30 de noviembre de 2024
8 de noviembre de 2024
¿Cómo proteger a las niñas de la adicción romántica y de la violencia machista?
El mito del amor romántico tiene un impacto enorme en las niñas y las adolescentes, que son las más vulnerables porque son más fáciles de manipular. Mientras los niños varones se hacen adictos al porno, ellas se hacen adictas al amor romántico, y esto les afecta a todos los niveles: a su salud mental y emocional, a la relación que tienen con su cuerpo y con su salud física, a las relaciones que tienen con otras chicas, a su rendimiento académico, y a la forma en que diseñan su proyecto de vida.
Desde pequeñitas nuestra cultura patriarcal fomenta en ellas el narcisismo: los relatos que consumen les ofrecen modelos femeninos a seguir de chicas obsesionadas con la tiranía de la belleza: la moda, los cosméticos, los quirófanos, los tratamientos, las cremas, las dietas y las sesiones para machacarse en el gimnasio…
Es una estrategia perfecta para que las niñas aprendan a ser mujeres patriarcales y consumistas, y para que obedezcan los mandatos de género, además de una fuente de negocios inagotable. La publicidad les bombardea a diario para que gasten dinero en estar guapas, corregir sus imperfecciones, odiar su cuerpo, y empezar una guerra contra sí mismas. Lo hacen mediante amenazas: “nadie te va a querer si estás gorda”, “eres fea y por eso nadie te elige como novia”, “te vas a quedar sola si no disciplinas tu cuerpo”
En la adolescencia la necesidad de sentirse aceptada por el grupo es fortísima, pero además también las enseñan a aspirar a ser las mejores en todo, a complacer a todo el mundo, a vivir para agradar y encantar a los hombres. Su autoestima depende de si son o no atractivas para ellos: no se valoran si ellos no las valoran. Desde pequeñas las enseñan que las demás mujeres son una amenaza, y que tienen que competir entre ellas para ver quién es la más guapa, la más sexy y la más popular.
La vía para alcanzar status dentro de la jerarquía social es ser elegida por el macho o por los machos alfa del barrio o del instituto. Por si solas no lo logran: es a través de la validación y el deseo de los hombres que adquieren su rango. Para seducirle y enamorarle, tienen que competir con las demás, y parecer más mayores de lo que son.
El objetivo de encontrar al príncipe azul es casi la única meta de las niñas que sufren adicción romántica. Y como muchas están presas de su ego, buscan desesperadamente validarse a través de los machos más patriarcales y poderosos. Quieren un hombre que se desviva por ellas y se ponga de rodillas, pero las que acaban arrodilladas son ellas
Las niñas que caen en la trampa romántica luchan por estar a la moda y por parecer “modernas” y “transgresoras” como los machos alfa, que parecen muy rebeldes pero en realidad también viven sometidos a los mandatos de género del patriarcado.
Las novelas románticas actuales son iguales que las del siglo XIX: les meten toneladas de sadomasoquismo en vena para que crean que amar es sufrir, y que cuanto más sufran, y más se sacrifiquen “por amor”, más grande será el premio. Su deseo sexual no importa: todo en el sexo debe girar en torno al placer del macho. Aprenden muy pronto a someterse en la cama, y también fuera de ella: se sienten esclavas del amor y sirvientas de su macho, creyendo que atravesando el valle de Lágrimas llegarán pronto al Paraíso romántico.
Las adolescentes pronto se dan cuenta de que el patriarcado solo les ofrece dos posibilidades: o convertirse en la Diosa Venus (una mujer sexy que se acuesta con quien quiere), o la Diosa Hera (la esposa perfecta)
No tienen mucho margen: o eligen ser mujeres buenas (discretas, sacrificadas, sumisas al macho patriarcal) o mujeres malas (putas, zorras, guarras, etc que están disponibles para todos los hombres porque nunca serán elegidas como novias)
Para ellas es muy difícil escapar, porque los machos lo tienen muy claro: las buenas pueden alcanzar el trono del matrimonio (y comprometerse a no tener relaciones con otros hombres), y las malas son para follar, objetos de usar y tirar.
Para seducirlas, el patriarcado las hace creer que es posible actuar como una Afrodita para enamorar al macho, y luego convertirse en Hera, para poder ser la novia oficial de Zeus, el marido de Hera, el dios de todos los dioses.
Pero es una trampa: si los machos logran acostarse contigo a la primera, nunca te eligirán como esposa, siempre serás la amante. Y al revés: si intentas comportarte como una mujer buena, tendrás que renunciar a tener relaciones con chicos hasta que llegue tu príncipe azul, que te quieren virgen e inmaculada.
