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6 de noviembre de 2025

Crianza y salud mental: que no nos separen



Las mujeres de culturas no occidentales alucinan cuando les contamos que en nuestros países las mamás no podemos criar a nuestros propios hijos e hijas y nos obligan a separarnos a las pocas semanas de nacer. Para muchas de ellas es inconcebible que tengamos que irnos al trabajo con las tetas llenas de leche y dejar a nuestros bebés en manos de otras mujeres que tampoco pueden criar a sus bebés porque tienen que cuidar de los nuestros para que nosotras podamos volver al trabajo.

Tenemos nunerosos estudios que demuestran lo importantes que son los mil primeros días de vida en los seres humanos, y en el impacto que tiene en el desarrollo cognitivo y en la salud mental la separación del bebé de su madre. Y aún así, nos siguen obligando a separarnos de nuestras crías.

Dejar a nuestros bebés con personas desconocidas que no tienen ningun tipo de vinculo afectivo con ellos no solo es ir contra nuestra naturaleza de mamíferas, sino que también es una forma de violencia contra la infancia.

Cada año en el mes de septiembre miles de madres salen llorando de las guarderias cuando dejan a sus bebés con cuidadoras que tendrán que atender a otros diez o quince bebés, y que debido a la sobrecarga de trabajo no podrán cuidar debidamente a ninguno de ellos. Con suerte podrán cambiar pañales, atender cólicos y dar biberones, pero los bebes tendrán que llorar solos la ausencia de su madre y de su padre. Porque harian falta veinte brazos para poder darles amor a todos.

Ibone Olza, una prestigiosa psquiatra infantil experta en salud perinatal, se dedica a escribir y a impartir conferencias para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de fomentar y proteger el vinculo entre las madres y los bebés. Ella afirma que las mujeres, hasta el siglo XX, nunca han criado solas. A muchas de nosotras nos ha tocado vivir el posparto solas en una casa, sin ningún tipo de compañía, en un momento en que necesitamos al compañero y al entorno familiar cocinando, yendo a la compra, haciendo lavadoras, doblando y colocando ropa limpia, barriendo y fregando los suelos, limpiando los baños, y ayudándonos con el bebé para que podamos dormir unas pocas horas seguidas. 

Si no hay compañero, o el compañero pasa miles de horas trabajando cada día, necesitamos igualmente los cuidados de nuestra gente querida. Pero todo el mundo alrededor está trabajando. Así que nos toca recuperarnos del parto, llevar la casa y cuidar al bebe solas. Completamente solas, sobre todo en grandes ciudades.

Muchas mujeres están deseando que llegue el momento de dejar al bebé en la guardería para dejar atras ese inmenso sentimiento de soledad y agotamiento que implica una crianza sin redes. En cambio las que tienen la suerte de tener red de crianza, disfrutan mucho más de su maternidad porque no se sienten solas y porque no están tan agotadas.

Las madres necesitamos tiempo, energía e ingresos dignos para criar. Y apoyo. Mucho apoyo. Sobre todo las madres que están criando solas: la población más pobre y vulnerable en todo los pais son las mujeres con hijos. Los hogares monomarentales necesitan protección y cuidados.

¿Y qué necesitan los bebés? Amor, nutrición y estimulación. Necesitan una relación con su entorno basado en el apego seguro, el vínculo que se crea cuando un bebé confía en sus cuidadores principales y sabe que no le van a abandonar. 

Los bebés necesitan sentirse amados y protegidos para poder explorar el mundo en el que viven: cuando los dejas en una guardería no saben si vas a regresar a por ellos o no. Para ellos una hora es una eternidad, porque solo viven el presente, no conocen el futuro, ni el concepto “minutos”, “después”, “en un rato”, “vuelvo en ocho horas”

El trauma de la separación deja una huella muy profunda en el bebé: el sufrimiento les genera estrés, lo que eleva sus niveles de cortisol, que tiene un impacto enorme en su sistema neuronal, en su sistema nervioso y por tanto en sus emociones y en su comportamiento.

La herida primal es el trauma que experimentan muchos bebés cuando son sometidos a la separación con su madre o sus cuidadores principales, y la Ciencia ha demostrado que puede originar síndrome de estrés postraumático. Contrariamente a lo que mucha gente cree, los bebés recuerdan el sufrimiento que han vivido en sus primeras semanas o meses de vida y que se revela años más tarde en forma de síndromes, trastornos del desarrollo, y enfermedades mentales. 

Muchos problemas de conducta tienen que ver con el dolor, el miedo y la ansiedad que sintieron en los dos primeros años de su vida.

Y a pesar de que ahora tenemos unos conocimientos que antes no teníamos, a las madres y a los bebés nos siguen separando, incluso en el momento del parto. Tenemos estudios que demuestran que separar a los recién nacidos de sus madres les genera un sufrimiento terrible e innecesario, pero aún se sigue haciendo en muchos hospitales del mundo.

Las madres hemos comprendido que la crianza es un asunto politico, estamos organizadas y estamos luchando por nuestros derechos y los de los bebés, y como resultado se están humanizando los partos y  alargando los permisos de maternidad. Pero no es suficiente.

Ahora mismo maternar es una odisea. Muy pocas mujeres pueden criar a sus propios bebés, y las que lo hacemos sacrificamos nuestro trabajo remunerado y nuestra carrera profesional, y pasamos a depender economicamente de nuestros compañeros. Muy pocas se pueden permitir “el lujo”de dejar de trabajar o de trabajar menos: la gran mayoría tiene que seguir siendo igual de productiva que antes de parir. Y acudir al trabajo puntual aunque no haya dormido en toda la noche. Y hacer como que no pasa nada cuando enferman tus dos hijos a la vez y no puedas con tu alma. 

