Los negacionistas del amor sois aquellos que, aunque llevéis meses o años en una relación, negáis su existencia todo el tiempo, tanto a vuestra pareja como a los demás. Creéis que sois gente honesta y sincera, y que si vuestra no pareja quiere estar en la no relación es porque quiere. Si sufre por la negación, también es porque quiere: pensáis que ella es libre para tomar sus decisiones y que si permanece en una no relación es porque le gusta sufrir.
Sin embargo, negar una relación de pareja es una forma de violencia contra tu pareja, tanto si niegas y reniegas de tu pareja en la intimidad, como si lo haces en público. Negando la relación no anulas su existencia: lo que haces es rebajar la categoría de la relación a cero para que quede claro que la otra persona no te importa, y que no es significativa en tu vida.
¿Por qué los negadores de relaciones sois capaces de estar meses o años con una persona que os ama? Porque vivís muy cómodos con vuestros privilegios. Generalmente lo hacéis para reivindicar vuestra libertad, porque creéis que la libertad consiste en no tener vínculos sentimentales y afectivos con nadie: cuantos menos compromisos afectivos, más libres os sentís.
Pero negáis la relación sobre todo porque queréis tener la puerta abierta a tener más relaciones sin tener que rendir cuentas ni dar explicaciones. Incluso aunque no tengáis más relaciones, queréis tener la puerta abierta para poder tenerlas, y por eso le insistís tanto a vuestra pareja con el tema: no somos nada, no vamos a ser "algo" nunca, yo puedo vivir perfectamente sin ti, eres solo un pasatiempo para mí, no quiero que conozcas a mi gente ni a mi familia ni conocer a la tuya, no quiero que te creas que esto algún día podrá ser una relación, no te hagas ilusiones y no te enamores de mí porque jamás me voy a enamorar de ti....
Los negacionistas vivís en la paradoja de Schrödinger: estáis en una relación y a la vez no estáis, como el gato en la caja. Os aprovecháis de ambas circunstancias para, por un lado, recibir servicios sexuales, amor y cuidados, y por otro, para sentir que sois solteros y libres para recibir esos servicios de cualquier otra persona.
Muchos negacionistas del amor bromeáis diciendo que mientras llega vuestra media naranja os entretenéis comiendo mandarinas. Es decir, dividís el mundo en jerarquías: las mandarinas son mujeres de "baja categoría" con las que sólo tenéis sexo, y las naranjas son mujeres de "alta categoría" a las que podríais ofrecer el trono del matrimonio, con todos sus derechos y privilegios.
A algunos se os pasa la vida esperando a la llegada de esa mujer que sí merece vuestro cariño, cuidados y amor. Pero para la mayoría, la princesa rosa no llega jamás: ninguna os parece lo suficientemente confiable, sumisa y complaciente, ninguna os parece perfecta, y por eso os limitáis a encadenar no relaciones con mujeres de "baja categoría".
Esto os sucede porque sois machistas: os habéis creído el cuento de que todas las mujeres somos malas, y vuestra forma de defenderos es degradar la relación y hacer creer a la otra persona que no es merecedora de vuestro amor. Os han educado para que creáis que sólo hay unas pocas mujeres buenas en el mundo en las que sí se puede confiar, que sí se merecen ser respetadas y amadas.
Pero no es sólo que tengáis miedo al amor y a las mujeres, es que además os aprovecháis de vuestros privilegios: tenéis a vuestra disposición millones de mujeres dispuestas a sufrir por amor, y a conformarse con las migajas que podáis ofrecerles.
A nosotras nos han educado para esperar y tener fe, y soñar con el día en que el amado "se de cuenta" y se enamore por fin de nosotras.
Nos han enseñado a conformarnos con migajas y a sufrir creyendo que hay una recompensa para nosotras, por eso somos capaces de estar meses y años en no relaciones esperando el milagro del amor.
Cuando una mujer se harta de ser negada una y otra vez y os deja, tenéis a vuestra disposición cientos de mujeres más. No os hacéis cargo del sufrimiento romántico de ninguna de ellas porque pensáis que su necesidad de ser amada es su problema, no el vuestro, y porque no la obligáis a aguantar: os decís todo el tiempo que son libres y que si lo pasan mal es porque les gusta sufrir. Podrían tener otras relaciones si quisieran, pero no las tienen, porque están enamoradas y porque estamos todas educadas bajo el mito de la monogamia y el amor exclusivo como base del amor verdadero. Y os aprovecháis de ello.
Rebajar la relación con una persona a la categoría de "nada" es una forma de maltrato: sabéis que para cualquier persona es doloroso que se niegue su existencia y el vínculo que os une a ella, pero os quitáis el remordimiento afirmando que las mujeres aguantamos la humillación de no ser nada, de no ser nadie, porque queremos. Las mujeres hemos sido educadas para no ser, para no aparecer, para no estar, o para estar en segundo plano. Somos invisibilizadas en los libros de texto y en los libros de Historia, en los medios de comunicación, nos borran de todos los sitios: estamos acostumbradas a no ser reconocidas.
El negacionismo sentimental no sólo hace sufrir a las mujeres, también a los hijos e hijas cuya existencia no reconoces. Negar la existencia de una persona y negar el vínculo que tienes con ella tiene un impacto tremendo en su autoestima y su salud mental. Millones de adultos y adultas viven traumadas por el padre que no reconoció su existencia ni el vínculo que les unía, o por un padre Schrödinger que iba y venía, estaba y no estaba.
La violencia de vuestro negacionismo radica en el sufrimiento que provocáis en las personas con las que os relacionáis al no reconocer su existencia, y negando la responsabilidad afectiva que todos y cada uno de nosotros tenemos en nuestras relaciones.
Una vez que tomas conciencia de tu forma de ejercer violencia, puedes hacerte una gran pregunta: ¿cómo hago para dejar de hacer sufrir a los demás? Puedes renunciar con honestidad a esas no relaciones, puedes pedir ayuda profesional para aprender a relacionarte con las mujeres sin aprovecharte de su necesidad de amor. Puedes trabajar en la autocrítica amorosa para ser mejor persona, puedes trabajarte los privilegios para llegar a entender el impacto que tienen en los demás, y puedes renunciar a ellos para poder construir relaciones libres de abuso, explotación, sufrimiento y violencia.
Todo se puede trabajar en esta vida: el primer paso es dejar de utilizar el negacionismo en beneficio propio, y tomar conciencia del impacto que tus necesidades, tus deseos, tus apetencias, tus palabras y acciones tienen en los demás. Desde esta toma de conciencia puedes empezar a observar tu forma de relacionarte y de cuidar a la gente que tienes a tu alrededor.
Si quieres leer más sobre el tema de la autocrítica amorosa, puedes empezar por aquí. y por aquí.
Coral Herrera Gómez