Los machos patriarcales no quieren tener novias, pero el patriarcado les seduce con la idea de que si tienen novia pueden también tener las amantes que quieran, y que es más emocionante hacerlo clandestinamente.
Los machos patriarcales dominan el escenario, mientras que los demás les aplauden y les admiran. Son muy pocos los chavales que desobedecen los mandatos de género y son capaces de relacionarse con las mujeres como compañeras. Los estudios nos muestran que los chicos cada vez son más conservadores, machistas, racistas, homofóbicos y de derechas.
Para las adolescentes es muy difícil encontrar chicos que no sufran misoginia con los que poder vivir una relación basada en la igualdad, la libertad, los derechos humanos, el disfrute y el placer, la ternura y los buenos tratos.
Muchas de ellas se pasan años soñando con el día de su boda, invirtiendo mucha energía, mucho tiempo y mucho dinero en este sueño. Viven en guerra contra sí mismas, desarrollan una fuerte dependencia emocional, desarrollan depresiones y trastornos alimentarios, se hunden psicológicamente si no son elegidas por los más guapos de la comunidad.
Nadie les cuenta lo que pasa después de la boda, cuando acaba la luna de miel. No saben que cuando entren en palacio no van a ser las reinas, sino las sirvientas. Y cuando se den cuenta ya será muy tarde, y la mayoría aprenderá a resignarse. Porque nuestra cultura sigue romantizando la violencia y haciéndoles creer que “quien bien te quiere te hará llorar”, o que “los que más se pelean, son los que más se desean”
El mayor peligro que corren nuestras adolescentes con el amor romántico es sufrir violencia emocional y psicológica, violencia sexual, malos tratos y agresiones. Las estadísticas nos muestran que cada vez hay más niñas y adolescentes con protección policial por el riesgo que corren de ser agredidas o asesinadas por sus novios y ex novios. Esta violencia machista va es proporcional al aumento de la misoginia en nuestra cultura, y cada vez es más difícil protegerlas, porque el mito del amor romántico sigue siendo uno de los métodos de control y sometimiento más eficaces del patriarcado.
En mi libro 100 preguntas sobre el amor, les explico todo esto a las chicas, y desmonto todos los mitos del romanticismo patriarcal para que no caigan en la trampa, para que se liberen de la adicción y de la dependencia emocional, y para que aprendan a defender su libertad y sus derechos humanos fundamentales. Espero que te sea útil y te ayude mucho a trabajar el tema de las emociones y de las relaciones con tus hijas, sobrinas, alumnas, y vecinas.
Coral Herrera Gómez
Aquí en librerías de América Latina
5 de octubre de 2024
Yo creo en un mundo mejor: amor, espiritualidad y utopías
El otro día me preguntaron cuál era mi relación con lo sagrado y con la espiritualidad. Yo no pertenezco a ninguna religión, pero es en la naturaleza donde me siento conectada con la maravilla de la existencia y la inmensidad del Universo. Rodeada de seres vivos es donde yo me siento sobrecogida y conmovida por el milagro de la vida: árboles, plantas, agua, animales, sol, nubes, viento… caminar es mi forma de elevarme y de gozar sintiendo un profundo amor por todo lo que me rodea.
También me gusta pensar, leer y ver documentales sobre el Cosmos, sobre el principio y el fin del Universo, sobre la formación de las estrellas y los planetas, sobre el surgimiento de vida en la Tierra, y la búsqueda de formas de vida fuera de ella. Aún no hemos encontrado ni rastro, por eso la aparición de vida en este rincón de la galaxia me parece un milagro.
No creo en las reencarnaciones ni en otras dimensiones de la vida fuera del cuerpo, pero creo que aquí mismo podemos transformar la realidad.
Mi única religión son las utopías sociales, y solo profeso devoción hacia la gente que sueña con un mundo mejor.
Si hay algo sagrado para mí son los derechos humanos y los valores y principios que contienen: dignidad, igualdad, paz, libertad, empatía, solidaridad y justicia social.
Creo en el Bien Común, y en la capacidad de los seres humanos para resolver nuestros conflictos sin violencia, para organizarnos de otras maneras, para cuidarnos unos a otros y para vivir en paz con los demás seres vivos.
Creo en la fuerza del amor, de la bondad y en la ética, en la cooperación, el apoyo mutuo, los buenos tratos, el trabajo en equipo, los cuidados y la ternura radical.
Creo firmemente que todos y todas tenemos derecho a vivir una vida libre de pobreza, explotación, sufrimiento y violencia.
Creo que nadie va a venir a salvarnos: la salvación está en nuestras manos y es una responsabilidad colectiva.
El único paraíso en el que creo es aquel que podemos construir entre todas y todos. Hay días en los que pierdo la fe y me invade la desolación, pero lo que mantiene encendida mi esperanza es conectarme con la gente que también cree en lo mismo que yo.
