20 de febrero de 2021

¿Cómo usamos las mujeres el poder?




¿Como usamos las mujeres el poder? Una reflexión sobre la relación de las mujeres con el poder, y un ejercicio de autocrítica amorosa para que nuestra forma de ejercerlo no haga sufrir a nadie. Es desde los cuidados, la solidaridad y el compañerismo como podemos aprender a usar nuestro poder


No nos enseñan a usar nuestro poder. La mayor parte de las personas con más poder en la Tierra lo usan para beneficio propio, no para el Bien Común. Son inmensamente ricas y famosas, acaparan el dinero y las propiedades, explotan seres humanos sin misericordia, financian y provocan guerras, contaminan el agua, los suelos y el aire, destrozan el planeta sin escrúpulos, arrasan bosques, y se alían entre ellos para acumular todavía más poder, y más riqueza. 

También hay personas que utilizan su poder para que los demás seres humanos vivan mejor: trabajan defendiendo los derechos humanos, la naturaleza y los animales, contribuyen al cuidado del planeta, ponen en marcha estrategias para mejorar la calidad de vida de las poblaciones humanas, financian o inventan técnicas y artefactos, medicinas y tratamientos, luchan por la paz y la igualdad, idean utopías posibles para construir un mundo mejor para todos y todas. 

Más allá de los héores y heroínas, estamos los seres humanos corrientes, que tampoco sabemos usar bien nuestro poder, porque consciente o inconscientemente, hacemos daño a los demás o les perjudicamos con el objetivo de dominar nuestro entorno y vivir mejor.  

¿Y las mujeres, como nos relacionamos con el poder? 

Nosotras no somos propietarias de las grandes fortunas, de las tierras del planeta, de los medios de producción y comunicación. Las pocas mujeres ricas que existen, lo son porque han accedido a los recursos a través del matrimonio o de las herencias familiares. 

Los grandes puestos de la empresa, los ejércitos, los cleros religiosos y la política siguen siendo de los hombres. 

Nos han borrado de los libros de Historia, no se habla de nosotras en los libros de texto: cuando hemos tenido poder nos han invisibilizado en todas partes.  

¿Dónde ejercemos nosotras, entonces, el poder? En el ámbito doméstico, principalmente, y en nuestras redes sociales y afectivas. Es en estos espacios en los que nosotras podemos utilizar nuestro poder para vivir mejor y para que los demás a nuestro alrededor vivan mejor, o para hacer sufrir a la gente que tenemos cerca. 

Los encantos femeninos

En la cultura patriarcal nos enseñan a ejercer el poder a través de nuestros encantos y nuestro erotismo, por eso las mujeres nos sometemos a la tiranía de la belleza y gastamos toneladas de tiempo, de energía y de recursos en estar guapas, estar a la moda, y resultar atractivas para los hombres. 

En un mundo que no nos pertenece, y en el que cobramos menos salario que los hombres y nos tratan peor que a ellos (sufrimos más la precariedad y el desempleo, nos siguen despidiendo por quedarnos embarazadas, etc), nos ofrecen la posibilidad de explotar nuestros encantos femeninos para conseguir marido, recursos, o posición social. 

Además, nos ponen a competir y a rivalizar entre nosotras para seducir y enamorar a los hombres, de manera que usamos nuestro poder para hundir a las "enemigas" y a las posibles enemigas, creyendo que en esta guerra del amor, entre nosotras vale todo. 

Y no, no vale todo. 

No vale tratar mal a una ex de tu pareja, ni tratar de seducir a tu ex cuando ha rehecho su vida, ni ser cómplice de un hombre infiel que obliga a su pareja a vivir en monogamia mientras se divierte contigo. No está bien ver al marido de tu amiga en Tinder y no contarle nada, o dejar que otras mujeres vivan en la ignorancia cuando todo el mundo sabe que su marido la obliga a ser monógama y él no lo es. 

Las mujeres necesitamos información para combatir el autoengaño y la estafa romántica, y para poder tomar decisiones que nos liberen de relaciones basadas en la mentira o la explotación. 

No deberíamos ser cómplices de los machos que, para dominar a sus parejas, las hacen sentir inseguras y las manipulan tratando de despertar sus celos. 

No deberíamos competir por el afecto de un macho poliamoroso que nos junta a todas en el mismo espacio para sentirse poderoso, 

ni intentar hacerte amiga de una pareja sólo porque te gusta uno de los dos y quieres aprovechar la "amistad" para estar cerca de esa persona. 


Usar el poder contra otras mujeres

También dentro de las relaciones familiares las mujeres nos tratamos mal y nos hacemos sufrir unas a otras. Un ejemplo de esta guerra es la que se da entre nueras y suegras en torno al amor del macho. Hay mujeres que tratan mal a la madre de su compañero, hay mujeres que tratan mal a la compañera de su hijo, tratando de separarlo emocionalmente de la otra a través de crueles estrategias de guerra que nos hacen sufrir durante años, o toda la vida. 

Nos gusta cuando ganamos, nos da rabia cuando gana la otra: cuando te metes en luchas de poder infernales, es muy complicado salir de ellas, y sacan lo peor de ti. Puedes ser muy buena persona, pero cuando sientes mucha rabia, mucho dolor, odio, o envidia, es muy dificil portarte bien. Y lo peor, cuanto peor te portas con la otra persona, peor persona te sientes, y más dolorosa se vuelve la situación. Tenemos que salir de esas luchas de poder contra otras mujeres, porque la rabia nos acaba devorando y nos hace daño a nosotras mismas, y a toda la gente que está alrededor.  

También competimos con nuestras propias amigas, con compañeras de trabajo, con vecinas, con compañeras de lucha, o con las amigas de nuestra pareja. Las mujeres hemos interiorizado la guerra mundial que existe contra nosotras, y la aplicamos contra nosotras mismas, y entre nosotras.

Podéis verlo en las redes sociales con las mujeres que para ganar seguidores y seguidoras, abren hilos para generar polémica y atraer a sus muros a las seguidoras de la mujer que están atacando. Las guerras en redes sociales siguen todas el mismo patrón: exponemos y señalamos a una compañera, la atacamos, las demás nos aplauden, vienen las defensoras de la atacada, y empieza el jaleo: se cruzan los insultos, las humillaciones, los sarcasmos, las puñaladas, las burlas, los castigos, y cuando una de las dos se queja, se le acusa de estar victimizandose, porque lo que la gente quiere ver en las redes es sangre. 

Igual que en el circo romano hace dos mil años: a la gente le encantan las polémicas y disfruta repartiendo zascas, y viendo como alguna mujer reparte zascas a otra. Son como los vídeos de las mujeres peleando en el barro: provocan adicción. Y llega un momento en que la gente necesita más y más, por eso cada semana le toca sufrir un ataque a una mujer nueva, por eso tantas están abandonado las redes y están quedando silenciadas: es como si se murieran en la vida virtual. 

Las técnicas para ejercer la violencia y la crueldad en redes son siempre las mismas: un tono horrible de desprecio y asco al hablar de la persona a la que vas a atacar, la generación de malentendidos, bulos, y fakes, el sacar de contexto las palabras de alguien para que parezcan lo contrario de lo que quiso decir, la humillación mediante la burla, el acoso constante para intimidar y silenciar a la persona atacada... 

Esta ciberviolencia no se considera maltrato ni violencia: la hemos naturalizado como si las ciberguerras fueran algo natural, algo que forma parte intrínseca de estar en redes sociales. Es más: hay muchísima gente que se aburre si entra en redes sociales y no encuentra peleas ni linchamientos: hemos aprendido a disfrutar sufriendo y haciendo sufrir a los demás, y tenemos muchos argumentos para justificar nuestros ataques, pensando que las otras están equivocadas. 

Nos juzgamos unas a otras, propagamos chismes, ridiculizamos a las mujeres que no nos caen bien... en lugar de ignorarlas, las atacamos, y nos dan enormes subidones de adrenalina cuando vamos ganando la batalla. 

