7 de agosto de 2021

Día 7. Las Mujeres que ya no sufren por amor, en la Playa del Patriarcado


 

-Paz, lo primero de todo, quiero que sepas que has hecho muy bien en dejar a mi hermano. - dice Ángela mientras estira la toalla y se sienta encima.

-Gracias, Angela, mi vida. 

-Y que no tienes por qué disculparte por lo de ayer. Al revés, tienes que sentirte bien orgullosa. Tus amigas te hicieron una fiesta de la liberación preciosa, y te mereces disfrutar de este momento, que has pasado un año horrible.

-Bueno yo me sentí rara ayer cuando te vi en el bar, porque justo estábamos brindando y me dio cosa, Angela. 

-Pues para nada, yo lo veo muy bien, tienes todo el derecho del mundo a celebrar el divorcio. Por fin eres libre, ahora vas a estar mucho mejor. 

-Bueno, pero yo aún así quería hablar contigo porque te quiero mucho y siempre serás mi cuñada favorita. 

-Y yo te quiero mucho a ti, y me siento muy orgullosa de ti. Por un momento pensé que no ibas a dejarle, que te ibas a quedar a su lado, y no sabía cómo decirte: ¡dejalé, que es un pendejo! Mi madre también quería decírtelo y no se atrevía. Yo no entiendo como después de saber que tiene otra familia te quedaste tanto tiempo.

-Bueno, es el tiempo que necesité para tomar esa decisión. Me puse en terapia, hablé mucho con mis amigas, le di muchas vueltas, y fui dándome cuenta poco a poco de que tu hermano realmente ni me sabe querer, ni me sabe cuidar. 

-Pues no, y no te merece. Tú eres una tía muy grande. Mi hermano es un egoísta y un inmaduro. Te engañó durante tres años y tuvo dos mujeres y dos familias tan tranquilamente. Menos mal que le descubriste. 

-Sí, la verdad es que yo estaba tan enamorada, que me llevé un golpe brutal. Y por eso creo que necesité tiempo para ir asimilando poco a poco. Yo vivía en mi mundo feliz creyendo que tenía una familia feliz, y después del shock, él me quería hacer creer que se pueden querer dos mujeres a la vez…

-Y no estar loco, ya me sé yo el cuento. Es un manipulador, iba de víctima encima. 

Paz se puso a beber agua de su botella. 

-¿Sabes por qué son así los tíos?, porque yo es que no puedo comprenderlo. -dijo Angela, visiblemente cabreada. 

-Yo tampoco lo entendía hasta que me explicaron lo que es el patriarcado. Cuando le pones atención a cómo se aprovechan los hombres de sus privilegios para vivir como solteros y como casados, y para justificar su doble vida, es cuando comprendes en qué consiste la desigualdad y la violencia en la que vivimos. Les importa muy poco cómo se sienten las mujeres de su vida: ellos viven como reyes, y creen que tienen derecho a tenerlo todo. 

-¿Pero es egoísmo, o es machismo?

-Las dos cosas, creo. El machismo está basado en la idea de que sólo ellos pueden hacer determinadas cosas, como ser infieles y tener los hijos que les de la gana con todas las mujeres que quieren. Nosotras en cambio, obligadas a la monogamia. 

-Yo al enterarme le hubiese dejado de inmediato. 

-Sabes que pasa, que me insistía todo el tiempo en que me quería, y yo creía que sin él no soy nada. Pensaba que sola con los niños no podría tirar hacia delante. Pensaba que ya estoy mayor y que no voy a gustarle a nadie, ni voy a volver a enamorar a ningún hombre, ni a tener pareja. Todo eso me hacía quedarme, el miedo y las inseguridades, y el patriarcado que llevo dentro, que me decía: “quédate a su lado que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, y en el fondo, te quiere” No me di cuenta de que el amor no es suficiente, y que quien te miente, no te quiere realmente.  

-Cómo se nos mete dentro el patriarcado, madre mía. 

-Sí, y además está la presión social. Yo pensaba, ¿qué van a decir todos de mí?, ¿que no he sabido cuidar a mi marido?, ¿que soy una cornuda y una fracasada?, ¿que me voy a quedar sola por tonta? Ahora me he liberado de esa presión, me importa un pepino lo que puedan decir de mí, y es un alivio, de verdad. 

-Claro que sí, si te van a criticar de todos modos, siempre es mejor hacer lo que tú quieres y lo que tú necesitas. 

-También es que quiero ser un ejemplo para que mi hija vea que hay que dejar las relaciones cuando no te quieren bien y cuando no te cuidan. 

