2 de enero de 2009

GRUPOS MASCULINOS



Estoy investigando acerca de los grupos de autoconciencia de hombres para mi tesis doctoral. Es un movimiento que nació a partir de la revolución sexual de los 70 y del movimiento feminista; primero nacieron los grupos de autoconciencia femeninos y después se lanzaron ellos. Estos grupos nacieron como espacio de reflexión acerca del género masculino y las masculinidades; después se desarrolló como un movimiento antipatriarcal y profeminista

Los primeros grupos de hombres surgieron en los países escandinavos y en Estados Unidos -especialmente en California, a la vez que se desarrollaban los Men's Studies en el campo de la sociología, la psicología, la psquiatria, la antropología, etc. En poco tiempo, el movimiento se extendió por diversos países de América y Europa. En la actualidad, además de en los países de origen, existen grupos de hombres en Canadá, Inglaterra, Australia y algunos países de Latinoamérica, como Chile, Nicaragua, Guatemala o México.

En España los primeros grupos de hombres surgen en Valencia y Sevilla en 1.985. En la actualidad no sólo existen numerosos grupos de hombres en diferentes ciudades, sino que además existen grupos masculinos que trabajan por la abolición de la prostitución, por el fin de la violencia sexista, por la igualdad de género y por la obtención de permisos de paternidad. Relacionado con estos grupos están también los hombres que quieren ejercer una paternidad activa tras el divorcio, que quieren ampliar el régimen de visitas tan exiguo que la ley les fija, que quieren que se respeten y amplíen sus derchos como padres. Algo está cambiando….

Los hombres quieren liberarse de las estructuras de opresión de igual modo que hemos querido hacerlo nosotras. Cuando se han sentado a hablar, han descubierto que ellos también han sido víctimas de las rígidas estructuras patriarcales que entienden la masculinidad desde un punto de vista único, hegemónico y tradicional. En la cúspide de esta jerarquía de masculinidades, se encuentra el hombre blanco, occidental, heterosexual, joven, viril, valiente, forzudo, de emociones contenidas y reprimidas y el cabeza de una familia numerosa donde su autoridad es incuestionable. ¿Y qué ocurre con los hombres ancianos, con los hombres enfermos, los hombres homosexuales, los hombres de otras razas, los hombres pobres?. La masculinidad tradicional y patriarcal entiende que un hombre no llora, que los hombres no deben expresar sus emociones, ni dejar ver su sensibilidad, ni por supuesto, parecerse en nada a las mujeres. Además, la masculinidad hegemónica no contempla otras masculinidades, otras formas de ser varón, y siempre reclama que el hombre demuestre permanentemente su condición viril; si le retan, habrá de pelearse, si le cuesitonan su autoridad en el marco familiar, deberá dejar claro "quién manda", si le ofenden habrá de reparar su honor…

El macho tradicional no se relaciona en espacios de mujeres, sino de hombres (vida social, vida laboral, deportes…), por lo tanto siempre teme a la mujer como lo diferente, lo misterioso, lo incomprensible. Y como la ternura, el amor, la generosidad, la entrega, el cuidado, la expresión de los afectos siempre se ha considerado algo femenino, los hombres antipatriarcales reivindican su derecho a deshacerse de esos imperativos culturales que les dicen cómo tienen que ser, cómo tienen que actuar, cómo tienen que relacionarse con el otro sexo. Estos hombres quieren proponer nuevas formas de masculinidad, quieren tener relaciones igualitarias con el sexo femenino, reivindican su derecho a disfrutar de su paternidad, quieren relacionarse con otros hombres y mujeres sobre la base de la confianza y la amistad profundas, quieren cambiar todos los roles que les fueron asignados nada más nacer sólo por pertenecer a un género, el masculino. Estos hombres reflexionan sobre sí mismos, sobre la creación cultural de los roles impuestos, y cómo transformarlos, reinventarlos, para echar abajo la guerra entre sexos. Son gente que quiere incrementar su capacidad de comunicarse para poder estar cerca de sus parejas, para poder involucrarse en la vida en común, compartir tareas domésticas y cuidado y educación de los hijos, quieren, en fin, un mundo más igualitario, justo y libre para tod@s. Desean la emancipación de la mujer porque sienten que con la de ellas, se incrementará la suya, porque se trata de liberarse a partes iguales, y poder disfrutar de esa libertad compartida.





http://www.hombresigualdad.com/
www.hombresabolicionistas.org
http://www.nodo50.org/prometeo/


Otros artículos: 

Hombres por la Igualdad








1 de enero de 2009

Entrevista con CONCHA LIAÑO



















El día que conocí a Concha Liaño, una de las protagonistas del feminismo anarquista durante la guerra civil española, me sentí la mujer más afortunada del mundo. Conchita vino a España en Noviembre del 2007 desde Venezuela, donde reside, para la celebración en Zaragoza del 70 aniversario de la fundación de Mujeres Libres, y estuvo asimismo en Valencia dando una charla en el Ateneo Libertario. 

