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Año: 2025
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Año: 2025-2024
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Año: 2025-2024
Formato: Online
Duración: 6 semanas, 6 sesiones
Fechas: miércoles 2, 9, 23, 30 de abril, y 7 de 14 de mayo
Inscribeté en la página de la Escuela Feminista Celia Amorós
CONTENIDOS
Historia de la construcción del Amor Romántico en Occidente
Las dimensiones del Amor Romántico
La cultura romántica y el patriarcad
El amor y los hombres
La Revolución Amorosa
HERRAMIENTAS PARA TRABAJAR EL AMOR ROMÁNTICO
DESCRIPCIÓN
BIO CORAL HERRERA GÓMEZ
Nació en Madrid en 1977, es Doctora en Humanidades y Comunicación por la Universidad Carlos III de Madrid y se dedica a escribir y a investigar sobre feminismo y la construcción sociocultural del amor romántico.
Es investigadora, profesora, y escritora, e imparte conferencias y talleres en instituciones, organismos y universidades de España, México, Estados Unidos, Francia, Canadá, Colombia, Argentina, Chile, Paraguay, Ecuador, Costa Rica, Honduras, y República Dominicana.
Coral Herrera es profesora en la Universidad de Vigo y en los siguientes másters y posgrados:
Universitat de Barcelona, Máster de Terapia Sexual y de Pareja 2024-2019 32 horas
Universidad Complutense de Madrid y la Universidad del País Vasco: Posgrado de Masculinidades en Género, Masculinidades y Acción Social, desde 2025.
Universidad CARLOS III y ESCUELA ESEN, Posgrado Experta en los Malestares de Género de las Mujeres, Madrid, 2024- 2020 10 horas
Universidad FLACSO Uruguay, Maestría en Género y Cultura 2024- 2022
Ha sido profesora e investigadora en la Universidad de la Sorbona en París IV, en la Universidad Complutense de Madrid, en la Universidad Carlos III de Madrid, en la Universidad de Coimbra en Portugal, y en la UNED de Costa Rica.
Vivió en Costa Rica durante nueve años, trabajó como consultora en instituciones como UNESCO, AECID, e ILANUD, y participó en la fundación del Observatorio de Medios y Género Centroamericano GEMA, con el que todavía colabora a distancia.
Ha publicado nueve libros en editoriales españolas, uno traducido al francés, y ha colaborado en varios libros colectivos. Ha publicado artículos en medios españoles y latinoamericanos y tiene un blog desde hace 15 años con más de mil artículos.
Es la creadora y coordinadora del “Laboratorio del Amor”, una escuela virtual y una comunidad de mujeres que investigan sobre el amor romántico desde el feminismo.
Actualmente se dedica a la divulgación de las ciencias sociales y forma parte del equipo de investigación del Observatorio de Masculinidades de la Universidad Miguel Hernández (Alicante),
+ Info en la web de la Escuela Feminista Celia Amorós
email: escuelafeministaceliamoros@gmail.com
La gran mayoría de la gente que comienza una relación, lo hace bajo los efectos del enamoramiento. El enamoramiento es un estado de enajenación mental transitoria, una explosión química que desata unas sustancias muy placenteras que nos enloquecen y nos desesperan. El amor es una locura que nos permite escapar de la realidad del día a día, de la monotonía, de las rutinas, y a veces nos pone del revés la vida entera.
Lo que prende la llama del amor es la atracción y la admiración mutua: cuando nos invade el sentimiento de fascinación, surge la chispa que enciende la pasión. Nos quita el sueño, nos quita el hambre, nos enloquece y nos trastoca el cuerpo, la mente y la vida entera.
La pasión entre seres humanos ha existido desde el principio de los tiempos. Somos de las pocas especies que pueden hacer el amor cara a cara, mirándose a los ojos. Esta capacidad es un regalo de la naturaleza que nos permite intimar, conectar de un modo profundo y mágico, y fundirnos el uno en el otro. Somos la única especie en la que nuestras relaciones no están determinadas por las épocas de celo: estamos todos siempre disponibles para el encuentro sexual y emocional. Los humanos somos seres muy amorosos y muy pasionales, y además nuestros genes, como los del resto de los animales, van buscando otros genes para reproducirse.
Cuando hay compatibilidad, hay atracción, y cuando es mutua e intensa, se convierte en pasión. Cuando intercambiamos silenciosamente feromonas, el deseo se dispara y nos empuja desesperadamente al encuentro con el otro.
