29 de agosto de 2023

Los hombres necesitan su propia utopía





Las mujeres también somos patriarcales, en el mundo hay millones de mujeres machistas. La diferencia con los hombres es que nosotras tenemos un movimiento internacional y una propuesta teórica para cambiar la sociedad y mejorarla: el feminismo. 

Con el feminismo, las mujeres hacemos pedagogía y activismo social, luchamos por nuestros derechos, y creamos redes de apoyo mutuo. Gracias a la teoría feminista las mujeres podemos hacer autocrítica amorosa para tomar conciencia y liberarnos de los patriarcados que llevamos dentro, y ayudar a las demás mujeres a que se liberen también. 

Mientras que los hombres no tienen un movimiento propio para luchar contra las jerarquías, los mandatos de género, el abuso, la explotación y la violencia machista. Si los hombres se uniesen para luchar contra el patriarcado y el capitalismo, y tuviesen su propia utopía social, también podrían liberarse, hacer pedagogía y autocrítica, y podríamos trabajar juntos para construir un mundo mejor. 

Este es un pensamiento que me viene siempre que leo a los hombres que protestan porque a ellos los matan más, y es cierto: los hombres no solo nos explotan a nosotras, también se oprimen y se matan entre ellos. Pero la mayoría no logra entender que esta forma de relacionarse desde la dominación y la violencia es una estructura, y siguen creyendo que la lucha feminista es una guerra de sexos. 

Así que a los hombres aún les queda mucho camino hasta que logren comprender cómo usan su poder, cómo sufren y como ejercen el patriarcado. 

El primer paso es que entiendan que lo personal es político, y que la transformación de la sociedad es tanto individual como colectiva. Hay que empezar por uno mismo, y después juntarse con otros que estén en ello, y solo cuando sean muchos, podrán transformar la estructura con la cual nos organizamos y nos relacionamos. 

Y entonces podrán ponerle un nombre propio a su lucha, y podremos crear alianzas y caminar juntos hacia la utopía.

#movimientodeliberación #mujeres #hombres #Utopías  #masculinidades #feminismo

#MujeresEnLucha  #OtroMundoEsPosible


Coral Herrera Gómez


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27 de agosto de 2023

Disfrutar del amor: Podcast de Coral Herrera

 



¿Has escuchado mi podcast "Disfrutar del amor"? 

Son diez episodios cortos: 

1. Yonkis del amor 

2. ¿Y si no llega nunca el amor de mi vida?

3. Autonomía emocional: el amor no se exige ni se mendiga

4. Cómo trabajar el Ego para el Amor

5. Duelos y rupturas: cómo sufrir menos

6. ¿Por qué disfrutan haciendo sufrir a las mujeres?

7. ¿Cómo aprendemos a amar? Diferencias entre mujeres y hombres 

8. Cómo trabajar la dependencia emocional

9. Mujeres que sobreviven a la estafa romántica

10. Herramientas para disfrutar del amor


El programa está en iVoox y Spotify: 



 

 

Campeonas: El cuento de Rubiales para niños y niñas



El cuento de Rubiales para niños y niñas: así le he contado a mi hijo la historia, por si os ayuda.


Había una vez un Señor muy poderoso que se llamaba Rubiales, el Marqués del Fútbol, y tenía un equipo con el que quería ganar el Mundial. A los hombres les pagaba muy bien y tenían todos sus derechos garantizados, a las mujeres no les pagaba y cuando empezaron a organizarse y a reivindicar sus derechos, el Marqués trató de silenciarlas, y todos los nobles se dedicaron a ridiculizarlas. 


Las trabajadoras protestaban porque el Marqués y sus amigos se divertían mucho dándoles azotes, tocamientos, pellizcos, abrazos, en el vestuario y en público, y las trabajadoras se rebelaron, pero durante años nadie les hizo caso. 

Sin embargo, las trabajadoras llegaron a la final del Mundial, y a ella acudieron la Reina y la Infanta de España.  

Cuando llegó el final del partido, la Reina y su hija Sofía aplaudieron muy felices desde el palco, pero el Señor Marqués se agarró los testículos para celebrar la victoria, y las dos se quedaron horrorizadas. 

El Marqués, que estaba eufórico, bajó del palco, agarró a Jennifer, una de sus trabajadoras, por la cabeza y le dio un beso en la boca. Todo el mundo pudo verlo en directo y cuando el vídeo empezó a circular, las mujeres del Reino se enfadaron mucho y empezaron a pedir al Gobierno que cesara al Marqués. 

Gracias al escándalo, toda la población se enteró de la lucha de las trabajadoras por su dignidad y por sus derechos, y pidieron al Rey que quitara el título al Marqués del Fútbol por machista y abusador.

Pero no fue fácil echarle, porque los compañeros de las futbolistas callaron, y los demás marqueses, condes y vizcondes del Reino salieron a apoyarle, y como se sentía muy arropado, el Marqués salió en la televisión culpando a la víctima, y diciendo que él no se iba 

¿Qué ocurriría con Jennifer si el Marqués se quedaba?, ¿cómo proteger a la trabajadora? Jennifer empezó a recibir el apoyo de jugadoras de otros reinos y tuvo a su alrededor a millones de mujeres que la arroparon.

La Reina le dijo al Rey que había que echar a Rubiales, pero el Rey no lo veía claro, así que se puso a ver las redes sociales a ver que decían sus súbditos.

La población estaba muy indignada, y las mujeres estaban muy hartas de los abusos de los hombres poderosos, así que salieron a las calles a protestar. 

La noticia llegó a otros reinos, y empezaron a llegar los apoyos de cientos de futbolistas, entre los que había unos pocos hombres. Entonces los nobles cambiaron de opinión y retiraron su apoyo a Rubiales. Los mandamases de la corte real decidieron dejarle caer para no dar mala imagen ante los demás reinos, y las mujeres del país celebraron su éxito en las calles.


Desde entonces, ningún marqués se atrevió a besar ni a tocar las partes íntimas de las mujeres, ni a abusar de ellas, y las futbolistas lograron conquistar sus derechos fundamentales. El más importante: el derecho a vivir una vida libre de abusos y violencia. 


Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.


