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6 de julio de 2022

Tu también tienes derecho a vivir una Buena Vida




Todas nosotras tenemos derecho a vivir una Buena Vida, libre de sufrimiento, explotación y violencia.

Una Buena Vida es aquella en la que tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas: agua potable, techo para protegernos del viento y la lluvia, comida caliente 3 veces al día, ropa de abrigo en invierno, energía para calentarnos y refrescarnos, aire limpio, todos nuestros derechos garantizados, y una buena red amorosa de gente que nos cuide y nos quiera bien. 

Una Buena Vida es aquella en la que todas tenemos derecho a tener derechos. Todas nosotras necesitamos dinero, porque sin ingresos no es posible tener nuestros derechos garantizados.

Además necesitamos tener derecho a descansar y a divertirnos: para disfrutar de la Buena Vida, necesitamos tener tiempo y energía para disfrutar de nuestras pasiones y de nuestros seres queridos. 

El derecho a tener una Buena Vida es universal: todos los seres vivos de este planeta lo tenemos. 

Ni los animales ni las mujeres estamos excluidas: nosotras no vinimos al mundo a servir a los hombres, ni a sufrir, ni a pasarlo mal. No vinimos aquí a sacrificarnos, sino a gozar de la existencia de la misma manera que gozan los hombres.

La vida es un regalo, y a veces es muy corta, y es solo una, así que vivir una Buena Vida es también un deber. 

Los políticos están obligados a erradicar la explotación, el sufrimiento y la violencia, y a proporcionar a toda la población las condiciones necesarias para una Buena Vida.

Ninguno de nosotros podemos ser felices si los demás sufren: la Buena Vida es un asunto colectivo. 

Mucha gente cree que solo unas pocas personas tienen derecho a vivir bien, y que unas se lo merecen más que otras, pero lo cierto es que no es una cuestión de méritos.

Es una cuestión de justicia social: todos y todas nacemos con este derecho. 

Las mujeres y las niñas también.



 

A mí se me cambió la vida el día en el que me di cuenta de que yo tengo este derecho y este deber, y desde entonces no paro de contárselo a todo el mundo en mis libros, en mis charlas, en mis talleres, en mis posteos en redes. 

Sentí mucha alegría y mucha fuerza al tomar conciencia de la responsabilidad que tengo: es mi deber cuidarme y procurarme una Buena Vida, a mí misma y a las demás mujeres y niñas del mundo.

Tomar conciencia de que no puedo ni debo renunciar a mi libertad y a mis derechos fundamentales en nombre del “amor” me permitió comprometerme a fondo con mi bienestar y mi salud física, mental y emocional. 

Y también con mi placer y mi derecho al goce y al disfrute.

Ahora sé que para poder vivir una Buena Vida es fundamental construir relaciones basadas no en la servidumbre, sino en la reciprocidad, el compañerismo, la libertad, la solidaridad y los cuidados mutuos. 

Sin redes de amor no es posible sobrevivir en un mundo tan violento y cruel. Solo el amor puede frenar la violencia y la autodestrucción, solo el amor nos puede salvar como especie: tenemos los conocimientos, las habilidades, y las capacidades necesarias para mejorar nuestras vidas, para cambiar la forma de organizarnos y de relacionarnos. 

Sabemos cómo eliminar la pobreza y la explotación, cómo aprender a resolver nuestros problemas sin hacernos daño, y sabemos que para garantizar los derechos de todas las mujeres, y para que todos y todas podamos disfrutar de la Vida, hay que colectivízar y repartir los cuidados. 

Muchas de nosotras ya hemos empezado con los cambios personales que necesitamos para la transformación social, porque sabemos que todo empieza en una misma, y que la principal batalla está en el hogar, 

#UnaBuenaVida #buenvivir #disfrutar #JusticiaSocial #cuidados #autocuidado #BienComún #DerechosHumanos 

#OtroMundoEsPosible

Coral Herrera Gómez 









23 de junio de 2022

La Renta Básica y la liberación de las mujeres


 


Si las mujeres tuviésemos ingresos garantizados gracias a una Renta Básica Universal, nuestras vidas cambiarían de arriba a abajo. Los efectos más inmediatos serían estos:  

- podríamos divorciarnos y separarnos: sin autonomía económica no hay libertad.

- podríamos dejar de trabajar gratis (o precariamente) para los hombres y abandonar la doble jornada laboral.

- miles de mujeres podrían salir de la prostitución, de la noche a la mañana. 

- los traficantes no tendrían a su disposición millones de mujeres desesperadas y estaríamos a salvo de la Trata de mujeres y niñas. 

- podríamos escapar con más facilidad de la violencia de nuestras parejas, si además tuviéramos apoyo psicológico y emocional, y el apoyo de nuestra gente querida. 

- podríamos enfrentar y parar el acoso sexual de nuestros compañeros y superiores en el centro de trabajo, sin miedo a quedarnos sin empleo.

- no tendríamos que alquilar nuestros cuerpos ni vender a nuestros bebés.

- podríamos elegir nuestras maternidades con más libertad, y no tendríamos que renunciar a ser madres por falta de recursos económicos.

- podríamos criar a nuestros propios hijos e hijas el tiempo que queramos.

- podríamos juntarnos y separarnos con libertad, y podríamos cambiar nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos entre nosotras y con los hombres.

- podríamos disfrutar de una Buena Vida libre de explotación doméstica, laboral, sexual, reproductiva y emocional.

Todo son ventajas: si seguimos trabajando en la defensa de los derechos humanos de las mujeres y acabamos con la pobreza, podremos erradicar la explotación, la violencia y el sufrimiento de millones de mujeres. Sin dinero, sin ingresos, no hay liberación posible. 

#RentaBásicaUniversal #paratodas #MujeresQueSeLiberan

No sé si sabéis que hay una iniciativa de ley para la Renta Básica Universal en Europa, y la recogida de firmas acaba el sábado:

https://rentabasicaincondicional.eu/


Artículo de Coral Herrera Gómez: El amor, las mujeres y la Renta Básica Universal






¿Has firmado ya para la Inciativa de Ley por la Renta Básica Universal en Europa? 





8 de abril de 2022

¿Cómo serían nuestras vidas libres de sufrimiento romántico?



A las mujeres el mito del amor romántico nos quita poder, nos resta fuerzas, nos roba energías, nos baja la autoestima, nos sube el ego, nos aísla de las demás mujeres, nos pone de rodillas frente a los hombres, nos amarga la existencia, nos deprime y nos da ansiedad, nos pone a trabajar gratis, nos pone a competir entre nosotras, y saca lo peor de nuestra personalidad. 

El amor romántico nos somete como una droga, nos convierte en adictas, nos causa dependencia emocional, nos convierte en zombies sin voluntad propia, nos destroza la salud mental y emocional, nos hace mucho más vulnerables a la dominación masculina. 

No nos podemos olvidar que además es un instrumento que usan muchos hombres para manipularnos emocionalmente, para esclavizarnos en el hogar o en el burden, para aprovecharse económicamente de nosotras, y para vivir como reyes.

En el Laboratorio del Amor estamos haciendo juntas un ejercicio de imaginación: ¿cómo hubiera sido mi vida  si no hubiese desperdiciado tanto tiempo y energía en soñar el amor, en encontrar el amor, en cuidar a mi pareja?, ¿y si no hubiera aguantado malos tratos por parte de mis parejas, yu me hubiera ido a la primera?

Dado que muchas de nosotras hemos dedicado toneladas de horas y de recursos en el amor, ¿qué habráis hecho si no hubieséis estado tan entrenidas con el amor romántico?, ¿cómo se ha visto afectada tu salud mental y emocional, y tu salud física, por culpa del sufrimiento romántico?, ¿y tu rendimiento académico en los estudios?, ¿y tu profesión y tu carrera?, ¿y tus proyectos personales, laborales, sociales, artísticos, cómo se han visto afectados por la cantidad de energía que le has puesto al amor romántico?

