25 de abril de 2022

¿Estás cuidando tu futuro?



Vivimos creyendo que vamos a ser jóvenes para siempre, que vamos a gozar de buena salud toda la vida, que nuestras capacidades van a permanecer intactas hasta el final, y que de mayores nos cuidarán nuestros hijos e hijas, o pagaremos una residencia. Y sin embargo, es posible que no podamos ni pagar una residencia, ni ser cuidados/as en condiciones dignas. Piénsalo: el sistema no nos deja cuidar a nuestros bebés y a nuestros mayores: la mayoría de las personas adultas dedicamos la mayor parte de nuestra energía y nuestro tiempo a obtener ingresos. 

Dedicamos poco tiempo a cuidar nuestro futuro, hacemos como si no existiese. Pero vamos cada día hacia él, los años pasan volando, y cada vez hay más personas mayores porque la esperanza de vida es cada vez más alta. Los temas más urgentes de nuestro futuro individual y colectivo son dos: quiénes nos van a cuidar cuando ya no podamos cuidar de nosotros mismos/as, y cómo nos vamos a mantener económicamente. 

Para cuidar nuestro futuro tenemos que defender con uñas y dientes los derechos de las personas mayores y el alza de las pensiones. Exigir a los gobiernos que las residencias y centros de mayores sean espacios seguros y protegidos, y no puedan jamás caer en manos de empresas privadas. Blindar la ley para que ningún político aproveche una crisis mundial como la pandemia de COVID para atentar contra nuestro derecho a la salud, nuestro derecho a ser atendidos en hospitales cuando enfermamos, nuestro derecho a morir sin sufrimiento ni dolor. 

En muchos países destrozar y privatizar la Sanidad pública es legal, y su deterioro progresivo pone la vida de millones de personas en peligro. También tu vida está en peligro: nunca tendrás dinero para poder pagar el coste de la Sanidad privada, tus descendientes tampoco. 

La lucha por los derechos de las personas mayores no solo te ayudaría a tí a envejecer con dignidad, a tener garantizado tu derecho a la salud, y a recibir tratamiento médico y cuidados en tus últimos años de vida. 

También tendría un impacto en tus padres y en tus hijos e hijas, y en todos tus seres queridos: al principio y al final, todos somos dependientes y necesitamos cuidados. Y las personas que nos cuidan, también se merecen ser cuidadas. No es justo que las mujeres más pobres del planeta nos cuiden a cambio de salarios de miseria, y sin tener sus derechos laborales garantizados: ellas también tienen derecho al descanso, a la baja por enfermedad, al subsidio de desempleo, a tener vacaciones y jubilación digna.

Otro de los grandes retos que tenemos por delante es evitar la soledad. En las grandes ciudades viven en completa soledad miles de personas mayores, y a menudo descubrimos que han muerto cuando empieza a oler el cadáver en el portal. 

Los cuidados que damos y recibimos ahora de nuestras tribus y familia, son nuestra única protección. Estas redes de apoyo mutuo y cuidados compartidos hay que alimentarlas y regarlas a diario, son nuestro gran tesoro, nuestro antídoto contra la soledad y el desamparo.

Cuando trabajas para cuidar tu futuro, también cuidas el futuro de los demás: ¿qué planeta queremos dejarle a las sucesivas generaciones de seres humanos?, ¿cómo vamos a dejaer de producir plástico y de contaminar el agua, el aire, la tierra, y los alimentos?, ¿cómo vamos a dejar de invadir y destrozar los hábitats de millones de animales y seres vivos que están hoy al borde de la extinción?, ¿cómo vamos a parar las guerras, y este suicidio colectivo como especie?, ¿cómo vamos a trabajar para garantizar su derecho a tener una Buena Vida, libre de explotación, violencia y sufrimiento, y para dejarles un mundo mejor?

