2 de octubre de 2017

Tú que tanto amas España


Tú que tanto amas España, no guardes la bandera: es el momento de demostrar tu amor por la patria, es la hora de liberar a España de la Mafia, de salir a las calles a pedir la dimisión del Gobierno, de empezar (por fin) a defender el patrimonio y los intereses del pueblo español. 

Tú que tanto amas tu país, ahora que estás tan encendido, es el momento de parar el aumento de la pobreza y la desnutrición infantil. Tu amor por España tiene que servir para liberarla de la violencia policial, de la ley mordaza, de los desahucios, de los obscenos salarios, de las espantosas condiciones en las que tienen que trabajar los españoles para enriquecer a cuatro empresarios multimillonarios que no pagan impuestos. Este es el momento de demostrar que amas tanto a España que no vas a consentir que todos los que quieren romper España queden impunes y se lleven el dinero a Suiza, que regalen nuestras escuelas y hospitales de todos nosotros a sus amigos, que recorten las ayudas sociales, que encarcelen a tus compatriotas por hacer chistes, que los violentos maten a las mujeres españolas en sus casas, y que los curas sigan violando niños españoles con total impunidad.
Tú que tanto amas a España, es el momento de protegerla de los ladrones y corruptos a los que tanto admiras y a los que votas convencido de que es mucho mejor tener fascistas en el Gobierno a tener «rojos».
Tú que tanto amas España, no guardes tu bandera, que hay que protegerla de la organización criminal que la gobierna.

Coral Herrera

1 de octubre de 2017

La renta básica, las mujeres y el amor

Ilustración de la Señora Milton

¿Qué ocurriría en un país en el que se aprobase una renta básica de 2.500 euros al mes para todos y todas?, ¿qué cambios sociales, políticos, económicos, culturales, emocionales y sexuales implicaría en las vidas de las mujeres?
¿Cómo sería el amor en un mundo de mujeres libres y autónomas? Amor y Renta Básica, una utopía feminista en mi nuevo post para Pikara Magazine. Es el más loco que he escrito en mi vida. No se imaginan cómo disfruté escribiéndolo, fue un placer imaginar un mundo en el que las mujeres no dependemos de los hombres, ni económica, ni laboral, ni emocionalmente. Un mundo en el que tendríamos todas más tiempo para nuestros proyectos, para nuestros sueños, para los afectos y los cuidados, para vivir el amor desde la libertad, no desde la necesidad. Ay, pero qué delicioso es soñar con otros mundos posibles.

Acompáñenme a soñar una utopía feminista, y lean mi nuevo post en la revista Pikara Magazine. 

30 de septiembre de 2017

Si tú te liberas del mandato "sufrirás por amor", nos liberamos todas. Gracias, compañera.


Hoy te atreviste a romper tus cadenas después de varios meses sufriendo en una relación que ya no era de amor. Estuvimos acompañándote y acuerpandote entre todas, viendo como dudabas, como cogías fuerzas poco a poco, respetando tus tiempos, sosteniéndote cuando te venías a abajo, y escuchándote cuando necesitabas desahogarte. Y hoy diste el paso, lo hiciste, hablaste claro y alto y te dijiste a tí misma: prefiero estar sola a estar mal acompañada. Ya no más sufrir por amor: te has liberado, y nos ha liberado a todas.

Nos has enviado un audio alucinante para contarnos de su liberación, y se nos han saltado las lágrimas al escuchar tu voz emocionada y tu llanto. Hay alegría, hay miedo, hay mucha pena, y un profundo dolor en tu voz, pero también hay muchas ganas de vivir, de pasar a otra etapa, de empezar de cero, de mirar con ilusión el futuro. Y es contagioso: todas las compañeras del Laboratorio del Amor nos sentimos felices de haber podido acompañarte, y de sentir que es posible sufrir menos, y disfrutar más del amor.

