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12 de noviembre de 2024

Podcast de Coral Herrera Gómez

 Todos los miércoles y los domingos publico nuevos episodios de mi Podcast, si quieres seguirlo puedes elegir entre Ivoox y Patreon. 

 

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En Patreon además de escuchar los podcast, puedes también leer mi Diario Personal, y mi nuevo ebook, que también publico por capítulos cada semana: 


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¡Muchas gracias por tu apoyo! 


8 de noviembre de 2024

¿Cómo proteger a las niñas de la adicción romántica y de la violencia machista?




El mito del amor romántico tiene un impacto enorme en las niñas y las adolescentes, que son las más vulnerables porque son más fáciles de manipular. Mientras los niños varones se hacen adictos al porno, ellas se hacen adictas al amor romántico, y esto les afecta a todos los niveles: a su salud mental y emocional, a la relación que tienen con su cuerpo y con su salud física, a las relaciones que tienen con otras chicas, a su rendimiento académico, y a la forma en que diseñan su proyecto de vida.

Desde pequeñitas nuestra cultura patriarcal fomenta en ellas el narcisismo: los relatos que consumen les ofrecen modelos femeninos a seguir de chicas obsesionadas con la tiranía de la belleza: la moda, los cosméticos, los quirófanos, los tratamientos, las cremas, las dietas y las sesiones para machacarse en el gimnasio… 

Es una estrategia perfecta para que las niñas aprendan a ser mujeres patriarcales y consumistas, y para que obedezcan los mandatos de género, además de una fuente de negocios inagotable. La publicidad les bombardea a diario para que gasten dinero en estar guapas, corregir sus imperfecciones, odiar su cuerpo, y empezar una guerra contra sí mismas. Lo hacen mediante amenazas: “nadie te va a querer si estás gorda”, “eres fea y por eso nadie te elige como novia”, “te vas a quedar sola si no disciplinas tu cuerpo”

En la adolescencia la necesidad de sentirse aceptada por el grupo es fortísima, pero además también las enseñan a aspirar a ser las mejores en todo, a complacer a todo el mundo, a vivir para agradar y encantar a los hombres. Su autoestima depende de si son o no atractivas para ellos: no se valoran si ellos no las valoran. Desde pequeñas las enseñan que las demás mujeres son una amenaza, y que tienen que competir entre ellas para ver quién es la más guapa, la más sexy y la más popular.

La vía para alcanzar status dentro de la jerarquía social es ser elegida por el macho o por los machos alfa del barrio o del instituto. Por si solas no lo logran: es a través de la validación y el deseo de los hombres que adquieren su rango. Para seducirle y enamorarle, tienen que competir con las demás, y parecer más mayores de lo que son.

El objetivo de encontrar al príncipe azul es casi la única meta de las niñas que sufren adicción romántica. Y como muchas están presas de su ego, buscan desesperadamente validarse a través de los machos más patriarcales y poderosos. Quieren un hombre que se desviva por ellas y se ponga de rodillas, pero las que acaban arrodilladas son ellas

Las niñas que caen en la trampa romántica luchan por estar a la moda y por parecer “modernas” y “transgresoras” como los machos alfa, que parecen muy rebeldes pero en realidad también viven sometidos a los mandatos de género del patriarcado.

Las novelas románticas actuales son iguales que las del siglo XIX: les meten toneladas de sadomasoquismo en vena para que crean que amar es sufrir, y que cuanto más sufran, y más se sacrifiquen “por amor”, más grande será el premio. Su deseo sexual no importa: todo en el sexo debe girar en torno al placer del macho. Aprenden muy pronto a someterse en la cama, y también fuera de ella: se sienten esclavas del amor y sirvientas de su macho, creyendo que atravesando el valle de Lágrimas llegarán pronto al Paraíso romántico.

Las adolescentes pronto se dan cuenta de que el patriarcado solo les ofrece dos posibilidades: o convertirse en la Diosa Venus  (una mujer sexy que se acuesta con quien quiere), o la Diosa Hera (la esposa perfecta)

No tienen mucho margen: o eligen ser mujeres buenas (discretas, sacrificadas, sumisas al macho patriarcal) o mujeres malas (putas, zorras, guarras, etc que están disponibles para todos los hombres porque nunca serán elegidas como novias)

Para ellas es muy difícil escapar, porque los machos lo tienen muy claro: las buenas pueden alcanzar el trono del matrimonio (y comprometerse a no tener relaciones con otros hombres), y las malas son para follar, objetos de usar y tirar.

Para seducirlas, el patriarcado las hace creer que es posible actuar como una Afrodita para enamorar al macho, y luego convertirse en Hera, para poder ser la novia oficial de Zeus, el marido de Hera, el dios de todos los dioses.

Pero es una trampa: si los machos logran acostarse contigo a la primera, nunca te eligirán como esposa, siempre serás la amante. Y al revés: si intentas comportarte como una mujer buena, tendrás que renunciar a tener relaciones con chicos hasta que llegue tu príncipe azul, que te quieren virgen e inmaculada.

Los machos patriarcales no quieren tener novias, pero el patriarcado les seduce con la idea de que si tienen novia pueden también tener las amantes que quieran, y que es más emocionante hacerlo clandestinamente. 

Los machos patriarcales dominan el escenario, mientras que los demás les aplauden y les admiran. Son muy pocos los chavales que desobedecen los mandatos de género y son capaces de relacionarse con las mujeres como compañeras. Los estudios nos muestran que los chicos cada vez son más conservadores, machistas, racistas, homofóbicos y de derechas. 

Para las adolescentes es muy difícil encontrar chicos que no sufran misoginia con los que poder vivir una relación basada en la igualdad, la libertad, los derechos humanos, el disfrute y el placer, la ternura y los buenos tratos.

