2 de enero de 2018

¿Cual es la diferencia entre la Escuela y el Laboratorio del Amor?



¿Cuál es la diferencia entre el Laboratorio del Amor y la Escuela?
La Escuela del Amor es mixta, para mujeres, hombres y gente diversa. Los talleres tienen un comienzo y un final, los cursos son cuatrimestrales y comienza con los solsticios de primavera, verano, otoño e invierno. Dura 4 meses y celebramos 3 chats en directo, pero el resto del tiempo no hay horarios y tú decides cuánto tiempo y a qué horas conectarte. Con sólo hacer un curso o taller en mi Escuela, te conviertes en miembro permanente de manera gratuita, y tienes acceso a los espacios comunes:  la Biblioteca del Amor, el Cine-Fórum, el Blog, y los foros de trabajo. Cuesta 80 euros.
El Laboratorio es una red social privada, una comunidad virtual sólo para mujeres. Tenemos foros, ejercicios, la Biblioteca del Amor, el Cine-Fórum, el Blog,  y celebramos dos chats al mes en directo. En el Laboratorio tenemos un foro de acompañamiento para escucharnos, desahogarnos, pedirnos consejo y compartir nuestros procesos individuales. Puedes permanecer el tiempo que quieras, y puedes apuntarte y desapuntarte en cualquier momento. Cuesta 10 euros al mes, o 100 euros al año. 

Si quieres saber más sobre la Escuela del Amor y el Laboratorio, entra en mi web: 

21 de diciembre de 2017

¿Cómo le digo a mi pareja que ya no le quiero?





Ayer publiqué un post que es un ejercicio de autocrítica y honestidad para la gente que ya no ama a su pareja y sigue en la relación, y un ejercicio para trabajar el auto-engaño para la gente que está con parejas que no están ya enamoradas (o nunca lo estuvieron), y para convertir la pregunta ¿Por qué está conmigo si no me quiere?, en otra más importante: ¿Por qué estoy en esta relación si no me quiere?

Me escribieron unas cuantas personas contándome que se habían dado cuenta de que les pasaba algunas de las respuestas, y preguntándome: "yo sé que no amo a mi pareja, y que lo está pasando mal, pero, ¿cómo se lo digo?"

Es muy sencillo. Quedas con tu pareja en un espacio tranquilo e íntimo en el que se pueda hablar, como tu casa o su casa, o vuestra casa, sin prisas ni límite de tiempo, y os sentáis frente a frente. Respiras hondo, le miras a los ojos con amor, y le explicas cómo te sientes. La clave es hacerlo en un estado anímico lo más zen posible, es decir, que te sientas tranquila, en confianza, con libertad para expresarte, cuidando el volumen, el tono, la modulación de tu voz, y tus palabras para no herir a tu pareja. Suavidad y firmeza: "Así me siento", evitando utilizar el "es que tú...". Es mejor siempre hablar de una misma, así evitas los reproches, las falsas acusaciones, y evitas que la otra persona se sienta atacada y se ponga a la defensiva. Centra el discurso en ti, y en cómo te sientes, sin justificarte, sin sentirte culpable. Habla con la misma confianza de siempre, pide no ser interrumpida o interrumpido si no es necesario. Luego escuchas a tu pareja con toda la atención amorosa del mundo, para que se sienta también libre de explicar cómo se siente.

A veces sucede que el amor se va yendo, y no hay ningún motivo que lo explique. Ocurre que estás con tu pareja tan a gusto, pero no sabes por qué te vas desenamorando, y no es culpa tuya, y no es culpa de tu pareja. Simplemente sucede. El amor no es eterno, el amor es una energía en constante movimiento que se transforma a lo largo del tiempo, que evoluciona, que hace explosión, que se contrae, y a veces, desaparece o se convierte en otro sentimiento bonito.

Con lo cual es importante que hables sin sentirte culpable. Quizás alguna vez juraste amor eterno, pero eso son cosas lindas que nos decimos para expresarle al otro nuestro deseo de poder amarle para siempre. Y como a veces no se puede, en realidad ni es un juramento, ni es una promesa: es una declaración de intenciones: "quiero amarte para siempre".

