Retos para el futuro de las asociaciones de hombres igualitarios y de su papel en la agenda feminista. Coral Herrera Gómez en la Revista AHIGE Especial 20 Aniversario.
Los hombres igualitarios empezaron leyendo a las grandes autoras de referencia del feminismo y cuando llegaron a las calles, se encontraron entre ellos en espacios y asambleas feministas, empezaron a asistir a talleres y actividades mixtas.
AHIGE es una de las asociaciones de hombres que se atrevió a dar el siguiente paso: empezar a reunirse en espacios propios, empezar a organizarse, a conseguir financiación propia para sus actividades, y a convocar sus propias concentraciones, protestas, y manifestaciones.
En la segunda década del siglo XXI, los hombres ya están articulando su propia agenda de trabajo y de lucha, apoyando la agenda feminista, y haciéndose cargo de la parte que les toca como hombres.
Es el futuro del movimiento de hombres y los estudios de masculinidad: fortalecer la autonomía a la vez que se tejen nuevas alianzas con otros colectivos españoles, europeos y de otros países, y redes para avanzar en los objetivos comunes con el feminismo y los demás movimientos.
Queda mucho trabajo por hacer, pero creo que hay cada vez más hombres comprometidos con la igualdad, y que son cada vez más las mujeres que apoyamos sus luchas. Estos son algunos de los retos que tienen por delante:
1) El discurso negacionista, misógino y machista de la extrema derecha
El gran reto que tenemos por delante como sociedad es cuestionar los discursos misóginos de la derecha, que pretenden deslegitimar la lucha feminista y los avances para la igualdad.
La extrema derecha y la derecha, están más fuertes que nunca, gracias al apoyo con el que cuentan dentro del poder judicial y del poder mediático. Su discurso es emocional: pretenden presentar a los hombres como las víctimas del feminismo utilizando el mito de las denuncias falsas. Apelando al miedo y al odio, promueven abiertamente el machismo, el negacionismo y el antifeminismo,
Su discurso cala en la gente más joven porque les hace creer que son víctimas de un movimiento social que pretende quitarles su estatus, su poder, su posición en la jerarquía social, y que el feminismo es sólo un grupo de mujeres que odian al género masculino y luchan por destruirles. Como consecuencia ha aumentado el número de hombres jóvenes que niegan la violencia machista.
2) La brecha feminista entre hombres y mujeres
En las calles hay cientos de colectivos feministas trabajando en diferentes áreas,… tratando de despatriarcar el mundo, mientras la mayor parte de los hombres asisten como espectadores a la revolución feminista.
Nosotras estamos formándonos, haciendo discurso, hacemos talleres y cursos, celebramos asambleas y encuentros, hacemos terapia individual y colectiva para trabajarnos los patriarcados, y ya hablamos un lenguaje diferente al de nuestros compañeros.
Nosotras hablamos de nuestros sentimientos y traumas. Antes lo hacíamos en la intimidad, ahora desde el #MeToo, lo hacemos en redes sociales. Hemos roto el pacto de silencio entre hombres: ahora somos capaces de hablar de lo personal y de lo político, y ponemos el cuerpo, la cara, el nombre y los apellidos.
Los hombres, mayoritariamente, reaccionan defensivamente: no quieren sentirse culpables, porque no quieren asumirse como responsables. No se sienten incluidos en la lucha feminista, porque no pueden liderarla. Se sienten culpabilizados y muchos, tienen una serie de resistencias que les impide lanzarse a las calles a protestar contra los femicidios y las violaciones sexuales en grupo.
Ante el aumento de la violencia contra las mujeres, se señala como culpables a las víctimas: eligió un mal compañero, iba vestida provocativa, son unas exageradas,…
Las cifras no desatan la indignación entre los hombres. La mayoría no se sienten parte de un sistema basado en la masculinidad patriarcal, ni se ven como privilegiados: muchos creen que a medida que las mujeres ganan en derechos, ellos pierden los suyos.
Las asociaciones de hombres por la igualdad van creciendo y fortaleciéndose en España, pero lo cierto es que la brecha entre hombres y mujeres se va agrandando cada vez más.
