13 de enero de 2023

El pacto de fidelidad es un pacto de cuidados mutuos


Cuando hacemos un pacto de fidelidad, no estamos prometiendo a nuestra pareja que jamás nos sentiremos atraídos por alguien más, ni que jamás nos enamoraremos de otra persona. 

Eso no se puede prometer, porque no sabemos si sucederá. 

Sí que puedes expresar que te gustaría amarle toda tu vida, pero no puedes jurar que el amor no se te va a acabar. 

Lo único que podemos prometernos al juntarnos es que, pase lo que pase, vamos a ser leales y a cuidarnos.

El pacto de fidelidad en realidad es un pacto de cuidados mutuos por el cual nos comprometemos a ser honestos/as con nuestra pareja si se nos acaba el amor o si nos enamoramos de otra persona. 

Es un pacto en el que nos comprometemos a ser sinceros si nos gusta mucho alguien o si estamos empezando a sentir algo fuerte por alguien. Vamos a compartir lo que está sucediendo y lo que estamos sintiendo, para poder gestionar la crisis o el final sin violencia. 

Porque el engaño y la mentira hacen mucho daño, así que como nos queremos, no vamos a hacernos sufrir. O al menos, vamos a intentarlo con todo nuestro corazon. 

Yo confío en mi pareja, pero no pienso que jamás dejará de amarme, ni que nunca se enamorará de otra. 

Confío en que si algún día le ocurre, seré la primera persona en enterarme, confío en que no me va a mentir ni a engañarme. Confío en que no va a estar en dos relaciones a la vez durante meses o años. Confío en que la otra persona no va a meter a nadie en mi casa ni en mi cama. Confío en que la otra persona va a cuidarme incluso cuando se empiece a desvincular románticamente de mí.

Así entiendo yo, al menos, el pacto de cuidados sobre el que construyo mis relaciones de pareja: yo no puedo prometer que voy a amarte para siempre. 

Pero en el tiempo que estemos juntos, y también si llega el desamor, voy a ser valiente para contarte cómo me siento, para escuchar como te sientes. Nos vamos a cuidar mutuamente, y vamos a valorar juntos si queremos o no seguir la relación, o si es mejor terminarla. 

Vamos a seguir siendo cómplices y compañeros hasta el final, y no vamos a meternos en guerras, porque nos hemos comprometido a cuidarnos, en las buenas y en las malas, desde el primer hasta el último día.


Coral Herrera Gómez 


Libros para la Revolución Amorosa 

El Laboratorio del Amor 


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10 de enero de 2023

¿Por qué nos matan?


Collectivo Boca, en Bonito, Italia.


Nos matan por desobedecerles. 

Nos matan por rechazarles cuando nos desean.

Nos matan cuando queremos terminar la relación. 

Nos matan porque no queremos cuidarles más.

Nos matan para sentir el placer del poder.

Nos matan porque les falta humildad y no tienen tolerancia a la frustración.


Nos matan porque no nos pueden enjaular. 


Nos matan porque nuestra cultura les hace creer que las mujeres somos cosas y que cuando nos emparejamos con ellos, les pertenecemos.


Nos matan porque creen que son seres superiores que deben ser obedecidos, venerados y cuidados por mujeres sumisas.


Nos matan porque no soportan que les digan que no.


Nos matan porque no soportan que sus parejas se sientan libres para irse o para quedarse. 


Nos matan porque no son capaces de tolerar un no, un "se acabó", un "no aguanto más," un "me voy". 


Nos matan cuando sienten que pierden control sobre nosotras. 


Nos matan porque no saben perder, ni afrontar las derrotas de la vida con dignidad y elegancia.


Nos matan porque tienen miedo y viven presos de sus inseguridades y sus complejos de inferioridad. 


Nos matan porque se obsesionan con su necesidad de dominar y controlar. 


Nos matan porque son misóginos y machistas.


Nos matan porque quieren tener la razón. 


Nos matan porque tienen el ego muy alto y la autoestima muy baja.


Nos matan porque sufrieron y quieren vengarse.


Nos matan porque no saben relacionarse en igualdad y en libertad. 


Nos matan porque están invadidos por el rencor y la rabia.


Nos matan porque odian a las mujeres. 


Nos matan porque la prensa les apoya.


Nos matan porque los jueces están de su lado.


Nos matan porque los femicidios ni conmueven ni indignan a nuestra sociedad.