-Para mí también eres un ejemplo, Paz. Yo te admiro mucho, de verdad. Te veo tan guapa y tan radiante, es como si te hubieses quitado años de encima. ¡Estás mucho más juvenil ahora!

-Gracias, mi amor, la verdad que no ha sido fácil. Ahora me doy cuenta de lo importante que es que todas nosotras os contemos a las más jóvenes qué hay detrás del mito del amor, y por qué nos machacan tanto con el tema durante tantos años. Es súper importante que las chicas de tu edad sepáis varias cosas para que no caigáis en la trampa. 

-¿Qué cosas?

-Pues cosas como que el amor no es una cuestión de suerte, sino que es una estructura de dominación sobre las mujeres. Que nosotras no podemos negociar con los hombres en igualdad de condiciones, porque no somos iguales. Que nosotras somos educadas para ceder, para aguantar, para sacrificarnos, para renunciar, y para dar prioridad al macho, y que no puede ser. 

-Mira, eso se lo digo yo a mi amiga Rebeca, que está a punto de renunciar a una beca en Italia porque su novio no quiere que se vaya de Erasmus. Que si no va, le digo, se va a arrepentir toda su vida. Su novio es un mindundi que le pone los cuernos todo el rato. Le dice que si le quiere de verdad, no vaya, que ahora está pasando un mal momento y la necesita a su lado. Que tiene ataques de ansiedad, dice. Todo el rato se hace el enfermo para que ella se apiade de él. Es un machista, manipulador y egoísta. 

-¿Pues sabes lo que pasa, Angela? Que cuando les pasa esto a las amigas, lo vemos muy claro. Pero cuando nos pasa a nosotras, ya no lo vemos tan claro. Y esta es la cuestión. Yo a una amiga en mi situación la habría dicho: “sal de esa relación inmediatamente”, pero como me pasó a mí pensé: “seguro que puedo con esto”. Además, me autoengañé mucho pensando que podría cambiarle. 

-Es verdad que las mujeres nos autoengañamos mucho. 

-Y cuando te quitas la venda -sigue Paz, que se está untando crema de protección solar en el cuerpo- pues no te lo puedes ni creer. La cantidad de cosas que no has querido ver, la de veces que le has disculpado y has intentado comprenderle, y la manera en que tu ego te hace creer que tu amor es mágico y le cambiará... Encima te sientes culpable porque no supiste verlo o no quisiste verlo. Esta es una de las principales trampas del amor romántico. 

-¿Qué más trampas hay?

-Pues mira, te das cuenta cuando te ves sola en casa después del parto, cuidando la casa y el bebé, y cuidándote a ti misma, y esperando a que vuelva tu marido que lleva tres horas desconectado y no sabes ni donde está. Ahí dices, ¿pero qué hago yo así?, ¿cómo he llegado yo a esto? 

-Qué doloroso. 

-Me costó darme cuenta de que tu hermano solo se ilusionó con la bebé las dos primeras semanas. Luego volvió a su vida de siempre, como si su vida no hubiese cambiado, con su grupo de música, sus entrenamientos de fútbol, sus partidos de fútbol, sus sesiones de gimnasio, sus aperitivos de doce horas con los amigos los fines de semana... Me dejó sola criando, agotada, al frente de todo, y yo la verdad que cuando decidimos tener un bebé, creía que seríamos un equipo frente al mundo. La paternidad le vino muy grande. 

-Yo siempre le he visto muy inmaduro, y muy enamorado de sus amigos, a mi hermano. No ha querido nunca dejar de ser ese chaval guaperas que os conquistaba a todas en la playa. 

-No, la verdad. A mí lo que me da rabia es haberle cuidado tanto y que él no me haya cuidado nada. Y me fijo y así son muchísimos hombres: reciben amor y cuidados de sus mamás, hermanas, esposas, pero no dan nada a cambio. Tu hermano ni pañales cambiaba. Y te ves ahí de criada suya...asumiendo sus responsabilidades, limpiando su mierda, recogiendo su caos, ordenando su vida y su armario, alimentándole cada día... y te das cuenta de que el amor es una estafa. 

-Pero hay parejas en las que los hombres son más responsables y más cuidadores. 

-Sí, las hay. Pero a la mayoría les educan para que vivan como reyes y para que crean que tienen derecho a disfrutar de todo a la vez: su esposa, sus hijos, sus amantes, sus amigos, sus pasiones, y sus escapadas de hombres. 

-Yo no entiendo por qué los hombres se casan, la verdad. No debe ser muy agradable sentirse en una prisión y querer escapar todo el tiempo, y tener que mentir todo el tiempo. 

-Así estuvo tu hermano, y como no podía con una familia, se echó dos. 