Para mí juntarme con utópicas y utópicos es como ir a misa: yo me conecto con lo sagrado en las protestas, en las manifestaciones, en las reuniones de la comunidad, y en los espacios que comparto con mujeres que sueñan y luchan por la utopía de un mundo mejor.
Coral Herrera Gómez
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1 de octubre de 2024
Refugios de Mujeres: Coral Herrera en México
El 4 de octubre vamos a celebrar este evento en directo para contaros sobre el Proyecto Refugios de Mujeres que vamos a celebrar la última semana de octubre en México.
22 de septiembre de 2024
¿Dónde se aman los adolescentes?
Yo tuve muchísima suerte en mi juventud. Cuando me enamoré y me emparejé por primera vez, me tocó lo mismo que al resto de mis amigas y amigos: besarme y rozarme en los bancos del parque y en callejones oscuros en pleno invierno. Recuerdo que nos buscábamos la piel a través del abrigo y las múltiples capas de ropa que llevábamos, y nos amábamos desesperados, sin poder desnudarnos ni compartir intimidad. Recuerdo a los tipos que se paseaban mirando a las parejas en la oscuridad, y el miedo que sentía cuando se nos acercaban demasiado. Solo podíamos disfrutar del sexo con alegría cuando mis padres o los suyos se iban de viaje y nos quedábamos solos en casa haciendo fiestas del amor.
Cuando mi chico me presentó a sus padres, me empezaron a invitar a comer y luego la madre, una de las suegras más amorosas que he tenido jamás, nos invitaba a dormir la siesta porque se nos notaba muy cansados.
Recuerdo que estudiábamos juntos por las tardes y siempre me invitaban a cenar y de vez en cuando a dormir, yo llamaba a mis padres para avisarles, y pasábamos la noche de amor tan felices. Siempre teníamos condones en el cajón de la mesilla de noche, aparecían allí como por arte de magia.
Hoy cuando veo a las parejas besándose y frotándose en los soportales, en las esquinas, en los callejones oscuros, en los soportales en los días de nieve, lluvia o frío extremo pienso, ojalá tuvieran unos padres y madres amorosas que les dejaran compartir caricias y orgasmos en su propio hogar. Los hijos de los ricos tienen dinero para ir a un hotel, y la gente en los pueblos tiene más rincones para esconderse, pero en las ciudades es mucho más difícil.
La gran mayoría de jóvenes que viven en casa de sus padres no tienen dónde amarse. Y las parejas que más difícil lo tienen son las parejas de mujeres y de hombres, que además tienen que ocultarse por el peligro que corren de sufrir agresiones a causa de la lesbofobia y la homofobia.
Las y los adolescentes necesitan espacios seguros y calentitos en los que poder explorar y descubirir el sexo sin miedo, y poder gozar del amor sin prisas, lo mismo las parejas heterosexuales que las parejas lesbianas y gays.
Y sí, aunque te cueste un poco asumirlo, tu hija también, tu hijo también lo necesita.
¿Qué tal si hacemos de nuestros hogares espacios seguros para que puedan amarse sin correr peligro y sin pasar frío?
Coral Herrera Gómez
15 de septiembre de 2024
Cómo dejé de sufrir por amor: Manual de Autoayuda Feminista para dejar tu relación.
Título: Cómo dejé de sufrir por amor. Manual de Autoayuda feminista para dejar tu relación.
Escrito y narrado por: Coral Herrera Gómez
Producción sonora y diseño de portada: Jorge Morales Carbonell
ISBN: en construcción
Formato: Audiolibro
Fecha: Septiembre 2024
Lugar de creación: Ourense, Galicia, España.
Contenido:
En este audiolibro te cuento cómo dejé una relación después de cuatro años intentando separarme, y cómo me liberé de mi adicción romántica y mi dependencia emocional. No hay soluciones mágicas: para dejar de sufrir por amor, hay que trabajar.
Y en este libro voy a contarte cómo me lo trabajé yo, y cómo he trabajado en mi autonomía, mi autoestima, mi autocuidado y mi autodefensa emocional. En estos últimos años he enseñado el método de la autocrítica amorosa a muchas mujeres de España y América Latina que han trabajado conmigo en la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados.
He impartido muchas charlas para desmontar los mitos románticos y para hablar de otras formas de quererse, de relacionarse, de organizarse, y también de separarse. Desde el convencimiento de que podemos aprender a construir relaciones sanas e igualitarias, también podemos aprender a dejar las relaciones en las que no somos felices.
Si tú también quieres dejar de sufrir por amor y empezar a cuidarte a ti misma, yo te acompaño. En este libro no solo te cuento mis experiencias personales y mi trabajo más intimo, también es un manual de autoayuda feminista para la liberación.
