19 de diciembre de 2019

Las Asambleas del Amor






El amor es un trabajo de cuidados mutuos y compartidos. Es como una planta: cuando siembras la semilla, tienes que cuidarla y dedicarle tiempo para que brote, para que crezca, para que florezca y de frutos. Las relaciones, igual que las plantas, necesitan tiempo y cuidados: si no las nutres pueden morir, si las alimentas con amor, florecen y perduran en el tiempo. 

Para que una relación amorosa funcione, es preciso entrenar nuestra capacidad para comunicarnos y para trabajar en equipo, y toneladas de complicidad, generosidad, honestidad, ternura, solidaridad y compañerismo. 

Para poder querernos bien, además, necesitamos mucha capacidad para la autocrítica amorosa: si queremos que nuestras relaciones sean mejores, también nosotros y nosotras tenemos que ser mejores personas. 

Ninguno somos perfectos: todas y todos tenemos cosas que trabajarnos. En primer lugar, el ego, pero tambén los patriarcados que nos habitan, los miedos, la envidia, la avaricia, el afán de dominar, el uso del poder... 

Cuando podemos identificar  todo aquello que nos hace daño y hace daño a los demás, es más fácil ponerse a trabajar en ello. Y cuando no somos capaces de verlo, nuestros seres queridos pueden ayudarnos a tomar conciencia. 

Sin este trabajo de crecimiento y desarrollo personal no es posible relacionarse amcon los demás: todos tenemos defectos, y todos podemos trabajar en ellos. 

¿Qué más hace falta para cuidar una relación? 

Mucha lealtad y compromiso, pero también mucha capacidad para comunicarnos y para negociar los términos de la relación, del mismo modo que hacemos en nuestras comunidades y grupos sociales (asociaciones, sindicatos, colectivos, equipos, organizaciones, partidos políticos, etc) 

En ellas celebramos asambleas o reuniones periódicas para evaluar cómo está funcionando el grupo, y para planificar las siguientes semanas o meses. Cuando un proyecto está vivo, ya sea político, social, económico, cultural, deportivo, empresarial, etc precisa de sistemas de autoevaluación en los que poder identificar las debilidades y los desafíos a los que se enfrenta de cara al presente y al futuro. 

¿Cómo empezamos? 

Las parejas son un proyecto personal que emprendemos con otro ser humano. Algunas nacen de la pasión, otras de la amistad, pero no es una cuestión de magia, sino más bien de trabajo: para que se mantengan y crezcan es necesario sentarse a hablar y preguntarnos a nosotros mismos/as: 

  • ¿Qué tal estamos?, ¿qué necesitamos como pareja para estar mejor?, 
  • ¿qué necesito trabajar yo?, 
  • ¿qué podrías trabajar tú?, 
  • ¿qué necesitas para que estemos mejor?, 
  • ¿qué necesito yo?

Al inicio de las relaciones, las parejas iniciamos un proceso de negociación sobre qué tipo de relación vamos a tener, y cómo vamos a cuidarla.

Después de elaborar el listado de pactos y la firma del contrato amoroso, podemos establecer la periodicidad de las reuniones. 

Las asambleas del amor nos pueden ayudar a: 
  • conectar en profundidad con tu pareja
  • evaluar si hay condiciones para quererse bien
  • evaluar si ambos estamos cumpliendo con los pactos, 
  • plantear problemas y proponer soluciones 
  • resolver conflictos en un estado emocional de calma, 
  • hacer sugerencias para estar todavía mejor de lo que estamos 
  • identificar cuando tu relación está en crisis y precisa de más cuidados
  • evaluar si no estamos mejor separados que juntos, e identificar cuándo está terminando nuestra relación.

Pueden celebrarse una vez a la semana, una vez al mes, una vez cada dos meses..o surgir de forma espontánea, lo importante es que podamos crear espacios de atención plena y comunicación amorosa para poder expresarnos libremente, y para dialogar desde la tranquilidad, mirandonos a los ojos, escuchandonos con atención plena. 

