17 de febrero de 2023

La fórmula mágica para dejar de sufrir



El sufrimiento es un asunto político, porque es colectivo, y masivo.

Sufrimos por dos grandes motivos: por nuestras relaciones con los demás seres humanos, y por la falta de dinero, de derechos y libertades.

Vamos a ver los motivos por los cuales sufrimos, y a continuación la fórmula mágica para dejar de sufrir.

Listado de cosas que nos hacen sufrir:

- Vivir con dolor permanente o crónico.

- La pérdida de un ser querido, por muerte, separación o divorcio. 

- El sufrimiento de nuestros seres queridos, tanto humanos como animales, nos hace sufrir mucho.

- El abandono y la falta de amor y cuidados por parte de las personas que más amamos. 

- Enfermar, o tener un accidente y no recibir asistencia médica.  

- No tener techo para resguardarnos del frío, del viento, del calor, de la lluvia y la nieve. 

- No poder comer tres veces al día ni alimentarnos adecuadamente. 

- No tener agua potable y tener que ir a buscar y transportar unos cuantos litros todos los días.

- No tener ropa de abrigo ni energía para soportar las altas y las bajas temperaturas. 

- No tener ducha de agua caliente en invierno.

- No poder salvar tu vida cuando sufres una enfermedad curable porque no tienes derecho a la salud o por las listas de espera del sistema sanitario de tu comunidad. 

- No tener ingresos, o tener ingresos que no nos permiten vivir con dignidad y sin deudas. 

- No poder cubrir las necesidades básicas de nuestros hijos/as. 

- La soledad nos hace sufrir mucho, y el miedo a la soledad también. 

- No ser aceptado/a tal y como somos por nuestra familia y nuestra comunidad

- No tener acceso a la educación, no poder aprender a leer, no entender las nuevas tecnologías para manejar tu día a día.

- No tener redes de amor y apoyo mutuo, ni familia, ni amigos ni amigas, ni compañeras/os de barrio, de estudio o de trabajo. 

-Saber que alguien a quien amamos está sufriendo violencia psicológica y emocional, acoso y violencia física en su hogar, en el colegio, en la calle, o en su centro de trabajo. 

- La falta de autonomía, depender de los demás nos hace sufrir mucho. 

- No tener libertad para elegir, para hacer cambios, para tomar decisiones, para abandonar un lugar, para movernos con libertad. 

- No tener libertad por estar en relaciones basadas en la dependencia, o por sentirnos presionadas o coaccionadas por otras personas.  

- No poder ser quien soy realmente, y no tener libertad para poder decir lo que siento, lo que necesito y lo que pienso. 

- Las relaciones sin correspondencia ni reciprocidad. 

- Las relaciones basadas en el interés o la dependencia. 

- Las relaciones basadas en el abuso y la explotación.

- La envidia y la rivalidad que establecen los demás contra nosotras/os. 

- La indiferencia y el rechazo de los demás. 

- La falta de información y la falta de comunicación con nuestros seres queridos. 

- La infidelidad en la pareja, y la falta de lealtad de nuestros seres queridos. 

- La violencia psicológica y emocional: 

                    - Los insultos y las demostraciones de desprecio.

                    - El engaño, las mentiras y la manipulación emocional.

                    - Los chantajes, las amenazas, los castigos, el soborno y la extorsión. 

                    - Las preguntas cargadas de reproches y los comentarios con doble sentido, 

                    - El sarcasmo utilizado para herir, la ironía para hacer daño.

                    - Las burlas, las bromas crueles, las humillaciones públicas.

                    - Las críticas destructivas y los ataques en grupo. 

                   - Las falsas noticias, los bulos, los rumores y los chismes sobre nosotras.

                   - La ciberviolencia en redes sociales. 


- El acoso psicológico y el acoso sexual en los centros de estudio y de trabajo, en los movimientos sociales, en las organizaciones políticas. 

- El acoso sexual en las calles, en el transporte público, en los espacios de ocio y diversión. 