Estoy segura que ayudará a muchas mujeres a dejar las relaciones en las que no son felices, el amor no es recíproco, y los cuidados no son mutuos. Y a las que no estáis en una relación, os ayudará mucho a dejar de esperar la llegada del príncipe azul y soñar con milagros románticos.
Espero que os guste y os sea muy útil
Coral
Indice
Bienvenida
EN EL CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN
1. ¿Estás bien?
2. El termómetro del desamor
3. ¿Cómo saber cuándo hay que dejar una relación?
4. Aún estoy enamorada
5. Separarse no es una derrota, es una liberación
6. Mi camino hacia la liberación
7. Cómo me liberé de la cárcel del amor
8. Cómo me liberé de la droga del amor
9. Cómo me liberé de la guerra contra mí misma
10. Cómo me liberé de la presión familiar y la presión social
DOSIS DE REALIDAD
11. Pero ¿por qué no les gusta mi novio?
12. No lo vas a cambiar
13. El amor no es una inversión
14. El tiempo es oro
15. Los privilegios de los hombres
16. No nos compensa: Te lo demuestro con cifras
17. Los peligros del amor romántico
18. ¿Te está pidiendo a gritos que le dejes?
19. ¿Por qué los cuernos son violencia?
20. ¿Por qué es tan difícil divorciarse para las mujeres?
21. Algunos de los peros que te pones para no separarte
22. Puedes dejarlo cuando quieras
23. ¿Cómo afectaría a mis hijos e hijas la separación?
24. ¿Cuándo se vuelve peligroso un ex?
EL FINAL FELIZ
25. Bienvenidas de Soltera
26. Decálogo del Autocuidado
27. Ser leal a tí misma
28. La Autodefensa emocional
29. ¿Cómo le digo a mi pareja que quiero separarme?
30. ¿Cómo aceptar que mi pareja ya no me quiere?
31. Mujeres que... se empoderan
32. Otras formas de separarse son posibles
33. ¿Cómo ahorrarte todo el sufrimiento posible?
34. Cierre y Contacto Cero: la única fórmula para
desengancharse
35. Atrevete a soñar
36. El amor está en todas partes.
37. Tu mayor tesoro: la gente que te quiere y que te cuida
38. Ya estoy haciendo las maletas, ¿qué me llevo?
39. Mi final feliz
40. Enamoraté otra vez de la vida
Ya puedes escucharlo en Patreon
6 de septiembre de 2024
El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande
El abismo entre hombres y mujeres es cada vez más grande: ya no hablamos el mismo idioma.
La brecha emocional e intelectual entre hombres y mujeres es abismal, y se ensancha cada día más. Las mujeres estamos estudiando muchísimo, y nos apuntamos a todo tipo de formaciones: cursos, talleres, másters, diplomados, doctorados. No paramos de devorar libros, documentales, podcast, etc sobre la Historia de la teoría y la práctica feminista. Estudiamos la obra de grandes pensadoras e investigamos sobre la vida de las activistas y las políticas que desobedecieron al patriarcado y se volcaron en la lucha feminista.
Las mujeres además hacemos terapia individual y en grupo para aprender a cuidar nuestras emociones, para hablar de lo que nos duele y nos oprime, para aprender a cuidarnos y a cuidar las relaciones, y para sanar las heridas de la infancia y la adolescencia.
Vamos de lo personal a lo político, tratando de entender el mundo en el que vivimos para poder transformarlo, y tratando de comprendernos a nosotras mismas para luchar por una vida mejor para todas.
Nosotras soñamos y creamos un mundo nuevo, y estamos trabajando por la justicia social, la igualdad, la libertad y los derechos humanos fundamentales. Hemos puesto los cuidados en el centro, para que sean compartidos y colectivos. Hemos puesto nombre a todas y cada una de las violencias que sufrimos.
Y mientras, ellos se aferran al antiguo sistema con desesperación. No leen, no estudian, no escuchan y no entienden nuestro idioma: quieren una vuelta al orden patriarcal en el que ellos mandaban como reyes.
No se les ocurre siquiera imaginar su propia utopía, lo que quieren es derribar la nuestra. Tampoco quieren unirse a la revolución: si no la lideran, si no pueden ser los protagonistas, no les interesa. La gran mayoría de hombres no quiere oír hablar de cambios ni de transformaciones: ellos quieren que todo siga igual, y se enfadan con las mujeres que soñamos con otras formas de relacionarnos y de organizarnos.
