Hoy mi corazón está con las mujeres inmigrantes y campesinas que trabajan bajo los plásticos en Andalucía a cambio de un salario de miseria, en unas condiciones inhumanas, sometidas a patrones que no las llevan al médico cuando enferman.
Viven sin papeles y por tanto son derechos, en asentamientos precarios que se incendian, sin las condiciones mínimas de salubridad.
Sus patrones las violan cuando quieren, y las obligan a llevar pañales porque no se les permite ir al baño mientras trabajan.
Los relatores de la ONU han visitado los plásticos varias veces y han denunciado el horror que han visto con sus ojos, pero a los gobernantes no les da vergüenza, ni les preocupa lo más minimo.
Pobreza, inmigración, mujeres, mundo rural, derechos humanos: a nadie le importan las mujeres más oprimidas y que más violencia sufren en todo el mundo.
Hoy mi corazón está con toda la gente que está ayudando en el terreno, tanto trabajadoras de servicios sociales como de ONGs, denunciando la violencia de patrones e instituciones, tratando de llamar la atención de los medios de comunicación, tratando de visibilizar el drama que se vive a diario en el infierno de los plásticos, tratando de ayudar en el día a día a las mujeres que viven bajo los abusos de patrones machistas, violadores y explotadores sin ética ni escrúpulos.
Lo único que nos salva del horror es la solidaridad de la gente, y de los profesionales del periodismo que nos cuentan lo que está pasando en los invernaderos. Sin ellos la impunidad de los patrones sería total.
Buenos días a todo el mundo, un gran abrazo desde el Sur.
Coral Herrera Gómez
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