Cada vez que una de nosotras se rebela contra el mandato patriarcal "sufrirás por amor", todas las demás damos un paso hacia delante. Cada vez que una de nosotras decide romper una relación en la que no se siente bien cuidada, bien amada, bien querida, bien tratada, las demás nos liberamos con ella. Porque lo romántico es político, y cada vez somos más las mujeres que estamos haciendo un trabajo inmenso a nivel personal y colectivo para liberarnos del patriarcado.

Lo que has hecho hoy, poner fin a una relación que te hacía daño y te chupaba las energías y el tiempo, nos ha ayudado a todas. Porque vos sos el ejemplo de que podemos salir de relaciones que nos hacen daño, y de que podemos acabar con la dependencia emocional que nos subordina y nos mantiene sumisas a un hombre que no nos trata bien. Con tu decisión, nos damos cuenta de nuevo de que podemos tomar decisiones sensatas que nos beneficien a nosotras y a todas las demás, podemos disfrutar del amor de nuestros seres queridos y así no sentirnos solas jamás. Podemos elegir con quien queremos estar, cuánto tiempo y en qué condiciones, podemos elaborar pactos con nosotras mismas y cumplirnos, podemos cuidarnos, escucharnos, protegernos y querernos a nosotras mismas. Podemos irnos cuando nos hacen daño, podemos gritar basta cuando ya no le vemos sentido a vivir sufriendo por amor. Podemos ayudar a las demás en el proceso de empoderamiento frente a los mandatos del amor romántico que nos quiere de rodillas, sufridoras, sumisas, masoquistas. Podemos ser la mujer que nos de la gana de ser: podemos construir nuestra identidad femenina rebelandonos a los estereotipos, los roles y los mandatos de género, podemos desmitificar el amor romántico y reinventarlo. Podemos fabricar nuestras propias herramientas para gestionar nuestras emociones, para superar los duelos, para aprender a cuidarnos, para elegir las mejores compañías.

Me siento muy orgullosa de esta comunidad de mujeres tan diversas: jamás pensé que podría ser tan maravilloso trabajar juntas en el proceso de despatriarcalizar y desmitificar el amor. Es tan hermoso sentirnos escuchadas sin ser juzgadas, animarnos unas a otras, darnos buenos consejos, y acompañarnos las unas a las otras desde puntos tan lejanos del planeta. Poco a poco, nuestro trabajo colectivo va dando sus frutos, y esto nos empodera a todas porque nos hace pensar que podemos soñar con otras maneras de amar, y que realmente otras formas de quererse son posibles.

Gracias, amora, por compartir este proceso de liberación con nosotras, y por demostrarnos que aunque no es fácil llevar la teoría a la práctica, es posible transformar nuestras vidas y el mundo que habitamos. Habrá momentos muy difíciles a partir de ahora, pero estamos contigo para sostenerte y acompañarte en todo el proceso. El paso más duro ya lo has dado: ahora tienes delante un folio en blanco para pintarlos con los colores que desees, tienes dentro de ti muchas ganas de vivir, y tienes alrededor mucha gente que te quiere y te apoya.

¡Te mandamos un abrazo todas las compañeras del Laboratorio, gracias por atreverte a ser feliz!

26 de septiembre de 2017

Mejor sola que mal acompañada




Solas no estamos nunca, tenemos un montón de gente que nos quiere. No tener pareja(s) no es un fracaso: el fracaso es estar con alguien que no te quiere bien, que no te trata bien, que te hace sufrir. El fracaso es estar en una relación que no funciona y que no te hace sentir bien. Siempre se está mejor soltera y rodeada del amor de tu gente querida, que en una relación de pareja que no te hace feliz.
Coral Herrera Gómez

18 de septiembre de 2017

En el centro, los cuidados.

