7 de marzo de 2022

La Revolución Amorosa en la Coeducación

Ilustración Michele del Campo


El amor es una energía que mueve el mundo: si sobrevivimos como especie fue gracias a nuestra capacidad para ayudarnos unos a otros. Los grupos nómadas de los primeros humanos no dejaban atrás a sus familiares accidentados, enfermos o discapacitados, y cuidaban a sus bebés y a sus mayores durante muchos años. Nuestra infancia y nuestra vejez es muy larga, cada vez más: los humanos necesitamos al menos dos décadas de nuestra vida para completar el desarrollo de nuestros cerebros, y necesitamos también ayuda en los últimos años de nuestras vidas. El amor es lo que nos ha permitido establecer relaciones basadas en la empatía, la solidaridad y el apoyo mutuo. 

Sin embargo, en nuestra cultura el trono del amor lo ostenta el amor de pareja o el amor romántico, basado justamente en lo contrario: está impregnado de ideología patriarcal y capitalista y sus principales valores son el egoísmo, el individualismo, el narcisismo, y la explotación de las mujeres. 

Gracias al amor romántico, hasta el hombre más pobre del planeta tiene una criada gratis las 24 horas, y para toda la vida. La gran mayoría de las mujeres de este planeta tiene doble jornada laboral: una remunerada (y precaria), y otra completamente gratis, cuidando a los familiares de ambos, criando bebés, y haciendo las tareas básicas para la supervivencia. 

¿Cómo ha logrado el sistema que las mujeres nos esclavicemos a los hombres de manera voluntaria? Haciéndonos creer que hemos venido a esta vida a cuidar a un hombre, y haciéndonos creer que este es nuestro destino, que amar es aguantar, amar es soportar, amar es sacrificarse, y que obtendremos una recompensa si renunciamos a nuestro tiempo libre y nuestro derecho al descanso. En realidad la recompensa es para ellos, que gracias a los cuidados que reciben y a nuestro trabajo gratis puedan vivir como reyes, con sirvienta sin salario. 

¿Cómo cambiar nuestras formas de relacionarnos? 

La clave está en los cuidados: si no son mutuos, son explotación. 

En las relaciones en las que no hay reciprocidad, hay abuso.

¿Cómo hacer para que el amor de pareja sea una estructura de relación igualitaria, y cómo liberarlo de toda su carga patriarcal?, ¿cómo hacer para que el amor deje de ser una experiencia carcelaria y nos permita relacionarnos desde la igualdad y la libertad? 

En los 70 comenzamos la revolución sexual, y ahora estamos haciendo la revolución amorosa, que consiste en liberar al amor del machismo y la dominación masculina. Las mujeres feministas nos estamos trabajando los patriarcados que nos habitan para poder construir relaciones basadas en el compañerismo, pero es obvio que para poder querernos bien, necesitamos que los hombres se unan a la revolución, y empiecen también a trabajarse sus patriarcados, tomen conciencia de cómo sufren y ejercen violencia, renuncien a sus privilegios, se hagan responsables de las tareas de crianza y cuidados, y aprendan a relacionarse en igualdad con el resto de los seres humanos y los seres vivos. 

Al cambiar nuestras formas de relacionarnos, podremos cambiar también nuestras formas de organizarnos política, social, y económicamente. 

Todas las revoluciones tienen su propia utopía: la de los amores compañeros, una estructura de relación basada en la reciprocidad, el respeto, los buenos tratos, el compañerismo y la ternura radical. 

Las personas adultas necesitamos desaprender todo lo que aprendimos sobre el amor romántico, y las historias que nos enseñaban a ser hombres o mujeres, y cómo debían ser las relaciones entre nosotros. Las nuevas generaciones necesitan otros modelos, otros referentes, otras estructuras de relación que no estén basados en el interés propio ni la dependencia mutua, y que les permitan disfrutar del amor. 

Una educación revolucionaria y amorosa tiene que estar basada en los valores del pacifismo, el ecologismo, y el feminismo: igualdad, equidad, justicia social, paz, libertad, amor, respeto a la naturaleza y los seres vivos, cuidados compartidos, solidaridad y compañerismo. 

Necesitamos una revolución cultural y educativa para poder hacer la revolución amorosa, y ya tenemos los medios: la coeducación feminista y la educación emocional pueden proporcionarnos las herramientas para querernos bien y para construir relaciones igualitarias. 


En esta asignatura habría tres ejes fundamentales: 

La Historia del Movimiento de liberación de las mujeres. Las niñas necesitan referentes de mujeres inteligentes y valientes que lucharon para que ellas tuvieran hoy los derechos. En la televisión solo les ofrecen modelos de mujeres narcisistas obsesionadas con la belleza y el dinero que guerrean entre sí: el sistema educativo entonces debería poder mostrarle otros modelos de feminidad, y otras formas de relacionarnos entre nosotras.


El trabajo de masculinidades, para que los niños sepan que hay muchas formas de ser hombres, y para que puedan desmitificar la violencia de sus héroes masculinos. Durante toda su formación podrán aprender a relacionarse sin dominar y sin someter a los demás, a desobedecer los mandatos, y a liberarse de los roles de género. Podrán, también, quitarse la corona de rey para poder convertirse en verdaderos compañeros de las mujeres.


Enseñar a las niñas y a los niños a leer los mensajes insertos en la información y en los relatos: cómo nos cuentan las cosas, qué nos venden en los productos culturales, por qué y para qué. Si les ofrecemos las herramientas para entender cómo se usan los mitos y los estereotipos para perpetuar el patriarcado, podrán desmontar toda la ideología del machismo en cualquier relato: canciones, películas, novelas, series, videojuegos, cómics, programas de televisión…


Otros contenidos esenciales de este tipo de educación amorosa, sexual y emocional son:

Aprender los fundamentos de la ética amorosa y la filosofía de los cuidados. 

Desmitificar el romanticismo patriarcal en las aulas, y mostrar la diversidad sexual y amorosa de nuestras relaciones. 

Desmitificar el sufrimiento como vía para alcanzar la felicidad: no es necesario pasarlo mal, ni ganamos nada sufriendo o haciendo sufrir a los demás. El amor es una experiencia gozosa basada en el placer, y solo se puede disfrutar en igualdad y en libertad. 

Desmontar los valores del romanticismo para entender por qué las mujeres no somos libres, ni somos iguales a los hombres, y por qué el amor de pareja nos somete.

Identificar todas las formas de violencia que existen a través de la experiencia personal para tomar conciencia de cómo usamos nuestro poder, y cómo sufrimos y ejercemos la violencia.