¿Cómo sería un mundo sin mujeres que sufren por amor?, ¿qué estaríamos haciendo ahora si no fuésemos yonkis del amor romántico?, ¿cómo habrían sido nuestras relaciones sexuales y sentimentales sin romanticismo? 

Yo imagino que tendríamos una vida sexual mucho más rica y variada, que tendríamos más tiempo y energía para disfrutar, podríamos tener una calidad de vida maravillosa, podríamos amar en libertad, sin acabar presas, podríamos...

¿Quieres ver mi vídeo en youtube hablando de las ventajas de vivir libres de romanticismo? 

Aquí lo tienes: 



1 de abril de 2022

Un mundo sin violencia




Nuestra supervivencia como especie depende de nuestra capacidad para resolver nuestros problemas sin utilizar la violencia.

La capacidad la tenemos: solo hay que aprender en las escuelas a construir nuestras relaciones desde el respeto mutuo, la ética amorosa y la filosofía de los cuidados.

14 de marzo de 2022

Asignatura fundamental para la Vida: La Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados





La clave del cambio que necesitamos está en los cuidados. Para acabar con el sufrimiento de la población y construir un mundo mejor, podríamos empezar enseñando en la escuela los valores de la Cultura de la No Violencia, la Ética Amorosa, y la Filosofía de los Cuidados.

Aprender a cuidarme a mí misma/o, cuidar mi hogar y los espacios que habito, cuidar a mi gente, cuidar la naturaleza y cuidar al planeta: es una fórmula sencilla para mejorar nuestras formas de relacionarnos y de organizarnos.  

La pandemia de suicidios y enfermedaes mentales demuestra que necesitamos con urgencia herramientas para parar la autodestrucción y frenar la violencia que ejercemos contra nosotros mismos/as, entre nosotros/as, y contra los demás seres vivos y el planeta.  

Es hora ya de aprender a cuidarnos y a cuidar nuestras relaciones: tenemos derecho a vivir una buena vida y a soñar con un mundo mejor. Y la Coeducación basada en los valores del ecofeminismo y el pacifismo es una herramienta muy poderosa para empezar los cambios que necesitamos. 

Los módulos de esta asignatura serían: 

1. Cuidarme a mí mismo/a: 

  - aprender educación sexual y emocional

  - aprender a construir una relación bonita con mi yo, aprender a quererme y a tratarme bien.,          

  - aprender a escucharme y a tener confianza en mi mismo/a

  - fortalecer mi autoestima

  -controlar mi ego y cultivar la humildad

  -aprender a cuidar mis palabras y la forma en que me hablo a mí misma y a los demás. 

  - aprender a cuidar mis emociones para que no me arrasen y no arrasen a los demás.  

  - adquirir herramientas para conocerme mejor y valorar mis habilidades y mis cualidades

  - trabajar en todo aquello que no me gusta de mí, aquello que me hace sufrir y hace sufrir a los   

     demás.

  - aprender a hacer autocrítica amorosa y trabajarme para ser mejor persona

  - aprender a cuidar mi salud mental y emocional 

  - aprender a cuidar mi salud sexual y a disfrutar de mis relaciones

  - aprender a valorar mi vida y a cuidarme la salud: conocimientos básicos de higiene, nutrición y bienestar 

  - aprender a ser responsable de mi bienestar y mi felicidad.

  - aprender mis Derechos Humanos fundamentales, y los de los demás. 

  - aprender a ser leal conmigo mismo/a.



2. Cuidar a los demás

  - aprender las artes de la asertividad y la Comunicación No Violenta

  - aprender a pensar en el Bien Común

  - entender las estructuras de relación humanas y las jerarquías de poder para cambiar mi forma de   relacionarme.

  - aprender a usar mi poder y entender cómo utilizan los demás el suyo.

  - aprender a cooperar y a construir redes de apoyo mutuo, 

  - desarrollar la empatía. la solidaridad y el compañerismo,

  - desaprender a divertirnos haciendo sufrir a los demás. 

  - aprender a relacionarnos desde el respeto y los buenos tratos.

  - análisis y deconstrucción de los valores del individualismo (egoísmo, narcisismo, etc)

  - reflexionar sobre el sufrimiento, la maldad y la crueldad 

  - desaprender los valores de la acumulación y el acaparamiento

  - aprender a compartir y a trabajar en equipo,

  - aprender a tejer alianzas y redes de apoyo mutuo.

  - aprender a resolver conflictos sin usar la violencia

  - entrenar para tomar conciencia del impacto que tiene en los demás lo que decimos, lo que deseamos, lo que pensamos y lo que hacemos. 

  - imaginar otras formas de relacionarnos y de querernos, libres de sufrimiento y explotación

  - reivindicar nuestro derecho y el derecho de los demás a disfrutar de una buena vida

 - cuidar a las personas mayores y a la infancia, cuidar a las personas y animales más vulnerables.

 - cuidar a mi pareja

 - cuidar a mis cuidadores

 -cuidar a mis mascotas y a mis plantas



3. Cuidar mi hogar y los espacios que habitamos, y cuidar mi planeta

 -aprender las tareas básicas para la supervivencia (higiene y limpieza, nutrición, salud física, mental y emocional)

 - asumir mi responsabilidad como ciudadana para la construcción de un mundo mejor.

 - aprender a disfrutar y a cuidar de la naturaleza y comprender el delicado equilibrio de nuestro ecosistema, 

 - adquirir inmunidad contra la intolerancia, las enfermedades de transmisión social y las fobias

 - aprender a valorar la diversidad biológica y cultural de nuestro planeta. 

 - imaginar otras formas de relacionarnos con el planeta y los demás seres vivos que lo habitan,

 - imaginar otras formas de alimentarnos, de producir, de relacionarnos.

 - imaginar modelos alternativos de organización social, política, económica, sexual y sentimental 

 - soñar con otros mundos e investigar con las herramientas de la ciencia para poder llevarlos a la realidad



En esta asignatura el tema transversal principal sería el de los Derechos Humanos, los movimientos sociales y los principios universales de la justicia social, la libertad, la paz, la solidaridad, los cuidados, y el amor.  

A nivel teórico, se trabajarían estos temas transversales: 

- Teoría de la cultura y los medios de comunicación: técnicas de construcción de la realidad y manipulación de masas.

- Teoría feminista e historia de la lucha por la liberación de las mujeres

- Teoría y movimiento ecologista

- Teoría y movimiento pacifista, antimilitarista.

- Estudios de masculinidades, antirracismo, diversidad y cultura de la no violencia. 


Durante todo el curso, las y los estudiantes podrán disfrutar pensando en las grandes preguntas de la Humanidad e imaginando alternativas al sistema actual: 

¿es la vida un fenómeno frecuente en el Cosmos?, ¿existen otras civilizaciones, o estamos completamente solos en un Universo descomunal y gigantesco?, 

¿por qué está amenazada la vida en nuestro planeta, por qué la estamos destruyendo sabiendo lo que estamos haciendo?,

teniendo los conocimientos y habilidades necesarias para salvarnos, ¿ por qué no no lo estamos haciendo ya?, 

¿cómo hacemos para acabar con la desigualdad y las jerarquías?, 

¿cómo hacemos para acabar con la violencia y las guerras?, 

¿cómo distribuimos los recursos entre todos y todas para acabar con la pobreza, la explotación y el sufrimiento?, 

¿cómo hacemos para que podamos vivir todos y todas mejor que ahora?, 

¿cómo hacemos para comunicarnos, para cuidarnos y para querernos mejor?