Moralejas del cuento:

 

Solo puedes besar y tocar a una mujer si el deseo es mutuo.


Si eres testigo de una injusticia, no te quedes callado ni mires para otro lado. Cuando la gente supera el miedo y se une, los abusadores caen. 


No te olvides nunca: las mujeres unidas jamás serán vencidas.


Coral Herrera Gómez 



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26 de agosto de 2023

Abuela, cuéntame cómo ganasteis el Mundial

 

Ilustración de Marrakzetabar


- Abuela, cuéntame cómo ganasteis el Mundial.

- No ganamos solo el mundial, pequeña, ganamos mucho más: luchamos por un salario digno para todas las deportistas, permiso de maternidad , subsidio de desempleo. Luchamos por nuestros derechos fundamentales, por la igualdad salarial entre hombres y mujeres, por el fin del abuso y la violencia machista contra niñas y mujeres.


Fue hace muchos años, en el 2023, y ganamos porque nos unimos, nos organizamos, y luchamos para que tú y todas las niñas del mundo tuvieseis una vida libre de violencia, explotación y sufrimiento. 


Y no lo hicimos solas, se unieron muchísimas mujeres de todas las profesiones, y también tuvimos el apoyo de unos cuantos hombres, aunque por aquel entonces muchos tenían miedo todavía.


Ganamos aquella batalla, sí, cambiamos muchas cosas, pero aún hoy tenemos que seguir peleando. 


Recuerda siempre, mi niña, esta frase de Simone de Beauvoir: 

“No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.


Coral Herrera Gómez




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25 de agosto de 2023

Próximos eventos de Coral Herrera en Septiembre


¡Vuelve la Revolución Amorosa tras las vacaciones! Estoy muy feliz de contaros que en Septiembre voy a hacer una mini gira por Euskal Herria y voy a volar a México. 

Estaré en la Universidad del País Vasco , en la Fnac de Donosti y de Bilbao, y en la Casa de las Mujeres de Iruña, Navarra.

En México podréis verme en Acapulco y Chilpancingo, en las sedes de la Universidad Autónoma de Guerrero.

México 

Sesión de clausura en el V Diplomado Internacional en Igualdad de Género y Derechos Humanos

Universidad Autónoma de Guerrero

día: 22 de septiembre



Mini Gira por Euskal Herria

día 15:

La Revolución de los Cuidados, Casa de las Mujeres en Iruña

día 14:

Universidad del País Vasco, Bilbao

Curso: Salud mental y Masculinidades

Escuela de Verano de la UPV

dias 13 y 12:

presentación de mi libro en FNAC Donosti y Bilbao


Gira La Revolución Amorosa 

❤️


Escucha los 10 episodios aquí 


24 de agosto de 2023

Golazo del feminismo al machismo: España en el Mundial 2023




 ¡¡Gooooolazo del feminismo al machismo!! Hoy hemos ganado una batalla súper importante: el máximo dirigente del fútbol español dimite. El día que las jugadoras ganaron el Mundial, Rubiales sujetó la cabeza de Jennifer Hermoso para besarla en directo delante de millones de personas, las redes ardieron de rabia e indignación, estalló el escándalo, pedimos la dimisión y el cese del Presidente de la Federación española de fútbol, y lo hemos conseguido. Hasta hoy era uno de los hombres más poderosos del país. 

En el mundo del fútbol se mueven millones de euros, muchos contactos, muchos contratos. Los Señores del fútbol se creían intocables, hasta que las mujeres empezaron a organizarse, a hacer asambleas y a exigir sus derechos laborales. 

Esta ha sido, desde el principio, una lucha de mujeres de clase trabajadora contra los hombres más poderosos de España. 

Mujeres de familias humildes, algunas lesbianas, todas luchadoras y valientes, pelearon durante años contra las injusticias, los abusos y la discriminación. Sus compañeros masculinos nunca las han apoyado en sus demandas, tampoco ahora cuando todo el machismo del fútbol ha quedado al descubierto, y cuando la gente se ha lanzado en masa a protestar por los abusos sexuales que sufren las jugadoras, tanto en privado como en público.

Es una hazaña lo que han conseguido Jennifer, Olga, Salma, Mapi, Alexia y demás compañeras, no nos olvidemos de las que no fueron al mundial. 

Desde hoy los hombres se lo pensarán mucho antes de besar en la boca o toquetear el cuerpo de las mujeres, y no solo en el fútbol. Por mucho poder y mucho apoyo de los medios que tengan, la sociedad española no tolera ya los abusos, ni las agresiones sexuales. 

Ahora hay que ponerse a trabajar para dar formación a todos los profesionales del deporte y para que todas las deportistas puedan trabajar en espacios seguros y libres de violencia, con sus salarios dignos y sus derechos laborales garantizados.

Este triunfo del feminismo es un hito histórico, ¡gracias, campeonas, por ser tan valientes! 

Sois un gran ejemplo a seguir para niñas y niños, ¡qué vivan las mujeres que luchan unidas! 


#graciascompañeras 

#MundialFemenino2023 

#españa #mujeres #futbol #RubialesDimision 

#YoConJennifer 



Coral Herrera Gómez 



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23 de agosto de 2023

Movimiento de Liberación de las Mujeres




Si no tienes claro quién es el sujeto del feminismo, no te olvides que el feminismo es, por definición, un Movimiento de Liberación de Mujeres.

La protagonistas del 8 de marzo son las que sufren explotación y violencia dentro de los hogares, de las fábricas, de los campos de cultivo, y los campos de concentración para esclavas sexuales.

Las mujeres víctimas de la esclavitud y sus hijas son el epicentro de la lucha feminista. La mayoría son mujeres inmigrantes, las que sacan el alimento de la tierra, las que cuidan a nuestros padres, a nuestros hijos e hijas, a nuestros familiares enfermos, las que limpian nuestras casas, las que sufren violaciones pagadas en todas las carreteras de España.

Son las víctimas de la prostitución y la trata, y las que sufren explotación laboral, doméstica, sexual y reproductiva. 

Son las que no tienen dinero ni papeles, no tienen derechos, no tienen voz ni voto, no tienen escapatoria.

Unas sirven a un solo señor, otras tienen varios patronos. 

