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18 de julio de 2013

¿Qué es "lo normal"?, ¿Quién es "normal"?




"Cuando un juicio no puede enunciarse en términos de bien y de mal se lo expresa en términos de normal y de anormal. Y cuando se trata de justificar esta última distinción, se hacen consideraciones sobre lo que es bueno o nocivo para el individuo. Son expresiones de un dualismo constitutivo de la conciencia occidental". 
Michel Foucault



Lo normal, la normalidad, lo normativo, son conceptos que hemos creado para tratar de definir el conjunto de normas que  regulan nuestra convivencia, el comportamiento de las mayorías, los lugares comunes, la lógica de nuestra sociedad. 

El concepto "normal" nos sirve para distinguir qué es lo correcto y lo incorrecto, qué está bien y mal, que es moral e innmoral. Pero la normalidad sirve, además, para discriminar a todas las personas y grupos humanos que no se ajustan a los patrones y modelos que sigue la mayoría. 

Aquellos que son diferentes a esta gran mayoría se etiquetan como los anormales, las raras, los desviados, las extrañas, los ambiguos, las inclasificables, o los diferentes al restoEsta condena de la diferencia es lo que nos divide en dos grupos: los que se adaptan y los que no.

Para poder integrarnos plenamente, tratamos de parecernos a aquellos con los que querríamos que se nos identificase. Por eso en las pandillas de adolescentes van todos vestidos iguales con ligeras variaciones. Por un lado necesitan consolidar su sentido de pertenencia a una comunidad, por otro necesitan destacar ligeramente por encima de los demás. 

Los varones jamás llevan falda en las sociedades occidentales: sus pantalones les definen como hombres. Lo normal en su cultura es que no usen falda jamás. Esto no les sucede a los escoceses, que la usan en sus vestidos tradicionales sin perder un ápice de su masculinidad.


3 de julio de 2013

La construcción cultural del amor romántico







                  El amor es una construcción humana sumamente compleja que posee una dimensión social y una dimensión cultural. Ambas dimensiones influyen, modelan y determinan nuestras relaciones eróticas y afectivas, nuestras metas y anhelos, nuestros gustos y nuestros sueños románticos.  Tanto la sexualidad como las emociones son, además de fenómenos físicos, químicos y hormonales, construcciones culturales y sociales que varían según las épocas históricas y las culturas. El amor se construye en base a la moral, las normas, los tabúes, las costumbres, creencias, cosmovisiones y necesidades de cada sistema social, por eso va cambiando con el tiempo y en el espacio, y por eso no aman igual en China que en Nicaragua, ni los bibri aman del mismo modo que los semais.

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15 de junio de 2013

La violencia de género y el amor romántico










Conferencia Coral Herrera Gómez
Noviembre 2014
Gran Canaria, España




El amor romántico es la herramienta más potente para controlar y someter a las mujeres, especialmente en los países en donde son ciudadanas de pleno derecho y donde no son, legalmente, propiedad de nadie. Son muchos los que saben que combinar el cariño con el maltrato hacia una mujer sirve para destrozar su autoestima y provocar su dependencia, por lo tanto utilizan el binomio maltrato-buen trato para enamorarlas perdidamente y así poder domarlas.


31 de mayo de 2013

Prólogo del libro Bodas Diversas y Amores Queer



Hoy tengo el gusto de presentarles mi nuevo libro sobre mis bodas en Madrid, Tánger y San José, y otras bodas diversas. En estas páginas encontrarán reflexiones en torno a los ritos nupciales y las utopías románticas posmodernas, anécdotas personales, historias de vida, cuentos sobre bodas románticas y divertidas, y unas cuantas preguntas. Es una propuesta a medio camino entre el cuento y el ensayo para aportar a la visibilización de la diversidad de nuestra realidad amorosa, para contribuir a la creación de nuevos relatos sobre amores románticos, y a la lucha por el matrimonio igualitario y los derechos humanos de la población LGBTQ.








Me casé por amor. Y escribo este libro porque me encantan las bodas.

Aquí les cuento sobre las bodas que he creado, las bodas que he protagonizado y algunas bodas que he vivido de gente muy querida. Me apetecía dejar la teoría y sumergirme en la realidad, fuente inagotable de narrativas de todo tipo, a menudo más complejas, coloridas y diversas que las de ficción. Mientras les entretengo con historias de amor, haremos un análisis crítico de de los ritos nupciales de nuestra cultura y también obtendremos herramientas para poder analizar nuestras propias bodas en clave de humor, y con enfoque de género.

