Uno de los dilemas éticos más importantes a los que nos enfrentamos en el ámbito del amor y las relaciones de pareja es cómo tratamos a los hombres y a las mujeres que se sienten atraídos por nosotras/os.
Este dilema lo tienen igual las personas solteras que las que están emparejadas o casadas: ¿qué hacer cuando alguien se ha enamorado o se está enamorando de tí, y tú no?
Bueno, en un mundo simple y sencillo te sientas a hablar con franqueza con la otra persona y le dices con honestidad que tú no te has enamorado o no sientes lo mismo, y que no estás en el momento de querer formar una pareja.
Suena fácil, ¿verdad? Pero la realidad es más compleja.
Si la otra persona no te ha hablado de sus sentimientos ni ha expresado su amor, pero tú notas que está muy enganchada/entusiasmada/fascinada contigo, ¿cómo le dices que tú no le correspondes?
Si la otra persona finge que estáis construyendo "solo" una amistad, aunque sea "especial" o "intensa", entonces la cosa se complica.
Hacer como que no está pasando lo que está pasando no ayuda en nada.
Lo que sí nos puede ayudar mucho es hacernos estas dos preguntas:
1) ¿cómo me gustaría que me trataran a mí si yo estuviera en su lugar?
2) ¿será que me gusta tener pretendientes y disfruto sabiendo que sufren por mí?
Porque tener pretendiente(s), no sólo nos sube la autoestima, también nos hincha el ego, aumenta nuestro prestigio y nos da mucho poder.
Vivimos en una cultura en la que unas personas valen más que otras. En la jerarquía las personas con más poder son las que tienen gente a su servicio, y las que pueden usar a los demás a su antojo. Conquistar corazones no solo aumenta nuestro valor, también nuestro rango dentro de la jerarquía social. Por eso hay hombres y mujeres que se sienten superiores a los demás y hasta presumen de ello, porque les encanta despertar la admiración y la envidia de los demás.
A las niñas desde pequeñas se les enseña que su valor reside en su atractivo sexual y su belleza, y a los niños se les enseña que las mujeres son objetos a través de los cuales puedes demostrar lo macho que eres. El patriarcado les dice: cuantas más mujeres te deseen, cuanto más se peleen por ti, cuanto más compitan entre ellas por ti, más deseable y viril pareces.
El mensaje para las mujeres es: cuanto más deseo despiertas, más ganas tienen los machos de llevarte a la cama, y más posibilidades tienes de enamorar al mejor (al más guapo, al más fuerte, al más inteligente, al más rico, etc)
La gente más egocéntrica e insensible no tiene ningún tipo de empatía por sus enamorados/as: coleccionan pretendientes como si fueran cosas, y les importa muy poco si sufren.
La mayoría se justifica afirmando que el problema no es suyo, sino del que se ha enamorado. Pero aquí la responsabilidad es compartida: es un problema de ambos. Y también es un problema colectivo, porque genera muchísimo sufrimiento.
Si alguna vez has estado con alguien que ha jugado con tus sentimientos o te ha utilizado para sentirse deseado/a o amado/a, sabes de qué te estoy hablando. Es muy doloroso estar intentando seducir a alguien que no quiere nada contigo, pero que no lo deja claro y siempre abre una puerta o una ventana a la esperanza.
¿Cuántas veces has escuchado que la esperanza es lo único que se pierde? Este dicho popular es un mecanismo para mantener a la gente de rodillas y sufriendo durante meses o años. La realidad sin embargo es que si alguien no se siente fascinado y no se enamora de ti al principio, es muy difícil que se enamore más adelante.
Es una pérdida de tiempo horrible amar a quien no te corresponde. Las personas que peor lo pasan son las que sufren de dependencia emocional: si se enganchan a alguien se someten a la otra persona y se conforman con migajas. Muchos esperan ser recompensados/as porque en muchas películas románticas el que ama "de verdad" y sufre mucho, al final obtiene su premio.
¿Cuantas pelis has visto basadas en el esquema "al final él se dio cuenta"? Una de las dos personas se enamora locamente y tiene que pasar toda la trama esperando a que la otra persona "se de cuenta" de que él o ella es el amor de su vida.
Y siempre los finales son felices: "el que la sigue, la consigue"
En estas "tramas románticas" a nosotras generalmente nos toca esperar, y a ellos les toca insistir y acosar.
