17 de febrero de 2023

La fórmula mágica para dejar de sufrir



El sufrimiento es un asunto político, porque es colectivo, y masivo.

Sufrimos por dos grandes motivos: por nuestras relaciones con los demás seres humanos, y por la falta de dinero, de derechos y libertades.

Vamos a ver los motivos por los cuales sufrimos, y a continuación la fórmula mágica para dejar de sufrir.

Listado de cosas que nos hacen sufrir:

- Vivir con dolor permanente o crónico.

- La pérdida de un ser querido, por muerte, separación o divorcio. 

- El sufrimiento de nuestros seres queridos, tanto humanos como animales, nos hace sufrir mucho.

- El abandono y la falta de amor y cuidados por parte de las personas que más amamos. 

- Enfermar, o tener un accidente y no recibir asistencia médica.  

- No tener techo para resguardarnos del frío, del viento, del calor, de la lluvia y la nieve. 

- No poder comer tres veces al día ni alimentarnos adecuadamente. 

- No tener agua potable y tener que ir a buscar y transportar unos cuantos litros todos los días.

- No tener ropa de abrigo ni energía para soportar las altas y las bajas temperaturas. 

- No tener ducha de agua caliente en invierno.

- No poder salvar tu vida cuando sufres una enfermedad curable porque no tienes derecho a la salud o por las listas de espera del sistema sanitario de tu comunidad. 

- No tener ingresos, o tener ingresos que no nos permiten vivir con dignidad y sin deudas. 

- No poder cubrir las necesidades básicas de nuestros hijos/as. 

- La soledad nos hace sufrir mucho, y el miedo a la soledad también. 

- No ser aceptado/a tal y como somos por nuestra familia y nuestra comunidad

- No tener acceso a la educación, no poder aprender a leer, no entender las nuevas tecnologías para manejar tu día a día.

- No tener redes de amor y apoyo mutuo, ni familia, ni amigos ni amigas, ni compañeras/os de barrio, de estudio o de trabajo. 

-Saber que alguien a quien amamos está sufriendo violencia psicológica y emocional, acoso y violencia física en su hogar, en el colegio, en la calle, o en su centro de trabajo. 

- La falta de autonomía, depender de los demás nos hace sufrir mucho. 

- No tener libertad para elegir, para hacer cambios, para tomar decisiones, para abandonar un lugar, para movernos con libertad. 

- No tener libertad por estar en relaciones basadas en la dependencia, o por sentirnos presionadas o coaccionadas por otras personas.  

- No poder ser quien soy realmente, y no tener libertad para poder decir lo que siento, lo que necesito y lo que pienso. 

- Las relaciones sin correspondencia ni reciprocidad. 

- Las relaciones basadas en el interés o la dependencia. 

- Las relaciones basadas en el abuso y la explotación.

- La envidia y la rivalidad que establecen los demás contra nosotras/os. 

- La indiferencia y el rechazo de los demás. 

- La falta de información y la falta de comunicación con nuestros seres queridos. 

- La infidelidad en la pareja, y la falta de lealtad de nuestros seres queridos. 

- La violencia psicológica y emocional: 

                    - Los insultos y las demostraciones de desprecio.

                    - El engaño, las mentiras y la manipulación emocional.

                    - Los chantajes, las amenazas, los castigos, el soborno y la extorsión. 

                    - Las preguntas cargadas de reproches y los comentarios con doble sentido, 

                    - El sarcasmo utilizado para herir, la ironía para hacer daño.

                    - Las burlas, las bromas crueles, las humillaciones públicas.

                    - Las críticas destructivas y los ataques en grupo. 

                   - Las falsas noticias, los bulos, los rumores y los chismes sobre nosotras.

                   - La ciberviolencia en redes sociales. 


- El acoso psicológico y el acoso sexual en los centros de estudio y de trabajo, en los movimientos sociales, en las organizaciones políticas. 

- El acoso sexual en las calles, en el transporte público, en los espacios de ocio y diversión. 

 - La violencia sexual, el abuso y las agresiones sexuales, las violaciones.  

- La violencia física y la tortura, física y emocional. 

- La explotación en todas sus formas (laboral, doméstica, sexual, reproductiva y emocional)

- La injusticia, la desigualdad y la exclusión social.

- La subida de los precios, la inflación, las crisis económicas que provocan las élites del poder para tener mano de obra barata y desesperada. 

- Las guerras: sufrimos cuando las élites del poder entran en guerra y nos obligan a soportar los bombardeos y a financiarla con nuestro dinero, mientras destruyen nuestras casas, escuelas, hospitales, parques y plazas y matan a nuestra gente querida. 

-Los desastres naturales: volcanes, terremotos, tsunamis, incendios... que destrozan nuestras casas, pueblos, caminos, ciudades y bosques.

- El cambio climático también nos hace sufrir: las sequías, las inundaciones, las bajadas y subidas bruscas de las temperaturas, la desertización de la tierra...