Este es mi primer libro escrito desde una perspectiva queer, con afán crítico y con mucho humor. Con mucho amor, también.

Lo escribí con el afán de contribuir a la despatriarcalización del amor romántico y a la construcción de relaciones más sanas, igualitarias y libres; y para tratar de entender por qué nos casamos y nos divorciamos tanto, por qué el matrimonio se considera el día más importante en la vida de una mujer, por qué todos los relatos acaban en boda, por qué solo unos pocos pueden casarse, y por qué dedicamos tanto tiempo y energía a encontrar a nuestra media naranja.

Pienso que es fundamental que aprendamos a querernos más allá de las etiquetas que nos separan, que logremos crear redes de afecto y de ayuda mutua más allá de la pareja, que luchemos unidos por el derecho a amar de todo ser humano (sea cual sea su identidad de género o su orientación sexual), que aprendamos a tejer redes de solidaridad para poder trabajar unidos por el bien común.

Además, creo que es fundamental contribuir a este trabajo de desmitificación y de nuevas construcciones desde la cultura: es necesario contarnos otros cuentos, visibilizar otras historias amorosas, dar espacio a héroes y heroínas de carne y hueso, crear tramas narrativas más diversas y coloridas.

Y por eso he escrito este libro. Bodas diversas y amores queer está confeccionado con diversas historias de vida, incluida un trocito de la mía propia. En él encontraréis anécdotas y relatos de celebraciones de amores diversos, muchas preguntas, alguna idea para vuestra propia boda y reivindicaciones variadas.

Es el libro más personal que he escrito porque habitualmente me escondo detrás de la teoría y de autoras y autores de prestigio para poder opinar sobre un tema que hasta ahora no ha tenido mucho espacio en el mundo académico.

Nos casamos y nos divorciamos todos los días, y yo no puedo seguir hablando del tema como si no fuese una humana que se enamora perdidamente. Caigo bajo los influjos de los mitos románticos como cualquier otra, y es importante para mí hablar y escribir de ello porque lo romántico es político y porque estoy trabajando desde hace años –como mucha otra gente– en resolver la contradicción entre el enfoque feminista queer y las emociones patriarcales que me habitan.

Ésta es la primera obra en la que mezclo teoría y praxis, intelecto y sentimientos, cultura y política, porque no los vivo ya como realidades opuestas, según la lógica del pensamiento binario patriarcal. Escribo desde donde soy, desde mis propias experiencias, desde mi contexto de mujer blanca treintañera emigrante juvenil, sin pretensiones de objetividad o neutralidad.

Manejo el lenguaje académico y el de la calle por igual, y quizás lo noten ustedes mientras leen: ambas jergas se complementan, no son contradictorias, flotan en el magma de jergas que me habitan sin jerarquías (el pachuquismo tico, el madrileñismo barriobajero, la finura académica, la jerga periodística y bloguera, la jerga del mundo del cine y el teatro…).

Quería también contarles que las doctoras feministas que critican el romanticismo patriarcal también se enamoran, disfrutan del amor, sufren lo indecible, se ilusionan y se decepcionan, e incluso se casan. Como todo el mundo.



Coral Herrera Gómez

30 de abril de 2013

Segunda Edición de mi libro "La construcción sociocultural del amor romántico"




Herrera Gómez, Coral: "La construcción sociocultural del amor romántico", Editorial Fundamentos, Madrid, 2011.

Entendida siempre como un fenómeno reproductivo biológico y ninguneada por el discurso científico, muy pocos son los estudiosos que han concedido a la pasión amorosa la atención que merece. El presente título, fruto de un trabajo de investigación doctoral, analiza el fenómeno del amor en toda su complejidad, pero incidiendo especialmente en su construcción sociocultural desde una perspectiva queer.

La tesis central de esta obra es que las emociones están construidas en la sociedad a través de la cultura, y por ello aprendemos a sentir a través de las narraciones y los mitos. Los patrones emocionales que aprendemos en la infancia y adolescencia a través de películas, cuentos, novelas y canciones no han sido susceptibles, hasta hace poco, de ser investigados con rigor académico, y sin embargo determinan nuestra identidad, nuestra vida cotidiana, nuestras formas de organización social y económica.