Las madres estamos pidiendo a gritos que no nos penalicen por ser madres y que los hombres se impliquen al cien por cien en los cuidados. Los bebés tienen derecho a ser cuidados no solo po su madres, sino también por personas que les quieren a ambos. Madres y bebés necesitamos que nos cuiden en los tres primeros años, a todos los niveles: emocional, económico y logístico. Y para eso es preciso que los padres, pero también el resto de nuestra red afectiva, tengan tiempo para cuidarnos. 

Criar requiere de una extraordinaria energía, y es agotador porque nuestras crías dependen por completo de nuestros cuidados. Para adquirir autonomía necesitan vivir rodeadas de amor en un entorno seguro, y estos primeros años determinan cómo va a ser el resto de sus vidas. 

Porque aunque la herida primal puede trabajarse en terapia, lo cierto es que pocos pueden tener acceso a ella, porque nuestros sistemas de salud obligan a la gente a pagarse los tratamientos en salud mental y emocional.

El sistema nos separa, y nadie se preocupa por la depresión postparto de las mamás, ni los efectos del trauma de la separación en los niños y las niñas. 

Luego los “expertos” se preguntan por qué baja tanto la natalidad, por qué hay tantos niños y niñas con trastornos y síndromes, por qué tanta medicación infantil, y por qué aumentan los índices de violencia y suicidio en la infancia y la adolescencia. 

Si pudiésemos parir y criar a nuestros hijos e hijas en un entorno amoroso, con ingresos dignos y una red de apoyo, el mundo seria mucho mejor. Si después de los tres primeros años pudiésemos conciliar nuestro desarrollo profesional con nuestra vida familiar, el mundo sería mucho mejor y los niños y niñas no necesitarían medicinas para soportarlo.

Nosotras las madres vamos a seguir luchando para protestar contra la violencia que sufrimos madres e infancia, y para defender nuestros derechos y los de nuestras criaturas. Porque sabemos que la maternidad es política, y que si pudiéramos erradicar el sufrimiento y la violencia, nuestras vidas serían mejores y nuestra sociedad también.

Sólo es preciso que la sociedad entera tome conciencia, que tome medidas y haga cambios radicales en su sistema productivo. Solo hace falta papás dispuestos a asumir sus responsabilidades y a disfrutar de sus paternidades. Y una sociedad con gente que tenga tiempo libre para participar en el sistema de cuidados.

Nosotras tenemos derecho a disfrutar de la maternidad, los hombres tienen derecho a disfrutar de su paternidad, y todas y todos tenemos derecho a ser cuidados con mucho amor por toda la comunidad.


Más artículos sobre Crianza 

11 de mayo de 2025

Consultorio Sentimental de Coral Herrera

 




Si te estás enamorando,

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27 de abril de 2025

Sororidad intergeneracional entre Mujeres


Hoy mientras paseaba he estado pensando en la cantidad de mujeres mayores que me han escuchado con amor y me han dado buenos consejos. En la infancia fueron las mujeres de mi familia y las profesoras, ahora también recibo buenos consejos de mujeres desconocidas que voy encontrando en el camino.

Gracias a mi trabajo he conocido mujeres de muchos países diferentes (México, Colombia, Chile, Argentina…) y me siento muy afortunada porque a lo largo de mi vida he recibido mucho apoyo, amor y cuidados de mujeres sabias y generosas que han iluminado mi camino como si fueran faros en la costa en medio de la noche.

Algunas me han enseñado técnicas de supervivencia, han compartido sus saberes conmigo, me han contado sus historias de vida, han abierto su corazón y me han enseñado muchas cosas que aprendieron en el camino de la vida.

Otras han compartido información y conocimientos, me han roto los esquemas, me han abierto los horizontes, me han escuchado con amor, me han ayudado a hacerme preguntas para trabajar en mí, y me han ayudado a tomar conciencia de mi poder y mi poderío. En estas conversaciones largas y profundas aprendo las claves para entender la realidad, para poner los pies en la tierra, para reírme de mí misma, y para seguir luchando.

Cuando emigré a Costa Rica me sentía muy sola y un grupo de mujeres sabias, todas diez años mayores que yo, me acogieron en su colectiva feminista con mucho amor. Con ellas aprendí mucho de feminismo y comunicación, y trabajamos juntas hasta que me fui.

Además, también pertenecía a un grupo de mamás feministas, todas diez años menores que yo, todas con bebés y muchas de ellas extranjeras sin redes familiares, como yo. Nos prestamos apoyo mutuo y con ellas me di cuenta de que yo también podía escuchar con amor y dar buenos consejos a las más jóvenes.
Es un regalo de la vida poder compartir tu intimidad, tus problemas, tus miedos y tus alegrias con mujeres de todas las edades.

Creo que hoy soy quien soy gracias a las mujeres desconocidas que me abren su corazón, comparten sus historias de liberación conmigo, y me dan buenos consejos para mi propia liberación.

Las mujeres mayores son una gran fuente de inspiración para mí porque ellas ya pasaron por donde estoy pasando yo ahora, porque han vivido muchas experiencias y tienen muchos más conocimientos que yo. Es todo un acto de amor que haya tantas mujeres sabias dispuestas a escuchar y a conversar en profundidad con las más jóvenes.