Poner en el centro los cuidados. No concibo tener un bebé para que lo cuiden otras mujeres y pagarles menos de lo que me pagan a mí, cuando debería ser al revés: las cuidadoras deberían ganar mucho más que yo porque cuidar es uno de los trabajos más hermosos y duros del mundo. Estoy disfrutando mucho de la crianza, aunque está siendo bien dura porque estoy muy lejos de mi familia y mi tribu, y estoy criando a solas con mi compañero, lo que hace que sea más difícil compatibilizar mi trabajo con la maternidad. 

Me he pasado muchos años trabajando muy duro para consolidar mi trayectoria profesional, y ahora que me llueven las ofertas de trabajo para viajar por el mundo dando conferencias y talleres, pues no puedo decir que sí a todas, especialmente las que requieren de muchas horas de viaje en avión, tren, bus, etc. Esto me genera emociones contrapuestas, porque por un lado me apasiona mi trabajo, y por otro tengo claro que lo primero ahora para mí es mi compromiso con la maternidad y la crianza, esto es el centro de mi ética y mi praxis feminista.Lo asumí así cuando hace años tuve que aplazar la elaboración de mi tesis doctoral para cuidar a mis abuelos y acompañarlos en el último año de su vida, hasta la muerte. Fue una experiencia muy dura, pero crecí muchísimo como persona y ellos se sintieron muy acompañados, y yo sentí que les había devuelto todo el amor y los cuidados que me dieron ellos a mí todos los veranos y navidades de mi infancia. Me pareció lo justo: ellos me cuidaron, ahora me toca a mí cuidarlos. 

Ahora estoy en un momento de mi vida parecido, porque la maternidad me exige muchas energías y mucho tiempo. A Gael le doy teta a demanda y no puedo separarme muchas horas de él, así que cuando me invitan de universidades u organizaciones feministas a dar conferencias y talleres sólo tengo tres opciones: o me lo llevo, o voy y vengo como un rayo veloz, o no puedo ir. Sé que es una etapa en la vida y que en la medida en que Gael vaya adquiriendo autonomía, yo recuperaré la mía, poco a poco. 


Pero de momento, pues tendré que decir que no a invitaciones maravillosas como las que me hacen últimamente, aunque me encanta viajar, compartir mis conocimientos, aprender cosas nuevas, generar espacios de empoderamiento feminista, repensar colectivamente las emociones y las relaciones amorosas... Me siento privilegiada por ambas cosas: por el trabajo que tengo, y por poder cuidar de mi bebé, aunque ambas no sean fácilmente compatibles. 

Y como no son compatibles, para sentirme honesta y coherente con mi teoría, mis escritos, mis conferencias, pongo en el centro de mi vida los cuidados, que para mí constituyen el epicentro de la transformación radical de este mundo que habitamos.

17 de septiembre de 2017

La violencia machista es un problema colectivo

La violencia machista no es un problema individual, sino colectivo. No es un asunto de cada pareja, es un asunto político porque en todo el planeta millones de mujeres viven bajo un régimen de terror en sus hogares, y sus hijos e hijas también. Algunas viven así toda la vida, otras logran salir si tienen apoyo de su gente,y otras son asesinadas. De hecho, el terror machista mata a muchas más personas que el yihadista, aunque los atentados en la calle si despiertan la indignación y la conmoción popular, y los atentados en casa no le importan a nadie. Los gobiernos destinan mucho dinero y atención a los yihadistas y muy poco al machismo que nos mata, nos viola y nos agrede a diario. Esta es la razón por la cual la violencia es un grave problema social: o acabamos con el machismo, o el machismo acaba con nosotras. #MachismoMata #StopViolencia #LoPersonalEsPolítico #NiUnaMenos #VivasNosQueremos

¿Las mujeres son las buenas y los hombres son los malos?


