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30 de abril de 2013

Segunda Edición de mi libro "La construcción sociocultural del amor romántico"




Herrera Gómez, Coral: "La construcción sociocultural del amor romántico", Editorial Fundamentos, Madrid, 2011.

Entendida siempre como un fenómeno reproductivo biológico y ninguneada por el discurso científico, muy pocos son los estudiosos que han concedido a la pasión amorosa la atención que merece. El presente título, fruto de un trabajo de investigación doctoral, analiza el fenómeno del amor en toda su complejidad, pero incidiendo especialmente en su construcción sociocultural desde una perspectiva queer.

La tesis central de esta obra es que las emociones están construidas en la sociedad a través de la cultura, y por ello aprendemos a sentir a través de las narraciones y los mitos. Los patrones emocionales que aprendemos en la infancia y adolescencia a través de películas, cuentos, novelas y canciones no han sido susceptibles, hasta hace poco, de ser investigados con rigor académico, y sin embargo determinan nuestra identidad, nuestra vida cotidiana, nuestras formas de organización social y económica.

Mediante un proceso de crítica y deconstrucción, la autora va desvelando la mitificación del romanticismo patriarcal, visibilizando las utopías emocionales de la posmodernidad, y deconstruyendo el pensamiento binario y los conceptos de lo “normal” o lo “natural”, variables según las culturas y las épocas históricas, del mismo modo que varía la cultura amorosa en cada rincón del planeta. El libro se centra en el análisis del amor de pareja occidental, y elabora una crítica acerca de los condicionamientos sociales y culturales que empobrecen y limitan nuestra sexualidad y nuestras redes de afecto.

Coral Herrera Gómez (Madrid, 1977) es Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual. Es docente e  investigadora, consultora de género y comunicación, blogger y escritora. Dedicó su tesis doctoral al tema del amor romántico desde una perspectiva multidisciplinar que parte de los feminismos, y los estudios de masculinidad. A partir de entonces, su trayectoria profesional ha estado ligada a  la reflexión en torno a la construcción de la realidad desde los medios de comunicación y las industrias culturales. También ha hondado en la relación de legitimación que existe entre nuestras estructuras emocionales y culturales, y nuestra organización sociopolítica y económica. En su blog se dedica a deconstruir los mitos de la heterosexualidad monogámica que perpetúan las desigualdades y la dependencia mutua, siempre con un lenguaje de humor y de batalla. Su propuesta final es que expandamos el amor hacia las comunidades para acabar con el patriarcado, el individualismo, las jerarquías y las desigualdades.







17 de abril de 2013

Mi tesis doctoral: "La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico"








"La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico.

De cómo Occidente construye nuestras emociones a través de los símbolos, los mitos y los ritos, y de cómo el amor romántico perpetúa el capitalismo,el patriarcado y las democracias".









Esta tesis fue leída el 30 de Enero de 2009 en
la Universidad Carlos III de Madrid, España.
Obtuvo una calificación de Sobresaliente Cum Laude

Autora de la tesis:
Coral Herrera Gómez, Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual UC3M

Dirección de la tesis:
Don Gerard Imbert, Catedrático de Comunicación Audiovisual UC3M






Tribunal:
Presidente:
Don Antonio Rodríguez de las Heras, Catedrático de Historia UC3M

1 Doña Cristina Peñamarín Beristain, Catedrática de Teoría de la información
UCM.
2 Doña Charo Lacalle, Catedrática de Periodismo de la UAB.
3 Don Gonzalo Abril, Catedrático de Comunicación Audiovisual UCM.
4 Doña. Blanca Muñoz, Doctora en Ciencia Política y Sociología UC3M.


Fue escrita en El Tiemblo, Ávila, durante tres años, y terminada en Usurbil, Guipuzcoa, en el año 2008.

Coral Herrera Gómez

8 de marzo de 2013

Logros y retos del feminismo en el siglo XXI



“El reto actual del feminismo es el la globalización” Celia Amorós.




Las luchas feministas de los años 70 provocaron una revolución y promovieron una serie de cambios institucionales, legales, políticos y económicos de enorme importancia para la sociedad occidental.  Los logros más importantes de la revolución feminista fueron el sufragio universal de voto, la legalización del aborto, y la ley del divorcio.

Gracias a esa lucha en la que muchas mujeres perdieron la vida, y otras muchas resultaron heridas, encarceladas, represaliadas y acosadas, hoy en día las mujeres occidentales:


2 de marzo de 2013

El desprestigio social, simbólico e histórico del trabajo de las mujeres

 Este artículo ha sido publicado en el libro: 





"Construir conocimiento desde el género. Saldando una deuda histórica con la Academia".

Universidad de Carabobo, Valencia, 


Venezuela, 2012. 


"EL DESPRESTIGIO SOCIAL, SIMBÓLICO E HISTÓRICO DEL TRABAJO FEMENINO", Coral Herrera Gómez










El desprestigio social, simbólico e histórico del trabajo de las mujeres
Trabajar y trabajar: producción y reproducción femenina.
Las palabras castellanas trabajo y trabajar, del castellano antiguo trebejare (esfuerzo, esforzarse), no derivan de la usual latina labor (que da las castellanas labor y laborar), sino de una tortura de la antigua Roma cuyo nombre era tripalĭum (tres palos) y del verbo tripaliāre (torturar o torturarse). El Trabajo es un elemento fundamental en la vida humana porque es una actividad que ocupa gran parte de nuestro tiempo y absorbe la mayor parte de nuestras energías; desde la Revolución Industrial empleamos en él cada vez más tiempo y esfuerzo, que puede ser remunerado o no. En cualquier caso, es ejercida por la gran mayoría de la población humana; pues tan solo unos pocos seres humanos pueden  vivir y mantenerse sin ella.



