Podemos sentirnos muy atraídas por alguien, pero antes de empezar a drogarnos con el amor podemos pararnos a pensar si queremos o no enamorarnos, si nos merece la pena, si nos conviene o no, y cuáles son las dosis que podemos tomar para disfrutarlo.
La gran trampa del amor romántico es que nos hace creer que cuando Cupido dispara sus flechas no podemos hacer nada, y que estamos condenadas a sufrir, e incluso a vivir una vida horrible junto a tipos que no nos aman y que no nos cuidan.
Pero cuando te das cuenta de que eres un ser libre, que tú eres dueña de tu vida, de tu cuerpo, de tu deseo, entonces lo que buscas es ahorrarte sufrimiento. Cuando te cuidas y te quieres bien, cuando tienes ganas de tener una buena vida, comprendes que no estás condenada, que puedes elegir con quien quieres estar y con quién no, que puedes utilizar el sentido común para tomar decisiones, y que por tanto no eres ninguna esclava del romanticismo patriarcal.
Tardé unos años en descubrirlo, pero fue una liberación total saber que yo soy responsable de mi felicidad, soy dueña del amor que nace en mí, y yo elijo con quien quiero vivirlo y compartirlo.
Coral Herrera Gómez
En inglés: I am the owner of my love