Por eso la imagen colectiva de las feministas es que somos mujeres protestonas, radicales, cabezonas, masculinas, lesbianas, amargadas que luchan por arrebatar el poder a los hombres para somterlos.
La realidad es que los femenismos son una extensión de la lucha por los derechos humanos; si el ecologismo se centró en los derechos de la naturaleza, de los animales y del medioambiente, los feminismos se centraron en la lucha por la igualdad y el fin de la discriminación y la violencia contra las mujeres. Por eso hoy mujeres y hombres hemos de declararnos feministas con orgullo, porque estamos trabajando mucho para destripar los estereotipos y los roles asociados a hombres y mujeres, porque somos también pacifistas, no violentas, y estamos enredadas en el ecofeminismo, tejiendo redes para construir un mundo mejor.
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