Los políticos no gobiernan para ellas, y no las vemos en los medios excepto cuando arden las casas de cartón en las que viven, o cuando cae un traficante, o cuando salen a protestar y algún medio les da visibilidad. 

Pero están por todas partes. Son las mujeres pobres las que ponen el cuerpo y la energía en sostener el monstruoso sistema capitalista y patriarcal. 

Un sistema que coloniza sus cuerpos y practica el extractivismo para extraer de ellas todo lo que se pueda comercializar: su tiempo y su energía, su fuerza de trabajo, sus vaginas, sus úteros, sus óvulos, sus bebés, y su leche materna. 

Y por eso el feminismo es un movimiento de liberación de mujeres, y por eso las protagonistas son ellas, las refugiadas, las sirvientas y las esclavas.

Las que jamás saldrán de la pobreza, las que viven atadas a una deuda imposible de pagar, las que viven confinadas en campos de concentración para mujeres o viven atrapadas en sus hogares y explotadas por su marido. 

Son las que sufren toda su vida doble y triple jornada laboral, las que sufren abuso y violencia sexual, las que cruzan las fronteras huyendo del hambre, la pobreza, la guerra y el colapso medioambiental.

En estos tiempos de oscuridad, piensa en ellas y en su lucha por la dignidad, la libertad, la igualdad, la justicia social y los derechos humanos fundamentales. Su lucha es el faro que nos ilumina a todas en el camino hacia la liberación y el cambio social.

#mujeres #feminismo #explotación #esclavitud  #movimientodeliberacióndelasmujeres  #MujeresEnLucha #DerechosHumanos #JusticiaSocial #liberación

#libertad #igualdad #mujeresqueseliberan


Coral Herrera Gómez


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21 de agosto de 2023

Mujeres que ganan mundiales: la Victoria es Política



Guillermo Serrano Amat



Gracias a las campeonas del Mundial, hoy mucha gente puede ver con sus propios ojos y en directo cómo resistimos las mujeres, cómo luchamos por nuestros derechos, cómo señalamos y denunciamos las violencias que sufrimos, y cómo, cuando nos unimos, somos más fuertes y podemos lograr la victoria.


El triunfo de este grupo de mujeres jóvenes no es sólo deportivo, también es una victoria social y política. Hoy han ganado un Mundial, pero lo más importante es que han ganado la lucha por sus derechos. Las futbolistas pasaron meses y años protestando ante la Federación para pedir un salario digno. Lucharon por la igualdad en el deporte, y a pesar del escaso apoyo que recibieron, consiguieron mejorar sus condiciones y hoy cobran por su trabajo.


Estas mujeres han roto con los estereotipos y han desobedecido las normas de género desde que son muy pequeñitas. Les han demostrado hoy a todas las niñas que el fútbol no es cosa de chicos, y que las niñas a las que les gusta jugar al fútbol no son niños. Son niñas a las que les gusta jugar al fútbol.


Estas mujeres, junto con muchas otras en otros países, están luchando para liberar al Deporte del machismo. Muchos negacionistas han tenido que ver cómo, ante las cámaras de todo el mundo, estas mujeres han sido tratadas como hombres por la prensa: varios periodistas y trabajadores de la Federación han hablado de ellas en masculino, y han puesto mucho más el foco en los entrenadores que en ellas, como si los hombres fueran los protagonistas de la hazaña.


No solo han sufrido violencia simbólica, también violencia sexual. El presidente de la Federación, Rubiales, ha agarrado a una jugadora para darle un beso en los labios y un azote en el culo, y las redes han estallado contra él pidiendo su dimisión. 


Esto da para hablar y reflexionar durante horas sobre el abuso de poder, la violencia simbólica, la violencia sexual y el machismo en el deporte. 


Gracias, mujeres valientes, por mostrarle al mundo que si nos unimos, no solo podemos ganar mundiales, sino también la batalla feminista por la igualdad, la libertad, la justicia y los derechos humanos de las mujeres. 


#MundialFemenino2023 #mujeres #futbolfemenino #futbol #españa


Coral Herrera Gómez






19 de agosto de 2023

Prólogo La Construcción Sociocultural del Amor Romántico, de Coral Herrera



Mi propósito en este trabajo de investigación ha sido demostrar que lo romántico es político, analizar cómo se construye socioculturalmente el amor, y estudiar cómo esta construcción influye significativamente en las estructuras económicas y políticas de la sociedad occidental.

Sin embargo, no habría podido escribir este libro si, a lo largo del siglo xx, no se hubiese dado el gran debate epistemológico que destronó al cientifismo empirista y gracias al cual surgieron investigaciones que demostraron el sesgo etnocéntrico y androcéntrico del pensamiento científico occidental. 

Los principales protagonistas de este debate fueron los pensadores de la Teoría Crítica liderada por la escuela de Frankfurt en los años 30, el postestructuralismo, la sociología del conocimiento y la Teoría feminista, que sacaron a la luz teorías y científicos (sobre todo científicas) marginados por la ciencia, cuestionándose así numerosas verdades dadas por supuestas. Esta tarea deconstructiva demostró que lo que se consideraba ciencia universal era sencillamente una actividad ejercida por hombres blancos, occidentales, y en su mayor parte de clase media.

También se puso de relieve el hecho de que la mayor parte de sus investigaciones estaban impregnadas de ideología patriarcal y capitalista. Se derribó, así, el mito del cientifismo como verdad universal y el mito del científico como un robot objetivo sin emociones, sin condicionamientos culturales, sin intereses personales. Fue entonces cuando se reveló la dimensión hipermasculina de la ciencia, que había marginado durante siglos a la mujer como sujeto y como objeto de estudio científico.

Gracias a este debate y a este proceso deconstruccionista, la ciencia vio cuestionada profundamente la pretensión de validez universal y de neutralidad de la que había hecho gala desde el siglo XVII. Las principales consecuencias de este debate fueron la ampliación de los límites del conocimiento y el surgimiento de nuevas áreas de investigación científica. Este hecho posibilita, en la actualidad, adentrarse en espacios del conocimiento que no han sido considerados, hasta hoy, dignos de ser estudiados, como las emociones y las relaciones. 