Coral Herrera Gómez




24 de abril de 2022

Libérate de la necesidad de llamar la atención



Libérate de la necesidad de llamar la atención: en la infancia, llamamos la atención buscando amor y cariño, tiempo de calidad y plena atención de los adultos. También llamamos la atención cuando tenemos un problema que no sabemos expresar con palabras, cuando nos desbordan emociones a las que no sabemos poner nombre, cuando estamos viviendo una época traumática y necesitamos sentirnos protegidos, y queridos. A la mayor parte de los niños y las niñas solo les prestamos atención especial cuando se portan mal: prefieren que les regañemos a que no les hagamos ni caso.

Las personas adultas llamamos la atención por los mismos motivos, pero además lo hacemos también para sentirnos únicos y especiales, para brillar y acaparar los focos, para sentirnos diferentes, y por tanto, superiores al resto. Hay muchas maneras de llamar la atención, por ejemplo, usando nuestro cuerpo, al que adornamos con cortes y colores de pelo llamativos, ropa extravagante, piercings y tatuajes. Las mujeres llamamos la atención con nuestro capital erótico, es decir, posando sexys para despertar el deseo de los hombres y la envidia de las mujeres. Los hombres exhiben sus músculos y su fuerza, sus habilidades deportivas o intelectuales, su capacidad para acumular recursos y mujeres. 

Los ricos llaman la atención con sus coches de lujo, sus motos acuáticas, sus barcos y yates, su ropa cara, su calzado de lujo, sus joyas, sus operaciones de cirugía estética, sus relojes, bolsos y complementos caros, sus mansiones y sus viajes. La clase media busca llamar la atención con sus objetos de imitación de marcas caras, y sus viajes baratos a lugares de ensueño. Los y las adolescentes llaman la atención estando todo el día enfadados, y desobedeciendo normas, provocando a sus progenitores para que estalle el drama. Pensemos por ejemplo en el aumento de las autolesiones, y la forma en que castigan sus cuerpos para que les ayuden y les cuiden. 

Usamos las drogas, el alcohol, y la fiesta para parecer transgresores y rebeldes. Desafiamos la autoridad para demostrar nuestra valentía, nuestra osadía, nuestra excentricidad, nos entregamos al sufrimiento y coqueteamos con la muerte para dejar a los demás boquiabiertos. Nos exponemos al peligro innecesariamente para aumentar nuestro prestigio y subir puestos en la jerarquía social, especialmente los hombres, que mueren en competiciones absurdas, pero también cada vez más mujeres: las cifras de operaciones estéticas que acaban en enfermedad o muerte nos demuestran hasta donde somos capaces de llegar para lucir bellas y atraer las miradas. 

En las redes sociales también pedimos atención desesperadamente: una gente usa su talento y trata de publicar contenidos atractivos, otra gente expone su vida para mostrar a su familia feliz y para simular estar disfrutando de una vida de ensueño, otra gente ataca ferozmente a otra gente para montar batallas y ganar seguidores/as. Cada cual tenemos nuestras estrategias para enamorar a los demás, poca gente se plantea si son éticas o no: para muchos, el fin justiofica los medios, y no le importa hacer daño a los demás para llegar a lo más alto.

La gente más insegura es la que más atención necesita: cuanto más pequeña es nuestra autoestima, más necesita el ego el reconocimiento y los aplausos de los demás. Cuanto más complejo de inferioridad desarrollan, más necesitan sentirse superiores a los demás. 

También necesitan mucho amor todos aquellos y aquellas que no han vivido una infancia tranquila y feliz, rodeados de cariño y de cuidados: cuanto peor nos tratan los y las adultas que nos trajeron al mundo, más amor y atención le pedimos a los demás. De hecho, construimos nuestra identidad alrededor de esta necesidad de aceptación y de sentirnos significativos e importantes.

Este ansia por llamar la atención aumenta a la misma velocidad que está desapareciendo nuestra capacidad para prestar plena atención a algo o a alguien durante más de cinco minutos seguidos, en el caso de las nuevas generaciones, hablamos de segundos. 

