1 de septiembre de 2018

Beneficios de trabajarse la autoestima desde el feminismo




Trabajarse la autoestima tiene múltiples beneficios no sólo para una misma, sino para todas las mujeres, y ya que nos ponemos, para la Humanidad entera. El patriarcado se hunde en la medida en que las mujeres nos cuidamos y nos queremos a nosotras mismas, y tomamos conciencia de lo importante que es querernos y cuidarnos entre nosotras.

Es un proceso de retroalimentación: cuanto mejor estamos con nosotras mismas, cuanto más nos valoramos y más nos queremos, cuanto más nos trabajamos por dentro, más fácil nos resulta relacionarnos con los demás, y sobre todo con las demás. Porque cuando tenemos seguridad y confianza en nosotras mismas es más fácil dejar de competir y rivalizar, y ponerse a cooperar. El amor de las demás mujeres nos sube la autoestima a cada una de nosotras, también, y a la inversa: el amor a una misma cuando es grande, se multiplica y se expande en todas las direcciones. 

Toda la cultura patriarcal está basada en la idea de que las mujeres no podemos. Y efectivamente, solas no podemos luchar frente a un mundo que nos explota, nos ningunea, nos tiraniza, nos invisibiliza, abusa de nosotras, nos cosifica, nos convierte en mercancía, nos somete, nos domina, nos machaca día tras día para que adquiramos conciencia de nuestra inferioridad, y para que interioricemos dentro la guerra que el patriarcado libra contra las mujeres en todos los ámbitos de nuestras vidas.

El patriarcado está fuera y está dentro de nosotras, la revolución por tanto ha de ser doble: tenemos que luchar contra la misoginia que nos habita, contra la gordofobia que nos hace rechazar nuestros cuerpos, contra el clasismo, el racismo, la lesbofobia, y todas las fobias que nos habitan y se vuelven contra nosotras mismas. Ahora mismo hay miles de mujeres luchando contra sí mismas, exigiendose a sí mismas todo lo que nos impone la cultura patriarcal para que seamos mujeres tradicionales y modernas, para que cumplamos nuestros roles femeninos, para que seamos las mejores en todo: en la cama, en el trabajo, en la casa, en nuestra comunidad.

Hay muchas mujeres sometidas a la tiranía de la belleza porque creen que así las van a querer más, gastando toneladas de tiempo, energías y dinero en ajustarse a los modelos de belleza patriarcal que te hace ver fea, gorda, vieja, y con pelo por todas partes, para que te pongas a perder kilos, aclarar o broncear la piel, estirarla para que no se arrugue, hacer sus pies pequeños o sus tetas grandes, mantener a raya la flacidez, operar para parecerse a las famosas, estar siempre sexys y disponibles a las miradas de los hombres.

Somos muchas las mujeres que sufrimos porque nos sentimos imperfectas, y nos hemos creído que nadie nos querrá si no nos esforzamos en estar bellas y en ser las mejores en todo.

Y es que no nos miramos con ojos de amor, sino con los ojos con los que nos mira el patriarcado. 

Así que hay que empezar a mirarse con buenos ojos y a liberarse de esos patriarcados que nos habitan. Una vez que tenemos identificado qué nos hace bien y qué no, cómo nos hacemos autoboicot a nosotras mismas, cómo nos sometemos y nos rebelamos a los mandatos de género, entonces hay que pasar a la acción.

Lo primero es asumir la responsabilidad que tenemos en nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra felicidad. Somos mujeres adultas y no podemos depender de que otro adulto nos ame y nos cuide, y nos haga felices. Con una pareja podemos compartir la felicidad, pero no exigir que la otra persona tenga que cargar con su felicidad y con la tuya. No podemos cargar a nadie con algo que depende enteramente de nosotras, y no es justo, además.

Cuando asumimos plenamente esa responsabilidad de cuidarnos para estar bien, y nos ponemos a trabajar para hacernos la vida más fácil y más bonita, hay que confiar en nuestra capacidad para cuidarnos a nosotras mismas, y asumir un fuerte nivel de compromiso con una misma. Igual o más que cuando nos enamoramos y nos comprometemos con el amado o la amada. 

Ser honesta y leal con una misma es esencial para poder cuidarse y para poder llevar la teoría a la práctica. Nuestro mayor enemigo es el Ego, que cree que todo está fuera y hay que buscarlo, y exigirlo a los demás. El Ego es insaciable y siempre quiere más poder, más aplausos, más reconocimiento, más admiración, más cariño, más deseo, más  atención.