Los hombres aún siguen anclados en el discurso: muchos apoyan el feminismo como teoría, pero aún no tienen herramientas para hacer autocrítica amorosa y plantearse cómo usan sus privilegios, cómo usan su poder, cómo ejercen el patriarcado, cómo lo transmiten a las nuevas generaciones. Estas herramientas no han llegado a la población de una forma masiva. Hacemos talleres y formaciones, congresos sobre masculinidades alternativas, nuevas o disidentes, pero no hemos llegado aún a la calle.
Y esto es un tema obviamente de comunicación y de pedagogía: el reto es precisamente tratar de ofrecer alternativas a la postura defensiva, tomando responsabilidad y llevando la crítica al modelo patriarcal a sus entornos masculinos y a las calles.
3) Referentes de nuevas masculinidades
En nuestra cultura actual apenas hay referencias de masculinidades desobedientes que no se arrodillen frente al patriarcado y no se sometan a la tiranía del género. Los héroes patriarcales, por contrario, tienen millones de seguidores que asumen sus planteamientos desde la admiración y la idolatría.
Sin embargo, la población más joven está buscando su identidad porque ya no le sirven los modelos tradicionales, las calles están llenas de hombres que desafían el orden patriarcal, pero apenas encuentran nuevos modelos de identidad. Tienen que crearlos prácticamente de la nada.
Todos conocemos gente que no cumple con los mandatos de la masculinidad y la feminidad, y que no sigue los mandatos sociales de cómo relacionarse en estructuras monógamas y heterosexuales, pero lo cierto es que no estamos llegando a ellos.
Todos sabemos, además, cuáles son los castigos que la sociedad aplica, a estos hombres, para que se repriman a sí mismos, y a los demás, y se conviertan en “hombres de verdad”.
AHIGE señala en su Filosofía la importancia de crear referentes masculinos desde las disidencias, y creo que aquí está en gran parte la clave del gran reto que tienen los hombres igualitarios y anti-patriarcales, cómo dar a conocer el trabajo que están haciendo, las redes y alianzas de los colectivos y asociaciones de hombres que creen y luchan por la igualdad, para atraer cada vez a más jóvenes, a más hombres que sean imagen y referencia de alternativa y cambio a un modelo social justo, equitativo e igualitario.
4) Lo personal es político: dar la cara, poner el cuerpo
Creo que una de las claves principales es que los chicos puedan escuchar a hombres que están trabajando sus patriarcados. Hombres que no solo les hablen de lo político, sino que sean capaces también de hablar desde lo personal. Les toca poner el cuerpo, dar la cara, abrir su corazón y compartir sus procesos. Les toca contar las veces que sufrieron e hicieron sufrir, las formas en que se aprovecharon de sus privilegios, la manera en que les aplasta el patriarcado, la forma en que ellos aplastan a los demás y compartan con ellos sus experiencias de liberación, de cómo han podido deconstruirse a sí mismos y cambiar su forma de relacionarse con los demás desde los principios y valores del feminismo;
La gente joven conecta cuando les hablas desde ti mismo, con tu verdad, con tus fallos y tus aciertos, con tus zonas luminosas y tus zonas oscuras. Así entienden que se trata de un proceso, para ser mejores personas, y para contribuir a la construcción de un mundo libre de sufrimiento, explotación y violencia.
Los cambios sociales van acompañados de cambios culturales Es obvio que no sólo es preciso, entonces, hacer una revolución educativa, sino también una revolución cultural que baje al macho alfa del pedestal en el que está. Necesitamos otras tramas y otros finales felices para mostrar la diversidad de nuestra realidad. Y necesitamos, sobre todo, referentes reales de hombres diversos y comprometidos con la construcción de un mundo mejor para todas y todos.
¿Cómo implicar a productores, guionistas, dibujantes, creadores, editores, etc, en esta revolución cultural?
Hay que pensar nuevos modos de comunicar y de conectar con las audiencias, para que sueñen con otro tipo de personajes, de tramas, de finales, que nos ofrezcan otros valores y otros principios que no sean los del patriarcado más rancio.
Son las nuevas generaciones las que pueden crear nuevos relatos, nuevas canciones, nuevas historias, libres de mitos y estereotipos de género.
