emociones. 

Podemos sentir las peores emociones del mundo (envidia, celos, odio, ira, rabia, deseos de matar o de que se mueran nuestros enemigos, etc), pero no duran para siempre. No sirve de nada estallar nuestro dolor causando más dolor, no ayuda en nada multiplicar el sufrimiento y expandirlo a nuestros seres queridos.

 Y no es justo que tus emociones dañen a los demás. 

La única manera de liberarse es cuidar las emociones para que no nos arrasen, y no arrasen a los demás, hasta que bajen de intensidad y no nos dominen más. 

El ansia de vengarnos nos hace mucho daño a nosotros/as también, y de alguna manera nos encarcela al pasado, y nos esclaviza emocionalmente. El rencor, el dolor, el odio, no se van cuando nos vengamos, al revés, se incendian, están todo el tiempo en nuestro interior, y nos condicionan la vida de arriba a abajo. 

Lo sabemos porque cuando nos bajamos del ring de combate, abandonamos el campo de batalla, dejamos atrás el pasado y nos liberamos del deseo de vengarnos, empieza una nueva etapa en nuestras vidas. 

Cuando nos da igual cómo le vaya a nuestros ex, es cuando nos situamos en el presente con ilusión, comienzan los cambios en ti y a tu alrededor, y desaparece el rencor. 

Cuando centramos nuestra atención en nuestro propio proyecto de vida, en disfrutar, ser felices, mejorar nuestras vidas, es cuando nos implicamos más en la tarea de poder vivir mejor. 

Recuerda que tú no has venido a este mundo a sufrir, y que tienes derecho a vivir una Buena Vida. 

Este derecho nos pertenece a todas y a todos. 

Y sí, también a tu ex. 


Coral Herrera Gómez


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