"Pobre la María", canción contra la Trata de Personas


.



Esta iniciativa forma parte de una campaña de OIT, OIM, UNFPA y Consejo Nacional Contra la Trata para alertar y hacer visible una realidad que sufren millones de mujeres, niñas y niños: la trata de personas y la explotación sexual con fines comerciales.


Luis Enrique Mejía Godoy, cantante nicaragüense, compuso el tema "Pobre la María" hace años y hoy  los belga-salvadoreños Shaka y Dres estrenan la canción y el videoclip de esta nueva versión en la que han estado trabajando codo a codo con Luis Enrique. Los tres quieren han querido ofrecernos una historia terrible que viven muchas mujeres en el mundo, convertida en un grito de rechazo. Ya la vez es una canción pegadiza, bailable, alegre.

Esta combinación del canto a la esperanza con la canción de denuncia refleja una realidad lationamericana que muchas mujeres y niñas sufren, pues caen en manos de las mafias del tráfico de personas seducidas por promesas de una vida mejor, o bien son secuestradas directamente por redes de prostitución para ser llevadas a otros países como esclavas sexuales. 

El objetivo del dúo de salvadoreños, Antonio y Álvaro,  es llegar a las nuevas 
generaciones y así lograr sensibilizar a la juventud acerca del tema de la Trata de personas. En esta producción musical se puede apreciar la fusión de dos géneros musicales, con una base electro-latina mezclada con los instrumentos y percusiones tocados en vivo por los músicos nicaragüenses de Tierra fertil.






Enlaces relacionados:

Articulo en Periódico La Prensa Gráfica

Shaka y Dres en Facebook

Shaka y Dres en Wikipedia

Página oficial Shaka y Dres

18 de agosto de 2012

La construcción social de la desigualdad a través del amor romántico




¿Tienes novio ya?. Es una pregunta muy corriente entre los adultos y las niñas de 4 o 5 años de edad. Siempre se hace en tono de broma, como para avergonzar a la niña o al niño, pero tiene un significado muy profundo. La pregunta encierra tres trampas. 

La primera es la heterosexualidad dada por supuesta: a la niña le preguntan por su novio, al niño le preguntan por su novia. La segunda es que se hace en singular (a mí nunca me han preguntado ¿Cuantos novios tienes?). La tercera trampa es la palabra “ya” indica que en algún momento tendrá que empezar a imitar a los adultos en esa costumbre de emparejarse de dos en dos, siempre con alguien del sexo contrario. 

Y que cuanto antes lo haga, mejor.


2 de agosto de 2012

¿Para qué sirve el feminismo?




-Para que se respeten los derechos humanos de todas las mujeres sea cual sea su condición socioeconómica, su nacionalidad, su etnia, su religión, su profesión, su orientación sexual o su edad.

- Para acabar con la pobreza femenina y garantizar el acceso al agua y a la tierra de todas las mujeres campesinas del mundo.

-Para acabar con todas las formas de violencia contra las mujeres: abusos, violencia sexual, secuestros, explotación sexual, esclavismo, maltrato, mutilaciones, lapidaciones, y feminicidios.

-Para que las mujeres tengan libertad de movimientos y puedan estar en todos los espacios. Para que puedan caminar por la calle sin miedo.

-Para que las niñas puedan estudiar y elegir la profesión que quieren ejercer en igualdad de oportunidades.

-Para que los niños y las niñas tengan educación sexual y emocional, y sepan disfrutar del sexo y del amor sin miedo a embarazos o enfermedades de transmisión sexual.

-Para que se respeten los derechos de las mujeres trabajadoras, para que puedan cobrar los mismos sueldos que los hombres en los mismos puestos de trabajo, para que no estén condenadas a la precariedad laboral, y no tengan que sufrir el desempleo cuando hay crisis económicas.

-Para que las mujeres puedan organizarse, defender sus derechos y tejer redes de afecto, cooperación, y ayuda mutua.

-Para acabar con la doble moral y la tiranía de la belleza. Para que las mujeres no conciban su cuerpo como un lugar de pecado. Para que puedan disfrutar de su sexualidad y erotismo sin miedo.

-Para que los niños varones aprendan a cuidarse y a cuidar su propio hogar. Para que no necesiten una criada de mayores.

-Para que el trabajo doméstico sea reconocido política y socialmente: y las personas que se dedican a las tareas básicas para la supervivencia (nutrición, higiene, salud, cuidados, crianza y educación) obtengan una remuneración digna. Para que las empleadas del hogar tengan todos sus derechos garantizados.

- Para denunciar la invisibilización del trabajo de las mujeres en la educación básica y superior, en los medios de comunicación, en la Historia, en la Ciencia, en el Arte, la Cultura, la Filosofía, la Política y la Economía.

-Para que las mujeres se sientan libres a la hora de elegir compañero/a, y a la hora de separarse.

-Para que las mujeres no sean violadas ni abusadas por sus familiares cuando son niñas. 

-Para que las mujeres no sean maltratadas psicológica o físicamente por sus parejas .

-Para que las mujeres lesbianas y las personas transexuales no sean discriminadas, ni  asesinadas, ni castigadas.

-Para que cese la trata de esclavas sexuales y el tráfico de mujeres en todo el mundo.

-Para que las mujeres puedan ser independientes emocional, y económicamente.

-Para que cesen los asesinatos masivos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.