Muchas parejas tratan de resolver sus conflictos cuando estallan, en un estado emocional que no facilita nada el diálogo, por eso es mejor hablar las cosas cuando estamos tranquilos.

La mayor parte de los proyectos de pareja fracasan cuando no hay comunicación, cuando no se habla de los problemas, cuando se dan por supuestas algunas cuestiones importantes, cuando la intensidad de las emociones no nos permite sentarnos a dialogar. 

En todas las terapias de pareja la comunicación es el eje central del trabajo, pero además hay que organizarse para que ambos podamos disfrutar del sexo y del amor en igualdad de condiciones. 

Algunos consejos para celebrar las Asambleas del Amor: 

-          El amor no es una guerra: no conviertas a tu pareja en un enemigo o enemiga del que tienes que defenderte, no conviertas tu relación en una batalla en la que necesitas ganar como sea. Disfruta del amor como un espacio de placer, cuidados y compañerismo, en el que tú puedas ser tú misma y en el que ambos/as podáis disfrutar del sexo y del amor. 

-          Identificar y trabajar los patrones de relación del romanticismo patriarcal.  Comportamientos que parecen “normales” o “naturales” cuando estamos en pareja como la posesividad, los celos, el control sobre la pareja, son esquemas de relación patriarcales basados en la dominación y la sumisión, y son a menudo violentos. Sin embargo, no reconocemos como violencia nuestra forma de imponernos sobre el otro, ni los insultos, los chantajes, las amenazas, el victimismo, los castigos, el engaño y las mentiras. Y es que nos han hecho creer que la violencia pasional es amor, y que cuanto más pasión hay, más sufrimiento se genera en la pareja, y por lo tanto, más amor hay. Sin embargo, ya sabemos que no hay por qué sufrir y pasarlo mal: el amor es una de las experiencias más hermosas de la vida y hay que disfrutarlo.

-          Disidencia: hay que desobedecer todos los mandatos de género que convierten a las mujeres en sirvientas de los hombres. Hay que acabar con el trabajo gratis de las mujeres, y repartir los cuidados, la crianza y las tareas domésticas entre ambos miembros de la pareja. Actualmente ellos siguen gozando de tres horas más al día de tiempo libre mientras nosotras hacemos doble y triple jornada. No nacimos para ser sirvientas, ni para criadas: para podernos relacionar en igualdad es fundamental relacionarnos en horizontal, romper con los roles y las tradiciones, y repartir las tareas en igualdad de condiciones.

-          Autocrítica amorosa: es esencial para evolucionar y crecer como persona. Uno de los principales trabajos que tenemos que hacer es intentar ser mejores personas, y para ello es fundamental liberarse del machismo y del patriarcado que todos y todas llevamos dentro. 

-          Trabaja tu Ego: el Ego siempre quiere dominar, imponer sus normas, saciar su deseo, recibir aplausos y reconocimiento de los demás, despertar su admiración y envidia, manipular su realidad y a la gente con la que se relaciona. El Ego necesita ganar, le gusta que le obedezcan, le gusta que los demás se sometan, necesita sentir siempre que tiene el poder y el control. Hay que trabajarlo mucho para que no estropee nuestras relaciones: cuanto más egoístas y egocéntricos somos, peor funcionamos en pareja.

-          Aprende a escuchar con amor: para hablar hay que practicar la escucha amorosa y activa, y ponerle plena atención a la otra persona. Intenta no interrumpir, deja a un lado las pantallas, mira a tu pareja a los ojos, y facilita el espacio de diálogo para que tu pareja pueda expresarse libremente y sin miedo a tus reacciones. 