Nosotras siempre llevamos la razón, la culpa es de las otras.   


¿Qué ocurre cuando nunca hemos tenido poder y un día de pronto lo tenemos? 

Cuando, por ejemplo, resultamos elegidas alcaldesas en nuestro pueblo, o somos ascendidas a jefas en nuestra empresa, o tenemos un cargo en un sindicato, una institución, o un colectivo, o cuando entramos en los cuerpos de seguridad del Estado, ¿cómo usamos el poder nosotras?. 

De la misma manera que los hombres, porque nos han educado en el patriarcado, lo hemos interiorizado, lo llevamos dentro, lo sufrimos y lo ejercemos sobre los demás

Todos tenemos por encima a gente que tiene más poder que nosotros, y también tenemos por debajo mucha gente que tiene menos poder, lo que implica que igual que nos explotan a nosotras, nosotras también podemos explotar a los demás. 

Y lo hacemos, por eso hay mujeres empresarias que evaden impuestos, jefas abusonas, mujeres políticas que roban a los ciudadanos, mujeres policías que maltratan a los detenidos. 

Vivimos en un mundo patriarcal: todos y todas somos patriarcado, porque hemos nacido en él y nuestra cultura entera está volcada en mitificar a la gente que acumula poder y somete al resto.  

¿Y nosotras, las mujeres de a pie que no tenemos cargos, ni fama, ni dinero, como ejercemos nuestro poder?

Lo hacemos a través del dinero y la explotación de las mujeres más empobrecidas: ejercemos el poder patriarcal, por ejemplo cundo ganamos un salario precario y contratamos a una mujer que nos sustituya en la casa y los cuidados pagándole un salario de miseria. 

O cuando compramos ropa barata y muy barata cosida en condiciones de esclavitud por mujeres y niñas en la pobreza. 

O cuando alquilamos una mujer para comprarle su bebé, porque nosotras no podemos realizar nuestro gran sueño de ser madres. 

Las mujeres imitamos a los hombres y ejercemos el poder de forma patriarcal porque la mayoría de las mujeres no conocemos otras formas de organizarnos que no sean jerárquicas. O las conocemos (¿quién no ha oído hablar de la cooperación, la solidaridad, el trabajo en equipo, las redes de apoyo mutuo, el altruismo?), pero vivimos en un mundo en el que el pez grande se come al chico, y para sobrevivir y llegar a algo en la vida nos han dicho que tenemos que pisotear a las demás.  

En el entorno laboral, por ejemplo, las mujeres podemos maltratar a nuestras compañeras o a nuestras subordinadas, podemos apropiarnos de su trabajo, podemos hablar mal de ellas, tratar de hundir su prestigio, y difundir rumores falsos para que la despidan, o para que nos den su puesto a nosotras. 

Es la alianza entre el capitalismo y el patriarcado: mujeres competitivas que se hacen daño entre ellas para obtener recursos y poder. 

Lo hacemos también dentro de los colectivos a los que pertenecemos, y en los movimientos sociales en los que batallamos, con todas aquellas mujeres que no piensan como nosotras, o con mujeres que envidiamos y con quien competimos para alcanzar puestos de liderazgo. 

A veces las detestamos, pero otras veces en realidad las admiramos y nos atraen poderosamente, sólo que nos han hecho creer que para brillar una, es necesario apagar el brillo de las demás. 

Por eso practicamos con tanto entusiasmo la cultura de la cancelación, porque nos sentimos poderosas cuando queremos cerrarle la boca a las mujeres poderosas, que se callen, que desaparezcan, que mueran en el mundo virtual. Creemos que al cancelarlas a ellas, debilitamos a todas las que piensan como ellas, y les enseñamos lo que les puede pasar si se posicionan públicamente en cualquier tema. Es una advertencia para las del otro bando: si expones tus ideas, te hacemos desaparecer. 

Lo llamamos empoderamiento femenino, pero en realidad es dominación patriarcal ejercida por mujeres. 

Perdemos demasiado tiempo y energía en esas batallas, y dejamos de lado lo verdaderamente importante: que hay millones de mujeres sufriendo los efectos de la pandemia, encerradas con sus maltratadores, sin trabajo y sin ayudas, sin ingresos de ningún tipo, algunas sin papeles. Mujeres explotadas en el campo, en los hospitales, en las residencias de mayores, en las casas de gente rica: se nos olvidan porque estamos enfrascadas en otras batallas que nos revuelven las emociones y nos enganchan poderosamente. 

Y es que, ¿qué sentimos sabiendo que podemos destrozar la carrera de cualquier persona con un solo click? Desde casa, gozando del anonimato, unas denuncian a otras y se sienten como diosas: basta un segundo para ejercer tu poder y hundir a alguien que no te gusta. Los propietarios de las redes lo saben, por eso refuerzan el enfrentamiento y la polarización, y por eso dan más visibilidad a las publicaciones violentas, a las polémicas y a los linchamientos que al resto de las publicaciones. 


¿Como usamos nuestro poder con la gente que nos quiere? 

Al enamorarnos, algunas de nosotras le damos todo nuestro poder a un solo hombre. Se lo damos gratis, altruistamente, como si no lo necesitásemos para nada. Les damos poder aunque no nos quieran y no nos traten bien: creemos que en eso consiste el amor, en darle todo el poder a la otra persona para que nos ame de un modo total y absoluto. 

Y sin embargo, las mujeres también ejercemos el poder desde la sumisión. Y muchas tenemos poder sobre nuestras parejas, sobre todo si son dependientes económica o emocionalmente. Hacemos cosas como salvarle la vida a hombres alcohólicos, ludópatas, toxicómanos o con problemas economicos para generar una deuda eterna, porque creemos que cuando se recuperen nos tendrán que amar para siempre. 

Pero sobre todo, las mujeres tenemos poder sobre las personas y animales que dependen por completo de nosotras: familiares con discapacidades, enfermos o accidentados, mascotas, niños y niñas.

Cuanto más dependen de nosotras, más grande es nuestro poder, y muchas de nosotras no sabemos cómo hacer para que nuestro poder le haga bien a los demás. Porque no nos han enseñado, y vivimos en una cultura individualista, narcisista y egocéntrica. 

Nos gusta sentirnos necesarias, importantes, imprescindibles, por eso hay mujeres que no enseñan a sus hijos varones a ser autónomos y a cuidarse a sí mismos, de manera que dependan siempre de ellas.  

El poder de los hombres ha sido siempre desde la tiranía: yo os mantengo, así que me obedecéis todos. Desde su poder económico dominan, manipulan, controlan y explotan a sus mujeres, hijas e hijos, sirvientes y criadas: muchos hombres viven en sus casas como reyes, lo mismo en la sociedad feudal como en la actual. La democracia no ha entrado aún en millones de hogares. 

¿Y las mujeres, cómo sometemos y explotamos a los demás? 

Por un lado, es cierto que cuantos más derechos y privilegios tiene una mujer por su color de piel, clase social, idioma, orientación sexual, capacidades, etc., más poder tiene. 

Pero también es cierto que todas las mujeres del mundo tienen su poder en el mundo de los afectos, las emociones y los sentimientos: es el único terreno en el que hemos podido triunfar y ganar batallas. 

Un ejemplo está en las guerras entre madres e hijas, entre nueras y suegras, entre cuñadas. La familia feliz es un mito: sufrimos tanto en el entorno familiar porque los seres humanos buscamos la manera de controlar, dominar, explotar a los demás en beneficio propio. Son los valores del capitalismo, que te obligan a quitarle a los demás su riqueza para que tú puedas acumularla y acapararla. 

Este es el origen de casi todas las luchas de poder: la necesidad de cumplir nuestros deseos y satisfacer nuestras necesidades sin tener en cuenta la dimensión ética de esos deseos y esas necesidades. No nos enseñan a pensar sobre cómo podríamos ejercer nuestro poder sin hacer el mal, y sin hacer sufrir a nadie. 