Identificar nuestro lugar dentro de las jerarquías de poder del sistema capitalista y patriarcal, y la manera en que usamos nuestro poder para conseguir lo que queremos, lo que necesitamos y lo que deseamos. 

Aprender a gestionar nuestras emociones de manera que no nos hagan daño, y no hagan sufrir a los demás, y aprender a resolver nuestros conflictos sin violencia.

Tomar conciencia de nuestro modo de comunicarnos y de comportarnos con los demás, y del impacto que nuestras palabras y nuestras acciones tienen en los demás. 

Tomar conciencia de las estructuras con las que nos relacionamos: actuamos bajo la lógica del interés y el beneficio propio, en relaciones de abuso, dominación y sumisión. Bastaría con promover nuevas estructuras de relación basadas en la empatía, la solidaridad, la cooperación, y el apoyo mutuo.

Entender cómo funcionan el capitalismo y el patriarcado, comprender por qué unos grupos sociales dominan a las grandes mayorías (clases sociales), y por qué los hombres viven como reyes y las mujeres como sirvientas.

Desmontar todas las ideas del patriarcado sobre la superioridad de los hombres blancos heterosexuales con respecto a los hombres homosexuales y bisexuales, los hombres de otras etnias y nacionalidades, las personas mayores, las mujeres y las niñas, los animales y demás seres vivos. 

Utilizar la creatividad y la imaginación para soñar con nuevas maneras de relacionarnos, para imaginar otras formas de amarse y de quererse, para transformar el amor de pareja y liberarlo de todos sus mitos.

Aprender a usar nuestro poder para el Bien Común, poniendo en el centro la cooperación y los cuidados mutuos, y el derecho de todas y todos a tener una Buena Vida,  libre de violencia, explotación y sufrimiento.

Adquirir las herramientas para imaginar otras formas de organizarnos basadas en los derechos humanos fundamentales,. 

Aprender que lo personal es político: nuestros problemas no son individuales, sino sociales, y necesitamos por lo tanto soluciones colectivas. 

Aprender a cuidarse a sí mismos/as, a cuidar sus relaciones, a cuidar los espacios que habitan y a cuidar el planeta. 

¿Se imaginan cómo cambiaría el mundo si aprendiéramos a tratarnos y a querernos bien?

Coral Herrera Gómez


Este artículo ha sido publicado en la Revista monográfica TE Mujer 8 de marzo 2022 junto con otras compañeras: Lidia Fernández, Carmen Heredero, Marina Subirat, Victoria Rosell, Pamela Palenciano, Rocío Niebla, Equal Saree, Leonor Goicoechea



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GIRA 2022: próximos eventos Coral Herrera

 


PRESENCIALES

11 y 12 de Abril en Iruña, Pamplona.




11 de marzo, en Monforte del Cid, Alicante.






9 de marzo, Universidad de Sevilla
Presencial y retransmitido en directo aquí





***

VIRTUALES 

7 de Abril, Universidad de Miguel Hernández, Elche. 

II Ciclo de Seminarios Conversatorios sobre Masculinidades, Género e Igualdad 

organizado por el Observatorio de Masculinidades

Inscripciones aquí.






19 de marzo, lectura de El Contrato Amoroso con Puenteras, Colombia




15 de marzo, TEC de Monterrey, México


14 de marzo, Villena, España






10 de marzo, 
UAEMEX (Universidad Autónoma del Estado de México)





8 de marzo, virtual 
para el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España




4 de marzo, virtual y en directo: CHIAPAS
Secretaría de Igualdad para las Mujeres de Tuxtla, México






FEBRERO

Directo en el Instagram
 de Juventud L`Hospitalet de Llobregat

el 23 de febrero a las 20 horas de España, 
en directo desde aquí




15 de febrero
Tecnológico de Monterrey,
directo en Zoom



14 de febrero, Alcoy, Alicante


1 de marzo de 2022

Cómo ser un buen ex compañero

By https://elhombreenlapintura.tumblr.com/

Separarse de tu pareja no es fácil, pero es mucho mejor si le pones amor y durante el proceso aprendes a cuidarte a ti mismo, a tu ex pareja, a tus nuevas parejas, y si tienes críos, también a ellos y a ellas. 

Separarse a veces es una oportunidad para empezar una nueva vida y para ser mejor todavía que en la anterior etapa. Puedes aprovechar para construir la mejor versión de ti mismo. 

Si has sido un buen compañero, puedes seguir siendo igual de bueno durante el proceso de separación, y después. Si no has estado a la altura, piensa que en la separación puedes aprender mucho y llegar a sentirte mejor contigo mismo. 

Aquí unos tips para convertirte en un buen ex compañero: 

-Recuerda que los cuidados deben ser siempre mutuos: antes, durante y después de la relación.

- Llora lo que tengas que llorar: desahógate con buenos amigos y amigas, expresa tus emociones en libertad, pero no permitas que hagan daño a nadie, ni siquiera a ti mismo.

- Acepta que la relación terminó, e intenta desearle a tu pareja que le vaya muy bien en la vida. Pónselo fácil y póntelo fácil: cuanto mejor sea vuestra separación, mejor será vuestra relación.

- Atrevete a imaginar cómo sería una buena relación con tu ex compañera, y ponte creativo para pensar cómo vais a cuidarla, y cómo vais a haceros la vida más fácil y más bonita el uno al otro, y a vuestras hijas e hijos, si tenéis. 

-Piensa que aunque ya no tengáis una relación sexual y sentimental, seguiréis siendo ex toda la vida. 

-Piensa que si tenéis hijas e hijos en común, seguiréis teniendo una relación durante muchos años, y ten presente todo el tiempo que los niños vivien mejor en un entorno de paz y amor que en medio de una guerra.  

- Ponte lo más elegante posible: para dar la talla y estar a la altura, tienes que cuidar tus emociones para que no te arrasen a ti, y no hagan daño a tu ex compañera, a tus crías, o a tu entorno familiar y afectivo.

- Recuerda en todo momento que tu pareja tiene los mismos derechos que tú: derecho a rehacer su vida, a moverse con libertad, a hacer elecciones y tomar decisiones sin tí, y que lo que vale para ti, vale para ella también. 

-Igual que muchos hombres van al gimnasio a entrenar sus músculos, tú puedes entrenar tu cerebro y tu corazón para aprender a comunicarte sin violencia y para aprender las artes de la asertividad.

-La honestidad es fundamental en todas las relaciones que tengas con mujeres: ocultar, mentir y engañar a tu pareja es machismo, recuerda que no es posible tener una relación buena si no eres sincero y si no aprendes a relacionarte desde la honestidad. 

-También es fundamental la humildad y la generosidad, que se contagian cuando te relacionas con tu ex, y con los demás. 