De los demás sólo necesitamos sentirnos aceptadas y queridas: despertar envidia o admiración en gente que no conocemos no nos hace sentir bien, sólo hincha nuestro Ego. Lo que de verdad nos hace felices es saber que nuestra gente nos quiere, nos valora, nos acepta tal y como somos. 

Y para que nos acepten así, tenemos que aceptarnos nosotras. Al conocernos mejor en el trabajo que estamos haciendo en torno a nuestra autoestima, detectaremos cosas que no nos gustan, que nos hacen daño, que querríamos cambiar o mejorar. Y en esto consiste el trabajo personal para que sea completo: tenemos que hacer autocrítica amorosa para poder ser conscientes de nuestros logros pequeños y grandes, para trabajar todo lo que se pueda mejorar, y para iniciar el camino hacia la transformación personal y colectiva.


Con respecto a nuestras relaciones de pareja, amar es toda una inversión de tiempo y de energía, así que hay que ver bien donde ponemos nuestro amor, con quién compartimos los trocitos de vida, qué clase de personas quieres a tu lado. El foco principal en el escenario es el nuestro: nosotras somos lo más importante. Luego está nuestra necesidad de vivir una historia de amor, y nunca debe ser a cualquier precio, hay que elegir bien a las compañías con las que compartimos la vida.

Cuesta un tiempo darse cuenta de que no basta con que te quieran mucho: tienen que quererte bien, y no todo el mundo tiene las herramientas para ello. Así que es muy importante que tu red de gente sea gente alegre, sana, generosa, con inteligencia emocional, con empatía, solidarias, en fin, buenas personas, es de lo que se trata.

Cuando te quieres mucho esto lo ves muy claro, no permites que nadie te toree ni te trate mal, aunque sea alguien que te gusta mucho o alguien a quien quieres mucho. Eres perfectamente capaz de ver si alguien te conviene o no, y tomas decisiones sensatas que te beneficien a ti siempre. Eres capaz de cortar una relación con alguien que te fascina si te das cuenta de que no hay reciprocidad o no se dan las condiciones para poder quererse bien, y disfrutar del amor. 

Otro beneficio al trabajar la autoestima es que podemos conocernos mejor a nosotras mismas, y paliar un poco la soledad, y el miedo a la soledad que nos hace tan dependientes de los demás. De alguna manera, al convertirnos en compañeras y cómplices de nosotras mismas, la soledad se aleja porque nos sentimos acompañadas de la cuna a la tumba, siempre con nosotras mismas, en los buenos y en los malos momentos.

Cuando te quieres bien, sucede también que te va mucho mejor todo, que todo parece más fácil: el examen te sale mejor, porque estás más relajada y confías más en ti misma. Te sale mejor la comida cuando cocinas, te rinde más el tiempo de trabajo o de estudio, se te ocurren grandes ideas, te vuelves más curiosa, surgen en ti nuevos proyectos, sientes ganas de aprender cosas nuevas y de conocer gente nueva, te enfadas menos con el mundo, tienes mejor humor y mejores ánimos, te apetece ser útil y ayudar a tu gente, te pones más creativa, es un proceso contagioso.


Cuando te quieres bien, la gente también aprende a quererte bien, a respetarte, a tratarte con cariño. Es más fácil poner límites a los demás, expresar tus necesidades y tus deseos, decir lo que quieres y lo que no, y negociar en todas tus relaciones para que no duelan. Cuando te quieres bien, no consientes que te manipulen, que te hieran, que te amarguen la vida más de una o dos veces: es más fácil cortar por lo sano cuando tenemos claro lo que necesitamos y lo que queremos, y lo que no queremos.

Otro beneficio de quererse bien a una misma es que tienes más tiempo para disfrutar de tus pasiones porque no gastas energía en batallar contra ti misma. Tus energías son para disfrutar, para crecer, para aprender, para compartir con los demás: la vida es más bonita cuando estás tranquila, en paz y a gusto contigo misma. Tener más energías te permite hacer muchas cosas nuevas, te permite diversificar afectos, moverte con libertad, y relacionarte también con más libertad y más alegría.

Porque al final es esto lo que necesitamos, chicas, más alegría, más tranquilidad, más placer, más orgasmos, más risas, más abrazos, más puertas y ventanas abiertas. De alguna manera cuando estamos mal estamos muy centradas en nosotras mismas, muy en nuestro ombligo, y nos cuesta salir al mundo y disfrutar de la gente, porque claro, no nos sentimos bien.

