15 de junio de 2025

Hombres que… se enamoran de la Vida




Presumir de los coqueteos con la muerte es uno de los pilares de la masculinidad patriarcal. A muchos hombres les encanta sentirse admirados por los demás cuando llaman la atención de la Parca. La seducen, se exhiben, y luego se escapan cuando ella se acerca a abrazarlos. Los aplausos de los demás les permiten, por unos segundos, sentirse superiores al resto de los humanos. Por un ratito se sienten inmortales, y disfrutan jugando a ser dioses. 


Les excita mucho mirar a la muerte a los ojos, guiñarle un ojo, retarla de frente, y salir victorioso. El miedo les dispara la adrenalina, pero el verdadero placer lo sienten cuando los demás les otorgan un reconocimiento por su valentía y su virilidad. 


Corren delante de un toro cabreado, se tiran desde el balcón a la piscina del hotel, se hacen un selfie al borde del abismo, beben y se drogan para hacer carreras ilegales en las autopistas, desafían a los líderes más sanguinarios, se juegan la vida con retos absurdos, y todo lo hacen para demostrar que son muy machos.


El desprecio por la vida, la suya y la de los demás, es una de las características más importantes de la masculinidad patriarcal. La muerte es como una novia a la que van a visitar de vez en cuando para que los demás machos validen su masculinidad. 


A veces no logran escapar y caen en sus garras. Es el precio que hay que pagar para subir peldaños en la jerarquía del patriarcado: cuanto más duros, insensibles, imprudentes e insensatos sean, más machos parecen, y más admiración y envidia despiertan en el resto. 


Los machos patriarcales están tiranizados por su propio ego, que se nutre de los aplausos y el reconocimiento de los demás. El ego les impulsa a ponerse en peligro y a arriesgar la vida, el patriarcado a demostrar constantemente su hombría y virilidad. 


El Patriarcado les somete a todos para que aprendan a sacrificar su salud y sus vidas. Les empuja a coquetear con la Parca y a autodestruirse para ganar puntos y para dar ejemplo a los demás.


Por eso mueren tantos hombres en el mundo haciendo estupideces: muchos creen que el riesgo de caer en su abrazo mortal les compensa. 


También hay muchos hombres que quisieran poder escapar de sus garras, pero no pueden porque tienen metido el patriarcado dentro de ellos. 


Son muy pocos los que se atreven a desobedecer sus normas, y son muy pocos los Hombres que huyen de la Muerte y se enamoran de la Vida. 


Un abrazo muy grande a todos los desobedientes: rebelarse a los mandatos de género y cuidarse a uno mismo requiere de mucha inteligencia y valentía.

Coral Herrera Gómez 


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Coral Herrera Gómez, editorial Catarata, Madrid, 2019





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