- El exilio: sufrimos cuando tenemos que irnos de nuestro país huyendo de la precariedad, de la pobreza, del hambre, o de la violencia. 

- El racismo y la xenofobia: sufrimos cuando nos cuesta integrarnos en el país de destino, cuando nos sentimos discriminados, cuando nos tratan con desprecio por no haber nacido en ese país. 

- Los mandatos de género: sufrimos si no obedecemos y asumismos los roles, los estereotipos y los mandatos de género, si no nos comportamos dentro de los parámetros de la "normalidad", sufrimos cuando los demás nos señalan y nos critican.

- La falta de derechos: derecho al permiso por enfermedad, derecho a la jubilación, derecho a tener días de descanso y vacaciones, derecho a decir que no, derecho a ser dueñas de nuestros cuerpos y de nuestra sexualidad, derecho a movernos con libertad, derecho a decirle que no a nuestras parejas, derecho a vivir una Buena Vida libre de violencia y sufrimiento.  

- La falta de derechos durante el embarazo, el parto y el postparto. Los malos tratos y la separación entre una madre y un hijo recién nacido. 

- No poder cuidar a nuestros propios hijos e hijas, y tener que dejarlos con personas desconocidas con los que no tienen ningún tipo de vínculo emocional.  

- Embarazos no deseados y Maternidades forzadas: cuando nos obligan a ser madres, cuando no podemos elegir el número de hijas e hijos que queremos tener, cuando no tenemos acceso a educación sexual ni a anticonceptivos.

-Maternidades elegidas: sufrimos cuando deseamos ser madres y la situación económica o la carga laboral no nos lo permite. 

- Violencia matrimonial: cuando nos obligan a casarnos con hombres pederastas en la infancia, cuando tenemos relaciones sexuales en las que el deseo no es mutuo, cuando nos sentimos obligadas por la necesidad a servir a los hombres, cuando nos obligan o nos coaccionan para que lo hagamos.

-Explotación doméstica: vivir como criadas de nuestros maridos, recibiendo cuidados sin darlos, sin salario, sin baja por enfermedad, sin vacaciones y sin jubilación.

- El agotamiento mental y físico, la falta de energía y de tiempo para vivir: el cansancio, el ritmo de vida y los altos niveles de estrés nos hacen sufrir y nos enferman. 

- La incertidumbre ante el presente y el futuro: no saber si vamos a tener ingresos, si nos van a contratar de nuevo en el trabajo, si vamos a tener salud y energía para seguir luchando. 

- Esperar: las personas y las instituciones nos hacen esperar, se aprovechan de la angustia que nos causa la incertidumbre y del poder que tienen sobre nosotras y nosotros. Hacer esperar cuando algo es importante para alguien es una forma de hacer daño que corresponde al formato de la violencia pasivo-agresiva: cuando esperamos, estamos en manos de la persona que nos hace esperar. Lo mismo para las buenas, que para las malas noticias. 

- La competitividad: cuando no logramos llevar a cabo nuestros proyectos, cuando no logramos nuestros sueños, cuando competimos con los demás y no ganamos, cuando sentimos que hemos fracasado. 

- La guerra contra una misma: el autoengaño, el autoboicot, las adicciones, la autodestrucción y la traición a una misma. 

- Las enfermedades mentales y los trastornos emocionales, la falta de apoyo psicológico y de herramientas para enfrentar estos procesos. 

- No tener tiempo para descansar, ni para divertirnos, ni para compartir la vida con nuestros seres queridos. 

- La vulnerabilidad: las personas más vulnerables son las que más protección necesitan. Hablamos de la infancia, las personas mayores adultas, las personas con discapacidad, las víctimas de las guerras y el hambre. Sufren mucho más abuso y violencia que las personas adultas que conocen sus derechos y pueden defenderse

-La falta de derechos cuando enfermamos y no recibimos atención médica, o cuando somos hospitalizados y no somos tenidos en cuenta para nuestro propio proceso de curación, o cuando no nos tratan con respeto en residencias y centros para personas dependientes. 

- Muerte digna: sufrimos cuando no podemos morirnos tranquilos/as, sin dolor y rodeados de nuestra gente querida. 


La fórmula mágica para dejar de sufrir es: 

-Acabar con la pobreza, la discriminación y la exclusión social, y garantizar las libertades y los derechos humanos de toda la población.

-Ser mejores personas y contribuir a la construcción de un mundo mejor, aprender a cuidar la relación con nosotras mismas, con los demás, y con el planeta que habitamos.


Este es el listado que deberían tener todas las personas que se dedican a la política: su deber principal es velar por nuestra integridad, bienestar y seguridad, e implementar las políticas públicas necesarias para lograr la justicia social, y para erradicar el sufrimiento humano y animal. 

Tenemos los conocimientos, la tecnología y los medios para acabar con el sufrimiento, pero ningún gobierno se atreve: solo ofrecen ayudas, limosnas y parches para intentar que la gente no se muera de hambre y no estallen las revueltas. 

Pero no pueden acabar con la pobreza porque el poder necesita mucha mano de obra barata, endeudada y desesperada. 

