13 de noviembre de 2025

La Bruja del Amor


 

Aún no había amanecido cuando el grupo se puso en marcha. El objetivo era llegar antes del anochecer al punto de encuentro, donde pasarían dos semanas juntos aprendiendo y entrenando. Marcus estaba muy emocionado y miraba de reojo a la Bruja del Amor, que caminaba en silencio en medio del grupo. Reunió el valor que necesitaba para acercarse a ella:

- Estoy muy emocionado y me siento muy afortunado, Bruja del Amor. Después de un año de formación, me siento listo para terminar mi entrenamiento y recibir la Espada de la Luz. Quiero ser un gran guerrero y luchar contra los Hunters hasta la victoria final.

- No te olvides, querido Marcus, que la victoria final consiste en alcanzar La Paz. 

Marcus sonrió y asintió. Todo el mundo sabía que la Bruja del Amor era pacifista y que en estas dos semanas ella y las demás brujas les iban a hablar del amor, los cuidados y la ética. Sabía que era una parte muy importante del entrenamiento y que después vendría la ceremonia en la que todo el grupo recibiría su nombramiento y su espada. 

Marcus solo pensaba en el gran día en el que se convertiría en Guerrero Aliado. Era el gran sueño de su vida, porque su bisabuela era Bruja y muchos en su familia habían sido guerreros y guerreras. Sabía que cuando volviese a casa con la espada de luz todos se sentirían muy orgullosos de él. 

-Marcus, estamos viviendo momentos muy duros, los Cazadores de Brujas están más fuertes que nunca. Este año han quemado vivas a más de cien brujas, y han convertido a más de mil Aliados en Hunters. 

-¿Cómo lo hacen? 

-Entran dentro de tu corazón para alimentar tu miedo.

-Yo no tengo miedo. Conmigo no podrán.

-En estas dos semanas aprenderás a ser más humilde.

-Querrás decir más valiente.

-No, más humilde. Necesitas aprender a reconocer el miedo, no a negarlo. Cuando lo niegas crece su poder dentro de ti.

- ¿Cómo lograste eliminar tu miedo?

- No lo eliminé. El miedo está dentro de mí. Y el odio también. Sólo sé reconocerlos y controlarlos para que no me invadan. Sé que lo más importante es que mis emociones no hagan daño a nadie, y que mi miedo y mi odio no me hagan daño a mí tampoco. Tú ahora eres muy joven, cuando tienes 30 años es mucho más difícil que cuando tienes 250 años. Yo ya llevo mucho tiempo entrenando.

Marcus sonrió. Se sentía preparado después de un año de estudio y entrenamiento.

- Para mí es todo un honor haber sido elegido para acompañarte desde tu casa al Encuentro. Yo y todos los del grupo te admiramos mucho, y hemos aprendido mucho leyendo tus obras, querida Bruja del Amor. Poder verte en persona y saber que vamos a poder pasar contigo estás dos semanas nos llena de alegría y orgullo. Cuando le cuente a mi sobrina que estuve con la Bruja del Amor se va a emocionar mucho, ella quiere ser aprendiza de bruja y quiere apuntarse a tu escuela del Amor. En mi familia todos te admiramos mucho.

- Gracias, Marcus. Para mí lo importante es que os vayáis todos y todas con herramientas para cultivar el Amor en vuestro interior, y para que podáis trabajar el Autoconocimiento, la Autonomía y el Autocuidado. Mi objetivo es que aprendais a ser buenas personas, que seáis honestos y leales a vosotros mismos, y que sepáis dominar las artes de la Autocrítica Amorosa…

La Bruja del Amor enmudeció y frunció el ceño. Se paro en seco.

- ¿Qué ocurre?

-  Hace unos minutos que no veo a las lechuzas.

Eran cuatro y sobrevolaban por encima del grupo formando una cruz. Eran las protectoras de la Bruja y siempre la acompañaban en sus viajes.

Marcus miró hacia arriba. Era cierto, no había ni rastro de las cuatro lechuzas. ¿Qué habría pasado con ellas? 

- ¿Es normal que las lechuzas se vayan?, ¿será que han visto algo y han ido a inspeccionar los alrededores?

- No es normal. Siempre me avisan.

Marcus sintió una bomba estallando en su pecho y las piernas comenzaron a temblarle. La Bruja del Amor se detuvo en medio del claro del bosque y el grupo entero paró. En un segundo estaban rodeados por una multitud. Las sombras avanzaron y cuando llegaron al claro del bosque los aprendices de Aliados se dieron cuenta de que eran Hunters. A todos se les paró el corazón. Muchos se aferraron con fuerza a sus lanzas.

