Son muy pocos
Los hombres que no tienen miedo al amor y a las mujeres.
Son muy pocos
Los hombres que se atreven a quitarse la armadura, a mostrarse tal cual son, a compartir su intimidad y desnudez, y a mostrar su vilnerabilidad.
Son muy pocos
Los hombres dispuestos a quitarse la corona, abdicar del trono, renunciar a sus privilegios, y abandonar las estructuras de relación basadas en la dominación.
Son muy pocos
Los hombres que se relacionan de igual a igual y tratan a las mujeres como compañeras.
Son muy pocos
Los hombres que comparten las tareas de cuidados al cincuenta por ciento con sus parejas.
Son muy pocos
Los hombres que trabajan en su crecimiento y su desarrollo personal, y muy pocos los que se trabajan sus patriarcados para ser mejores personas.
Son muy pocos
Los hombres que piden ayuda cuando se sienten mal. Y muy pocos los que van a terapia a sanar las mutilaciones de la infancia y las heridas de las batallas de la vida.
Son muy pocos
Los hombres que saben cuidarse a sí mismos, y muy pocos los que saben cuidar sus relaciones con las personas más queridas. Y son muchos los que reciben cuidados sin darlos.
Son muy pocos
Los que se trabajan la honestidad y la sinceridad, y evitan usar el privilegio de la mentira y la doble vida.
Son muy pocos
Los hombres que aprenden a usar su poder para no abusar, y a controlar sus emociones para no hacer daño a nadie.
Son muy pocos
Los hombres que tienen autonomía total y no necesitan una criada. Y son muchos los que se aprovechan del amor de las mujeres de su vida.
Son muy pocos
Los hombres que leen y escuchan a mujeres, y los hombres que tienen referentes e ídolas femeninas. Son muy pocos los hombres que admiran a las mujeres importantes.
Son muy pocos
Los hombres que hablan y practican la igualdad, la ternura, los buenos tratos, la responsabilidad afectiva, los cuidados mutuos y el amor del bueno.
Son muy pocos
Los que crían a sus hijos y los que les educan desde los valores y principios de los derechos humanos, la igualdad, la libertad, el respeto, la empatía, la solidaridad, el apoyo mutuo, la cooperación y el trabajo en equipo.
Son muy pocos
Los hombres que están en contra de la explotación doméstica, sexual y reproductiva de las mujeres, y son muchos los que se benefician de ella.
Son muy pocos
Los hombres con capacidad para la autocrítica, para respetar los límites y para aceptar las derrotas.
Son muy pocos
Los hombres que aceptan con humildad y empatía un NO de las mujeres.
Son muy pocos
Los hombres que se atreven a hablar de sus abusos y agresiones, y a intentar reparar el daño causado.
Son muy pocos
Los hombres que se enfrentan a sus amigos o conocidos y se atreven a señalar su machismo y su misoginia.
Son muy pocos
Los hombres que se atreven a denunciar a los colegas de profesión cuando se enteran de que han abusado o agredido a las compañeras.
Son muy pocos
Los hombres que protestan por los femicidios de cada semana y las violaciones de cada día.
Son muy pocos.
Muy pocos.
Para construir un mundo mejor, más justo y pacífico, más igualitario y amoroso, hacen falta más hombres buenos, honestos, valientes y comprometidos.
Coral Herrera Gómez
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