-      Aprende a comunicarte con asertividad: expresa tus sentimientos, tus opiniones, tus apetencias, tus deseos y tus necesidades de una forma clara y sincera, sin miedo y sin hacer daño a nadie, explica qué quieres o qué necesitas sin adoptar un estilo agresivo ni victimista, y sin ambigüedades. Después viene el momento de negociar y hacer pactos, esta tarea os saldrá mejor si pensáis en el Bien común (es decir, no en lo que te conviene solo a ti, sino en lo que le conviene a la pareja) 

-          Aprende a ceder si estás acostumbrado a imponer tu voluntad. Aprende a ser humilde y generoso: no tienes porqué ganar todas las batallas. No es importante ser siempre el ganador. Se aprende mucho cuando no se consigue todo lo que uno quiere: aprovecha para aprender a elaborar pactos que os beneficien a ambos, o que, al menos, no os perjudiquen a ninguno.

-     Aprende a decir que no y a poner límites si eres la persona que siempre cede. Te sentirás mucho mejor si eres capaz de decir asertivamente porqué no quieres hacer algo, o porqué no estás de acuerdo en algo, o porque hay cosas que te hacen sentir mal. Es necesario para que tu pareja no abuse y no se aproveche de ti: bajo la lógica del capitalismo, nuestras relaciones están basadas en el abuso y la explotación, así que es fundamental entrenar en las artes de la autodefensa emocional. 

-          Líneas rojas: la mayor parte de las cosas son negociables, pero hay unas pocas que son innegociables. Cada cual tiene sus líneas rojas, es importante tenerlas claras y respetarlas, las propias y las de la otra persona. Si las líneas rojas chocan frontalmente, es mejor no seguir con la relación: ninguno de los dos tenéis por qué ceder en cosas que consideráis imprescindibles en vuestras vidas.

-          Cuando aparezca el conflicto, evitar el drama y la violencia: aún estando enfadados o dolidos, podemos tratarnos bien, hablarnos con respeto, alejarnos con cuidado, o sentarnos a hablar si ya nos sentimos preparados para tener una conversación profunda. Sin insultos, sin reproches, sin comentarios humillantes o despreciativos, sin gritos, sin malos tratos.

-          Usa tu sentido del humor y tu creatividad cuando estéis en una lucha de poder. Es todo mucho más fácil cuando nos podemos reír ambos de la situación, y de nosotros mismos. Entre risas es más fácil ponerse a buscar soluciones que nos ayuden a salir del conflicto sin que ninguno de los dos se sienta perdedor. Con humor es más fácil relativizar y restarle importancia al conflicto, y nos dispone mejor a ambos para negociar lo mejor para los dos.



Coral Herrera Gómez   



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18 de diciembre de 2019

Breve y trágica historia de los Homo Sapiens

Los seres humanos tenemos dos millones y medio de años de antigüedad. Durante mucho tiempo estuvimos conviviendo y copulando con varias especies de hominidos, hasta que hace tan sólo 50 mil años se extinguieron los demás homos, y los sapiens nos quedamos solos en el planeta. Hoy llevamos en nuestro ADN herencias de aquellas especies. 

Nos hemos reproducido a lo bestia, hemos esclavizado muchos animales, y hemos viajado por todos los continentes, comerciando y guerreando sin parar entre nosotros. También nos hemos rebelado durante miles de años contra los tiranos, hemos salido del planeta y hemos llegado hasta la Luna. Hemos acumulado millones de megabytes de información y conocimiento, tenemos gente viviendo ahí afuera en la Estación Espacial Internacional y ya estamos diseñando nuestra primera ciudad en la Luna, para replicar el proyecto después en Marte. 

Vivimos dominados por un grupo de humanos muy poderosos, y pese a que ahora que estamos todos y todas conectadas, estamos permitiendo que nos tiranicen, y estamos colaborando en la destrucción de nuestro hogar. Es una guerra contra la vida en la que todos somos cómplices, en mayor o menor medida. Estamos arrasando con todas las especies y vamos a morir matando. Este suicidio colectivo está haciendo sufrir mucho a los demás seres vivos. Millones nos rebelamos y protestamos, y soñamos con un mundo mejor, pero la mayor parte de la gente permanece indiferente, distraída o tratando de sobrevivir. 