-La cuestión principal es cómo detectar a los hombres así para que no nos hagan daño. No es nada fácil, Paz, al principio todos son encantadores y buena gente. Mi hermano le parece buena gente a todo el mundo, pero es un mentiroso y un machista que te ha hecho sufrir un montón.  

-Sí, y yo encima iba de comprensiva y le veía como un pobrecito. 

-A mí ya me han engañado tres chicos, y he sufrido un montón. No quiero que me vuelva a pasar. ¿Cómo detecto a los hombres con los que sí se puede disfrutar del amor? 

-Yo creo que depende en parte del nivel de machismo que tengan. Si son muy machistas, lo más probable es que te ponga a ejercer el papel de su madre y que te mienta todo el tiempo para poder sentirse libre

-Pero, ¿cómo saber si son machistas? Que muchos lo disimulan muy bien. 

-No sé, la verdad. Te diría que los puedes identificar porque no hacen tarea doméstica, ni cocinan, ni limpian. Pero hay hombres que son muy machistas y aun así asumen sus responsabilidades en el hogar. 

-¿Hay hombres honestos, Paz?

-Sí los hay. Son como las meigas, hay pocas, pero haberlas, haylas. 

 Las dos se rieron y abrieron una cerveza fresquita, una bolsa de patatas fritas y una lata de aceitunas. 

-Yo no paro de pensar que si todas las niñas entendiesen cómo funciona el mito romántico, cómo nos somete, cómo nos hace prisioneras en una jaula de oro, cono nos explotan los hombres, pues podríamos ahorrarles a todas mucho sufrimiento. Estamos como esclavizadas por el amor, hay que abrir las jaulas y liberarnos todas

-dijo Paz, llena de esperanza.

-Es que para aprender en la vida hay que sufrir, nos toca pasarlo mal para poder llegar al punto en el que estás tú. 

-Yo creo que no hace falta sufrir para aprender,  al revés. Sería mejor adquirir esas herramientas en casa y en  la escuela sin tener que pasarlo mal y sin poner en peligro nuestra salud mental. Pienso que nosotras tenemos la obligación de contarles a nuestras hijas, sobrinas, vecinas, y nietas lo que es la realidad del amor romántico, para que vayan al amor con mucho cuidado, y siempre conectadas consigo mismas. Si pudiera iría por todos lados hablando de esto, porque yo no me escuchaba a mí misma, no me hacía caso. Ahora que estoy liberada, pues veo que es super importante que nos ayudemos a liberarnos entre todas.  

-Yo y mis amigas hemos aprendido mucho de ti, y te admiramos mucho, Paz. No es nada fácil tomar la decisión de dejar a un hombre enamorada, pero tú nos has demostrado que sí se puede. Que no tenemos por qué quedarnos en una relación en la que no somos felices. Que si no hay reciprocidad, no podemos disfrutar del amor. Tú has querido mucho a mi hermano y él no ha estado a la altura. Y has sabido dejarle para ser libre y para empezar otra vida. 

-Ojalá a mí me hubieran contado la verdad y me hubieran hablado sobre lo importante que es cuidarse a una misma para que el amor no nos anule y no nos ponga de rodillas, y para que podamos quedarnos solo en las relaciones en las que los cuidados sean mutuos. 

-Yo creo que ya lo sabemos, pero a ver, es difícil llevar estas ideas a la práctica. No sabemos muy bien la teoría feminista, pero nos cuesta aplicarla en la práctica, cuando estamos enamoradas, estamos como borrachas.

-Sí, la clave del asunto es que el feminismo sea útil y nos ayude a todas en nuestra vida diaria.

-Pues habrá que entrenar entonces para ir mejorando la técnica, yo creo que es cuestión de ponerse a ello, como cuando aprendes a bailar o a tocar un instrumento. A mí me gustaría entrenar para atreverme a decir lo que siento y lo que pienso, lo que quiero y lo que no quiero, y aprender a decir que no. 

-Es bien difícil ser tú misma cuando te enamoras, pero hay que estar todo el tiempo muy despierta para no dejarnos llevar por la corriente. Que se nos olvida que sabemos nadar todas. 

-Yo lo veo todo muy difícil, porque los chicos se están quedando atrás. Nosotras ahora hablamos otros idioma, ni nos entienden cuando les hablamos del sexo y del amor. 

-Yo creo que ellos también querrían liberarse, si supieran cómo.

