Amo a los nuevos hombres. Me encantó el artículo
de Rubén Sánchez de hace unas semanas hablando sobre ellos y no me pude resistir a
contarles sobre mi fascinación. Yo supe de su existencia haciendo mi tesis doctoral:
primero los descubrí en los libros, después los encontré en blogs y webs, en
foros y redes sociales, y los sigo hoy cual fan enamorada.
No sé si esta nueva pasión
es en realidad una extensión de mi complejo de Edipo, porque mi padre es un nuevo hombre. Mi madre se iba a la
fábrica y mi padre, como era escritor, nos cuidaba a mi hermana y a mí. Él es un
hombre de esos que cocina y lava platos, que cambia pañales y baña a los
nietos, que va a la compra y hace lavadoras. Disfrutó mucho de la crianza de
sus hijas, y nos educó para que fuésemos mujeres independientes y trabajadoras.
De ahí mi amor hacia este padre tan hermoso a la par que feminista. Los demás
padres me parecieron siempre muy patriarcales comparados con el mío.
Creo que por este complejo
de Edipo el día que conocí a mi compañero me puso tan cachonda darme cuenta de
que era un hombre nuevo también. Y al
conocerle mejor me enamoré perdidamente. Mi chico es de esos hombres que no
tienen problemas con su masculinidad, así que no tiene que estar todo el tiempo
demostrando lo macho que es. Para mí es un lujo compartir la vida con este tipo
de hombres porque se puede hablar estupendamente, no tienen complejos de
inferioridad que les empujen a machacarte para que no brilles, no se creen que
eres de su propiedad, no te celan mientras cortejan a otras, no te mienten sin necesidad,
no dependen de ti porque están contigo, y lo están hasta que dejen de estarlo.
Es decir, no se sienten “condenados” a estar contigo, son libres para quedarse
a tu lado.
Los nuevos hombres tienen muchas otras ventajas, porque son más
autónomos, se trabajan las emociones, se comunican mejor. No necesitan criadas y
por eso no “ayudan” en casa, sino que asumen su responsabilidad total sobre las
tareas domésticas y disfrutan de su paternidad. Para mí son tan atractivos porque
no sufren tanto como los hombres tradicionales, son más creativos en la
construcción de su identidad, y viven su masculinidad con más libertad y
alegría. Supongo que es porque no se sienten tan presionados para mostrar su
virilidad continuamente, como les sucede a los varones patriarcales.
Yo se lo recomiendo mucho
a mis amigas y amigos, que se busquen hombres
nuevos y se alejen de los machos alfa o de los romántico-atormentados, pero
creen que los mitifico y que son tan pocos que ni existen. El día que me
llamaron para participar en el Congreso de Masculinidades en Barcelona el año
pasado me sentí muy afortunada por poder ir a conocerlos en persona. Llamé a mis
amigos y amigas solteras para contarles que iba a conocer a cientos de nuevos hombres, pero pensaron que iba a
un congreso lleno de frikis queer. Así que fui sola al paraíso....
Artículo original publicado en Eros de El País:
No a los machos alfa, sí a gozar junto a los 'nuevos hombres'
Traducido al francés por Gregory Jacquet en L´homme Simple: