“Y tú aquí te me
vas a morir de la pena en París. Aquí es así de gris todo el año. Tienes que
ser valiente, apostar por ti, por tus sentimientos, por la gente a la que amas.
Eso es lo único que merece la pena, créeme. El amor, las apuestas personales,
las decisiones que una toma”.
Rocío me contó su historia con Freddy: los dos ilustres
becarios, uno en París y otro en Hong Kong. Ninguno quiso renunciar a su
carrera para unirse al otro en cualquiera de las dos ciudades. Aceptaron con
resignación que iba a ser solo por tres años, y en esto se les pasó la vida y
se les difuminó el amor de tanto skype.
Mientras Rocío trabajaba para convencerme de que una
tiene que estar donde es feliz, Freddy estaba en una conferencia en Río de
Janeiro, preparando mentalmente las maletas para regresar definitivamente a
París, al lado de Rocío. Pero esto no lo sabíamos ninguna de las dos. Un poco
más al norte, en Costa Rica, Maika pensó que el billete de avión a París para
Jorge había sido buena idea. Y lo fue, porque durante esos meses nos agarramos
a ese billete electrónico con ardor. Nos consolaba mucho repetir en voz alta la
fecha del vuelo. Y el reencuentro fue maravilloso.
Mi boda mágica |
Mi boda mágica |
Boda Helen e Isabel |
Boda en Lavapiés |
Boda en Lavapiés |
Boda en Lavapiés |
Boda En Tánger |
Boda en Tánger |
El lado oscuro de las bodas |
La gente se quiere, es
inevitable. A pesar de las tradiciones impuestas, de las normas y las
prohibiciones, de los mandamientos morales o religiosos, la gente se enamora.
No hay cura, legislador, policía, soldado, juez o psiquiatra que pueda
evitarlo.
Lo llaman amor
pasional y no lo es. Desde mi punto de vista, es una pena que no podamos
construir relaciones igualitarias exentas de luchas de poder y egoísmos.
Seguimos anclados a miedos y emociones fosilizadas por el patriarcado.
En nuestras sociedades occidentales no hay tiempo para el
amor: ni para el de pareja, ni para construir redes de amor colectivo en el
vecindario o en el pueblo. Y sin embargo, la soledad nos mata. Necesitamos
llenar nuestro vacío con compañía, y sabemos que el efecto del abrazo de nuestra
gente querida es más potente que los antidepresivos, que una charla profunda es
mejor que cualquier ansiolítico, que una noche de amor cura todos los males del
alma, que una tarde de trabajo compartido con la gente del barrio es más
potente que una tarde de chat por internet.
Pero nos hacen creer que la gente en general es pura mierda, y que la solución a
nuestros problemas pasa por encontrar a una sola persona que colme todas
nuestras necesidades afectivas y de ocio. Una media naranja que nos haga sentir que nunca más estaremos solas, o
solos.
Otras Bodas son posibles |
"En la calle, en las casas y en
las camas, la realidad es mucho más diversa, compleja y colorida. Existen otras
parejas, existen otros modelos, y la gente va saliendo de los armarios e
inventando nuevas formas de quererse. Son muchos los que están trabajando para
crear otras formas de organizarse. Y muchas las que trabajan para visibilizar
otros romanticismos y para reivindicar el derecho universal al amor.
Porque otras bodas son posibles,
tenemos que seguir construyendo relaciones alternativas al absolutismo
heterosexual e individualista, ampliar nuestros horizontes, ensanchar nuestros
corazones."
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