Mediante un proceso de crítica y deconstrucción, la autora va desvelando la mitificación del romanticismo patriarcal, visibilizando las utopías emocionales de la posmodernidad, y deconstruyendo el pensamiento binario y los conceptos de lo “normal” o lo “natural”, variables según las culturas y las épocas históricas, del mismo modo que varía la cultura amorosa en cada rincón del planeta. El libro se centra en el análisis del amor de pareja occidental, y elabora una crítica acerca de los condicionamientos sociales y culturales que empobrecen y limitan nuestra sexualidad y nuestras redes de afecto.

Coral Herrera Gómez (Madrid, 1977) es Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual. Es docente e  investigadora, consultora de género y comunicación, blogger y escritora. Dedicó su tesis doctoral al tema del amor romántico desde una perspectiva multidisciplinar que parte de los feminismos, y los estudios de masculinidad. A partir de entonces, su trayectoria profesional ha estado ligada a  la reflexión en torno a la construcción de la realidad desde los medios de comunicación y las industrias culturales. También ha hondado en la relación de legitimación que existe entre nuestras estructuras emocionales y culturales, y nuestra organización sociopolítica y económica. En su blog se dedica a deconstruir los mitos de la heterosexualidad monogámica que perpetúan las desigualdades y la dependencia mutua, siempre con un lenguaje de humor y de batalla. Su propuesta final es que expandamos el amor hacia las comunidades para acabar con el patriarcado, el individualismo, las jerarquías y las desigualdades.







17 de abril de 2013

Mi tesis doctoral: "La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico"








"La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico.

De cómo Occidente construye nuestras emociones a través de los símbolos, los mitos y los ritos, y de cómo el amor romántico perpetúa el capitalismo,el patriarcado y las democracias".









Esta tesis fue leída el 30 de Enero de 2009 en
la Universidad Carlos III de Madrid, España.
Obtuvo una calificación de Sobresaliente Cum Laude

Autora de la tesis:
Coral Herrera Gómez, Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual UC3M

Dirección de la tesis:
Don Gerard Imbert, Catedrático de Comunicación Audiovisual UC3M






Tribunal:
Presidente:
Don Antonio Rodríguez de las Heras, Catedrático de Historia UC3M

1 Doña Cristina Peñamarín Beristain, Catedrática de Teoría de la información
UCM.
2 Doña Charo Lacalle, Catedrática de Periodismo de la UAB.
3 Don Gonzalo Abril, Catedrático de Comunicación Audiovisual UCM.
4 Doña. Blanca Muñoz, Doctora en Ciencia Política y Sociología UC3M.


Fue escrita en El Tiemblo, Ávila, durante tres años, y terminada en Usurbil, Guipuzcoa, en el año 2008.

Coral Herrera Gómez

4 de marzo de 2013

Día del Padre Igualitario: Por los Cuidados Compartidos




"El próximo 19 de Marzo celebramos el DIA DEL PADRE IGUALITARIO. Porque ser padre no tiene especial mérito pero si ejercer como padre, y no como un padre autoritario, ausente o distante, sino como un padre presente, atento, cariñoso, responsable… corresponsable". 



2 de agosto de 2012

¿Para qué sirve el feminismo?




-Para que se respeten los derechos humanos de todas las mujeres sea cual sea su condición socioeconómica, su nacionalidad, su etnia, su religión, su profesión, su orientación sexual o su edad.

- Para acabar con la pobreza femenina y garantizar el acceso al agua y a la tierra de todas las mujeres campesinas del mundo.

-Para acabar con todas las formas de violencia contra las mujeres: abusos, violencia sexual, secuestros, explotación sexual, esclavismo, maltrato, mutilaciones, lapidaciones, y feminicidios.

-Para que las mujeres tengan libertad de movimientos y puedan estar en todos los espacios. Para que puedan caminar por la calle sin miedo.

-Para que las niñas puedan estudiar y elegir la profesión que quieren ejercer en igualdad de oportunidades.

-Para que los niños y las niñas tengan educación sexual y emocional, y sepan disfrutar del sexo y del amor sin miedo a embarazos o enfermedades de transmisión sexual.

-Para que se respeten los derechos de las mujeres trabajadoras, para que puedan cobrar los mismos sueldos que los hombres en los mismos puestos de trabajo, para que no estén condenadas a la precariedad laboral, y no tengan que sufrir el desempleo cuando hay crisis económicas.

-Para que las mujeres puedan organizarse, defender sus derechos y tejer redes de afecto, cooperación, y ayuda mutua.

-Para acabar con la doble moral y la tiranía de la belleza. Para que las mujeres no conciban su cuerpo como un lugar de pecado. Para que puedan disfrutar de su sexualidad y erotismo sin miedo.