Muchas de ellas se pasan años soñando con el día de su boda, invirtiendo mucha energía, mucho tiempo y mucho dinero en este sueño. Viven en guerra contra sí mismas, desarrollan una fuerte dependencia emocional, desarrollan depresiones y trastornos alimentarios, se hunden psicológicamente si no son elegidas por los más guapos de la comunidad. 

Nadie les cuenta lo que pasa después de la boda, cuando acaba la luna de miel. No saben que cuando entren en palacio no van a ser las reinas, sino las sirvientas. Y cuando se den cuenta ya será muy tarde, y la mayoría aprenderá a resignarse. Porque nuestra cultura sigue romantizando la violencia y haciéndoles creer que “quien bien te quiere te hará llorar”, o que “los que más se pelean, son los que más se desean”

El mayor peligro que corren nuestras adolescentes con el amor romántico es sufrir violencia emocional y psicológica, violencia sexual, malos tratos y agresiones. Las estadísticas nos muestran que cada vez hay más niñas y adolescentes con protección policial por el riesgo que corren de ser agredidas o asesinadas por sus novios y ex novios. Esta violencia machista va es proporcional al aumento de la misoginia en nuestra cultura, y cada vez es más difícil protegerlas, porque el mito del amor romántico sigue siendo uno de los métodos de control y sometimiento más eficaces del patriarcado.

En mi libro 100 preguntas sobre el amor, les explico todo esto a las chicas, y desmonto todos los mitos del romanticismo patriarcal para que no caigan en la trampa, para que se liberen de la adicción y de la dependencia emocional, y para que aprendan a defender su libertad y sus derechos humanos fundamentales. Espero que te sea útil y te ayude mucho a trabajar el tema de las emociones y de las relaciones con tus hijas, sobrinas, alumnas, y vecinas.

Coral Herrera Gómez 




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5 de noviembre de 2024

Cuidar a tus amigas también es Autocuidado



Cuidar a tus amigas también es Autocuidado.

Cuidar a tus vecinas, 

A tus abuelas

A tus tías

A tus hermanas

A tus primas 

A tus compañeras de estudio y de trabajo,

Es también cuidarte a ti misma. 


Cuidar a tu gente querida 

A tu colectiva

A tus redes de afecto y apoyo mutuo

Es una forma de resistencia frente a un sistema que nos quiere solas, aisladas, enfrentadas, y en guerra entre nosotras mismas.

Autocuidado es también cuidar a la gente que te quiere, te apoya y te cuida.


A tu colectiva

A tus redes de afecto y apoyo mutuo

Es también cuidarte a ti misma

Es una forma de resistencia frente a un sistema que nos quiere solas, aisladas, enfrentadas, y en guerra entre nosotras, y contra nosotras mismas.

Autocuidado es también cuidar a la gente que te quiere, te apoya y te cuida.


Coral Herrera Gómez 

14 de octubre de 2024

Cómo me liberé de la droga del amor



 

Yo no lograba entender por qué cuando estaba cerca de mi droga, yo cambiaba y dejaba de ser yo. Y no solo eso: era capaz de engañarme y traicionarme a mí misma, y hacer cualquier estupidez con tal de conseguirla. Me resultaba alucinante verme a mí misma desdoblada: podía estar en la mañana pensando racionalmente y tomando decisiones sensatas y feministas, y luego en la noche hablando con él por teléfono como si nada, derretida de amor y riendole las gracias. 

Si yo había decidido que no nos veríamos más, y él llamaba para decirme que necesitaba verme, entonces me olvidaba del acuerdo conmigo misma, y le decía que sí, que podía venir a verme. Y claro, eran polvazos intensos los que echabamos, porque yo siempre juraba que iba a ser el último. Y ya sabemos que los últimos polvos, cuando estás muy enamorada, son intensos, maravillosos, e inolvidables. ...


Ya puedes escuchar o leer el capítulo 8 de mi libro: Cómo dejé de sufrir por amor. 

Cada semana publico dos nuevos capítulos en Patreon y en Ivoox para suscriptoras:


Leer en ebook

Escuchar en Patreon

Escuchar en Ivoox 




8 de octubre de 2024

Cómo me liberé de la cárcel del amor






 

Yo estuve cuatro años esperando "a ver si él se daba cuenta". 

Cuatro años de autoengaño. 

Cuatro años esperando a que el Príncipe Azul regresara de sus batallas.

Cuatro años creyendo que estaba presa en la cárcel del amor, condenada a sufrir. 

Hasta que la que" me di cuenta" fui yo.

Me di cuenta de que los muros no eran de humo sino de titanio, que las ventanas y las puertas estaban abiertas, que la vida estaba pasando muy deprisa, y que yo no la estaba disfrutando. 

Me harté de esperar y de sufrir por amor y empecé mi camino hacia la liberación. 

En el capítulo 7 de mi nuevo libro te cuento cómo empecé a trabajar en mí, ya puedes leerlo o escucharlo y leerlo en Patreon e Ivoox: 


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3 de octubre de 2024

¿Cuál es el insulto que más te ha dolido en la vida?

 




 

Hoy os invito a tomar conciencia sobre esta forma de violencia psicológica y emocional tan común. 

¿Te has preguntado alguna vez para qué sirven los insultos? Los usamos para expresar nuestra ira, y para iniciar una pelea mediante el ataque personal. El impacto que tiene en la persona que los recibe es brutal: van directos al corazón, destrozan su autoestima, dañan su prestigio y su imagen social. Los que más duelen son los que van acompañados con un tono de desprecio y asco, y están destinados a provocar en la víctima una reacción emocional brutal: ira, tristeza, rabia, vulnerabilidad. 