Ellas ya se han liberado (de la culpa, de la guerra contra sí mismas, del miedo al que dirán, de la tiranía de la belleza, del autoengaño, de las inseguridades, del miedo a envejecer, y ya tienen las cosas muy claras. Siguen aprendiendo y creciendo, pero tienen ya algunas certezas, han aprendido a aceptar su cuerpo y a cuidarse, aman su libertad y saben defender sus derechos. 
Ya saben distinguir qué es lo importante y lo que no, ya saben lo que quieren y lo que no quieren, ya son asertivas y se atreven cada vez más a decir lo que piensan, lo que desean y lo que necesitan.
Todas aprendemos de todas. Compartir conocimientos y darnos buenos consejos es una forma de cuidarnos y es amor del bueno. 
Todas formamos parte de esta red intergeneracional e internacional de mujeres, solo que vivimos en una sociedad muy individualista que nos quiere aisladas y enfrentadas. Cuando sales de tu burbuja generacional te das cuenta de lo importante que es esa transmisión de información y de conocimientos entre nosotras, de lo importante que es tener referentes de mujeres sabias, y lo necesario que es que nosotras también nos convirtamos en referentes para nuestras hijas, nuestras sobrinas y nuestras alumnas.

Las mujeres jóvenes, las adolescentes y las niñas también nos enseñan, nos rompen los esquemas, nos abren horizontes, y nos ayudan a entender los cambios brutales que estamos viviendo en la actualidad. Escucharlas y aprender de ellas es un lujo: gracias a mi profesión me relaciono con lectoras y alumnas a diario, y me siento muy afortunada porque me estimulan mucho y me motivan a seguir luchando por una vida mejor para todas.

En el mundo rural aún perviven estas redes ínter-generacionales en las que las mujeres aprendemos unas de otras, conversamos durante horas, bailamos, cantamos y nos divertimos juntas, formamos alianzas, y nos hacemos más sabias. 

La sororidad, como nos enseñó la maestra Marcela Lagarde, es uno de los tesoros más valiosos para nosotras, y también uno de los salvavidas más importantes: sigamos cuidando y ampliando estas redes de cuidados entre mujeres de todas las edades.

Hoy estaba pensando mientras gozaba de los colores y olores de la primavera, en lo valientes y maravillosas que son las chicas de las nuevas generaciones, en cómo me sentía yo a su edad, en lo mucho que me inspiran tanto las mujeres que están empezando como las que ya se han liberado, y en lo importante que es la sororidad intergeneracional entre mujeres.

Me despido con un consejo: hablad con vuestras madres y con vuestras hijas, con vuestras hermanas mayores y pequeñas, con las abuelas y las nietas, tías y sobrinas, primas, vecinas, profesoras, entrenadoras, y con desconocidas: las mujeres nos inspiramos unas a otras, y nos prestamos apoyo mutuo desde hace milenios, y es importante cuidar estas redes porque solas no podemos.

Pensad un momento en las mujeres mayores y jóvenes que os rodean y en las que os habéis encontrado en el camino: ¿cómo son los vínculos con ellas?, ¿cómo los cuidáis?, qué habéis aprendido de ellas?, ¿qué compartís con ellas?, ¿qué das y que recibes en las relaciones con ellas?

Coral Herrera Gómez




Aquí tienes toda la información sobre el Laboratorio del Amor 

12 de marzo de 2025

Cómo hablar con adolescentes sobre la explotación de mujeres




Uno de los temas más difíciles para madres, padres y profesionales de la educación es cómo abordar el tema de la pornografia, la prostitución y la trata con la población adolescente.

En mis charlas y talleres yo lo abordo desde la perspectiva de la justicia social. 

Y además, creo que no hay nada más eficaz para ayudarles a desarrollar su empatía y para tomar conciencia que darles la oportunidad de escuchar a las supervivientes y que conozcan sus historias de vida. 

En las charlas de sensibilización y concienciación que impartimos en institutos y universidades, les damos cifras y datos, que son impresionantes. Les explicamos cómo funciona el negocio de los hombres que usan a las mujeres como mercancía, y quienés son los que realmente ganan dinero en el negocio que usa mujeres. A ellos les tienes que desmontar el mito de la libre elección (lo hacen porque quieren), y a ellas les tienes que desmontar el mito de la puta feliz: todo el tiempo las seducen con la idea de que es dinero fácil y es un trabajo como otro cualquiera. 

Por eso creo que escuchar a las mujeres supervivientes es la forma más efectiva para que entiendan que la explotación es violencia, y que no hay mujeres que merecen tener derechos, y otras que no merecen tener derechos. Es injusto que haya tantas mujeres sometidas a la esclavitud (laboral, doméstica, sexual y reproductiva), no es justo que los hombres puedan satisfacer sus deseos y caprichos usando unas pocas monedas y billetes. 

Desde la perspectiva de la justicia social y desde los principios elementales del feminismo, les explico que ninguna niña nace para puta, que no somos objetos, que no se puede alquilar ni comprar ni vender mujeres, que somos seres humanos, y que esto es una cuestión de derechos humanos.

Les hablo de cómo ser una buena persona y como conducirse por una ética amorosa, y de la importancia de hacer autocrítica, de cuidar su deseo para no abusar de nadie, y de cuidar sus emociones para que no hagan daño a nadie.

Les hablo de que para ser buenas personas los hombres deben dejar de aprovecharse de las mujeres más pobres, y les invito a hacer una revolución que transforme nuestras formas de relacionarnos y de organizarnos: la Revolución Amorosa.

A ellos les explico por qué es importante que aprendan a relacionarse desde el compañerismo con las mujeres. Les cuento que el amor no es una guerra, que no es necesario dominar ni someterse, que las relaciones igualitarias duran más, que no estamos condenados a sufrir, que hay muchas formas de quererse, y que el amor y el sexo son para disfrutar. 

Termino explicando que las mujeres no debemos someternos a las normas sociales ni a los mandatos de género, y que todas nosotras tenemos derecho a vivir una Buena Vida. El feminismo lucha para que la gente tome conciencia de que el mundo no puede girar en torno a los deseos, los sentimientos, los intereses, los privilegios y los negocios de los hombres. 

Porque ninguna mujer viene a este mundo a servir. Nuestra función no es la de ser sirvientas. 

Sirvientas en la Iglesia, en el Burdel, y en el Hogar.