Y porque el dinero que ponemos entre todos, va a parar mayoritariamente a los bolsillos de los poderosos. 

Y porque los derechos humanos son un gran negocio, sobre todo el derecho a la Sanidad y la Educación.

Y porque no gobiernan realmente ellos, sino la banca, la industria farmacéutica, la armamentística, las empresas energéticas, las petroleras y demás grupos de poder.

No podemos contar con ellos. Tenemos que organizarnos entre nosotros, el problema es que no sabemos cuidar nuestras relaciones, y por eso sufrimos tanto. 

¿Que necesitamos para evitar hacernos daño?

Herramientas para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, y formación para aprender a ser mejores personas, desde la Ética amorosa y la Filosofía de los Cuidados.

La fórmula mágica es la pedagogía de los cuidados: educar a la población para que todos entendamos que somos seres interdependientes, y para que aprendamos a pensar y a trabajar por el Bien Común, a resolver nuestros conflictos sin violencia, a abrazar la diversidad, a hacer autocrítica amorosa, y a trabajar todo aquello que nos hace sufrir y hace sufrir a los demás: el egoísmo, el individualismo, la codicia, la avaricia, el acaparamiento, la mezquindad, el odio, el miedo, la crueldad y el afán de acaparar el poder aplastando a los demás.

También necesitamos tomar conciencia de que no podemos seguir votando a partidos políticos que no nos cuidan y no se preocupan por nuestro bienestar. 

Y tampoco podemos esperar a que hagan algo. Tenemos que aprender a cuidarnos, a organizarnos entre nosotras, a crear redes de apoyo mutuo y de cuidados. 

Para dejar de sufrir hay que aprender a cuidarse y cuidar a los demás, trabajar para ser mejor persona, y al mismo tiempo, aportar a la construcción de un mundo mejor. 

Coral Herrera Gómez


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14 de febrero de 2023

Si todo es mutuo, es Amor del Bueno

 



En el sexo y el amor todo debe ser mutuo. Las ganas, los sentimientos, el deseo sexual, la ternura y los cuidados. 

Solo se puede disfrutar del sexo y del amor cuando hay correspondencia entre ambas personas, cuando a ambas les apetece lo mismo, y quieren un tipo de relación similar. Si hay reciprocidad, si tenemos la misma libertad y los mismos derechos, si las tareas se reparten por igual, si nos relacionamos en horizontal, de tú a tú, de igual a igual, podemos lanzarnos a disfrutar, y a vivir una bonita historia de amor. 

Las relaciones en las que el amor no es mutuo nos hacen sufrir mucho. Cuando lo damos todo y la otra persona tiene el privilegio de recibir amor y cuidados sin darlos, está abusando de nuestra generosidad y de nuestra vulnerabilidad. 

Si el amor no es mutuo, es explotación emocional. 

Si los cuidados no son mutuos, es explotación doméstica.

Si el deseo sexual no es mutuo, si el placer no es mutuo, es explotación y violencia sexual. 

Si nos quedamos a esperar el milagro romántico, vamos a sufrir mucho. Así que lo mejor es dejar la relación en cuanto notes que no es mutuo, lo mismo si te enamoras que si no te enamoras. Así no sufres, ni haces sufrir a tu pareja. 

Recuerda siempre: 

Es Amor del Bueno si todo es mutuo. 

Coral Herrera Gómez 










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Entrevista a Coral Herrera #14F


 

Aquí mi entrevista para el Consejo de la Juventud de España en el que hablo de cómo otras formas de quererse son posibles.

9 de febrero de 2023

Un viaje Inolvidable : Bogotá 2020 Coral Herrera



Sucedió en un hotel de Bogotá, a las 14.32 de la tarde, el 7 de febrero de 2020. Recuerdo que me estaba diciendo a mí misma que estaría bien dormirme un poquito antes de que vinieran Marcela y Eliana a buscarme, había madrugado mucho para ir al aeropuerto. Me tumbé en la cama y cuando me estaba poniendo la alarma, me saltó una notificación de Instagram y entré a verlo. Era un vídeo desde la Universidad Pontificia Javeriana, en el que alguien recorría cámara en mano la enorme fila de gente que rodeaba la facultad, y pensé que había un concierto el mismo día en el que yo iba a dar una conferencia. 

Pero no, era la fila que se estaba formando para mi evento, que empezaba en 3 horas, y recuerdo que el corazón se me puso a mil por hora, y algo en mi cabeza hizo click, o clack, no sé. El caso es que creo que entré en un estado extraño de disociación mental, porque no me podía creer lo que mis ojos estaban viendo, ¡eran cientos de personas!. 