Pero cuando logramos sentirnos bien con nosotras mismas, entonces como que todo va mejorando como por arte de magia, nuestro bienestar tiene un impacto positivo en los demás: en la gente con la que convivimos, en el espacio de trabajo, en los sitios en los que estamos, en nuestras familias y grupos de gente querida, con nuestros animales y plantas domésticas.

Lo personal es político, y cuanto mejor estamos las mujeres, más nos unimos y más logros conseguimos, y la sociedad entera avanza. Todo son beneficios cuando te  trabajas la autoestima para quererte más y mejor: todo nuestro mundo late a nuestro son, se contagia de nuestras buenas vibras, nos siente felices con nosotras mismas. Y esto, no sé si os habéis parado a pensarlo, pero tiene un efecto rebote en las niñas, en las adolescentes, en tus amigas, en tus compañeras de estudios o de trabajo, y hasta en las mujeres con las que te cruzas por la calle.

Así que pongámonos generosas: cuanto mejor estamos nosotras, mejor están las demás compañeras y los demás seres queridos. Es incluso más fácil si nos lo tomamos no sólo como un proceso personal, sino más bien colectivo: al aprender a cuidarnos a nosotras mismas, estamos poniendo nuestro granito de arena para que haya cada vez más mujeres liberadas de la culpa, el miedo, la falta de confianza en una misma, el machismo, y la violencia. Todas sufrimos diversos grados de violencia en nuestras vidas por haber nacido mujeres, por eso cuando una de nosotras se libera de una relación de violencia machista, nos liberamos todas. Cuando una se va  de una relación en la que no la quieren bien, estamos todas ganando, porque lo que empodera a una, nos empodera a todas.

Y si nos cuidamos mucho a nosotras y entre nosotras, nos será más fácil acabar con el machismo y el patriarcado, porque cuando las mujeres nos empoderamos, no hay quien nos pare.


Coral Herrera Gómez






Si quieres trabajar el tema de la autoestima, ¡vente al Laboratorio del Amor! 
Vamos a trabajar durante dos meses juntas para fabricar las herramientas que necesitamos para aceptarnos, querernos y cuidarnos mejor. Puedes apuntarte cuando quieras en mi web: 





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30 de agosto de 2018

Curso Intensivo: Autoestima y Amor



El viernes 14 de septiembre empezamos nuevo curso intensivo en la Escuela del Amor para trabajar la autoestima y las relaciones de pareja. Es sólo para mujeres, y trabajaremos desde la autocrítica amorosa feminista. Dura diez días, y podéis apuntaros desde cualquier país. En cada sesión haremos un ejercicio, trabajaremos en el foro y compartiremos materiales, y al terminar celebraremos un chat en directo. 


Aquí tenéis toda la información y el botón de inscripción:

http://otrasformasdequererse.com/curso-intensivo-autoestima-y-amor-romantico/


¡Sois todas bienvenidas!

Reflexiones sobre la gestación subrogada y la compraventa de bebés




En Canadá e Inglaterra la gestación subrogada está permitida, pero ninguna mujer puede cobrar dinero por hacerlo, y hay penas de cárcel de hasta diez años por vender o comprar bebés. Resultado: no hay apenas mujeres altruistas, y canadienses e ingleses tienen que salir a los países más pobres a buscar mujeres para alquilar.

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Si el bebé está sano, la madre es la compradora. 
Si el bebé es defectuoso, la madre es la gestante. 
Si ninguna madre quiere al bebé, es abandonado en un orfanato o institución pública del país en el que no prosperó la compraventa.


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Echad un vistazo a las agencias y mirad los catálogos de mujeres baratas, guapas, disponibles, deseosas de cumplir los sueños de cualquier desconocido con dinero y ganas de ser papá o mamá. Todas ellas mujeres que jamás venderían sus cuerpos ni sus bebés si hubiesen pertenecido a otra clase social, y sobre todo, si no fuesen mujeres.


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Desde siempre nos habéis arrancado a los bebés de los brazos al nacer. En las dictaduras los curas y las monjas los robaban a las mujeres pobres, a las mujeres comunistas, a las anarquistas, a las feministas, para dárselo a las familias ricas. Una vez extraído el producto, las mujeres eran torturadas y asesinadas, y arrojadas al mar. 

Ahora en las democracias ya no es gratis y tenéis que pagar a las agencias, porque ya no roban a las mamás, ahora hay que compensarlas económicamente. 

La violencia y la crueldad es la misma, sea o no legal, es completamente inmoral.

