"Dios me mira, se fija en mí, me desea sexualmente, me ama, luego yo soy una diosa"
El romanticismo patriarcal nos lleva a endiosar a los hombres solo para sentirnos especiales y únicas, distintas a las demás.
La liberación llega, compañeras, cuando dejamos de dejamos de usar a los hombres como intermediarios, cuando dejamos de anhelar la divinidad, y cuando controlamos nuestro ego.
Para amarnos a nosotras mismas no necesitamos ponerles a ellos en medio, no necesitamos enamorarnos del deseo o del amor que hay en sus ojos.
Podemos encontrarnos con nosotras en el espejo, en nuestra propia mirada amorosa.
Para aceptarnos, valorarnos y querernos no necesitamos intermediarios, basta con aprender a conectar con nosotras mismas.
Coral Herrera Gómez