El deseo nos empuja a aparearnos, y no sólo lo hacemos por la necesidad biológica de la reproducción, sino también porque nos encanta compartir placeres, tanto con la gente del sexo contrario, como con las personas de nuestro mismo sexo. Nos gusta jugar y gozar, vivir aventuras, y amarnos hasta morir, con o sin romanticismo.
Con romanticismo, la pasión es más intensa y más extrema. Cuando el enamoramiento es a todos los niveles (sexual, sentimental, afectivo), entonces sentimos una borrachera descomunal. La pasión mutua es el epicentro del terremoto que sacude nuestras vidas a lo bestia y nos saca de la realidad asfixiante del día a día. Nos hace sentir intensamente vivos, nos abre nuevos horizontes, y nos permite despegar los pies del suelo. Nos permite soñar y volar lejos de la rutina del día a día. Pero también nos obsesiona, nos hace sufrir mucho, y nos crea síndrome de abstinencia cuando se acaba.
En los inicios de la pasión nos sumergimos en un estado de ebriedad muy intenso, porque la pasión es deliciosa y adictiva. El amor es una de las drogas más maravillosas que ha creado la Humanidad. El cerebro segrega oxitocina, dopamina, serotonina, adrenalina, y todas esas drogas naturales que nos vuelven locos y locas de amor. Como necesita una producción continua de la droga, nos obliga a pensar en la amada o el amado de una forma obsesiva, para que nuestrop impulso sea buscamos aparearnos con la misma persona una y otra vez.
A través del sexo buscamos la fusión con el otro. Queremos salirnos de nosotros mismos/as, elevarnos por encima de todo, y sentir el amor de una forma total y absoluta,. Cuanto más deseamos la comunión y la fusión con el otro, más grandioso es el sexo, y más intensa la pasión.
Para crear el vínculo amoroso es fundamental que los amantes puedan desnudarse y compartir su intimidad. En nuestro día a día todos vamos con nuestra máscara y nuestra coraza puesta para relacionarnos con el mundo. Tenemos miedo a que nos juzguen, a que se rían de nosotros o a que nos hagan daño, por eso usamos una armadura e intentamos proyectar una imagen de éxito frente a los demás.
A lo largo de nuestra vida cumplimos diferentes papeles, y también a lo largo de nuestro día a día. Generalmente todos y todas simulamos que nos va muy bien, que somos muy felices, exitosos y poderosos. Pero a veces es demasiado cansado estar todo el tiempo fingiendo y llevando el peso de la armadura protectora.
Cuando encuentras a alguien con quien puedas atreverte a ser tú mismo/a, sientes que has llegado a casa. Que te sientas libre para ser quien eres y para mostrar tu fortaleza y tu vulnerabilidad es un acontecimiento extraordinario.
Sentirte aceptado/a tal y como eres, y sentirte deseada por alguien a quien le gustas mucho es una experiencia maravillosa.
Para que la pasión brote y florezca, se requiere mucha valentía por parte de los amantes. Cuando pierden el miedo y se desnudan por completo es cuando surge el amor. Porque cuando ya no hay miedo, es cuando podemos entregarnos al goce y al placer de un modo total y absoluto.
Desnudarnos frente al otro es un gran regalo que le hacemos al amado/a, porque le estamos demostrando confianza: “yo me abro ante tí porque me gustas y porque confío en ti, siento que eres especial y quiero crear un vínculo bonito contigo”.
Para intimidar con alguien, entonces hay que tener mucha valentía y ser muy generoso: “yo me muestro y me comparto porque me siento en un espacio seguro contigo, y porque quiero que también confíes en mí y te sientas libre para desnudarte conmigo”.
Cuando las dos personas confían plenamente y se liberan del miedo es cuando la hoguera de la pasión alcanza su máximo esplendor.
Enamorarse y ser correspondido o correspondida es una de las experiencias más bonitas y una de las aventuras más increíbles que podemos vivir los seres humanos. Cuando nos sentimos conectados con el otro, compartimos una alegría de vivir muy profunda y hermosa que nos hace estar agradecidos/as con el Cosmos por la existencia que nos ha regalado. De pronto la vida tiene sentido: “estoy aquí para disfrutar del sexo, del amor y de la vida, para eso he venido al mundo, para gozar, amar y ser feliz”
La reciprocidad es la cazuela en la que se cocinan todos los ingredientes de la pasión: cuando todo es mutuo, es cuando se puede disfrutar de verdad del sexo y del amor.
atracción
admiración
conexión
confianza
desnudez
deseo
valentía
fascinación
intimidad
ebriedad
goce
romanticismo
compartir
placer
locura
generosidad
comunión
disfrute
vulnerabilidad
fusión
libertad
alegría de vivir
reciprocidad
Coral Herrera Gómez
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Posts para la Revolución Amorosa
Si crees que tu pareja puede reaccionar mal o muy mal si le dejas, queda con él en un sitio público con gente, a la luz del día, y convoca a tus amigas y amigos para que estén cerca, por si tu pareja se pone agresiva. Si necesitas quedar con él para que te dé tus cosas, o si tienes que hacer una mudanza, nunca lo hagas sola, pide acompañamiento a tu gente querida. Si después de la ruptura crees que puede intentar hacerte daño, deja que te acompañen tus amigas y avisa a toda la gente que puedas para que él sepa que no estás sola.