-Para que las mujeres puedan votar y ser votadas.

-Para que las mujeres elijan libremente si quieren o no ser madres. Para que puedan conciliar su maternidad con su vida laboral, para que no las despidan del trabajo ni las castiguen por su maternidad.

-Para que los hombres puedan conciliar la paternidad con su vida laboral, para que puedan participar activamente en las tareas de cuido, para que puedan ejercer sus derechos como padres sin que sea penalizado social o económicamente por ello. 

-Para que los hombres puedan dar y recibir afecto en público sin miedo a que les insulten o les desprecien comparándolos con niñas o gays .

-Para que los hombres puedan tener relaciones bonitas con mujeres libres y autónomas.

-Para que los hombres puedan tener relaciones bonitas con otros hombres, y las mujeres con otras mujeres, sin sufrir castigos o discriminación.

-Para que las mujeres y los hombres críen a sus hijos e hijas en igualdad de condiciones y buen trato. 

-Para que las mujeres no tengan que verse oprimidas por los mandatos de género, para que nadie les imponga un modelo de mujer, y para que puedan elegir el tipo de feminidad que más les apetezca, o bien construir el suyo propio.

-Para que los hombres se sientan libres de patriarcado. Que puedan expresar sus sentimientos sin miedo, que aprendan a resolver sus problemas sin violencia, que puedan liberarse del miedo a no dar la talla como macho alfa. 

-Para construir un mundo mejor, más pacífico e igualitario 

- Para desmontar el amor romántico e inventar otras formas de querernos, de organizarnos, y de relacionarnos. 







21 de junio de 2012

"Madonna no ha leído a Marx"




Esta entrevista que me hizo Diagonal sirvió para el reportaje que Irene G. Rubio y Víctor Lenore han publicado sobre su figura preguntando a investigadores/as del mundo del feminismo y la teoría audiovisual: June Fernández, María Bilbao, María PTQK, Eloy Fernández Porta, Nacho Moreno y servidora: Madonna, ¿icono feminista o tótem consumista?



He aquí la entrevista entera y unas fotitos de la Reina del Pop:

IRENE DIAGONAL. ¿Consideras a Madonna un icono feminista? ¿Crees que su figura contribuye al empoderamiento de las mujeres o que más bien refuerza estereotipos patriarcales?

Coral Herrera-. Madonna es un icono de los 80, y yo de pequeña enloquecía con sus canciones y vídeos. Ella escogió la figura de la mujer mala para escandalizar a la sociedad puritana estadounidense, siguiendo la línea de mujeres rebeldes que van desde la desobediente Lilith hasta la díscola Amy Whinehouse.  En medio están las sirenas, las mujeres vampiras, las mujeres lobas, las serpientes, las harpías, las femmes fatales; Madonna de rubia rompe con el estereotipo de mujer buena imitando a Marylin Monroe, pero despojando su figura de toda candidez e ingenuidad.

Y sí, contribuyó a masificar la postrevolución sexual, se mostró como una mujer libre que disfruta de su sexualidad, que ejerce su poder en la cama, que juega con alegría a propagar el erotismo y la bisexualidad. Y si, contribuyó al empoderamiento femenino de unas cuantas mujeres occidentales, heteros y lesbianas de clase media, pero ese empoderamiento no es feminismo, porque es individualista. Su trabajo es un canto al ego femenino, pero no promueve la unión entre mujeres para luchar por sus derechos. Nunca se ha posicionado políticamente con respecto a la igualdad de derechos, a la conciliación laboral y familiar, el aborto, los asesinatos de mujeres en todo el planeta, la ablación genital, la violencia de género. Es decir, no vemos a Madonna apoyar causas feministas, y en cambio dedica muchos de sus ingresos en obras de caridad; no hay un deseo real en ella de transformar un sistema que no sirve. Porque a ella sí le sirve.



23 de mayo de 2012

EL FEMINISMO NO MUERDE






Por eso la imagen colectiva de las feministas es que somos mujeres protestonas, radicales, cabezonas, masculinas, lesbianas, amargadas que luchan por arrebatar el poder a los hombres para somterlos. 

La realidad es que los femenismos son una extensión de la lucha por los derechos humanos; si el ecologismo se centró en los derechos de la naturaleza, de los animales y del medioambiente, los feminismos se centraron en la lucha por la igualdad y el fin de la discriminación y la violencia contra las mujeres. Por eso hoy mujeres y hombres hemos de declararnos feministas con orgullo, porque estamos trabajando mucho para destripar los estereotipos y los roles asociados a hombres y mujeres, porque somos también pacifistas, no violentas, y estamos enredadas en el ecofeminismo, tejiendo redes para construir un mundo mejor.



Fuente de la noticia: 


Fuente de la foto: 



Artículos relacionados: 

CITAS FEMINISTAS





4 de mayo de 2012

Marcela Lagarde y el Amor Romántico



Marcela Lagarde es una antropóloga feminista mexicana, Catedrática de la UNAM y autora de muchos libros sobre feminismo. Ella acuñó el término "feminicidio" y está trabajando duramente por  incluir este delito dentro del Código Penal de su país.  

Pude conocerla en el Congreso Gefedi de Costa Rica y me enamoré locamente de ella durante la charla que sostuvimos durante horas en una noche preciosa de luna llena. Fue maravilloso escucharla hablar sobre la necesidad de eliminar la rivalidad y la desconfianza entre las mujeres, lo importante que es querernos, apoyarnos, tejer redes de comunicación y solidaridad, trabajar juntas por un mundo mejor. 