Cuando nos comprometemos con alguien emocional, sentimental y sexualmente, siempre el contrato es revisable y se puede acabar en cualquier momento. Dos seres libres que se aman pueden elegir cuanto tiempo estar con alguien, y hasta cuándo. La otra persona sólo puede aceptar con humildad y generosidad: cuando te dicen "ya no te amo", no queda otro camino que aceptarlo.

Es duro, es difícil, pero es también muy liberador. No hay nada más bello en este mundo que la libertad para poder elegir, para poder deshacer los lazos que nos unen a la gente, para poder construir nuevos lazos. No hay nada más lindo que saber que cuando alguien está con nosotras, es libre para irse cuando quiera. Por eso mismo sabemos que nos ama: porque es libre para estar y para irse. Y bueno, si ocurre que se va, nos llenamos de dolor, pero no podemos hacer nada por retener a la otra persona, ni por volverlo a enamorar. Sólo podemos aceptar lo que nos están diciendo y agradecer la honestidad, que no es lo común en nuestros días.

Despedirse con amor es posible, sólo hay que trabajarselo. Hay gente que se funde en largos abrazos, hay gente que hace el amor por última vez, hay gente que se despide con amor varias veces antes de desconectar del todo.

Esto, claro, si la otra persona se ha portado bien con nosotras y nosotras nos hemos portado bien con ella. Hay parejas que no pueden ni sentarse a hablar del odio y el rencor que sienten.
La mayoría entra en guerras románticas muy dolorosas, o en despedidas intermibables que nos quitan mucho tiempo y mucha energía, y nos hacen sufrir mucho a todos: a la pareja y a la gente que quiere a la pareja.

Así que en lugar de hacerlo mal, vamos a hacerlo bien: nos sentamos a hablar con toda nuestra honestidad, nuestra sinceridad, nuestro respeto, nuestro cariño hacia la persona con la que hemos compartido estas semanas, o meses o años de nuestra vida.

Si nuestro caso es que estamos bien con la pareja, y queremos separarnos con amor, podemos decirle muchas cosas bonitas. Podemos decir: estoy agradecida con la vida por el tiempo que hemos estado juntos. Le podemos decir: "ya no siento lo mismo, ya no estoy enamorada, ahora quiero seguir mi camino. Suelto el lazo, te doy toda la libertad para volar. Yo vuelo ya, y me despido con amor"

Podemos escuchar a la otra persona para ver cómo lo recibe, cómo se siente. Y puede haber llantos, lamentos, reproches, abrazos, sonrisas, y también puede haber mucho enojo. Y no pasa nada mientras no empecemos la guerra para hacer daño al otro: todas las emociones pueden ser expresadas, pero evitemos utilizarlas como bombas de dolor. Se trata de cuidar a nuestra pareja cuando nos separemos, y cuidarnos a nosotras mismas en todo el proceso. Cuidarse, tratarse bien, actuar con amor y empatía.

Los duelos de las historias que acaban bien son más cortos y duelen menos. Cerrar la historia con tu pareja es una de las cosas más reconfortantes del mundo en medio del sufrimiento por la pérdida. Y así es más fácil cerrar tú también por dentro una etapa de tu vida para poder empezar otra.

Así que todo son ventajas si logras hacer este ejercicio de honestidad, empatía, generosidad, y amor del bueno con tu pareja a la hora de deshacer el lazo que os ha unido. Sólo tienes que ser valiente y relacionarte desde la ternura, verás como una vez que te atreves resulta muy liberador y muy placentero saber que estás haciendo las cosas bien, o al menos, que lo estás intentando.


Coral Herrera Gómez



Aquí os propongo unas lecturas relacionadas con el tema: 


20 de diciembre de 2017

¿Por qué sigue conmigo si no me quiere?




Sigue contigo porque está cómodo.

Porque necesita sentirse amado. 

Porque no quiere que estés con otros.

Porque se siente atrapado.

Porque le da pereza empezar de nuevo con otra. 

Porque le da miedo verse solo. 

Porque necesita apoyo moral.

Porque se siente importante a tu lado.

Porque necesita sexo disponible 24 horas. 

Porque cree que no puedes vivir sin él.

Porque se siente culpable.

Porque es muy gratificante para su Ego que una mujer como tú le quiera.

Porque tiene miedo de ser honesto y sincero.