Es un mecanismo muy eficaz para manipular: si te dicen que eres una inútil, estúpida, retrasada, gorda, fea, histérica, vieja, loca, es para hacerte sentir insegura, para hundirte emocional y psicológicamente, y también para someterte. Por eso los hombres machistas usan tanto los insultos “zorra” y “puta” contra sus parejas: para ellos no hay una categoría social más baja y denigrante. Saben que duele mucho, y que puede que reacciones atacando con otro insulto, o que te quedes paralizada y llorando: lo que pretenden es destrozarte por dentro. Son una forma de castigo, y  aunque luego nos pidan perdón, el daño ya está hecho y permanece dentro de nosotras durante mucho tiempo, a veces toda la vida. 

Los insultos que más duelen son los que recibimos de gente cercana y de gente querida: padres, madres, hijos, pareja… y son la línea roja que jamás deberíamos traspasar.  Cuando le pierdes el respeto a la otra persona, empieza el maltrato. 

Es el momento en el que hay que romper una relación, sin embargo hemos normalizado tanto la violencia psicológica y emocional, que no lo consideramos agresión, sino una forma de expresar libremente nuestro enojo. Creemos que con pedir disculpas después alegando que estábamos enfadados o nerviosos es suficiente. Y nos enfadamos si la otra persona expresa su dolor: “eres muy susceptible”, “qué exagerada, no era para tanto”, “era una broma”, “eres hipersensible, no se te puede decir nada” 

Es muy difícil reparar el daño que nos causa en el corazón, y por eso muchas relaciones se van deteriorando hasta que se rompen. No sucede así en las relaciones de subordinación en las que las víctimas no pueden salir de ella porque son dependientes (de sus padres y madres, de sus maridos, de sus jefes)

Cuando no puedes escapar, no te queda más remedio que aguantar y soportar. Y cuando nos repiten muchas veces que somos tontas, que somos feas, o que no valemos para nada, nos lo acabamos creyendo: el impacto que tiene en nuestra personalidad es enorme. Sin autoestima es muy difícil defenderse a una misma: muchas víctimas de violencia machista acaban creyendo que se merecen el maltrato y los insultos de su pareja, y que ellos las hacen daño porque las quieren de verdad.

¿Cuál es el insulto que más te ha dolido en la vida, y cuánto tiempo te ha acompañado el dolor?

Coral Herrera Gómez


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1 de octubre de 2024

Refugios de Mujeres: Coral Herrera en México

 



El 4 de octubre vamos a celebrar este evento en directo para contaros sobre el Proyecto Refugios de Mujeres que vamos a celebrar la última semana de octubre en México. 

Es un proyecto que ideamos Marilú Rasso y Andrea Gómez con el objetivo de recaudar fondos para el Refugio de Espacio Mujeres AC. 

El Laboratorio del Amor se ha unido a la Escuela Feminista Luna para apoyar este Refugio: voy a impartir una conferencia por la mañana y otra por la tarde en Ciudad de México el día miércoles 23 de octubre, y el fin de semana del 25 al 27 un taller en Malinalco, en una casa en el campo. 




Si quieres conocer el Refugio puedes entrar en

Aquí tienes los carteles y los enlaces para apuntarte: 




Si quieres reservar ya tus entradas para la Conferencia en Ciudad de México puedes hacerlo aquí.





Reserva aquí tu fin de semana en Malinalco con la Escuela Feminista Luna.


Más eventos de la Gira 2024: 

22 de septiembre de 2024

¿Dónde se aman los adolescentes?

 



Yo tuve muchísima suerte en mi juventud. Cuando me enamoré y me emparejé por primera vez, me tocó lo mismo que al resto de mis amigas y amigos: besarme y rozarme en los bancos del parque y en callejones oscuros en pleno invierno. Recuerdo que nos buscábamos la piel a través del abrigo y las múltiples capas de ropa que llevábamos, y nos amábamos desesperados, sin poder desnudarnos ni compartir intimidad. Recuerdo a los tipos que se paseaban mirando a las parejas en la oscuridad, y el miedo que sentía cuando se nos acercaban demasiado. Solo podíamos disfrutar del sexo con alegría cuando mis padres o los suyos se iban de viaje y nos quedábamos solos en casa haciendo fiestas del amor. 

Cuando mi chico me presentó a sus padres, me empezaron a invitar a comer y luego la madre, una de las suegras más amorosas que he tenido jamás, nos invitaba a dormir la siesta porque se nos notaba muy cansados. 

Recuerdo que estudiábamos juntos por las tardes y siempre me invitaban a cenar y de vez en cuando a dormir, yo llamaba a mis padres para avisarles, y pasábamos la noche de amor tan felices. Siempre teníamos condones en el cajón de la mesilla de noche, aparecían allí como por arte de magia. 

Hoy cuando veo a las parejas besándose y frotándose en los soportales, en las esquinas, en los callejones oscuros, en los soportales en los días de nieve, lluvia o frío extremo pienso, ojalá tuvieran unos padres y madres amorosas que les dejaran compartir caricias y orgasmos en su propio hogar. Los hijos de los ricos tienen dinero para ir a un hotel, y la gente en los pueblos tiene más rincones para esconderse, pero en las ciudades es mucho más difícil. 

La gran mayoría de jóvenes que viven en casa de sus padres no tienen dónde amarse. Y las parejas que más difícil lo tienen son las parejas de mujeres y de hombres, que además tienen que ocultarse por el peligro que corren de sufrir agresiones a causa de la lesbofobia y la homofobia. 