Hoy se acepta comúnmente que todos estamos influidos por la cultura en la que nos hemos criado, por el género al que se nos adscribe al nacer, por la educación que recibimos y las instituciones sociales, la religión, nuestro estatus social y económico, además de nuestras propias aspiraciones personales y experiencias vitales, que conforman nuestra identidad. Por ello, ningún científico,institución científica o investigación empirista puede hoy declararse objetivo o neutral. De hecho, se considera más honesto que los y las profesionales de la ciencia admitan en sus investigaciones el punto del que parten, y tengan en cuenta a la hora de elaborar sus teorías e hipótesis la perspectiva personal desde la que ejercen la actividad del conocimiento, para así diferenciar sus propios condicionamientos culturales y personales del objeto de estudio. Es decir, admitir la inevitable subjetividad que impregna cualquier actividad humana en el área del conocimiento científico, dejando atrás mitologías científicas antes nunca cuestionadas.

En esta investigación mi intención ha sido centrarme en la dimensión cultural de las emociones y las relaciones humanas; en concreto, la del amor de pareja, porque creo que el amor romántico es hoy una de las bases que sostienen y perpetúan el patriarcado.

El trabajo de documentación no ha sido fácil, dado que no existe mucha bibliografía científica debido a la marginación de las emociones como objeto de estudio. La antropología ha estudiado temas como la familia, el parentesco, el matrimonio, el comportamiento sexual, los ritos vinculadores, el apego, el beso y las conductas altruistas, pero no específicamente el amor romántico, considerado generalmente como una peculiaridad exclusiva de las civilizaciones occidentales, según Yela García (2000). 

La sociología se ha centrado en el análisis del matrimonio (y la satisfacción en el mismo) como unidad básica de la estructura social y solo en contadas ocasiones ha concedido suficiente atención a la importancia estructural del amor y las creencias románticas en nuestra sociedad. En el campo de la historia, destacan las obras de algunos historiadores sobre el matrimonio (Westermarck, 1926) y la pasión (De Rougemont, 1939).

En el campo de las ciencias sociales, el interés por las emociones también se ha visto incrementado a medida que avanzaba el siglo xx. Ortega y Gasset (1941) se quejaba de que el tema del amor no fuese objeto de investigación científica o filosófica:

Si un médico habla sobre la digestión, las gentes escuchan con modestia y curiosidad. Pero si un psicólogo habla del amor, todos le oyen con desdén, mejor dicho, no le oyen, no llegan a enterarse de lo que enuncia, porque todos se creen doctores en la materia. En pocas cosas aparece tan de manifiesto la estupidez habitual de las gentes. ¡Como si el amor no fuera, a la postre, un tema teórico del mismo linaje que los demás, y por tanto, hermético para quien no se acerque a él con agudos instrumentos intelectuales!

Francesco Alberoni (1979) cree que los sentimientos son la base del conocimiento, y considera que el amor es la forma más simple de movimiento colectivo. Opina que, como fenómeno social, ha de ser estudiado por las ciencias sociales como categoría básica de relación social. 

Otros autores como Pitrim Sorokin también inciden en la dimensión social del amor y los sentimientos: tenemos prejuicios contra todas las teorías que intentan demostrar el poder del amor en la determinación de la personalidad y conducta humanas, en su influencia en el curso de la evolución biológica, social, mental y moral, en afectar a los acontecimientos históricos y en moldear las instituciones sociales y la cultura.

 «La preponderancia del tema amoroso en nuestras obras literarias muestra que el amor ha sido una pasión central de los hombres y las mujeres de Occidente. La otra ha sido el poder: de la ambición política a la sed de bienes materiales o de honores», Octavio Paz (1993).

Para Carlos García Yela (2002), es muy significativa la gran diferencia existente en cuanto a volumen de investigación entre el amor y otros temas «que quizá sean menos relevantes en la vida del hombre, como por ejemplo, el reflejo salivar condicionado».

Leo Buscaglia también opina que es ridículo que el Eros, una fuerza de la vida tan poderosa, sea ignorado, no investigado y condenado por los científicos sociales, «que en cambio, sí se ocupan mucho de esa otra fuerza llamada sexo, cuando originariamente y en rigor etimológico se trata del mismo fenómeno»

La psicología social comienza a tratar el tema en 1964. 

Secord y Backman incorporan en su manual de la disciplina un capítulo sobre atracción interpersonal donde se incluían unas breves consideraciones sobre el amor. Un año más tarde, Aronson y Linder (1965) divulgan su clásica «ley» sobre la atracción interpersonal. Poco después, Bloom (1967) publicará un artículo sobre el concepto de amor y las tipologías amorosas, todo ello en revistas propias de la psicología social. 

A mediados de los años 70, el análisis científico del amor se va paulatinamente desmarcando del área de la atracción interpersonal, al tiempo que surge una verdadera explosión y auge de las investigaciones: centenares de artículos, decenas de volúmenes monográficos y manuales, cursos, seminarios, congresos, etc., e incluso alguna revista especializada, como el Journal of Social and Personal Relationships, donde buena parte de los artículos publicados se centran en el amor o en temas muy afines. 

En los años 90 el tema se convirtió, según Yela García (2002), en un punto de referencia obligado de la psicología social. La publicación de monografías sobre el amor continúa aumentando cada año, muchas de ellas de orientación psicodinámica (Gabbard, 1996), otras muchas desde la psicología feminista.

En nuestro país, hasta los años 80, la producción intelectual sobre el amor ha sido bastante limitada. En los años 70 Josep Vicent Marqués edita un número especial en El Viejo Topo sobre el amor (extra número 17), con colaboraciones de Paolo Fabretti o Christian Delacampagne, en el que se habla del amor sobre todo como un instrumento de control social que sirve para perpetuar el patriarcado y la familia tradicional nuclear. 

En 1982, la Revista de Occidente publica un número monográfico sobre el amor. En 1986, sucede lo mismo con los Cuadernos de Historia 16. 

En los 90 se publican artículos firmados por profesores universitarios (ej: Ochoa y Vázquez, 1991; Sangrador, 1993; Serrano y Carreño, 1993; Yela García, 1996) así como algunos libros en mayor o menor medida dedicados a, o relacionados con el tema (Guasch, 1991; Ortiz, 1991). 