Las mujeres hemos aprendido a dominar desde posiciones de sumisión y subordinación, primero como estrategia de supervivencia, y además por la necesidad de acumular poder para que no nos dominen los demás. O para que crean que nos dominan, pero en realidad no. 

El mito del amor romántico nos ha engañado haciéndonos creer que si enamoramos al príncipe azul nos convertiremos en reinas de nuestro hogar, en emperatrices de nuestro pequeño mundo. Nos han hecho creer que podemos manejar a los hombres seduciéndoles y enamorándoles, por eso nos sentimos tan fracasadas cuando no logramos que se rindan a nuestros pies. Y en parte, por eso nos quedamos en relaciones en las que no nos quieren bien y no nos cuidan bien: porque nos empeñamos en que algún día la tortilla de la vuelta. 

¿Y cuando da la vuelta la tortilla?

 Generalmente las mujeres tienen que esperar treinta o cuarenta años, es decir, empezamos a tener poder sobre nuestras parejas cuando los hombres envejecen y empiezan a depender más y más de nosotras. Cuando enferman, cuando caen en depresión, cuando pierden su fuerza física, cuando pierden su puesto de trabajo, cuando se debilitan sus erecciones, cuando no pueden cumplir con su rol de proveedor principal... es entonces cuando los hombres empiezan a encerrarse en casa y a pedirles a sus esposas que se encierren con ellos para cuidarles y acompañarles. 

¿Cómo podríamos hacer para aprender a usar nuestro poder? 

Lo primero es tomar conciencia de cómo podríamos hacer para que nuestro poder no haga sufrir a los demás: ni a nuestras iguales, ni a la gente que es más vulnerable que nosotras. 

Lo segundo, tomar conciencia de que la violencia verbal, psicológica y emocional es violencia, y tomar conciencia de cómo nos duele sufrirla, y cómo les duele a los demás. 

En tercer lugar, pararte a pensar cómo llevar el feminismo a la práctica, qué estás aportando a tu comunidad en el día a día, cómo contribuyes al Bien Común, cómo ayudas a la gente, qué impacto tienen tus estrategias en los demás.

En cuarto lugar, tomar conciencia de que la felicidad es política: no puedes ser feliz si a tu alrededor la gente sufre. La felicidad tiene que ser para todos y todas, no sólo para ti. 

Y por último, es urgente que entendamos que nuestras emociones no pueden hacer daño a nadie, que hay que acabar con el sufrimiento de la gente, cuidar nuestra salud mental y emocional, y ponernos a pensar cómo hacer construir relaciones basadas en el respeto, la sororidad, el apoyo mutuo, la solidaridad y el compañerismo. No es necesario que estemos de acuerdo en todo: basta con que aprendamos a comunicarnos y a relacionarnos desde la filosofía de los cuidados y la no violencia. 

Los cuidados son la clave para aprender a usar tu poder: los cuidados hacia ti misma, los cuidados que recibes de los demás, y los cuidados que das a los demás.  Desde esta filosofía, tu poder puede servirte a ti sin tener que perjudicar a los demás. 

Basta con hacer un poco de autocrítica amorosa para tomar conciencia de como nuestros deseos, emociones, palabras y acciones impactan en la vida de los demás. Es el único camino para liberarnos del poder patriarcal que nos tiene en guerra permanente con el mundo, con nosotras mismas y con las demás mujeres: trabajarnos los patriarcados que nos habitan, y aprender a querernos bien. 

Coral Herrera Gómez 

Artículos relacionados: 

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Autocrítica amorosa para hacer la revolución y ser mejores personas 

¿Para qué sirve la autocrítica amorosa?


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12 de febrero de 2021

Las cientificas sociales también existimos

 


Las científicas sociales también existimos. Somos filósofas, antropólogas, sociólogas, historiadoras, comunicadoras, filólogas, politólogas, economistas, pedagogas, psicólogas, lingüistas, geógrafas, arqueólogas, educadoras, humanistas, y estamos presentes también en los estudios sobre arte, literatura, biblioteconomía, urbanismo, música, producción audiovisual... 

Igual que las compañeras de las ciencias naturales y físicas, también hacemos investigación y docencia, elaboramos teorías, y buscamos la manera de que nuestros conocimientos sean útiles a la sociedad. 

Hemos logrado transversalizar la teoría feminista y ecofeminista en todas las disciplinas científicas, y aún así, apenas se nos nombra en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. 

No tenemos un día propio, pero nosotras hacemos también aportes importantes a la transformación y al desarrollo de nuestra sociedad: 

- Estudiamos el sistema económico, social, cultural, religioso, político, sexual y emocional en el que vivimos, y visibilizamos otras formas de entender y de vivir la realidad.

- Analizamos nuestras formas de organizarnos, y relacionarnos con el medioambiente, la naturaleza, los objetos, la tecnología, los dioses y las diosas, los seres vivos, los animales, y entre los seres humanos.

- Recopilamos conocimiento sobre la diversidad de las culturas no occidentales, sobre otras cosmovisiones, otras formas de pensar, de hablar, de sentir, de relacionarnos y organizarnos. 

- Analizamos el presente, el pasado y el futuro de nuestras culturas, y las ideologías que subyacen a todas las construcciones humanas.

- Estudiamos cómo funcionan la mente y las emociones humanas, para construir herramientas que nos permitan convivir en paz y eliminar el sufrimiento psicológico y emocional de la población humana.

- Analizamos nuestra forma de comunicarnos, y de conectarnos, nuestra forma de intercambiar información y conocimientos, y la forma en que los poderes nos controlan y nos manipulan a través de los medios,

- Analizamos el impacto de la tecnología en nuestra cultura, pensamos sobre el futuro, ofrecemos alternativas a la autodestrucción humana.

-  Estudiamos sobre las relaciones de poder, nuestras estructuras sociales y afectivas, y proponemos nuevas formas de relacionarnos y de organizarnos.

-  Realizamos análisis multidisciplinares sobre la construcción de la realidad y del imaginario colectivo.

-  Explicamos cómo funcionan los mitos, los ritos, los estereotipos, los roles, y el poder de los relatos. 

- Luchamos contra los prejuicios, las creencias irracionales, las falsas noticias, las fobias, y las enfermedades de transmisión social, 

- Estudiamos la estructura del capitalismo y el patriarcado, la pobreza, la explotación y el sufrimiento y proponemos nuevos sistemas económicos y políticos para hacer del planeta un mundo mejor. 

- Pensamos sobre la moral y la ética, sobre la existencia, la muerte, el sexo y el amor, la eternidad, la justicia, el caos, lo absoluto, la soledad, el espacio y el tiempo, el mal, el bien, la guerra, la perfección, la verdad, la objetividad, la nada, la utopía, la divinidad, la espiritualidad, la belleza, las leyes, la educación, la pobreza, la explotación, la inmigración, la salud, la empatia, la solidaridad, la  violencia, el odio, las ideas y los sentimientos. 

- Hacemos propuestas para construir un mundo mejor, para encontrar soluciones a los grandes problemas de la Humanidad, y abrimos vías para que podamos usar nuestra inteligencia, nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestra sensibilidad para poder que todas y todos podamos vivir mejor. 

#CienciasSociales 

#DíaInterncionaldelaMujeryla NiñaenlaCiencia

 #CientíficasSociales



10 de febrero de 2021

Empieza la Gira Coral Herrera 2021



12 de Marzo, charla en Librería El Traspatio, Morelia, México. 

11 de marzo, Ayuntamiento de Móstoles, Madrid. Conferencia

2 y 4 de Marzo: Taller en Sagunto, Valencia, España.

10 y 17 de marzo: Taller en Valladolid


FEBRERO

27 de febrero, Bogotá, Colombia, con Puenteras. 


26 de febrero, Huesca, España. 





16 de febrero, Oaxaca, México, Secretaría de las Mujeres de Oaxaca. 




14 de febrero, en Pamplona, en el facebook de Lunes Lilas Navarra: ¡Mejor sola que mal acompañada!





12 de febrero, Santander, en La Vorágine: 
Cambian nuestras relaciones, cambia el mundo



10 de Febrero, Ibiza.