- Las relaciones con tu ex requieren de mucha comunicación, empatía, generosidad, lealtad, solidaridad, compañerismo y amor del bueno: cuanto más entrenes, más fácil será construir una relación bonita basada en el respeto y los buenos tratos. 

-Cuando podáis hacerlo, sentaros a firmar un contrato amoroso que os permita negociar la manera en que vais a cuidaros durante y después de la separación. Se trata de negociar, elaborar unos acuerdos y de comprometeros a respetarlos. 

- Pregúntate y pregúntale a tu ex compañera: ¿qué es lo que necesitas para estar bien? Podéis hacer una lista de lo que necesita cada uno, y compartirla para alcanzar los acuerdos que necesitáis para cuidaros en la separación. 

- Escucha a tu ex pareja con atención amorosa: así será más fácil para ti empatizar con tu ex pareja y entender cómo se siente, y por qué, y qué necesita para estar bien. 

- Como todo tiene que ser mutuo, tú también tienes que abrirte y expresar cómo te sientes, sin culpabilizar a la otra persona y sin victimizarte. Se trata de contar la experiencia desde tí mismo, evitando el intercambio de reproches y las posiciones defensivas y de ataque. 

-En cada conversación, recordad que las cosas importantes hay que hablarlas cara a cara, que juntarse es un encuentro, no un combate, que habláis para tratar  principalmente del presente y del futuro, y que es mejor que los dos salgáis contentos y tranquilos después de hablar. 

-Cuando tu pareja sienta mucho dolor, o lo sientas tú, cuando sientas que no te encuentras bien o que estás muy revuelto emocionalmente hablando, aplaza la conversación y elige un momento en el que ambos estéis bien para sentaros a charlar. 

- Controla tu ego y tu orgullo, admite tus errores, haz autocrítica amorosa, asume las consecuencias de tus actos, pide perdón cuando tengas que pedirlo, sé coherente, y hazte responsable de lo que sientes, de lo que haces y lo que dices.

 -Revisa tu machismo, una y otra vez: todos fuimos educados en el patriarcado y a veces nos resulta muy difícil identificar cuándo nos estamos aprovechando de nuestra posición de poder. Si analizas tu forma de relacionarte con las mujeres de tu vida, será más fácil que identifiques y renuncies a tus privilegios para no abusar de ellas. 

- Después de firmar el contrato amoroso de cuidados, hay que evaluar de vez en cuando si los estamos cumpliendo, y buscar soluciones si no funciona. A veces hay que probar varias estrsategias hasta que veamos cuales nos funcionan a ambos. 

- Es posible resolver nuestros conflictos sin sufrir y sin hacer sufrir a los demás: vais a encontraros en el camino muchos problemas, pero si te lo trabajas a fondo, puedes no solo llevarte bien con tu ex, sino además mejorar todas tus relaciones. 

- Si tienes nueva pareja, cuidalá a ella también. Ahórrate sufrimiento y ahórraselo a tu ex , y a tus parejas. Se trata de ser simplemente ser honesto, generoso y asumir la responsabilidad afectiva que tienes en todas tus relaciones. 

- Cuida también a tu gente y a la gente que os quiere a ambos, y que han formado parte de vuestras vidas durante el tiempo que estuvisteis juntos. No les pidas que se posicionen a tu lado: ninguno quiere veros metidos en una guerra, todos necesitan veros bien a ambos. 

- Si no lo has hecho antes, puedes hacerlo ahora: asume tu responsabilidad como padre, y no delegues la crianza en tu madre, tu hermana o tu nueva pareja. Cuando están contigo, tú eres su principal cuidador: tendrás que buscar el tiempo y la energía que necesitas para ser un buen papá. 

- Aprovecha tu nueva vida para dedicarle tiempo de calidad a tus hijos e hijas, para alimentar un vínculo profundo, para disfrutar de tu paternidad y para darles a tus crías una infancia feliz. Eres su mayor ejemplo, y necesitan verte bien, aprender de ti y tener el mejor modelo de masculinidad del mundo.

- Hay que ser práctico: cuanto mejor nos llevemos con nuestra ex pareja, más fácil será organizarse y coordinarse, (y si los tenemos, también la vida de nuestros hijos e hijas será mucho más fácil)

-Cuando te liberas de los patriarcados que te habitan tu vida cambia de arriba a abajo: si aprendes a relacionarte contigo mismo y con los demás desde los principios fundamentales de la ética amorosa y la filosofía de los cuidados, tu vida mejora, y la vida de los demás, también. Y además contribuyes a la transformación de nuestra sociedad y a la Revolución Amorosa.

-Júntate a otros hombres que estén trabajandose lo mismo que tú, en buenas compañías resulta más fácil. Con ellos podrás leer, debatir, intercambiar materiales, romper tus esquemas y tus prejuicios, abrir tus horizontes, y aprender a relacionarte con las mujeres y con el mundo sin machismo. Si no encuentras grupos de hombres igualitarios, crea el tuyo propio junto a tus vecinos. 

-Pide ayuda si lo necesitas, un profesional con formación en feminismo y masculinidades puede ayudarte a fabricar las herramientas para para trabajarte por dentro los patriarcados, para aprender a comunicarte y gestionar tus emociones, y para hacer autocrítica amorosa.

Coral Herrera Gómez 


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Libros




27 de febrero de 2022

Cómo disfruto de mi vida

 


A veces se me olvida que vine a este mundo principalmente a disfrutar, y de vez en cuando me lo tengo que recordar a mí misma para que no se me olvide. No es fácil deshacerse de la culpa y darse permiso para disfrutar: el patriarcado me recuerda todos los días que debo siempre anteponer las necesidades de los demás a las mías. Cuando pienso en mí misma y en mi placer, me siento egoísta porque soy mujer, y sé que si fuera hombre no me sentiría tan culpable. 

Así que para poder disfrutar me tengo que convencer de que no todo son obligaciones, que tengo derecho al placer, que es importante parar, que no puedo estar absorbida por la producción y la generación de ingresos, la maternidad y la crianza, las tareas del hogar. 

Parece mentira que tenga que apuntarme en un papel lo importante que es estar bien, y lo mucho que me merezco disfrutar de mi derecho al descanso y al tiempo libre. Pero si no lo hago, no me doy el espacio y el tiempo para parar los relojes y dedicarme al disfrute de esta única vida que tengo, que está pasando demasiado deprisa. 

Haciendo el listado de las cosas con las que disfruto, me doy cuenta de que la mayoría son gratis, y que solo se trata de encontrar el tiempo y el espacio para saborear la vida.