Esta asignatura mezcla lo personal con lo político: se trata de dotar al alumnado de la capacidad para pensar en el Bien Colectivo y en la Comunidad de seres humanos de este planeta, para desarrollar su capacidad de pensamiento crítico, para dotarles de herramientas que les permitan leer la ideología sbyuacente a los mensajes que reciben a través de los medios y las producciones culturales, para incentivar el estallido de su imaginación, para adquirir los valores básicos para tener buenas relaciones y para trabajar por un mundo mejor. 

Cuando la primera generación reciba estas enseñanzas y aprendan estos valores, podrán educar a sus hijos sin violencia y podrán ayudarles a generar sus propias herramientas para cuidarse y cuidar a los demás. 

Tenemos derecho a pedirle a los gobiernos que nos ofrezcan una educación ecofeminista y pacifista, basada en la ética del amor y la filosofía de los cuidados, porque el futuro de la Humanidad depende de nuestra capacidad para cuidar el planeta y para pensar en el Bien Común.

La revolución amorosa comienza en las escuelas y en las universidades: sólo necesitamos enseñar a las nuevas generaciones a crear sus propias herramientas para contribuir a la construcción de un mundo mejor. 


Coral Herrera Gómez 


En Inglés: 

The Ethics of Love and the Philosophy of Care: A fundamental subject for life.


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La Revolución Amorosa en la Coeducación















7 de marzo de 2022

La Revolución Amorosa en la Coeducación

Ilustración Michele del Campo


El amor es una energía que mueve el mundo: si sobrevivimos como especie fue gracias a nuestra capacidad para ayudarnos unos a otros. Los grupos nómadas de los primeros humanos no dejaban atrás a sus familiares accidentados, enfermos o discapacitados, y cuidaban a sus bebés y a sus mayores durante muchos años. Nuestra infancia y nuestra vejez es muy larga, cada vez más: los humanos necesitamos al menos dos décadas de nuestra vida para completar el desarrollo de nuestros cerebros, y necesitamos también ayuda en los últimos años de nuestras vidas. El amor es lo que nos ha permitido establecer relaciones basadas en la empatía, la solidaridad y el apoyo mutuo. 

Sin embargo, en nuestra cultura el trono del amor lo ostenta el amor de pareja o el amor romántico, basado justamente en lo contrario: está impregnado de ideología patriarcal y capitalista y sus principales valores son el egoísmo, el individualismo, el narcisismo, y la explotación de las mujeres. 

Gracias al amor romántico, hasta el hombre más pobre del planeta tiene una criada gratis las 24 horas, y para toda la vida. La gran mayoría de las mujeres de este planeta tiene doble jornada laboral: una remunerada (y precaria), y otra completamente gratis, cuidando a los familiares de ambos, criando bebés, y haciendo las tareas básicas para la supervivencia. 

¿Cómo ha logrado el sistema que las mujeres nos esclavicemos a los hombres de manera voluntaria? Haciéndonos creer que hemos venido a esta vida a cuidar a un hombre, y haciéndonos creer que este es nuestro destino, que amar es aguantar, amar es soportar, amar es sacrificarse, y que obtendremos una recompensa si renunciamos a nuestro tiempo libre y nuestro derecho al descanso. En realidad la recompensa es para ellos, que gracias a los cuidados que reciben y a nuestro trabajo gratis puedan vivir como reyes, con sirvienta sin salario. 

¿Cómo cambiar nuestras formas de relacionarnos? 

La clave está en los cuidados: si no son mutuos, son explotación. 

En las relaciones en las que no hay reciprocidad, hay abuso.

¿Cómo hacer para que el amor de pareja sea una estructura de relación igualitaria, y cómo liberarlo de toda su carga patriarcal?, ¿cómo hacer para que el amor deje de ser una experiencia carcelaria y nos permita relacionarnos desde la igualdad y la libertad? 

En los 70 comenzamos la revolución sexual, y ahora estamos haciendo la revolución amorosa, que consiste en liberar al amor del machismo y la dominación masculina. Las mujeres feministas nos estamos trabajando los patriarcados que nos habitan para poder construir relaciones basadas en el compañerismo, pero es obvio que para poder querernos bien, necesitamos que los hombres se unan a la revolución, y empiecen también a trabajarse sus patriarcados, tomen conciencia de cómo sufren y ejercen violencia, renuncien a sus privilegios, se hagan responsables de las tareas de crianza y cuidados, y aprendan a relacionarse en igualdad con el resto de los seres humanos y los seres vivos. 

Al cambiar nuestras formas de relacionarnos, podremos cambiar también nuestras formas de organizarnos política, social, y económicamente. 

Todas las revoluciones tienen su propia utopía: la de los amores compañeros, una estructura de relación basada en la reciprocidad, el respeto, los buenos tratos, el compañerismo y la ternura radical. 

Las personas adultas necesitamos desaprender todo lo que aprendimos sobre el amor romántico, y las historias que nos enseñaban a ser hombres o mujeres, y cómo debían ser las relaciones entre nosotros. Las nuevas generaciones necesitan otros modelos, otros referentes, otras estructuras de relación que no estén basados en el interés propio ni la dependencia mutua, y que les permitan disfrutar del amor. 

Una educación revolucionaria y amorosa tiene que estar basada en los valores del pacifismo, el ecologismo, y el feminismo: igualdad, equidad, justicia social, paz, libertad, amor, respeto a la naturaleza y los seres vivos, cuidados compartidos, solidaridad y compañerismo. 

Necesitamos una revolución cultural y educativa para poder hacer la revolución amorosa, y ya tenemos los medios: la coeducación feminista y la educación emocional pueden proporcionarnos las herramientas para querernos bien y para construir relaciones igualitarias. 


En esta asignatura habría tres ejes fundamentales: 

La Historia del Movimiento de liberación de las mujeres. Las niñas necesitan referentes de mujeres inteligentes y valientes que lucharon para que ellas tuvieran hoy los derechos. En la televisión solo les ofrecen modelos de mujeres narcisistas obsesionadas con la belleza y el dinero que guerrean entre sí: el sistema educativo entonces debería poder mostrarle otros modelos de feminidad, y otras formas de relacionarnos entre nosotras.


El trabajo de masculinidades, para que los niños sepan que hay muchas formas de ser hombres, y para que puedan desmitificar la violencia de sus héroes masculinos. Durante toda su formación podrán aprender a relacionarse sin dominar y sin someter a los demás, a desobedecer los mandatos, y a liberarse de los roles de género. Podrán, también, quitarse la corona de rey para poder convertirse en verdaderos compañeros de las mujeres.


Enseñar a las niñas y a los niños a leer los mensajes insertos en la información y en los relatos: cómo nos cuentan las cosas, qué nos venden en los productos culturales, por qué y para qué. Si les ofrecemos las herramientas para entender cómo se usan los mitos y los estereotipos para perpetuar el patriarcado, podrán desmontar toda la ideología del machismo en cualquier relato: canciones, películas, novelas, series, videojuegos, cómics, programas de televisión…


Otros contenidos esenciales de este tipo de educación amorosa, sexual y emocional son:

Aprender los fundamentos de la ética amorosa y la filosofía de los cuidados. 

Desmitificar el romanticismo patriarcal en las aulas, y mostrar la diversidad sexual y amorosa de nuestras relaciones. 

Desmitificar el sufrimiento como vía para alcanzar la felicidad: no es necesario pasarlo mal, ni ganamos nada sufriendo o haciendo sufrir a los demás. El amor es una experiencia gozosa basada en el placer, y solo se puede disfrutar en igualdad y en libertad. 

Desmontar los valores del romanticismo para entender por qué las mujeres no somos libres, ni somos iguales a los hombres, y por qué el amor de pareja nos somete.