Por eso la prensa anda tan preocupada: ellos votan a la derecha cada vez más, y siguen a partidos que provienen del fascismo y la dictadura, porque no soportan la idea de que otro mundo es posible. Y no asumen que para que haya justicia social tienen que dejar de tratarnos como mercancía y como sirvientas.
Además son cada vez más anti-feministas: el cambio social implica un cambio personal radical, y les resulta demasiado grande, porque no quieren renunciar a sus privilegios.
Este es el motivo por el cual a las mujeres nos cuesta tanto encontrar pareja: la mayoría de los hombres no soportan a las mujeres que toman conciencia de su poder y exigen ser tratadas como compañeras. Les sigue dando mucho miedo juntarse con mujeres que estudian y que luchan por una vida mejor.
No saben cómo hacerlo, no saben manejar sus miedos e inseguridades, y sólo se sienten poderosos relacionándose en las estructuras tradicionales de dominación y sumisión.
Las mujeres ya no queremos amar de rodillas, ni creemos en los milagros, ni estamos sentadas esperando a que los hombres abran sus mentes y sus corazones, así que preferimos estar solteras. Nosotras no vamos a dar ni un paso atrás, ni vamos a renunciar a la utopía.
Coral Herrera Gómez
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30 de agosto de 2024
Las heroínas del siglo XXI
Las heroínas del siglo XXI no llevan armas ni llevan capas. No están solas, luchan en grupo. No usan la violencia ni visten trajes sexys, no son mujeres atléticas, y no usan su fuerza física, sino su inteligencia, su sensibilidad, sus conocimientos, sus habilidades sociales, y su capacidad para trabajar en equipo.
Son mujeres muy valientes que luchan por el territorio de sus comunidades, por el agua, por los derechos humanos, por la paz y la libertad. Son mujeres que se juntan para realizar diagnósticos sobre la realidad, para identificar los problemas y proponer soluciones.
Son mujeres de todas las edades y etnias que protestan contra las injusticias, y creen que otro mundo es posible. Son mujeres generosas, solidarias, con unos valores y unos principios muy sólidos, y no se venden por unas monedas. Son mujeres honradas, y alegres que se organizan contra el narco, contra los ejércitos y los paramilitares, contra las multinacionales, contra los gobernantes tiranos que trabajan para los Señores de la Guerra y de las Farmacéuticas.
Mujeres que se unen para erradicar la destrucción de la naturaleza, la pobreza, el hambre, la esclavitud y la trata. Juntas piden el fin de los femicidios y la violencia sexual, y luchan contra la explotación doméstica, laboral, sexual y reproductiva de las mujeres. Todas están volcadas en la tarea de acabar con las guerras y la violencia, pero muchas de ellas sufren represión , cárcel, torturas, y asesinatos.
Porque aunque no lleven armas, tienen la capacidad de sacar a mucha gente a la calle, y de movilizar a amplios sectores de la población. Se enfrentan a los amos del mundo que están destruyendo el planeta y contaminando el aire que respiramos, los alimentos que comemos y el agua que bebemos. Ellas defienden nuestros ríos, bosques, pueblos, animales y seres vivos. Defienden a sus comunidades, pero también al ecosistema entero, y muchas pierden la vida.
Las heroínas del siglo XXI no salen en los cuentos, ni en las películas, ni en los telediarios, ni en los libros de texto. No protagonizan los cómics, ni los titulares de prensa, ni los libros de Historia. No tienen miles de seguidoras en redes sociales, no tienen dinero ni representación política. Muchas son mujeres pobres y sin estudios universitarios, muchas son indígenas, son negras, son campesinas, son madres, son lesbianas.
Lo mismo se enfrentan a una hidroeléctrica internacional que excavan con sus manos buscando a sus hijas e hijos desaparecidos. Liberan a víctimas de la trata, ayudan a las personas migrantes, luchan por la Educación y la Sanidad, buscan a los nietos y a las nietas secuestradas, lideran los acuerdos de paz. Luchan en el campo, pero también en la ciudad, en las fronteras, en la selva, en los manglares, en el desierto, y la mayoría viven en América Latina (desde 2012 se han contabilizado cerca de 2.000 asesinatos de defensoras medioambientales y de derechos humanos en América Latina, y la mayor tasa de muertes la tiene Colombia)
Cada vez que viajo a México, Chile, Colombia… conozco a algunas de estas mujeres que luchan contra el sufrimiento de la población, y me vuelvo a España sobrecogida y llena de admiración. Sus historias me acompañan todo el tiempo, y cuando pierdo la fe en la Humanidad, acudo a ellas para volver a creer en la posibilidad de construir un mundo mejor.
Porque ellas lo tienen todo en contra, ocupan la escala más baja de la pirámide social, no tienen derechos humanos, sufren todo tipo de abusos, explotación y violencia del capitalismo y del patriarcado, pero no se rinden porque no pueden: no dejan de luchar porque les va la vida en ello.