Es un listado muy personal y cada una de nosotras podemos hacer el nuestro, hoy os comparto el mío: 

- Caminar me hace muy feliz. En la ciudad y los pueblos, pero sobre todo en la naturaleza. Caminar me ayuda a pensar, a recordar y a imaginar, así que puedo viajar en el tiempo hacia detrás y hacia delante, y también puedo analizar mi presente, hacerme preguntas, y tomar conciencia de mi propia existencia, y de mi recorrido vital. Caminando se me ocurren siempre soluciones a mis problemas, y también me ayuda a tomar perspectiva sobre mi propia vida. 

-Pasar tiempo con mi gente querida: es mi combustible, me da energía para poder con todo. Estar con mi familia de sangre y mis familias elegidas, compartir con mis amigas y amigos da sentido a mi vida. Y lo más importante: me divierto mucho y me río un montón con mi gente. Además, me siento yo misma con todas ellas: me siento libre para desnudarme, para ser quien yo soy, sin miedo a ser juzgada o rechazada, porque es gente que me conoce bien y me acepta tal y como soy. 

- Ir a conciertos a bailar y a cantar: me encanta hacerlo en espacios pequeños y grandes, sobre todo al aire libre. Cuando me junto con cientos o miles de personas a disfrutar de la música y de la danza, me siento muy feliz, me contagio siempre de la energía de la gente que se divierte y se expresa con libertad. 

-Ir a manifestaciones y participar en movimientos sociales en defensa de los derechos humanos y para protestar contra las injusticias: me siento feliz cuando me junto con gente comprometida que sueña con un mundo mejor y sale a la calle para luchar por el Bien Común. Me hace sentir menos sola en mi sueño de transformar la sociedad, menos sola, menos rara, y sobre todo, me siento acompañada y me siento parte de una comunidad de gente solidaria que no se resigna, que no se conforma, y que cree que otro mundo es posible. 

- Ir al teatro, al cine, a museos: necesito el arte y la cultura porque alimentan mi espíritu, me dan placer, y me permiten desconectar de mi realidad y de mí misma. La belleza de las historias y las creaciones de los demás me elevan por encima de la realidad del día a día, y me hacen entrar en éxtasis. Y no solo me gusta asistir como espectadora, también me encanta hacer teatro y participar en procesos creativos con la gente. 

-Leer libros y escribir: son dos de mis pasiones que siempre realizo en solitario. Disfruto mucho la soledad porque en ella siento que puedo viajar a otras realidades, expandir mi imaginación, vivir otras vidas. Leyendo desconecto de mí misma, escribiendo, conecto conmigo misma como nunca. 

-Tomar el sol y el viento: necesito sentir la caricia de nuestra estrella y de la brisa, me siento muy feliz recibiendo energía solar, viendo las nubes pasar, y observando a las aves surcar el cielo. Me encanta tumbarme en la tierra, en la hierba, en la arena, en una roca a tomar el sol y a nutrirme con su calor. 

-Disfruto mucho del silencio, y lo busco mucho porque noto que es esencial para conservar la cordura y la salud mental. Cuando hay demasiado ruido no puedo pensar bien: en el silencio encuentro la paz que necesito para poner en orden mis emociones y mis ideas, y para descansar. 

- Disfruto haciendo el amor con mi pareja, disfruto mucho el contacto físico con mi gente querida y los abrazos que doy y recibo. Las caricias y las demostraciones de amor son otro de mis combustibles vitales. 

-Disfruto comiendoy cocinando, me encanta cocinar para los demás y verlos disfrutar comiendo lo que les he preparado. Es uno de los mayores placeres de la vida.

- Disfruto viendo atardeceres y amaneceres de Sol y de Luna, sola y acompañada. Son momentos mágicos y en mi memoria conservo muchos recuerdos hermosos de ellos.

- Me encanta observar el cielo en la noche e ir descubriendo a los planetas, las estrellas, las galaxias... ya con telescopio es el goce total. Disfruto mucho leyendo sobre el Cosmos y viendo vídeos sobre astronomía y divulgación científica.

- Disfruto mucho nadando, montando en bici, y haciendo yoga, sola o en buenas compañías. Es autocuidado mental, emocional y físico, pero además es un placer. 

- Disfruto conociendo gente nueva y escuchando sus historias de vida. Me fascina la forma en que los seres humanos nos desnudamos frente a los demás, y les ofrecemos generosamente nuestra intimidad. Me encanta encontrar gente con la que me  siento libre para ser yo misma, sin miedo a ser atacada, sin miedo a ser juzgada, y por eso también disfruto tanto con mi gente querida cuando abrimos nuestros corazones y nos contamos la vida.

- Disfruto mucho de las conversaciones profundas con personas adultas y con niñas y niños. Me encanta aprender de los conocimientos de los demás, me encanta que me rompan los esquemas, me encanta escuchar a la gente que sabe mucho sobre un tema, me encanta reflexionar en colectivo sobre los más variados temas. 

- Disfruto tomando conciencia de todo lo que está bien en mi vida: vivo sin dolor y sin enfermedades graves, vivo sin sufrimiento mental ni físico, mi gente está bien, y tengo lo necesario para vivir bien: un techo, agua potable, comida caliente, ducha caliente, ropa de abrigo, electricidad para iluminarme y para calentarme en invierno, ingresos dignos, derecho a la educación y a la salud, gente que me quiere y me cuida, y a la que quiero y cuido. Tomo conciencia de los privilegios que tengo sabiendo que hay millones de personas en el mundo que no tienen derecho a vivir una buena vida y no pueden disfrutar de los derechos humanos fundamentales. 

- Disfruto mucho ayudando a la gente, sintiéndome útil, y aportando mi granito de arena para la construcción de un mundo mejor. 

¿Y vosotras, cómo disfrutáis de la vida, y cómo sacáis espacio y tiempo para disfrutar?

Coral Herrera Gómez

20 de febrero de 2022

Día Mundial de la Justicia Social



Hoy, 20 de febrero, es un día mucho más importante que el 14F. Es el Día Mundial de la Justicia Social, y deberíamos celebrarlo en todos los centros educativos. Son muchos temas importantes los que se pueden tratar en el aula:

- la diferencia entre la gente que solo piensa en su propio beneficio y la gente que piensa en el Bien Común.

- los mecanismos que tenemos para acabar con la desigualdad y para garantizar los derechos fundamentales de todos los seres humanos, incluida la Renta Básica Universal, que garantizaría ingresos estables y dignos a toda la población.

- cómo es el trabajo de la gente que está luchando por la erradicación de la pobreza, la exclusión, el sufrimiento y la violencia en la que viven millones de personas en el planeta

- cómo es la gente que está a favor de la acumulación y acaparamiento de riqueza, y a quienes votan.