Sivientas pariendo nuevas criaturas, 

Sirvientas limpiando su mierda 

y cuidando a sus hijos,

Sirvientas on line, chicas nuevas todos los días.

Es muy difícil combatir el discurso anti feminista hoy en día, tanto el de los progres como el de la extrema derecha, pero creedme que nada funciona tan efectivamente como permitirles escuchar la historia de mujeres reales que sobreviven a la pornografia y la prostitución. 

Os recomiendo el cómic de Alicia Palmer sobre la vida de Amelia Tinganus: Amelia: Historia de una lucha. Es una mujer superviviente que se dedica a sensibilizar y concienciar a la población sobre la violencia que sufren las mujeres. Ambas trabajaron juntas para contarle a la población adolescente y juvenil la historia de Amelia en formato cómic.

Y os recomiendo también las producciones de Mabel Lozano, que son muy buenas para concienciar sobre el tema. Si logras que tu hijo se horrorice con la industria del porno y la explotación, no tendrás que vigilarle ni castigarle: él mismo entenderá que si consume está alimentando la violencia contra las mujeres. 

Le creará probablemente un dilema ético que tendrá que resolver por si solo, como el resto de los asuntos de la vida. Tu misión es solo ofrecerle recursos y facilitar que se haga preguntas y trate de resolverlas por si mismo, conversando consigo, contigo y con sus amigos y amigas. 

Cuanto más piense y más preguntas se haga , mejor. No hay nada contra la injusticia como la toma de conciencia, la sensibilidad, la empatía y la solidaridad, y todas estas habilidades se desarrollan entrenando cada día, en la interacción con los demás. 

Y es que afortunadamente, todo en esta vida se puede trabajar.

También os recomiendo una plataforma para chicos jóvenes que se llama Broders hecha para chicos desde los 12 en adelante, un espacio seguro donde podrán hablar con expertos en temas de másculinidades.

Coral Herrera Gómez 


Material y recursos:

Cómic Amelia Tinganus

Libro: La Revuelta de las Putas, de Amelia Tinganus

Libro Ética para Celia, Ana de Miguel

Charla de Ana de Miguel en Youtube

Serie Pornoexplotación de Mabel Lozano

Documental AVA de Mabel Lozano

Entrevista a Sonia Sánchez, superviviente

Entrevista a Marina Marroquí

Ni Zorras Ni Héroes. Guía para trabajar el consumo de pornografía en menores





3 de marzo de 2025

Otras formas de seducir y de ligar son posibles

 



Otras formas de seducir y de ligar son posibles: sí, claro que es posible cortejar a una mujer de un modo respetuoso y divertido. Para que todos y todas podamos disfrutar del proceso de seducción, la clave es que todo sea mutuo y recíproco.

¿Cuál es el problema?

Que durante muchos años los hombres han creído que resultan más atractivos si se imponen físicamente y si acorralan a las mujeres. Les pasa a los machos tradicionales y también a los progres: muchísimos hombres tienen problemas para hacer del cortejo una experiencia divertida y excitante para los dos. Ahora que ya está claro que la técnica de imponerte y de acosar a las mujeres de una forma agresiva no sólo no funciona, sino que además es violencia, es hora de aprender a ligar sin acpsar y sin hacer daño a nadie.
El cortejo es un baile en el que las dos personas se muestran al otro y exhiben su belleza y habilidades. Las risas y el juego son dos elementos fundamentales para tener relaciones sexuales. Las normas son muy simples: el cortejo empieza cuando la persona que recibe la invitación la acepta, y las dos personas tienen derecho a terminar el baile en cualquier momento.
Muchos hombres no se dan cuenta de que es un baile, no una batalla, y no entienden que si una mujer no acepta el baile y el juego, no hay que insistir y hay que aceptar la derrota.
El juego del amor no es una guerra, los machos no tienen que salir victoriosos de ella.

Los cuerpos de las mujeres no son territorios de conquista, no son trofeos de caza, ni son botines de guerra.

No son objetos, no son premios.

Hay hombres que les da pereza la danza del cortejo, y prefieren pagar y ahorrarse todo ese proceso: son tipos que no entienden que si el deseo no es mutuo, es explotación y violencia. Les importa muy poco si el otro ser humano siente o no siente deseo, ellos saben que necesita el dinero y que simulará deseo, pasión y lo que haga falta.
A los machos que tienen mucho poder les cuesta mucho aceptar que les digan que no, y a otros les encanta: para ellos es un desafío, un reto. Se aburren con las fáciles y les excita muchísimo el juego de la dominación y la sumisión, aunque casi nunca eligen el papel de sumiso ni de siervo.
Porque no es placer sexual lo que buscan, es el placer del poder lo que realmente les excita.
El juego del cortejo les sirve para verse más grandes, más atractivos, más admirables: cuanto más narcisistas son, más necesitan tener su propio harén de mujeres.

Y cuánto más difícil les resulta conquistar a una mujer, más se excitan, por eso no entienden que cuando una mujer dice no, es no.


¿Cuál es la solución?

Generalmente los humanos antes de meterse en el baile del cortejo, tontean. El tonteo es una aproximación, pero no siempre tiene como fin empezar un baile ni tener sexo.

Generalmente el tonteo es un tanteo, pero también se hace porque es divertido.

No siempre se pretende establecer intimidad sexual ni tampoco llegar a la cama. Esto es muy evidente en la oficina o en el centro de trabajo: la gente se hace bromas picantes, se intercambian miradas, sonríen y se contonean un poco, y en la atmósfera se nota la tensión sexual, que puede ser muy leve o muy intensa, y puede durar años o darse solo de forma puntual.

Y muchas veces ese tonteo no nos lleva a la cama ni acaba en un polvo.
¿Cómo saber si la otra persona quiere algo con nosotros?