Cuando se me baja el ánimo y me invade la desesperanza y la desolación, pienso en todo lo que están consiguiendo las heroínas del siglo XXI, en sus pequeñas y grandes victorias, y me siento muy afortunada por poder visitar sus países y poder aprender de ellas. Son nuestro modelo a seguir, son el ejemplo que necesitan las nuevas generaciones de niñas y adolescentes para sobrevivir en un mundo tan injusto y desigual.
Con sus historias lo que una aprende todo el tiempo es que lo personal es político y que para construir un mundo mejor necesitamos aprender a pensar en el Bien Común y a organizarnos con otras mujeres para luchar juntas para transformar la realidad.
Las heroínas del siglo XXI nos guían como las estrellas en el firmamento: ellas caminan adelante para que todas podamos soñar con un mundo mejor.
Coral Herrera Gómez
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- Otras formas de organizarse son posibles
- Utopías amorosas para todas
29 de agosto de 2024
Love Revolution en Canadá
La Universidad de Quebec en Montreal me ha invitado a impartir una conferencia virtual en Chaire Erica, la Cátedra para el estudio de las relaciones íntimas, conyugales y románticas.
Se titula: "The Love Revolution: Other ways of loving are possible"
Será en inglés, el 6 de septiembre, a las 9 am horas de Canadá, y podéis apuntaros aquí:
15 de agosto de 2024
Si no te enamoras y tu pareja sufre
Una de las cosas que más me costó aprender en la vida es que si no estás enamorado o enamorada, y tu pareja lo está pasando mal, hay que dejar la relación. A mí este consejo me habría venido súper bien, porque me ha tocado estar en ambos lados: no solo sufrí por la falta de reciprocidad, también he hecho sufrir porque no me enamoraba.
La honestidad es fundamental para que funcione una relación, y está muy bien ser sincero/a con tu pareja, pero no puedes aprovecharte de ella. Si tú no sientes lo mismo, juegas con ventaja. Lo más cómodo del mundo es dejarse querer, pero no es justo.
No podemos olvidar que cuando no alguien no se siente correspondido/a, inevitablemente sufre.
Cuando la pasión no es mutua, hay gente que se resigna y se conforma con las migajas del amor, pero es por falta de autoestima, y porque nos han hecho creer en los milagros románticos y en la cultura del aguante, del sacrificio y del sufrimiento.
Sin embargo, en algún momento todos y todas protestamos cuando no nos sentimos cuidados y queridos. Aunque aceptemos que nuestra pareja no quiera vínculos románticos con nosotras, nos cuesta mucho no caer en la trampa de exigir o mendigar amor. Aunque sepamos que la otra persona no quiere comprometerse afectivamente, nos cuesta mucho reprimir nuestras emociones, y renunciar al deseo de ser amados.
En nuestra cultura se asume que es la persona enamorada la que debe de dar el paso para romper la relación. Pero lo cierto es que cuesta mucho por el autoengaño, y porque cuando estamos muy cegados por el amor no perdemos la esperanza de que la otra persona al final se enamore.
Yo me di cuenta de que cuando no te enamoras y tu pareja está sufriendo mucho, una debe asumir su responsabilidad afectiva y dejar la relación para que no se prolongue el calvario romántico.
Es cierto que no es fácil dejar a alguien que te gusta, con la que conectas súper bien en la cama y fuera de ella, con la que te diviertes y te gusta compartir tiempo, pero también es cierto que es doloroso ver sufrir a alguien por ti. Y los reproches, las peleas, los llantos y el sufrimiento pueden llevaros a una relación tóxica de maltrato mutuo.
Si no tenéis las mismas ganas, si no hay el mismo nivel de intensidad emocional, si la relación está desequilibrada, el sufrimiento está asegurado.
Asi que para ahorrarte sufrimiento a ti y a tu pareja, lo mejor es sentarse a hablar para valorar si se dan las condiciones para quererse bien. Y si no se dan, es mejor deshacer el lazo y que cada uno siga su camino.
Para que todos y todas podamos disfrutar del sexo y del amor, el deseo y los sentimientos tienen que ser recíprocos, y los cuidados deben ser mutuos.
Coral
25 de junio de 2024
Coral Herrera en Colombia
La organización de mujeres Puenteras inició un proyecto hermoso hace unos meses para llevar la Revolución Amorosa a Colombia: ha logrado reunir a muchas organizaciones de mujeres en torno a este proyecto, ha organizado muchas actividades, presenciales y virtuales, y lo ha logrado.