- cómo esa gente trata de convencernos a los demás de que no se puede hacer nada por acabar con la pobreza, el esclavismo y la miseria.

- cómo esa gente se beneficia de la desigualdad y cómo hacen negocios con los derechos humanos de millones de personas.

- analizar cómo los medios nos ofrecen modelos a seguir de gente que acapara riqueza de forma obscena para que les admiremos y soñemos con ser como ellos.

- analizar el papel de los medios que tratan de hacernos creer que la gente pobre es vaga y es pobre porque quiere, 

- explicar cómo los medios fomentan la aporofobia, la xenofobia y el clasismo utilizando prejuicios, estereotipos y bulos.

Es bien sencillo contarles a las nuevas generaciones cómo funciona el mundo, y cómo contribuyen los medios a endiosar a la gente que acapara y explota a miles de seres humanos para hacerse aún más ricos. 

A mí nunca me hablaron de todo esto en el colegio, pero sí en mi casa, todo el tiempo, y me siento muy afortunada. 

En la escuela pública me educaron en el individualismo y la competitividad, y en la filosofía del sálvese quién pueda, pero mi familia me enseñó a pensar colectivamente, me habló con admiración de la gente importante que lucha por un mundo mejor, y gracias a eso pude tomar conciencia de la importancia de la Empatía, la Solidaridad, la Cooperación, los Derechos Humanos, el Bien Común, la Igualdad, la Justicia Social, la Paz, los Cuidados... 

¿Se imaginan como cambiaría el mundo si la gente joven pudiera aprender estos conceptos en las aulas, si oyera hablar de ellos en los medios de comunicación y en sus hogares?

#DíaMundialDeLaJusticiaSocial #20F

17 de febrero de 2022

¿Qué necesitas para vivir una Buena Vida?



Este es un ejercicio que hacemos en el grupo de Mujeres que se liberan antes de planificar e idear las estrategias que necesitamos para mejorar nuestra vida, tanto personal como individualmente. 

Nos hacemos en voz alta la pregunta: ¿qué quiero yo para vivir bien?, ¿qué necesito para vivir una Buena Vida?, ¿qué necesitamos todas las mujeres?

Todas necesitamos lo mismo como mujeres que somos, pero luego cada una de nosotras tiene sus necesidades propias, sus deseos y apetencias individuales, sus sueños y sus proyectos, y por eso la primera parte del ejercicio es la más fácil (qué necesitamos las mujeres para vivir bien) y la más difícil es la segunda parte (qué es lo que yo quiero o necesito para una Buena Vida)  

Piensa, ¿cuantas veces te han hecho esta pregunta, cuántas veces te la has hecho a ti misma?, ¿pocas, ninguna? 

Las mujeres solemos estar más atentas a las necesidades de los demás que a las nuestras, pero cuando nos recordamos que tenemos derecho a vivir una Buena Vida, y decimos en voz alta lo que queremos, entonces empiezan los cambios. 

Vamos con la primera parte, la de las mujeres. Lo que necesitamos todas es: 

- Que nuestro nacimiento sea en un espacio libre de violencia obstétrica, que nuestra madre pueda vivir un embarazo y un parto respetuoso en un ambiente seguro, confiable, y amoroso. 

- Que ningún adulto nos regale, nos compre, nos venda, nos alquile o nos intercambie al nacer, y durante el resto de nuestras vidas.

-Acceso a agua potable, un techo para vivir, ropa de abrigo, comida caliente tres veces al día, ducha de agua caliente en zonas frías, medidas de protección contra el frío y el calor extremo.

- Que nuestra infancia sea un recuerdo feliz: que toda nuestra niñez transcurra libre de abusos sexuales, malos tratos, negligencias, violencia verbal y emocional, libre también de pobreza y miseria. 

-Derecho a la salud: todas las niñas, adolescentes y mujeres tienen derecho a poder ser atendidas en un centro médico, a tener sus revisiones, sus vacunas, sus tratamientos y sus medicinas si las necesitan. 

-Derecho a la educación: todas tenemos derecho a una educación publica, gratuita y de calidad, sin excepciones. 

- Necesitamos sentirnos parte de una comunidad humana que nos acepte tal y como somos.

- Necesitamos una red afectiva sólida y hermosa basada en los cuidados compartidos y el apoyo mutuo, y necesitamos herramientas para construir vínculos sanos con nuestra gente más querida. 

- Derecho a independizarnos de nuestra familia sin tener que casarnos para salir del hogar, derecho a elegir si queremos tener pareja o no.

- Tenemos derecho a vivir una vida sexual y amorosa plena, libre del miedo a los embarazos, las enfermedades de transmisión sexual, las agresiones sexuales y la violencia machista. 

- Nuestras relaciones sexuales y sentimentales tienen que ser relaciones libres de explotación, de sufrimiento y violencia. 

-Una buena vida es aquella en la que todas podamos decidir cuántas parejas queremos tener, si preferimos emparejarnos con mujeres o con hombres, y durante cuánto tiempo. 

- Derechos sexuales y reproductivos garantizados: tenemos derecho a recibir educación sexual, a tener acceso a métodos anticonceptivos y barreras de protección sexual, a recibir atención ginecológica y tratamientos médicos si lo necesitamos, a elegir nuestras maternidades y a no ser madres.

- Autonomía emocional y económica: una vida buena es aquella en la que todas somos libres para juntarnos o separarnos de nuestras parejas, y para relacionarnos en igualdad con los hombres.

- Derecho a caminar y a movernos con libertad, a vivir tranquilas, libres del acoso sexual en las calles, en el transporte público, en los centros de estudios y trabajo, en los espacios de fiesta y disfrute. 

- Todas las mujeres tenemos derecho a viajar solas sin miedo a sufrir violencia y a perder nuestra reputación.

- Derecho a estudiar, a trabajar, y a tener las mismas oportunidades que los hombres en todas las áreas (política, ciencia, deporte, arte, cultura, medios de comunicación, etc)

- Derecho a tener empleo e ingresos dignos que nos permitan vivir bien y no depender económicamente de nadie, derecho a no ser discriminadas por nuestro sexo, por nuestra nacionalidad, por nuestra edad, orientación sexual y discapacidades. 

- Una buena vida es aquella en la que ninguna se vea abocada a sufrir la angustia por el desempleo, la subida de los precios, o la bajada de los salarios. Nuestros ingresos no pueden estar condicionados por la avaricia y la crueldad de los empresarios, deben estar garantizados por el Estado. 

- Necesitamos abolir la doble jornada laboral y el trabajo no remunerado, y dejar de cuidar a hombres que ni se cuidan, ni nos cuidan.