Es una mujer de 91 años con una juventud en el cuerpo y un rostro lleno de vida que me impresionó mucho; y aún más cuando me puse a investigar sobre su trayectoria vital y la época en que vivió.

En 1936 un grupo de mujeres libertarias, entre ellas, Concha, crean la "Agrupación cultural femenina" en Barcelona. “Queríamos liberar a las mujeres, aunque no teníamos muy claro cómo desarrollar nuestra idea. En Madrid se creó la revista "Mujeres libres", que antes de la Guerra Civil ya había publicado tres números. Su objetivo era crear una organización nacional con el mismo objeto que perseguía la "Agrupación cultural femenina", es decir, la superación de la mujer. Mercedes Comaposada estaba en la revista y fue quien se puso en contacto con nosotras y nos ayudó a estructurarnos. Así fundamos la Federación Nacional de Mujeres Libres: con Soledad Estorach, Pepita Carpena, Sara Berenguer, Azucena Fernández. Antonia Fontanillas, María Jiménez, Pura Pérez, Suceso Portales y muchas otras. Con veinte años organicé, con la ayuda de Juventudes Libertarias, todos los grupos de la organización en la región catalana”.










   

El feminismo español anterior a MUJERES LIBRES estaba centrado en los derechos políticos, y en las mujeres de clase media, y apenas se prestaba atención a la explotación , la discriminación social, educativa y cultural que padecían las españolas obreras y campesinas.

Desde su fundación en 1910, la Confederación Nacional del Trabajo, C.N.T, había reconocido el derecho de las mujeres a su libertad económica y a un salario igual que el del hombre. Sin embargo, un significativo sector del anarquismo ibérico ve la lucha de MUJERES LIBRES con condescendencia, y como algo secundario. 

Ni que decir que fuera del ámbito ácrata, eran vistas como la expresión más acabada y pintoresca de la «locura anarquista".


Conchita dice: “Es muy doloroso reconocerlo y aún más manifestarlo, pero a nuestros "liberados" compañeros anarquistas que luchaban por la liberación del proletariado, se les escapaba en sus análisis que la mujer española, en cuanto obrera, sufría como ellos el yugo del capitalismo y aún peor: por el mismo trabajo percibía menor salario. (…) Nuestros compañeros no nos quisieron reconocer como rama femenina del Movimiento Libertario. Y esa actitud nos produjo mucho asombro y sentimiento. Nosotras, Mujeres Libres, le presentábamos a nuestro Movimiento una organización en bandeja de plata, y nos rechazaban (…) Pero en honor a la verdad, a fuerza de muchos ruegos (y algunas humillaciones enjuagadas por Soledad Estorach) la realidad es que económicamente nos ayudaron mucho. Poco importa que fuera con aquella actitud paternal de quien soporta los caprichos de un adolescente. A nuestro ruego, nos concedieron los inmuebles donde funcionaron comités regionales y locales”.


















A pesar del apoyo orgánico y la afluencia de activistas de CNT, FAI, Juventudes Libertarias, los Ateneos, desde el principio MUJERES LIBRES insistió en funcionar de modo autónomo pues se consideraba que sólo con la acción femenina autogestionada se podría adquirir la confianza y capacidad para participar como iguales a los hombres en la tarea de construir un mundo mejor. 

Esto se explicaba así en la revista Mujeres libres: «No luchamos contra los hombres, No pretendemos sustituir el dominio masculino por el femenino. Es necesario trabajar y luchar juntos pues si no nunca tendremos la revolución social. Pero necesitamos nuestra propia organización para luchar por nosotras mismas».





















Las acciones que llevaron a cabo MUJERES LIBRES fueron, entre otras, la organización de jornadas de agitación y propaganda, bibliotecas móviles y eventos culturales para resaltar el papel de las mujeres organizadas en el proceso hacia la revolución social; crearon y gestionaron guarderías y comedores populares, respondiendo a una reivindicación inmediata de las trabajadoras. 