Nos matan porque los vecinos miran para otro lado. 


Nos matan porque parecen casos aislados.


Nos matan porque se saben impunes.


Nos matan para que las demás aprendamos la lección.


Coral Herrera Gómez 


Más artículos: 


¿Por qué los hombres no entienden que no es no?

¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?

¿Cuándo se vuelve peligroso un ex?

Para derribar el patriarcado hay que abolir la explotación de las mujeres 

Usos perversos del amor romántico 

No más violencia contra las mujeres 

¿Qué puedes hacer contra la violencia machista si eres hombre?



9 de enero de 2023

Grupos de Mujeres en el Laboratorio del Amor




Si quieres ofrecer formación virtual y acompañamiento a tu equipo, 

si perteneces a una organización o colectiva y queréis apuntaros juntas a la Comunidad de Mujeres,  

Puedes comprar un paquete por 1 mes, 

o por 3 meses, que incluye: 

  • 3 Cursos:  Mujeres que trabajan con mujeres + Mujeres que se liberan+ Mujeres que se separan
  • 3 meses en la Comunidad de Mujeres.
  • 3 encuentros en directo, uno cada mes.
  • 30 vídeos exclusivos de Coral Herrera
  • Acceso a la Biblioteca del Amor y descarga gratis de todos los contenidos.
  • Diploma acreditativo de los cursos realizados en el Laboratorio del Amor con Coral Herrera Gómez

 


Puedes consultar los precios de los grupos en mi web

7 de enero de 2023

El amor de pareja y el derecho al tiempo libre

 


Los hombres tienen más tiempo libre que las mujeres. Ellos pueden descansar y dormir más horas que nosotras, y tienen más tiempo para disfrutar de sus pasiones y de su gente querida. 

Tienen más tiempo para hacer ejercicio físico, para practicar deportes, para dedicarse al arte, a la música, para escribir, para leer, para crear, para inventar, para conocer cosas nuevas.

Tiempo para no hacer nada, para disfrutar de la naturaleza, para ascender en su trabajo, para viajar y conocer sitios nuevos, para recuperarse de sus enfermedades, para hacer excursiones, para aprender cosas nuevas. 

Tienen más tiempo para estudiar idiomas, másters, oposiciones, y tienen más tiempo para tener amigas y otras parejas además de la oficial.

Los hombres tienen más calidad de vida que nosotras, porque tienen más tiempo libre. Esta es una de las grandes injusticias que vivimos las mujeres emparejadas en relaciones heterosexuales: tener que regalar nuestro tiempo y energía a los hombres solo porque nacimos mujeres.

Si pudiéramos negociar en igualdad de condiciones, si tuviéramos los mismos derechos y los mismos ingresos, ninguna de nosotras trabajaría gratis para un hombre.

Para que ellos puedan vivir como reyes, nosotras trabajamos el doble de horas que ellos en casa, y por lo tanto tenemos la mitad del tiempo libre que ellos. 

Esto en España: según las estadísticas del INE, la mitad de españolas que viven en pareja realizan la mayoría de tareas de cuidado y trabajo doméstico. Un 32,5% de los hombres no hace nada en casa.

En el mundo, las mujeres dedican casi 6 horas diarias, y los hombres menos de la mitad, 2 horas diarias.


¿Podemos querernos bien en estas condiciones de desigualdad?, ¿podemos las mujeres disfrutar del sexo y del amor en relaciones de abuso? 

Obviamente, no.


Aunque las mujeres asumamos todo el trabajo de cuidados, o la mayor parte, no lo hacemos con una sonrisa. Nos empastillan para que podamos aguantar el ritmo y podamos convivir con el agotamiento, el estrés, la ansiedad, la frustración, el enojo. Nos dan píldoras para activarnos y para relajarnos, y para no explotar. 

Pero aunque nos quieren medicadas y anestesiadas, la mayoría de nosotras protestamos, exigimos colaboración, tratamos de negociar el reparto de tareas, nos rebelamos, nos cabreamos, peleamos por nuestros derechos, hacemos huelgas, y cuando estamos hasta el moño, nos separamos. 

Las mujeres somos las que más demandas de divorcio ponemos, y la explotación doméstica es una de las principales causas.