-Ellos para qué van a cambiar, si les va muy bien. A nosotras aún nos queda mucho por trabajar, porque son muchos años de cuentos Disney los que nos ha tocado tragar, pero estaría bien que nos enseñaran en el colegio a desmitificar el amor, a entender cómo funciona el patriarcado, y ver con claridad cómo se benefician los hombres de nuestra necesidad de amor. Aunque seamos muy feministas, estamos siempre hablando de chicos, intentando llamar la atención de los chicos, arreglándonos para enamorar a los chicos, soñando con encontrar a nuestra media naranja. 

-Es que nos educan para que les pongamos a ellos en el centro de nuestras vidas y seamos unas yonquis del amor. Y ellos se aprovechan. 

- Mira el novio de la Patri, que a escondidas se ha metido al Ejército y cuando se lo cuenta, le pide que se vaya con él al quinto pino, a no sé qué pueblo, y que deje la Universidad. Vamos, es que hay que tener morro. Estamos diciéndole a Patri que ni se le ocurra. 

-Ojalá no renuncie a sus estudios por él. -dijo Paz, poniendo los ojos en blanco y mirando al cielo. 

-O la Mina, que está muerta de miedo porque no sabe si se ha quedado embarazada, porque él no quiso ponerse condón. O la Karen, que está encerrada en casa pariendo y criando hijos con 20 años, y se ha olvidado de sus sueños. O la Yoli, que cree que puede ayudar a su chico a controlar su ira y a tratarla bien. No hay manera de que entienda que ella tiene que salir de esa relación, y que él debe buscar ayuda si quiere dejar de ser un maltratador. No la pega, pero la insulta y la humilla y la hace sufrir un montón. Y ahí estamos apoyándola, pero yo es que me siento tan impotente....

-Tiene que darse cuenta ella misma, ahora ni se escucha ni os escucha, porque quiere vivir su historia de amor a toda costa.

-Para algunas chicas es una obsesión: se han creído que sus problemas se solucionarán cuando están en pareja, y creen que ahí está la verdadera felicidad. 

-Y cuando te das cuenta de que en realidad ellos dan más problemas que soluciones, ya es tarde. Porque yo me acuerdo de lo a gusto que estaba cuando estaba soltera, y me digo, ojalá no me hubiese casado. Ojalá pudiera convenceros a todas para que no os caséis.

Las dos se echan a reír. 

-Le leí a Coral Herrera en un libro que los hombres, mejor como amantes. Que no los incluyamos en nuestros proyectos de vida, y que disfrutemos únicamente de ellos como si fueran amigos íntimos. Que es mejor que se laven ellos mismos sus calzoncillos, que sean autónomos, y se cuiden a sí mismos. Cada uno en su casita, y nosotras organizadas con nuestras amigas para la crianza y los cuidados.  Y juntarnos solo para follar y disfrutar. O también, pasar de ellos y disfrutar entre nosotras.

-Ah, pues qué buena idea. Así no acabamos de criadas de ellos. Se lo voy a contar a mis amigas. ¿Cómo se llama ese libro?

-Mujeres que ya no sufren por amor. 

-Me encanta. Yo quiero ser una de esas mujeres que ya no sufren por amor, mujeres que se liberan, mujeres que disfrutan de la vida. Como tú ahora, Paz. 


Las dos se abrazan y se mecen un rato en el abrazo. 

Es una maravilla poder escuchar estas conversaciones el último día de mis vacaciones en la Playa del Patriarcado, es como llegar a una isla en medio de un mar patriarcal inmenso. 

Me da esperanzas escuchar a las mujeres que se liberan del mito romántico y a las chicas jóvenes que se lo trabajan para desmontar el mito y no caer en la trampa. 

Y me ha hecho mucha ilusión saber que mi libro les ayudó. 

Hoy me subo a casa feliz, sabiendo que somos muchas las que ya no queremos depender de los hombres ni del amor, sabiendo que cada vez somos más las que estamos abriendo los ojos y empezando nuestro propio plan de liberación. 

Yo siento que esto además es contagioso: cuando una se libera, nos liberamos todas alrededor. Las próximas generaciones nos están viendo volar: nos ven tomar conciencia, quitarnos la venda, hacer autocrítica amorosa, aprender a cuidarnos, y romper las relaciones en las que no nos quieren bien. 

Las mujeres tenemos derecho a vivir una buena vida, al placer y al disfrute. Ya no nos engañan más: las chicas jóvenes cada vez tienen más referentes de mujeres libres que han conseguido salir de su jaula. 

Hay esperanza, me digo. Huele a feminismo en la Playa del patriarcado. El viento de levante trae aires de libertad. 

Coral Herrera Gómez


¿Dónde consigo mi libro Mujeres que ya no sufren por amor? 


¿Dónde están las Mujeres que ya no sufren por amor, cómo puedo unirme a ellas? 





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