Identificar todas las formas de violencia que existen a través de la experiencia personal para tomar conciencia de cómo usamos nuestro poder, y cómo sufrimos y ejercemos la violencia.

Identificar nuestro lugar dentro de las jerarquías de poder del sistema capitalista y patriarcal, y la manera en que usamos nuestro poder para conseguir lo que queremos, lo que necesitamos y lo que deseamos. 

Aprender a gestionar nuestras emociones de manera que no nos hagan daño, y no hagan sufrir a los demás, y aprender a resolver nuestros conflictos sin violencia.

Tomar conciencia de nuestro modo de comunicarnos y de comportarnos con los demás, y del impacto que nuestras palabras y nuestras acciones tienen en los demás. 

Tomar conciencia de las estructuras con las que nos relacionamos: actuamos bajo la lógica del interés y el beneficio propio, en relaciones de abuso, dominación y sumisión. Bastaría con promover nuevas estructuras de relación basadas en la empatía, la solidaridad, la cooperación, y el apoyo mutuo.

Entender cómo funcionan el capitalismo y el patriarcado, comprender por qué unos grupos sociales dominan a las grandes mayorías (clases sociales), y por qué los hombres viven como reyes y las mujeres como sirvientas.

Desmontar todas las ideas del patriarcado sobre la superioridad de los hombres blancos heterosexuales con respecto a los hombres homosexuales y bisexuales, los hombres de otras etnias y nacionalidades, las personas mayores, las mujeres y las niñas, los animales y demás seres vivos. 

Utilizar la creatividad y la imaginación para soñar con nuevas maneras de relacionarnos, para imaginar otras formas de amarse y de quererse, para transformar el amor de pareja y liberarlo de todos sus mitos.

Aprender a usar nuestro poder para el Bien Común, poniendo en el centro la cooperación y los cuidados mutuos, y el derecho de todas y todos a tener una Buena Vida,  libre de violencia, explotación y sufrimiento.

Adquirir las herramientas para imaginar otras formas de organizarnos basadas en los derechos humanos fundamentales,. 

Aprender que lo personal es político: nuestros problemas no son individuales, sino sociales, y necesitamos por lo tanto soluciones colectivas. 

Aprender a cuidarse a sí mismos/as, a cuidar sus relaciones, a cuidar los espacios que habitan y a cuidar el planeta. 

¿Se imaginan cómo cambiaría el mundo si aprendiéramos a tratarnos y a querernos bien?

Coral Herrera Gómez


Este artículo ha sido publicado en la Revista monográfica TE Mujer 8 de marzo 2022 junto con otras compañeras: Lidia Fernández, Carmen Heredero, Marina Subirat, Victoria Rosell, Pamela Palenciano, Rocío Niebla, Equal Saree, Leonor Goicoechea



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17 de febrero de 2022

¿Qué necesitas para vivir una Buena Vida?



Este es un ejercicio que hacemos en el grupo de Mujeres que se liberan antes de planificar e idear las estrategias que necesitamos para mejorar nuestra vida, tanto personal como individualmente. 

Nos hacemos en voz alta la pregunta: ¿qué quiero yo para vivir bien?, ¿qué necesito para vivir una Buena Vida?, ¿qué necesitamos todas las mujeres?

Todas necesitamos lo mismo como mujeres que somos, pero luego cada una de nosotras tiene sus necesidades propias, sus deseos y apetencias individuales, sus sueños y sus proyectos, y por eso la primera parte del ejercicio es la más fácil (qué necesitamos las mujeres para vivir bien) y la más difícil es la segunda parte (qué es lo que yo quiero o necesito para una Buena Vida)  

Piensa, ¿cuantas veces te han hecho esta pregunta, cuántas veces te la has hecho a ti misma?, ¿pocas, ninguna? 

Las mujeres solemos estar más atentas a las necesidades de los demás que a las nuestras, pero cuando nos recordamos que tenemos derecho a vivir una Buena Vida, y decimos en voz alta lo que queremos, entonces empiezan los cambios. 

Vamos con la primera parte, la de las mujeres. Lo que necesitamos todas es: 

- Que nuestro nacimiento sea en un espacio libre de violencia obstétrica, que nuestra madre pueda vivir un embarazo y un parto respetuoso en un ambiente seguro, confiable, y amoroso. 

- Que ningún adulto nos regale, nos compre, nos venda, nos alquile o nos intercambie al nacer, y durante el resto de nuestras vidas.

-Acceso a agua potable, un techo para vivir, ropa de abrigo, comida caliente tres veces al día, ducha de agua caliente en zonas frías, medidas de protección contra el frío y el calor extremo.

- Que nuestra infancia sea un recuerdo feliz: que toda nuestra niñez transcurra libre de abusos sexuales, malos tratos, negligencias, violencia verbal y emocional, libre también de pobreza y miseria. 

-Derecho a la salud: todas las niñas, adolescentes y mujeres tienen derecho a poder ser atendidas en un centro médico, a tener sus revisiones, sus vacunas, sus tratamientos y sus medicinas si las necesitan. 

-Derecho a la educación: todas tenemos derecho a una educación publica, gratuita y de calidad, sin excepciones. 

- Necesitamos sentirnos parte de una comunidad humana que nos acepte tal y como somos.

- Necesitamos una red afectiva sólida y hermosa basada en los cuidados compartidos y el apoyo mutuo, y necesitamos herramientas para construir vínculos sanos con nuestra gente más querida. 

- Derecho a independizarnos de nuestra familia sin tener que casarnos para salir del hogar, derecho a elegir si queremos tener pareja o no.

- Tenemos derecho a vivir una vida sexual y amorosa plena, libre del miedo a los embarazos, las enfermedades de transmisión sexual, las agresiones sexuales y la violencia machista. 

- Nuestras relaciones sexuales y sentimentales tienen que ser relaciones libres de explotación, de sufrimiento y violencia. 

-Una buena vida es aquella en la que todas podamos decidir cuántas parejas queremos tener, si preferimos emparejarnos con mujeres o con hombres, y durante cuánto tiempo. 

- Derechos sexuales y reproductivos garantizados: tenemos derecho a recibir educación sexual, a tener acceso a métodos anticonceptivos y barreras de protección sexual, a recibir atención ginecológica y tratamientos médicos si lo necesitamos, a elegir nuestras maternidades y a no ser madres.

- Autonomía emocional y económica: una vida buena es aquella en la que todas somos libres para juntarnos o separarnos de nuestras parejas, y para relacionarnos en igualdad con los hombres.

- Derecho a caminar y a movernos con libertad, a vivir tranquilas, libres del acoso sexual en las calles, en el transporte público, en los centros de estudios y trabajo, en los espacios de fiesta y disfrute. 

- Todas las mujeres tenemos derecho a viajar solas sin miedo a sufrir violencia y a perder nuestra reputación.

- Derecho a estudiar, a trabajar, y a tener las mismas oportunidades que los hombres en todas las áreas (política, ciencia, deporte, arte, cultura, medios de comunicación, etc)

- Derecho a tener empleo e ingresos dignos que nos permitan vivir bien y no depender económicamente de nadie, derecho a no ser discriminadas por nuestro sexo, por nuestra nacionalidad, por nuestra edad, orientación sexual y discapacidades. 

- Una buena vida es aquella en la que ninguna se vea abocada a sufrir la angustia por el desempleo, la subida de los precios, o la bajada de los salarios. Nuestros ingresos no pueden estar condicionados por la avaricia y la crueldad de los empresarios, deben estar garantizados por el Estado. 

- Necesitamos abolir la doble jornada laboral y el trabajo no remunerado, y dejar de cuidar a hombres que ni se cuidan, ni nos cuidan.

- Lo que más necesitamos las mujeres para poder disfrutar de la vida es energía, dinero, tiempo libre y gente querida.