Hay gente que es capaz de estar años esperando o acosando.
El engaño es doble: nos engañamos a nosotros mismos y nos engañan haciendonos creer que en algún momento puede suceder el "milagro romántico". La otra persona no quiere nada pero nos engaña haciendonos creer que sí que podría haber algo, y nosotras/os nos engañamos también y nos aferramos a la esperanza. Cada gesto, cada palabra de la otra persona, alimenta ese estado de esperanza, que puede alargarse meses o incluso años.
Esta falta de reciprocidad somete al enamorado o enamorada: cuanto mayor es la dependencia emocional y el autoengaño, más sumisos son.
Para la persona amada es muy cómodo vivir así, con uno o varios pretendientes pendientes de sus necesidades y sus deseos, pero para la otra persona puede ser un infierno. Especialmente cuando su gente querida trata de abrirle los ojos y hacerle ver que está siendo utilizado/o.
Duele mucho cuando dentro de tu corazón estás convencida de que es una cuestión de tiempo y que el final va a ser feliz. Y cuesta mucho aceptar: cuanto más fantaseamos con la relación, más dura nos resulta la realidad.
Mucha gente cree que si es complaciente, generosa y entregada logrará tarde o temprano conquistar el corazón del amado o la amada, porque nos hemos creído el mito de que el amor lo puede todo, y el mito de que tenemos poder para cambiar a quienes amamos.
Y es que muchas veces no se trata tanto de un tema de amor como de poder: las y los pretendientes también usan sus armas para dominar al amado, para manipularlo y para chantajearlo. Así empiezan muchas relaciones tóxicas y violentas, cuando intentamos domesticarnos mutuamente y batallamos para llevar a la otra persona a nuestro terreno.
¿Cómo evitar el sufrimiento cuando la relación no es recíproca?
Si estás enamorada y no te corresponden:
Sé humilde y aceptaló con deportividad. No insistas, no acoses, no te victimices: si no te aman, no te aman.
Si tienes pretendientes enamorados de ti:
No seas ambigüo, busca la claridad, usa la asertividad, controla tu ego, y sé honesto/a.
No es suficiente con ser sincero/a: "yo nunca le dije que sentía lo mismo", "yo nunca le hablé de amor", "yo siempre dejé claro que era una amistad"
Además hay que ser buena persona y ahorrarle todo el sufrimiento posible a los demás.
Las personas no son objetos que podamos coleccionar, ni son esclavos a nuestro servicio: no es justo que alimentemos y sostengamos una relación con alguien que tiene unos sentimientos y emociones muy intensos hacia nosotros.
No es justo porque lo que a ti te resulta cómodo a la otra persona puede resultarle muy doloroso.
Si no quieres nada con alguien que está enamorado/a de ti, entonces lo mejor es distanciarse durante un tiempo. Porque cuando hay atracción sexual y sentimientos románticos es imposible construir una amistad.
Y todos lo sabemos: solo podemos construir una relación bonita cuando todo es mutuo, y cuando las dos personas queremos lo mismo. En una relación desigual que genera sufrimiento no se puede construir nada. No es justo usar a alguien y jugar con los sentimientos de los demás para tú sentirte un dios o una diosa.
Piensaló: en realidad nadie necesita tener pretendientes. Nuestro valor como personas reside en nuestra bondad, nuestra integridad, nuestra honradez, nuestra forma de estar y de relacionarnos con los demás. No necesitamos personas esclavizadas por amor, no necesitamos aduladores, ni fans, ni siervos a nuestra disposición.
Cuando hablamos de poner los cuidados en el centro, nos referimos a esto: hay que cuidar a la gente y asumir la responsabilidad que tenemos en todas nuestras relaciones.
Si te toca ser la persona enamorada te toca ejercer la honestidad, ser realista para evitar el autoengaño, y poner en práctica el Autocuidado.
Si no eres correspondida no insistas: debes alejarte de la otra persona para no sufrir, al menos hasta que tu deseo y tu enamoramiento se diluyan o desaparezcan.
Es una cuestión de ética: somos responsables del sufrimiento que sentimos y del que generamos a los demás. Somos responsables de lo que hacemos, lo que decimos, y de los vínculos que creamos con los demás.
A veces hay que decirse adiós con mucha pena, pero creo que no hay otro modo de tratar bien a la gente y de evitar el sufrimiento en las relaciones sin reciprocidad.
Coral Herrera Gómez
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