- Lo que más necesitamos las mujeres para poder disfrutar de la vida es energía, dinero, tiempo libre y gente querida.


Esto es básicamente lo que necesitamos todas, y ahora vamos de lo político a lo personal: ¿qué necesitas tú para vivir una Buena Vida? 

Escucha a tu corazón con atención: ¿qué cambios necesitas para vivir bien, para vivir mejor, para ser más feliz? 

Y lo más importante de todo, ¿cómo vas a llevar a cabo esos cambios, y quienes son tus compañeras de viaje?

Coral Herrera Gómez



Si quieres trabajar estos temas en buenas compañías, 

vente con nosotras al grupo virtual 

Mujeres que se liberan 

en el Laboratorio del Amor



14 de febrero de 2022

Amor y feminismo: lo romántico es político



Me metieron el amor romántico en vena  durante toda mi infancia y adolescencia. Tengo dentro de mí el mito romántico y me lo trabajo desde hace años para entender los valores del patriarcado que transmiten las historias románticas, y la manera en que yo los tengo dentro de mí. 

Tengo una tesis doctoral y varios libros publicados, pero eso no me ha liberado por completo del peligro de sufrir violencia y malos tratos, da igual cuantos títulos tengas y cuanto hayas leído: ninguna estamos a salvo.

El proceso de liberación no tiene un final, es para toda la vida: son muchos siglos de patriarcado encima, y muchos años de mi vida consumiendo historias de amor en las pelis, en la tele, en las canciones, en las revistas, en las novelas.

Tengo una relación romántica desde hace diez años y trabajo en ella para liberarla de los mitos, los roles y los estereotipos, y para investigar y crear mi propia relación de pareja con estructuras diferentes, pero es un proceso que lleva muchos años y que no resulta nada fácil. 

A nivel teórico lo tengo muy claro, no hay otro camino que la Revolución Amorosa. Pero mis emociones siguen impregnadas de romanticismo, y el trabajo en ellas es más lento, y más difícil que el trabajo intelectual. 

Siento haberos decepcionado con mi post sobre la pareja feliz, pero soy hija del patriarcado como todas vosotras y también tengo mis mitos, como todo el mundo. 

El feminismo me ayuda a entender cómo aprendí a amar, y a desaprender todo lo que me enseñaron en la infancia a través de los relatos. Me ayuda a abrir los ojos y a tomar conciencia de cómo me somete el patriarcado y como nos somete a todas con el amor romántico. Y sueño con otras formas de relacionarnos, de querernos y de organizarnos entre nosotras, y con los hombres, y trato de ser coherente y de no guerrear contra mí misma. 

Porque sé que hay un punto en el que el amor se encuentra con el feminismo, y nos ayuda a todas a vivir mejor. 

Tengo mi propia utopía amorosa, la de los amores compañeros, y sueño con liberar al amor de pareja del machismo y el patriarcado, dentro de mí corazón, y también a nivel colectivo, pues sueño no solo con mi liberación sino con la de todas las mujeres del mundo.

Es un camino y yo no he llegado a la meta: me queda muchísimo trabajo personal por hacer. Y mucho trabajo colectivo también, al que aporto cada día con las herramientas que voy fabricando para liberarme de los mitos y de los patriarcados que me habitan. 

Porque lo romántico no es sólo un asunto personal, es un tema político, y porque no me siento sola en el proceso: cada vez somos más mujeres practicando la autocrítica amorosa, y trabajando por la liberación. 

Y que más puedo decir, que soy humana e imperfecta, que lloro en las bodas, que tengo mis mitos, que me los trabajo con amor y paciencia. Se hace camino al andar, amoras, gracias a todas por leerme, por aportar, y por acompañarme en este camino tan hermoso. 

Os abrazo a todas  ❤️

13 de febrero de 2022

Una pareja feliz



Siento una debilidad especial por los dos, por separado, y como pareja. Cuando mitificamos a alguien, le atribuimos cualidades sobrehumanas y por eso me imagino a Cruz y a Bardem como una pareja igualitaria que comparte las tareas domésticas y de crianza. Me es imposible imaginar a Javier tumbado en el sofá mientras Penélope dobla ropa, los veo más bien como una pareja que trabaja en equipo. 

No me imagino a Javier yendo a visitar a sus amantes mientras Penélope se queda en casa cuidando a sus hijos: asumo que Javier es un compañero honesto que no se aprovecha de sus privilegios como hombre para disfrutar de una doble vida, como la gran mayoría. 

Los adoro cuando veo como se apoyan mutuamente en sus carreras, los imagino resolviendo sus conflictos sin hacerse daño, los sueño a ambos rodeados de gente querida, y los adoro pensando que ellos sí saben disfrutar del amor, aunque pasen tiempo separados cuando ruedan (o precisamente gracias a esto). 

En mis sueños los veo como una pareja en la que los cuidados son mutuos y los sentimientos recíprocos, una pareja también capaz de cuidarse si les llega el momento de separarse. 

Una pareja que se alegra de los éxitos del otro, que se comunica amorosamente, que se tratan bien incluso cuando se enfadan, y en la que los dos tienen el mismo tiempo y espacio para sus pasiones y su gente querida. 

Una pareja feliz que disfruta de la crianza de sus críos, con buena salud, con buenos ingresos, con una red amorosa a su alrededor.

Veo a Penélope empoderada, feliz, viviendo una vida libre de machismo, explotación y violencia, creciendo todo el tiempo, y siendo consciente de sus privilegios. 

Veo a Bardem comprometido con las causas más hermosas, incluida la precariedad que sufren las actrices y los actores en España. 

Sé que no son perfectos, que tendrán problemas como todo el mundo, que su vida no es color de rosa, que ellos dan una imagen como hacemos todos, y que aunque llevan muchos años juntos, pueden separarse y acabar haciéndose la guerra.

Sé que es posible que no sean tan felices ni tan igualitarios como parecen, pero... los veo anoche en la gala de los Goya haciéndose declaraciones públicas de amor, y me derrito. 

Como veis, yo tampoco estoy a salvo del mito romántico feminista. Porque sueño, en el fondo de mi alma, con la utopía de los amores compañeros. 

Y frente a los matrimonios patriarcales de la prensa rosa, tener como modelo de pareja feliz a Cruz y Bardem no está nada mal. Porque entre los famosos, y también los no famosos, no abundan las parejas que se cuidan y se quieren con mucho amor del bueno.

Es un placer soñar otras formas de quererse con vosotros, Javier Bardem y Penélope Cruz.