La clave es aprender a leer el lenguaje corporal, y aprender a escuchar las señales que te envía el cuerpo de la otra persona. Su forma de comportarse y de moverse te dice si le gustas o no. En los espacios donde no se puede hablar como por ejemplo una discoteca o un concierto, los cuerpos son super expresivos y se comunican con los demás. Se dicen cosas como: “me gustas mucho”, estoy deseando que te acerques”, “me encanta mirarte”, “me gustaría acercarme”
Pero también se dicen: “lo siento no me gustas nada”, “lo siento no quiero que te acerques”

Los machos más patriarcales creen que el rechazo es una invitación a la insistencia, porque antiguamente las mujeres tenían que hacerse las duras y decir que no aunque quisieran decir que sí.
Hoy en día la cosa ha cambiado: cuando las mujeres decimos sí es sí y cuando decimos no es no.

Pero los hombres más machistas no soportan que les digas que no, y no paran hasta que consiguen su objetivo, muchas veces porque su ego está obsesionado con triunfar.

Para ellos es una cuestión de números: cuantas más mujeres seduzcan y se lleven a la cama, más machos son. Su prestigio depende del número de mujeres que logren penetrar, por eso muchos se lanzan al consumo de cuerpos como si fuera un concurso.
El concurso es entre ellos, claro. No se lanzan a la caza de mujeres para gozar, lo hacen para que los demás machos les admiren y les envidien. A muchos de ellos ni siquiera les gustan las mujeres, les parece que son seres inferiores y aburridos que solo tienen valor si son follables. A las “feas” no se acercan, ni a las gordas, ni a las mayores: sólo quieren chicas jóvenes y guapas. Algunos las quieren inocentes e inexpertas, otros prefieren mujeres empoderadas para someterlas.

La mayoría no quieren sexo para gozar ni para divertirse, lo que quieren es sentirse poderosos.
Hasta hace muy poco estos machos poderosos gozaban de una impunidad total gracias al pacto de silencio, pero se ha roto con el MeToo, ya las mujeres ahora gritamos, se acabó el silencio.

Es un movimiento tan masivo que ha iniciado la cuarta ola del Feminismo. Las mujeres estamos haciendo Historia: ahora que os acosadores son denunciados por sus víctimas, se acabó aguantar, soportar y tolerar, se acabó el secreto y la impunidad.
Entonces, ¿cómo ligar ahora?, preguntan muchos machos, asustados ante la ola de mujeres que ya no callan más. Muy fácil: puedes tontear e invitar a bailar a una mujer siendo respetuoso, sin necesidad de acorralar y de imponerte físicamente. Puedes leer el lenguaje no verbal de la otra persona,: si no le gustas, no te mira y no te sonríe. Si te da la espalda es porque no quiere que te acerques. Si te da señales de que le gustas entonces tú también puedes emitir las mismas señales.
Si tienes dudas puedes atreverte a ser honesto y valiente: “oye me gustas muchísimo pero no sé si es recíproco“

Porque esta es la clave principal: si los dos os estáis divirtiendo en el cortejo y si los dos tenéis las mismas ganas, entonces tenéis la oportunidad de pasarlo muy bien juntos.
Si no es mutuo entonces hay que saber aceptar con humildad que no le gustas,

o que le gustas pero no quiere nada contigo.

Para los machos patriarcales no es nada fácil ser humilde, pero todo se puede trabajar en esta vida.

Es cuestión de entrenar para liberarte de tu machismo, y de mantener a raya el ego.

Es cuestión de escuchar y de aceptar que el deseo debe ser siempre mutuo y recíproco.

Y no solo es cuestión de aprender: también es importante que se lo enseñéis a los demás hombres.

Ligar tiene que ser un baile divertido y placentero para todos, y para todas.

Otras formas de seducir, cortejar y ligar son posibles.

Coral Herrera Gómez




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10 de diciembre de 2024

Da el paso acompañada: con amigas es más fácil




Si crees que tu pareja puede reaccionar mal o muy mal si le dejas, queda con él en un sitio público con gente, a la luz del día, y convoca a tus amigas y amigos para que estén cerca, por si tu pareja se pone agresiva. Si necesitas quedar con él para que te dé tus cosas, o si tienes que hacer una mudanza, nunca lo hagas sola, pide acompañamiento a tu gente querida. Si después de la ruptura crees que puede intentar hacerte daño, deja que te acompañen tus amigas y avisa a toda la gente que puedas para que él sepa que no estás sola. 

Las mujeres que reciben cuidados y protección de su comunidad tienen más probabilidades de salir de una relación violenta, pero para las que viven en otro pueblo, otra ciudad u otro país es más difícil, porque cuando no tienes redes eres más dependiente y te sientes más vulnerable. 

Si no tienes gente querida que te ayude a salir (a menudo es un proceso que dura semanas o meses), pide ayuda a profesionales de los servicios sociales y de la salud mental, o a las asociaciones y colectivas de mujeres más cercanas. Muchas médicas y doctoras de familia ya tienen la formación para ayudarnos a todas en los centros de salud.

También tus vecinas y compañeras de estudio y de trabajo pueden ayudarte: sean o no feministas, hay muchas mujeres sororarias en el mundo. Las mujeres desde siempre nos hemos ayudado entre todas, porque llevamos milenios sufriendo, resistiendo y haciendo frente a la violencia en todas sus formas. 

Entre todas nos escuchamos, nos cuidamos y nos arropamos: todas sabemos lo difícil que es tomar conciencia de lo que nos está pasando, lo mucho que nos cuesta después hablar de ello, y la odisea que supone dar el paso hacia la liberación. 

Sabemos respetar los tiempos de cada una y acompañar todo el proceso de una forma amorosa. 