No sabemos cómo pedir amor de buenas maneras. Mucha gente llama la atención tratando de opacar la luz que emiten los demás, y tratando de destruir a sus rivales para quedar solos en el podio de los ganadores. A veces hacemos sufrir a los demás para sentirnos importantes cuando en realidad lo que queremos recibir demostraciones de amor.

Mucha gente sueña con alcanzar la fama para que le quieran millones de personas desconocidas, aunque en realidad no lo necesitamos para nada. 

Nos encanta asomarnos a la vida de los dioses y las diosas de nuestra cultura, aquellas que sí han logrado triunfar, aquellos que acaparan riqueza y atraen las miradas de todo el planeta. Nos sentimos fracasados, nos come la envidia y nos invade la frustración por no poder cumplir el sueño de despertar la envidia de los demás.

Esta necesidad de atención, y de sentirnos por encima de los demás nos hace sufrir mucho, porque ahí arriba solo hay sitio para unos pocos. Depender de los likes de los demás puede ser peligroso: nuestra autoestima pierde la autonomía por completo, y es fácil que nos invada el narcisismo. Perdemos libertad buscando la aprobación de los demás, y además, el amor de los fans puede convertirse en odio de la noche a la mañana, la competición por acaparar miradas y flashes es brutal, los y las famosas pasan de moda, y cuando envejecemos y perdemos la belleza o el encanto, nos entierran en el olvido, especialmente a las mujeres. 

Por eso es tan importante liberarse de esta necesidad de llamar la atención trabajando la humildad: no necesitamos para nada sobresalir por encima de los demás. 

En realidad lo único que necesitamos, todos y todas las homo sapiens, es que nuestra gente nos acepte tal y como somos, que nos quiera y nos cuide. Y para que nos cuiden, tenemos que cuidar a los demás. No solo aprender a cuidarnos a nosotras y nosotros mismos, sino también a cuidar nuestras relaciones, que son el único antídoto contra la soledad y la brutalidad del sistema en el que vivimos. 

Y eso es todo.

Coral Herrera Gómez




No necesitas intermediarios


22 de abril de 2022

Coral Herrera en Siberia

 


Estoy muy contenta de anunciaros que la próxima semana estaré en Extremadura, en la Mancomunidad de Siberia, impartiendo dos charlas para adolescentes en institutos, y un taller para mujeres en el Palacio de Cultura de Herrera del Duque. Es gratis y solo hay que inscribirse en este teléfono: 924 64 22 14




Más eventos de Coral Herrera Gómez

21 de abril de 2022

Cómo liberarte de la tiranía del "qué dirán"

               Ilustración de Alexis Franklin.      


¿Como liberarte de la tiranía del "qué dirán"?

Prueba a empezar por ti misma: cuando dejas de juzgarte, también dejas de juzgar a la gente. Es una liberación darte permiso para ser tú misma, y a la vez darle permiso a las demás para que hagan con sus vidas lo que quieran.

Cuando dejas de opinar sobre lo que la gente hace o dice, sobre su aspecto físico, su vestimenta, su vida sexual o su forma de vivir la vida, también te deja de afectar lo que dice la gente de tí. 

La mayor parte de las veces juzgamos solo por envidia: cuando te liberas de ella, te das cuenta de que realmente no tiene ninguna importancia si una mujer ha ganado o ha perdido peso, si viste ropa moderna o pasada de moda, si está casada o no, si se acuesta con muchos o con ninguno.

Y descubres que adaptarte para cumplir con los mandatos sociales y de género no sirve para nada, porque te van a criticar igual, cumplas o no cumplas. Así que mejor desobedece, y haz con tu vida lo que te plazca. 

Es un método muy sencillo y eficaz: si dejas de criticar a las demás, te sientes más libre del miedo a las habladurías, los chismes y los rumores. Si tú no contribuyes a ello, no solo liberas a las demás, sino también a tí, y es entonces cuando puedes empezar a ser tú misma, a tomar decisiones, a hacer lo que siempre quisiste, y empiezas a vivir para tí, no para los demás. 