 #RoboDeBebés #Tráfico de Bebés 
 #StopViolenciaPatriarcal
#NoAlquilesMujeres
#NoCompresBebés


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Los derechos de la mujer que alquila su cuerpo para la gestación quedan anulados durante el tiempo que dure el embarazo. No tiene posibilidad alguna de arrepentirse, ni de echarse para atrás, no puede opinar ni tomar decisiones sobre su salud y su embarazo, y tiene que obedecer las condiciones que le impongan en su dieta, su vida sexual, su vida privada y su intimidad. No puede rechazar a los futuros padres de su bebé si no le caen bien o si no la tratan bien, incluso si sospecha que a su bebé tampoco lo tratarán bien. No puede protestar, no puede negociar, no puede hablar, sólo cumplir su parte del contrato y ser obediente.



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La peor pesadilla para un comprador o una compradora de bebés es que su hijo se parezca a la madre gestante, y herede sus características físicas, y hasta sus enfermedades. Ya está demostrado que los genes se mezclan desde el inicio, lo que demuestra que ese deseo de tener un hijo "propio" con tus genes sin que se contaminen es imposible. Una mujer no pone solo su útero, pone su cuerpo entero, sus hormonas, su sangre, sus células, todo está interrelacionado en nuestros cuerpos cuando creamos una vida, y todo está mezclado y fusionado: la pureza genética es un cuento chino con el que sientes que tu hijo es tuyo. Pero no es tuyo, no es de nadie: los seres humanos nos somos propiedades.


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Si, estoy de acuerdo con prohibir a las mujeres vender sus bebés. Las mujeres no tenemos derecho a vender seres humanos, aunque los hayamos parido. No es limitar la libertad de una mujer, es que las mujeres no somos propietarias de ningún ser humano, nuestros hijos no son nuestros, los seres humanos no se pueden vender ni comprar. Vender o comprar un bebé no es un derecho de las mujeres, al revés: es un atentado contra los derechos de los niños y las niñas y está penado con cárcel en la mayor parte de los países del mundo. #NoCompresBebés #VenderBebésNoEsUnDerecho
#NoSomosMercancía
#NoSomosPropiedadPrivada
#SubrogaciónCriminal

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A la madre gestante, en cuanto nace el bebé, se la quiere eliminar, se la quiere borrar, se la corta en la foto del paritorio para que sólo veamos sus piernas o sus brazos, como si fuera sólo un trozo de carne. A la madre le arrancan el bebé del vientre y no le permiten abrazarlo, hablarlo, acariciarlo, ni darle de mamar: la mujer ha de desaparecer enseguida del escenario, y no volver a preocuparse por el ser humano al que acaba de parir. Su cerebro es el de una mamífera recién parida a la que le han quitado a su bebé, por lo tanto aunque la mujer reciba decenas de miles de dólares por el bebé, su cuerpo está enteramente preparado para alimentarlo, protegerlo, acunarlo, y sacarlo adelante. Así que hay que desprogramar a la madre para que su cerebro piense que el bebé ha muerto, para que seque la leche de sus pechos, para que contraiga de nuevo su útero vacío, para que sus hormonas paren de producir oxitocina que propicie el apego con la cría.

La madre pasa a ser una amenaza para la sustituta, por eso no la invitarán a los cumpleaños, ni a las graduaciones, ni la dejarán compartir buenos momentos con la familia, porque no es un amiga, porque no es bienvenida.

La madre no aparece jamás hasta que el bebé empieza a preguntar por ella quince o veinte años después, y comienzan las mentiras: "ella lo hizo por nosotros pero de ti no quiere saber nada", "se murió en el parto", "no sabemos quién es", "desapareció hace tiempo", "no quiere que la busques", etc.

Así es como se rompe el vínculo una y otra vez, así es como se hace desaparecer a las mujeres: se usan y luego se destruyen, como si nunca hubieran existido. Por eso es tan machista este negocio de hombres.