Una vez que las mujeres nos rebelamos ante la injusticia, y nos damos cuenta de que los cuidados deben ser mutuos y compartidos, a los hombres solo le quedan dos opciones: o empezar a trabajar en equipo con la pareja, o quedarse solos y pagar el trabajo doméstico del que antes disfrutaban gratis.


Ninguna pareja puede funcionar desde el abuso y el privilegio: muchas de nosotras ya nos hemos dado cuenta de que no nacimos para servir, y que queremos disfrutar de una Buena Vida.


En cuanto todas las mujeres del mundo tomemos conciencia de que tenemos derecho a tener tiempo libre, tiempo para descansar y para disfrutar de la vida, se acabaron la monarquía y los privilegios masculinos.


Llevamos siglos luchando por este derecho en las calles, pero sobre todo, en la casa y en la cama, nuestros principales campos de batalla. 


Y no pararemos hasta la victoria final.


Coral Herrera Gómez 


Artículos relacionados: 


El amor de pareja en cifras

Declaración Universal de los Privilegios de los Hombres 

Propósitos para el Nuevo Año

¿Cuando hay que dejar una relación?

¿Qué aprenden tus hijas e hijos cuando te separas?

¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?

Dejar de maternar hombres adultos, y empezar a maternarme a mí misma 

Brindis por las mujeres que se liberan

Mujeres que se separan 



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6 de enero de 2023

Dejar de fingir los orgasmos

 



Dejar de 

                 aplaudir sus discursos


                       reírle las gracias


                    fingir los orgasmos 


Dejar de 


     cuidarle si los cuidados no son mutuos


       ser comprensiva con él para empezar          

                   a serlo contigo misma


            trabajar gratis para él en casa


Dejar de 


   aguantar su mal humor y sus frustraciones


                 esperar a que se de cuenta

             de lo mucho que te ama 


            decirle sí cuando en realidad 

                         quieres decir no


Dejar de


  soñar con un cambio que no va a llegar y que no está en tus manos sino en las suyas


  servirle con amor y docilidad 

      para que siga sintiéndose el rey


         sacrificarte y aguantar, 

            porque no hay recompensa


 


Dejar de 


ponerle en el centro de tu vida para que todo gire alrededor de él


darle la razón y llevarle la corriente para que no se enfade


  perdonarle las infidelidades una y otra vez




Dejar de

                      Endiosarles

                        Esperarles

                        Explicarles

                                 y

                        Quererles




Ellos solos no se van a quitar la corona y a renunciar a sus privilegios. Solo empezarán a cambiar cuando no les quiera nadie y no encuentren a ninguna mujer dispuesta a fingir, aplaudir, reír, planchar, cocinar, limpiar y cuidarles.


Cuando no haya más sirvientas a su disposición, ni más mujeres dispuestas a sufrir por amor, se pondrán furiosos o se deprimirán. 

Igual, entonces, se plantearán que tienen que cambiar. O se quedarán solos.

Coral Herrera Gómez 



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5 de enero de 2023

¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?




La inmensa mayoría de las mujeres no podemos separarnos de nuestras parejas.

 Son muy pocas las mujeres que pueden acceder al derecho al divorcio en el mundo, y es una injusticia muy grande. 

La mayoría no pueden porque no tienen autonomía económica, y unas cuantas porque tienen miedo a la guerra del divorcio, en la que pueden ser asesinadas, o pueden perder a sus criaturas.

Si miráis los salarios, las tasas de desempleo y los precios de la vivienda es fácil entender por qué millones de mujeres no se pueden separar de sus maridos. En España un 20% de la población cobra menos de 1.000 euros al mes, y un 66%, menos de 1900 euros. Las mujeres cobramos un 23% menos que los hombres.

Las tierras son de los hombres, las casas, los medios de producción y de comunicación son de los hombres, las empresas y los bancos son de los hombres.

Nuestras leyes dicen que las mujeres somos libres, pero la realidad es que imposible separarse: el matrimonio es un auténtica trampa a la que muchas vamos ilusionadas y felices. 

Cuando estamos en ella se convierte en una cárcel de la que ya no se puede escapar. Las mujeres que lo hacen pasan a formar parte de la población en riesgo de pobreza y exclusión social. 

La mayor parte de las personas pobres en todo el mundo son mujeres con hijos e hijas y sin pareja. Cuantos más hijos tienen, más pobres son.