Las mujeres que reciben cuidados y protección de su comunidad tienen más probabilidades de salir de una relación violenta, pero para las que viven en otro pueblo, otra ciudad u otro país es más difícil, porque cuando no tienes redes eres más dependiente y te sientes más vulnerable.
Si no tienes gente querida que te ayude a salir (a menudo es un proceso que dura semanas o meses), pide ayuda a profesionales de los servicios sociales y de la salud mental, o a las asociaciones y colectivas de mujeres más cercanas. Muchas médicas y doctoras de familia ya tienen la formación para ayudarnos a todas en los centros de salud.
También tus vecinas y compañeras de estudio y de trabajo pueden ayudarte: sean o no feministas, hay muchas mujeres sororarias en el mundo. Las mujeres desde siempre nos hemos ayudado entre todas, porque llevamos milenios sufriendo, resistiendo y haciendo frente a la violencia en todas sus formas.
Entre todas nos escuchamos, nos cuidamos y nos arropamos: todas sabemos lo difícil que es tomar conciencia de lo que nos está pasando, lo mucho que nos cuesta después hablar de ello, y la odisea que supone dar el paso hacia la liberación.
Sabemos respetar los tiempos de cada una y acompañar todo el proceso de una forma amorosa.
Sabemos, también, celebrar las liberaciones de cada una de nosotras, y acompañarnos en el camino hacia una nueva vida.
No lo hagas sola, déjate acompañar: solas no siempre podemos, pero con amigas, compañeras y vecinas sí que se puede.
Coral Herrera Gómez
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El mito del amor romántico tiene un impacto enorme en las niñas y las adolescentes, que son las más vulnerables porque son más fáciles de manipular. Mientras los niños varones se hacen adictos al porno, ellas se hacen adictas al amor romántico, y esto les afecta a todos los niveles: a su salud mental y emocional, a la relación que tienen con su cuerpo y con su salud física, a las relaciones que tienen con otras chicas, a su rendimiento académico, y a la forma en que diseñan su proyecto de vida.
Desde pequeñitas nuestra cultura patriarcal fomenta en ellas el narcisismo: los relatos que consumen les ofrecen modelos femeninos a seguir de chicas obsesionadas con la tiranía de la belleza: la moda, los cosméticos, los quirófanos, los tratamientos, las cremas, las dietas y las sesiones para machacarse en el gimnasio…
Es una estrategia perfecta para que las niñas aprendan a ser mujeres patriarcales y consumistas, y para que obedezcan los mandatos de género, además de una fuente de negocios inagotable. La publicidad les bombardea a diario para que gasten dinero en estar guapas, corregir sus imperfecciones, odiar su cuerpo, y empezar una guerra contra sí mismas. Lo hacen mediante amenazas: “nadie te va a querer si estás gorda”, “eres fea y por eso nadie te elige como novia”, “te vas a quedar sola si no disciplinas tu cuerpo”
En la adolescencia la necesidad de sentirse aceptada por el grupo es fortísima, pero además también las enseñan a aspirar a ser las mejores en todo, a complacer a todo el mundo, a vivir para agradar y encantar a los hombres. Su autoestima depende de si son o no atractivas para ellos: no se valoran si ellos no las valoran. Desde pequeñas las enseñan que las demás mujeres son una amenaza, y que tienen que competir entre ellas para ver quién es la más guapa, la más sexy y la más popular.
La vía para alcanzar status dentro de la jerarquía social es ser elegida por el macho o por los machos alfa del barrio o del instituto. Por si solas no lo logran: es a través de la validación y el deseo de los hombres que adquieren su rango. Para seducirle y enamorarle, tienen que competir con las demás, y parecer más mayores de lo que son.
El objetivo de encontrar al príncipe azul es casi la única meta de las niñas que sufren adicción romántica. Y como muchas están presas de su ego, buscan desesperadamente validarse a través de los machos más patriarcales y poderosos. Quieren un hombre que se desviva por ellas y se ponga de rodillas, pero las que acaban arrodilladas son ellas
Las niñas que caen en la trampa romántica luchan por estar a la moda y por parecer “modernas” y “transgresoras” como los machos alfa, que parecen muy rebeldes pero en realidad también viven sometidos a los mandatos de género del patriarcado.