En el área de salud, impulsó la creación de una Escuela de Enfermeras y el Instituto Materno-Infantil Louise Michel, ambos en Barcelona. La Ministra de Sanidad era Federica Montseny, a quien correspondería la paradójica circunstancia - para una anarquista - de ser la primera mujer en el mundo que ocupó una cartera ministerial.

También, junto con el ministerio de Sanidad, se trabajó en hacer funcionar los «liberatorios» de prostitución.
Además, el Movimiento contó con toda una base teórica feminista influenciada en parte por Emma Goldman, anarcofeminista que escribió numerosos libros, y que ellas expresaron en charlas, pasquines, folletos, revistas, etc.




















Concha lo sintetiza así:
“Nuestras aspiraciones como Movimiento femenino podrían resumirse así: Paridad de deberes, de responsabilidades y de derechos sin predominio del varón en ningún área. Que se reconociera y aceptara la voluntad de la mujer, su capacidad de decisión y el derecho a decidir. Conseguir la oportunidad de estudios superiores y empleo; a igual trabajo, igual salario. Que las mujeres cuya vocación no fuera doméstica tuviera las mismas facilidades que el hombre para buscar y obtener otras oportunidades que le permitieran conseguir su liberación económica. Completa igualación ante la ley y patria potestad de los hijos compartida, etc.”.























En cuanto a la educación, querían crear una escuela para la libertad a la que asistiesen juntos niñas y niños, iniciativa radical para la época en España. De la institución de la Familia criticaron su autoritarismo, jerarquización y el poder paternal. 


Toda esa lucha se vio truncada por el triunfo de los “rebeldes” fascistas de Franco, que condujo a estas mujeres a los pelotones de fusilamiento, al exilio, a volver a la situación contra la que se habían rebelado, o lo que tal vez fue peor, a un silencio que duró muchos años. 

Conchita marchó a Caracas, donde apenas se le conoce, y donde vive con su única hija. En España en cambio le llueven homenajes, le invitan a multitud de actos...

Vicente Aranda se inspiró en ella para el papel de una de las de su película “Libertarias”.






















Cuando era jovencita -dice- creía que la vida era un don precioso que había que aprovechar. Yo no sabía qué hacer para que cuando fuera vieja estuviera orgullosa de mí misma. Ahora sé que fui útil. Ver a las mujeres en la tele española tan hermosas, tan dispuestas, discutiendo, hablando, trabajando, me llena de orgullo. Siento que he contribuido a que tengan la libertad que disfrutan. Las veo y me alegro y salgo a la calle. Me acuerdo y me parece que floto. ¡Cónchole, que alegría! ¡Cuánto hemos logrado!».

A pesar de ello, Concha piensa que todavía queda mucho por hacer, y se siente orgullosa de ver cómo las mujeres siguen luchando contra la explotación doméstica, laboral, sexual y reproductiva, la violencia machista, los feminicidios, la mutilación genital, la lucha por el agua y la tierra, la reivindicación de la igualdad en el reparto de las tareas domésticas y de cuidados, y los derechos fundamentales de la mitad de la población humana.

Estar con Concha una semana entera en mi pueblo ha sido como un suelo. Viajar con ella al pasado ha sido un regalo de la vida. No solo porque hablamos de historia y discutimos de política, de su época y de la presente, de luchas y revoluciones. 

También nos contamos la vida, brindamos por los amores pasados, por las compañeras de lucha y por las libertades de las que disfrutamos. 

Concha ha vivido un siglo entero, y ahora vive como si no fuera a a morir nunca. La veo aquí en el siglo XXI y me doy cuenta de que es una mujer eterna, una heroína de carne y hueso, una mujer que luchó con sus compañeras por una utopía, un referente para todas nosotras. 


Coral Herrera Gómez















Mujeres Libres
"Puño en alto mujeres de Iberia
hacia horizontes preñados de luz
por rutas ardientes,
los pies en la tierra
la frente en lo azul.
Afirmando promesas de vida
desafiamos la tradición
modelemos la arcilla caliente
de un mundo que nace del dolor.
¡Qué el pasado se hunda en la nada!
¡qué nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra MUJER.
Puño en alto mujeres del mundo
hacia horizontes preñados de luz,
por rutas ardientes,
adelante, adelante,
de cara a la luz."