Marcela es una mujer bella y sabia. Tiene una energía especial, una mirada serena sobre el mundo, mucha pasión y una gran calma. No solo es una persona culta, sino que posee una gran inteligencia emocional. A mí me parecía una auténtica chamana cuando estuvo en el atril hablando para 400 mujeres de todos los países. 

Ana Lucía Fernández, Marcela Lagarde, Coral Herrera (todas hechas polvo después del Congreso)

Estando con ella me sentí, sin embargo, como si estuviera con una amiga de toda la vida, solo que con mucha más experiencia y lecturas que yo. Cuando nos encontramos el primer día no nos habían presentado aún, y yo la había leído mucho pero no sabía como era físicamente. Así que cuando se acercó al grupo le saludo y le pregunto que de qué país viene, me dice que de México, que su nombre es Marcela. 
Yo le sonreí dándole la bienvenida y de pronto me vino a la mente una luz  esplendorosa. Casi grité: ¿Lagarde?. Y se dejó estrujar entre mis brazos mientras le decía, llena de alegría: "No sabes la de meses que hemos pasado juntas mientras hacía la tesis".

Y es que leer a autoras vivas y poder charlar con ellas es un auténtico privilegio histórico. Y de pronto sentirla tan cercana me conmovió aún más, porque tenemos una tendencia a la idolatría que en el fondo es insana. Por eso al relajarme pude profundizar  más en la conversación, y aunque yo seguí sintiendo que aquello era un regalo de la vida, también me sentía como si nos conociésemos desde siempre. 

Nos contamos muchas vivencias amorosas del pasado y del presente, nos reímos un montón hablando sobre lo jodido que es estar enamorada, y lo bonito que se siente. Hablamos del amor como esclavitud y como liberación, de las contradicciones entre la cultura romántica que nos invade y el feminismo en el que militamos, sobre la autonomía y la soledad, la dependencia y la libertad.  Ambas admitimos que queda mucho para que la estructura patriarcal desaparezca de nuestros sentimientos, emociones y deseo, pero decidimos ser optimistas; brindamos con nuestras copas de vino por las grandes historias de amor, y por la  lucha feminista de hombres y mujeres en nuestro tiempo presente. 


Este es el libro que estoy devorando: 

"Claves feministas para la negociación en el amor"

"El sujeto simbólico del amor en diversas culturas y épocas ha sido el hombre y los amantes han sido los hombres. La mujer, cautiva del amor, ha simbolizado a las mujeres cautivas y cautivadas por el amor. Se trata del amor patriarcal y de los amores patriarcales.

En efecto, los cautiverios de las mujeres se han estructurado en torno al amor que envuelve la sexualidad erótica y procreadora. La maternidad, la filialidad, la conyugalidad, la familiaridad y la amistad, implican al amor considerado inmanente de las mujeres. Sexo, sexualidad y amor  son una tríada natural asignada a las mujeres. Son la esencia del mito sobre la naturaleza femenina..."

Podéis descargaros el texto gratis aquí: 

http://sidoc.puntos.org.ni/publicacionesptos/documentos/claves-feministas.pdf


O verla en: 






más info:

Su perfil en Wikipedia:
 http://es.wikipedia.org/wiki/Marcela_Lagarde


Entrevista a Lagarde en Mujeres en Red: 
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1228


30 de abril de 2012

Mujeres en la Prehistoria: mitos, estereotipos y roles de género






La serie de dibujos animados "La familia Picapiedra", está basada en la idea de que la desigualdad de nuestra sociedad es universal y eterna, es decir, que las jerarquías y las divisiones existen desde el principio de los tiempos. Por eso pensamos y representamos a nuestros antepasados aplicando los esquemas de nuestra cultura: las mujeres limpiaban la cueva y cocinaban en ella, muy felices, y los hombres salían a buscar alimentos, arrastraban a sus mujeres de los pelos y las defendían de otros ataques, siendo los responsables de la seguridad del poblado. 

Esta visión estereotipada de la Prehistoria es el resultado de nuestra mirada patriarcal sobre el pasado, porque suponemos que la dependencia emocional femenina es "natural", que nuestra forma de organizarnos ha sido siempre la misma, y que la pareja es la base fundamental de todas las comunidades humanas. Sin embargo, los estudios antropológicos con enfoque de género han dado al traste con esta visión estereotipada de los inicios de la Humanidad.

Leyendo los estudios en torno a la materia, es imposible imaginar que una mujer prehistórica pudiese estar encerrada en la cueva por voluntad propia esperando a su compañero, y suspirando por tenerle cerca. Cabe suponer que las relaciones amorosas de entonces eran más libres e igualitarias porque no estaban marcadas por la necesidad de las mujeres de tener a un hombre proveedor de recursos. 


2 de marzo de 2012

Celebrando el 8 de Marzo




Estoy muy ilusionada porque un texto mío ha dado lugar a este cartel, diseñado por Ana Pérula, feminista de Córdoba, a partir de una cita mía. 



"El feminismo no quiere imponer un matriarcado basado en la violencia contra el hombre, como ha sido el patriarcado hasta ahora. No desea dejarlos sin voto, ni violarlos en las guerras, ni mutilar sus genitales en pro de una tradición cultural, ni confinarlos en el ámbito doméstico, ni quiere matarlos por adulterio. El feminismo
no pretende que los hombres sean propiedad de sus madres y luego de sus mujeres, ni desea que los hombres cobren salarios más reducidos, ni tampoco querría desterrarlos de las cúpulas de poder mediático, empresarial y político. No quiere traficar con cuerpos masculinos para el disfrute de los femeninos, ni desea que los niños varones estén desnutridos o abandonados en orfanatos, ni, por supuesto, promovería su marginación social o económica. Tampoco vetaría que los niños varones pudiesen ir a la escuela, ni les prohibirían el acceso a la sanidad y la Universidad. Comprendan que eso es una locura que no promueve el feminismo".