Sin dinero no hay libertad ni derechos. Las mujeres necesitamos dinero para poder salir de nuestros hogares, sobre todo las que sufren abusos y malos tratos.

Sin ingresos dignos las mujeres no somos libres ni podemos elegir con quién queremos compartir techo. Si el mercado laboral y el inmobiliario nos mantiene presas en relaciones en las que no queremos estar, entonces hay que garantizar los ingresos y el derecho a techo. 


La Renta Básica Universal permitiría a millones de mujeres dejar a sus parejas y liberarse de la explotación emocional, doméstica, sexual, reproductiva y laboral. Y también podrían liberarse de sus proxenetas: los hogares y los burdeles quedarían vacíos si todas nosotras tuviésemos autonomía económica.

Por eso hay tanto rechazo a la RBU: a los hombres les espanta la idea de quedarse sin criadas y sin esclavas sexuales y domésticas. 

Mientras seguimos luchando por la RBU, no nos queda otra que organizarnos entre nosotras para ayudarnos a salir de relaciones en las que no nos sentimos cuidadas, sobre todo tenemos que ayudarnos a salir de relaciones violentas basadas en el abuso y la dominación. 

Solas no podemos divorciarnos: necesitamos dinero, necesitamos refugios donde no nos encuentren los que no aceptan que nos separemos, y mucho apoyo emocional y logístico. 

Así que mientras creamos las condiciones políticas y económicas para que el divorcio sea un derecho y no un privilegio, nos tenemos que ayudar entre todas, y organizarnos entre nosotras.


Coral Herrera Gómez 



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4 de enero de 2023

Dejar de maternar hombres adultos, y empezar a maternarse a una misma

 



Ayer me preguntabais que qué significa dejar de maternar a un hombre adulto, y cómo se consigue. 

Lo primero es dejar claras dos cosas: una, que los cuidados en una relación deben ser mutuos. 

Dos, que lo que tú necesitas es un compañero, no un hijo mayor. 

¿Cómo se consigue? 

Lo primero, explicarle que para ser autónomo tiene que aprender a cuidarse a sí mismo, a cuidar sus relaciones, y a cuidar su hogar. 

Lo segundo, negociar para establecer pactos de convivencia y para repartiros las tareas de cuidados y la logística del día a día.

Los hombres pueden aprender a cocinar, a mantener recogido y limpio su hogar, a limpiar la ropa y colocarla, a hacer la lista de la compra, ir a la compra, y colocar y preparar los alimentos.

Los hombres pueden llevar las cuentas de la casa, ir al médico por su propia iniciativa, llevar las cuentas del hogar, cuidar las plantas y el huerto si tenéis.

Puede aprender a organizar las actividades en el tiempo de ocio, a planificar los viajes en pareja o en familia, puede aprender a consultar el clima y a hacer las maletas. 

Pueden ir a las reuniones del colegio, participar en las actividades en las que piden la colaboración de los padres y madres, estar pendientes de las revisiones médicas de las criaturas y de las mascotas, estar pendiente de los eventos sociales y familiares, y participar en la organización como un adulto funcional más ( cumpleaños, operaciones y enfermedades, bodas y divorcios, nacimientos y entierros, y demás momentos importantes)


Puede aprender a confeccionar los disfraces para fechas señaladas, llevar a las crías a los cumpleaños de sus amigos y amigas, puede socializar con los demás padres y madres por sí solo. 

Puede aprender a estar pendiente de la ropa de las criaturas, pasarle la ropa que ha quedado pequeña a otra gente, y organizar la que os pasan a vosotros.

Puede cambiar pañales, sonar mocos, limpiar vómitos, vigilar fiebres en la noche, puede dar biberones, puede hacer la matrícula del colegio y todo tipo de trámites administrativos, puede ayudar a sus hijos e hijas con los deberes. 

Puede aprender a hacer limpieza profunda en el hogar, ordenar el trastero, ir al banco a hacer gestiones, sacar entradas para ir al teatro o al cine, cambiar la ropa de verano a la de invierno. 

Puede vigilar y curar heridas, planificar menús semanales, puede sentarse a hablar con los adolescentes y sostener conversaciones íntimas con ellos sobre sexo, emociones y sentimientos, puede acompañar emocionalmente a amigos y familiares en momentos difíciles de sus vidas, puede acompañarles y cuidarles cuando enferman. Pueden pasar noches en hospitales con sus familiares y amigos si lo necesitan, pueden estar pendientes de la medicación. 