Himno de Mujeres libres.
Lucia Sánchez Saornil. Valencia, 1937.
















Bibliografía


- Liaño, Concha y otras: Mujeres Libres. Luchadoras libertarias, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1999.

- Liaño, Concha: «Sobre Mujeres Libres», en EL LIBERTARIO, Caracas, 1999 (también en: Nash, Mary: Mujeres Libres. España 1936-1939, Barcelona, Tusquets, 1975).

- Quiñonero, Llum: “Nosotras que perdimos la paz”, Editorial: Foca, Ediciones y Distribuciones Generales S.L., 2005.

- Ackelsberg, Martha: “Mujeres Libres. El Anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres”, Barcelona, Virus, 1999.

Internet:





"Amores Diversos": Colección Digital El Rincón de Haika



























26 de octubre de 2008

El mito de la normalidad



Esta semana he estado dando clases en Donosti sobre la comunicación con discapacitados psíquicos y físicos. He estado todos los días pensando y hablando sobre los ciegos, los sordociegos, los autistas, los paralíticos cerebrales, los minusválidos, y toda la gente que ve seriamente dañada su autonomía por una deficiencia psíquica, sensorial o física. Hay casi 4 millones de discaspacitados en nuestro país... un número de gente, pues, como para ser tenido en cuenta.


Lo que más me impacta es que ellos perciben la realidad de otro modo, diferente al nuestro, y por tanto, la entienden de otro modo. La mayor parte de los discapacitados se comunica con el mundo de otra manera diferente a la nuestra; por ejemplo, a través de la comunicación no verbal. Ellos obtienen información sobre el mundo y sobre nosotros a través de nuestra postura, nuestra expresión facial, nuestra energía, nuestra velocidad al hablar, el tono de voz, la forma de tocarles, la manera de andar... perciben señales que para nosotros son generalmente inconscientes. Para nosotros, es difíci de entender la importancia que tiene para ellos un gesto cariñoso, un abrazo, una sonrisa o unas palabras amables. El simple contacto físico para ellos puede ser tranquilizador y calmante; tambien es importante para ellos sentirse valorados, y sobre todo que se les escuche. Son un colectivo sin voz, y a menudo a nosotros, los normales, nos cuesta ponernos en su lugar, empatizar con sus problemas de comunicación y las barreras (arquitectónicas, económicas, sociales) que encuentran a cada paso.


Para los ciegos, por ejemplo, no es fácil vivir en un mundo basado en la percepción visual y las imágenes. Para los autistas, es difícil comunicarse con nosotros porque sus códigos son relativamente diferentes a los nuestros, porque el tiempo para ellos transcurre a otra velocidad, porque su mente trabaja de modo diferente al nuestro. Muchos son muy inteligentes, pero tienen una pantalla entre su mundo interior y el exterior, y nosotros no podemos acceder, de modo que tratamos de que ellos nos entiendan a nosotros. Es como si habláramos los normales por una frecuencia de radio y los raros por otra, sin llegar a encontrarnos en la misma onda.


Nuestra cultura establece las pautas de la normalidad y todo lo que no se ajuste a ella es considerado anormal, desviado, retrasado, y por tanto, lo margina. Los grupos de poder, a través de las ideologías, imponen el concepto de lo que es normal y lo que no se ajusta a los cánones de lo normal, es decir, lo extraño, lo raro, lo diferente. La normalidad está asociada a los criterios que rigen las mayorías El concepto de lo que es normal, sin embargo, es subjetivo, y varía de cultura en cultura. Hay sociedades, por ejemplo, donde se piensa que los discapacitados psíquicos son gente especial, e incluso se les venera por considerar que están más cerca de la divinidad. En las culturas patriarcales, en cambio, a las niñas y los niños raros, deformes o enfermos se los asesinaba sin contemplaciones: el infanticidio sigue siendo una práctica común en gran parte de este planeta. Los raros siempre se han visto marginados en la cultura de la fuerza bruta, y de alguna manera han sido asociados a la locura, la delincuencia, la drogadicción, la enfermedad y la indigencia. Tener un raro en la familia siempre ha sido un tabú, un motivo de vergüenza y muchos de ellos han permanecido de por vida entre cuatro paredes, escondidos a las miradas ajenas, sin posibilidad de aprender y de obtener estímulos externos al hogar.