Ya están a la venta las entradas para los eventos en Bogotá y Villavicencio que tendrán lugar la última semana de agosto, podéis adquirir vuestros boletos en esta página web
3 de junio de 2024
Coral Herrera en México
Dentro de unos días voy a estar en Ciudad de México, invitada por Romina Sacre, al Aniversario de Sensibles y Chingonas y a la inauguración de su espacio presencial.
El taller dura 8 horas, puedes elegir el sábado 15 de junio o el domingo 16 de junio,
puedes venir sola o con tus amigas, ¡te esperamos!
Aquí tienes toda la información y el botón para inscribirte,
¡no te lo pierdas que solo hay 30 plazas!
30 de mayo de 2024
Feminismo en casa: cómo hacer la Revolución Amorosa en familia
La Revolución empieza en casa. Si estás hasta el moño de que tu familia te trate como a una sirvienta, en este post te cuento cómo llevar el feminismo a tu hogar, y cómo poner en práctica la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados.
Llevar la utopía a la práctica no es una tarea fácil, sobre todo cuando tus hijas e hijos se han acostumbrado, igual que tu marido, a recibir cuidados sin darlos, y a vivir como reyes s tu costa.
No es fácil porque los miembros de tu familia no quieren que nada cambie: viven de lujo así, aunque tengan que soportar a veces tus estallidos de rabia y frustración. Les compensa recibir broncas y soportar tu malhumor, y estar todo el día en pie de guerra.
Pero tu Salud está en juego: el agotamiento y el rencor contra los que abusan de nosotras nos acaba enfermando a nosotras. Nos medican para que aguantemos, pero estamos hartas de aguantar.
¿Por donde empezar? Mi propuesta es que convoques a tu familia a una asamblea, y que sea una reunión libre de pantallas y dispositivos.
Aquí los pasos para celebrar la primera Asamblea Familiar:
1) Toma de conciencia: Lo primero es expresar como te sientes sin que nadie te interrumpa. Evita los reproches para que no empiecen a defenderse: es más efectivo tratar de generar empatía contando cómo te sientes, y explicando qué necesitas para sentirte mejor.
Es importante explicar al final que no eres la única, que somos millones de mujeres en todo el mundo en la misma situación. Tu pareja, tus hijos e hijas y demás miembros de la familia tienen que darse cuenta de la injusticia social que supone la explotación doméstica que sufren las mujeres en todo el mundo. El mejor indicador para que entiendan lo que sucede es el del tiempo libre: en todo el mundo los hombres tienen el doble de tiempo libre que las mujeres, y las mujeres sufren doble jornada laboral.
Se estima que las mujeres que son madres solo tienen una hora libre de tiempo al día, y además la mayoría no tiene derecho a permisos por enfermedad, días de descanso y vacaciones, ni salario. Tienen que comprender que el agotamiento no solo causa mal humor, también tiene un fuerte impacto en tu salud mental, emocional y física.
Después de analizar el contexto mundial, toca aterrizar y plantearse en grupo: ¿cuánto tiempo libre tenemos cada miembro de la familia, y cómo podríamos hacer para que todos disfrutáramos del mismo número de horas para descansar y disfrutar de la vida?
Y aquí es cuando es necesario debatir sobre cómo podemos abolir la monarquía patriarcal para sustituirla por una democracia asamblearia.
Lo más importante es que tus seres queridos se planteen conjuntamente las estrategias para liberar a mamá de su papel de criada, y lograr que tenga todos sus derechos garantizados.
Al final de este primer paso todos y todas deben tener claro que cuando los cuidados no son mutuos, es explotación emocional y doméstica.
Y que hay que abandonar las estructuras de abuso con las que nos relacionamos, porque los valores del capitalismo y el patriarcado están basados en los privilegios masculinos, el individualismo, la dominación, la acumulación, las jerarquías de poder y las guerras.
La revolución amorosa pretende sustituir estos valores por los del feminismo, el ecologismo, el pacifismo y los derechos humanos fundamentales: apoyo mutuo, cooperación, empatía, solidaridad, igualdad, libertad, paz, trabajo en equipo y compañerismo.
2) Soluciones:
Aquí nos ponemos en plan práctico y lanzamos la pregunta: ¿cómo cuidamos la familia entre todas, y cómo podemos mejorar nuestro hogar?
Es posible que los miembros de tu familia te propongan explotar a una mujer más pobre que te sustituya a ti y cobre poco dinero, pero esta no es una solución feminista. Lo que queremos es erradicar la explotación, no que tú te liberes explotando a otra mujer, y que los demás miembros de tu familia sigan viviendo como si fueran hijos de faraones.
La solución entonces es repartir las tareas de un modo equitativo e igualitario, de manera que cada miembro de la familia, según su edad y capacidades, aporte y colabore.
