Si ya no te quieren, acepta.
Aceptar es la clave para no sufrir más de la cuenta cuando no eres correspondida, o cuando tu pareja se desenamora de ti.
Las relaciones en las que uno de los dos está enamorado y el otro no, son infernales.
Cuando tengas que enfrentarte a un ruptura, hazlo con cariño. Despídete, cierra las historias con el mismo amor con el que las empezaste. Las guerras románticas no sirven para recuperar a tu amado o amada.
Los chantajes, las amenazas, las escenitas dramáticas no reenamoran jamás a nadie.
Las lágrimas y la lástima, no sirven para reavivir un amor que se extingue.
Los reproches sólo aumentan las ganas de irse.
No mendigues ni exijas amor.
Acepta que la relación se ha acabado, acepta con humildad, con deportividad, con amor que ya no te quieren. Aunque te hayan jurado amor eterno: ninguno, ninguna de nosotras puede cumplir esa promesa, aunque queramos. Los sentimientos cambian, el amor se acaba, y no pasa nada.
Todos somos libres para ir o venir, para llegar, para quedarnos y para irnos: no podemos obligar a nadie a que nos corresponda solo porque nosotras estamos enamoradas.
Nadie puede obligarnos jamás a estar en una relación si ya no queremos estar.
El amor no puede comprarse.
No eres una mala persona si te estás desenamorando: nos pasa a todos y a todas. El amor empieza y se acaba, aunque en las películas nos seducen con la idea de que el amor de verdad dura toda la eternidad.