Lo primero que pensé fue en ponerme las botas y salir corriendo a ver aquello con mis propios ojos, pero cuando ya tenía una puesta, me paré y pensé, "me van a reconocer, no puedo ir de incógnito, ¿qué hago?" Y yo misma me contesté, "estate quietecita que en un rato vienen las compañeras a por tí, descansa que estás agotada y necesitas energía"

 Pero mi corazón no paraba de palpitar, y me puse a dar vueltas por la habitación con el alma desbocada, como una leona enjaulada. Llamé a Marcela para preguntarle qué estaba pasando porque no me lo podía creer, y me dijo, "sí querida, es tu público, esto es una locura, ahorita estoy a mil cosas con la organización, estamos desbordadas, pero en un rato pasamos a buscarte". 

Las compañeras de Puenteras seguían posteando fotos y vídeos de aquella fila impresionante y yo no lograba calmarme. Intenté leer el libro que llevaba, intenté hacer una meditación, hice respiraciones profundas, pero todo mi ser ansiaba salir corriendo a la calle.

Pensé en comprarme un sombrero, una gorra, una capa invisible. Pasaron miles de años y cuando vinieron a buscarme, yo tenía una sensación de irrealidad que me acompañó las 72 horas que estuve en Colombia. 

Cuando llegué a la Facultad de Psicología y vi la fila, que daba ya varias vueltas al edificio, entré en shock y quise hacerme invisible. Cuando la gente empezó a reconocerme, mi corazón explotó con la adrenalina y no me sostenían las piernas. No entendía lo que me decían las compañeras, solo miraba a la gente alucinada, y la gente me miraba alucinada a mí. 

Yo no sabía si lanzarme a abrazar a todo el mundo, o si meterme en un agujero para que se me tragarse la tierra. Quería hacerme chiquita, no sabía qué decir, estaba asustada, sonreía pero me quería morir pensando, ¿cómo van a caber todas?

Cuando entramos en la sala, había un jaleo tremendo, los audífonos latían en mis oídos, y me di cuenta de que, o me sentaba, o me iba a desplomar allí mismo. Vi un asiento en primera fila y sin preguntar si era de alguien, fui para allá directa y me senté porque os juro que no me sostenían las piernas. Les pregunté a las chicas del público que estaban junto a mí:  ¿puedo sentarme un momento? 

Se rieron y me dijeron, "claro, claro", y me miraban boquiabiertas. "Es que estoy un poco nerviosa, no me había pasado nunca en la vida esto, a ver si me relajo, que me va a dar algo, es muy fuerte, ¿verdad?" Ellas estaban tan alucinadas como yo, una me dijo: "yo he venido desde Florencia a verte", y le pregunté que donde estaba Florencia, y empezamos a charlar. Me pidieron una foto con ellas, nos hicimos un selfie multitudinario, y me llamaron para subir al escenario. Marcela me dijo que había dentro 600 personas y que se habían quedado fuera unas 300 personas, pero que la Universidad había habilitado otra sala con pantalla gigante para que me vieran en streaming. Y aún así, se quedó fuera mucha gente.

Le dije que nos fuéramos todas a la calle y sacáramos el equipo de sonido, porque se me encogió el corazón pensando en toda la gente que no pudo entrar. 

Pero ya no había tiempo. 

Marcela me consoló diciéndome: mañana pueden venir a verte al centro social.

 Cuando subí al escenario la sala entera se llenó de aplausos y gritos de bienvenida. Yo quería dar la charla de pie, pero me temblaba el cuerpo y me sudaban las manos, cosa que jamás me había pasado. Empecé a secarme el sudor en la falda, así que decidí que mejor me quedaba sentada en la mesa. Mientras hablaban las compañeras yo trataba de sonreír y me decía cosas a mí misma para tranquilizarme: "lo vas a hacer genial, Kori, tu échale todo el amor que tienes dentro y verás como te sale bien, respira hondo, confía en ti misma, sé generosa, disfruta ya verás como ellas también disfrutan"

Yo estaba desnuda, es decir, no tenía una nota con el esquema, no tenía power point, iba a pelo como siempre, así que tenía que concentrarme mucho para estar lúcida. Cuando me tocó el turno recuerdo que empecé a tartamudear, pero en cuanto hice la primera broma y nos reímos, todo salió solo. La conferencia fue genial, el público estaba completamente entregado y me mandaba oleadas de oxitocina y dopamina que lograron calmar la adrenalina. Me imaginé que estaba con un público de 50 personas en un espacio chiquito, y todo fluyó de maravilla.

Al terminar, las guardianas me explicaron el siguiente paso: todo estaba programado minuciosamente, desde mi llegada a mi vuelta al aeropuerto, todas las horas estaban medidas, y ahora tocaba una hora de autógrafos, fotos, besos y abrazos con mi público. Me indicaron que si me cansaba o me sentía mal, con un solo gesto a mi cuidadora, podían pararlo todo y llevarme a cenar. Ella medía los tiempos para que todas pudiesen saludarme, de una forma tan suave y amorosa, y ahí estuve yo abrazando, besando, firmando y recogiendo los regalos que me traían.

 Recuerdo que me daba agua, me preguntaba si me sentía bien, y yo la tomaba como si fuera el combustible que necesitaba para seguir. 