Esto es básicamente lo que necesitamos todas, y ahora vamos de lo político a lo personal: ¿qué necesitas tú para vivir una Buena Vida? 

Escucha a tu corazón con atención: ¿qué cambios necesitas para vivir bien, para vivir mejor, para ser más feliz? 

Y lo más importante de todo, ¿cómo vas a llevar a cabo esos cambios, y quienes son tus compañeras de viaje?

Coral Herrera Gómez



Si quieres trabajar estos temas en buenas compañías, 

vente con nosotras al grupo virtual 

Mujeres que se liberan 

en el Laboratorio del Amor



13 de abril de 2021

Nuestras vidas con una Renta Básica Universal

 




Imagino un país en el que ninguna niña y ninguna mujer tienen que alquilar su cuerpo para poder comer.


Imagino un sociedad en la que ninguna mujer depende económicamente de un marido u otro hombre de la familia.


Imagino un país en el que las mujeres no se vean obligadas a vender a sus bebés para dar de comer a sus otros hijos.


Imagino una sociedad en la que las mujeres que cuidan no están condenadas a la pobreza y la dependencia económica.


Imagino un país en el que las mujeres no tienen que renunciar a la maternidad por falta de ingresos estables


Imagino un mundo en el que todas las madres tengamos autonomía económica para criar a nuestros propios hijos y no nos veamos obligadas a separarnos de nuestros bebés como ahora.


Imagino un país en el que todas las mujeres tienen autonomía económica para tener garantizado su derecho a divorciarse y separarse.


Imagino una sociedad en la que los empresarios no pueden ofrecer salarios indecentes porque nadie necesita trabajar en las condiciones de miseria actuales 


Imagino un país en el que la gente puede estudiar el tiempo que quiera o que necesite.


Yo imagino un país en el que las trabajadoras y trabajadores autónomos puedan tener estabilidad económica para emprender sus proyectos sociales, cientificos, artísticos, culturales y empresariales. 


Yo imagino un país sin pobreza en el que la gente puede tener todas sus necesidades básicas cubiertas y no vive permanentemente angustiada por la falta de ingresos.


Yo imagino una sociedad con una Renta Basica Universal que nos permite vivir una buena vida, libres de explotación, violencia y sufrimiento. 


#ImaginaLoBásico #RentaBásicaUniversal #imaginalobásico #RentaBasicaYa ICE por RBUI




¿Te imaginas vivir sin miedo y sin angustia por falta de ingresos?, ¿te imaginas cómo sería tu vida con una Renta Básica Universal?, ¿y la de los demás?, ¿te imaginas, acabar con el sufrimiento de 11 millones de españolas que viven en la pobreza? 

Aquí un ejercicio de imaginación colectiva en el que participo con mucha ilusión, estamos recolectando firmas para pedir a Europa que se ponga a trabajar en ello:

Campaña ImaginaLoBásico


                                  ¡Gracias por tu firma!

                        https://rentabasicaincondicional.eu/

6 de marzo de 2021

Amor del bueno



Cuando tu amor no le corta las alas a tu compañero o compañera, es amor del bueno


Cuando es mutuo y recíproco, es amor del bueno


Cuando hay apoyo mutuo y compañerismo, es amor del bueno


Cuando sientes que el amor saca lo mejor de ti, es amor del bueno


Cuando estás aquí  y ahora, cuando escuchas con amor y atención plena, cuando te preocupas por tu gente, cuando estás presente, es amor del bueno.


Cuando sientes que puedes ser tú misma, que tu pareja también puede serlo, cuando sentís que podéis crecer y evolucionar juntos, es amor del bueno


Cuando las dos personas tienen las mismas ganas y le ponen la misma energía, es amor del bueno


Cuando los cuidados son el centro de tu relación: cuando te cuidas, cuidas y te sientes cuidada/o, es amor del bueno


Cuando eres leal a ti misma, cuando asumes la responsabilidad afectiva y compromiso contigo misma, y con tus relaciones, es amor del bueno


Cuando ambas podéis negociar en Igualdad de condiciones, cuando ambas tenéis los mismos derechos, y no hay privilegios, es amor del bueno


Cuando respetais los pactos y los acuerdos, es amor del bueno


Cuando te relacionas desde la honestidad y la confianza, es amor del bueno


Cuando eres cómplice de tu pareja, cuando le tratas de igual a igual y no le ocultas información, es amor del bueno


Cuando tu amor no te aísla y no aísla a tu pareja de sus seres queridos, es amor del bueno


Cuando no sufres ni lloras, cuando no sientes angustia ni dolor, cuando puedes disfrutar del amor, es amor del bueno


Cuando aprendes a usar tu poder no solo en beneficio propio, sino para que los demás a tu alrededor tengan una vida mejor, es amor del bueno





Cuando cuidas tus emociones y no las usas contra tu pareja, ni contra tus seres queridos, es amor del bueno


Cuando tu miedo y tus inseguridades no afectan a la otra persona porque te las trabajas y las cuidas, es amor del bueno


Cuando te relacionas desde la empatía, la ternura, el respeto y la solidaridad, es amor del bueno


Cuando eres capaz de expresar tu enfado sin hacer daño a tu pareja, es amor del bueno.



Cuando eres capaz de tratar bien a tu pareja en momentos difíciles, y  en cualquier circunstancia, es amor del bueno


Cuando no tenéis que renunciar a vuestras pasiones y afectos, cuando la relación no te exige sacrificios, es amor del bueno


Cuando te trabajas tus celos, tu baja autoestima, y tu necesidad de dominar a tu pareja, y tu pareja también se trabaja lo suyo, es amor del bueno


Cuando amas tu libertad y la de tu pareja, cuando ambos tenéis vuestros tiempos y espacios propios, es amor del bueno


Cuando tus traumas y tus carencias no hacen sufrir a los demás, cuando cada cual se responsabiliza y se compromete con su bienestar y felicidad, es amor del bueno


Cuando no hay dependencia, cuando no te sientes necesitada ni atrapada, cuando mantienes intactas tus alas para volar, es amor del bueno


Cuando la relación está basada en el placer y el disfrute, cuando te diviertes y te sientes de maravilla a su lado, es amor del bueno


Cuando los dos cuidais la relación para que siga viva y crezca, cuando dais lo mejor de vosotros/as mismas para que funcione, es amor del bueno 




Cuando se acaba la relación y sois capaces de trataros bien y cuidaros hasta el final, es amor del bueno


Coral Herrera Gómez

15 de abril de 2020

Defensa del derecho a disfrutar sin dinero

Christina Vilgiate
                                                                     Christina Vilgiate 

El derecho a disfrutar gratis: yo pensaba que una de las luchas del futuro sería defender nuestro derecho a disfrutar del tiempo sin gastar dinero, pero ya llegó el futuro. 

Hemos vivido durante dos meses en una distopía en la que sólo podíamos salir a la calle a trabajar o a consumir, y nos han prohibido hacer todo lo bueno de la vida (disfrutar de tu gente querida, charlar con el vecindario, pasear por la ciudad o disfrutar de la naturaleza) Lo hemos hecho por el bien común, porque somos responsables y solidarios, pero fijaos que a la hora de elaborar normas para el desconfinamiento, las únicas personas que seguimos teniendo restricciones somos las que queremos salir a pasear, hacer ejercicio o a disfrutar de la naturaleza. 

En cambio, no hay horarios para la gente que quiera gastar su dinero en tiendas, bares, restaurantes y terrazas. No es casualidad que los sitios donde juegan los niños sigan cerrados mientras los adultos se aglomeran en los comercios: primero va la economía, y luego la salud mental y emocional de las personas, y su derecho a caminar por la calle y a estar al aire libre. 