El líder de los Hunters, un hombre alto y forzudo que llevaba todo el cuerpo pintado con los colores de la bandera Hunter, se plantó delante de ellos:

- ¡Es Heke!-le dijo Saray a Marcus.- Concéntrate en controlar tu miedo.

Heke se plantó ante el grupo y dijo:

- Sois treinta y nosotros somos trescientos. Y vienen más en camino. Sólo tenéis dos opciones: convertiros en Hunters o plantarnos cara y morir en la batalla. 

Marcus había tenido tiempo para ayudar a cubrir a la Bruja con su capa invisible. Y pensó, ojalá nosotros pudiéramos desaparecer ahora como ella. 

Escuchó los tambores de guerra. Vendrían muchos más hunters en pocos minutos. Sintió que realmente no estaba preparado para luchar: el miedo inundaba todo su ser de arriba a abajo, corría por sus venas con cada latido de su corazón. 

Todos hicieron contacto visual con los demás, tal y como habían aprendido, para hacer frente al miedo e infundirse coraje unos a otros. 

Sin embargo,  Neil estaba pálido, invadido por el terror. Se adelantó unos pasos y se retiró a hablar con el líder de los cazadores de brujas. 

- Si nos dejáis marchar con vida os entregaremos a la Bruja del Amor. Está con nosotros ahora mismo. 

El líder de los Hunters soltó una risotada.

- Hace tiempo que la andamos buscando a la Bruja del Amor. Mi jefe se pondrá muy contento si se la entregamos. El viernes la quemaremos en la Gran Hoguera junto a otras tres brujas. Será un fiestón memorable.

- Os la entregamos entonces y nos dejáis marchar. 

- De acuerdo.

Neil se acercó a Marcus y se lo llevó aparte.

-Marcus, amigo, tienes que quitarle la capa a la Bruja y entregársela a los Hunters. Creo que no queda otro remedio si queremos salvar al grupo.

-¡Pero la misión de los Aliados es proteger a las Brujas!

-¿Y cómo vamos a defenderlas si nos matan?

Marcus agachó la cabeza. En su interior el miedo y el instinto de supervivencia le decía que tenía que sacrificar a la Bruja. Pero por otro lado sabía muy bien que entregarla no iba a salvarlos. 

-No podemos confiar en la palabra de los Hunters. Si la entregamos, nos harán presos a todos para convertirnos en cazadores. 

-Henke me lo ha prometido. Nos dejará libres si le damos a la Bruja del Amor.

-Neil, ¿no te das cuenta de que estás siendo presa del miedo? Hemos entrenado mucho para llegar a este momento, ahora hay que poner en práctica todo lo que hemos aprendido. 

- No quiero morir, Marcus. Nosotros somos necesarios para la Resistencia. No hay otra opción. Estamos rodeados. Son muchísimos. 

- Neil, no -Marcus se llevó las manos a la cabeza.- Ahora es el momento de ser valiente y defender nuestra causa hasta el final. Si cedemos a la extorsión, no podremos jamás llegar a ser Aliados. Hemos estado un año estudiantado y aprendiendo para obtener nuestra espada de la luz. Seremos la vergüenza de nuestras familias. 

- Nuestras familias nos quieren vivos, muertos no servimos para nada. Quítale la capa a la Bruja del Amor y entrégala ya. 

- No. -dijo Marcus. -No puedo hacer eso.

- ¿Prefieres que nos despedacen los Hunters? Si no sacrificas a la Bruja moriremos todos. Somos treinta personas y ella una sola. Nosotros somos jóvenes y ella ya es muy mayor, vivirá cien años más a lo sumo. ¿No crees que merece la pena el sacrificio? 

Marcus sacudió la cabeza desesperado.

-Marcus, ahora tienes 30 mujeres y hombres jóvenes en tus manos, ¿vas a permitir que nos maten a todos?

Saray se acerco y le susurró al oído :

- ¿Sabes lo que hubiera hecho tu Madre, la Gran Guerrera Aliada?

Marcus sintió un pinchazo en el corazón. Claro que sabía lo que habría hecho su madre en su situación. Ella era reconocida internacionalmente por su valentía.

Tenía la cabeza nublada por el miedo. No podía pensar con claridad. No había tiempo para pensar con claridad. Los Hunters no tenían mucha paciencia.

No quería tomar esa decisión. 

Saray se plantó frente a sus dos compañeros. 