Había mujeres que se habían cogido aviones, buses y camiones para venir a verme desde lejos, y yo quería darles amor a todas y pensaba, ojalá ellas sientan mi inmensa gratitud y mi calor.

A ratos me daba miedo despertar del sueño. 

Todo el fin de semana fue un auténtico sueño

 Me veía a mí misma desde fuera, estaba aturdida y borracha de amor, recibiendo tantas demostraciones de afecto y ternura. Imaginate escuchar a tantas mujeres contándote que tus libros les han ayudado mucho, escuchar sus historias de violencia y sufrimiento, verlas sonreír contándote el momento de su liberación... 

La fila no terminaba nunca, pero la guardiana me indicó con dulzura que se había acabado el tiempo. Y yo le dije, "mira, de aquí no me muevo hasta que las abrace a todas, hasta la última persona"

Me dieron más agua. 

Y lo logramos.

Cuando terminamos ya se había hecho de noche afuera y salimos juntas hacia el siguiente evento, que era una cena con las mecenas que habían aportado al proyecto. La cena fue inolvidable, las anfitrionas, Susan y Lucía nos ofrecieron tamales guatemaltecos veganos a la berenjena, y un montón de platillos de entrantes deliciosos. Nos contaron cómo habían elaborado el menú, con tanto amor, y después de cenar hicimos un círculo y una a una fuimos contando cómo nos sentíamos, y nuestra relación con el amor y el feminismo, y yo estuve escuchando a todas embelesada, y feliz de sentirme como una más. 

Me contaron tantas historias, me dieron tantos regalos, besos y abrazos, yo me hubiera quedado toda la noche allí, pero como ya no me quedaba maquillaje en la cara, se me notaban las ojeras hasta el suelo, y la guardiana del tiempo y la del sueño me dijeron que había llegado el momento de ir al hotel a descansar, pues al día siguiente me esperaba una jornada muy dura.

Por la mañana dos compañeras Puenteras, Sara y Ángela, me llevaron a conocer Bogotá. Primero desayunamos café con huevos perico, y pateamos un montón, no paré de hacerles preguntas y me contaron partes de la historia del país, me quedé conmocionada. No es lo mismo leerlo que estar allí escuchando a mujeres tan sabias hablándome de la guerra y del enorme sufrimiento que han tenido que pasar durante décadas y siglos por culpa del colonialismo y el capitalismo salvaje.

La guardiana del tiempo nos llamó al teléfono para sacarnos del pasado, tocaba volver al presente. Recuerdo que cuando llegamos a La Antípoda, un edificio enorme que es un centro social y cultural autogestionado, estaba lloviendo a mares. Dentro, estaba a rebosar de gente, había casi 500 personas. Las colectivas feministas habían colocado sus puestecitos para mostrar su trabajo y recaudar fondos, y me puse a recorrerlos para ver sus creaciones. El evento comenzó con la exposición de sus luchas, de su recorrido histórico y sus proyectos artísticos, sociales y empresariales. Eran comunicadoras sociales, estudiantes combativas, activistas feministas, artistas, artesanas, brujas y hierbateras. 

Después me tocó a mí salir al escenario, y con el entusiasmo del público, por poco me pongo a cantar, cual estrella de rock. 

Estaba otra vez temblorosa y emocionada, así que lo primero que hice fue abrir mi corazón y contar cómo me estaba sintiendo en aquellos momentos. Me sentí más libre para ser yo y para desnudarme porque no estaba en un espacio académico. El público vibró conmigo, y todo fue genial, tras la charla subieron al escenario todas las compañeras de Puenteras, que me hicieron un regalo precioso. 

Después de otra sesión intensa y  larga de besos y abrazos, fotos y autógrafos, cuando la nave quedó vacía, recogimos y limpiamos entre todas. Y al final, me vino el bajón, y se me echó encima el cansancio, ¡fueron tantas emociones juntas en tan pocas horas!

En la cena las compañeras de Puenteras me contaron cómo habían organizado todo aquello, y me quedé muy impresionada. Fueron meses de trabajo colectivo para diseñar los eventos, para organizar la logística de cuidados, y para conseguir financiación. Aluciné con su nivel de creatividad, con su capacidad para crear alianzas, para tejer una red de cuidados y apoyo mutuo tan bonita. Hicieron sorteos de mis libros, convocaron a mujeres mecenas, convocaron lecturas colectivas en parques, inundaron las redes sociales, y ahora allí estaba yo, en una soda devorando unas arepas con carne mechada y tomando jugo de guanábana, como si llevara allí con ellas toda la vida. 

Y pensé que tenía una suerte impresionante de haber podido conocer a este grupo de mujeres inteligentes, sensibles, trabajadoras, y comprometidas, y tan amorosas, entre ellas y conmigo. Todo gracias a las redes sociales.

Me sentí super agradecida con ellas por haberme llevado a Colombia, 

con toda la gente que aportó su granito de arena al proyecto, 

con las mil personas que vinieron a verme desde puntos del país tan remotos, 

y por todos los regalos que me hicieron. 