Sabemos, también, celebrar las liberaciones de cada una de nosotras, y acompañarnos en el camino hacia una nueva vida.


No lo hagas sola, déjate acompañar: solas no siempre podemos, pero con amigas, compañeras y vecinas sí que se puede.


Coral Herrera Gómez 


8 de noviembre de 2024

¿Cómo proteger a las niñas de la adicción romántica y de la violencia machista?




El mito del amor romántico tiene un impacto enorme en las niñas y las adolescentes, que son las más vulnerables porque son más fáciles de manipular. Mientras los niños varones se hacen adictos al porno, ellas se hacen adictas al amor romántico, y esto les afecta a todos los niveles: a su salud mental y emocional, a la relación que tienen con su cuerpo y con su salud física, a las relaciones que tienen con otras chicas, a su rendimiento académico, y a la forma en que diseñan su proyecto de vida.

Desde pequeñitas nuestra cultura patriarcal fomenta en ellas el narcisismo: los relatos que consumen les ofrecen modelos femeninos a seguir de chicas obsesionadas con la tiranía de la belleza: la moda, los cosméticos, los quirófanos, los tratamientos, las cremas, las dietas y las sesiones para machacarse en el gimnasio… 

Es una estrategia perfecta para que las niñas aprendan a ser mujeres patriarcales y consumistas, y para que obedezcan los mandatos de género, además de una fuente de negocios inagotable. La publicidad les bombardea a diario para que gasten dinero en estar guapas, corregir sus imperfecciones, odiar su cuerpo, y empezar una guerra contra sí mismas. Lo hacen mediante amenazas: “nadie te va a querer si estás gorda”, “eres fea y por eso nadie te elige como novia”, “te vas a quedar sola si no disciplinas tu cuerpo”

En la adolescencia la necesidad de sentirse aceptada por el grupo es fortísima, pero además también las enseñan a aspirar a ser las mejores en todo, a complacer a todo el mundo, a vivir para agradar y encantar a los hombres. Su autoestima depende de si son o no atractivas para ellos: no se valoran si ellos no las valoran. Desde pequeñas las enseñan que las demás mujeres son una amenaza, y que tienen que competir entre ellas para ver quién es la más guapa, la más sexy y la más popular.

La vía para alcanzar status dentro de la jerarquía social es ser elegida por el macho o por los machos alfa del barrio o del instituto. Por si solas no lo logran: es a través de la validación y el deseo de los hombres que adquieren su rango. Para seducirle y enamorarle, tienen que competir con las demás, y parecer más mayores de lo que son.

El objetivo de encontrar al príncipe azul es casi la única meta de las niñas que sufren adicción romántica. Y como muchas están presas de su ego, buscan desesperadamente validarse a través de los machos más patriarcales y poderosos. Quieren un hombre que se desviva por ellas y se ponga de rodillas, pero las que acaban arrodilladas son ellas

Las niñas que caen en la trampa romántica luchan por estar a la moda y por parecer “modernas” y “transgresoras” como los machos alfa, que parecen muy rebeldes pero en realidad también viven sometidos a los mandatos de género del patriarcado.

Las novelas románticas actuales son iguales que las del siglo XIX: les meten toneladas de sadomasoquismo en vena para que crean que amar es sufrir, y que cuanto más sufran, y más se sacrifiquen “por amor”, más grande será el premio. Su deseo sexual no importa: todo en el sexo debe girar en torno al placer del macho. Aprenden muy pronto a someterse en la cama, y también fuera de ella: se sienten esclavas del amor y sirvientas de su macho, creyendo que atravesando el valle de Lágrimas llegarán pronto al Paraíso romántico.

Las adolescentes pronto se dan cuenta de que el patriarcado solo les ofrece dos posibilidades: o convertirse en la Diosa Venus  (una mujer sexy que se acuesta con quien quiere), o la Diosa Hera (la esposa perfecta)

No tienen mucho margen: o eligen ser mujeres buenas (discretas, sacrificadas, sumisas al macho patriarcal) o mujeres malas (putas, zorras, guarras, etc que están disponibles para todos los hombres porque nunca serán elegidas como novias)

Para ellas es muy difícil escapar, porque los machos lo tienen muy claro: las buenas pueden alcanzar el trono del matrimonio (y comprometerse a no tener relaciones con otros hombres), y las malas son para follar, objetos de usar y tirar.

Para seducirlas, el patriarcado las hace creer que es posible actuar como una Afrodita para enamorar al macho, y luego convertirse en Hera, para poder ser la novia oficial de Zeus, el marido de Hera, el dios de todos los dioses.

Pero es una trampa: si los machos logran acostarse contigo a la primera, nunca te eligirán como esposa, siempre serás la amante. Y al revés: si intentas comportarte como una mujer buena, tendrás que renunciar a tener relaciones con chicos hasta que llegue tu príncipe azul, que te quieren virgen e inmaculada.

Los machos patriarcales no quieren tener novias, pero el patriarcado les seduce con la idea de que si tienen novia pueden también tener las amantes que quieran, y que es más emocionante hacerlo clandestinamente. 

Los machos patriarcales dominan el escenario, mientras que los demás les aplauden y les admiran. Son muy pocos los chavales que desobedecen los mandatos de género y son capaces de relacionarse con las mujeres como compañeras. Los estudios nos muestran que los chicos cada vez son más conservadores, machistas, racistas, homofóbicos y de derechas. 

Para las adolescentes es muy difícil encontrar chicos que no sufran misoginia con los que poder vivir una relación basada en la igualdad, la libertad, los derechos humanos, el disfrute y el placer, la ternura y los buenos tratos.

Muchas de ellas se pasan años soñando con el día de su boda, invirtiendo mucha energía, mucho tiempo y mucho dinero en este sueño. Viven en guerra contra sí mismas, desarrollan una fuerte dependencia emocional, desarrollan depresiones y trastornos alimentarios, se hunden psicológicamente si no son elegidas por los más guapos de la comunidad. 