La Ciencia ha investigado y catalogado estas discapacidades y hoy en día los grupos de padres y familiares se han unido para formar asociaciones de discapacitados. En estas asociaciones han impulsado la visibilización de los raros en la sociedad, han impulsado campañas de concienciación para que la sociedad los acepte y se sensibilicen frente al problema. Han exigido que se respeten sus derechos, y mayores recursos sociales para la integración plena de estas personas en la sociedad. Sus objetivos suelen ser mejorar su calidad de vida, incidir en sus potencialidades, trabajar para lograr aumentar su autonomía, y, para que se sientan útiles y valoradas. Las familias necesitan asesoramiento psicológico, económico y legal, e información sobre las ayudas a las que pueden tener acceso. Se han creado centros de día, talleres ocupacionales, centros especiales de empleo, residencias de corta y de larga estancia, y actividades de ocio y tiempo libre para que los discapacitados se socialicen, aprendan a trabajar en equipo, vean su autoestima aumentada, para que sepan convivir con gente, para que mejoren su capacidad de comunicación, y sobre todo, para que se diviertan aprendiendo.


Los discapacitados, además, encuentran otras dificultades para adaptarse a nuestra sociedad porque en un mundo competitivo, ellos no son productivos. No tienen capacidad adquisitiva por sí mismos, de modo que no pueden consumir ni practicar el tipo de ocio que tiene la mayoría de la gente, que está basada en el consumo: ir al cine, cenar con amigos, visitar museos, ir al centro comercial, tomar el aperitivo, etc. Tampoco suelen ser muy agraciados físicamente, especialmente en el caso de las personas que presentan rigidez o malformaciones, de modo que no son mediáticos, ni deseables, ni tampoco tienen representación en los medios hoy en día. Su vida sexual y sentimental está muy limitada y en ocasiones es nula. No tienen acceso al placer y al cariño como nosotros; las limitaciones en este sentido vienen dadas por la dificultad para tener intimidad, por la dependencia de la familia, y por que en nuestra sociedad el sexo entre discapacitados es un tema tabú. A menudo se les medica para rebajar su libido porque no se reprimen como nosotros hacemos constantemente.


Su visibilidad social es escasa, su imagen se estereotipa en los medios de comunicación, y su capacidad para conocer gente y tener amigos está limitada por sus problemas de comunicación. También el miedo a lo diferente les aisla socialmente, porque muchos de nosotros no sabemos muy bien cómo comportarnos cuando entramos en interacción con ellos. Aunque lo mejor es comportarse con naturalidad, la falta de costumbre hace que la gente:
- grite a los ciegos
- obligue a los que van en silla de ruedas a levantar el cuello para poder mirarles a la cara
- les traten con compasión o paternalismo
- les hablen como si fueran tontos
- se impacienten con ellos porque tienen otro ritmo vital
- se les diga que sí a todo aunque no les hayamos entendido
- se les trata con brusquedad o como si fueran muebles.


Esto dificulta las relaciones igualitarias basadas en el respeto mutuo, y se debe probablemente a que el desconocimiento es la base de todos los prejuicios, y a lo alejados que están los mundos de los normales y de los diferentes. También se debe a nuestro desconocimiento de los códigos que utilizan para comunicarse: el sistema braille, la lengua de signos, el código morse, o las herramientas que usan (comunicadores, lectores de texto, etc.).


El esfuerzo del Estado y de los gobiernos locales debería ser mayor, quitándole a la Iglesia o al Ejército sus elevados presupuestos (por ejemplo). Hasta 1982, la ONU no reconoce los derechos de las personas discapacitadas. En nuestro país, el artículo 9.2. de la Constitución otorga a los poderes públicos la responsabilidad de “promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos/as los/as ciudadanos/as en su vida económica, política, cultural y social”.
El art. 49, establece que “los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos.”


Como siempre, los artículos de la bienamada Constitución española son solo buenos propósitos, no realidades. Pero bueno, quería aportar documentación interesante. Las leyes que obligan a las empresas con más de 50 trabajadores a tener un tanto por ciento de discapacitados empleados no se cumplen en este país, de modo que la marginación de este gran colectivo no es sólo social, sino también económica y política. No sólo eso: en un mundo creado por y para normales, la arquitectura y los edificios, el transporte y los servicios no ofrecen sino barreras continuamente. Las personas sin movilidad propia encuentran difícil desplazarse de un sitio a otro: solo ir al cine puede convertirse en una odisea. Es cierto que lentamente se van derribando barreras arquitectónicas y que se van adaptando los transportes y los edificios a estas personas; pero como todo cambio a mejor, sucede demasiado lentamente.