Me fui de Bogotá llena de amor y agradecisima con los cuidados y la protección de las nueve guardianas (de la palabra, del tiempo, del espacio, del sueño...)

Volví a Costa Rica impresionada porque no sabía que me conocía tanta gente, y que me tenían tanto cariño en Colombia. Una de verdad no lo sabe, ni se lo imagina siquiera. Mi familia se reía cuando les contaba lo que me había pasado ese fin de semana porque tengo fama de exagerada. Así que yo les enseñaba estos vídeos para que me creyesen, aunque a mí misma me costaba creerlo.

Durante estos tres años hemos seguido unidas por un hilo poderoso, con el que Puenteras ha ido teniendo una red hermosa de mujeres colombianas y de otros países celebrando círculos de lecturas virtuales de mis libros. 

Yo sueño con el día en que pueda volver a Colombia. Ese hilo poderoso de Las Puenteras, mujeres que ven puentes donde otros ven abismos, 

las tejedoras que crean realidades, 

nos volverá a juntar dentro de poco, estoy segura ❤️

Marcela Bohórquez-Castellanos 

Eliana Mejía Soto 

Puenteras 

#Colombia

#MuchasGracias #OsAmo






6 de febrero de 2023

Taller en directo: La Revolución Amorosa

 


¿Tú también crees que tienes derecho a vivir una Buena Vida?,  ¿te gustaría conocerte mejor a tí misma?, ¿te has preguntado alguna vez  cómo dejar de sufrir y disfrutar más de la vida?,  ¿sabes que podrías vivir mejor si te liberas de los mitos románticos y de los mandatos sociales?, ¿te gustaría poder aceptarte a tí misma, a quererte bien y a  cuidarte mejor?,  ¿quizás necesitas herramientas para que el amor de pareja no duela, y para poder disfrutar de tus relaciones?, ¿te gustaría trabajar tu autonomía y tu liberación con compañeras que también quieren liberarse como tú?

 

El taller de la Revolución Amorosa son 4 horas en directo con Coral Herrera Gómez en grupos de sólo 10 mujeres.

Fecha y hora

sábado 25 de febrero

de 16 a 20 horas de España.

número máximo de alumnas: 10

 

Contenidos

Auto conocimiento: Herramientas para conocerte mejor

Autoestima y auto cuidado: Herramientas para quererte y cuidarte a tí misma

Autonomía y cuidados: Herramientas para cuidar tus relaciones

Autocrítica amorosa: Herramientas para la liberación

 

Precio

Taller virtual: 60 euros

Incluye:

  • 4 horas de masterclass en directo
  • 1 pack de lecturas, ejercicios y herramientas

Taller virtual  + 1 mes en el Laboratorio del Amor: 100 euros

Incluye:

  • 4 horas de taller virtual en directo
  • 1 Pack de herramientas con lecturas, ejercicios y herramientas
  • Foro de acompañamiento para expresar tus dudas, proponer temas y charlar con las compañeras.
  • 30 vídeos exclusivos de Coral Herrera.
  • 1 sesión en directo con la Comunidad de Mujeres de 2 horas. 
  • Acceso libre a la Biblioteca del Amor, donde encontrarás muchos recursos y materiales.
  • Descarga gratis de todos los contenidos.
  • Acceso a los foros, ejercicios y herramientas de la Comunidad de Mujeres durante un mes.
  • Obtendrás un Diploma con el que podrás acreditar haber estudiado en el Laboratorio del Amor con Coral Herrera Gómez

 


Tenéis toda la información y el botón para suscribiros en mi web. 

Por fin tenemos un taller para chicas adolescentes, se celebrará el día 26 domingo y tenéis toda la información y el botón para suscribiros aquí, en mi web.



3 de febrero de 2023

No te vayas sin decir adiós

 



Nos marchamos sin despedirnos cuando la pareja nos está haciendo mucho daño o cuando corremos algún peligro. Esta es la razón por la cual podemos desaparecer de la vida de una persona sin tener que dar explicaciones, porque debemos proteger nuestra vida, y nuestra salud mental y emocional. 

Cuando no se dan estas circunstancias extremas, si no que simplemente queremos dejar de compartir la vida y romper la relación, entonces sí que debemos despedirnos. 

No siempre es necesario explicar nuestras razones, ni hay que detallarlas con precisión, lo importante es que la otra persona tenga claro qué es lo que está sucediendo, sin ambigüedades. No es el "por qué", es el "qué" está pasando. 

Decir adiós es un acto de amor que requiere mucha honestidad y mucha valentía, no es nada fácil decirle a alguien que ya no estás enamorado o enamorada, no es fácil tampoco decir que quieres separarte para seguir tu camino a solas o con otras compañías, pero hay que hacerlo. 

Lo llaman ghosting, pero es maltrato y es violencia, porque desaparecer sin más de la vida de otra persona hace mucho daño. 

Cuando te dejan de contestar a los mensajes y no te cogen nunca más el teléfono, cuando te bloquean en redes sociales y cortan las vías de comunicación, es fácil pensar que la culpa es tuya, que has hecho algo malo, que te lo mereces por alguna causa.

