La serie de dibujos animados "La familia Picapiedra", está basada en la idea de que la desigualdad de nuestra sociedad es universal y eterna, es decir, que las jerarquías y las divisiones existen desde el principio de los tiempos. Por eso pensamos y representamos a nuestros antepasados aplicando los esquemas de nuestra cultura: las mujeres limpiaban la cueva y cocinaban en ella, muy felices, y los hombres salían a buscar alimentos, arrastraban a sus mujeres de los pelos y las defendían de otros ataques, siendo los responsables de la seguridad del poblado.
Esta visión estereotipada de la Prehistoria es el resultado de nuestra mirada patriarcal sobre el pasado, porque suponemos que la dependencia emocional femenina es "natural", que nuestra forma de organizarnos ha sido siempre la misma, y que la pareja es la base fundamental de todas las comunidades humanas. Sin embargo, los estudios antropológicos con enfoque de género han dado al traste con esta visión estereotipada de los inicios de la Humanidad.
Leyendo los estudios en torno a la materia, es imposible imaginar que una mujer prehistórica pudiese estar encerrada en la cueva por voluntad propia esperando a su compañero, y suspirando por tenerle cerca. Cabe suponer que las relaciones amorosas de entonces eran más libres e igualitarias porque no estaban marcadas por la necesidad de las mujeres de tener a un hombre proveedor de recursos.