Nadie les cuenta lo que pasa después de la boda, cuando acaba la luna de miel. No saben que cuando entren en palacio no van a ser las reinas, sino las sirvientas. Y cuando se den cuenta ya será muy tarde, y la mayoría aprenderá a resignarse. Porque nuestra cultura sigue romantizando la violencia y haciéndoles creer que “quien bien te quiere te hará llorar”, o que “los que más se pelean, son los que más se desean”

El mayor peligro que corren nuestras adolescentes con el amor romántico es sufrir violencia emocional y psicológica, violencia sexual, malos tratos y agresiones. Las estadísticas nos muestran que cada vez hay más niñas y adolescentes con protección policial por el riesgo que corren de ser agredidas o asesinadas por sus novios y ex novios. Esta violencia machista va es proporcional al aumento de la misoginia en nuestra cultura, y cada vez es más difícil protegerlas, porque el mito del amor romántico sigue siendo uno de los métodos de control y sometimiento más eficaces del patriarcado.

En mi libro 100 preguntas sobre el amor, les explico todo esto a las chicas, y desmonto todos los mitos del romanticismo patriarcal para que no caigan en la trampa, para que se liberen de la adicción y de la dependencia emocional, y para que aprendan a defender su libertad y sus derechos humanos fundamentales. Espero que te sea útil y te ayude mucho a trabajar el tema de las emociones y de las relaciones con tus hijas, sobrinas, alumnas, y vecinas.

Coral Herrera Gómez 




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5 de noviembre de 2024

Cuidar a tus amigas también es Autocuidado



Cuidar a tus amigas también es Autocuidado.

Cuidar a tus vecinas, 

A tus abuelas

A tus tías

A tus hermanas

A tus primas 

A tus compañeras de estudio y de trabajo,

Es también cuidarte a ti misma. 


Cuidar a tu gente querida 

A tu colectiva

A tus redes de afecto y apoyo mutuo

Es una forma de resistencia frente a un sistema que nos quiere solas, aisladas, enfrentadas, y en guerra entre nosotras mismas.

Autocuidado es también cuidar a la gente que te quiere, te apoya y te cuida.


A tu colectiva

A tus redes de afecto y apoyo mutuo

Es también cuidarte a ti misma

Es una forma de resistencia frente a un sistema que nos quiere solas, aisladas, enfrentadas, y en guerra entre nosotras, y contra nosotras mismas.

Autocuidado es también cuidar a la gente que te quiere, te apoya y te cuida.


Coral Herrera Gómez 

30 de mayo de 2024

Feminismo en casa: cómo hacer la Revolución Amorosa en familia




La Revolución empieza en casa. Si estás hasta el moño de que tu familia te trate como a una sirvienta, en este post te cuento cómo llevar el feminismo a tu hogar, y cómo poner en práctica la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados. 

Llevar la utopía a la práctica no es una tarea fácil, sobre todo cuando tus hijas e hijos se han acostumbrado, igual que tu marido, a recibir cuidados sin darlos, y a vivir como reyes s tu costa. 

No es fácil porque los miembros de tu familia no quieren que nada cambie: viven de lujo así, aunque tengan que soportar a veces tus estallidos de rabia y frustración. Les compensa recibir broncas y soportar tu malhumor, y estar todo el día en pie de guerra.

Pero tu Salud está en juego: el agotamiento y el rencor contra los que abusan de nosotras nos acaba enfermando a nosotras. Nos medican para que aguantemos, pero estamos hartas de aguantar. 

¿Por donde empezar? Mi propuesta es que convoques a tu familia a una asamblea, y que sea una reunión libre de pantallas y dispositivos. 


Aquí los pasos para celebrar la primera Asamblea Familiar:

1) Toma de conciencia: Lo primero es expresar como te sientes sin que nadie te interrumpa. Evita los reproches para que no empiecen a defenderse: es más efectivo tratar de generar empatía contando cómo te sientes, y explicando qué necesitas para sentirte mejor. 

Es importante explicar al final que no eres la única, que somos millones de mujeres en todo el mundo en la misma situación. Tu pareja, tus hijos e hijas y demás miembros de la familia tienen que darse cuenta de la injusticia social que supone la explotación doméstica que sufren las mujeres en todo el mundo. El mejor indicador para que entiendan lo que sucede es el del tiempo libre: en todo el mundo los hombres tienen el doble de  tiempo libre que las mujeres, y las mujeres sufren doble jornada laboral.

Se estima que las mujeres que son madres solo tienen una hora libre de tiempo al día, y además la mayoría no tiene derecho a permisos por enfermedad, días de descanso y vacaciones, ni salario. Tienen que comprender que el agotamiento no solo causa mal humor, también tiene un fuerte impacto en tu salud mental, emocional y física. 

Después de analizar el contexto mundial, toca aterrizar y plantearse en grupo: ¿cuánto tiempo libre tenemos cada miembro de la familia, y cómo podríamos hacer para que todos disfrutáramos del mismo número de horas para descansar y disfrutar de la vida? 

Y aquí es cuando es necesario debatir sobre cómo podemos abolir la monarquía patriarcal para sustituirla por una democracia asamblearia. 

Lo más importante es que tus seres queridos se planteen conjuntamente las estrategias para liberar a mamá de su papel de criada, y lograr que tenga todos sus derechos garantizados.

Al final de este primer paso todos y todas deben tener claro que cuando los cuidados no son mutuos, es explotación emocional y doméstica. 

Y que hay que abandonar las estructuras de abuso con las que nos relacionamos, porque los valores del capitalismo y el patriarcado están basados en los privilegios masculinos, el individualismo, la dominación, la acumulación, las jerarquías de poder y las guerras.