Porque le encanta sentirse poderoso. 

Porque no le duran nada las amantes. 

Porque está aburrido, pero no sabe cómo decírtelo.

Porque sabe que nadie más lo va a amar como tú lo amas.

Porque necesita tu dinero, tu casa, o tu apoyo económico.

Porque está muy solo en la vida.

Porque necesita calor humano.

Porque contigo se siente querido incondicionalmente

Porque se está aprovechando de ti.
 
Porque le encanta tener a sus pies a una mujer que sufre por él

Porque sabe que es insoportable

Porque tiene otras parejas y cada una de vosotras le aporta algo.

Porque a veces se imagina feliz sin ti, pero a ratos le da cosa por si se arrepiente luego

Porque cree que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer

Porque le ca muy bien tu familia y tus grupos de amigos y no quiere perderlos.

Porque cocinas divinamente.

Porque le da status social estar contigo y no quiere perderlo.

Porque le aterra el futuro y se aferra al pasado

Porque piensa que tu vida sin él no tendrá sentido

Porque le gustas a todos sus amigos.y le encanta pavonearse de la novia que tiene.

Porque es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

Porque es egoísta y jamás piensa en tu felicidad.


Así que menos preguntarse por qué sigue contigo si no te quiere, y más enfocarte en lo importante: 




Coral Herrera Gómez









Cómo relacionarte con un bebé que no te conoce de forma respetuosa



A veces ocurre que nos relacionamos con los bebés sin saber que estamos siendo agresivos con ellos, pero si nos ponemos en su lugar, es obvio que a nadie le gusta estar tan tranquila en un sitio y que aparezca un desconocido de la nada que te agarra en brazos sin pedirte permiso, te besa y te achucha, te dice cosas que no entiendes, y luego te recrimina tu reacción de rechazo llamandote antipática o malcriada. 

Esto es lo que hacemos con los bebés cuando los arrancamos de los brazos de su madre o su padre, aunque se nos vea toda la buena intención del mundo es muy violento pedirle a una persona que no te conoce de nada que se deje besar y abrazar. Es violento primero porque los sacamos de su espacio de seguridad, porque apenas tienen capacidad para comunicarse verbalmente y decir que no o pedir ayuda, porque no pueden defenderse por sí solos, y porque cuando expresan disgusto el adulto deja de ser encantador y se enoja. 

Si lo que queremos es relacionarnos respetuosa y amorosamente, tenemos que hacer un ejercicío de empatía, es decir, ponernos en su lugar e imaginar que te pasa a ti algo así con un desconocido al que le gustas mucho y  necesita besarte y acariciarte.
Ocurre que ponemos por delante nuestra necesidad de abrazar y besar a los bebés, a la necesidad de los bebés, que generalmente necesitan un tiempo para procesar la información que están recibiendo. Nadie se pone a pensar si el bebé querrá irse con nosotros, si se siente a gusto, si le caemos bien y le transmitimos confianza, o si hay algo en nosotros que les asusta. Y nos enfadamos o nos sentimos mal si el bebé nos rechaza, entonces arremetemos contra la madre o el padre para que se sientan culpables por no tener un bebé obediente, sociable y cariñoso con desconocidos. 

En realidad es muy sencillo relacionarse con bebés: basta con ponerse frente al bebé a su misma altura, saludarlo con una sonrisa, presentarse (me llamo tal, soy la amiga de tu mamá, me dedico a no sé qué, tengo un perrito, etc), dejar que nos mire y nos analice, y tener paciencia. Hay bebés que superan la timidez inicial en tres minutos, y otros que necesitan más tiempo. 

Una de las mejores cosas que facilitan la interacción es que la mamá o el papá los pongan en el suelo y tú te bajes a su altura para hablar con ellos, porque piensa que eres gigante y la comunicación en vertical no es nada placentera y no sirve para conectar. 

¿Cómo se conecta con el bebé?, pues conversando de manera respetuosa, contándole cosas o haciéndole preguntas para que nos cuente algo, aunque no utilice palabras. Cuando logras crear esa conexión y sientas que el bebé está a gusto, entonces puedes pedirle permiso para abrazarlo y cargarlo en tus brazos, y si no quiere, eaceptar, darle prioridad a la voluntad del bebé y aguantarte las ganas de espachurrarlo. 