Además, se realizan seminarios, conferencias, cursos de doctorado, simposios, congresos y alguna tesis doctoral (Carreño, 1991; Yela García, 1995; Martínez Iñigo, 1997). Recientemente, han surgido algunas obras en el ámbito de la divulgación científica, en áreas como la biología, la etnología, o la antropología (Helen Fisher, Eduardo Punset, David Buss, Eibl-Eibesfeldt, Desmond Morris, Barash y Lipton...). 

Sin embargo, solo ahora, en los primeros años del siglo xxi, se ha empezado a tratar el tema desde una perspectiva social (Ulrich Beck, Zygmunt Bauman, Pascal Bruckner, Erich Fromm, Anthony Giddens, entre otros). La mayor parte de los grandes teóricos occidentales ha escrito libros acerca de los sentimientos y las pasiones, pero han sido siempre considerados obras menores, poco menos que anécdotas dentro de la sesuda literatura científica y filosófica de estos grandes autores (Ortega y Gasset, Roland Barthes, Francesco Alberoni, entre otros).

Mi intención ha sido estudiar el amor romántico desde la perspectiva feminista como un fenómeno político, social y cultural, para liberarlo de toda su carga patriarcal. Las teóricas feministas de los años 70 y 80 analizaron el amor romántico y el matrimonio heterosexual como una cárcel para las mujeres: hoy queremos que el amor deje de ser una trampa, queremos que sea un motor para la transformación y la revolución que estamos gestando.

Creo que estudiar cómo se construyen nuestras emociones puede ayudarnos a ser más libres y a transformar nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos. 

El antropólogo Sergio Manghi (1999) afirmó que es necesario elaborar una teoría social de las emociones y que no se trata solo de una tarea científica, sino también ético-política, «pues la persistencia, en nuestro tiempo, de hábitos perceptivos dualistas, que separan el corazón y la razón, el cuerpo y el espíritu, las emociones y la cognición, es una fuente permanente de sufrimientos, de prevaricaciones y de violencia».

El hecho de que las emociones y las pasiones no hayan sido temas considerados dignos de estudio científico serio es un hecho íntimamente relacionado con la estructura patriarcal que ha subordinado a la mujer durante siglos. En esa actitud discriminadora y despreciativa hacia su figura se incluía todo lo que se consideraba femenino, como las emociones. Y ello sucedió porque el conocimiento ha partido siempre de procesos polarizadores, dualistas, dialécticos, entre elementos opuestos que, en mi opinión, han empobrecido y reducido, en general, el saber y el conocimiento en nuestra cultura desde hace siglos.

El eterno debate entre cultura y naturaleza que ha recorrido nuestro acceso al conocimiento y que ha atravesado la investigación y la filosofía desde Grecia hasta nuestros días parece ya inclinarse hacia la fusión de ambas dimensiones en una sola. Mi visión ha pretendido evitar el reduccionismo; de ahí la multidisciplinariedad de mi estudio, que ha precisado de lecturas sobre antropología,psicología social, estudios de género, teorías de la comunicación y semiología,ensayos sobre la posmodernidad, sociología, biología, filosofía de la ciencia, historia, etc. 

Lo que he pretendido es hacer una compilación de los estudios sobre el amor en diferentes disciplinas para poder presentar el fenómeno del amor en toda su complejidad, de un modo transversal, desde una perspectiva feminista, e incidiendo en la construcción cultural de las emociones y del amor bajo la ideología patriarcal y capitalista de Occidente.

Afortunadamente, en la actualidad se entiende que lo personal es político, y que el estudio de cualquier fenómeno físico, químico o social está atravesado por multitud de variables interrelacionadas entre sí. Mi propuesta metodológica ha sido investigar partiendo de la idea del pensamiento complejo, término acuñado por Edgar Morín, o del pensamiento en red, concepto acuñado por Helen Fisher. Estos autores proponen abarcar la complejidad de los fenómenos naturales o sociales en detrimento de una de las leyes del pensamiento formuladas por Aristóteles y vigente hasta nuestros días: la del tercio excluso o pensamiento polarizante. 

Esta ley establece oposiciones entre razón y emoción, naturaleza y cultura, lo masculino y lo femenino, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal, la verdad y la mentira, etc. Estas oposiciones en pares binarios ocultan la amplia gama de matices y factores interrelacionados que se dan en todos los procesos de conocimiento e investigación, ya que la praxis del pensamiento dual es de por sí reduccionista y empobrecedora.

En el seno de este paradigma dualista que simplificaba el mundo en dos extremos opuestos, se consideró que el hombre representaba la cultura (el raciocinio, la civilización, la ciencia, la ley, el orden, la filosofía), y la mujer la naturaleza (los sentimientos, lo irracional, lo salvaje, lo caótico, lo oscuro, lo incognoscible). Los hombres han sido representados como dioses solares, y las mujeres han sido representadas a menudo como fuerzas nocturnas, diosas misteriosas e irracionales. En este siglo, la primacía de la mente y la razón sobre el cuerpo y las emociones ha dado paso al estudio de los sentimientos como parte constitutiva fundamental de los seres humanos.

Y gracias a ello, hoy me encuentro aquí escribiendo acerca del amor. Entiendo que es un tema que, por su complejidad y extensión, no se puede abarcar en su totalidad; pero sí que he pretendido demostrar que, igual que lo personal es político, también lo romántico es político, y tiene un impacto directo en nuestra forma de organizarnos económica, social, sexual y afectivamente. Deconstruir y transformar el amor romántico o el amor de pareja podría transformar nuestra sociedad entera.

Las emociones son políticas: están mediadas culturalmente, y están predeterminadas por la cultura en la que se incardinan (construidas a través del lenguaje, de los relatos, los símbolos, los mitos, los estereotipos, los ritos, y las creencias). El poder simbólico incide de forma poderosa, creo, no solo en nuestros sentimientos, sino también en la construcción de la realidad social, económica y política de las sociedades.

Dado que la cultura evoluciona a la par que los sistemas políticos y económicos, bien sosteniéndolos, bien transformándolos, considero que es necesario analizar la cultura para entender cómo construimos la realidad, cómo la reificamos y cómo unas ideologías se imponen sobre otras (y a la vez coexisten). 

