21 de diciembre de 2017

¿Cómo le digo a mi pareja que ya no le quiero?





Ayer publiqué un post que es un ejercicio de autocrítica y honestidad para la gente que ya no ama a su pareja y sigue en la relación, y un ejercicio para trabajar el auto-engaño para la gente que está con parejas que no están ya enamoradas (o nunca lo estuvieron), y para convertir la pregunta ¿Por qué está conmigo si no me quiere?, en otra más importante: ¿Por qué estoy en esta relación si no me quiere?

Me escribieron unas cuantas personas contándome que se habían dado cuenta de que les pasaba algunas de las respuestas, y preguntándome: "yo sé que no amo a mi pareja, y que lo está pasando mal, pero, ¿cómo se lo digo?"

Es muy sencillo. Quedas con tu pareja en un espacio tranquilo e íntimo en el que se pueda hablar, como tu casa o su casa, o vuestra casa, sin prisas ni límite de tiempo, y os sentáis frente a frente. Respiras hondo, le miras a los ojos con amor, y le explicas cómo te sientes. La clave es hacerlo en un estado anímico lo más zen posible, es decir, que te sientas tranquila, en confianza, con libertad para expresarte, cuidando el volumen, el tono, la modulación de tu voz, y tus palabras para no herir a tu pareja. Suavidad y firmeza: "Así me siento", evitando utilizar el "es que tú...". Es mejor siempre hablar de una misma, así evitas los reproches, las falsas acusaciones, y evitas que la otra persona se sienta atacada y se ponga a la defensiva. Centra el discurso en ti, y en cómo te sientes, sin justificarte, sin sentirte culpable. Habla con la misma confianza de siempre, pide no ser interrumpida o interrumpido si no es necesario. Luego escuchas a tu pareja con toda la atención amorosa del mundo, para que se sienta también libre de explicar cómo se siente.

A veces sucede que el amor se va yendo, y no hay ningún motivo que lo explique. Ocurre que estás con tu pareja tan a gusto, pero no sabes por qué te vas desenamorando, y no es culpa tuya, y no es culpa de tu pareja. Simplemente sucede. El amor no es eterno, el amor es una energía en constante movimiento que se transforma a lo largo del tiempo, que evoluciona, que hace explosión, que se contrae, y a veces, desaparece o se convierte en otro sentimiento bonito.

Con lo cual es importante que hables sin sentirte culpable. Quizás alguna vez juraste amor eterno, pero eso son cosas lindas que nos decimos para expresarle al otro nuestro deseo de poder amarle para siempre. Y como a veces no se puede, en realidad ni es un juramento, ni es una promesa: es una declaración de intenciones: "quiero amarte para siempre".

Cuando nos comprometemos con alguien emocional, sentimental y sexualmente, siempre el contrato es revisable y se puede acabar en cualquier momento. Dos seres libres que se aman pueden elegir cuanto tiempo estar con alguien, y hasta cuándo. La otra persona sólo puede aceptar con humildad y generosidad: cuando te dicen "ya no te amo", no queda otro camino que aceptarlo.

Es duro, es difícil, pero es también muy liberador. No hay nada más bello en este mundo que la libertad para poder elegir, para poder deshacer los lazos que nos unen a la gente, para poder construir nuevos lazos. No hay nada más lindo que saber que cuando alguien está con nosotras, es libre para irse cuando quiera. Por eso mismo sabemos que nos ama: porque es libre para estar y para irse. Y bueno, si ocurre que se va, nos llenamos de dolor, pero no podemos hacer nada por retener a la otra persona, ni por volverlo a enamorar. Sólo podemos aceptar lo que nos están diciendo y agradecer la honestidad, que no es lo común en nuestros días.

Despedirse con amor es posible, sólo hay que trabajarselo. Hay gente que se funde en largos abrazos, hay gente que hace el amor por última vez, hay gente que se despide con amor varias veces antes de desconectar del todo.

Esto, claro, si la otra persona se ha portado bien con nosotras y nosotras nos hemos portado bien con ella. Hay parejas que no pueden ni sentarse a hablar del odio y el rencor que sienten.
La mayoría entra en guerras románticas muy dolorosas, o en despedidas intermibables que nos quitan mucho tiempo y mucha energía, y nos hacen sufrir mucho a todos: a la pareja y a la gente que quiere a la pareja.

Así que en lugar de hacerlo mal, vamos a hacerlo bien: nos sentamos a hablar con toda nuestra honestidad, nuestra sinceridad, nuestro respeto, nuestro cariño hacia la persona con la que hemos compartido estas semanas, o meses o años de nuestra vida.

Si nuestro caso es que estamos bien con la pareja, y queremos separarnos con amor, podemos decirle muchas cosas bonitas. Podemos decir: estoy agradecida con la vida por el tiempo que hemos estado juntos. Le podemos decir: "ya no siento lo mismo, ya no estoy enamorada, ahora quiero seguir mi camino. Suelto el lazo, te doy toda la libertad para volar. Yo vuelo ya, y me despido con amor"

Podemos escuchar a la otra persona para ver cómo lo recibe, cómo se siente. Y puede haber llantos, lamentos, reproches, abrazos, sonrisas, y también puede haber mucho enojo. Y no pasa nada mientras no empecemos la guerra para hacer daño al otro: todas las emociones pueden ser expresadas, pero evitemos utilizarlas como bombas de dolor. Se trata de cuidar a nuestra pareja cuando nos separemos, y cuidarnos a nosotras mismas en todo el proceso. Cuidarse, tratarse bien, actuar con amor y empatía.

Los duelos de las historias que acaban bien son más cortos y duelen menos. Cerrar la historia con tu pareja es una de las cosas más reconfortantes del mundo en medio del sufrimiento por la pérdida. Y así es más fácil cerrar tú también por dentro una etapa de tu vida para poder empezar otra.

Así que todo son ventajas si logras hacer este ejercicio de honestidad, empatía, generosidad, y amor del bueno con tu pareja a la hora de deshacer el lazo que os ha unido. Sólo tienes que ser valiente y relacionarte desde la ternura, verás como una vez que te atreves resulta muy liberador y muy placentero saber que estás haciendo las cosas bien, o al menos, que lo estás intentando.


Coral Herrera Gómez



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