Si perteneces a alguna institución, organización, centro educativo, universidad, o asociación, y quieres contratarme, puedes ver aquí todas mis conferencias, talleres y seminarios. 

7 de febrero de 2021

El mejor regalo para el 14 de febrero























El mejor regalo para el 14 F: 

un libro de Coral Herrera Gómez, en papel o en ebook.

Podéis pedirlos en estas webs y os los llevan a casa:

Librerías en España:

 https://www.todostuslibros.com/

En España y otros países: 

www.casadellibro.com



6 de febrero de 2021

Promesas, mentiras y amenazas: las principales trampas del amor romántico


Las trampas del amor romántico vienen en forma de promesas falsas, mentiras y engaños, amenazas y castigos, y mandatos de género. En el libro "Dueña de mi amor: mujeres contra la estafa romántica", hice un listado para que no nos engañen más:  

 

Promesas falsas

 

-          Si encuentras a tu príncipe azul, tu vida se transformará.

-          El amor te hará feliz, para siempre.

-          Si llega tu media naranja, nunca más estarás sola.

-          Si le enamoras, madurará y sentará la cabeza.

-          El amor te hará una mujer adulta y responsable.

-          Si tienes a tu lado a un hombre, te sentirás más protegida.

-          Cuando llegué el amor a tu vida harás todo lo que ahora no haces.

-          Con el amor romántico tendrás una familia feliz.

-          Si tienes éxito en la vida, tendrás siempre amor.

-          El amor de verdad no se acaba nunca.

-          El amor lo puede todo.

-          Si cuidas mucho a tu pareja, te cuidará cuando lo necesites.

-          El amor te traerá la abundancia y solucionará tus problemas

-          Si es feminista, seguro sabrá cuidarte y tratarte bien.

 

 

Mentiras y engaños

 

-          Si te dice cosas bonitas, es porque te ama.

-          Con las demás es solo sexo, contigo es algo más.

-          Puedes juntarte y separarte cuando quieras.

-          Todos los hombres son infieles, menos el tuyo.

-          Si eres una mujer especial, te elegirá como esposa.

-          Si tu amado no es como querías, puedes cambiarle.

-          Si salvas a tu pareja, te amará para siempre.

-          Con las demás sí usa condón.

-          Entre tú y su madre, te elegirá a ti.

-          Si está casado, se separará para irse contigo

-          Si tiene celos, es porque te quiere.

-          Quien bien te quiere, te hará llorar.

-          Aunque te trata mal, en el fondo es buena persona.

-     Si ha tratado mal a sus parejas, a ti te tratará bien porque eres especial. 

-          Si os separáis, se portará bien contigo.

-          Para vivir el amor verdadero hay que sufrir.

 

 

Mandatos, amenazas y castigos

 

-          Si no te espabilas, se te escapa el tren y se te pasa el arroz.

-          Cuida a tu hombre. Las demás mujeres son una amenaza para tu relación.

-          Si se enamora de ti, te tendrá como una reina.

-          Si te mantienes guapa y joven, no buscará otras mujeres.

-          Si le vigilas y le controlas bien, no te será infiel.

-          Si tenéis hijos, se quedará en casa para siempre.

-          Si él no es feliz, tú tienes la culpa.

-          Si tienes paciencia, tu media naranja llegará a ti tarde o temprano.

-          Si te sacrificas tendrás tu recompensa.

-          Si no encuentras pareja, te vas a quedar sola.

-          Si no te sometes a tu rol femenino, nadie te va a querer. 

-          Si eres tan selectiva, no encontrarás nunca al hombre ideal.

-          Si no encuentras pareja has fracasado como mujer.

-          Si no encuentras pareja es porque eres rara o insoportable, y nadie te aguanta.

-          Si no le educas para que sea un buen marido, te abandonará.

-          Si aguantas, un día todo cambiará. 

-     Si tienes fe, obtendrás tu recompensa. 



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5 de febrero de 2021

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4 de febrero de 2021

Otras redes sociales son posibles: herramientas para trabajarnos la violencia



Aquí unas cuantas preguntas que podemos hacernos a nosotras mismas, y entre nosotras, para liberar nuestras redes sociales del maltrato, la violencia verbal, psíquica y emocional. Es un ejercicio de autocrítica amorosa que podemos hacer a solas y en grupos: 

 -Antes de abrir tu teléfono y entrar en las redes sociales, respira hondo y pregúntate: ¿cómo estoy hoy, cómo me siento? 

-Al cerrar tu teléfono, respira hondo y hazte la misma pregunta: ¿cómo me siento?, ¿cómo ha cambiado mi estado de ánimo?, ¿estoy mejor o peor que hace un rato?

- Toma conciencia de cuánto tiempo le dedicas a la mañana, a la tarde y a la noche a las redes sociales, y cuánto le dedicas a comer, a dormir, al trabajo doméstico, al trabajo remunerado, y a la gente a la que quieres.

- Revisa y analiza: ¿qué nivel de enganche tienes con las redes?, ¿qué emociones sientes al entrar en ellas?, ¿te aburren o te excitan?, ¿te ponen feliz o te cabrean?, ¿cuánto?

-¿Cómo va tu autoestima?, ¿como te cuidas en redes sociales?, ¿cómo cuidas a los demás en redes sociales?, ¿cómo cuidas las redes sociales?, ¿cómo cuidas a la gente que no conoces?, ¿cómo te cuidan a ti?

- ¿Qué es lo que buscas en las redes, que beneficios te reporta, qué aprendes en ellas?

- ¿Qué aportas tu en las redes sociales?, ¿eres creativa y generosa, haces propuestas, te sientes útil, ayudas a alguien, haces sentir a alguien mejor? 

- ¿Cómo utilizas tu talento y tus habilidades en ellas?, ¿qué es lo que más te gusta de ti en redes?

- ¿Qué tipo de conversaciones y con qué tipo de gente disfrutas de la conversación?

- ¿Cómo tratas a la gente que no piensa como tú?

-¿Cómo te tratan a ti los demás?

- ¿Cómo está el ambiente en cada red social cuando entras?, ¿cómo te influye a ti este ambiente?

-¿Qué emociones sientes durante una hora de navegación?, ¿cuales son las emociones más intensas?

-Cuando alguien quiere captar la atención de todo el mundo, ¿cómo lo consiguen?, ¿cómo generan reacciones emocionales fuertes?, ¿por qué a las redes sociales le vienen muy bien esas reacciones emocionales? Si, para tenernos enganchadas, claro. 

- ¿Son éticas las estrategias que utilizamos para aumentar nuestra popularidad o nuestra fama en redes?, ¿te benefician solo a ti,  o nos benefician a todos y a todas?, ¿qué impacto tienen en los demás? 

- ¿Actúas impulsivamente, o te paras a pensar un poco antes de comentar en los hilos cargados de emociones fuertes?

- ¿Te informas bien sobre cómo piensa una persona antes de criticarla por su forma de pensar?

- Cuando haces una crítica, ¿estás aportando algo?, ¿le servirá a esa persona de algo la crítica?, ¿y a los demás?, ¿estás convencida de que es una crítica pertinente, que es justa y necesaria?

- ¿Conoces espacios en los que puedes hablar tranquilamente, espacios seguros y libres de violencia verbal?, ¿crees que en tu muro la gente está segura conversando, o se montan peleas sangrientas a las que acude la gente a divertirse?

-¿Cómo vas de empatía?, ¿eres capaz de ponerte en el lugar de la gente con la que estás conversando?

- ¿Pides disculpas públicas cuando te equivocas?, ¿reconoces tus errores públicamente?, ¿haces autocrítica sobre tus aportaciones a la red?

- ¿Cómo escuchas?, ¿le pones amor a tu forma de escuchar y de recibir los mensajes que lanza la gente?, ¿lees con verdadera atención lo que ha escrito esa persona antes de ponerte a criticarla?

-¿Qué haces cuando tienes un mal día o tienes muy mal humor?, ¿utilizas las redes para desahogarte o te lo trabajas un poco para no intoxicar el ambiente?