El motivo por el que he decidido centrar mi análisis sobre los mitos y las representaciones simbólicas del amor es que la mayor parte de nuestros productos culturales desde la Antigüedad hasta nuestros días se basan en las relaciones sexuales y amorosas entre los géneros y perpetúan la cultura patriarcal: desde las cosmologías (como la griega, que se centra en las relaciones de amor y odio entre los dioses) hasta las series de ficción televisiva, pasando por la escultura, la pintura, la cerámica, la música, el baile, la narrativa oral, la poesía, los cuentos y leyendas, los folletines, las radionovelas, las canciones, las novelas, las películas, la ópera, y todas las representaciones culturales que han tenido y tienen como tema central el amor y las pasiones, y la guerra entre los sexos.


Mi deseo es, mediante un proceso de crítica y deconstrucción feminista, echar abajo ciertas ideas que se han dado por supuestas o como «naturales»: prejuicios, tabúes, mitos falsos y creencias subjetivas que han distorsionado el concepto de amor y que lo han devaluado durante siglos a la categoría de emoción irracional no susceptible de ser tratada e investigada. El amor se ha entendido siempre como un fenómeno reproductivo biológico, pero pocas veces se ha puesto el acento en su dimensión social y cultural. Ahondaremos en ella basándonos en las representaciones simbólicas amorosas y en cómo estas crean e imponen el concepto de lo que es un hombre, lo que debe ser una mujer, y cómo deben ser las relaciones entre nosotros.

Defendiendo la idea de que el amor es un gran tema a tratar por todas las áreas científicas, Carlos Yela afirma que es frecuente entre los intelectuales la queja sobre la enorme distancia existente entre el progreso tecnológico y el progreso de las relaciones humanas: «el estudio riguroso, sistemático y empírico del amor podría ser una vía que contribuyera a salvar esa abismal y lamentable diferencia».

 Para mí es obvio que el amor no es solo una fuente de productos culturales en forma de novelas o canciones, sino también un dispositivo político y un instrumento de control social para hacernos dependientes unos de los otros, y para mantener a las mujeres sometidas a los varones.

Las relaciones humanas están, como veremos, atravesadas por el poder, y ello hace que sean complicadas, conflictivas, y dolorosas. Los seres humanos necesitamos a los otros para sobrevivir, porque los afectos forman parte de nuestra nutrición y son el eje a partir del cual desarrollamos nuestra vida en sociedad. A través de nuestros seres queridos aprendemos a hablar, a pensar, a vivir en sociedad y a asumir las normas morales, sociales, culturales y políticas. Rodeados de afectos o con una falta total de ellos construimos nuestra identidad y nuestra biografía, y nos reproducimos, sacando adelante y educando a nuevos miembros de la sociedad.

La mayor parte de nuestras vivencias y recuerdos están implicados en las tramas emocionales y sentimentales que construimos en la interacción con nuestros semejantes y nuestro entorno. Nuestra felicidad, nuestro bienestar psíquico y emocional, nuestros sueños y anhelos, nuestras esperanzas y nuestra energía se desarrollan en torno a nuestras relaciones afectivas. Ellas son las que nos provocan dolor, tristeza, confusión, desgarro; también nuestras frustraciones, decepciones, preocupaciones y obsesiones están en su mayor parte determinadas por nuestros afectos.

El objetivo de este libro es entender por qué las relaciones humanas son tan maravillosas y a la vez tan dolorosas, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Nos relacionamos en base a jerarquías de poder bajo el esquema hegeliano del amo y el esclavo: unos pocos tienen el poder y los recursos, y explotan y abusan de la energía y el tiempo de los demás. No es solo una cuestión de clase, también es una cuestión de género: los hombres se aprovechan de la energía y el tiempo de las mujeres, que en la mayor parte del planeta sufren una doble jornada laboral: una remunerada, y otra sin remunerar. Lo llaman amor, pero Silvia Federici lo tiene claro: es trabajo no pagado. 

Creo que es necesario tratar de comprender el complejo mundo de las emociones principalmente porque entender y analizar nuestras formas de relacionarnos puede ayudarnos a derribar el patriarcado, a acabar con la violencia y a transformar nuestro mundo. Es posible que las guerras, los conflictos humanos, la violencia cotidiana que inundan las cabeceras de los telediarios disminuyesen si lográramos entender los mecanismos sociales y afectivos con los que los humanos nos relacionamos entre nosotros, bajo el trasfondo de las luchas de poder y del miedo.

El miedo forma parte de nuestras relaciones y de nuestra forma de entender el mundo y movernos en él. Es un poder psíquico, un producto mental y a la vez un mecanismo biológico de carácter instintivo. También los animales sienten miedo, y en ocasiones se revela como un mecanismo de supervivencia fundamental ante los depredadores. En el caso del homo sapiens, con su capacidad de imaginar, el miedo se convierte en un monstruo que empobrece su vida en sociedad, porque a menudo establece estrategias defensivas y de ataque. 

Los humanos tienen miedo a los desastres naturales, pero también miedo al dolor y a la muerte, a la incertidumbre con respecto al futuro, miedo a perder seres queridos. Miedo a la soledad y a la locura, pero sobre todo miedo al otro, a lo desconocido, lo extraño, lo que se escapa a nuestro entendimiento. Miedo al poder del otro, al color de su piel, su idioma, su cultura, su religión.

Este miedo afecta especialmente a las relaciones entre hombres y mujeres por el ancestral temor hacia el género femenino desarrollado en las culturas patriarcales. La mayor parte de las relaciones entre los hombres y las mujeres han estado siempre basadas en el miedo al poder de las mujeres, y en la necesidad de explotar sexual, laboral, doméstica y reproductivamente a las mujeres.

El capitalismo necesita mano de obra barata o gratuita para funcionar: hasta el hombre más pobre del planeta tiene su sirvienta particular, su esposa, para cubrir sus necesidades básicas y para poder trabajar fuera de casa. El patriarcado ha logrado que las mujeres se sometan por amor, y asuman su rol tradicional de cuidadoras, y la modernidad ha logrado que tratemos de conciliar nuestro papel de mujeres profesionales con nuestro papel como trabajadoras del hogar y cuidadoras. 

Creíamos que el trabajo asalariado nos iba a liberar, pero no sabíamos el precio que tendríamos que pagar para tener ingresos precarios: dos, tres jornadas laborales, nada de tiempo libre, y mucho trabajo gratis.

Las mujeres somos educadas y socializadas en el miedo a quedarnos solas, a que nadie nos quiera, y a fracasar en la vida por no haber sido elegidas. Y con ese miedo nos ponen de rodillas frente al amor de un hombre. El miedo también tiene una clara conexión con el apego: todos tenemos miedo a perder a nuestros seres queridos, a que no se nos necesite o no se nos quiera. Nos apegamos a los objetos, las propiedades y las personas como si fueran «nuestras», y además quisiéramos que ellas y los sentimientos que nos unen sean eternos e indestructibles. 

El ser humano sufre por la contingencia y trata de encontrar su centro y su estabilidad psíquica en las personas a las que ama o quiere; pero también siente un profundo anhelo de libertad.

Miedo y libertad se tensan contradictoriamente, porque no nos es fácil lograr alcanzar un equilibrio entre la estabilidad y la aventura, la seguridad y el misterio. Los seres humanos lo queremos todo a la vez, lo queremos todo para siempre, y nos cansamos de todo también. La realidad monótona y rutinaria nos frustra, de modo que nos embarcamos en aventuras corriendo riesgos: quizás debido a esta contradicción entre libertad y necesidad de afecto, mitos y realidades, el sufrimiento parece inherente a la condición humana.

Sin embargo, también son característicos en nosotros la empatía, el altruismo, la generosidad, la entrega, la solidaridad y la red extensa de afectos que establecemos con el resto, y gracias a la cual la supervivencia de la especie ha sido posible. El amor entendido como un todo es una fuerza poderosa que nos atrae y nos une los unos a los otros, ya sea en forma de amor filial (amor a la familia), de amistad (amores elegidos libremente, relaciones de apoyo y cooperación mutua que tenemos con personas con las que, sin embargo, no tenemos una relación erótica) o de amor pasional (el que se da entre dos o más personas y tiene carácter erótico).

El amor nos ha permitido sobrevivir como especie: ha logrado que el ser humano cuide de sus semejantes más indefensos (ancianos, bebés, enfermos), y que la gente disfrute en la interacción con el resto. Las relaciones amorosas de pareja, además, son placenteras porque generan sentimientos positivos y porque son una fuerza creadora y constructiva que ilusiona a las personas y las anima a seguir viviendo, pese a la crueldad y precariedad a la que tiene que enfrentarse el ser humano a lo largo de su vida.

He dividido el estudio en tres bloques, para analizar por un lado cómo construimos la realidad y el amor erótico, pasional o romántico en la sociedad, y por otro para entender cómo la cultura crea y modela nuestra identidad, nuestras emociones y las relaciones afectivas y eróticas que establecemos con los demás.

En el primer bloque daremos paso al análisis de la construcción sociopolítica del amor de pareja, que en Occidente está basado en una concepción del amor dual, adultista, heterosexual y monogámico. Esta concepción está reificada en el imaginario colectivo y no se percibe como una construcción sociocultural, sino como un fenómeno individual, biológico y natural. Por un lado veremos su dimensión liberadora y transgresora, porque desafía la ley del pater, y por otro veremos que el amor romántico es un arma de control social cuya base es el matrimonio, y cuyo fin es la perpetuación de la familia nuclear tradicional, el sistema patriarcal y el capitalismo democrático.

Estudiaremos cómo se construye la realidad y la identidad desde una perspectiva de género, y cómo se normalizan los estereotipos y los roles al presentarse como naturales, fundados en falsos supuestos biológicos. Tras una breve introducción acerca de las definiciones y teorías del amor, daré paso a la dimensión socio-biológica de las relaciones entre géneros. 

Analizaré fenómenos como el emparejamiento, el matrimonio, el divorcio, la monogamia y el adulterio para centrarme en las relaciones de poder y luchas de dominación que atraviesan todas las relaciones humanas (amorosas, familiares, profesionales, contractuales, etc.) y en especial las relaciones entre hombres y mujeres, desde una perspectiva feminista.


En el segundo bloque me centraré en la dimensión simbólica y cultural del amor. Con breves referencias a otras culturas y formas de amar, acotamos la investigación en torno a la concepción cultural del amor en Occidente, y haremos un breve repaso a la forma en que las representaciones simbólicas del amor han ido transformándose y variando geográfica y temporalmente. Estudiaremos las implicaciones de las narraciones en la conformación de los sentimientos pasionales y amorosos, nos detendremos en la dimensión religiosa, mitológica y utópica del amor, y finalizaremos con una síntesis de los principales modelos y mitos amorosos de nuestra cultura desde la antigüedad a la posmodernidad.


En el tercer y último bloque mi intención ha sido profundizar en las relaciones amorosas en la posmodernidad. Veremos cómo esta nueva era ha supuesto el fin de los pilares que sustentaban las antiguas cosmovisiones y creaban la identidad: la familia y el trabajo. Ambas instituciones se han desacralizado y flexibilizado, y constituyen sistemas abiertos, cambiantes, en continuo proceso de prueba, negociación y fragmentación. El espacio social y simbólico ha experimentado, paralelamente, la multiplicación hasta el infinito de mensajes; realidad y ficción se mezclan en un fenómeno mediático como es la hiperrealidad, especialmente visible en el espacio televisivo. 

En la actualidad, veremos cómo el amor ofrece la salvación frente a la angustia existencial, el horror vacui, y la falta de sentido que impregna la realidad del ser humano desde que Nietzsche proclamó la muerte de Dios.

El ser posmoderno es urbanita, se mueve en la sociedad del anonimato y sufre de angustia existencial, hambre de emociones y soledad. En este contexto posmoderno, el romanticismo constituye una creación de sentido personalizado y colectivo, una promesa ideal de autorrealización, una tabla de salvación, un sentimiento cargado de trascendencia y espiritualidad. Especialmente para las mujeres.