Coral Herrera Gómez


La usarán para celebrar el 8 de Marzo, y yo feliz porque me parece un mensaje pacifista que llama al fin de la guerra entre sexos, y porque derriba la imagen estereotipada del feminismo como hembristas odiadoras de hombres. El feminismo es una extensión en la lucha por los derechos humanos que no pretende someter a los hombres, quiere caminar con ellos de la mano. 






Esta cita fue publicada en el libro Feminismo para no feministas, de Rosario Hernández Catalán.

La escribí en el artículo: 
El feminismo en la educación y la cultura


22 de enero de 2012

El mito de la belleza femenina: crónicas de una tiranía posmoderna





La belleza de la mujer no ha sido venerada y consagrada en todas las sociedades ni en todas las épocas históricas. Prueba de ello son las sociedades prehistóricas investigadas por Margaret Mead, quien constató que en diversas tribus las marcas decorativas viriles se manifiestan con mayor vistosidad que las de las mujeres. Entre los tchambuli, en Oceanía, son los hombres quienes lucen los más bellos adornos y quienes se preocupan más de su aspecto. Para los massa y los mussey, en África, “el hombre constituye el punto de mira de la estética corporal”. Según Mead, entre los maoríes, los hombres exhiben tatuajes más recargados y densos que los de las mujeres; entre los wodabé del Níger, durante la celebración de una fiesta, son las mujeres las que eligen al hombre más guapo de la tribu (foto de abajo),





En las sociedades patriarcales el ideal de belleza femenina ha ido variando según las épocas, sus necesidades, sus gustos estéticos y modas. A lo largo de la historia de nuestra sociedad occidental, la mujer ha sido representada de formas muy variadas e incluso en el siglo XX, hemos tenido modelos a seguir contrapuestos: 

las alegres carnes de Marylin Monroe, 


y el cuerpo esquelético y enfermo de Kate Moss. 





Durante siglos, han sido en su mayoría hombres los que han creado los modelos de belleza a través de la fotografía, la escultura, la pintura, el cine, la publicidad. 

Hombres son, también, los que invierten en la carrera profesional de determinadas modelos y actrices, los que organizan concursos de belleza femenina como las galas de misses, los cirujanos plásticos, los diseñadores que exigen la talla 60-90-60, los dueños de la industria de la cosmética y la belleza, los dueños de las clínicas de  cirugía estética, de las colecciones que se lucen en las pasarelas de moda








Giorgio Armani




Las mujeres hemos asumido y rechazado esos cánones de belleza idealizada en diversos grados a lo largo de la Historia. Algunas han sufrido y siguen sufriendo verdaderas torturas físicas 


como la exigencia de tez blanca para las negras 




                                                                                           Beyoncé 




o la tez morena para las blancas,





 el culto de los pies menudos en China (se constriñen los pies hasta deformarlos), 








el uso del corsé del siglo XIX, causante de numerosas enfermedades; 






los aros alrededor del cuello y las anillas de metal soldadas a los tobillos (habituales en algunas tribus de distintas zonas de África y Asia); 






el uso del pesado chador de las musulmanas o del peligroso burka entre las afganas






Todos ellos son mecanismos que tienden a reducir la movilidad de las mujeres, y por tanto, su autonomía a la hora de moverse con libertad o ganarse la vida trabajando.




Evolución histórica de la belleza femenina



Las primeras  representaciones simbólicas femeninas del Paleolítico y el Neolítico son, en su mayoría, símbolos de fecundidad y fertilidad. A menudo son representadas en forma de estatuillas de piedra con formas voluptuosas y redondeadas, o con grandes vientres y generosos pechos nutricios. 












En la Antigüedad, los poetas griegos rindieron numerosos homenajes a la hermosura femenina, y subrayaron su poder a un tiempo maravilloso y temible. Las diosas del Panteón (Hera, Artemisa, Atenea, Afrodita) son descritas como la quintaesencia de la belleza. Safo escribió poemas apasionados en honor del cuerpo femenino, y los escultores representaron como nunca antes las formas físicas de la mujer. La belleza femenina se impuso como una fuente de inspiración para los artistas, aunque también es considerada como un peligro para los hombres.

Según Lipovetsky (1999), para los griegos la mujer era “una terrible plaga instalada entre los hombres mortales, un ser hecho de ardides y de mentiras, un peligro temible que se oculta bajo los rasgos de la seducción”. Abundan los textos que enumeran los vicios femeninos y colman de reproches las estratagemas de que ellas se valen para seducir a los hombres. A pesar de ello, en Grecia son más frecuentes y numerosas las expresiones de admiración hacia la perfección física viril; dan testimonio de ello la poesía homosexual, los diálogos de Platón, los bellos desnudos de las esculturas masculinas,  los epigramas homosexuales, las inscripciones en las paredes...

También la tradición judeocristiana se caracterizó por poner en el índice la belleza femenina: en la Biblia, la hermosura de las heroínas (Sara, Salomé, Judit) está cargada  de poder de seducción y engaño. 








Durante toda la Edad Media, y bastante más allá, se prolongó esta tradición de hostilidad y recelo hacia la belleza femenina. Sólo la Virgen María, cuyo culto y representaciones iconográficas se disparan a partir del siglo XII, se libera de este tratamiento y posee la inocuidad de la belleza pura.