Todos los hombres pueden cuidarse a sí mismos y pedir ayuda a su gente o a profesionales cuando no se sienten bien. 

Si en tu pareja tú eres la que se encarga de todo mientras él juega a la play o se entretiene con su teléfono, si no tienes tiempo libre y él sí, si te sientes su criada porque él no sabe hacer nada, es porque te está tratando como si fueras una mamá devota y entregada a sus cuidados.

Muchas mujeres lo hacemos porque creemos que ellos no saben hacerlo bien, pero también porque nos creemos que así nos van a valorar más y nos van a necesitar. 

Cuidado con el ego: nos gusta sentirnos importantes e imprescindibles, y creemos que van a estar tan agradecidos que no nos van a dejar nunca. 
Pero nos dejan.

Maternar a un hombre como si fuera un adolescente genera una relación de dependencia mutua. 

Que no se nos olvide que todas somos sustituibles: hay millones de mujeres deseando cuidar a hombres que no se cuidan y no las cuidan. Nos han educado para dar "sin pedir nada a cambio", y para creer que nacimos para servir. 

¿En que consiste el cambio radical que propongo? 

Se trata simplemente de que te cuides a ti misma y te preocupes por tu tiempo de descanso y diversión. Se trata de que tu pareja se comprometa a trabajar en equipo y asumir sus responsabilidades como un adulto funcional, que se trabaje a fondo su machismo y todo lo que se tenga que trabajar para aprender a quererte, a tratarte y a comportarse como un compañero.

Si cuentas con su colaboración para hacer el cambio radical que necesitáis, estupendo. Si se lo trabaja para ser autónomo y para comportarse como un adulto, y para ser un compañero, estupendo. Si aprende a comunicarse para expresar sus emociones y sus necesidades, genial. Si aprende a negociar para llegar a acuerdos y para repartirse las tareas, genial también.

Si no, tendrás que tomar las decisiones que sean necesarias para cuidarte a tí misma y para dejar de relacionarte con él como si fuera un ser dependiente. 

Recuerda que tú no puedes cambiar a tu pareja, que solo puede cambiarse él a sí mismo, y que cualquier cambio lo tiene que hacer por iniciativa propia. Siempre hemos intentado educar y orientar a los hombres, pero ninguno evoluciona si no lo necesita.

Recuerda que un compañero no es un hijo, y que los cuidados en una relación entre personas adultas deben ser siempre mutuos. Y que si no son mutuos, es explotación emocional y doméstica. 

Recuerda que tienes derecho a tener tiempo libre y a descansar, y a vivir en igualdad de condiciones con los hombres con los que te relacionas.

Los amores que sean siempre compañeros.

Coral Herrera Gómez

Más artículos sobre cuidados y auto cuidado 




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3 de enero de 2023

Qué aprenden tus hijas e hijos cuando te separas.



Tu marido te trata como una sirvienta, y se comporta como si fuera el hijo mayor. No asume ninguna responsabilidad como adulto, y vive como un rey en su hogar.

Si te separas de él, tu hijo varón se dará cuenta de que es una gran injusticia que los hombres abusen y exploten a las mujeres. También le vendrá bien para comprobar que si él hace lo mismo, se va a quedar solo. Porque cada vez son menos las mujeres que trabajan gratis para sus maridos.

Si te separas, tu hija sabrá que amar no es aguantar, que las mujeres no hemos venido a este mundo a servir, y que todas las mujeres podemos y debemos rebelarnos ante los hombres  egoístas. Ella aprenderá contigo a rebelarse contra el machismo, porque es con el ejemplo como niñas y niños aprenden.


Tu marido te trata mal cuando está enfadado o nervioso. Te insulta, te humilla, te habla con desprecio, o deja de hablarte varios días para castigarte.

Tu marido te controla, te vigila, y limita tu libertad.

Tu marido te miente, te oculta información, te engaña. 

Tu marido te pone los cuernos, tiene otras parejas, y no te permite a tí tener otras relaciones.

Tu marido no te permite usar tu dinero, no te consulta cuando pide un crédito, no te deja trabajar, y gasta sus ingresos en otras mujeres, o en las fiestas que se da con sus amigos.

Tu marido no te quiere, no te trata bien, no te cuida, no se preocupa por tí.