En un hogar feliz, se practica la comunicación no violenta, todos dan y reciben cuidados, todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones y nos prestamos apoyo mutuo.
3) Cambios: este es el momento para plantearse:
¿Qué cambios tenemos que hacer cada uno para transformar esta familia?, ¿qué necesitamos para vivir mejor?
Lo primero es que todos los miembros de la familia aprendan a cuidarse a sí mismos, empezando por el marido, que tiene que hacer autocrítica amorosa y dar ejemplo. Los discursos sobre la igualdad no sirven de nada si los hombres adultos de la casa no dan ejemplo. Ellos son los que tienen que empezar a tratar a sus parejas como compañeras, y renunciar a sus privilegios masculinos.
El siguiente paso es que todos aprender a cuidar a su gente querida y los espacios que habitan, y para esto hay que entrenar a diario, y tomar plena conciencia de que todos y todas somos responsables del bienestar familiar y del funcionamiento del hogar.
Los niños que se crian en un hogar feminista no necesitarán una criada cuando logren conquistar su autonomía y las niñas no querrán ser las criadas de nadie cuando sean adultas. Si te ven a ti defendiendo tu derecho a recibir cuidados, y tu derecho a tener tiempo libre para descasar y divertirte, ellas también lo harán. Si no abusan de ti, es más probable que tampoco abusen de los demás cuando se independicen y se hagan adultos.
Nosotras también tenemos que hacer cambios mientras llevamos el feminismo a nuestro hogar. Por ejemplo, tenemos que tomar conciencia de que el poder que sentimos llevando el control de todo y siendo imprescindibles para todos, en realidad nos esclaviza. Es una trampa del patriarcado. Por eso hay que aprender a soltar: nosotras no nacimos para ser policías, ni carceleras. Este papel de capitana del hogar nos convierte en sirvientas.
No es fácil cambiar, pero se puede: se vive mucho mejor en estructuras horizontales e igualitarias basadas en el trabajo en equipo, y esta es en realidad la única manera de criar personas autónomas, solidarias , responsables y comprometidas.
Y es también la única manera de cuidar tu salud y de procurarte a ti misma una Buena Vida.
4) Eaboración del Pacto de Cuidados Mutuos y firma de el Contrato Amoroso: ha llegado el momento de juntarse y ponerse a escribir.
No se os olvide que para cualquier ser humano es más fácil cumplir con las normas en cuya creación ha participado, que cumplir con las normas impuestas por otros.
En esta fase del proyecto revolucionario se establecen las normas de convivencia, y se reparten las tareas equitativamente.
Poned todo el tiempo el foco en cómo vamos a cuidar el ambiente y la atmósfera familiar, cómo vamos a expresar nuestras emociones y cómo vamos a resolver los problemas sin hacernos daño.
También hay que establecer la periodicidad de las asambleas familiares, y la forma de evaluar si los pactos se están cumpliendo y si el proyecto está funcionando. En estos espacios es importante que todos y todas podamos contar cómo nos estamos sintiendo, y qué necesitamos para estar mejor, y cómo podríamos mejorar el proyecto.
Se trata de poner en el centro el Bien Común y el Buen Vivir, y aplicar la ética del amor y la filosofía de los cuidados a vuestra vida cotidiana. Se aprende tomando conciencia, practicando la autocrítica amorosa, y entrenando día a día.
5) Celebración: hay que celebrarlo con una buena fiesta, repartiendo las tareas para organizar el evento entre todos y todas, y poniendo en marcha el Pacto de Cuidados. Buena comida, música y baile: empieza una nueva etapa en vuestras vidas.
Parece fácil así planteado, ¿verdad?
Pero, ¿qué hacer si los miembros de tu familia no quieren cambiar, o dicen que van a cambiar pero te toca a ti estar detrás de ellos para que cumplan sus acuerdos?
Mi consejo es que apliques las estrategias de lucha de la clase obrera, incluida la huelga general. Y si nada sirve, amenazas con que te vas. Y si no te creen, vete unos días a casa de tu amiga. Y al final haces lo que hacen muchas mujeres, cada vez más: demanda de divorcio al canto.
Piensa que en esta batalla no estás sola: todos los días todas las mujeres protestan y luchan en sus hogares contra el abuso, la explotación y la violencia. En todo el mundo. En todas las casas. Lo mismo las que son feministas que las que no lo son: la lucha por los buenos tratos, la justicia y los derechos humanos de las mujeres tiene siglos de Historia y es universal.
Apoyaté en otras mujeres, y busca más familias revolucionarias, verás que las transformaciones son contagiosas, y que es posible llevar la utopía a la práctica. Tú y todas las mujeres del mundo tenemos derecho a vivir una Buena Vida.
Coral Herrera Gómez
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