La revolución amorosa pretende sustituir estos valores por los del feminismo, el ecologismo, el pacifismo y los derechos humanos fundamentales: apoyo mutuo, cooperación, empatía, solidaridad, igualdad, libertad, paz, trabajo en equipo y compañerismo.


2) Soluciones

Aquí nos ponemos en plan práctico  y lanzamos la pregunta: ¿cómo cuidamos la familia entre todas, y cómo podemos mejorar nuestro hogar?

Es posible que los miembros de tu familia te propongan explotar a una mujer más pobre que te sustituya a ti y cobre poco dinero, pero esta no es una solución feminista. Lo que queremos es erradicar la explotación, no que tú te liberes explotando a otra mujer, y que los demás miembros de tu familia sigan viviendo como si fueran hijos de faraones.

La solución entonces es repartir las tareas de un modo equitativo e igualitario, de manera que cada miembro de la familia, según su edad y capacidades, aporte y colabore. 

En un hogar feliz, se practica la comunicación no violenta, todos dan y reciben cuidados, todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones y nos prestamos apoyo mutuo. 


3) Cambios: este es el momento para plantearse: 

¿Qué cambios tenemos que hacer cada uno para transformar esta familia?, ¿qué necesitamos para vivir mejor?

Lo primero es que todos los miembros de la familia aprendan a cuidarse a sí mismos, empezando por el  marido, que tiene que hacer autocrítica amorosa y dar ejemplo. Los discursos sobre la igualdad no sirven de nada si los hombres adultos de la casa no dan ejemplo. Ellos son los que tienen que empezar a tratar a sus parejas como compañeras, y renunciar a sus privilegios masculinos.

El siguiente paso es que todos aprender a cuidar a su gente querida y los espacios que habitan, y para esto hay que entrenar a diario, y tomar plena conciencia de que todos y todas somos responsables del bienestar familiar y del funcionamiento del hogar. 

Los niños que se crian en un hogar feminista no necesitarán una criada cuando logren conquistar su autonomía y las niñas no querrán ser las criadas de nadie cuando sean adultas. Si te ven a ti defendiendo tu derecho a recibir cuidados, y tu derecho a tener tiempo libre para descasar y divertirte, ellas también lo harán. Si no abusan de ti, es más probable que tampoco abusen de los demás cuando se independicen y se hagan adultos.

Nosotras también tenemos que hacer cambios mientras llevamos el feminismo a nuestro hogar. Por ejemplo, tenemos que tomar conciencia de que el poder que sentimos llevando el control de todo y siendo imprescindibles para todos, en realidad nos esclaviza. Es una trampa del patriarcado. Por eso hay que aprender a soltar: nosotras no nacimos para ser policías, ni carceleras. Este papel de capitana del hogar nos convierte en sirvientas. 

No es fácil cambiar, pero se puede: se vive mucho mejor en estructuras horizontales e igualitarias basadas en el trabajo en equipo, y esta es en realidad la única manera de criar personas autónomas, solidarias , responsables y comprometidas. 

Y es también la única manera de cuidar tu salud y de procurarte a ti misma una Buena Vida. 


4) Eaboración del Pacto de Cuidados Mutuos y firma de el Contrato Amoroso:  ha llegado el momento de juntarse y ponerse a escribir. 

No se os olvide que para cualquier ser humano es más fácil cumplir con las normas en cuya creación ha participado, que cumplir con las normas impuestas por otros.

En esta fase del proyecto revolucionario se establecen las normas de convivencia, y se reparten las tareas equitativamente. 

Poned todo el tiempo el foco en cómo vamos a cuidar el ambiente y la atmósfera familiar, cómo vamos a expresar nuestras emociones y cómo vamos a resolver los problemas sin hacernos daño. 

También hay que establecer la periodicidad de las asambleas familiares, y la forma de evaluar si los pactos se están cumpliendo y si el proyecto está funcionando. En estos espacios es importante que todos y todas podamos contar cómo nos estamos sintiendo, y qué necesitamos para estar mejor, y cómo podríamos mejorar el proyecto. 

Se trata de poner en el centro el Bien Común y el Buen Vivir, y aplicar la ética del amor y la filosofía de los cuidados a vuestra vida cotidiana. Se aprende tomando conciencia, practicando la autocrítica amorosa, y entrenando día a día.


5) Celebración: hay que celebrarlo con una buena fiesta, repartiendo las tareas para organizar el evento entre todos y todas, y poniendo en marcha el Pacto de Cuidados. Buena comida, música y baile: empieza una nueva etapa en vuestras vidas.

Parece fácil así planteado, ¿verdad?

Pero, ¿qué hacer si los miembros de tu familia no quieren cambiar, o dicen que van a cambiar pero te toca a ti estar detrás de ellos para que cumplan sus acuerdos? 

Mi consejo es que apliques las estrategias de lucha de la clase obrera, incluida la huelga general. Y si nada sirve, amenazas con que te vas. Y si no te creen, vete unos días a casa de tu amiga. Y al final haces lo que hacen muchas mujeres, cada vez más: demanda de divorcio al canto.

Piensa que en esta batalla no estás sola: todos los días todas las mujeres protestan y luchan en sus hogares contra el abuso, la explotación y la violencia. En todo el mundo. En todas las casas. Lo mismo las que son feministas que las que no lo son: la lucha por los buenos tratos, la justicia y los derechos humanos de las mujeres tiene siglos de Historia y es universal. 

Apoyaté en otras mujeres, y busca más familias revolucionarias, verás que las transformaciones son contagiosas, y que es posible llevar la utopía a la práctica. Tú y todas las mujeres del mundo tenemos derecho a vivir una Buena Vida. 

Coral Herrera Gómez 


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