Si te separas, tus hijos e hijas aprenderán que hay que alejarse de la gente que no te cuida, que el matrimonio no es para toda la vida, que las mujeres merecemos tener compañeros de vida con los que trabajar en equipo y hacer frente a las dificultades. Y si algún día se ven en la misma situación, sabrán que no tienen por qué aguantar, que no están condenados a sufrir, que se está mejor sin pareja que en una pareja que no te cuida.

Si tus criaturas te ven a tí luchar por tu libertad y tus derechos y te ven liberarte, aprenderán a luchar por su libertad y sus derechos, y podrán liberarse de todas las relaciones basadas en el machismo, el abuso y la explotación. 

Si eres infeliz y te separas, si te cuidas a tí misma y les cuidas a ellos, tus hijos e hijas aprenderán a cuidarse y a trabajar por su bienestar y su felicidad.

Coral Herrera Gómez 


Si quieres dar el paso acompañada, vente a la comunidad de mujeres del Laboratorio del Amor. Tenemos un grupo virtual y maravilloso de Mujeres que se separan. 


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19 de diciembre de 2022

Cómo disfrutar de las fiestas en familia: decálogo de cuidados



Cómo disfrutar de las fiestas navideñas con la familia: decálogo de cuidados para celebrar eventos libres de machismo, abuso y sufrimiento. Las fiestas sólo se pueden disfrutar en igualdad y en libertad:

▶️ Cuidar la seguridad: lo primero es garantizar la creación de un espacio seguro para todas las mujeres: en cualquier reunión familiar deben de ser excluidos los abusadores y violadores de niños y niñas. Da igual que el señor cometiera su crimen hace treinta años, no importa si es el abuelo, el padre, el padrastro, el tío, el cuñado, o el hermano: ninguna de nosotras tiene que ser obligada a compartir mesa con familiares que ejercieron violencia y destrozaron nuestra infancia o adolescencia.  

▶️ Cuidar la inclusión: el espacio que elijamos tiene que ser accesible y seguro para que nadie quede excluido por su condición física, su salud, su edad, sus discapacidades. 

▶️ Cuidar la integración: que nadie quede excluido/a porque no tiene dinero para aportar. Todo el trabajo de cuidados es también una forma de aportar, quien no pueda poner dinero, puede poner su tiempo y su energía.

▶️ Cuidar a las niñas y niños, recordad que las navidades son muy importantes para ellos y dejan una huella imborrable. Dejad vuestro adultocentrismo a un lado y volcaos para organizar una fiesta inolvidable. Llevad instrumentos, cantar canciones, poned música, bailar son actividades ideales para que todas las generaciones puedan disfrutar juntas, y para evitar hablar los temas que se pueden tratar en otro tipo de reuniones. También son divertidos los juegos de mesa, o ver juntos álbumes de fotos.

▶️ Cuidar a las personas solas: si algún familiar, amigo/a, vecino/a se queda solo, invitadle a vuestra celebración. Aunque también hay que entender y respetar a todas las personas que prefieren quedarse tranquilitas en casa en estas fechas.

▶️ Cuidar la pareja: para evitar conflictos con la pareja: si tú lo que quieres es estar con tu familia y no con la familia de tu pareja, no pasa nada si cada cual os vais con vuestro grupo familiar. Si tenéis críos, como hay varios eventos en estas fiestas, pueden ver a todos sus familiares alternando entre grupos. También podéis probar a alternar juntos, pero si otros años no ha funcionado, mejor cada cual con su gente querida.

▶️ Cuidar nuestras palabras: durante la cena y la sobremesa hay que retirar las pantallas y cuidar nuestras palabras cuando demos nuestra opinión. Recordad que podemos hacer mucho daño y que lo que queremos en realidad es que todo el mundo esté gusto y se sienta seguro, en un espacio donde se le acepta tal cual es, y donde no se le va a juzgar ni va a recibir ataques.

▶️ Cuidar el corazón: también mucho cuidado con las bromas, las burlas, los comentarios y las preguntas que hacemos, para que no vayan cargadas de indirectas, prejuicios o reproches. Hay que evitar especialmente las opiniones sobre el cuerpo, la vestimenta, el peinado de nuestra gente querida, y reclamos tipo: "¿Cuándo te vas a echar un novio?", "¿Cuándo vais a tener un hijo?", "¿Y para cuándo la parejita?"