Las y los adolescentes necesitan espacios seguros y calentitos en los que poder explorar y descubirir el sexo sin miedo, y poder gozar del amor sin prisas, lo mismo las parejas heterosexuales que las parejas lesbianas y gays. 


Y sí, aunque te cueste un poco asumirlo, tu hija también, tu hijo también lo necesita.

¿Qué tal si hacemos de nuestros hogares espacios seguros para que puedan amarse sin correr peligro y sin pasar frío?

Coral Herrera Gómez






















20 de septiembre de 2024

Ebook de Coral Herrera: "Cómo dejé de sufrir por amor"

 


Ya puedes leer mi nueva obra, desde hoy está disponible mi libro nuevo en formato ebook. 

Todas las semanas publicaré dos capítulos en mi página de Patreon, puedes comprarlo o suscribirte y recibir las novedades en tu mail. 



Aquí os dejo la melodía del audiolibro, creada por mi compañero, Jorge Morales Carbonell: 


17 de septiembre de 2024

No le vas a cambiar: mejor cambia tú.



Este es el capítulo 12 de mi audiolibro: "Cómo dejé de sufrir por amor. Manual de Autoayuda Feminista para separarte"


 

En este capítulo hablo sobre por qué las mujeres nos creemos que el amor todo lo puede, y que uno de los superpoderes del amor es transformar a los hombres mentirosos, infieles, egoístas, y machistas en buenas personas como por arte de magia. Tampoco les vamos a salvar de sus adicciones, ni de sus traumas ni de sus problemas. 

La realidad es que no podemos cambiar a ningún hombre, aunque le pongamos mucha energía, dinero, amor y empeño. Esta es una de las grandes trampas del amor romántico, porque lo cierto es que las personas solo cambiamos cuando queremos cambiar o cuando lo necesitamos. 

Y la mayoría de hombres no necesitan cambiar porque están muy bien como están. 

Este capítulo te va a ayudar a desmontar el mito de la transformación mágica del amor, a tomar conciencia de donde quieres poner tu tiempo y tu energía, y a concentrarte en cambiar tú para vivir mejor. 

Porque a él no le vas a cambiar. Olvidaté de las luchas de poder y centraté en ti misma, y en lo que quieres cambiar en ti para poder vivir una vida mejor. 


No le vas a cambiar: mejor cambia tú.

Da igual lo que hagas. No le vas a cambiar.

Este es uno de los capítulos fundamentales de este audiolibro, el epicentro de la cuestión, y una de las llaves del proceso de liberación en el que estamos trabajando juntas ahora mismo tú y yo.

Estamos en la fase de desmontar todos los mitos del amor romántico, y hacer autocrítica amorosa, y este es uno de los más importantes.

A mí me costó mucho entender que el amor no lo puede todo, y que yo no puedo cambiar a nadie más que a mí misma. Todo lo que tiene que ver conmigo lo puedo trabajar, lo puedo transformar o mejorar, pero lo que tiene que ver con los demás, no.

Y además, que intentar cambiar al otro es un ejercicio de poder y de dominación.

¿Cuantas parejas viven así, en constante batalla, tratando de dominarse mutuamente? El amor de pareja, desde la perspectiva del poder, es un ejercicio de domesticación mutuo.

En estas luchas de poder, los hombres pelean por conservar su libertad, su estatus de rey de la casa y sus privilegios.

Y nosotras, en cambio, luchamos por la igualdad y el amor, porque nos creímos un día el cuento de que el amor nos haría libres e iguales a nuestros compañeros.

Nos lo creímos como tontas. El día que nos vemos en casa con nuestros bebés, con los puntos aún frescos en los genitales y las tetas llenas de leche, viendo como él se va al gimnasio, al local de ensayo con su grupo de rock, al entrenamiento con sus amigos del fútbol, o a cualquier otro sitio como si nada, es cuando empezamos a tomar conciencia de que todo era una gran mentira.

Es muy duro darse cuenta de que nos han engañado, que la crianza nos toca a nosotras, que somos las que vemos nuestras vidas totalmente trastornadas. Ellos, la gran mayoría, siguen con sus salidas, sus amigos, sus pasiones, como si no tuvieran hijos, como si fueran tipos de clase alta con criadas que se encargan de todo.

¿Cómo caemos tantísimas en esta estafa?

A nosotras las mujeres nos hacen creer que tenemos que educar y maternar a los hombres porque ellos son un poco torpes y necesitan de nuestra ayuda, de nuestros conocimientos, de nuestro sentido práctico, de nuestro amor incondicional.

Aquí el ego nos destroza a todas, porque nos encanta sentirnos importantes, necesarias e imprescindibles.

Y ellos se aprovechan de nuestra necesidad de salvar y maternar a un hombre. Las mujeres creemos que el hombre estará agradecido para siempre y no nos dejará, y sabemos que se sentirá atado por el peso de la deuda emocional, aunque para muchos la deuda no es un obstáculo para irse con otra mujer más hermosa y más joven.

Es una trampa: nos damos por completo para que el otro haga lo mismo. No es que seamos muy generosas, ni muy buenas personas, es que queremos recibir lo mismo que damos. Y claro, es muy frustrante si nos entregamos por completo y el otro no.

Nos han engañado mucho tiempo con la idea de que nuestro amor le hará cambiar, le hará madurar, le hará ser un tipo responsable, y centrado en la familia feliz.

También creemos que una vez que tenga a su bebé en sus brazos, se enamorará y no podrá separarse de él ni, por supuesto, de nosotras.

Pero claro que pueden separarse. Y pueden desentenderse por completo de ti y del bebé. Ahí están las cifras sobre los padres abandónicos y los deudores alimenticios que nos lo demuestran.