- ¿Qué impacto tiene en los demás tus palabras cuando te sientes invadida por el mal humor, la frustración, el sentimiento de impotencia, el cabreo y la rabia, tus miedos e inseguridades, tu aburrimiento, tus traumas y tus carencias afectivas?

- ¿Qué es lo que más te cabrea que te hagan en una conversación?, ¿puedes revisar a ver si haces lo mismo tú con los demás?. Puede que te moleste que te encajonen con una etiqueta, que hagan suposiciones, que pongan en tu boca cosas que no has dicho, que malinterpreten tus palabras, que se burlen de ti, que hagan acusaciones falsas, ¿cuales de estas prácticas utilizas tú cuando interaccionas con los demás? 

- ¿Para qué se arman las peleas?, ¿qué queremos, qué quieren conseguir creando polémicas, atacando y peleando en redes: quieren más seguidores, quieren lucirse, quieren divertirse, aumentar su fama, llamar la atención, quieren amor, dinero, reconocimiento? 

- ¿Humillar públicamente a alguien es violencia?, ¿llamar a un linchamiento colectivo contra alguien es violencia?, ¿censurar a alguien y silenciarle es violencia?, ¿sacar de contexto las palabras de alguien para engañar a tu audiencia es violencia?, ¿publicar noticias falsas y bulos, chismes y rumores, es violencia?

- ¿Hacer sufrir a alguien es violencia?, ¿hacer sufrir a alguien para divertirte y divertir a los demás es violencia?

- Todas y todos tenemos derecho a expresar nuestra indignación en redes, nuestra rabia y nuestra desesperación, la pregunta es: ¿cómo expresar la rabia y el sin hacer daño a nadie?, 

- ¿A dónde te lleva la indignación?, ¿te lleva a permanecer en la queja, o te lleva a la acción?, ¿sirve para cambiar algo?, ¿te ayuda a ti en algo?, ¿ayuda a los demás?

- ¿Contra quién diriges tu indignación?, ¿esta semana la has estallado contra cuanta gente?, ¿cuántos son hombres, y cuántas son mujeres?

- Revisa las cosas que has escrito cuando expresas tu indignación: ¿podrías decírselas a esa persona a la cara, mirándole a los ojos?

- ¿Dónde está el límite para no faltarle al respeto a la persona con la que estamos hablando?, ¿por qué no paramos las conversaciones cuando alguien traspasa ese límite? 

-¿Cuál es el nivel de desprecio, cuál es la intensidad del tono de desprecio que utilizas en los debates en los que participas?

-¿Utilizas las burlas para humillar a tus enemigos o enemigas?, ¿para qué las utilizas, qué consigues con ellas?

-¿Y qué se consigue generalmente utilizando los insultos y la amenazas?

- ¿Cómo te sientes cuando notas que vas ganando una batalla en redes y te da el subidón repartiendo zascas?

-¿Y cuando pierdes, cómo te sientes cuando eres tú la que recibes zascas?

- ¿Para qué debatimos realmente? ¿Puede ser para llegar a acuerdos, para buscar soluciones a problemas comunes, para aprender juntas, para compartir información y generar conocimiento?, ¿para intentar convencer a los demás e imponer nuestra visión de mundo?, ¿para construir un mundo mejor?, ¿para convertir la indignación en acción?

-¿Cuáles son los temas que más te escuecen?

- ¿Por qué sigues a personas que no te caen bien, no te agradan o te resultan antipáticas?

- ¿Por qué disfrutas cuando alguien ataca a esas personas?, ¿por qué te entran ganas a ti también de atacarlas? , ¿por qué nos da placer pelear?

- ¿Disfrutamos más peleando que conversando?, ¿es más emocionante una conversación plagada de insultos y humillaciones, que una conversación tranquila y apasionada en la que nadie se falte al respeto ni haga daño a los demás? 

- ¿Cómo reaccionas ante las palabras de las demás?, ¿´cómo te sientes cuando alguien te señala que estás equivocada?, ¿cómo te sientes cuando se burlan de ti o se dirigen a ti con desprecio?, ¿y cuando se malinterpretan tus palabras?, ¿qué sucede cuando alguien reproduce un comentario tuyo sacado de contexto para acusarte de algo que no es cierto?

- Si puedes ver en ti como te sientes al recibir un zasca, ¿eres capaz de ponerte en el lugar de otras personas, y saber lo que sienten?, ¿por qué nos enfurece que sufran las personas que nos caen bien, y nos de placer ver sufrir a las personas que nos caen mal? 

- ¿Cómo va tu ego?, ¿cuantos aplausos, likes y "me encantan" necesitas cada día para sentirte especial, único y maravilloso?, ¿cuánto reconocimiento necesitas por parte de los demás?, ¿cómo intentas atraer la atención de los demás para lucirse?, ¿de verdad necesitas tanta atención?

- ¿Cómo cuidas tus palabras?, ¿te paras a pensar en algún momento en el daño que pueden hacer a las personas a las que te diriges?, ¿sabiendo que hacen daño, por qué no cuidamos más nuestra forma de expresarnos y de comunicarnos?

-  ¿Cuál es el objetivo final de atacar a alguien en redes?, ¿aumentar seguidores/as?, ¿alimentar tu ego, fortalecer tu autoestima?, ¿hacer cambiar de opinión a tus oponentes?, ¿lucirte para que los demás admiren lo brillante que eres?, ¿demostrar que tu teoría o la corriente en la que estás es la correcta?, ¿machacar la autoestima de tu enemigo/a para sentirte mejor que él?, ¿intentar silenciar al otro/a y lograr que se calle o abandone las redes?, ¿o simplemente se trata de desahogarte?

- ¿Hay otra manera de ganar seguidores/as que no sea generando polémicas y peleando en redes? 

- ¿Qué pasa cuando te atacan a ti?, ¿cómo te sientes cuando pierdes una pelea?, ¿qué ocurre si no te apoya nadie?, ¿cómo te curas las heridas y sales hacia delante?

- ¿Qué ocurre cuando te apoya mucha gente y te sientes poderosa?, ¿cómo usas tu poder para silenciar o destrozar a tu enemigo/a?

- ¿Eres leal a tu gente, son los demás leales contigo?, ¿tu lealtad te lleva a defender a tu gente atacando a la gente del otro bando?

- ¿De qué rebaño formamos parte?, ¿cómo obedecemos a las compañeras más populares o exitosas?, ¿cómo las seguimos, cómo nos llega lo que hacen y dicen?, ¿cómo despiertan nuestras emociones?, ¿es posible ser crítica incluso cuando te posee la idolatría?, ¿se porta bien la líder a la que sigues y admiras?, ¿sabe reconocer cuando ha metido la pata?, ¿trata bien a su gente?, ¿y a los demás?

- ¿Qué hacemos con las personas que intentan mediar en los conflictos?, ¿cómo les agradecemos o les rechazamos por su labor?, ¿por qué les obligamos a posicionarse en un bando u en otro?

- ¿Serían aburridas las redes sociales si no hubiese guerras?, ¿es necesaria la polémica para que podamos divertirnos?, ¿será que nuestra forma de generar polémica es cruel?, ¿es necesario tratar mal a las personas para ganar una batalla?

- ¿Será que no sabemos criticar de una forma constructiva, aportando soluciones o haciendo propuestas?, ¿por qué somos, en general, tan destructivos y destructivas?

-¿Para qué guardas las capturas de pantalla de los mensajes privados?, ¿para amenazar, chantajear o extorsionar a alguien?, ¿cómo te sientes teniendo ese poder para someter a alguien con la amenaza de exponerla públicamente?

-¿Cómo reacciona tu cuerpo cuando alguien te provoca en redes para empezar una pelea?

-¿Te has sentido alguna vez superior o inferior a alguien en una conversación?, ¿cómo te afectan los complejos de superioridad o inferioridad de los demás?