 Nuestro cerebro se pone en estado de alerta, dispara la adrenalina, nos pone el corazón a mil, y la mente comienza a hacerse preguntas, a darle vueltas, a imaginar y a hacer elucubraciones que nos atormentan mucho.

 Cuando aparentemente todo va bien y de repente alguien corta la relación sin decir adiós, nuestro mundo de hunde por completo, se trastoca nuestra vida entera. 

Cuando alguien desaparece de la noche a la mañana de tu día a día, el duelo es muchísimo más difícil y más largo, porque antes de llegar a la aceptación nos toca pasar un auténtico calvario.

 Nuestra autoestima se hunde, nos sentimos perdidas y vulnerables, nos enfadamos y protestamos, nos ahogamos en lágrimas, nos desesperamos, y a veces, nos obsesionamos. 

Nos cuesta comer, nos cuesta dormir, nos cuesta asumir y nos aferramos a la esperanza de que sea algo puntual, con el miedo de que en realidad sea para siempre, y que nunca lleguemos a saber qué pasó.

No importa si tu relación ha durado diez años o un fin de semana, hay que armarse de valor y contar con calma a la otra persona lo que te está ocurriendo, lo que estás sintiendo, y la decisión que quieres tomar. 

Si no quieres hacerlo por miedo, si sospechas que la otra persona puede perder los papeles, agredirte o agredirse a sí misma, hazlo al aire libre, a plena luz del dia, en un sitio donde haya gente cerca. Pero hazlo: las historias hay que cerrarlas bien, hay que saber ponerle punto y final a las relaciones, hay que ponerle amor a las despedidas. 

Si ya no sientes lo mismo por tu pareja, o si hay cosas de ella que no te gustan, si sientes que no sois compatibles, si no le ves futuro a la relación, dilo con suavidad y firmeza. 

Si quieres empezar otra etapa de tu vida, si quieres vivir otras historias, si te has enamorado de otra persona, dilo con cariño y claridad. 

Si acabas de empezar la relación pero te das cuenta de que en realidad no estás a gusto, por lo que sea, puedes decirlo, porque tienes derecho a empezar y a terminar tus relaciones cuando quieras. 

Lo que no tienes derecho es a hacer sufrir a alguien con quien has compartido tu intimidad personal y sexual, y con quien has compartido fluidos, besos y abrazos.

Porque irse sin más para no tener que dar la cara es de cobardes, y hace sufrir mucho a la otra persona. Ojalá todos tuviéramos la fortaleza para mandar al carajo a quien no nos coge el teléfono, y la autoestima tan alta como para soportar una muestra de desprecio tan cruel. Pero no la tenemos. 

Somos seres muy frágiles, somos muy vulnerables, y nos duele mucho que nos traten mal. Cuando confiamos en nuestra pareja, es porque creemos que nos va a tratar bien todo el tiempo: antes, durante, y al final de la relación. 

Lo llamamos cuidados, lo llamamos responsabilidad afectiva, es una cuestión de justicia y compañerismo.

Es difícil pero con empatía, solidaridad y amor del bueno se consigue: todos y todas merecemos poder decir adiós, y dar y recibir cuidados hasta el final.

#ghosting #ghostinesviolencia

#notevayassindeciradiós #cuidados #buenostratos #separaciones #adiós


Coral Herrera Gómez 


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Cómo cuidarte y cómo cuidar a tu ex durante la separación







Duelos y rupturas: cómo sufrir menos (podcast en Ivoox y Spotify)



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2 de febrero de 2023

Coral Herrera en Ibiza #Gira2023




días 10 y 11 de febrero

Dónde: Ibiza

Fechas

día viernes 10: taller Hombres que ya no hacen sufrir por amor

día sábado 11: taller Mujeres que ya no sufren por amor 

Lugar: Casal d' Igualtat

Organiza: Ayuntamiento de Ibiza

Servicio de Ludoteca gratuito

Inscripciones: igualtat@eivissa.es



Cuidados y apoyo mutuo para acabar con la violencia



La única forma de parar a la gente que hace sufrir a los demás es unirse y hacerle frente en grupo. 

Dejar de tenerles miedo, dejar de reírles las gracias, dejar de mirar para otro lado, dejar de protegerles con nuestro silencio. 

Cuando las personas que maltratan pierden el apoyo de los demás, se quedan solas, pierden la impunidad, y pierden todo su poder.

Cuando las víctimas tienen el apoyo de su comunidad, cuando nos rebelamos ante las injusticias juntos, cuando nos defendemos entre todos y todas, es más fácil acabar con la violencia.

Lo mismo para los niños y las niñas que sufren abusos y malos tratos en las aulas, que para las mujeres que sufren violencia machista en la pareja: las mujeres que logran escapar de ella son en su mayoría las que tienen una red amorosa sólida que las protege. 

Si no nos quedamos callados y actuamos con valentía, podemos ayudar a todas las que sufren acoso callejero, acoso en el trabajo, en el transporte público, y en los espacios de ocio y de fiesta. Y esta valentía colectiva sirve no solo para acabar con la violencia física y sexual, sino también con la violencia psicológica y emocional.

Cuando se trata de hacer frente a las personas que tienen el poder político y económico, ya hemos comprobado muchas veces a lo largo de la Historia que si nos organizamos, si dejamos de votarles, si denunciamos a diario, si protestamos unidas en las calles, podemos impedirles que nos roben el dinero que ponemos entre todos y todas, podemos sentarles en el banquillo de los acusados, y podemos impedir que atenten contra nuestros derechos fundamentales. 

Si le perdemos el miedo a la gente que abusa de su poder, si desenmascaramos sus intereses, si nos atrevemos a señalar su violencia, si practicamos la autodefensa colectiva, y si apoyamos a las víctimas, no podrán hacernos daño.  

La unión hace la fuerza, y esto hay que aprenderlo y practicarlo desde la más tierna infancia: el apoyo mutuo, el compañerismo y la solidaridad es la clave para acabar con la impunidad que les protege. Pierden todo su poder cuando ven que nos cuidamos entre todos y todas.

#acoso #bullying #violencia #cuidados #solidaridad #Compañerismo #buenostratos #revoluciónamorosa

Coral Herrera Gómez



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1 de febrero de 2023

Los hombres y la mierda: La Revolución empieza en el baño



La Revolución masculina empieza en el baño.

Una de las cosas que más os cuesta a los hombres que os trabajáis los patriarcados es el manejo de los fluidos corporales y los excrementos. 

Desde siempre la limpieza de los orines y las cacas de los bebés, de los familiares dependientes y de las mascotas ha sido cosa de mujeres. 

Nosotras hemos estado siglos haciendo frente a los vómitos y diarreas, las flemas y las babas, los mocos y los estornudos, el pus de las heridas, la sangre menstrual y las hemorragias, las cicatrices, el semen y los flujos vaginales. 

Somos nosotras las que ayudamos a otras mujeres con la menstruación y los partos, las que cuidamos personas y animales enfermos, las que limpiamos los baños y la ropa sucia, las que cambiamos pañales de críos y mayores, las que cambiamos sábanas y mantas de noche. Somos las que limpiamos los cadáveres y sus deshechos corporales desde hace siglos.

Por eso es tan importante que empecéis a asumir la gestión y limpieza de los fluidos y las secreciones: porque es una de las tareas más duras asignadas a nuestro sexo. 

Es la relación con la mierda donde está la clave del cambio en las masculinidades. 

Poneos a limpiar los baños si quereis sumaros al cambio, es solo dando ejemplo como podéis educar a vuestros hijos para que renuncien a sus privilegios, para que no necesiten una criada, y para que sean autónomos en la vida.

#masculinidades #hombres #igualdad #cuidados #revoluciónamorosa

Coral Herrera Gómez 


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Los novios de mis lectoras


Mi relación con los novios de mis lectoras es muy loca. Por un lado están los novios machistas que me ven como una amenaza. 

Una lectora muy joven me contó hace años que en una discusión él le gritó:" Deja de leer a la Coral Herrera esa que te estás volviendo feminazi". 

Otra chica me contó que se ligó a un chico una noche y que cuando llegaron a la casa y él vio sobre la mesa el libro de Mujeres que, se puso pálido, se dio la media vuelta y salió por la puerta sin decir palabra. A ella le dio un ataque de risa y luego se sintió afortunada de haberse librado de aquel tipo. 

Estos novios machistas no me leen, pero se sienten amenazados porque sus novias les ponen límites y han aprendido a negociar y a defender sus derechos. 

Y si ellos no se lo trabajan al mismo nivel que ellas, les dejan. 

Entonces muchos vienen muy enfadados a mis redes sociales y les tengo que bloquear si se ponen muy pesados o muy violentos.


Luego están los novios amorosos que me piden que por favor les mande vídeos para felicitar a sus chicas por su cumpleaños, e incluso por su boda. Pero no puedo contestarles porque mis bandejas de correo en redes sociales son inmanejables.


Y luego están los novios que sí me leen, y me usan en las discusiones para trabajar los conflictos, que es lo que le ha pasado a mi prima. Ella le habló de mí, él empezó a seguirme y a leerme, y ahora le habla de la autocrítica amorosa de la Herrera cuando tienen conflictos. 

Así que mi prima se ríe cuando él me cita para demostrar que tiene razón, aunque le fastidia. Y yo muy contenta de que entre en la familia un hombre que se trabaja sus patriarcados para aprender a cuidarse y a cuidar su relación (bienvenido, primo, nos vemos pronto en Bilbao)

Y lo mismo os digo a todos los novios de mis lectoras que os atreveis a leerme y a hablar con vuestras parejas de lo que sentís y pensáis con respecto a los temas de los que hablo: sois todos bienvenidos a este muro 💜

Coral Herrera Gómez Blog

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