Piensa que a nosotros nos pasa lo mismo: hay gente que nos atrae mucho enseguida, y hay gente que no nos genera esa química linda o esa curiosidad. Hay gente que nos cae bien y gente que nos cae mal, hay gente a la que nos encanta besar y abrazar, y otra gente con la que jamás tendríamos contacto físico. Y no pasa nada. 

Si al bebé no le apetece que le separes de su madre, no  te lo tomes a lo personal y no les insultes a ambos recriminándoles su apego. La mamitis no existe, es un invento creado para que las madres crien seres mutilados emocionalmente, y para que se sientan mal si les dan mucho amor, como si el amor fuese algo malo a lo que no debe uno acostumbrarse. 

Bien, entonces recuerda que al final casi todos los bebés logran conectar con los adultos cuando cogen confianza y cuando se les despierta la curiosidad. En general, a todos los bebés les gusta que les hablen y les canten, y les cuenten cosas, y les sonrían, y casi todos necesitan un tiempo para tener confianza con adultos desconocidos, aunque sean familia muy cercana. Los bebés no saben lo que es la familia ni lo que son los amigos, de manera que no puede conectar tu relación con su mamá o su papá, ni sabe que os queréis mucho. 

Empatía, respeto, paciencia, generosidad... es bien sencillo. No olvides siempre saludar y presentarte, ser respetuoso/a, sonreír mucho, no elevar el volumen de tu voz, trabajarte con cariño la conexión con el bebé, y pedirle permiso como harías con una persona adulta. Y si no obtienes permiso, no te enfades ni te sientas mal: cada bebé es un mundo, cada bebé tiene sus ritmos y su propia personalidad. Tienen todo el derecho del mundo a construir sus propias relaciones en igualdad de condiciones, derechos y libertades que la gente adulta.






16 de diciembre de 2017

Agradecida: 4 millones de visitantes




Este blog ha alcanzado la maravillosa cifra de 4 millones de visitas: 4 millones de gracias, sin mis lectoras y lectores esto no sería posible ;)

Video: Conferencia para adolescentes sobre el amor romántico









Adolescentes y amor: eran 400, llenaron el auditorio con sus risas nerviosas, sus bromas, sus hormonas revolucionadas. Según los iba viendo llegar y sentarse, me fui cargando de energía, conecté con la adolescente que yo fui, y me imaginé a mí misma escuchando a Coral Herrera, ¿qué herramientas necesitaba entonces, qué preguntas me inundaban, qué miedos me comían, qué consejos hubiese querido escuchar?. Disfruté montones conectando con mi adolescente, esa chica de barrio con su jerga de barrio, y creo que logramos disfrutar mucho todas y todos.

Fue en Madrid, en el Centro Cultural Antonio Machado, organizado por la Unidad de Igualdad del Distrito de San Blas, y está grabado con la cámara de mi móvil, espero que les sea útil para trabajar en las aulas y en casa todo este tema del sexo, el amor romántico, el machismo, la diversidad, la igualdad y el compañerismo


Aquí tenéis el vídeo de la conferencia completa:











15 de diciembre de 2017

Maternidades feministas, libres y elegidas




La idea era que la casa nos embrutecía, nos aislaba y nos hacía dependientes de los hombres, así que nuestras madres feministas reclamaron su espacio en el mercado laboral para ser mujeres autónomas y libres. Se suponía que trabajar nos realizaba y nos empoderaba, pero hoy nosotras, las hijas feministas, nos encontramos con que trabajando seguimos siendo dependientes de nuestras parejas, que además de ser precarias estamos agotadas con la doble jornada laboral, que muchas renuncian a la maternidad o a la crianza, y que la conciliación es una fantasía.

Es imposible criar y trabajar a la vez si no contamos con una red de cuido (compañero-a, madre, hermanas, primas, vecinas y amigas), o si no explotamos a otras mujeres más pobres y necesitadas que nosotras. Los hombres siguen teniendo muchísimo más tiempo libre, y esto es una realidad tan dura y tan evidente como la brecha salarial, la desigualdad de oportunidades, el acoso sexual laboral, el trabajo gratis que hacemos a diario, el techo de cristal, la pobreza con rostro de mujer soltera y con hijes.