- ¿Cómo nos aprovechamos de las emociones de los demás?, ¿cómo reaccionamos ante alguien que está dolido, enfadado, triste, o con miedo, y lo expresa abiertamente?, ¿cómo utilizamos la información que tenemos de esa persona para darle donde más duele?, ¿cómo usamos nuestro poder para hacer daño a los demás?

- ¿Esos chutes de adrenalina que sientes en la interacción con la gente en redes, cuánta energía te dan, donde pones esa energía?, ¿te hacen bien, o te hacen mal?

- ¿Tienes paciencia para explicarle a la gente tus puntos de vista, y para transmitir tus conocimientos, o crees que no hace falta explicar nada porque cada cual tiene que abrir los ojos por su cuenta?

- ¿Cómo serían las conversaciones si fuesen presenciales?

-¿Cómo ves a los demás a tu alrededor, cómo discuten, cómo se comunican, como interaccionan con sus contactos?

- ¿Cómo vas de honestidad y de coherencia?, ¿pones en práctica los bellos discursos que publicas en redes?

-¿Cómo nos estamos trabajando la envidia, los celos, las luchas de poder entre las mujeres?, ¿por qué no hablamos de los sentimientos negativos que se generan entre nosotras?, ¿por qué no tomamos conciencia de una vez de que la competencia y enemistad entre mujeres es uno de los pilares fundamentales del patriarcado?

- ¿Cómo funcionan los rumores y chismes para silenciar a las mujeres, por qué hay tanta gente que  utiliza las falsas acusaciones para hundir a quien desprecia?

- ¿Qué otras técnicas se usan para silenciar a alguien, o para "cancelar" a alguien?, ¿las has utilizado tú?, 

-¿Cómo te sientes sabiendo que puedes arruinarle la vida a alguien con un solo click, en un segundo y sin esfuerzo?, ¿es muy gratificante tener tanto poder, verdad?, ¿cómo usas tu poder en redes sociales?

- Dado que nuestra cultura está cargada de enfermedades de transmisión social (machismo, clasismo, racismo, xenofobia, gordofobia, gerontofobia, homofobia, lesbofobia, transfobia....), y que estas se contagian a través estereotipos, mitos y creencias llenas de prejuicios, ¿le pones conciencia a cómo tu forma de expresarte sirve para derribar o perpetuar esos estereotipos?

- ¿Cómo podríamos utilizar el humor para que no sea dañino ni perpetúe la discriminación de determinados colectivos sociales?, ¿cómo podríamos usarlo para rebajar el nivel de tensión de las conversaciones?

- ¿Cuantas horas al día dedicas a criticar a alguien, en público o en privado?, ¿a cuanta gente le expresas tu admiración y apoyo, en público o en privado?

- ¿Para qué quiero yo tantos likes y tantas fans?, ¿de verdad lo necesito?, ¿por qué le damos tanta importancia a los seguidores, cuando en realidad lo que necesitamos es que nuestra gente más querida nos quiera?

-¿ En qué se parecen las redes sociales al circo romano?, ¿por qué tanta gente disfruta viendo pelear y matarse a dos personas?, ¿por qué todo el mundo pide sangre y más sangre?

-¿Cómo se queda tu cuerpo cuando te sientes invadida por el odio?, ¿cómo expresas tu odio?, ¿para qué sirve tu odio?, ¿a dónde te lleva?

- ¿Por qué ponemos nuestro tiempo y energía en debates que no nos llevan a ningún lado? 

- ¿Crees que la comunicación puede ser un buen instrumento para resolver conflictos?, ¿qué pasa cuando la comunicación falla y es la que genera los conflictos?, 

-¿Por qué hay tantos malentendidos en las redes, y por qué nos cuesta tanto reconocer que entendimos mal?, ¿será que es fácil malinterpretar a alguien cuando te cae mal?

-Cuando la guerra termina, y antes de que empiece la siguiente, ¿te paras a contar cuántas bajas y heridas hay en redes, y cuánta gente decide abandonar las redes? 

- ¿Por qué la mayoría de la gente que abandona las redes sociales son mujeres?


Aquí algunas de las muchas preguntas que podemos hacernos para trabajar individualmente, y a continuación algunas que podemos hacernos a nivel colectivo para trabajar el tema de los malos tratos y la violencia en redes: 

¿Cómo podríamos hacer para comunicarnos sin violencia, para tratarnos bien en redes, para recuperar el placer de la conversa, para convivir en paz en el cibermundo? 

¿Cómo cuidamos las redes para liberarlas de la violencia, como hacemos para cuidarnos entre todas y todos?

¿Cómo desaprendemos a divertirnos a costa del sufrimiento ajeno?, ¿cuando vamos a dejar de aplaudir y contemplar ejecuciones públicas en la plaza del pueblo?, 

¿Cómo despatriarcalizar y disfrutar de las redes sociales para que sean espacios seguros para todas? 

¿Cómo utilizar las redes para tejer alianzas frente a un sistema de explotación económico que nos quiere a las mujeres de rodillas?

¿Cómo utilizar las redes para cuidarnos, para organizarnos, para que todas podamos vivir mejor?

Tenemos mucho trabajo de autocrítica amorosa por delante, mucho trabajo para aprender las artes de la comunicación no violenta, para escucharnos con respeto y empatía, y para aprender a cuidarnos y cuidar a las demás. No estamos condenadas a sufrir ni a hacer sufrir a los demás en redes: otras formas de comunicarse y de relacionarse son posibles, otras redes sociales son posibles. 

Coral Herrera Gómez 


Otros posts sobre autocrítica amorosa: 

¿Para qué sirve la autocrítica amorosa?

Autocrítica amorosa para sufrir menos, y disfrutar más del amor

Autoboicot: ¿por qué me lo pongo tan difícil?

¿Cómo usas tu poder?

Desaprender la crueldad

Necesitamos toneladas de autocrítica amorosa

¿Cómo me trabajo el amor romántico?

Cómo cuidarte cuando estás enamorada


24 de enero de 2021

El desprecio para hacer daño a los demás

Broken heart by Sharik in Kiev


El desprecio es una forma de maltrato porque es un arma muy poderosa para hacer daño a los demás: impacta directamente en su autoestima, nos hunde psicológicamente, y sirve también para humillar públicamente a la otra persona. . 

Para esta semana les propongo un ejercicio de autocrítica amorosa: vigilen sus niveles de desprecio y tomen en cuenta cómo afectan a desconocidos y a sus seres queridos. Para acabar con la violencia y los malos tratos, lo primero es entender que están dentro de nosotros y de nosotras. Somos gente maltratadora porque hemos sido educados en una cultura patriarcal, y sea de modo consciente o inconsciente, hacemos daño a los demás. 

Prueben a ponerle atención a su forma de hablarle a los demás, y a ustedes mismos, y hagan esta pregunta: ¿para qué uso este tono de desprecio, qué quiero conseguir?. Lo usamos para expresar nuestra indignación, para que nos den la razón, para que nos obedezcan, para sentirnos superiores, para alimentar nuestro ego, para que nos aplaudan, o para ganar una lucha de poder. 

Si quieren medir sus niveles, repasen sus últimas conversaciones en redes sociales, sus comentarios en noticias o en publicaciones, sus chats con amigos o familia. Pongan atención a la forma en cómo se dirigen hacia las personas con las que interaccionan: su pareja, sus hijos e hijas, sus familiares, compañeros de trabajo, y desconocidos en redes sociales, pero también cómo se hablan ustedes mismos.

Pongan atención sobre la forma en que tratan de ganar los combates en redes sociales, y luego analicen los niveles de  desprecio que reciben de los demás. Verán como incluso para defender nuestras ideas utilizamos el desprecio hacia los que no piensan como nosotras y nosotros.

¿Como nos impacta el desprecio de los demás? Nos pone sumisos, nos hace sentir inseguros, destroza nuestra autoestima, pero también nos genera mucho rencor. Si no controlas tus niveles de desprecio, se convierte en odio. Y el odio no solo daña a los demás, también nos daña a nosotros y a nosotras mismas. 