El amor no lo puede todo. No alcanza a todo, ni tiene tanta fuerza como nos hacen creer.

Para el amor hace falta también honestidad, generosidad, ternura, honradez, responsabilidad, y compromiso.

El amor no es suficiente, y no cura al alcohólico, al ludópata, al violento, al drogadicto, al mujeriego, al hombre autodestructivo, al desengañado de la vida, ni al rebelde sin causa.

¿Y sabes por qué? Porque el único cambio posible es el que cada cual hace en su interior.

Seguro que te estás preguntando: ¿y por qué les cuesta tanto cambiar a los hombres?

Porque no lo necesitan.

Los hombres pueden desentenderse de todo: de la pareja, de la casa, de los hijos.

Pueden hacer lo que quieran, no necesitan portarse bien para que los quieran.

Pueden arrepentirse de haberse casado, pueden buscar relaciones más ligeras y sin compromiso que les permitan sentirse libres.

Hay hombres que se sienten desbordados por la enorme responsabilidad y la carga de trabajo que supone tener un bebé.

Hay hombres que se sienten atrapados en el nido y necesitan salir como sea de vez en cuando, y lo hacen en cuanto pueden.

Hay hombres que se arrepienten de haber tenido críos porque no se imaginaban que iba a ser tan duro.

Hay hombres que compensan el calvario del caos del hogar, y los cabreos de su esposa, con escapaditas que alivien la presión.

El caso es que a las mujeres que consiguen tener controlados a estos hombres, parece que les va bien. Pero créeme que es agotador vivir como una policía, espía, detective, jueza y carcelera junto a un eterno menor de edad.

Y que por mucho que vigiles, él va a intentar hacer lo que le dé la gana, y no va a renunciar a sus privilegios aunque tú llores o aunque vivas permanentemente enfadada.

El problema es el siguiente: muchas nos enamoramos de golfos promiscuos, y queremos que al enamorarse de nosotras se den cuenta y se conviertan en hombres buenos, leales, sinceros y fieles.

Doña Inés lo consiguió con Don Juan, pero nosotras no lo vamos a conseguir. La única manera de que tu pareja se vuelva un hombre honesto y comprometido es que ya lo sea antes de que lo conozcas.

Si te enamoras de un guaperas macho alfa al que le encanta conquistar a mujeres, es imposible que cambie. Porque los cambios sólo se producen cuando los haces tú por ti misma o por ti mismo. Los cambios nacen del deseo, de la toma de conciencia, o de la necesidad.

La realidad es que a nosotras no nos compensa estar años metidas en luchas de poder y dominación mutua. Además, tras cada bronca el amor muere en nuestro interior hasta desaparecer. Le pasa a la gran mayoría de las mujeres que creyeron que podrían cambiar a sus parejas, y se dan cuenta de que no pueden seguir amando a esos hombres tal y como son.

Después de la idealización y la decepción, muchas viven con un enorme rencor hacia sus parejas. Este rencor es perfectamente normal, porque muchas han sido utilizadas y tratadas como criadas. Lo malo es que ese rencor nos marchita, nos envejece, nos hace sufrir, nos decepciona y nos duele mucho.

Así que, para ahorrarse esta decepción, hay que desmontar de una vez el mito de la transformación mágica por amor.

Y entender que las mujeres ni podemos ni debemos salvar, guiar y educar a los hombres.

Nosotras no somos su freno de mano, no somos magas, ni somos sus madres, ni sus psicólogas, ni sus terapeutas.

Nosotras solo podemos ser sus compañeras, y para eso tienen que llegar ya con todas las lecciones aprendidas, con todos los cambios hechos, y con las ideas muy claras.

Es decir, que nos tenemos que juntar a las mariposas, no a los gusanos ni a los capullos que aún no han madurado para convertirse en mariposas.

¿Se entiende así?

Yo me doy cuenta de todo el tiempo que he perdido tratando de dominar a mis compañeros para que me amasen como yo necesitaba, para que se adaptaran a mi modelo amoroso romántico, para que se trabajasen sus masculinidades, y me duele pensar que aprendí muy tarde esta lección: nadie cambia si no lo necesita y si no quiere hacerlo por sí mismo.

Ojalá alguien me hubiera contado que esas luchas de poder no llevan a ninguna parte, y que casi siempre nosotras las mujeres llevamos las de perder.

Las reglas del juego están hechas para que ellos ganen siempre, o casi siempre.

Así que nos lo tenemos que grabar en la memoria: los únicos cambios que puedes hacer en la vida son los cambios dentro de ti, y requieren a veces de mucho trabajo y mucha terapia.

Piénsalo un momento: ¿a cuántas mujeres y a cuántos hombres conoces que vayan a terapia? ¿Cuántas de ellas hacen talleres y cursos, leen libros, asisten a jornadas y a charlas, debaten en grupo, realizan actividades de formación feminista?

Y ¿a cuántos hombres ves a tu alrededor deseosos de cuidar su salud mental, de crecer, de cambiar su forma de relacionarse consigo mismos y con los demás?

Somos nosotras las que queremos cambiar, las que queremos vivir bien, las que queremos una vida mejor. Somos nosotras las que estamos intentando sanar las heridas del pasado, comprender lo que nos pasa, y ayudarnos a nosotras mismas.

Somos nosotras las que queremos ser mejores, y queremos aprender a querernos y a cuidarnos, y a cuidar nuestras relaciones.


¿Qué les pasa a ellos? Que no cambian porque no lo necesitan. Saben que hay millones de mujeres maravillosas, trabajadoras, luchadoras, dispuestas a amarlos y cuidarlos sin reciprocidad.