En esta obra desarrollaré la idea de que las mujeres somos educadas para poner el amor en el centro de nuestras vidas y para que el gran sueño de todas nosotras sea encontrar a su príncipe azul y fundar una familia feliz. Nos educan para que dejemos a un lado otras formas de querernos y nos centremos en el amor romántico: nos quieren entretenidas, ocupadas, amargadas, obsesionadas, tristes, y adictas al amor. Nos quieren débiles, acomplejadas, llenas de miedo, solas y aisladas unas de otras: cuanto más solas, más dependientes somos de los hombres.

El amor romántico es una droga muy potente porque va cargado de promesas, nos genera emociones muy intensas y nos ofrece conexiones con lo sagrado: el amor total, la fusión definitiva, el placer total, la eternidad (premisa fundamental de todo amor verdadero). Una de las ficciones más importantes que proyecta el amor es la del cese de ese doloroso sentimiento de soledad que nos acompaña a todos los seres humanos desde la caída de las grandes construcciones sociales como la religión o la clase social, y cualquier institución en la que antes nos podíamos sentir pertenecientes a una comunidad o grupo unido por cuestiones religiosas, económicas o políticas.

Una vez derribadas las utopías políticas y religiosas de carácter colectivo, la gran utopía de la posmodernidad es el amor romántico, cargado de patriarcado. Las utopías emocionales se acoplan al individualismo y al consumismo a la perfección, porque se sustentan en la filosofía del sálvese quien pueda y el egoísmo a dúo, una expresión acuñada por D.H. Lawrence para explicar el estilo de vida caracterizado por una forma de relación basada en la dependencia, la búsqueda de seguridad, la necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo… 

Este enclaustramiento en parejas, como veremos, propicia el conformismo, el viraje ideológico a posiciones conservadoras, la despolitización y el vaciamiento del espacio social, con notables consecuencias para las democracias occidentales y para la vida cotidiana de las personas. 

Con el triunfo del individualismo,la democracia se encuentra en manos de los políticos, los empresarios y la banca; la sociedad no es gestionada por una población adulta, sensibilizada, culta, comprometida y unida. Dejamos, irresponsablemente, en manos de unos pocos nuestro destino como especie, y por supuesto, coextensivamente, el del resto de los seres vivos de este planeta.

El individualismo como modo de vida ligado al consumismo conlleva también una potente sensación de soledad; es normal entonces que la gente quiera formar equipos, aunque sean solo de dos miembros, para hacer frente a un mundo cruel, jerárquico y desigual.

En pareja la vida se hace más llevadera por la ayuda mutua que nos prestamos, pero, aunque las mujeres hemos logrado incorporarnos masivamente al mercado de trabajo, los hombres no se han incorporado masivamente a los cuidados, que siguen recayendo exclusivamente sobre nosotras en la mayor parte de los países del mundo. Es decir, no hemos logrado construir parejas igualitarias, ni relaciones sanas basadas en la solidaridad y el apoyo mutuo. No sabemos aún cómo aplicar los principios feministas a nuestras relaciones, pero lo importante es que ya estamos en ello.

No nos han enseñado a querernos bien, ni a cuidarnos a nosotras mismas, ni a cuidar a nuestras parejas. A los hombres tampoco les enseñan a querer y a cuidar. 

No sabemos gestionar nuestras emociones para que no hagan daño a nadie,no nos han enseñado a gestionar nuestros conflictos sin utilizar la violencia, no sabemos separarnos con amor, no tenemos herramientas para comunicarnos y para tratarnos bien, y nos han hecho creer que el amor es una guerra en la que todo vale, una guerra con heridas y muertas, una guerra en la que los hombres van armados hasta los dientes y nosotras vamos desnudas.

Gracias al feminismo, hoy sabemos que no estamos condenadas a sufrir: cuando entendemos que las mujeres tenemos derecho a disfrutar del sexo, del amor y derecho a vivir una buena vida, es cuando empezamos a trabajarnos los patriarcados que nos habitan, y cuando llevamos lo político al terreno de lo personal.

No estamos condenadas a someternos ni a aguantar por amor: gracias al feminismo, sabemos que otras formas de quererse son posibles, otras formas de relacionarnos y organizarnos son posibles, otras formas de gozar y de amar son posibles. 

Es el momento de ponerse a desmontar todos los mitos románticos, y a trabajar para liberar al amor del machismo y la violencia, para aprender a amarnos desde la libertad y no desde la necesidad, para aprender a negociar en la construcción de una pareja, para compartir la vida desde el placer y el disfrute. 

Es el momento de desmontar las masculinidades patriarcales, de empezar a cuidarnos, de separar el amor del sufrimiento, es el momento de dejar de sacrificarnos, de renunciar y de aguantar “por amor”.

El amor puede reinventarse, transformarse, expandirse más allá de la pareja, y liberarse de la ideología patriarcal y capitalista para transformar el mundo en el que vivimos: necesitamos una nueva forma de relacionarnos basada en la Ética del amor y la Filosofía de los Cuidados, en la libertad y los derechos de las mujeres, en la igualdad, la solidaridad y el compañerismo.

Aquí va mi propuesta, elaborada desde mi profundo compromiso con el feminismo, el ecologismo, y el pacifismo, y desde la idea de que lo romántico es político, y otras formas de quererse son posibles.


 Coral Herrera Gómez


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18 de agosto de 2023

La Revolución es ética, no estética

 


No es tu aspecto lo que te convierte en una persona subversiva, la verdadera transgresión está en cómo tratas a los demás, cómo te relacionas con la gente, qué valores y principios rigen tu comportamiento.

Ser una persona rebelde no consiste en escandalizar a los demás con tatuajes, piercings, pelucas, tacones, corpiños y vestidos sexys. 

Rebeldes son las mujeres que piensan en el Bien Común y luchan contra la opresión y la esclavitud.

Esta es una revolución basada en la Ética: estamos hablando de derechos humanos, estamos hablando de poner fin al sufrimiento y la explotación de las mujeres. La Revolución es una batalla para acabar con el odio, la violencia, y el abuso de poder. 

Es una lucha de mujeres que ya no quieren trabajar gratis para ningún hombre, es una lucha contra la servidumbre. El objetivo común es que todas seamos libres, tengamos derechos y podamos vivir una vida mejor. 

#LaRevoluciónEsÉtica

#MujeresEnLucha

Coral Herrera Gómez


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