Claro que hay mujeres malas. Hay mujeres violentas, crueles, mentirosas, manipuladoras, y opresoras. Hay mujeres fascistas, clasistas, racistas, misóginas, de todo hay. Los feminismos no niegan esta realidad, no pretenden situar a todas las mujeres como las «buenas» y a los hombres como los «malos». Las mujeres interiorizamos el patriarcado porque vivimos en él y si, lo transmitimos a nuestros hijos e hijas. Algunas mujeres trabajamos muy duro para despatriarcalizarnos, otras son cómplices del patriarcado toda su vida. Si, los grupos de oprimidos suelen ser opresores también, reciben violencia de gente con más poder, y reproducen la violencia con gente con menos poder. También hay oprimidas que aman a sus opresores y odian a sus compañeras.

Las mujeres nos rebelamos y nos adaptamos al patriarcado, pero la gran diferencia con los hombres es que no nos organizamos en grupos para secuestrar hombres y convertirlos en esclavos sexuales, no mutilamos a los niños varones para impedirles el acceso al placer, no hacemos violaciones en grupo ni las grabamos para divertirnos. No acosamos a los hombres por la calle, en el metro o en el bus, no les encerramos en las casas, no les obligamos a trabajar gratis para nosotros, no matamos a los hombres para vengarnos de otras mujeres, no les encarcelamos si no desean ser padres, no ponemos a los hombres a cuatro patas en la publicidad de productos dirigidos a las mujeres, no les empalamos ni les torturamos.

Podemos ser muy malas, pero nosotras no tenemos el poder económico, ni el legislativo, ni el judicial, ni el político, ni el mediático para someter a la mitad de la población, ni queremos hacerlo. En ningún país del mundo hay igualdad plena entre hombres y mujeres, en todos se viola, se mata y se tortura a mujeres. Esto es un problema social, un asunto político: los hombres tienen que poner a trabajarse las masculinidades, y tenemos que despatriarcalizarlo todo de arriba a abajo para acabar con tanta desigualdad y violencia.

Las feministas no vemos una guerra de sexos en los que ambos bandos juegan en condiciones de igualdad: vemos una guerra contra las mujeres, y estamos luchando contra ella. Porque son muchos siglos de injusticias, explotación, esclavitud, humillaciones, abusos, asesinatos, torturas, cosificacion, e invisibilización, y ya no podemos más.

Si tú no ves esta guerra, ponte las gafas violetas que vas a alucinar y vas a gritar: ¿Pero qué mundo es este?, ¿Cómo es posible tanta violencia, opresión y sufrimiento?, ¿Qué puedo hacer yo para luchar contra la desigualdad y la violencia machista?

Coral Herrera Gómez

16 de septiembre de 2017

¿Sólo princesas o brujas?

El otro día vi una niña disfrazada de doctora y me sorprendió tanto... Me puse a pensar que las niñas siempre quieren ser princesas porque no tienen otros referentes. Las protagonistas de las películas infantiles son todas princesas que esperan a su príncipe azul. No son científicas, ni deportistas, ni artistas, ni profesoras, ni políticas, ni astronautas, ni inventoras, ni intelectuales ni defensoras de los derechos humanos: son todas princesas que no trabajan. Ninguna sueña con cambiar el mundo, sólo desean que llegue el milagro que las salve a ellas y les solucione sus problemas. Ninguna quiere acabar con el hambre, la desigualdad, las guerras, la violencia contra las mujeres y los animales, la esclavitud infantil, las mutilaciones genitales o el destrozo de la naturaleza. Su sueño es casarse con un hombre rico.

Así crecen las niñas de nuestro tiempo, sin más referentes que las princesas tontas que se creen especiales y se sienten superiores a las campesinas, siempre solas y desamparadas, siempre esperando a que alguien las ame.

Si no son princesas, son brujas malvadas: la pobreza de modelos de referencia es producto del machismo que nos divide entender dos grupos opuestos: las buenas y las malas.