-Para que los niños varones aprendan a cuidarse y a cuidar su propio hogar. Para que no necesiten una criada de mayores.

-Para que el trabajo doméstico sea reconocido política y socialmente: y las personas que se dedican a las tareas básicas para la supervivencia (nutrición, higiene, salud, cuidados, crianza y educación) obtengan una remuneración digna. Para que las empleadas del hogar tengan todos sus derechos garantizados.

- Para denunciar la invisibilización del trabajo de las mujeres en la educación básica y superior, en los medios de comunicación, en la Historia, en la Ciencia, en el Arte, la Cultura, la Filosofía, la Política y la Economía.

-Para que las mujeres se sientan libres a la hora de elegir compañero/a, y a la hora de separarse.

-Para que las mujeres no sean violadas ni abusadas por sus familiares cuando son niñas. 

-Para que las mujeres no sean maltratadas psicológica o físicamente por sus parejas .

-Para que las mujeres lesbianas y las personas transexuales no sean discriminadas, ni  asesinadas, ni castigadas.

-Para que cese la trata de esclavas sexuales y el tráfico de mujeres en todo el mundo.

-Para que las mujeres puedan ser independientes emocional, y económicamente.

-Para que cesen los asesinatos masivos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.

-Para que las mujeres puedan votar y ser votadas.

-Para que las mujeres elijan libremente si quieren o no ser madres. Para que puedan conciliar su maternidad con su vida laboral, para que no las despidan del trabajo ni las castiguen por su maternidad.

-Para que los hombres puedan conciliar la paternidad con su vida laboral, para que puedan participar activamente en las tareas de cuido, para que puedan ejercer sus derechos como padres sin que sea penalizado social o económicamente por ello. 

-Para que los hombres puedan dar y recibir afecto en público sin miedo a que les insulten o les desprecien comparándolos con niñas o gays .

-Para que los hombres puedan tener relaciones bonitas con mujeres libres y autónomas.

-Para que los hombres puedan tener relaciones bonitas con otros hombres, y las mujeres con otras mujeres, sin sufrir castigos o discriminación.

-Para que las mujeres y los hombres críen a sus hijos e hijas en igualdad de condiciones y buen trato. 

-Para que las mujeres no tengan que verse oprimidas por los mandatos de género, para que nadie les imponga un modelo de mujer, y para que puedan elegir el tipo de feminidad que más les apetezca, o bien construir el suyo propio.

-Para que los hombres se sientan libres de patriarcado. Que puedan expresar sus sentimientos sin miedo, que aprendan a resolver sus problemas sin violencia, que puedan liberarse del miedo a no dar la talla como macho alfa. 

-Para construir un mundo mejor, más pacífico e igualitario 

- Para desmontar el amor romántico e inventar otras formas de querernos, de organizarnos, y de relacionarnos. 







25 de diciembre de 2011

Otras masculinidades



La masculinidad es una construcción que varía según las zonas geográficas, las etapas históricas, la organización sociopolítica y económica de cada cultura. Hoy quería hablaros de dos culturas pacíficas e igualitarias, la tahitiana y la semai, donde la identidad masculina no está tan marcadamente construida en oposición a las mujeres. No son las únicas culturas no patriarcales, pero David Gilmore, antropólogo que ha estudiado en su obra los diferentes tipos de masculinidad, admite que no son muy numerosas en nuestro planeta.
 Sin embargo, pienso que su simple existencia demuestra que hay otras formas de ser hombres y mujeres, otros conceptos en torno a la virilidad que no están construidos sobre la base de oposiciones característica de nuestra forma de pensar occidental. Es decir, existen virilidades que no se construyen con el rechazo a la feminidad como trasfondo ideológico.


VIRILIDADES NO HEGEMÓNICAS: TAHITÍ Y LOS SEMAI DE MALASIA


El primer contacto con Tahití se remonta al siglo XVIII, con la expedición capitaneada por Cook. Desde las primeras visitas de los europeos, la cultura tahitiana ha despertado la curiosidad occidental, sobre todo a causa de su informal tratamiento de los roles sexuales. La mayoría de los visitantes se fijó en la extraña ausencia de diferenciación sexual en los papeles que desempeñaban en la isla. Por ejemplo, el marinero John Forster (1778) observó que las mujeres tahitianas gozaban de una condición notablemente alta y que se les permitía hacer todo lo que hacían los hombres. Había jefas con verdadero poder político, algunas mujeres dominaban a sus maridos; todas las mujeres podían participar en los deportes; incluso las había que practicaban la lucha con adversarios masculinos. En general las mujeres iban y venían a su antojo, conversando “libremente con cualquiera, sin restricciones”, cosa que extrañaba a los occidentales.