Cambiarán cuando no encuentren a ninguna mujer dispuesta a aguantarlos, a mimarlos, y a soportar cuernos, mentiras y trabajo gratis. De momento, tienen muchas a su alrededor. Cuando no haya ninguna, entonces tendrán que empezar a revisar su egoísmo y su machismo. Porque si no, no encontrarán pareja en la vida, y no podrán reproducirse con nadie.

Así que nosotras vamos a centrarnos en nosotras mismas y en nuestros cambios.

Nosotras no podemos cambiarlos, que cambien ellos. Si no lo hacen, no es nuestro problema: nosotras no podemos detenernos ni quedarnos a esperar a que lleguen a nuestra altura.

A mí me ha ayudado mucho el trabajo que estoy haciendo para ser más humilde.

Cuanto más humilde soy, mejor asumo que no tengo poder para cambiar a nadie. Y que lo único que puedo es cambiar yo, con mucho trabajo amoroso por mi parte.

La magia no surge antes del cambio, sino después. Cuando nosotras cambiamos es cuando todo se mueve: los demás tienen que cambiar a su vez para adaptarse a nuestros cambios.

Por ejemplo: si decides dejar de ayudar y prestar dinero a tu hermano porque llevas demasiado tiempo financiando su estilo de vida, es probable que tu hermano se enfade. Pero también es probable que tu hermano se busque las vueltas para montar su proyecto o para buscar trabajo. Si nadie lo financia, entonces tendrá que asumir que esa etapa terminó, y empieza otra, y que tiene que espabilar para tener autonomía económica y no depender de ti, ni de nadie.

Si tu pareja cree que tu dependencia emocional es tan grande que, te haga lo que te haga, tú no vas a dejarlo, entonces cuando lo dejas es cuando se da cuenta de que no te tiene bajo su poder, y que su imperio terminó.

La gran mayoría de los humanos cambiamos cuando ya es demasiado tarde, porque tendemos a valorar más lo que no tenemos y lo que perdemos.

Pero nosotras las mujeres no nacimos para esperar, ni podemos permitirnos el lujo de soñar con milagros románticos tipo “entonces él se dio cuenta y decidió cambiar”.

No, mira. Si no has querido cambiar cuando te dieron la oportunidad, asume las consecuencias, y aprende a perder.

Nosotras siempre para delante; los que no se espabilan, se quedan atrás.

Coral Herrera Gómez


Si te ha gustado este capítulo, ya puedes escuchar el audiolibro en mi página de Patreon





15 de septiembre de 2024

Cómo dejé de sufrir por amor: Manual de Autoayuda Feminista para dejar tu relación.




Título: Cómo dejé de sufrir por amor. Manual de Autoayuda feminista para dejar tu relación.

Escrito y narrado por: Coral Herrera Gómez

Producción sonora y diseño de portada: Jorge Morales Carbonell

ISBN: en construcción

Formato: Audiolibro

Fecha: Septiembre 2024

Lugar de creación: Ourense, Galicia, España.


Contenido:

En este audiolibro te cuento cómo dejé una relación después de cuatro años intentando separarme, y cómo me liberé de mi adicción romántica y mi dependencia emocional. No hay soluciones mágicas: para dejar de sufrir por amor, hay que trabajar.

Y en este libro voy a contarte cómo me lo trabajé yo, y cómo he trabajado en mi autonomía, mi autoestima, mi autocuidado y mi autodefensa emocional. En estos últimos años he enseñado el método de la autocrítica amorosa a muchas mujeres de España y América Latina que han trabajado conmigo en la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados.

He impartido muchas charlas para desmontar los mitos románticos y para hablar de otras formas de quererse, de relacionarse, de organizarse, y también de separarse. Desde el convencimiento de que podemos aprender a construir relaciones sanas e igualitarias, también podemos aprender a dejar las relaciones en las que no somos felices.

Si tú también quieres dejar de sufrir por amor y empezar a cuidarte a ti misma, yo te acompaño. En este libro no solo te cuento mis experiencias personales y mi trabajo más intimo, también es un manual de autoayuda feminista para la liberación.

Estoy segura que ayudará a muchas mujeres a dejar las relaciones en las que no son felices, el amor no es recíproco, y los cuidados no son mutuos. Y a las que no estáis en una relación, os ayudará mucho a dejar de esperar la llegada del príncipe azul y soñar con milagros románticos.

Espero que os guste y os sea muy útil

Coral



Indice

Bienvenida

EN EL CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN


1. ¿Estás bien?

2. El termómetro del desamor

3. ¿Cómo saber cuándo hay que dejar una relación?

4. Aún estoy enamorada

5. Separarse no es una derrota, es una liberación

6. Mi camino hacia la liberación

7. Cómo me liberé de la cárcel del amor

8. Cómo me liberé de la droga del amor

9. Cómo me liberé de la guerra contra mí misma

10. Cómo me liberé de la presión familiar y la presión social


DOSIS DE REALIDAD

11. Pero ¿por qué no les gusta mi novio?

12. No lo vas a cambiar

13. El amor no es una inversión

14. El tiempo es oro

15. Los privilegios de los hombres

16. No nos compensa: Te lo demuestro con cifras

17. Los peligros del amor romántico

18. ¿Te está pidiendo a gritos que le dejes?

19. ¿Por qué los cuernos son violencia?

20. ¿Por qué es tan difícil divorciarse para las mujeres?

21. Algunos de los peros que te pones para no separarte

22. Puedes dejarlo cuando quieras

23. ¿Cómo afectaría a mis hijos e hijas la separación?

24. ¿Cuándo se vuelve peligroso un ex?