▶️ Cuídate también a tí misma/o: a la hora de pensar en con quién quieres celebrar el fin de año y el inicio del otro, una de las claves más importantes es evitar juntarse con gente que no te trata bien. Generalmente estamos sensibles y tenemos las emociones a flor de piel: son momentos para disfrutar, así que no vayas obligada a estar en sitios donde no te sientes bien, o con gente que no te quiere bien. 

▶️ Cuidar la alegría: recordad al grupo que las catarsis estropean siempre las fiestas, y a menudo las convierten en un drama. Los asuntos pendientes se pueden resolver otro día, en un ambiente más tranquilo y sin alcohol.

▶️ Cuidaros con el alcohol: para evitar conflictos causados por el alcohol, podéis inventar una palabra que podéis ofrecer a la persona que empiece a crear el conflicto, para que sepa que se está pasando con la bebida, y que tiene que relajarse un poco. Y otra palabra para que uno tenga claro cuándo hay que irse a dormir. 

▶️ Cuidados para el fin de la fiesta: hay que organizarse para que nadie conduzca bebido/a. Hay que pensar si es mejor que conduzcan los que no beban, o mejor organizar la logística del dormir (colchones, sabanas, almohadas y mantas), y la fiesta de pijamas del grupo infantil.

▶️ Cuidar a las cuidadoras. El objetivo de este año es no explotar a las abuelas ni a las madres. 

El lema de estas navidades es: 


"Las mujeres también tenemos derecho a disfrutar de las fiestas"


Para garantizar este derecho, hay que organizarse. Podéis abrir un grupo en el teléfono con las personas asistentes a la cena o a la comida, incluidas las personas adolescentes. En él, hacéis un listado de tareas, y os las repartís entre todos y todas, de un modo equitativo y justo, acorde con las habilidades y capacidades de cada cual.

Aquí os ofrezco un listado para organizar la logística de las reuniones familiares: 

🌲¿Quien se apunta a la elaboración del menú? Hay que hacer un listado de las bebidas, los postres, los aperitivos y los ingredientes de cada plato,  teniendo en cuenta a la gente de la familia que es vegetariana o vegana, y a las personas con alergias e intolerancias alimentarias

🌲¿Quiénes van a la compra? También podéis repartiros las compras y que cada cual lleve algo.

🌲 ¿Quién se encarga de ambientar el espacio? Esto incluye la limpieza pre fiesta del espacio, y la música, la luz, la decoración, la distribución de las sillas, y la presentación de la mesa. También se encargan de los juegos y el reparto de regalos, si los hay, para que sea divertido.

🌲¿Quiénes cocinan? O también es posible repartirse estas tareas y que cada cual traiga algo de su casa.

🌲¿Quienes sirven la mesa? También se puede hacer tipo buffet y que cada cual se sirva lo suyo

🌲¿Quiénes recogen la mesa y friegan los cacharros?, ¿quiénes van a barrer y fregar?, ¿quiénes van a limpiar las copas después del brindis?

🌲¿Quién se encarga de cambiar pañales a los bebés?, ¿quién atiende a los niños y niñas para que también disfruten del evento familiar y la fiesta sea un espacio seguro? 

🌲 ¿Cómo nos organizamos para que las personas mayores y los familiares con discapacidades puedan llegar al sitio y volver a sus casas, y puedan moverse por el espacio?, ¿quién se encarga de acompañar a las que necesitan ayuda para ir al baño?

🌲¿Quiénes se encargan de coordinar el fin de la fiesta y el regreso a casa?


Cada familia se organiza de una forma, y celebra a su manera, así que podéis quitar y añadir cosas a este listado, y personalizarlo según vuestras apetencias y necesidades. 

Podéis designar a dos personas que coordinen, o también podéis autogestionaros, organizar comisiones de trabajo y funcionar asambleariamente. 

Lo importante en este trabajo de cuidados es que la abuela o la madre no sea tratada, como ha sido siempre, como una sirvienta al servicio de la familia. Y que las mujeres y las niñas puedan disfrutar en igualdad de condiciones que el resto. 

Se trata de que los hombres no lleguen a mesa puesta y se queden sentados mientras les sirven. 

Se trata de trabajar en equipo, aportar ideas, comunicarse con amor, cooperar y repartir tareas para que todos puedan sentirse útiles y protagonistas, y puedan dar lo mejor de sí mismos a los demás. 