A parte de la Ley de Integración Social de los Minusválidos de 1982, creo que la Ley de Dependencia (sobre todo si alcanzase a todas las personas que necesitan ayuda) es positiva, porque de lo que se trata es de cuidar al cuidador. Los padres y familiares de personas con discapacidad necesitan ayuda profesional porque a menudo ellos también son víctimas de la marginación social que sufren sus hijos o familiares discapacitados. El esfuerzo, el tiempo y la energía que invierten en ellos son descomunales, y a menudo se sienten aislados, especialmente en el caso de las personas discapacitadas con problemas de conducta. Esta problemática afecta especialmente a las mujeres: son millones las que cuidan de ancianos, discapacitados o enfermos en sus hogares. Estas mujeres no tienen vacaciones, ni bajas por enfermedad, ni pueden tampoco trabajar o ser independientes económicamente. Sus redes sociales se ven drásticamente mermadas, y a menudo están entregadas a su tarea las 24 horas, sin tener tiempo ni espacio para ellas mismas. Esta esclavitud puede verse mermada si el resto de la familia la sustituye, si pueden tener días de descanso, si pueden dedicarse a ellas mismas y sus aficiones, sus amistades, el resto de la familia, etc.


Aún queda muchísimo por hacer, porque evidentemente son un colectivo muy numeroso de gente que ve muy limitadas sus opciones de poder llevar una vida normal; por eso a menudo se cierran en ghettos donde no se sienten minusvalorados y donde nadie les mira mal.


Piensa por ejemplo lo que sería pasar un día entero con sordos que hablan en lengua de signos... el raro serías tú, y probablemente te chocaría sentirte diferente y sin posibilidad de comunicarte con ellos. Peor aún te sentirías, claro, si se rieran de ti por tu incapacidad para hablar la lengua que ellos utilizan. Si tuvieras que ir al médico, al banco, o a realizar cualquier trámite con alguien que te tradujese, porque yendo solo no te entendería nadie.

A menudo nos cuesta ponernos en lugar de otras personas porque damos por supuesto que la capacidad de ver, de oler, de oír, de andar o de pensar es algo natural, que es lo normal. Por eso se mira a los discapacitados como víctimas, como gente a la que les falta algo, gente que despierta lástima. Por eso las secuelas, por ejemplo, de los accidentes de tráfico nos parecen una desgracia brutal, pero tratamos de no pensar en ello. Si empatizasemos más, seríamos capaces de darnos cuenta de lo importante que es para cualquier persona su autonomía, su libertad para moverse y decidir, su autoestima, sus habilidades sociales, su capacidad de aprender. Valoraríamos más nuestra salud y nuestra autonomía, y dejaríamos de quejarnos por cualquier tontería. De algún modo, lo que para nosotros es algo corriente, para ellos es un mundo. Nosotros podemos permitirnos el lujo de deprimirnos, pero ellos luchan a diario contra sus limitaciones personales y los obstáculos sociales.


El problema, creo, es que dividimos la realidad en pares de opuestos, jerárquicamente. En un grupo está lo superior, la perfección, lo bueno, lo normal, el orden y la lógica. En el otro está lo inferior, la debilidad, la maldad, la desviación, el caos y la imperfección. Cuando logremos pensar en todos los matices entre los extremos y deconstruir el mito de la normalidad, podremos relacionarnos entre todos admitiendo las diferencias de raza, lengua, cultura, género, etnia, religión y capacidades. Entonces dejaremos de tener prejuicios y de marginar a las minorías, admitiendo que la sociedad está formada por multitud de minorías, y que el concepto de mayoría es relativo (por no decir inexistente). Entonces, sí, aprenderemos a ver el mundo como cuando jugábamos a ser ciegos y nos llevaban del brazo por la calle. Es fácil recordar el vértigo ante el espacio abierto, la inseguridad, el miedo al vacío, la desorientación y las ganas de quitarnos la venda y soltarnos del brazo, para ser libres e independientes de nuevo.


Coral Herrera Gómez

15 de junio de 2008

CITAS SOBRE LA MASCULINIDAD






“La virilidad es un mito terrorista. Una presión social que obliga a los hombres a dar prueba sin cesar de una virilidad de la que nunca pueden estar seguros: toda vida de hombre está colocada "bajo el signo de la puja permanente”. 