Coral Herrera Gómez


Si quieres trabajar tus liberaciones en buenas compañías,

 ¡vente con nosotras al grupo "Mujeres que se liberan" en el Laboratorio del Amor!





13 de abril de 2022

No necesitas intermediarios


 "Dios me mira, se fija en mí, me desea sexualmente, me ama, luego yo soy una diosa"

 El romanticismo patriarcal nos lleva a endiosar a los hombres solo para sentirnos especiales y únicas, distintas a las demás. 

La liberación llega, compañeras, cuando dejamos de dejamos de usar a los hombres como intermediarios, cuando dejamos de anhelar la divinidad, y cuando controlamos nuestro ego. 

Para amarnos a nosotras mismas no necesitamos ponerles a ellos en medio, no necesitamos enamorarnos del deseo o del amor que hay en sus ojos. 

Podemos encontrarnos con nosotras en el espejo, en nuestra propia mirada amorosa. 

Para aceptarnos, valorarnos y querernos no necesitamos intermediarios, basta con aprender a conectar con nosotras mismas.

Coral Herrera Gómez

11 de abril de 2022

Empiezo por mí misma: autocrítica amorosa y feminista




Para hacer pedagogía feminista, lo que más me ayuda es hablar del trabajo que hago conmigo misma para liberarme de los patriarcados que me habitan. 

En mis talleres, charlas, conferencias, cuento mi proceso de autocrítica amorosa, hablo de cómo aprendí a ser patriarcal, de cómo gracias al feminismo he aprendido a analizar la forma en que sufro y ejerzo el patriarcado, y de cómo entreno cada día para ser más consciente de mis privilegios y la manera en que uso mi poder. 

Voy de la teoría a la práctica, y de lo personal a lo político: para cambiar el mundo hay que empezar por una misma. Cuando abro mi corazón y parto de mis experiencias personales, del trabajo que hago a solas, con mi pareja y con mis compañeras del Laboratorio, la gente se contagia mucho más fácilmente. 

Cuando les haces ver que nadie nace siendo feminista, que todo se puede trabajar, y que podemos fabricar las herramientas para liberarnos individual y colectivamente, entonces el proceso de transformación parece más fácil. Y aunque es un trabajo para toda la vida, al poco de empezar puedes recoger los frutos de las semillas que siembras, y qué gusto da sentir en una misma los cambios.

Así que creo que el ejemplo es mucho más eficaz que los discursos bonitos, a mí me funciona lo mismo con mi hijo, que con los chicos de mis talleres de Masculinidades No Violentas. 

Lo veo muy claro: en la medida en que las nuevas generaciones nos vean hacer autocrítica amorosa, les será más fácil asumir su responsabilidad y ponerse a trabajar. 

Estoy segura que cuanto más autocrítica amorosa haga el feminismo para liberarse de la estructura del patriarcado, más movimientos sociales se pondrán a ello.

Podemos empezar por cosas sencillas, como aprender las bases de la comunicación y la cultura de la no violencia, y aprender a cuidarnos entre nosotras.


Coral Herrera Gómez

 #PedagogíaFeminista #AutocríticaAmorosa #MujeresQueSeLiberan #empiezopormímisma



8 de abril de 2022

¿Cómo serían nuestras vidas libres de sufrimiento romántico?



A las mujeres el mito del amor romántico nos quita poder, nos resta fuerzas, nos roba energías, nos baja la autoestima, nos sube el ego, nos aísla de las demás mujeres, nos pone de rodillas frente a los hombres, nos amarga la existencia, nos deprime y nos da ansiedad, nos pone a trabajar gratis, nos pone a competir entre nosotras, y saca lo peor de nuestra personalidad. 

El amor romántico nos somete como una droga, nos convierte en adictas, nos causa dependencia emocional, nos convierte en zombies sin voluntad propia, nos destroza la salud mental y emocional, nos hace mucho más vulnerables a la dominación masculina. 

