El amor es tan revolucionario porque no se puede comprar ni vender, y rompe con las estructuras del poder. Los ricos pueden crear ficciones pero no pueden pagar por emociones reales.
Pueden pagar a mujeres pobres para que cuiden a sus hijos y a sus padres, pero no pueden exigirles que sientan cariño por ellos, ni que les traten con amor.
Pueden pagar a las mujeres pobres para eyacular en sus orificios, pero no pueden exigirles que sientan deseo.
Con dinero pueden pagar una esposa que les haga compañía y les aguante, pero no pueden obligarle a que sienta pasión o ternura.
Pueden comprar bebés, pero aunque se sientan propietarios, no pueden comprar el amor de ningún ser humano.
Con dinero solo pueden conseguir que las mujeres explotadas finjan deseo o amor, pero jamás que lo sientan de verdad, dentro de su corazón. Ellas cambian pañales, hacen felaciones, limpian su mierda, les dan de comer, pero no están obligadas a querer.
Esto resulta muy frustrante para muchos en una época en la que parece que todo se puede conseguir con dinero. Hacen negocio con los cuerpos de la gente, pero no pueden enriquecerse traficando con sentimientos
La gente con poder puede pagar simulaciones de amigos o parejas, pero no pueden obtener la necesidad primaria que tenemos todos los seres humanos: que nos quieran de verdad y nos cuiden con amor.
Y es que el amor no es un acto de consumo, sino un regalo que surge de la interacción y el intercambio. Cuando no es mutuo, no es amor, es explotación.
Por eso hay gente sin dinero y sin poder que es muy feliz: porque cultiva el amor y recoge lo que siembra en forma de más amor. Es un alimento para el alma que no se puede comprar en ninguna tienda, y una forma de relacionarse con el mundo que rompe con la lógica del capitalismo y el patriarcado. Por eso es tan subversivo: el sistema nos necesita aislados, enfrentados y guerreando entre nosotros.
Cuanto más nos queremos y más nos cuidamos entre nosotros y nosotras, más poder tenemos para cambiar el mundo. Como su objetivo es que todo siga igual, el amor es una auténtica amenaza para el poder, porque el amor es un ejercicio radical de la libertad humana que no se puede imponer por la fuerza ni se puede comprar. Solo se puede cultivar y compartir.
Dar y recibir amor a manos llenas es hoy un acto de resistencia y de rebeldía de primer orden: amemos con todas nuestras fuerzas, toda nuestra sensibilidad, toda nuestra valentía y nuestra alegría de vivir. ❤️
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Coral Herrera Gómez