Según el estudio llevado a cabo por Levy (1973), las diferencias entre los sexos en Tahití no están muy marcadas, sino que son más bien borrosas o difusas.

“Los varones no son más agresivos que las mujeres, ni las mujeres más tiernas o maternales que los hombres. Además de tener personalidades similares, los hombres y las mujeres también desempeñan papeles tan parecidos que resultan casi indistinguibles. Ambos hacen más o menos las mismas tareas y no hay ningún trabajo u ocupación reservados a un solo sexo por dictado cultural. Los hombres cocinan de forma habitual. Además, no se insiste en demostrar la virilidad, ni se exige que los hombres se diferencien de algún modo de las mujeres y los niños. No se ejerce ninguna presión sobre los muchachos para que corran riesgos ni se prueben a sí mismos, ni se les obliga a ser diferentes de su madre o hermanas. La virilidad no supone pues ninguna categoría importante, ni simbólica ni de comportamiento”.

En la cultura de Tahití, los varones no temen actuar de un modo que los occidentales considerarían afeminado. Por ejemplo, durante las danzas, los hombres adultos bailan juntos en estrecho contacto corporal, y la mayoría de los varones va a visitar a menudo al homosexual del poblado (el mahu).  El mahu del poblado es un transexual que ha elegido ser mujer honoraria. Es una figura parecida al berdache de los indios americanos, o el wanith de los omaníes musulmanes. Al mahu se le tiene un gran respeto; viven como las mujeres, baila y canta con ellas, tiene voz afeminada y entretiene a los hombres y los muchachos ofreciéndoles sodomía y felaciones. La mayoría de los hombres tahitianos se relaciona abiertamente con el mahu  sin que eso les cause ningún problema, y además, suelen asumir el papel pasivo en las relaciones con el mahu.



Los hombres tahitianos contestaban a las preguntas de Levy diciendo que no hay diferencias generales entre el hombre y la mujer en cuanto a carácter, pensamiento, características morales o dificultades en la vida. El afeminamiento, según Levy, se acepta como un tipo corriente y general de la personalidad masculina. Los muy machos se consideran extraños y desagradables.  Se espera de los hombres no sólo que sean pasivos y complacientes, sino que ignoren los agravios. No hay concepto del honor masculino que defender ni venganza que llevar a cabo. Incluso cuando se les provoca, es raro que lleguen a las manos. Turnbull (1812) afirmó al estudiarlos: “Su carácter es extremadamente pacífico… nunca ví a un tahitiano fuera de sí durante toda mi estancia”. Está prohibido entre ellos agredir y tomarse la revancha, aunque se sientan estafados.

Otras características de esta ideología de la virilidad son:

-          El idioma tahitiano no expresa gramaticalmente el género. Los pronombres no indican el sexo del sujeto ni del objeto, y el género no desempeña ningún otro papel en la gramática. Casi todos los nombres propios tradicionales se dan tanto a las mujeres como a los varones.
-          Los tahitianos no hacen ningún esfuerzo para proteger a las mujeres ni para repeler a los intrusos extranjeros. De hecho, lo cierto es todo lo contrario, para gran escándalo y deleite de los observadores occidentales.
-          Los tahitianos no cazan, ni hay ocupaciones excesivamente peligrosas o agotadoras que se consideren masculinas. Hay pesca abundante de agua dulce y la tierra es muy fértil (todo el mundo tiene lo suficiente o lo arrienda por una suma muy pequeña), tienen animales domésticos y no existen la pobreza extrema ni los conflictos económicos.
-          En la sociedad tahitiana no hay luchas ni guerras. La economía más que competitiva es cooperativa, pues las familias se ayudan entre sí tanto en la pesca como en la recogida de las cosechas. Se alegran con subsistir y no se esfuerzan por acumular bienes. Lo auténticamente tahitiano es no trabajar con esfuerzo, lo que sorprende al occidental que los ve como perezosos.