Nos quieren produciendo y consumiendo sin parar, y esto crea una exclusión social tremenda: quedan fuera todas las personas que se han quedado sin ingresos, o que no configuran su tiempo libre en torno al consumo. Habrá que batallar mucho para defender nuestro derecho al ocio gratis y a estar al aire libre sin dinero, para que nos dejen estar en la calle y no nos encierren en centros comerciales, y para enseñar a las nuevas generaciones a disfrutar sin consumir. Estar en la calle o en el campo gratis es un derecho al que no podemos renunciar.

Coral Herrera Gómez 

16 de enero de 2020

El derecho a caminar de las mujeres: las calles son nuestras



Caminar y estar al aire libre es un derecho humano fundamental: todos los humanos deberíamos poder caminar por la calle, estar en ella todo el tiempo que queramos, y disfrutar de libertad de movimientos en todo el planeta.

Nunca había pensado en la dimensión política del caminar hasta que llegué a Centroamérica y visité otros países de América Latina, y me di cuenta de lo difícil que es caminar en la mayor parte de las ciudades porque no hay aceras, ni semáforos, ni pasos de cebra. En la mayor parte de los países, sólo se puede caminar con seguridad dentro de los centros comerciales, y en los clubes sociales de clase
media-alta y alta.

Las calles son peligrosas porque las aceras están en mal estado y todo el diseño urbanísitico se centra en los coches: ellos son los dueños y señores del espacio público. En la televisión se dedican a culpar a las personas por los atropellos que sufren, y nos dan consejos para evitar morir en la calle, como por ejemplo correr cuando viene un coche. Yo al principio pensaba: no hay nada más barato que un paso de cebra, y salva millones de vidas al año: son unas rayas de pintura en el suelo que ceden el paso a los peatones. Y me preguntaba: ¿por qué no nos protegen, por qué no nos cuidan, por qué no hacen las ciudades para la gente?

En el campo es aún peor: los sucesivos gobiernos han ido robando los caminos de la gente y de sus animales para convertirlos en carreteras para coches, y nos han ido dejando sin espacio para trasladarnos de un lado a otro. A diario mueren muchas personas atropelladas que caminan al colegio, a la tienda, a la iglesia, o a su trabajo. Y pareciera que a los gobernantes no les importa: siguen invadiendo los caminos para asfaltarlos, y jamás piensan en las necesidades de la gente que vive al borde de la carretera y hace vida en la carretera.

Porque son pobres.Los ricos siempre van en coche.

Caminar, entonces, es un acto político porque al caminar una estorba a los coches con su cuerpo, dificulta y fastidia a los conductores que tienen que esquivarnos para no matarnos. Y también es "heroico", porque los que caminamos ponemos en peligro nuestra salud y nuestra vida, a diario. 

La mayor parte de las personas que caminamos somos mujeres. Mujeres que van al mercado, mujeres que van a la fábrica o al campo, mujeres madres que llevan y recogen a los niños y las niñas a la escuela. Mujeres que van a la compra, y a correos, y al médico, solas y con sus hijos. Mujeres que quieren pasear por placer, pero tienen que cruzar corriendo las carreteras con miedo de ser atropelladas con sus hijos.

Las calles de las ciudades y las carreteras son usadas fundamentalmente por mujeres pobres, mujeres campesinas, ancianas, mujeres con niños y niñas que se juegan la vida a diario caminando a los lados de la carretera. Sin arcén, sin aceras, con la jungla amenazando el asfalto, y todas caminando en fila tratando de no invadir el espacio de los carros y de no caer al guindo (canal para que corra el agua cuando llueve).

Fijaos si es terrible que normalmente las mujeres agradecen a los hombres que conducen carros. Es un gesto que tenemos incorporado de manera natural: juntando las manos le pedimos al carro que disminuya su velocidad y no nos atropelle, y levantando una sola, agradecemos que nos haya dejado cruzar, porque asumimos que estamos molestando, que estamos invadiendo el espacio de los carros, y que debemos estar agradecidas si no nos golpean o nos matan cruzando. 

Es una relación sádica y masoquista la que se establece entre conductores y peatonas: ellos nos dejan pasar, o no nos dejan pasar, aceleran o bajan la velocidad cuando vamos cruzando angustiadas. Los conductores tienen poder sobre nuestras vidas: mueren miles de personas y de animales al año en toda América Latina víctimas de esta violencia automovilística.

Teniendo en cuenta que las mujeres que caminamos también pagamos impuestos, es injusto y cruel que el dinero que ponemos entre todas vaya destinado a la gente con carro, a los conductores de carros, camiones, buses, y que tengamos que costear el tremendo gasto que supone para el Estado mantener las carreteras, sin que empleen apenas ningún porcentaje para proporcionarnos caminos seguros.

Caminar es un peligro no sólo por el riesgo de ser atropellada al andar o al cruzar, sino también porque es fácil meter el pie en un desnivel o un agujero, en un charco o en un terreno de lodo resbaladizo, en una alcantarilla sin tapa o en el caño de agua. Hay que estar muy atenta a las irregularidades del suelo para no tropezar o caer, y si vas con un carrito de bebé tienes que prepararte a conducir como en el Rally Paris-Dakar.

Los gobernantes no quieren que la gente esté en la calle, por eso apenas hay parques o plazas en las ciudades. Y cuando las hay, la policía se dedica a hostigar a la gente, especialmente a los más jóvenes, que son los que más necesitan estar al aire libre. En San José de Costa Rica es sorprendente el acoso policial a la gente joven: los tratan como si fueran delincuentes, con un odio y una violencia desproporcionada. Cumplen órdenes de arriba. Alcaldes y alcaldesas saben bien que cuanto más vacías están las calles, más inseguras son,  pero es que hay que llenar los malls de gente. Si en las calles hay atracos y violaciones a cualquier hora del día, los centros comerciales se llenan de paseantes que se convierten en consumidores.

Esta es la razón por la que las autoridades se esfuerzan por mantener la suciedad en las calles, y por ofrecer un transporte público deficiente: cuanto peor son los autobuses, más se empuja a la población hacia los autos privados. Es una estrategia política que busca arruinar al pequeño comercio, vaciar las calles, generar más contaminación, e incentivar el consumo. Para acabar también con la cultura del barrio y con la solidaridad vecinal, el objetivo principal de las municipalidades es acabar con todas las actividades gratuitas que hacemos como pasear, hacer deporte, pasear a nuestros perros, tumbarnos a tomar el sol, charlar con las vecinas, hacer yoga o meditación, o besarnos y tocarnos con nuestras parejas al aire libre. 

Quieren que estemos en casa encerrados viendo la televisión y solo salgamos a comprar. Por lo tanto, caminar es un acto subversivo. Cuando salimos a pasear, no estamos gastando dinero, ni estamos consumiendo, ni tampoco estamos contaminando, por lo tanto, no somos útiles para el sistema productivo y estamos yendo a contracorriente.

Las y los caminantes hacemos camino al andar, y somos peligrosos cuando salimos a pasear, porque a veces se nos ocurre ponernos a hablar con la gente, y para el sistema es peligroso que la gente converse, se indigne junta, se organice y se ponga a luchar por sus derechos.

Necesitan que cada cual esté en su casa echando pestes frente al televisor, aislado y amargado, sin recibir la luz del sol, sin sentir el calor humano de los demás. Las mujeres jóvenes lo tienen difícil para caminar por el tema del acoso sexual callejero, pero las mujeres mayores tampoco pueden hacerlo porque es peligroso: no pueden correr para escapar del peligro, y es fácil caerse o torcerse un pie.