EL FINAL FELIZ


25. Bienvenidas de Soltera

26. Decálogo del Autocuidado

27. Ser leal a tí misma

28. La Autodefensa emocional

29. ¿Cómo le digo a mi pareja que quiero separarme?

30. ¿Cómo aceptar que mi pareja ya no me quiere?

31. Mujeres que... se empoderan

32. Otras formas de separarse son posibles

33. ¿Cómo ahorrarte todo el sufrimiento posible?

34. Cierre y Contacto Cero: la única fórmula para

desengancharse

35. Atrevete a soñar

36. El amor está en todas partes.

37. Tu mayor tesoro: la gente que te quiere y que te cuida

38. Ya estoy haciendo las maletas, ¿qué me llevo?

39. Mi final feliz

40. Enamoraté otra vez de la vida



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6 de septiembre de 2024

El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande



El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande: ya no hablamos el mismo idioma.

La brecha emocional e intelectual entre hombres y mujeres es abismal, y se ensancha cada día más. Las mujeres estamos estudiando muchísimo, y nos apuntamos a todo tipo de formaciones: cursos, talleres, másters, diplomados, doctorados. No paramos de devorar libros, documentales, podcast, etc sobre la Historia de la teoría y la práctica feminista. Estudiamos la obra de grandes pensadoras e investigamos sobre la vida de las activistas y las políticas que desobedecieron al patriarcado y se volcaron en la lucha feminista. 

Las mujeres además hacemos terapia individual y en grupo para aprender a cuidar nuestras emociones, para hablar de lo que nos duele y nos oprime, para aprender a cuidarnos y a cuidar las relaciones, y para sanar las heridas de la infancia y la adolescencia. 

Vamos de lo personal a lo político, tratando de entender el mundo en el que vivimos para poder transformarlo, y tratando de comprendernos a nosotras mismas para luchar por una vida mejor para todas. 

Nosotras soñamos y creamos un mundo nuevo, y estamos trabajando por la justicia social, la igualdad, la libertad y los derechos humanos fundamentales. Hemos puesto los cuidados en el centro, para que sean compartidos y colectivos. Hemos puesto nombre a todas y cada una de las violencias que sufrimos. 

Y mientras, ellos se aferran al antiguo sistema con desesperación. No leen, no estudian, no escuchan y no entienden nuestro idioma: quieren una vuelta al orden patriarcal en el que ellos mandaban como reyes. 

No se les ocurre siquiera imaginar su propia utopía, lo que quieren es derribar la nuestra. Tampoco quieren unirse a la revolución: si no la lideran, si no pueden ser los protagonistas, no les interesa. La gran mayoría de hombres no quiere oír hablar de cambios ni de transformaciones: ellos quieren que todo siga igual, y se enfadan con las mujeres que soñamos con otras formas de relacionarnos y de organizarnos. 

Por eso la prensa anda tan preocupada: ellos votan a la derecha cada vez más, y siguen a partidos que provienen del fascismo y la dictadura, porque no soportan la idea de que otro mundo es posible. Y no asumen que para que haya justicia social tienen que dejar de tratarnos como mercancía y como sirvientas. 

Además son cada vez más anti-feministas: el cambio social implica un cambio personal radical, y les resulta demasiado grande, porque no quieren renunciar a sus privilegios. 

Este es el motivo por el cual a las mujeres nos cuesta tanto encontrar pareja: la mayoría de los hombres no soportan a las mujeres que toman conciencia de su poder y exigen ser tratadas como compañeras. Les sigue dando mucho miedo juntarse con mujeres que estudian y que luchan por una vida mejor. 

No saben cómo hacerlo, no saben manejar sus miedos e inseguridades, y sólo se sienten poderosos relacionándose en las estructuras tradicionales de dominación y sumisión. 

Las mujeres ya no queremos amar de rodillas, ni creemos en los milagros, ni estamos sentadas esperando a que los hombres abran sus mentes y sus corazones, así que preferimos estar solteras. Nosotras no vamos a dar ni un paso atrás, ni vamos a renunciar a la utopía. 

Coral Herrera Gómez 


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22 de agosto de 2024

¿Tú tampoco puedes divorciarte? El drama de la vivienda y la cárcel del amor




¿Tú tampoco puedes divorciarte? El drama de la vivienda y la cárcel del amor 

Tengo varias amigas que se quieren divorciar y no pueden. Les mucho costó dar el paso y cuando finalmente acordaron con sus parejas la separación, se dan cuenta de que no les dan las cuentas porque los precios de compra y alquiler de casas están por las nubes. 

El sistema nos quiere de dos en dos, por eso nos castigan si no nos emparejamos. ¿En qué consiste el castigo? Hay cientos de miles las mujeres jóvenes que no pueden salir del hogar e iindependizarse porque no tienen pareja para compartir gastos, y muchas se ven obligadas a convivir con su familia o con personas desconocidas. 

El drama de la vivienda mantiene, además, a miles de mujeres atrapadas en relaciones en las que no son felices, relaciones que no funcionan, y también relaciones en las que sufren explotación doméstica, violencia psicológica y emocional, violencia económica, física y sexual. 

Muchas mujeres se irían si pudieran, pero con un solo salario no pueden irse a ninguna parte, sobre todo si tienen críos. Cuantos más hijos e hijas tienen, más difícil resulta escapar. Según las leyes, todas somos libres para divorciarnos, pero lo cierto es que sin autonomía económica no podemos. De todas ellas, las que más sufren la violencia son las mujeres pobres, las mujeres inmigrantes y las que sufren discapacidad. 

Unas pasan toda la vida soportando y resistiendo como pueden, y la violencia solo termina cuando ellos las asesinan o cuando ellos mueren. Estamos hablando de que hay mujeres que pasan 50 o 60 años sufriendo violaciones y malos tratos, y no tienen medios para huir.