Según Lipovetsky, cuando surge la división social entre clases ricas y clases pobres, las mujeres exentas del trabajo se convierten en el centro de la idealización femenina por parte de los hombres : “Mujeres ociosas, mujeres hermosas; en lo sucesivo la hermosura será considerada incompatible con el trabajo femenino”.

Estas mujeres, gracias al tiempo libre y a los recursos económicos de los que disponían, pudieron dedicarse a maquillarse, depilarse, a peinarse con sofisticadas técnicas, a usar adornos y joyas. Las campesinas y trabajadoras de las urbes (es decir, la gran mayoría de mujeres del planeta) no adoptaron estos patrones de belleza hasta el siglo XX, cuando se democratizó el uso de cosméticos y el cuidado de la estética femenina dado que se abarataron los productos y la publicidad se encargó de obsesionar a muchas mujeres del mundo con sus propios cuerpos. El coste para ajustarse a los patrones de belleza impuestos por los grupos empresariales que se han dedicado a declarar la guerra a la edad, la grasa, las imperfecciones, las pequeñeces, las deformidades, las singularidades de los rostros, es, en ocasiones demasiado alto porque va minando los recursos económicos y las autoestimas de las mujeres víctimas de la tiranía de la belleza.


Lipovetsky expone que es durante los siglos XV y XVI cuando la mujer se impone como el ser más hermoso de la creación: los encantos femeninos alimentan los debates filosóficos, inspiran a pintores, escultores y poetas. Proliferan los himnos inflamados a la belleza al tiempo que se esfuerzan con renovado vigor por definirla, normalizarla, por clasificarla. La representación de la mujer tumbada causa furor entre los artistas, que representan a las féminas siempre en posiciones pasivas, entregadas a la mirada deseante de los hombres.

En el siglo XIX, el modelo de belleza será el de la mujer romántica: la mujer enferma de amor, de tisis o de tuberculosis. Fémina de belleza pálida, mejillas y labios sonrosados por la fiebre, de una delgadez extrema. Este tipo de mujeres se representan frágiles, vulnerables, atormentadas y debatiéndose entre la inocencia y la destrucción.



En el siglo XX, tras la belleza inquietante y enigmática de la femme fatale, 






comienza la época de las Venus con vaqueros; es un tipo de belleza adolescente, lúdica, pop, dinámica, sexy, directa y desumblimada:

 “La belleza vampiresa de Marlène Dietrich, (con sus ojos insondables cargados de rímel, sus atuendos sofisticados, sus largas boquillas, su feminidad era inaccesible y destructora), nada tiene que ver con la nueva belleza de la pin up desdramatizada que Marilyn Monroe elevó a la categoría de mito; una mujer sensual, ingenua, con alegría de vivir, tierna, joven, encantadora” (García Calvo, 2000).





Ya en el siglo XX, la cultura de masas logra que la belleza como ideal de feminidad invada la vida cotidiana. Lourdes Ventura cree que este fenómeno trasciende la cuestión estética porque posee una dimensión política y económica que queda invisibilizada a través de la cultura massmediática“Existe un poderoso mercado, de innumerables tentáculos, que difunde y promociona urbi et orbe sus consignas estéticas a través de un sofisticado engranaje publicitario y mediático sin precedentes en la mercadotecnia contemporánea. Nadie en la aldea global puede escapar al bombardeo de los anunciantes, y menos que nadie las mujeres, que se han convertido en el objetivo prioritario de uno de los sectores que más invierte en publicidad”.



Detrás de la obsesión por la belleza femenina existen unas poderosas empresas como la industria cosmética, la moda en ropa y complementos (desde la alta costura a la moda pret a porter, la publicidad, los medios de comunicación (sobre todo la prensa femenina), la cirugía estética (con un elevado número de “profesionales piratas” denunciados por los facultativos colegiados), los centros de mantenimiento (ejercicio, masajes, saunas), las clínicas e institutos de tratamientos estéticos, etc. Todo ello forma parte de una maquinaria económica que aspira a dirigir el consumo e invoca la idea de belleza asociada a felicidad, éxito y placer.

El problema de la industria de la belleza no es sólo la cantidad de dinero, tiempo y energía que las mujeres invierten en ella, sino también el coste psicológico que conlleva, pues el consumo de belleza nunca se satisface a sí mismo, y el mercado siempre apunta hacia nuevos defectos, aportando nuevas soluciones.



Los imperativos de esta industria (conservarse delgada, joven y en forma) han llegado a constituir una obsesión para muchas mujeres, lo que Ventura (2000) denomina “la tiranía de la belleza”:

“No es aventurado declarar que las mujeres están siendo sometidas a un permanente acoso publicitario, un abuso psicológico letal, sistemático y continuado, vehiculado por la televisión, las revistas femeninas y suplementos correspondientes de diarios y semanarios de información general que no tienen otro objeto que la incitación a un consumo masivo de productos y servicios relacionados con la belleza”. 





El hecho de que la mayor parte de los medios de comunicación sólo de trabajo a mujeres bellas y esbeltas (aún no hemos visto a mujeres feas o gordas presentando un telediario o un concurso), denota que esa obsesión ha sido creada en la cultura mediática, que siempre premia a las mujeres hermosas como representantes de la modernidad, la felicidad,  el éxito social y económico, la bondad y, en general, los valores positivos de la sociedad de consumo. 


Las señoras poco agraciadas u obesas en cambio representan la dejadez, la pereza, el fracaso, o la maldad; una notable excepción es la serie norteamericana Rosseane, en la que los protagonistas era una familia de gordos más o menos felices que practican una sana ironía con toques de humor negro.