Tampoco los hombres mayores pueden caminar: en la mayor parte de las ciudades latinoamericanas no hay gente adulta mayor en las calles. No los ves en ningún sitio a no ser que su familia los lleve en carro al banco, al súper o al médico: no hay viejitos tomando el sol, ni jugando a las cartas, ni haciendo deporte, ni jugando, ni caminando. No hay gente mayor en las calles porque son un peligro mortal, para ellos y también para todas las personas con problemas de movilidad o discapacidades. Ciegos, sordos, gente en silla de ruedas, gente con muletas o con bastón… no salen a la calle, viven enjaulados, condenados a ver la vida a través de la televisión, y dependiendo de los demás para poder salir de casa.

Los niños y las niñas tampoco pueden caminar ni jugar en la calle, ni las pandillas de adolescentes, y esto se traduce en calles vacías, que son mucho más peligrosas que las calles llenas de gente a
todas horas. Salir a caminar en muchos países de Centroamérica es imposible por los
asaltos, porque para quitarte el celular te vuelan la cabeza de un balazo. Cuanta menos gente en la calle, más atracos hay.

Las que más sufrimos la violencia en las calles somos las mujeres. Las niñas y adolescentes viven encerradas en sus casas porque sus familias tienen miedo a que las secuestre una mara, a que las embarace o las mate un novio celoso, a que las violen desconocidos o que se las lleven los traficantes de esclavas sexuales a Europa.

Ser mujer es un peligro de muerte en muchas zonas de América Latina: son asesinadas doce mujeres al día. Muchas de las violaciones y los asesinatos se producen en el hogar y son llevados a cabo por maridos, ex maridos, novios y ex novios, pero también en las calles y en el transporte público sufrimos violencia machista. El acoso sexual callejero es cotidiano, y es insoportable en América Latina. Los acosadores gozan de impunidad total.

Ninguno de ellos quiere ligar: sólo piropean para asustar a las mujeres y hacer demostraciones de poder sobre nosotras. Su objetivo es que nos de miedo ocupar el espacio público, no soportan que lo usemos con la misma libertad que ellos, por eso siempre nos recuerdan que es su espacio, y que pueden hacer lo que quieran porque mandan ellos.

Yo sueño un mundo en el que todas nosotras podamos caminar libres, sin miedo, sin sufrir acoso, sin ser acosadas, violadas o secuestradas. Un mundo sin odio contra las mujeres pobres, un mundo que piense en ellas y en sus niños y niñas. Sueño con pueblos y ciudades con espacios verdes, con caminos para la gente y las bicicletas, con aceras, semáforos y pasos de cebra, con conductores respetuosos, con un transporte público moderno, barato, ecológico, y accesible para todo el mundo.

Las mujeres tenemos derecho a viajar por el mundo y a movernos en nuestros barrios sin sufrir un riesgo de muerte, y sin tener que pedir permiso para ocupar el espacio público. Somos millones las mujeres que caminamos en América Latina, y los gobiernos no pueden seguir ignorándonos: la lucha
feminista seguirá luchando reivindicando la toma del espacio público por parte de las mujeres.

Es una lucha para mejorar la vida de la gente: no queremos más atropellos, no queremos más acoso ni violencia contra las mujeres que caminamos. No queremos ser valientes cuando vamos por la calle: queremos caminar libres y sin miedo. Nuestras calles las queremos libres de atropellos, de acoso y de violencia machista. Todas las mujeres tenemos derecho a caminar y a estar al aire libre, y vamos a seguir luchando porque las calles son nuestras, y no queremos ni una mujer menos, ni un solo niño o niña menos.

Coral Herrera Gómez

Para Gema, in memoriam
Atropellada en Brasil en Agosto 2018

4 de agosto de 2019

Los amores compañeros






Los amores compañeros en pareja se construyen desde la filosofía de los cuidados mutuos, la confianza, la solidaridad, la complicidad, la lealtad, y el trabajo en equipo. Sabes que el tuyo es un amor basado en el compañerismo cuando te sientes cuidada por la otra persona, cuando te relacionas de tú a tú y sin jerarquías, cuando los dos os estáis divirtiendo, cuando compartis tareas igualitariamente, cuando os sentís libres para quedaros o para iros, cuando hay comunicación y os apoyáis mutuamente, cuando ambos tenéis muchas ganas de disfrutar de la relación.


El amor compañero es una forma de quererse basada en la solidaridad, la empatía, el respeto, la ternura y los cuidados. Los amores compañeros pueden surgir de la atracción sexual entre dos personas que se gustan, pero también de la amistad, y de los grupos de gente con los que nos juntamos para aprender, para celebrar la vida, o para luchar por nuestros derechos. Por eso hablamos del amor compañero en plural: porque es un amor que se multiplica y no se reduce a una sola persona. Es un amor que da para repartir a manos llenas: es una energía social que compartimos con la gente con la que nos relacionamos a diario.

Los amores basados en el compañerismo están por todas partes: es el amor de la amistad y de las relaciones familiares de cuidados. Es el amor que une a los equipos de gente cuando nos juntamos para celebrar, para aprender, para salir a la calle a defender nuestros derechos, para protestar contra las injusticias, la explotación y la violencia, o para parar las guerras y acabar con el patriarcado.

El amor compañero no se reduce a la pareja, como el amor romántico. Nos hacen creer que la pareja nos salvará de la soledad, y sin apenas darnos cuenta descuidamos nuestras redes afectivas que se van debilitando por la falta de tiempo, la falta de ganas y de cuidados. Vivimos en un mundo profundamente individualista y deshumanizado en el que cada vez hay más personas que mueren solas sin que nadie se de cuenta hasta que los vecinos avisan a la policía días después porque empieza a oler el cadáver. 

Estamos cada vez más solos y solas. Bajo la filosofía del “sálvese quien pueda”, nos creemos que nuestros problemas son personales, y por lo tanto buscamos soluciones personales, no colectivas. Batallar a solas contra un sistema tan injusto, violento y cruel como el capitalismo nos enferma, nos agota y nos amarga la vida: solos, solas, no podemos. Podremos si nos juntamos para defender nuestros derechos y libertades, y si tejemos redes de cooperación y ayuda mutua, pero para eso hace falta mucha solidaridad, mucha empatía, mucha generosidad y valentía.

Estamos ensimismados, a veces encerrados en nosotros mismos, cada cual soñando con un cambio mágico que surgirá de la nada y que nos cambiará la vida: que me toque la lotería, que alguien apueste por mí y por mis proyectos, que aparezca el amor de mi vida y se quede junto a mi para siempre. Si nos va mal, es cuestión de mala suerte, pensamos. Y es que no vemos que en realidad todo lo que nos pasa es un tema colectivo: lo romántico es político, y tenemos que ponernos entre todos a pensar formas de querernos que no duelan, y que no perpetúen la desigualdad, el abuso y la violencia. Amores que nos ayuden a ser más felices a todos, y a todas.

Yo concibo el amor compañero como una forma de relacionarse llena de ternura y solidaridad, y libre de violencia y machismo. Lo construyo con mi pareja trabajándome mucho por dentro, y trabajando juntos para poder disfrutar de nuestra relación. Ambos estamos comprobando que se vive mucho mejor sin sentimientos de posesividad, sin celos, sin miedos, sin luchas de poder, tratando de compartir las tareas al cien por cien. Queremos que nuestra experiencia amorosa se base en disfrutar, acompañarse, pasarlo bien, darse calorcito humano, reírse mucho, conversar rico, compartir placeres, crecer juntos, y cuidarnos mutuamente durante el tiempo que queramos estar juntos.

Pienso que el compañerismo como filosofía de vida, podría ayudarnos a construir un mundo en el que quepamos todas y todos, una sociedad en la que nos vaya bien a todas, y no solo a unas pocas personas. Con el amor compañero podríamos tejer redes de afecto libres de explotación y de violencia, redes de ternura y apoyo que nos permitan construir un mundo más igualitario, más pacífico, más justo y más hermoso para todas las personas que habitamos este pequeño planeta.