No nos podemos olvidar que además es un instrumento que usan muchos hombres para manipularnos emocionalmente, para esclavizarnos en el hogar o en el burden, para aprovecharse económicamente de nosotras, y para vivir como reyes.

En el Laboratorio del Amor estamos haciendo juntas un ejercicio de imaginación: ¿cómo hubiera sido mi vida  si no hubiese desperdiciado tanto tiempo y energía en soñar el amor, en encontrar el amor, en cuidar a mi pareja?, ¿y si no hubiera aguantado malos tratos por parte de mis parejas, yu me hubiera ido a la primera?

Dado que muchas de nosotras hemos dedicado toneladas de horas y de recursos en el amor, ¿qué habráis hecho si no hubieséis estado tan entrenidas con el amor romántico?, ¿cómo se ha visto afectada tu salud mental y emocional, y tu salud física, por culpa del sufrimiento romántico?, ¿y tu rendimiento académico en los estudios?, ¿y tu profesión y tu carrera?, ¿y tus proyectos personales, laborales, sociales, artísticos, cómo se han visto afectados por la cantidad de energía que le has puesto al amor romántico?

¿Cómo sería un mundo sin mujeres que sufren por amor?, ¿qué estaríamos haciendo ahora si no fuésemos yonkis del amor romántico?, ¿cómo habrían sido nuestras relaciones sexuales y sentimentales sin romanticismo? 

Yo imagino que tendríamos una vida sexual mucho más rica y variada, que tendríamos más tiempo y energía para disfrutar, podríamos tener una calidad de vida maravillosa, podríamos amar en libertad, sin acabar presas, podríamos...

¿Quieres ver mi vídeo en youtube hablando de las ventajas de vivir libres de romanticismo? 

Aquí lo tienes: 



7 de abril de 2022

Detox romántico: cómo liberarte de la droga del amor

 






El amor romántico es una de las drogas más potentes y adictivas que hemos inventado, y a las mujeres nos hace mucho daño porque desde pequeñas nos educan para que seamos adictas al amor. Sin embargo, podemos desengancharnos y pasar el síndrome de abstinencia como cuando nos queremos desintoxicar de cualquier otra adicción: aquí os dejo algunos de las medidas que podéis tomar para practicar el autocuidado y para liberaros de su enorme poder. 

Si quieres trabajarte estas adicciones en buenas compañías, ¡vente con nosotras al Laboratorio del Amor! 

Paremos la guerra en las aulas: desaprender la violencia



Todos aprendemos a ser violentos a través de tres vías: el hogar, los relatos y los medios, y la escuela. 

Lo primero que aprendemos al entrar en la escuela es que los niños que merecen respeto y admiración son los que ejercen violencia contra otros niños y niñas. Desde el primer día aprendemos a despreciar a los que se atreven a denunciar la violencia que sufren ellos, u otros niños. 

Hay tres insultos para someter a los niños y niñas: el primero es "chivato", y sirve para que los niños valientes se callen, y los violentos puedan actuar con libertad. El segundo es "empollón", para que creas que no hay nada peor que ser un buen estudiante, y tener buenas notas. El tercero es "pelota", y se aplica a los niños y niñas que colaboran en el aula y cuidan a sus profesores y profesoras.

Sin embargo, el insulto más humillante para un niño es "nena", y "maricón", y es el más efectivo para hacerles obedientes a los mandatos del patriarcado: a todos los varones da terror ser comparados con los seres inferiores. Las niñas son lo más despreciable que existe en la faz de la Tierra. 

Así que para no ser comparados, los niños intentan que nadie les identifique como "buenas personas";: tiene mucho más prestigio ser "malo" y "rebelde". Los que gozan de mayor popularidad son los que más hacen sufrir a los demás, incluidos profesores y profesoras: cuanto más les insultan y maltratan, cuanto más desafían su autoridad, más puntos ganan delante de los demás. 