 - La violencia sexual, el abuso y las agresiones sexuales, las violaciones.  

- La violencia física y la tortura, física y emocional. 

- La explotación en todas sus formas (laboral, doméstica, sexual, reproductiva y emocional)

- La injusticia, la desigualdad y la exclusión social.

- La subida de los precios, la inflación, las crisis económicas que provocan las élites del poder para tener mano de obra barata y desesperada. 

- Las guerras: sufrimos cuando las élites del poder entran en guerra y nos obligan a soportar los bombardeos y a financiarla con nuestro dinero, mientras destruyen nuestras casas, escuelas, hospitales, parques y plazas y matan a nuestra gente querida. 

-Los desastres naturales: volcanes, terremotos, tsunamis, incendios... que destrozan nuestras casas, pueblos, caminos, ciudades y bosques.

- El cambio climático también nos hace sufrir: las sequías, las inundaciones, las bajadas y subidas bruscas de las temperaturas, la desertización de la tierra...

- El exilio: sufrimos cuando tenemos que irnos de nuestro país huyendo de la precariedad, de la pobreza, del hambre, o de la violencia. 

- El racismo y la xenofobia: sufrimos cuando nos cuesta integrarnos en el país de destino, cuando nos sentimos discriminados, cuando nos tratan con desprecio por no haber nacido en ese país. 

- Los mandatos de género: sufrimos si no obedecemos y asumismos los roles, los estereotipos y los mandatos de género, si no nos comportamos dentro de los parámetros de la "normalidad", sufrimos cuando los demás nos señalan y nos critican.

- La falta de derechos: derecho al permiso por enfermedad, derecho a la jubilación, derecho a tener días de descanso y vacaciones, derecho a decir que no, derecho a ser dueñas de nuestros cuerpos y de nuestra sexualidad, derecho a movernos con libertad, derecho a decirle que no a nuestras parejas, derecho a vivir una Buena Vida libre de violencia y sufrimiento.  

- La falta de derechos durante el embarazo, el parto y el postparto. Los malos tratos y la separación entre una madre y un hijo recién nacido. 

- No poder cuidar a nuestros propios hijos e hijas, y tener que dejarlos con personas desconocidas con los que no tienen ningún tipo de vínculo emocional.  

- Embarazos no deseados y Maternidades forzadas: cuando nos obligan a ser madres, cuando no podemos elegir el número de hijas e hijos que queremos tener, cuando no tenemos acceso a educación sexual ni a anticonceptivos.

-Maternidades elegidas: sufrimos cuando deseamos ser madres y la situación económica o la carga laboral no nos lo permite. 

- Violencia matrimonial: cuando nos obligan a casarnos con hombres pederastas en la infancia, cuando tenemos relaciones sexuales en las que el deseo no es mutuo, cuando nos sentimos obligadas por la necesidad a servir a los hombres, cuando nos obligan o nos coaccionan para que lo hagamos.

-Explotación doméstica: vivir como criadas de nuestros maridos, recibiendo cuidados sin darlos, sin salario, sin baja por enfermedad, sin vacaciones y sin jubilación.

- El agotamiento mental y físico, la falta de energía y de tiempo para vivir: el cansancio, el ritmo de vida y los altos niveles de estrés nos hacen sufrir y nos enferman. 

- La incertidumbre ante el presente y el futuro: no saber si vamos a tener ingresos, si nos van a contratar de nuevo en el trabajo, si vamos a tener salud y energía para seguir luchando. 

- Esperar: las personas y las instituciones nos hacen esperar, se aprovechan de la angustia que nos causa la incertidumbre y del poder que tienen sobre nosotras y nosotros. Hacer esperar cuando algo es importante para alguien es una forma de hacer daño que corresponde al formato de la violencia pasivo-agresiva: cuando esperamos, estamos en manos de la persona que nos hace esperar. Lo mismo para las buenas, que para las malas noticias. 