Coral Herrera Gómez 

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 ❤️

8 de febrero de 2022

La Revolución Amorosa, por Coral Herrera Gómez



Primero fue la Revolución Sexual 

Nuestras madres y abuelas lucharon a finales del siglo XX contra la culpa y el pecado, y por su derecho al placer. Los métodos anticonceptivos y de protección ayudaron a separar el sexo de la reproducción, la enfermedad y la muerte.

En los años 70 las mujeres reivindicaron su libertad sexual, su derecho a elegir libremente la maternidad, su derecho a gozar y a vivir una vida libre de violencias. Por eso lucharon por nuestro derecho al aborto, y lucharon contra la trata y la prostitución, la mutilación genital femenina, el acoso sexual en las calles, en el transporte público, en los centros de estudio y de trabajo. 

También denunciaron las violaciones que sufrimos las mujeres por parte de nuestros padres, padrastros, abuelos, tíos, hermanos, primos, maridos, y amigos "de confianza" de la familia, y años después, se atrevieron a denuciar a jefes, gerentes, curas, directores de cine, productores, profesores y hombres poderosos con nombres y apellidos en las sucesivas olas del #MeToo.

Hemos avanzado mucho en estos años, aunque aún mucha gente sigue educando a sus hijas para que vivan su sexualidad en torno a las necesidades de los hombres, para que se desvivan por gustarles y complacerles, para que se sientan culpables de las violencias sexuales que sufren y para que las callen, para que vivan siempre de rodillas frente a los hombres (en el burdel, en la Iglesia o en casa), y para que los niños aprendan a tratarlas como meros objetos sexuales de usar y tirar. 

Hoy nuestra cultura sigue siendo profuindamente patriarcal y machista, como hace 40 años, pero las mujeres no nos callamos y señalamos a todos los hombres que siguen promoviendo la cosificación de las niñas y las mujeres, y a todas las personas que siguen defendiendo la idea de que las mujeres pobres son libres para alquilar y vender sus cuerpos y sus bebés, y para permitir que los hombres hagan negocio con ellos. 


A la revolución sexual se le une ahora la Revolución Amorosa: 

Las mujeres ya estamos hartas de sufrir por amor: hemos destronado al amor de pareja como la única forma posible para alcanzar la felicidad, queremos liberar al amor del machismo y transformarlo de arriba a abajo, para que el amor no nos duela, ni nos someta. Queremos sacar de la violencia a todas las mujeres que siguen creyendo que amar es aguantar, queremos acabar con los femicidas que asesinan cada día a 137 mujeres en el planeta a las que dicen amar. 

El amor ya no puede ser una vía hacia la opresión, el sufrimiento y la muerte, sino una experiencia gozosa que nos permita tejer redes amorosas en las que la pareja es un elemento más, pero nunca el único. 

Como nos han educado para que seamos todas dependientes emocionales y adictas al amor, estamos desaprendiendo todo lo que nos enseñaron para poder ser libres. Porque cuanto más yonkis somos, más violencia y abusos aguantamos por parte de hombres. En las leyes de algunos países las mujeres parecemos seres libres, sujetos de pleno derecho, pero la realidad es que hay millones de mujeres esclavizadas por el amor romántico que viven de rodillas y al servicio de un macho.

¿Cómo nos esclaviza el amor romántico a las mujeres "libres"? Echen un vistazo a las estadísticas del uso del tiempo libre: las mujeres trabajadoras tienen 2 jornadas laborales al día, una dentro de casa y otra fuera, y las que tienen hijos sufren el peso de 3 jornadas laborales, y nada de tiempo libre. Mientras, los hombres solo tienen una jornada laboral y disponen de mucho más tiempo para invertir en su carrera profesional, para hacer ejercicio físico, para dedicarse a sus pasiones, para dedicar tiempo a su gente querida, para descansar, para disfrutar de la vida y para tener todas las amantes que quieran. 

Ninguna mujer es obligada a cuidar a un hombre de por vida, pero son millones las que viven sirviendo a sus maridos. Nos han hecho creer que el trabajo gratuito es amor, que todas nacimos para sufrir y sacrificarnos, que solo los hombres tienen derecho a ser felices, que nuestra función es que ellos vivan como reyes, y que al final de nuestra vida habrá una recompensa por todos nuestros sacrificios. 

Ahora que nos hemos rebelado contra esta enorme injusticia, ya tenemos claro que si los cuidados no son mutuos, son explotación.


¿En qué consiste la Revolución Amorosa?

Es una lucha de las mujeres feministas que estamos hartas de sufrir y de desperdiciar nuestro tiempo y energía en el amor romántico. Desde que empezó el siglo XXI hemos dado escribiendo, leyendo, debatiendo, y analizando el mito romántico. Ya sabemos que es una estafa con la que han sometido a millones de mujeres, y ya estamos trabajando en nuestras liberaciones, personales y colectivas. 

Estas son las claves de la Revolución Amorosa: 

- Las relaciones que no están basadas en los cuidados mutuos y la reciprocidad son relaciones de explotación y abuso.

-Las mujeres tenemos derecho a disfrutar de la vida y que para eso necesitamos tener energía y tiempo libre para descansar, para dedicarnos a nuestras pasiones y a nuestra gente querida. 

-No podemos seguir priorizando el bienestar y la felicidad de los hombres: nuestras necesidades, deseos y apetencias son más importantes. El auto cuidado de las mujeres es un asunto político de primer orden. 

- No necesitamos reyes a los que servir, lo que nosotras queremos son compañeros. No podemos vivir en relaciones que no sean igualitarias: vivir de rodillas frente a un hombre no es bueno para nuestra salud física, mental y emocional.

- Sabemos que se vive mejor sin pareja que mal acompañada, y que nunca estaremos solas si tenemos una buena red afectiva a nuestro alrededor. 

-No es lo mismo relacionarse desde la libertad que desde la necesidad: debemos cultivar la autonomía económica y la autonomía emocional para no depender de los hombres y para que no dependan de nosotras. 

- Sabemos que para tener autonomía hay que seguir luchando para que todas las mujeres tengan empleo digno e ingresos dignos, porque la pobreza y la dependencia emocional femenina no son un problema personal sino un problema político. 

- Ya tenemos claro que Cupido no tiene un poder total sobre nosotras, que ningún hombre lo tiene, y que cada vez somos las Mujeres que ya no sufren por amor 

- Las mujeres somos dueñas de nuestro amor y de nuestras vidas: somos responsables de nuestro bienestar y nuestra salud mental, y somos libres para hacer elecciones, para tomar decisiones, para llevar las riendas de nuestra vida. 

-Las mujeres enamoradas somos capaces de cualquier cosa: ya hemos comprobado que podemos desenamorarnos cuando queramos y que no tenemos por qué vivir presas del amor romántico.  