¿Y qué ocurre con los niños que no desean hacer daño a nadie? Que se ven obligados a ser violentos para evitar agresiones y para ganarse el respeto del resto, en los centros educativos imperan dos leyes: la del derecho del pez grande a comerse al chico, y la ley del sálvese quién pueda. 

En la secundaria es aún peor: para muchas víctimas de la violencia escolar, ir al instituto cada día es un auténtico infierno. Si no eres violento y agresivo, te toca aguantar risas, bromas crueles, burlas humillantes, comentarios despreciativos...

El equipo directivo solo actúa cuando hay lesiones físicas, de manera que los agresores se dedican a destrozar emocionalmente a los demás con total impunidad. 

Nadie hace nada porque los violentos se excusan con la idea de que lo hacen para divertirse y divertir a los demás, lo hacen porque "es gracioso", y como todo el mundo se ríe, no parece violencia. Pero en realidad es una violencia brutal que destroza psicológica y emocionalmente a las víctimas. 

En mis talleres de Masculinidades No Violentas los chavales me lo explican así: "si no soy agresivo, los demás me comen vivo, es una guerra y tienes que atacar para que no te hagan daño" , es decir, todos dicen que atacan en defensa propia. Es la excusa universal para crear ejércitos, invertir en armamento, invadir países y masacrar poblaciones: todo se hace siempre en defensa propia. 

Conozco a muchos profesores y profesoras que son víctimas de esta violencia y que querrían parar esta guerra, pero apenas tienen tiempo, ni herramientas para trabajar en ello. También las madres y los padres viven aterrorizados con la amenaza del suicidio: todos los días hay chavales y chavalas que no aguantan tanto sufrimiento y se suicidan, o lo intentan.  

No sirve de nada hacer murales y cantar canciones por un mundo de paz si los centros educativos no son capaces de parar la guerra en las aulas. Es cuestión simplemente de poner en el centro lo urgente, y utilizar las herramientas que tenemos para acabar con la violencia:

- dejar de llamar bullying al maltrato y la violencia. Es importante llamar a las cosas por su nombre. 

- enseñar autocrítica amorosa en las aulas para que todos puedan tomar conciencia de la violencia que sufren, y la que ejercen en las aulas. 

-proteger a los niños y niñas que denuncian la violencia que sufren ellas mismas y los demás. 

- dejar de mitificar al macho violento, dejar de proteger a los agresores, dejar de aplaudirles y de tenerles miedo, dejarles solos y ofrecerles alternativas para que prueben a relacionarse con otras estrategias que no impliquen el uso de la violencia. 

- empoderar a los niños y niñas para que dejen de tener miedo a los agresores y se unan para hacerle frente. 

- ofrecer formación a estudiantes y profesorado, y personal no docente, sobre la cultura de la no violencia y los buenos tratos, la ética amorosa y la filosofía de los cuidados. 

-explicar la dimensión política del humor y como lo usamos para hacer sufrir a los demás.

-crear el sello de escuelas libres de violencia implementando medidas y protocolos especiales.

- utilizar los medios de comunicación para sensibilizar y concienciar a la población sobre la necesidad de parar la guerra en las escuelas.


Coral Herrera Gómez


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4 de abril de 2022

Eventos de Coral Herrera en Abril

 



Este mes tengo dos eventos, uno virtual y los demás presenciales: 

7 de abril en la Universidad Miguel Hernández, es un conversatorio organizado por el Observatorio de Masculinidades, es virtual y es gratis, podéis participar desde cualquier país, y podéis inscribiros aquí.

11 y 12 de abril en Navarra, organizado por Lunes Lilas, que consiste en dos charlas y un taller: 

11 de abril a las 19: 15 en Estella

12 de abril a las 11:00 am en Iruña, y el taller por la tarde de 17 a 20 horas. 


Aquí tenéis los carteles: 


día 11 de abril, Estella, 19 horas

Casa de la Cultura



día 12 de abril en la mañana, en Iruña:  

en el CIVICAN



En la tarde, en Iruña, taller en la Casa de las Mujeres 


Más eventos de la Gira 2022 aquí

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