Podríamos pararnos a pensar en la maravilla de la existencia de vida en el planeta, un fenómeno excepcional en el Universo. Y en la importancia de cuidar este pequeño planeta situado en un rincón de una pequeña galaxia. Pero ni siquiera pensamos en las próximas generaciones y en el mundo que les estamos dejando. 

Ésta es la breve y trágica historia de los homo sapiens, una especie inteligente que no supo cuidarse a sí misma, y no supo cuidar de su hogar.

17 de diciembre de 2019

El sufrimiento personal es colectivo



Si una persona se quita la vida cada 40 segundos en el planeta Tierra, es porque hay mucha gente sufriendo en un mundo organizado sobre la explotación de unos sobre otros. Este sistema no funciona: demasiada competitividad, exclusión, violencia, crueldad, egoísmo, injusticias y discriminación: caen tantos en el camino porque es imposible adaptarse a un mundo tan enfermo. 
No tenemos herramientas para gestionar las emociones ni para resolver conflictos, no nos enseñan a cuidarnos ni a cuidar, no valoramos ni alimentamos las comunidades en las que vivimos, no nos tratamos bien, estamos cada vez más solos y solas. Para parar esta pandemia de sufrimiento mental y emocional, hay que acabar con la soledad, los malos tratos, la exclusión social, la pobreza y la precariedad, la colonización y el saqueo, las guerras y los discursos de odio. 
Porque además del suicidio personal está el suicidio colectivo: estamos destruyendo nuestro clima y nuestro propio planeta. Nos estamos suicidado en masa. Hay que hacer un cambio y los niños y las niñas lo están pidiendo a gritos: quieren un mundo mejor. Sabemos cómo hacerlo, y sabemos por qué no lo hacemos. Hay que reflexionar sobre esto y tejer redes amorosas y de cuidados para que nadie se sienta excluida. Multiplicar las redes de apoyo y solidaridad para que nuestras vidas no sean tan duras. 

Necesitamos un cambio enorme para parar la destrucción, aprender a convivir y a cuidarnos, y a cuidar el planeta. Y ponernos a construir entre todos y todas un mundo libre de violencia, de dolor y sufrimiento, un mundo en el que podamos queremos bien, y podamos disfrutar de la vida y del derecho a tener derechos. Y el derecho a tener un futuro. Se nos acaba el tiempo. 

16 de diciembre de 2019

Niñas que no se callan



Niñas que no se callan: estoy impresionada con la cantidad de odio contra las niñas que circula por el espacio social en estos días. Los ataques a Greta y a las niñas que son víctimas de violación en manada tienen un denominador común: el desprecio general que siente nuestra sociedad contra las niñas que no se quedan calladas. 

Una denuncia la violencia del sistema patriarcal y capitalista que nos está llevando a la autodestrucción, la otra denuncia una violación múltiple y nos pone en alerta sobre el peligro que corren millones de niñas como ella debido a los problemas que sufre la masculinidad hoy en día. 

Es impresionante verlas atacadas por miles de señoros que, muy indignados, niegan el cambio climático y la violencia machista y acusan a estas niñas de mentir, y las quieren calladas y encerradas en el colegio, para que no molesten. Hasta salen a la calle a manifestarse para defender violadores de manada, víctimas de una niña que debería estar callada y no se calla. 

Esos mismos señoros son los que aplauden encantados viendo a las niñas posar, cantar o bailar en los concursos infantiles, se les cae la baba viendo niñitas hipersexualizadas, pero se les hace bilis escuchando a niñas rebeldes que piensan y protestan. Hoy más que nunca hay que cuidar y proteger a las niñas del peligro del negacionismo, del adultocentrismo, de la pederastia y de la violencia misógina que impregna toda nuestra cultura.