Esta discriminación social  tiene su correlato en multitud de profesiones en los que la imagen femenina es fundamental, como todas las que tienen que ver con un trabajo cara al público: azafatas, recepcionistas, secretarias, dependientas, profesoras, cajeras, cargos públicos y empresariales (altos cargos especialmente)… 


La belleza es, en un mundo en el que la demanda de empleo es inagotable, un motivo de discriminación para las mujeres a la hora de desempeñar un trabajo, cosa que no sucede con los hombres, cuyo currriculum es más importante que su escote, o su trasero.

La norma general en la cultura mediática es  atacar a las mujeres y minar su autoestima, para inducirlas a consumir productos de belleza y adelgazamiento. Jerry Della Femina, uno de los grandes publicitarios de la Avenida Madison de Nueva York, declaraba: “Anunciar es hurgar en heridas abiertas… Miedo. Ambición. Angustia. Hostilidad. Usted menciona los defectos y nosotros actuamos sobre cada uno de ellos. Nosotros jugamos con todas las emociones y con todos los problemas (…) Si se logra que un número suficiente de gente tenga el mismo deseo se consigue un anuncio y un producto de éxito”.



Según Lourdes Ventura, la corporalidad femenina es para los anunciantes un campo de batalla, un lugar donde el “yo dividido” se fragmenta en múltiples territorios sobre los que actuar y pelear. Por eso se presenta un tratamiento anticelulítico como un ataque especial zonas rebeldes”; una crema adelgazante que ataca directamente los excesos”, un método que combate eficazmente las marcas antiestéticas de la celulitis”, otro anticelulítico que elimina la piel de naranja, o el HCM “que se opone a la acción de los azúcares responsables de la degradación del tejido celulítico”.

Los artículos de belleza decretan una guerra sin cuartel a las supuestas imperfecciones femeninas en estos términos: “Lucha contra los kilos de más”; “para acabar con la celulitis hay que atacarla en todos los frentes”, “stop a las grasas”; “Jaque mate a la pérdida de firmeza”, “Desafío a la flaccidez”. Este lenguaje bélico anti y en contra de todo, vacía de sentido los logros profesionales, afectivos, familiares o económicos de las mujeres, según Ventura, y socavan su seguridad esencial, porque las dispone a la guerra contra sí mismas (contra sus arrugas, sus michelines, su celulitis, sus imperfecciones cutáneas, etc.).


Esto supone que las mujeres que no son bellas y jóvenes, sexys y delgadas, ven su autoestima socavada y se autocensuran continuamente, influyendo de forma negativa en su propia personalidad, gustos y capacidad de decidir. En la actualidad, ocho de cada diez americanas en torno a los 18 años se declaran “muy insatisfechas” con su propio cuerpo. "Las imágenes superlativas de la mujer vehiculadas por los medios de comunicación acentúan el terror a los estragos de la edad, engendran complejo de inferioridad, vergüenza de una misma, odio al cuerpo” Lipovetsky, 1999.


Ventura afirma, en este sentido, que si es  posible que una mujer llegue a odiar una porción de su anatomía porque tiene unos gramos de más según los cánones del mercado, será sencillo manipularla en cualquier otro terreno. Porque mantenerse en forma o estar bella son auténticas filosofías de vida, estilos vitales que sitúan a la mujer en unas prácticas consumistas que sólo beneficia a las más bellas, pero no al total de las mujeres del mundo. 


Sólo un 8% de las féminas cumple con los cánones de la belleza occidental, de modo que el resto tiene que vivir con algún tipo de complejo o imperfección que afecta a sus vidas en diferentes grados e intensidades. Según Ventura, sólo en Francia hay registradas 3.000 modelos, de las cuales apenas una minoría puede vivir de ello.





Muchas teóricas defienden la idea de que la cultura del bello sexo presenta en nuestros días todos los rasgos de un culto religioso, un dispositivo litúrgico en el seno mismo de las sociedades liberales desencantadas. Kim Chernin ve en la obsesión con la delgadez la prolongación de los valores ascéticos milenarios, una expresión de odio contra la carne, idéntica a la que profesaban los teólogos de la Edad Media.
Naomi Wolf habla de la “nueva Iglesia” que reemplaza a las autoridades religiosas tradicionales, del “Nuevo Evangelio” que recompone ritos arcaicos en el plena posmodernidad, que hipnotiza y manipula a los fieles, que predica la renuncia a los placeres de la buena mesa y culpabiliza a las mujeres por medio de un catecismo cuyo centro es la diabolización del pecado de la grasa.

“Como todos los cultos religiosos, la belleza tiene sus sistemas de adoctrinamiento (la publicidad de los productos cosméticos), sus textos sagrados (los métodos de adelgazamiento), sus ciclos de purificación (los regímenes), sus gurús (Jane Fonda), sus grupos rituales (Weight Watchers), sus creencias en la resurrección (las cremas revitalizantes), sus salvadores (los cirujanos plásticos)” (Lipovetsky, 1999).


Los mitos de la religión de la belleza se encarnan en la figura de la top model, de la que conocemos sus nombres y apellidos. Fue una figura creada para seducir a las mujeres, una figura destinada a estimular la admiración y el consumo femenino de moda, cosméticos, etc. Según Enrique Gil Calvo (2000), la modelo se exhibe como representación pura, seducción superficial, narcisismo frívolo:

 “La apoteosis de las top models viene a coronar un ideal de belleza física definitivamente fuera del alcance de la mayoría, al igual que un sueño cada vez más insistente de juventud eterna. Las modelos no son ni irreales ni ficticias, sino recompuestas y surreales: “Ni siquiera yo me parezco a Cindy Crawford cuando me levanto por la mañana”, decía la Crawford recientemente”.