Georges Falconnet y Nadine Lefaucheur (1975).

“Generalmente los machos aprenden lo que no deben ser para ser masculinos antes que lo que pueden ser… Muchos niños definen de manera muy simple la masculinidad: lo que no es femenino”. 

Ruth Hartley (1959)


“Necesitamos urgentemente abandonar los modos destructivos de pensamiento y conducta inspirados en valores anticuados y superados históricamente y desarrollar un modelo diferente de hombre”. 
Miedzan, 1995


"No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe."
Platón, filósofo griego.


“Ser hombre ha significado siempre no ser femenino, no ser homosexual, no ser dócil, dependiente o sumiso, no ser afeminado, no mantener relaciones sexuales o demasiado íntimas con otros hombres, y sobre todo, no ser impotente con las mujeres”. Elisabeth Badinter.


“Ser hombres es un lugar de sufrimiento inútil… un muñeco de feria… teatro de la angustia y de la desesperación”. Gunter Grass , escritor y filósofo alemán(1982).


“Ser un hombre es, de entrada, hallarse en una posición que implica poder”.
Pierre Bourdieu, sociólogo francés.



“En general, la masculinidad es más importante para los hombres que la feminidad para las mujeres”. 
Helen Hacker, (1957)


“Necesitamos aprender a amar y ser amados por el hombre maduro, y mejorar nuestras relaciones masculinas sin competitividad ni hostilidad. (…) Nuestro mundo inestable y peligroso necesita urgentemente hombres maduros y mujeres maduras para que la especie sobreviva”.
 Robert Moore y Douglas Gilette 



"Un hombre feliz es aquel que durante el día, por su trabajo, y a la noche, por su cansancio, no tiene tiempo de pensar en sus cosas".
Gary Cooper, actor EE.UU.


"Un hombre debía ser alguien indómito e indomable que no acepta ser dominado por nadie, ni siquiera por sus amigos, su mujer o sus padres, y que sólo debe hacer su propia voluntad, por irresponsable, arbitraria o irracional que resulte. (...) Cada varoncito aprende de su mamá a quererlo todo y ahora. Y ese delirio de omnipotencia no se da nunca por satisfecho."
Enrique Gil Calvo, sociólogo español.



“La virilidad no es estática ni atemporal, es histórica; no es la manifestación de una esencia interior, es construida socialmente; no sube a la conciencia desde nuestros componentes biológicos; es creada en la cultura. La virilidad significa cosas diferentes en diferentes épocas para diferentes personas". 
Michael Kimmel, sociólogo.


“Ser rudo, ruidoso, beligerante; maltratar a las mujeres y convertirlas en objeto de fetichismo; buscar sólo la amistad entre los hombres al mismo tiempo que se detesta a los homosexuales; ser grosero, denigrar las ocupaciones femeninas. La primera obligación para un hombre es la de no ser una mujer”
Robert Stoller, antropólogo.


“Las vidas de la mayoría de los hombres estadounidenses están limitadas y sus intereses son diariamente mutilados por la necesidad constante de probar a sus compañeros, y a sí mismos, que no son afeminados ni homosexuales”, 
Geoffrey Gorer, historiador.



“La competitividad y la obsesión por el éxito aumentan la fragilidad del macho. Los esfuerzos que se exigen a los hombres para que sean conformes al ideal masculino provocan angustia, dificultades afectivas, miedo al fracaso y comportamiento compensatorios potencialmente peligrosos o y destructores”. 
Badinter, Elisabeth.



“La identidad masculina se fundamenta en un mito fundacional: el de que un hombre debe hacer lo que le dé la real gana, haciendo de su capa un sayo y cumpliendo su santa voluntad. Pero da la casualidad que lo que a un hombre le da la gana es o no hacer nada, o no hacer nada bueno, y entregarse a todos los caprichos pasajeros que se le ocurran”. Enrique Gil Calvo, sociólogo.


"Los hombres construyen puentes y tienden vías férreas a través de desiertos, y, no obstante, sostienen con éxito, que coser un botón es tarea superior a ellos".
Heywood Brown.
Periodista EE.UU.