- Estamos trabajando para ahorrarnos toneladas de sufrimientos innecesarios porque cada vez le damos más valor a nuestro tiempo y nuestra energía, y queremos vivir mejor. 

- Hemos aprendido que otras formas de quererse, de relacionarse y de organizarse son posibles, y que solo transformando nuestras relaciones, podemos cambiar el mundo entero.

- Nuestros problemas personales son políticos: millones de mujeres viven con la autoestima por los suelos y sufriendo por hombres que las tratan como si fueran basura. Es un problema estructural: educamos a las niñas para que aguanten malos tratos y se crean que la violencia es romántica. Ya no más.

- Las mujeres estamos haciendo autocrítica amorosa para liberarnos de la culpa, del miedo, de los celos, la envidia, la rabia, la frustración, la dependencia emocional...y todos los patriarcados que nos habitan, porque queremos ser mejores personas y aportar con nuestra transformación a la construcción de un mundo mejor. 

- Las mujeres estamos aprendiendo autodefensa emocional y estamos aprendiendo a usar nuestro poder para evitar la explotación, el abuso y la violencia de los hombres.

-Hemos tomado conciencia de que el amor romántico es una droga, que podemos pedir ayuda para liberarnos de la adicción que nos metieron en la infancia, y que podemos desengancharnos y liberarnos. 

- Ahora ya no participamos en el pacto de silencio que protege a los hombres, denunciamos en redes las violencias que sufrimos, compartimos la información entre nosotras y nos cuidamos entre todas. 

- Ya sabemos quienes se benefician de nuestro sufrimiento romántico, y lo tenemos muy claro: ya no nos engañan ni nos manipulan más. 

- Ya sabemos que el amor no lo puede todo, que no podemos cambiar a los hombres, y que los hombres no cambian por sí solos porque no tienen necesidad: les va muy bien así. La única transformación posible es la que hacemos en nosotras mismas. 

- Tenemos claro que no nacimos para ejercer de vigilantes, de policías ni de carceleras, y que solo podemos relacionarnos con hombres honestos. También sabemos que no abundan y que no podemos esperar a que los hombres tomen conciencia de lo importante que es trabajarse la honestidad.

- Hemos aprendido que la violencia verbal es violencia, y que es tan grave la violencia física como la violencia emocional y psicológica. Y sabemos que los hombres que se benefician de nuestro sufrimiento son unos maltratadores, y que no debemos caer en la trampa en la que nos meten los cuentos y las películas: nuestro amor no cambia a ningun hombrem, y aguantar malos tratos no tiene premio ni recompensa. 

- Nos estamos liberando de la tiranía del "qué dirán", y de los roles y los estereotipos que nos dicen cómo debemos ser, porque queremos amar en libertad y ser siempre nosotras mismas 

- Hemos descubierto que para ser felices no necesitamos a un hombre: necesitamos una red de gente que nos quiera bien. 

- Ya sabemos que el Hombre no es el centro del Universo, y estamos aprendiendo a cuidarnos y a querernos al margen de ellos: cada vez hay más mujeres que se aman, y cada vez nos sentimos más libres para gozar entre nosotras. 

-Ahora sabemos que es imposible disfrutar del amor con un hombre que no sabe cuidarse a sí mismo, que no sepa cuidar los espacios que habita ni las personas a las que quiere. 

- Cada vez somos más desobedientes, y más realistas: ya no nos comemos el cuento de la monogamia, y nos vamos quitando la venda unas a otras. Ya no toleramos el privilegio masculino a tener una doble vida, y a tener las amantes que quieran mientras nosotras renunciamos por completo al sexo y al amor encerradas en casa. 

- Estamos convencidas de que tenemos derecho a disfrutar, sin renunciar ni sacrificarnos, y sin aguantar. Sabemos ya que amar no es sufrir, y que si tenemos una relación de pareja es para gozar, no para pasarlo mal. 

-Ya sabemos que no debemos resignarnos ni conformarnos con hombres que no dan la talla para ser buenos compañeros porque no se han trabajado todo lo que se tienen que trabajar. 

-Hemos aprendido que con la mayoría de los hombres lo que mejor funciona es tenerlos como amantes, o con la fórmula magistral: tú en tu casa y yo en la mía. 

-Ya sabemos que solas no podemos: nos necesitamos unas a otras, y en buenas compañías los procesos de liberación son más fáciles y se viven mejor. 

- Ya somos plenamente conscientes de que dejar de sufrir por amor es revolucionario porque la principal batalla del feminismo está en nuestros corazones y nuestro sexo, en la cama y en la casa: no vamos a vivir más de rodillas frente al Señor. 

- Ya estamos fabricando las herramientas que necesitamos para que el feminismo nos haga más libres y para poder llevar la teoría a la práctica, y estamos empezando a recoger los frutos de las semillas que estamos plantando para que todas podamos vivir una Buena Vida. 

- Ahora que sabemos usar nuestro poder, ya nuestras vidas no están centradas en ceder y en complacer. Porque sabemos lo que queremos y lo que no queremos, sabemos decirlo en voz alta, hemos aprendido a decir que no, y sabemos poner límites.

 -Ahora que estamos entrenando en las artes de la asertividad, ya podemos firmar un contrato amoroso con nuestras parejas en el que establecer las condiciones para poder querernos bien, y para construir una relación igualitaria basada en los cuidados mutuos y el compañerismo. 

-Las mujeres sabemos que tenemos derecho a vivir una buena vida, libres de sufrimiento, y que este derecho es universal e inalienable

- Soñamos con nuevas utopías amorosas en las que mujeres y hombres podamos querernos bien, en libertad y en igualdad, en relaciones basadas en los cuidados, la solidaridad, la honestidad, el trabajo en equipo y los buenos tratos: los amores compañeros.


La Revolución Amorosa es imparable, y ya no hay vuelta atrás: cada vez somos más mujeres disfrutando de estos procesos de liberación personal y colectiva. En la medida en que vayamos transformando nuestras relaciones, vamos cambiando la sociedad en la que vivimos, porque lo romántico es político y otras formas de quererse son posibles.

Los hombres pueden seguir luchando contra nuestras liberaciones y quedarse solos, o pueden empezar las suyas propias. 

Nosotras ya hemos avanzado mucho y no nos vamos a quedar sentadas a esperar a que nos alcancen ellos: ya estamos recogiendo los frutos de las semillas que hemos ido sembrando, ya estamos cosechando triunfos, y aunque a muchos les de miedo esta revolución, cada vez somos más. 

¡Amar es cuidar, amar es disfrutar!

Coral Herrera Gómez


Artículo en inglés



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