 #LasNiñasNoSeTocan #NiñasQueNoSeCallan #BastaDeOdioContraLasNiñas

14 de diciembre de 2019

Así me resistí a que la maternidad fuese el centro de mi vida

Relájate, no te obsesiones, no le des vueltas: tardé un año y pico en quedarme embarazada y aquí cuento mi proceso, y cómo resistí a las presiones sociales, a la mitificación de la maternidad, al miedo a no poder tener bebés, al milagro de la ciencia, al bombardeo de publicidad de clínicas y tratamientos de fertilidad, y vi los límites a los que estaba dispuesta a llegar.

Buscando ser madre logré llegar a renunciar a mi maternidad y entender que no me faltaba nada para vivir la vida con plenitud, si acaso me faltaba tiempo. Y la maternidad en sus inicios consiste precisamente en ceder tu tiempo a vivir la experiencia de los cuidados. Pero yo ya la había vivido cuidando a mis abuelos maternos, así que no me faltaba esta experiencia. Podía buscar bebé tranquilamente, asumir que podía renunciar a la maternidad tranquilamente, y quería que mi deseo no fuera el centro de mi vida. Fue bien difícil:

Seguir leyendo en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/nidos/Relajate-obsesiones_0_833617348.html

10 de diciembre de 2019

Los derechos humanos nunca dañan a los humanos

Cuando un grupo de gente logra que se reconozcan sus derechos, nunca perjudican a nadie ni privan a nadie de sus derechos humanos fundamentales. Que las mujeres ganen el mismo salario que los hombres no perjudica a los hombres, que las mujeres lesbianas se puedan casar no perjudica a la gente heterosexual, que los niños y niñas vean sus derechos reconocidos no perjudica a nadie, si acaso sólo acaba con los privilegios de ciertos grupos. Puedes saber si algo es un derecho si se cumple esta regla.

Todo lo que perjudique a los demás no es un derecho: comprar bebés a mujeres necesitadas no es un derecho, compartir fotos sexuales de tu ex novia no es un derecho, incitar al odio contra un colectivo o acosar mujeres en la calle tampoco es un derecho, ni pagar por tener sexo con mujeres necesitadas. Todo lo que implique explotar cuerpos ajenos, aprovecharse de las necesidades de alguien, abusar de los demás, hacer sufrir o limitar la libertad de alguien para conseguir lo que uno quiere o necesita, no es un derecho. Es una regla muy sencilla: los derechos que va consiguiendo la gente no limitan tus derechos ni te perjudican en nada.

9 de diciembre de 2019

Criando a un niño sin violencia

Mi hijo aún no sabe qué es un enemigo, ni qué es una pistola, no sabe pelear contra otros seres humanos, no siente placer jugando a herir o asesinar a otros niños, ni quiere salvar a las niñas. Me siento muy orgullosa de estar criando un varón no violento, pero no sé cuanto tiempo será así. Me encantaría juntarle con niñas y niños que no estén expuestos en sus casas a la violencia que les inoculan a través de las pantallas, pero la gran mayoría de los niños de su edad ya andan jugando a la guerra. 

Sé que es difícil porque en todas las películas y dibujos animados se glorifica al macho violento, al mutilado emocional que ni siente ni padece, pero creo que no es imposible. Me da la sensación de que cada vez somos más mamás las que queremos educar a los niños varones en otros valores. Siento que somos cada vez más las que estamos intentando ofrecerles otros héroes y heroínas que no usen la violencia para resolver los conflictos o para conseguir lo que necesitan. 

No es fácil porque es ir a contracorriente, pero yo creo que esto de criar niños no violentos es todo un acto de rebeldía política contra un sistema que necesita tantos machos mutilados y princesas desvalidas 

#MaternidadesFeministas #MasculinidadesNoViolentas #InfanciasLibresDeViolencia #OtrosJuegosSonPosibles

29 de noviembre de 2019

Desconexión total para desengancharte del amor

Lo mejor para desengancharse de la droga del amor es no volver a probarla. Para separarse de tu pareja lo mejor es la desconexión total en la vida real y la vida virtual. Cero contacto.

Mi nuevo post en la revista Mente Sana.

Coral Herrera Gómez Blog

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