-Yo voy a luchar. Llevo mucho tiempo preparándome para este momento. Mi corazón está fuerte y estoy siendo capaz de dominar el miedo. Me niego a entregar a la Bruja para que la quemen en la hoguera. Soy bisnieta, nieta, sobrina e hija de brujas: jamás traicionaré a ninguna. 

Otras dos aprendices se acercaron a ellos y se posicionaron junto a Saray. Cuando vio que más personas del grupo querían unirse a ellas, Neil miró a Marcus y le hizo la seña con los ojos indicándole que se había acabado el tiempo. Marcus se giró sobre sus talones, le quitó la capa a la Bruja y la llevó el mismo hacia Heke.

La Bruja del Amor miró a los ojos a Marcus. Estaba serena y tranquila. 

Heke ató sus muñecas a la espalda. Saray ahogó un grito con sus manos. Muchos dentro del grupo se taparon los hijos horrorizados. 

-La batalla más dura es la que se libra en tu interior cuando te enfrentas al miedo. -dijo la Bruja del Amor. - Cuando tienes que hacer frente a un dilema ético, si te dejas vencer por el miedo te traicionas a tí mismo, y eso es mucho peor que morir. Gracias Saray y compañeras por vuestra honestidad y valentía. Seréis recordadas por las niñas como un ejemplo a seguir.

Dos Hunters armados se la llevaron. Marcus y Neil sintieron un alivio enorme. Habían salvado al grupo entero. 

- Habéis hecho lo correcto: uniros al bando vencedor demuestra lo inteligentes que sois. -dijo Heke, satisfecho.

- No vamos a uniros a vosotros. Nos vamos a casa.

Heke soltó una carcajada estruendosa.

- Vosotros no vais a ninguna parte. Volvemos al inicio: podéis uniros a nosotros, o morir. 

- ¡Pero nos diste tu palabra!

Heke volvió a reír. 

- Habéis sido muy ingenuos. Aquí no hay escapatoria posible: o permitís que os hagamos presos voluntariamente, o empezamos la carnicería y os matamos a todos.

- ¡Pero ya tenéis a la Bruja! Me lo prometiste, Heke.-suplicó Neil, desesperado.

Heke volvió a reírse.

- Vuestra cobardía no merece recompensa alguna. Odio a muerte a los cobardes. Arrodillaos inmediatamente: quiero que pidáis perdón y supliquéis clemencia. 

Diez de ellos hincaron las rodillas en el suelo y bajaron la cabeza en señal de sumisión. 

- No nos hagas daño, Heke.-lloriqueó Marcus.

- Marcus y Neil, ¡nos habéis traicionado a todos! -gritó Saray- Sacrificar a la Bruja no nos va a salvar. ¡Malditos seáis por siempre!

Saray cayó fulminada por una flecha en el corazón.

Diez jóvenes más se pusieron de rodillas en señal de sumisión. Los que quedaron de pie fueron abatidos por las flechas de los Hunters. 

- Muy bien, ahora tenemos veinte muertos, diez jóvenes Aliados en nuestro bando, y una Bruja más para nuestra Gran Hoguera. -dijo Heke. 

Los Hunters salieron de la protección de los árboles para atar a los supervivientes arrodillados. Cuando empezaron a caminar, Marcus se dio cuenta de que los Hunters eran sólo diez. 

- Si, jajajajaj -dijo Heke.- Colocamos espejos mágicos en el claro del bosque para que creyerais que éramos trescientos. Vuestro miedo os ha hecho ver a muchos más. Ha sido muy fácil atraparos, no hay mejor arma que el miedo. 

Marcus se echó a llorar. Neil también. Ahora tendrían que asistir a la quema en la hoguera de la Bruja del Amor y les obligarían a prender la primera rama y a aplaudir durante todo el proceso de agonía.

Después serían entrenados para ser Hunters: estaban condenados a ser presos para siempre, a captar nuevas víctimas, y a luchar contra su propia gente.

Neil lloraba de rabia y de dolor viendo a la Bruja atada caminando en silencio. Nunca olvidaría su mirada llena de tristeza cuando le quitó la capa invisible para entregarla. No había miedo en sus ojos, solo una decepción y una pena profunda. 

Maldita sea, masculló para sus adentros. 

Sabía que se arrepentiria para siempre y que jamás podría volver a casa después de la traición.

Maldita sea, volvió a mascullar. No eran trescientos. 

Eran sólo diez.

xxx

Coral Herrera Gómez

(Continuará….)

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