El amor compañero en pareja es para la gente que quiere compartir la vida con la otra persona formando un equipo de trabajo para sobrevivir y para vivir disfrutando cada día. Da igual lo que dure: lo importante es pasarlo bien, amarse a manos llenas, cuidarse mucho, divertirse y crecer juntos. El amor del compañerismo no se construye como el amor romántico, desde el interés o la necesidad, sino desde la libertad y las ganas de estar juntos. En el amor compañero no se firman contratos esclavizantes ni se hacen promesas irreales de futuro: se disfruta como se disfruta la amistad, en el puro presente, desde el aquí y el ahora.

El amor compañero se expande más allá de la pareja y se multiplica, y da para abastecer a todo el entorno de los enamorados, nunca se encierra en sí mismo. No importa si es monógamo o poliamoroso, que permanezca estable o vaya cambiando, no importa si es entre dos o si hay más participantes, lo importante es que todas nuestras relaciones estén llenas de amor del bueno.

Los pilares fundamentales de los amores compañeros en pareja son la honestidad y la coherencia. Por eso se parece mucho a la amistad, y además tiene mucho y muy buen sexo. Porque cuando conectas con alguien a fondo, y hay mucho respeto y cariño, puedes vivir el erotismo sin miedos, decir lo que te gusta y lo que no, y compartir la responsabilidad de la anticoncepción y la reproducción: las parejas que se quieren desde el compañerismo trabajan en equipo para cuidarse mutuamente.

En los amores compañeros el sexo no se utiliza para conseguir otras cosas. El sexo es para comunicarse, y disfrutar: no se concibe como una moneda de cambio ni una transacción, y no se concibe separado del amor: el sexoamor es una forma de quererse, no son dos cosas diferentes. Así pienso y siento y vivo yo el amor compañero.

La relación de amor compañero se construye desde la idea de que yo tengo los mismos derechos que tú, que podemos tratarnos como compañeros el tiempo que estemos juntos, que podemos seguir queriéndonos durante la ruptura, y también después de la ruptura, el tiempo que queramos.

El compañerismo es una forma de relacionarse con la gente de tú a tú, igualitariamente, sin jerarquías, sin dominación ni sumisión, sin sufrimientos, sin dependencias. Es una forma de relación basada en la confianza y la complicidad, que igual que construimos con los amigos y las amigas, también podemos hacerlo con la pareja.

Cuesta mucho, sobre todo les cuesta mucho a los hombres. En la cultura patriarcal el amor es una guerra y los compañeros son siempre otros hombres, nosotras somos “las otras”. El machismo más rancio impide a los hombres disfrutar del amor compañero con otras mujeres, por eso es tan importante desobedecer los mandatos de género, pensar juntos el tema del sexo, el género y el amor, desmontar y desmitificar el romanticismo patriarcal, cuestionarnos a nosotras mismas y cuestionar la cultura del amor en la que hemos sido educadas.

Sería más fácil si de pequeñas recibiéramos educación sexual y emocional para aprender a expresar y gestionar nuestros sentimientos, para aprender a disfrutar con la diversidad, para aprender a relacionarnos en igualdad y desde la filosofía de los cuidados. Esta educación sexual y emocional incluiría la fabricación de herramientas para aprender a relacionarnos desde el buen trato y el respeto mutuo, para desaprender la violencia romántica y todos los mitos que perpetúan el patriarcado, para poder analizar la realidad desde una perspectiva crítica, para poder inventar otros relatos, otras protagonistas, otras tramas, otros finales felices.

La educación sexoamorosa debería empezar en la infancia y no terminar nunca: todos y todas necesitamos herramientas para aprender a querernos mejor, para disfrutar del placer sin culpa, para aprender a amar desde la libertad, para aprender a tratarnos bien y a cuidarnos, para decirnos adiós con amor, para aprender a construir relaciones igualitarias libres de violencia y de machismo.

Con estas herramientas podremos construir enormes redes de afecto para hacer frente a los odios.  Estas redes serían una forma de resistencia frente a un sistema que no es capaz de asegurar nuestro bienestar, ni facilitar que nos cuidemos los unos a los otros, ni garantizar nuestros derechos más básicos. 

Pensad en vuestros amores compañeros y el sentido que dan a vuestras vidas: no hay nada como saber que tenemos gente que nos quiere y nos cuida, que nos escucha y nos apoya, que nos ayuda cuando lo necesitamos, que nos hace la vida más fácil y más bonita. Saber que el amor es mutuo, y que crece en la medida en que lo cuidamos, es un alivio frente a las relaciones de competencia que tenemos con nuestro entorno. 

El compañerismo está basado en una relación de lealtad y confianza que nos permite ser nosotros mismos, y nos permite crecer, evolucionar y disfrutar del amor y de la vida.  El compañerismo, la empatía, la solidaridad y el cariño son esenciales para que podamos convivir en paz y podamos cuidar juntos este planeta que habitamos.

Podemos empezar en nuestra propia casa, cuidando las relaciones con nuestra familia y amigos. Y también con nuestra pareja podemos construir un amor compañero: una relación de apoyo y cuidados mutuos que nos permita multiplicar el amor y repartirlo con mucha gente. 

Coral Herrera Gómez 


Este texto es el capítulo 19 del libro Mujeres que ya no sufren por amor



17 de abril de 2018

Infancias felices para cambiar el mundo




Para cambiar el mundo, hay que empezar por la infancia: tenemos que dejar de maltratar emocionalmente a los niños y a las niñas. El planeta está poblado de adultos traumados y mutilados que sufrieron mucho en su infancia y están llenos de heridas sin cicatrizar. 

Tenemos que crear las condiciones para que todas podamos vivir nuestros primeros años de vida libres de violencia, y llenos de amor, de cuidados y de afectos. Tenemos, también, que dotar de herramientas a los adultos y adultas del futuro para que aprendan a gestionar y a expresar sus emociones, a resolver conflictos, a actuar sin hacer daño a los demás, a respetar a la gente diversa, a convivir tejiendo redes de solidaridad y amor del bueno. 

Nosotras no recibimos esa educación, y muchas no recibieron tampoco la atención, el tiempo y el cariño que necesitaban de sus seres queridos. Por eso sufrimos tantas enfermedades mentales y emocionales, aumentan las depresiones y los suicidios, y la vida se nos hace tan dura.

La única forma de salvarnos como especie es cuidar a las generaciones más nuevas para que crezcan felices. Tenemos que tratarlos comos sujetos de plenos derechos, y sobre todo, tenemos que luchar por los derechos de las mujeres para que podamos elegir libremente la maternidad, y podamos traer niños y niñas deseadas a la vida. 

Hay que luchar para que todas puedan vivir una infancia sin guerras, ni odio, ni abusos, ni explotación. Que no tengan que pasar hambre, que no sufran violaciones, castigos ni torturas, que no se mueran de frío, que no tengan que lanzarse al mar para huir de su país, que no tengan que sufrir la pérdida de sus seres queridos. 

Necesitamos aprender a querernos bien y a tratarnos bien, especialmente tratar bien a los seres más vulnerables y desprotegidos. Hay que tomarse en serio la salud mental y emocional, el bienestar,la felicidad, y los derechos de los niños y las niñas: necesitamos gente adulta sana, alegre, creativa, bondadosa, rebelde, sensible, comprometida y solidaria para crear un mundo mejor.


#QuererseBien
#SufrirMenosYDisfrutarMás
#OtrasFormasDeRelacionarnosSonPosibles
#DerechosHumanosDeLosyLasNiñas
#StopAbusoSexualInfantil
#BuenosTratos #InfanciasFelices #SaludMentalYEmocional

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