Cada día resulta más difícil separarse: es un lujo al alcance de muy pocas parejas porque se necesitan dos salarios para vivir: uno va a la hipoteca o el alquiler, y el otro hay que dedicarlo a subsistir. En las grandes ciudades, en las islas y en la costa es imposible vivir sola en un apartamento, excepto para las mujeres que gozan de un buen salario y no tienen crías.

Seguimos creyendo que las mujeres en Occidente somos libres, pero las leyes que nos protegen son papel mojado. No importa si el Estado reconoce el derecho de las mujeres a divorciarse: estamos igual que en los países donde no se nos reconoce ese derecho, porque no hay condiciones para que todas podamos ejercerlo.

El matrimonio es una auténtica cárcel para millones de mujeres que no pueden romper el contrato y dejar la relación. Cuanto más pobres y precarias somos, menos derechos tenemos, y cuantos más hijos e hijas, más pobres somos y por tanto, menos libertad tenemos. No podemos elegir qué tipo de vida queremos llevar, ni con quién queremos vivir, ni cuánto tiempo queremos convivir con alguien. 

Nos casamos pensando que podremos separarnos cuando queramos, pero la realidad es que no podemos. 

Ana de Miguel lo explica muy bien: cuando tu vida está determinada por la necesidad, no eres libre. No hay derechos ni libertad de elección y de movimientos sin autonomía económica. 

La Vivienda es uno de los derechos humanos fundamentales: todos y todas necesitamos un refugio seguro y bajo techo para dormir y para vivir. 

Todas las mujeres tenemos derecho a poder vivir solas o con nuestras crías: tener pareja no puede ser una obligación, pero lo cierto es que vivimos en un mundo que nos quiere de dos en dos, consumiendo y aislados de los demás. 

Y lo cierto es también que las personas más pobres del mundo son mujeres con hijas e hijos. Por eso la lucha por los derechos humanos no sirve de nada si no se erradica la pobreza. Las mujeres que viven en la pobreza sufren más el abuso, la explotación y la violencia de sus caseros, sus jefes y sus maridos.

Ante el drama de la vivienda, muchas mujeres están organizándose en pequeños grupos para convivir juntas, compartir la crianza y compartir gastos. 

Ahora mismo lo único que nos salva son las redes de apoyo mutuo entre nosotras, junto con la lucha feminista por la igualdad, y la lucha social a favor del derecho a la vivienda y en contra de la gentrificación, la especulación inmobiliaria, la codicia de los fondos buitre, los desahucios y el turismo depredador. 

Lo personal es político: estamos derribando los muros de la cárcel del matrimonio, y estamos reclamando políticas públicas que garanticen la autonomía económica de todas las mujeres, para que todas seamos libres y podamos elegir con quien queremos compartir la vida. 

Coral Herrera Gómez 


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15 de agosto de 2024

Si no te enamoras y tu pareja sufre



Una de las cosas que más me costó aprender en la vida es que si no estás enamorado o enamorada, y tu pareja lo está pasando mal, hay que dejar la relación. A mí este consejo me habría venido súper bien, porque me ha tocado estar en ambos lados: no solo sufrí por la falta de reciprocidad, también he hecho sufrir porque no me enamoraba.

La honestidad es fundamental para que funcione una relación, y está muy bien ser sincero/a con tu pareja, pero no puedes aprovecharte de ella. Si tú no sientes lo mismo, juegas con ventaja. Lo más cómodo del mundo es dejarse querer, pero no es justo.

No podemos olvidar que cuando no alguien no se siente correspondido/a, inevitablemente sufre. 

Cuando la pasión no es mutua, hay gente que se resigna y se conforma con las migajas del amor, pero es por falta de autoestima, y porque nos han hecho creer en los milagros románticos y en la cultura del aguante, del sacrificio y del sufrimiento.

Sin embargo, en algún momento todos y todas protestamos cuando no nos sentimos cuidados y queridos. Aunque aceptemos que nuestra pareja no quiera vínculos románticos con nosotras, nos cuesta mucho no caer en la trampa de exigir o mendigar amor. Aunque sepamos que la otra persona no quiere comprometerse afectivamente, nos cuesta mucho reprimir nuestras emociones, y renunciar al deseo de ser amados. 

En nuestra cultura se asume que es la persona enamorada la que debe de dar el paso para romper la relación. Pero lo cierto es que cuesta mucho por el autoengaño, y porque cuando estamos muy cegados por el amor no perdemos la esperanza de que la otra persona al final se enamore. 

Yo me di cuenta de que cuando no te enamoras y tu pareja está sufriendo mucho, una debe asumir su responsabilidad afectiva y dejar la relación para que no se prolongue el calvario romántico. 

Es cierto que no es fácil dejar a alguien que te gusta, con la que conectas súper bien en la cama y fuera de ella, con la que te diviertes y te gusta compartir tiempo, pero también es cierto que es doloroso ver sufrir a alguien por ti. Y los reproches, las peleas, los llantos y el sufrimiento pueden llevaros a una relación tóxica de maltrato mutuo.

Si no tenéis las mismas ganas, si no hay el mismo nivel de intensidad emocional, si la relación está desequilibrada, el sufrimiento está asegurado. 

Asi que para ahorrarte sufrimiento a ti y a tu pareja, lo mejor es sentarse a hablar para valorar si se dan las condiciones para quererse bien. Y si no se dan, es mejor deshacer el lazo y que cada uno siga su camino.

Para que todos y todas podamos disfrutar del sexo y del amor, el deseo y los sentimientos tienen que ser recíprocos, y los cuidados deben ser mutuos. 

Coral















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