Las novelas románticas actuales son iguales que las del siglo XIX: les meten toneladas de sadomasoquismo en vena para que crean que amar es sufrir, y que cuanto más sufran, y más se sacrifiquen “por amor”, más grande será el premio. Su deseo sexual no importa: todo en el sexo debe girar en torno al placer del macho. Aprenden muy pronto a someterse en la cama, y también fuera de ella: se sienten esclavas del amor y sirvientas de su macho, creyendo que atravesando el valle de Lágrimas llegarán pronto al Paraíso romántico.
Las adolescentes pronto se dan cuenta de que el patriarcado solo les ofrece dos posibilidades: o convertirse en la Diosa Venus (una mujer sexy que se acuesta con quien quiere), o la Diosa Hera (la esposa perfecta)
No tienen mucho margen: o eligen ser mujeres buenas (discretas, sacrificadas, sumisas al macho patriarcal) o mujeres malas (putas, zorras, guarras, etc que están disponibles para todos los hombres porque nunca serán elegidas como novias)
Para ellas es muy difícil escapar, porque los machos lo tienen muy claro: las buenas pueden alcanzar el trono del matrimonio (y comprometerse a no tener relaciones con otros hombres), y las malas son para follar, objetos de usar y tirar.
Para seducirlas, el patriarcado las hace creer que es posible actuar como una Afrodita para enamorar al macho, y luego convertirse en Hera, para poder ser la novia oficial de Zeus, el marido de Hera, el dios de todos los dioses.
Pero es una trampa: si los machos logran acostarse contigo a la primera, nunca te eligirán como esposa, siempre serás la amante. Y al revés: si intentas comportarte como una mujer buena, tendrás que renunciar a tener relaciones con chicos hasta que llegue tu príncipe azul, que te quieren virgen e inmaculada.
Los machos patriarcales no quieren tener novias, pero el patriarcado les seduce con la idea de que si tienen novia pueden también tener las amantes que quieran, y que es más emocionante hacerlo clandestinamente.
Los machos patriarcales dominan el escenario, mientras que los demás les aplauden y les admiran. Son muy pocos los chavales que desobedecen los mandatos de género y son capaces de relacionarse con las mujeres como compañeras. Los estudios nos muestran que los chicos cada vez son más conservadores, machistas, racistas, homofóbicos y de derechas.
Para las adolescentes es muy difícil encontrar chicos que no sufran misoginia con los que poder vivir una relación basada en la igualdad, la libertad, los derechos humanos, el disfrute y el placer, la ternura y los buenos tratos.
Muchas de ellas se pasan años soñando con el día de su boda, invirtiendo mucha energía, mucho tiempo y mucho dinero en este sueño. Viven en guerra contra sí mismas, desarrollan una fuerte dependencia emocional, desarrollan depresiones y trastornos alimentarios, se hunden psicológicamente si no son elegidas por los más guapos de la comunidad.
Nadie les cuenta lo que pasa después de la boda, cuando acaba la luna de miel. No saben que cuando entren en palacio no van a ser las reinas, sino las sirvientas. Y cuando se den cuenta ya será muy tarde, y la mayoría aprenderá a resignarse. Porque nuestra cultura sigue romantizando la violencia y haciéndoles creer que “quien bien te quiere te hará llorar”, o que “los que más se pelean, son los que más se desean”
El mayor peligro que corren nuestras adolescentes con el amor romántico es sufrir violencia emocional y psicológica, violencia sexual, malos tratos y agresiones. Las estadísticas nos muestran que cada vez hay más niñas y adolescentes con protección policial por el riesgo que corren de ser agredidas o asesinadas por sus novios y ex novios. Esta violencia machista va es proporcional al aumento de la misoginia en nuestra cultura, y cada vez es más difícil protegerlas, porque el mito del amor romántico sigue siendo uno de los métodos de control y sometimiento más eficaces del patriarcado.
En mi libro 100 preguntas sobre el amor, les explico todo esto a las chicas, y desmonto todos los mitos del romanticismo patriarcal para que no caigan en la trampa, para que se liberen de la adicción y de la dependencia emocional, y para que aprendan a defender su libertad y sus derechos humanos fundamentales. Espero que te sea útil y te ayude mucho a trabajar el tema de las emociones y de las relaciones con tus hijas, sobrinas, alumnas, y vecinas.
Coral Herrera Gómez
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