Es el momento de contarles otros cuentos, de hablarles de mujeres de carne y hueso que han hecho grandes cosas en la Historia de la Humanidad, ya es hora de ofrecerles otros referentes de feminidad y otras heroínas. Seguro que así los niños varones también dejan de sentirse el centro del Universo y dejan de tratar mal a las niñas que suspiran por ellos.

15 de septiembre de 2017

Sobre la guerra contra las mujeres #2

No hay una guerra de sexos en las que algunas veces ganan los hombres y otras veces, las mujeres. Es una guerra contra las mujeres, y tenemos muchos frentes abiertos: nuestro derecho a decidir, derecho a elegir libremente la maternidad, contra la violencia obstétrica, contra los malos tratos y los asesinatos de mujeres y sus hijas e hijos, la discriminación salarial, el acoso callejero, el techo de cristal, el romanticismo patriarcal que nos hace dependientes y sumisas, la lesbofobia y la bifobia, la transfobia, la trata de esclavas sexuales y reproductivas, la invisibilizacion y la revictimización mediática, el ciberacoso, contra las leyes que atentan contra nuestros derechos humanos, las violaciones y la cultura de la violación, los discursos de odio que lanzan desde los altares y los platós, la discriminación en las ciencias, la política, los deportes, las artes, la Medicina, etc Hemos celebrado grandes logros del feminismo, cambios que nos han mejorado la vida a muchas mujeres pero no a todas. Ganamos unas batallas y perdemos otras, damos pasos de gigante y retrocediendo, pero sin duda lo peor de todo esto es el negacionismo (esos que dicen que el patriarcado no existe), y la indiferencia. Cada asesinato de mujeres y niñas y niños se consideran casos aislados, aunque sucedan todos los días, aunque afecte a mujeres de todas las edades, clases sociales, etnias y religiones. La sospecha recae siempre sobre la víctima: ella es la culpable por emparejarse con un machista o con un loco, por no irse, por no denunciar, por denunciar... La guerra contra las mujeres la lideran los medios de comunicación y la publicidad, junto con los parlamentos, las instituciones, la educación, los gobiernos y los grupos de machistas organizados para atacar a las feministas. Pero nadie habla de ella porque las personas que mueren no son hombres, son mujeres, esos animales que si no obedecen al amo merecen ser castigadas con palizas o con la muerte.

14 de septiembre de 2017

Acoso escolar: ¿Será mi hijo el agresor?

#AcosoEscolar Las mamás y papás andan muy  preocupados por el tema del acoso escolar, todos quieren proteger a sus hijas e hijos, pero son muy pocos los que se preocupan de educarlos para que no sean acosadores. La gente piensa en sus crías como víctimas, pero dado que hay muchísimos niños que ejercen violencia sobre sus compañeras y compañeros, resulta que tu hijo puede ser uno de ellos. Deberíamos preguntarnos si estamos educando a nuestros hijos e hijas para que amen la diversidad, para que respeten a todas las que no son como ellos, para que aprendan a relacionarse amorosamente con los demás. Se les enseña a defenderse, pero no les damos herramientas para que gestionen sus emociones y para que no usen la violencia en la resolución de conflictos. Si queremos una sociedad libre de agresores en los colegios (y en el mundo adulto) tenemos que acabar con el machismo, el racismo, la xenofobia, la homolesbotransfobia y todas las formas de odio contra la gente diversa. Es fundamental que aprendan a ser uno más, a renunciar a las relaciones de dominación y sumisión, a convivir con niñxs con malformaciones, con discapacidades o con enfermedades. Los niños y las niñas necesitan referentes de adultos que se traten bien, necesitan ejemplos de empatía, ternura social y solidaridad, y si no lo ven en casa, ni en la calle, ni en los medios, es difícil que aprendan la cultura del Buen Trato. Los niños no nacen violentos; aprenden a odiar y a ser violentos. #StopBullying #NoMásViolencia #QuererseBien #TernuraSocial #BuenTrato #AmorDelBueno

Coral Herrera Gómez Blog

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