LOS SEMAI: Según David Gilmore (1994), es un pueblo muy parecido al tahitiano en su falta de esquema respecto a los sexos. Son una etnia pacífica que sufrió una serie de incursiones de pueblos malayos, más numerosos y de tecnología más avanzada, y que por ello adoptó la política de huir en vez de luchar (Dentan, 1979). Son uno de los pueblos más tímidos de la tierra; y además están racialmente muy mezclados, producto de décadas de mestizaje casual con los malayos, los chinos, y cualquiera que pasara por sus enclaves selváticos.

Los semai creen que resistirse a las insinuaciones, sexuales u otras, de otra persona, equivale a una agresión contra esa persona. Punan es la palabra semai que designa cualquier gesto, por muy discreto que sea, que haga sentir rechazo o frustración a otra persona. Esto podría atraer sobre el poblado el castigo de los espíritus, que prohíben cualquier comportamiento incorrecto.

Para evitar la catástrofe, los semai siempre acceden mansamente a las peticiones y proposiciones. Del mismo modo, un hombre o una mujer no pueden acosar indebidamente a otro para tener relaciones sexuales. Evidentemente, los semai no sienten celos sexuales y el adulterio es endémico. De las relaciones fuera del matrimonio dicen: “Sólo es un préstamo”.


Las prohibiciones de herir los sentimientos de los demás suelen equilibrarse, por lo cual el comportamiento sexual en los poblados semai resulta generalmente conciliatorio, ya que es guiado por normas de extrema cortesía. Sin concepto de honor masculino o de derechos paternos que los inspiren, los varones semai no hacen ningún esfuerzo para impedir esa mezcla. Tampoco hay consecuencias negativas para los frutos de violaciones: todos los niños ilegítimos nacidos así son amados y bien atendidos, ya que los semai no pueden soportar que se desatienda a los niños.

La personalidad semai se asienta en una omnipresente imagen de sí mismo estrictamente no violenta. Ellos afirman que nunca se enfadan, e incluso alguien que esté evidentemente enojado lo negará categóricamente. Las discusiones a gritos están prohibidas porque los gritos “asustan a la gente”. Si alguien se siente contrariado por las acciones de otro, simplemente se aleja o pone mala cara. Si una disputa no puede solucionarse sin resentimientos, uno de los antagonistas dejará el poblado. Los semai no tienen competiciones deportivas ni concursos en los que alguien pueda perder o incomodarse. Nadie puede dar órdenes a otro, ya que ello “le frustraría”.

Los semai no hacen distinción entre un dominio público masculino y otro privado femenino. No hacen ningún esfuerzo por recluir o proteger a las mujeres, y el concepto occidental de intimidad les es desconocido. Por ejemplo, negarse a que alguien entre en su casa se considera un acto de extrema hostilidad. El concepto de “lo mío” no tiene ningún significado para ellos. Le dan poca importancia a las posesiones materiales y al individualismo. Disponen de abundante tierra para cultivar y todos cooperan en el trabajo. No existe la propiedad privada, ni de la tierra, ni de los bienes de consumo. Si alguien no tiene tierra para cultivar, puede pedir un trozo a un amigo o pariente: se le entrega con mucho gusto.




A los varones les gusta cazar con cerbatanas impregnadas de veneno, y con trampas, y además sólo cazan animales pequeños. Si topan con algún peligro, salen corriendo. Al parecer, las cerbatanas son un símbolo fálico de su virilidad. La ecuación arma = pene, adoptada también por los bosquimanos y otros pueblos pacíficos, parece universal en los pueblos cazadores.

Pero no hay culto a la masculinidad, como tampoco lo hay en la cultura tahitiana. Los semai tienen animales domésticos, sobre todo gallinas, pero no se atreven a matarlos cuando están criados, por lo cual los intercambian o los venden a chinos o malayos. Saben que ellos los matarán pero prefieren no pensar en ello. Pescan también, tanto hombres como mujeres.

Uno de los aspectos más interesantes de la población semai es que la división sexual de las labores se hace en virtud de preferencias, y no de obligaciones o de prohibiciones. Las mujeres participan en los asuntos políticos en la misma medida que los hombres, pero suele haber menos jefas de poblado. A los hombres se les permite ejercer de parteros (ayudan a las mujeres en los partos). Es decir, no hay reglas rígidas. Todos y todas pueden elegir hacer aquello para lo cual se sienten mejor dotados sin recibir crítica alguna.



Fuentes bibliográficas: 


1)      Gilmore, David D.: “Hacerse hombre. Concepciones culturales de la masculinidad”, Paidós Básica, Barcelona, 1994.
2)   Conell, R.W: “The men and the boys”, Polity Press, Cambrigde, 2000. 



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