Solo con ponerle atención a cómo usamos esta técnica contra los demás, y como la usan contra nosotras, podremos empezar a trabajar. El objetivo final es controlar al maltratador que llevamos dentro para dejar de sufrir, y para dejar de hacer daño. No se angustien: la violencia psicológica y emocional que ejercemos contra nosotros mismos y contra los demás se puede trabajar. Basta con darse cuenta de que el desprecio es un arma de destrucción, que podemos expresar nuestro enfado sin herir a nadie, basta con cuidar nuestro tono y nuestras palabras para no hacer sufrir a los demás. 

#AutocríticaAmorosa #TodoSePuedeTrabajar


20 de enero de 2021

Ya no nos engañan más: técnicas masculinas para hacer sufrir a las mujeres

 



El patriarcado educa a los hombres para que crean que el fin justifica los medios. Y como el fin, para muchos, es tener a una y a varias mujeres a sus pies para que siempre estén disponibles para ellos, no se paran a pensar en la dimensión ética de su comportamiento. No se paran a pensar que hacer sufrir a una persona para tener poder sobre ella es maltrato y violencia. 


Una mujer libre con la que tienes sesiones de sexo divertidas puede decirte que sí o que no cuando tengas ganas de sexo, en cambio una mujer enamorada irá corriendo a cualquier hora a tus brazos. Esta es la diferencia entre las mujeres libres, y las mujeres prisioneras del amor. Los hombres educados en el patriarcado creen que el amor es como una guerra, y para ellos hacer prisioneras a las mujeres es como un juego: es un desafío a su virilidad, parecido al que juegan cuando van de caza. Les encanta acumular trofeos para hacer alarde de su poder, para aumentar su prestigio, para reafirmar su virilidad, para sentirse importantes, para obtener los aplausos y despertar la envidia de los demás, y para tener a su alrededor muchas mujeres disponibles. 

No sólo les pasa a los machos alfa, también les pasa a los hombres de izquierdas, y a los aliados feministas, y a los poliamorosos progres: creen que sus técnicas para ligar son las adecuadas porque las usaron sus tatarabuelos y sus padres. Las aprenden en las películas y en las series, en las novelas y en la prensa del corazón, pero también las aprenden de los hombres que tienen a su alrededor: todos, casi todos lo hacen, es lo "normal". 

Desde muy pequeños aprenden que una pelota vuelve a ti a mayor velocidad cuanto más fuerte la golpeas contra la pared. Hay varios chistes sobre la similitud entre las pelotas y las mujeres: saben que si las mujeres se enamoran y sufren, serán más sumisas, y podrán manipularlas para tenerlas a mano cuando las necesiten. 

¿Y cómo enamoran a las mujeres? Casi todos siguen los mismos pasos: primero las hacen reír, luego las colman de orgasmos y atenciones, y después se alejan para que no se crean que han conseguido enamorarles al cien por cien, y para que empiecen a sufrir. 

Los hombres patriarcales saben que las mujeres tenemos un problema muy grave de autoestima, y que por consiguiente, somos inseguras, y celosas. También saben que tenemos mucho miedo a quedarnos solas, y a que nadie nos quiera, porque todos los días nos bombardean con la idea de que hay que esforzarse para tener pareja e invertir mucho dinero, tiempo y recursos en estar guapa, estar a la moda, ser buena en todo, y ser perfecta para ser amada, y para que tu amado no busque a otras mujeres. 

Son muchos los hombres que se aprovechan de esta baja autoestima para hacernos tocar el cielo con los dedos, y luego bajarnos a los infiernos. Sus técnicas son muy eficaces, por eso hay tantísimas mujeres sufriendo por amor: mujeres rotas por el dolor, mujeres con su salud mental terriblemente dañada, mujeres deprimidas y medicadas, mujeres que se suicidan, mujeres en terapia intentando sanar las heridas... 

Somos millones las que queremos dejar de ser esclavas del amor, y le ponemos mucho empeño. Pero el amor es una droga muy potente y desde pequeñitas nos hacen adictas para convertirnos en yonquis del amor, para que seamos dependientes de un mito que nos revoluciona el cuerpo, el corazón, las entrañas y el sexo. Gastamos mucha energía y tiempo tratando de ser amadas, y luego nos cuesta años desengancharnos del amor romántico. El precio que pagamos al enamorarnos es demasiado alto, pero nadie nos habla del coste tremendo que tiene sufrir por amor a un hombre.  

Los hombres patriarcales no evalúan el impacto que sus deseos y necesidades tienen en los demás: simplemente usan las estrategias que les funcionan sin pararse a pensar en si hacen sufrir o no. No piensan en si es ético poner de rodillas a las mujeres para beneficiarse de ellas. Les han dicho que en el amor todo vale, que no hay reglas ni restricciones para que ejerzan su poder. Les han dicho que las mujeres somos malas y que tienen que defenderse de los encantos femeninos: saben que la única forma de domesticar a las mujeres que tienen derechos y que se sienten libres es a través del amor. 

Muchos no han oído hablar siquiera de la responsabilidad afectiva: no se responsabilizan de las estrategias que utilizan para conseguir lo que quieren porque son las que se han usado de toda la vida. 

Algunos creen que sufrimos porque queremos, nos dicen que en realidad somos libres y podríamos dejarles cuando quisiésemos. Creen que nos gusta y que disfrutamos sufriendo, que está en nuestra naturaleza, y que es innato en las mujeres.

Pero no es innato: las mujeres aprendemos a sufrir antes que a disfrutar del amor. Desde niñas nos presentan a las grandes sufridoras como mujeres bellas y especiales, nos las mitifican para que colaboremos con el patriarcado, que nos quiere amargadas y entretenidas con el tema del amor de pareja. Cuando somos más mayores, no creemos tener derecho a recibir cuidados y amor: solo nos han enseñado a darlos. 

El maltrato en la pareja está normalizado y romantizado: nos hacen creer que para vivir una pasión hay que sufrir, nos hacen creer que cuando Cupido nos dispara sus flechas estamos condenadas a sufrir por amor. Vamos desarmadas y desnudas al amor, y ellos van con casco, con escudo y con espada. Vamos ilusas al amor pensando que ahí está nuestra salvación, y el golpe que nos llevamos cuando descubrimos que el amor romántico es una estafa y no hay recompensa por sufrir por amor, duele en el alma. 

Por eso es tan importante tomar conciencia de que hay que dejar de sufrir por amor, y para ello hay que conocer las técnicas que algunos hombres heterosexuales utilizan para someternos y tenernos bajo control. 

¿Cómo hacen para que las mujeres sufran por ellos? 

-Te dan una de cal y otra de arena, para que primero goces intensamente, te enganches, te montes tu película, y luego sufras por ellos. 

- Algunos usan la ambigüedad: no expresan sus sentimientos con claridad, se muestran confusos, a veces dicen una cosa y luego la otra, a veces te avivan la esperanza y otras te la quitan, y algunos se muestran atormentados para que empatices con ellos. 

- Otros aparecen y desaparecen: es una técnica muy efectiva para angustiar a las mujeres, ir y venir, estar y no estar, moverse para delante y atrás, como las olas del mar. 

- Unos te hacen sentir muy especial y te hablan de futuro, porque han aprendido muy bien las técnicas de los don juanes para ligar en el siglo XXI. 

- Otros te hacen sentir poca cosa y se hacen más grandes a tu lado para bajarte aún más la autoestima. 

- Unos se enamoran locamente, y hacen muchas promesas de futuro que no saben si podrán cumplir. Pero saben que las promesas son esenciales para alimentar la ilusión. Saben que nos están engañando, con alevosía y premeditación.

- Otros no se enamoran, pero fingen que están enamorados para enamorarte a ti también. Saben que con palabras bonitas pueden abrir todos los corazones que quieran: entran en ellos, los destrozan y se largan. 