Realmente salir a trabajar miles de horas por 700 euros con no sé cuantos títulos en un curro de mierda, o pasar meses de tu vida buscando un hueco para evitar la exclusión me resulta mucho más embrutecedor que las tareas domésticas y la crianza. Lo digo porque lo estoy viviendo en persona: he batallado en el mercado laboral de varios países, sigo en la precariedad, elegí la maternidad al final de mi etapa reproductiva y estoy maternando a tiempo completo, sin ayuda de mi familia, sin nana ni guarderías. Y no me siento esclava por estar practicando la crianza con apego y la lactancia a demanda (ya van 14 meses), sino que me siento afortunada de poder disfrutar de esta etapa de mi vida y de no tener que renunciar como tantas madres que no tienen otra opción. A ratos es muy duro, por la energía que requiere, y por mil cosas más, pero lo estoy disfrutando mucho. Soy privilegiada porque además trabajo en lo que me gusta: escribir. Y aunque tengo menos tiempo para trabajar y menos ingresos, me he dado cuenta de que mi profesión no lo es todo en la vida, que puedo parar un poco, que me gusta cuidar y que me cuiden, que me gusta enseñar y aprender, que es una etapa bien linda la que estoy viviendo.

A mí la maternidad me permite poner en práctica mi feminismo, hacer autocrítica amorosa, aterrizar la teoría a la realidad, trabajarme los patriarcados que me habitan, y ser mejor persona, porque maternar requiere mucha generosidad, empatía, paciencia y solidaridad. Gracias al feminismo estoy trabajandomelo para educar a un niño que pueda llegar a ser un hombre libre de patriarcados, o al menos con herramientas para trabajarselos. Creo que esta forma de educar y acompañar a un ser humano en la construcción de su identidad es una contribución a la lucha feminista por la igualdad, la diversidad y los derechos igual de importante que mis libros, mis artículos, mis conferencias o mi Escuela del Amor.

Y bueno, pienso que las maternidades libres y elegidas son maravillosas, hoy en día es un privilegio poder disfrutar de educación sexual, acceso a anticonceptivos, y al aborto. Pocas mujeres en el mundo tienen sus derechos sexuales plenamente garantizados, y muchas son madres sin querer serlo. Los jueces, los médicos, los obispos y los políticos legislan sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, y creo que en esto todas las feministas estamos de acuerdo en que tenemos que defender con uñas y dientes nuestros derechos.

Independientemente de si damos o no damos teta, si maternamos así o asá, si nos sumamos a una moda de crianza o a la contraria: lo importante es que podamos elegir y decidir, y que ninguna mujer se sienta atacada por querer ser madre o no querer ser madre, ni cuestionada en su forma de criar y educar. Porque resulta que no podemos elegir, no la mayoría de las mujeres de este planeta. Así que hay que trabajar para crear las condiciones que nos permitan no tener hijos si no queremos, y poder disfrutar de la crianza si queremos, y dedicarle el tiempo y las energías que queramos.

Para mi lo realmente subversivo es la revolución amorosa que pone en el centro de la lucha feminista los cuidados y los afectos. Y todavía más subversivo es poder abrazar la diversidad en todas las formas de maternar, de paterna y de cuidar, sin juzgar a las demás por el tipo de crianza que han elegido, sin batallar para imponer a las demás nuestra propia y particular visión de lo que está bien y lo que está mal, lo que es normal y anormal, lo que es o no natural.

En el feminismo estamos debatiendo eternamente si la maternidad es un sistema de opresión patriarcal o si las maternidades pueden ser feministas y subversivas. Unas defienden la idea de que
lo que nos libera es el acceso al mercado de trabajo, pero resulta que entonces alguien tiene que cuidarnos a los bebés, y a los familiares enfermos o con dependencia. Y ese alguien suele ser la mujer de la familia que se sacrifica por todo el mundo, que no necesita tener tiempo libre, que no tiene dinero propio, que no tiene vacaciones ni cotiza a la seguirdad social, o sea, las abuelas.