El varón normal aguanta al patrono, a las instituciones de la clase dominante, e incluso a veces a su resentida mujer, no es el tipo rebelde que presume ser. La familia es a menudo la única guerra del varón. (...) Cuando un varón no puede presumir de rico, ni de inteligente, ni de simpático, ni de guapo, presume de varón. Una función parecida a la de los clubes de fútbol prestigiosos: ser del Real Madrid le compensa a uno de no ser nada en particular”. 
Josep Vicent Maques, Universidad de Valencia


“El interés materialista de los hombres por continuar con la opresión de las mujeres se debe principalmente a que poseen un estándar de vida más elevado que las mujeres en cuanto a consumo de lujo, tiempo libre y servicios personales. Los servicios personales de las mujeres “exoneran a los hombres de realizar muchas tareas poco placenteras (como limpiar los retretes), tanto dentro como fuera de la familia”. 
Anna Jonasdottir, filósofa.


“La masculinidad obsesiva es siempre fuente de conflictos y de tensiones. Obliga a ponerse una máscara que simule una superpotencia y una independencia matadoras. Y cuando cae la máscara se descubre un bebé que tiembla”.
David Gilmore, antropólogo


“Convertir al niño de mamá en un “monstruo sin piedad” que sea conforme al modelo es algo difícil y cruel”. Elisabeth Badinter, teórica queer.



“Hay que mostrar que la forma actual de la masculinidad no es sino una forma histórica, modificable y no necesaria y hay que encontrar caminos para proceder a esa modificación. (…) Instalados en una posición social de dominio –en relación a las mujeres- a los hombres no les ha sido preciso analizar sus formas de comportamiento, sus problemas, sus reacciones, y tienden a pensar que su forma de proceder es natural, espontánea, derivada de su personalidad, comportamientos y actitudes percibidos como intocables” 
Marina Subirats


“Nos hemos acostumbrado a pensar que los hombres “auténticos” son los que trabajan en las industrias del hierro, el acero y el carbón en los astilleros, madereras o las explotaciones agrícolas anteriores a la mecanización. Casi en su totalidad, nuestros héroes marciales han sido, en las fantasías y en las realidades del combate mano o mano, hombres de puras agallas físicas, voluntad de sobrevivir y sana osadía. ¿Qué me dice de toda esta fuerza bruta cuando hay más gente empleada en la elaboración de currys indios que en las minas de carbón, cuando los robots informatizados y no hombres sudorosos montan coches y cuando la predilección masculina por la violencia, lejos de salvar el orgullo nacional, amenaza la supervivencia del mundo?. Apenas hay nada que pueda hacerse en la sociedad actual que no puedan hacer las mujeres”. 
Anthony Clare.


"Todos llevamos a espaldas las alforjas llenas de experiencias masculinas que nos llevan a esperar de las mujeres una relación desigual y ventajosa. Por más que muchos hayamos experimentado importantes cambios en estos años recientes, en nuestras relaciones con las mujeres que amamos, todavía confiamos conseguir por consenso una posición privilegiada y dominante". 
Donald Bell.



"En el campo de las relaciones íntimas que nos vinculan con las personas cara a cara, las dos requisitorias más graves que están abiertas contra el varón posmoderno son: el sumario del padre ausente y la presunta inexpresividad emocional. En ambos casos, el familiar y afectivo, se nos acusa de una evasión en toda regla, que nos permite incumplir o defraudar todo tipo de compromisos personales. (...) No son sino las muestras más visibles y notorias de algo más profundo, que es una cierta retirada masculina de su antigua capacidad de comprometerse personalmente. En efecto, parecen darse una serie de indicios que dibujan una hipotética propensión de los varones hacia el absentismo, la evasión y el retraimiento, como si los hombres buscásemos escondernos, marginarnos o huir de la realidad. A este fenómeno se le puede llamar síndrome de evitación, de ausencia o de abstención masculina". 

Enrique Gil Calvo.

"La hombría se definía tradicionalmente en términos de fuerza y competencia, ya fuera en el trabajo, en las relaciones sexuales o en el deporte. (...) A muchos hombres en la actualidad les resulta evidente que la vida no se resume en una competición deportiva que hay que ganar sea como sea, que las mujeres no son rivales a quienes es preciso superar. Llorar es lícito, y es importante encontrar el punto de equilibrio con nuestros semejantes femeninos –sean amantes, esposas, compañeras de trabajo o amigas". Donald Bell.





“Lo más hermoso del hombre viril es algo femenino; lo más hermoso de la mujer femenina es algo masculino”. Susan Sontag, filósofa.


“Si bien es difícil ser mujer… es imposible ser hombre”. Ferdinando Camon






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