- Unos te imponen su modelo de pareja sin preguntarte a ti por tus apetencias o tu forma de entender y de vivir el amor, 

-Otros son negacionistas de la pareja y juran que a pesar de los años que lleváis juntos, tú no eres nadie, tú no eres nada para ellos, y jamás seréis pareja. Algunos de ellos te ocultan a su gente querida, otros no, pero la mayoría se aprovecha del privilegio del no compromiso para hacer lo que les venga en gana, según sus apetencias o necesidades. 

- Unos provocan celos en sus amantes para que no se crean las únicas, para que sean complacientes y se esfuercen, y para que vivan con miedo constante a ser sustituidas.

-Otros lloran y se victimizan para que siempre estés pendiente de ellos,y para que atiendas sus necesidades y te olvides de las tuyas

-Algunos te encierran en una relación monógama: te hacen creer que son monógamos para que tú seas fiel y leal, pero no lo son. Es simplemente machismo y egoísmo: ellos viven una vida sexual y amorosa diversa mientras que para ti él es el centro de tu mundo. Mira como están los burdeles de cualquier pueblo y cualquier ciudad a mediodía: repletos de hombres. La monogamia es una gran estafa que sirve para coartar nuestra sexualidad y para tenernos domesticadas y encerradas en casa. 

- Otros proponen relaciones abiertas y les encanta juntar a varias de sus mujeres en un mismo espacio para verlas competir y rivalizar. 

- Algunos son muy "sinceros" y te detallan con todo lujo de detalle como ligan con otras mujeres y lo mucho que disfrutan. 

- Otros son muy deshonestos: ocultan información o mienten deliberadamente todo el tiempo. Cuando son descubiertos piden perdón y vuelven a mentir, hasta que las mujeres se resignan, o les dejan. 

- Unos se enfadan para que te sometas: por ejemplo si saben que estás enfadada, te montan una bronca para que tu enfado quede en un segundo plano.

-Otros te aplican la ley del hielo: te dejan de hablar y te muestran una indiferencia total para que sufras remordimientos y te sientas culpable. 

- Unos te hacen creer que te amarán para siempre pero no te cuidan en el presente, otros son unos tacaños del amor y te lo dan en dosis mínimas para que siempre quieras más

- Unos triangulan: te hacen creer que llegaste a la vez que otra chica, o te ponen a una ex en medio de la relación. Así viven como reyes, con dos mujeres pendientes de él, y sufriendo porque él se va con la otra. Puede alternarlas sucesivamente o estar con las dos a la vez: para ninguna de ellas es fácil liberarse de esa cárcel triangular. 

- Otros te piden que te des por completo y te hacen creer que tu libertad, tus proyectos, tus redes sociales y afectivas y tus pasiones son un obstáculo para la relación. Te piden que los dejes todo y te dediques a ellos. 

- Unos te hacen creer que sin ellos no eres nada, que no vas a poder ser feliz lejos de ellos, que les debes todo, que tu felicidad depende de ellos, y que sola no tienes valor. 

- Otros te elogian para que te sientas como una diosa, pero no sólo te lo hacen a ti. 

- Unos creen que eres una buena candidata a esposa, otros creen que solo sirves como amante: aunque huyas de los estereotipos y los mandatos patriarcales, ellos tienden a etiquetarte y a tratarte como te mereces, según el tipo de mujer que seas (mujer buena/mujer mala, mujer para casarse/mujer para follar)

-Algunos carecen completamente de empatía y son insolidarios: les da igual que llores por ellos. Piensan que es tu problema, que tú te lo has buscado, y les importa muy poco que te rompas por dentro. Otros en cambio disfrutan viéndote desesperada, triste, amargada, angustiada, y con ansiedad. Se sienten importantes cuando ven llorar a sus parejas, y cuando ven cómo se arrastran mendigando unas migajas de amor. Siempre intentan que creas que lo que te pasa es que estás loca, y que la culpa de tu sufrimiento la tienes tú. 

-Unos quieren que les des siempre la razón, que les arregles sus problemas y que les salves de sí mismos,

otros quieren que respetes su libertad para vivir su vida como quieren,

pero todos ellos saben que para tener a una mujer de rodillas, hay que enamorarla y hacerla sufrir, y creen que no importa si para ello tienen que mentir, jugar con tus sentimientos, engañar y manipular sus emociones. 

Esta forma de relacionarse está tan normalizada que apenas nos damos cuenta de que hacer sufrir a una persona es violencia. 

La manipulación emocional es violencia, pero nos la presentan como un acto de amor: nos han dicho mil veces que "quien bien te quiere, te hará llorar". Nos hacen creer que el amor y el odio es lo mismo, y que "los que más se pelean son los que más se desean", pero lo cierto es que cualquier relación, sea del tipo que sea, y dure lo que dure, ha de estar basada en los cuidados mutuos. 

No importa si es una relación virtual o presencial, si es una noche o tres años: cualquier relación de dos personas que se juntan a disfrutar del sexo ha de estar basada en la empatía, el respeto, la complicidad, la solidaridad y los cuidados.  

El amor no es un juego si duele: si haces sufrir a los demás, es porque te estás portando mal. 

La buena noticia es que todo se puede trabajar, y todo se puede despatriarcalizar. 

Y nosotras que sabemos ahora quién se beneficia del sufrimiento de las mujeres, y para qué nos quieren sufriendo, debemos rebelarnos y no permitir que ningún hombre nos manipule emocionalmente y juegue con nosotras. 

El corazón del patriarcado está en las relaciones que construimos en pareja, por eso es tan importante conocer estas técnicas masculinas, y negarse a vivir de rodillas frente al amor. 

El sufrimiento se acabó: ahora nos toca a todas empezar a disfrutar. 

Somos todas dueñas de nuestro amor: ya no nos engañan más. 

Coral Herrera Gómez


Si quieres escuchar mi podcast profundizando en el tema: ¿Por qué disfrutan haciendo sufrir? 

Si eres un hombre y te apetece trabajártelo, puedes empezar con este libro que escribí: "Hombres que ya no hacen sufrir por amor". 

Si eres mujer y quieres sufrir menos, y disfrutar más del sexo, del amor y de la vida, ¡vente al Laboratorio del Amor!

13 de enero de 2021

¡Muchas gracias!



Este es un post de agradecimiento y de buenas noticias. Todas ellas han sido posibles gracias a vuestro amor y a vuestra generosidad: 


1

La primera buena noticia, es que el sistema de becas del Laboratorio del amor para mujeres sin recursos que comenzó durante el confinamiento de marzo ha sido un éxito: en todo 2020 se activaron 70 becas gracias a las mecenas y a las participantes del Laboratorio del Amor. ¿Cómo agradecer vuestras aportaciones?, ¡sois vosotras, las lectoras de mi blog, las que habéis hecho esto posible. Por supuesto, el sistema de becas continúa, espero que se activen otras cien becas más en este 2021, ¡todo gracias a vuestro apoyo!


2

La segunda buena noticia es que mis libros siguen vivos, más que nunca. He alcanzado: 
- la 8ª edición de "Mujeres que ya no sufren por amor", que ya tiene 3 añitos de vida
- la 3ª edición de  "Hombres que ya no hacen sufrir por amor", con 2 añitos de vida,
- la 2ª edición de los que publiqué este año: "Cómo disfrutar del amor", y "Dueña de mi amor". 

Todas estas ventas han sido sin publicidad y sin medios de comunicación de masas: sois vosotras las que me promovéis desde vuestras redes sociales y mediante el boca a boca.


3


Gracias a vuestro apoyo, mi blog ha alcanzado los 7 millones de visitas, casi tengo 30 mil seguidores en Instagram, y he tenido un gran éxito con mi programa de podcast "Disfrutar del Amor", que han sido escuchados por 140 mil personas de todos los países, tanto en Spotify como en Ivoox.

Gracias por leerme, por recomendar mis libros y mi blog, gracias por difundir mis posts, mis podcasts y mi vídeos, ¡y gracias por la compañía que me brindáis!

Leer vuestros mensajes es un regalo de la vida: saber que mi trabajo os está siendo útil me anima a seguir trabajando, ¡gracias a todas y a todos por tanto! 

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