- La competitividad: cuando no logramos llevar a cabo nuestros proyectos, cuando no logramos nuestros sueños, cuando competimos con los demás y no ganamos, cuando sentimos que hemos fracasado. 

- La guerra contra una misma: el autoengaño, el autoboicot, las adicciones, la autodestrucción y la traición a una misma. 

- Las enfermedades mentales y los trastornos emocionales, la falta de apoyo psicológico y de herramientas para enfrentar estos procesos. 

- No tener tiempo para descansar, ni para divertirnos, ni para compartir la vida con nuestros seres queridos. 

- La vulnerabilidad: las personas más vulnerables son las que más protección necesitan. Hablamos de la infancia, las personas mayores adultas, las personas con discapacidad, las víctimas de las guerras y el hambre. Sufren mucho más abuso y violencia que las personas adultas que conocen sus derechos y pueden defenderse

-La falta de derechos cuando enfermamos y no recibimos atención médica, o cuando somos hospitalizados y no somos tenidos en cuenta para nuestro propio proceso de curación, o cuando no nos tratan con respeto en residencias y centros para personas dependientes. 

- Muerte digna: sufrimos cuando no podemos morirnos tranquilos/as, sin dolor y rodeados de nuestra gente querida. 


La fórmula mágica para dejar de sufrir es: 

-Acabar con la pobreza, la discriminación y la exclusión social, y garantizar las libertades y los derechos humanos de toda la población.

-Ser mejores personas y contribuir a la construcción de un mundo mejor, aprender a cuidar la relación con nosotras mismas, con los demás, y con el planeta que habitamos.


Este es el listado que deberían tener todas las personas que se dedican a la política: su deber principal es velar por nuestra integridad, bienestar y seguridad, e implementar las políticas públicas necesarias para lograr la justicia social, y para erradicar el sufrimiento humano y animal. 

Tenemos los conocimientos, la tecnología y los medios para acabar con el sufrimiento, pero ningún gobierno se atreve: solo ofrecen ayudas, limosnas y parches para intentar que la gente no se muera de hambre y no estallen las revueltas. 

Pero no pueden acabar con la pobreza porque el poder necesita mucha mano de obra barata, endeudada y desesperada. 

Y porque el dinero que ponemos entre todos, va a parar mayoritariamente a los bolsillos de los poderosos. 

Y porque los derechos humanos son un gran negocio, sobre todo el derecho a la Sanidad y la Educación.

Y porque no gobiernan realmente ellos, sino la banca, la industria farmacéutica, la armamentística, las empresas energéticas, las petroleras y demás grupos de poder.

No podemos contar con ellos. Tenemos que organizarnos entre nosotros, el problema es que no sabemos cuidar nuestras relaciones, y por eso sufrimos tanto. 

¿Que necesitamos para evitar hacernos daño?

Herramientas para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, y formación para aprender a ser mejores personas, desde la Ética amorosa y la Filosofía de los Cuidados.

La fórmula mágica es la pedagogía de los cuidados: educar a la población para que todos entendamos que somos seres interdependientes, y para que aprendamos a pensar y a trabajar por el Bien Común, a resolver nuestros conflictos sin violencia, a abrazar la diversidad, a hacer autocrítica amorosa, y a trabajar todo aquello que nos hace sufrir y hace sufrir a los demás: el egoísmo, el individualismo, la codicia, la avaricia, el acaparamiento, la mezquindad, el odio, el miedo, la crueldad y el afán de acaparar el poder aplastando a los demás.

También necesitamos tomar conciencia de que no podemos seguir votando a partidos políticos que no nos cuidan y no se preocupan por nuestro bienestar. 

Y tampoco podemos esperar a que hagan algo. Tenemos que aprender a cuidarnos, a organizarnos entre nosotras, a crear redes de apoyo mutuo y de cuidados. 

Para dejar de sufrir hay que aprender a cuidarse y cuidar a los demás, trabajar para ser mejor persona, y al mismo tiempo, aportar a la construcción de un mundo mejor. 

Coral Herrera Gómez


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