En los años 90, las musas de la moda sustituyeron a las grandes estrellas de cine en el pedestal de la belleza e invadieron el espacio mediático y social, especialmente a través de la publicidad. Se llevó a cabo una mitificación de esta profesión a partir de top models archimillonarias como Claudia Schiffer, Naomi Campbell, o Linda Evangelista, que declaraba: “Nunca nos levantamos por la mañana por menos de diez mil dólares”.

A pesar de que las mujeres saben que las medidas 60-90-60 son casi imposibles para ellas, y que muy pocas cumplen con este absurdo requisito de belleza, y aunque saben también que las top model están operadas y sus imágenes retocadas con programas mágicos como PhotoShop, es muy difícil para algunas no compararse a diario con ellas. La principal razón es que invaden todos los espacios y las narraciones a través de la publicidad, y que los hombres y ellas mismas admiran este tipo de mujeres de belleza escultural.

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Este culto a la belleza y sus mitos supone una violenta reacción contra la liberación política, social y económica de la mujer, según Naomi Wolf (1991). Esta autora,  basándose en un dato revelador (33.000 mujeres norteamericanas manifestaron en las encuestas que preferían rebajar cinco o siete kilos de peso antes que lograr cualquier otra meta en la vida), asegura que la dieta es el más potente de los sedantes políticos de la historia de las mujeres.



La moda de la belleza es un anestesiante social. En la cultura del narcisismo y del culto al cuerpo, las mujeres y los hombres están más preocupados por su estética que por sus derechos laborales. La obsesión por estar delgada, joven, sin arrugas, sin defectos, sirve para que las mujeres estén centradas en si mismas antes que en las calles luchando por sus derechos sexuales y reproductivos, por la igualdad entre hombres y mujeres, por salarios dignos, etc. 


Un spa relajante y una limpieza facial son, a menudo, bálsamos contra la sobrecarga laboral y familiar, ayudan a seguir la lucha diaria, pero no cambian el sistema, ni ayudan a las demás mujeres. Son siempre soluciones individualizadas contra el estres o la grasa, nunca contra la tiranía que esclaviza nuestros cuerpos y mentes.


Conceptos como “quiero mantenerme en forma”, “ponerme guapa”, "agrandarme las tetas" son fenómenos de consumo; pero su dimensión económica está invisibilizada, porque parece una necesidad vital, o un deseo tan cotidiano que no parece lo que es: una enorme industria de pintauñas, cremas depilatorias, perfumes, desodorantes, maquillaje, clínicas de adelgazamiento, peluquerías, quiromasajistas, implantes de silicona, chutes de botox, tratamientos de relax, diseño de ropa de moda, de complementos, de zapatos, de bolsos. Industria que no tiene pérdidas porque cada vez más, las mujeres nos centramos en la lucha contra la edad, los kilos, los pelos. 


La publicidad no hace otra cosa que recordarnos que somos bajitas, demasiado altas, gordas, demasiado delgadas, canosas, cojas, rellenitas, que tenemos pocas tetas, que hay muchas mujeres más guapas que nosotras, y que los hombres las prefieren a ellas, porque con su belleza artificial atraen el deseo masculino, y nosotras con bigote, cartucheras, culo pollo, descolgamientos, piernas cortas, pies planos, dientes saltones, etc. nunca podremos llegar a ese nivel. Por eso nos autocensuramos, nos maquillamos, usamos tacones, por eso compramos cremas reafirmantes y nos arrancamos todos los pelos de cuajo. 

La tiranía de la belleza oculta la necesidad de la industria de que las personas consuman masivamente sus productos y servicios. En lugar de suplicar “compre usted esto”, la publicidad y los medios nos hacen creer que lo hacemos por nosotras mismas, para gustarnos y gustar a los demás, y que además "gustar" es algo natural en  nosotras, algo consustancial a la feminidad.




 También es cierto que progresivamente esta industria ha comenzado a atacar a los hombres, pero de momento las principales consumidoras de la industria de la belleza son mujeres, especialmente en ámbitos rurales, donde existen muy pocos hombres metrosexuales. Este término se utiliza en la actualidad para designar a los varones excesivamente preocupados por su aspecto físico, hombres que se cuidan de igual forma que las mujeres y consumen productos y servicios de belleza (gimnasios, saunas, clínicas de belleza, depilación láser, cirugía estética, cremas, bases de maquillaje, afeites, etc.).

Pocos llegan, sin embargo, a este extremo: 




Otros artículos de la autora:


La tiranía de la edad, de los pelos y de los kilos







Bibliografía utilizada: 

1)     Bou, Nuria: “Diosas y tumbas. Mitos femeninos en el cine de Hollywood”. Icaria, 2006. 

 2)   Gil Calvo, Enrique: “Medias miradas. Un análisis cultural de la imagen femenina”, Anagrama, Barcelona, 2000.

3)   Lipovetsky, Gilles: “La tercera mujer”, Anagrama, Colección Argumentos, 1999.

4)      Mead, Margaret: “Masculino y Femenino”, Minerva Ediciones, Madrid, 1949 (1994).

5) Ventura, Lourdes: “La tiranía de la belleza. Las mujeres ante los modelos estéticos”,  Colección Modelos de Mujer, Plaza & Janés, Barcelona, 2000.


Coral Herrera Gómez Blog

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