Cuando no hay abuelas, o cuando nuestras madres también trabajan y tienen su vida propia, entonces acudimos a las nanas o las niñeras, generalmente mujeres migrantes más pobres que nosotras que no pueden cuidar de sus hijas e hijos porque tienen que generar ingresos para mantener a una familia enorme.

Entonces, ¿liberarse unas para oprimir a otras?, ¿es eso subversivo?

Y de las que entran en el mercado laboral: ¿cuantas se dedican a lo que les gusta y les apasiona?, ¿cuantas pueden compatibilizar su carrera con su familia y su vida personal?, ¿cuantas tienen salarios dignos que les permite pagar guarderías?. Pues pocas, muy pocas.

¿Y hombres que puedan conciliar en sus trabajos, y que quieran implicarse en la crianza? Muy pocos, poquísimos.

También me hago otras preguntas: ¿cómo llevan los bebés lo de ver a sus mamás y papás dos horas al día?, ¿cómo es estar con gente que te cuida a cambio de dinero pero no construye un vínculo afectivo contigo?, ¿qué sucede cuando se construye un vínculo entre cuidadora y bebé, y los padres los separan?

Luego están las que defienden la idea de que las mujeres tenemos derecho a involucrarnos plenamente en los cuidados de los bebés, que disfrutamos mucho de esa etapa en nuestras vidas, que nos olvidamos del mercado laboral para poder ofrecer a nuestros hijos e hijas muchas horas de cuidado, aprendizaje, mimos y diversión.

Pero para ello no se trata de hacernos dependientes de nuestros compañeros ni pedirles que ejerzan su rol tradicional de proveedores de recursos, sino más bien crear las condiciones para que ellos también puedan criar si quieren, porque no nos engañemos: la crianza es cosa de tribus, no de una mamá sola.

La solución sería entonces formar redes de crianza y crear una renta básica que nos proporcionase un salario normal que nos permitiese elegir si queremos o no ser madres, y cuánto tiempo queremos dedicarle a la (p)maternidad y los cuidados, al menos en los primeros años de vida de los nuevos seres humanos que traemos al mundo.

En los feminismos necesitamos hablar mucho de maternidades y cuidados, y para eso tenemos que debatir y trabajar en equipo, y no excluir a nadie en el debate: las revoluciones sólo florecen cuando la gente está unida por una causa. Y nosotras tenemos muchas causas en común, siendo todas tan diferentes y diversas como somos. Así que vamos a seguir haciendo un feminismo muy grande en el que quepamos todas sin excepción.

#Feminismo #Diversidad#Maternidades #Autonomía #Masculinidades #Empoderamiento #Igualdad#Cuidados #Amor #Crianza #Lactancia #MaternidadesSubversivas

14 de diciembre de 2017

Oferta de Año Nuevo en el Laboratorio




Ahora puedes regalarte un paquete de 6 meses por 45 euros en el Laboratorio del Amor. También hay suscripciones mensuales y anuales, visita nuestra tienda de regalos y suscribeté a esta comunidad de mujeres que estudian el amor. 

Si quieres saber más sobre el Laboratorio, visita nuestra página, tienes toda la información y los botones de inscripción aquí.  

Educación Emocional: aprender a decir adiós

No nos enseñan a decir adiós. No tenemos herramientas para gestionar las fortísimas emociones que sentimos cuando nos separamos de un amor, ni cuando se nos mueren seres queridos. En la Escuela nos hacen memorizar la lista de los Reyes visigodos pero no nos explican cómo vivir la muerte, la propia y la de nuestra gente, cómo convivir con el dolor y la tristeza, cómo canalizar la rabia y el miedo, cómo cuidarnos a nosotras mismas y a la gente que amamos, cómo pasar los duelos. Por eso sufrimos tanto cuando nuestra pareja decide continuar el camino de la vida a solas o con otras compañías, cuando rompemos con amigos o amigas, o cuando hay que despedirse para siempre. 


Necesitamos urgentemente #EducaciónEmocional: compartamos saberes y experiencias y, juntemonos para fabricar las herramientas que necesitamos para hacer frente a la vida. Para sufrir menos y disfrutar más de las relaciones, para aprender a despedirnos con generosidad y amor, para aprender a saborear el presente mientras dure, sabiendo que todo acaba, y todo se transforma, y nada permanece.

Coral Herrera Gómez Blog

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