Se trata de que todas las personas se sientan integradas, aceptadas, queridas, y libres para mostrarse tal y como es.

Se trata de poner los cuidados en el centro de la mesa, para que todas podamos disfrutar.

#Otrasfiestassonposibles

Coral Herrera Gómez 


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17 de diciembre de 2022

Todos confiamos en todos: la comunidad viajera



Me inunda la ternura cuando veo a la gente durmiendo como bebés en los trenes y los aviones. Cuando estamos haciendo fila para pasar por el control solemos estar serias y formales, algunas se sienten nerviosas, y todas están pendientes de su bolso y sus maletas. Solo nos relajamos cuando ya hemos colocado el equipaje, nos acomodamos en nuestro asiento y se cierran las puertas. Cuando el avión despega y alcanzamos altura, o también, con el vaivén del tren o el bus, mucha gente cae rendida al sueño, pierde la compostura, abre la boca, se acurruca como si estuviera en el sofá de su casa. 

Todos confiamos en todos: cae la armadura que llevamos para defendernos, dejamos de estar alerta y pensamos que no nos va a ocurrir nada, que nadie alrededor nos va a hacer daño. Confiamos en los cuidados del personal de tripulación, confiamos en que la persona que conduce está bien despierta, concentrada y en sus cabales, y que nos va a llevar a nuestro destino sanas y salvas.


Confiamos en todas las personas que conforman la comunidad viajera, aunque no nos conozcamos de nada.

Y gracias a eso podemos abandonarnos y quedar dormidos en un espacio público.

En mis viajes suelo pasear por el tren para no pasar tantas horas sentada, pero también porque me encanta ver a gente compartiendo sueño y asiento con personas desconocidas, o a mamás y papas durmiendo con sus criaturas en brazos, o a las parejas que entrelazan sus manos mientras roncan plácidamente. 

Es como si por un rato el vagón no fuese lleno de individualidades, sino de un "nosotros", una comunidad de gente viajera que comparte techo mientras se desplaza de un sitio a otro.

Yo siempre tengo esto presente cuando viajo en transporte público, incluso en el metro: en caso de emergencia todo mi ser se va a volcar en ayudar a la gente que más lo necesite (personas mayores, infancia, personas con movilidad reducida y con discapacidades) También es muy reconfortante pensar que si estoy herida o atrapada también seré ayudada, y que en caso de morirme, podré darle la mano a alguien y podré despedirme de la vida acompañada por otro ser humano.

Esta sensación de formar parte de una comunidad humana también la puedes sentir caminando en la naturaleza: senderistas y montañeras nos saludamos con una sonrisa porque sabemos que quizás en un rato, o más adelante, nos pueden necesitar o podemos necesitar nosotras ayuda. 

No son muchas las ocasiones en las que podemos sentir esa confianza y esa pertenencia, sobre todo si vives en una gran ciudad. 

¡Pero es tan hermoso, y también tan necesario! 

Nos enseñan siempre a desconfiar de los desconocidos, pero poco nos hablan de la maravillosa experiencia que supone sentirse parte de la Humanidad, una inmensa comunidad formada por miles de millones de personas. 

Yo me siento así cuando veo una foto de la Tierra desde el espacio, y pienso: vamos todos en el mismo barco girando alrededor del Sol.

Que somos todos y todas primas hermanas, vaya, lo que pasa es que no nos damos cuenta, excepto cuando suceden catástrofes o situaciones dramáticas como la de la pandemia. 

Cuando te topas de frente con la muerte, no importan las diferencias de clase, de idioma, de religión, de ideología: vamos en el mismo barco (bus, tren, avión), y si ocurre un desastre, vamos a ayudarnos, a socorrernos, y a acompañarnos hasta que lleguen los servicios de emergencia. 


Esta capacidad para la empatía y la solidaridad es instintiva, pero también es cultural: a pesar del individualismo narcisista y egocéntrico de nuestra sociedad, creo que la mayoría tenemos aún la capacidad para cuidarnos los unos a los otros en los momentos importantes.


¿Os imagináis si en las escuelas pudiéramos aprender como cuidarnos entre todos y todas?, ¿y a cuidar las comunidades de las que formamos parte? 


#comunidad #cuidados #ayuda

 #confianza  #solidaridad

 #Compañerismo 

#BienComún

#amordelbueno


Coral Herrera Gómez 


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