5) Sumar fuerzas: más hombres igualitarios
¿Cómo dar a conocer este movimiento social, y cómo concienciar a la población masculina de la importancia de trabajar las masculinidades para poder acabar con la violencia machista?, ¿cómo ilusionar a la gente joven y expandir el movimiento para transformar el mundo para hacerlo un lugar más habitable, más humano, más igualitario, más pacífico, más amoroso y más justo?, ¿Cómo hacer que los hombres entiendan que la violencia machista es un problema de hombres, como decía Saramago?, ¿cómo hacer para que los hombres se ilusionen con la posibilidad de trabajarse y de liberarse a sí mismos de los mandatos del patriarcado?, ¿cómo enseñar a los más jóvenes el arte de la autocrítica amorosa para que puedan entender los mecanismos del poder y el funcionamiento de la estructura patriarcal?, ¿cómo convencerles de que con la igualdad ganamos todos y todas, y podamos sustituir la explotación por la cooperación?, ¿Cómo contagiar la ilusión?
No es nada fácil, porque el discurso hegemónico lo ocupa todo:
Creo que una de las claves es que los hombres se sientan protagonistas de su propio proceso de transformación. Como decía Kelley Temple, los hombres, necesitan tomar el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista. Es decir, tener su propia agenda feminista, y tener autonomía como movimiento social.
Crear las alianzas y el apoyo mutuo entre el movimiento de hombres igualitarios y el de mujeres feministas: para poner en el centro de nuestra agenda los cuidados compartidos. Pero aun tiempo, mantener espacios no mixtos, que podamos trabajar juntos, y por separado.
Fortalecer y expandir las alianzas con otros movimientos sociales y otros colectivos como el ecologista, el antiespecista, el anticapitalista, el LGBTQ, etc
El papel del Estado para: promover los estudios e investigaciones sobre masculinidad en los entornos académicos, y financiar las iniciativas sociales en los vecindarios y las calles, e incluir el trabajo con varones para la prevención de la violencia machista en sus agendas y en sus políticas públicas.
Fomento de la formación transversal el feminismo y las masculinidades alternativas, en todas las etapas y los contenidos de la educación formal, (dotando de las herramientas necesarias para, que el alumnado, se conozca mejor a sí mismos/as, para aprender las claves del autocuidado. Desarrollando la autocrítica amorosa y el pensamiento crítico, aprendiendo a resolver sus conflictos y a desarrollar la empatía, la solidaridad, la honestidad, y tomar conciencia de la importancia de la justicia social, la igualdad y la no violencia, superando el modelo patriarcal de relación)
Crear espacios de seguridad para todos aquellos niños que no siguen la norma patriarcal, evitando el bullying que sufren los que se atreven a romper con los estereotipos.
6) Comunidades de resistencia y apoyo mutuo entre hombres
Para hacer la revolución, es preciso crear un tejido social que sea el caldo de cultivo para la formación de pequeñas y grandes comunidades de hombres que se trabajan sus patriarcados.
Necesitamos encontrar espacios de seguridad, crear espacios y comunidades de resistencia y apoyo mutuo que trabajen por la construcción de unas nuevas masculinidades, porque lo cierto es que los hombres igualitarios siguen siendo hombres raros. Por eso es fundamental promover la creación de grupos de hombres donde los disidentes se sientan pertenecientes y no tan solos.
En estas comunidades los hombres podrán relacionarse en una estructura horizontal basada en la cooperación, el compañerismo, los cuidados mutuos, y las redes entre comunidades permitirán ir creando ese tejido social en el que cada vez más hombres se sientan incluidos. Cuanto más participativo sea el proceso para construir una agenda de lucha propia, más hombres se sentirán implicados en el trabajo personal y colectivo, y más comunidades se crearán en torno a este movimiento social.
En la medida en que nos vamos uniendo, vamos adquiriendo más fuerza para organizarnos y construir nuestras alternativas sociales.
Por eso es fundamental el trabajo de comunicación dentro del movimiento:
Estar en redes sociales, y aumentar la producción audiovisual
Necesitamos alianzas con los medios de comunicación para que el mensaje llegue masivamente a la población.
Mostrar historias de hombres que se atreven a compartir sus procesos personales de transformación, Hombres que enseñen las claves del autocuidado y los cuidados hacia los demás, cómo se vence el miedo a las burlas y a la tiranía del qué dirán.
Coral Herrera Gómez
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