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¿Y las mujeres pobres con problemas de infertilidad, a ellas quien les gesta un bebé, quien les ayuda a cumplir su sueño? Altruismo sería si las ricas regalasen sus bebés a las mujeres más pobres del planeta, si fuesen capaces de pasar por un embarazo de 9 meses para hacer felices a mujeres sin recursos. Pero no conozco a ninguna rica que le de su hijo o hija a una desconocida. Me es imposible imaginar a una neoyorkina cediendo a su bebé a una mujer guatemalteca indígena. 
Lo llaman altruismo porque les suena muy fuerte lo de explotación, pero es explotación, y es monstruosa #Cinismo #NoCompresBebés #NoAlquilesMujeres



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Después de comprar el bebé a una mujer ucraniana, contratas a otra mujer pobre para que lo crie y lo cuide ella, ¿verdad? Ecuatoriana, colombiana, marroquí, polaca, lo único que importa es que sea pobre y sea diferente a la mamá de tu bebé comprado. Se trata de explotar mujeres diferentes para cubrir diferentes deseos y necesidades tuyas, y las de tu marido, hay mujeres para todo, y están todas a vuestra disposición, todas deseando ayudaros a ser felices. Unas te dan sexo, otras hijos, otras limpian tu mierda, y todo lo hacen por Amor
 #ViolenciaMachista #NoCompresBebés #NoExplotesMujeres#StopMaltratoInfantil



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La lucha de madres y padres debería centrarse en regular la adopción de manera que todos esos millones de niños y niñas que nadie quiere puedan tener una familia que los quiera  y los cuide con amor. Ese es el verdadero altruismo, la lucha por los derechos de los niños y las niñas ya nacidas.


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Estoy en contra de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas, porque soy feminista. La violencia patriarcal más fascista y cruel, para mí, es aquella que separa a las madres de sus bebés. En los hospitales, en las fronteras, en las guerras y los genocidios arrancan a millones de niños de los brazos de sus madres: es una de las peores formas de castigo que ha inventado la Humanidad para someter y humillar a las mujeres. 

La compraventa de bebés y el alquiler de mujeres para follar o para reproducirse es un comercio en el que sólo se enriquecen los hombres: los dueños de los puticlubs, los traficantes de esclavas sexuales, los proxenetas, los dueños de las agencias de alquiler de mujeres madres, los dueños de las clínicas reproductivas, los dueños de las granjas de mujeres, y toda la industria que se genera alrededor de la compraventa y alquiler de mujeres, y de sus crías. 

Creo que los seres humanos no somos objetos, ni somos propiedad privada, por eso una madre no puede vender a su hijo, porque no es suyo. Creo que el centro del debate tenemos que ponerlo en los bebés que son arrancados de los brazos de sus madres para ser entregados a sus compradores: los bebés son seres humanos. Se dan cuenta de todo, sufren porque necesitan el calor y el olor de su madre, han estado con ella 9 meses y es su único punto de referencia con el mundo, junto con el padre si ha estado cerca durante el embarazo. 

Para los bebés no hay nada más doloroso y cruel que les separen de sus madres nada más nacer: experimentan el mismo sufrimiento que si se hubiera muerto su madre en el parto, aunque le cuiden con mucho amor, ese sufrimiento dejará en su cerebro, su sistema nervioso y sus emociones, una huella profunda que lo marcará de por vida. 

Los bebés son humanos con derecho a tener derechos, por eso es inmoral que se legalice su compraventa, y que haya hombres que se enriquezcan con este negocio. Las mujeres pobres no son libres para vender sus riñones, ni sus bebés: ninguna lo haría si no tuviese necesidad. 

Y no es justo que los hombres y las mujeres de los países desarrollados vayan a los países pobres a comprar bebés, porque no hay altruismo posible cuando unas pasan hambre y los otros lo que quieren es cumplir su sueño y ser felices. No es un contrato firmado entre personas libres y en igualdad de condiciones: es abuso y explotación.


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No estáis comprando un bebé, estáis comprando la felicidad. Como cuando compras un coche o un teléfono, hay tantas marcas que en realidad lo que te atrae y lo que estás comprando es una filosofía de vida de «familia feliz», y un pack de falsas promesas: «no hay nada más maravilloso que ser madre», «la maternidad te hará feliz», «tener un bebé consolidará tu pareja y te unirá a tu amado para siempre», «sin hijos eres un ser incompleto», «si tu marido te abandona tu hijo será tu Príncipe Azul», «tu hija te ama incondicionalmente y siempre te cuidará», «el éxito de una mujer es formar una familia feliz». Eso es el mito de la maternidad que nos venden a todas, sólo que además cuando hay negocio te añaden nuevas falsas promesas como «tu bebé no tendrá genes de su madre gestante, no se parecerá a ella», «tu hijo nunca preguntará ni se interesará por la madre que lo parió», «la madre de tu hijo no te dará problemas ni querrá nunca saber del bebé», «tu bebé no se sentirá mal cuando sepa que lo compraste», «tu bebé no se enterará de quién es su madre, les engañas fácilmente cuando sacan de nacer», «tu bebé no sufrirá cuando lo separen de su mamá», «tu bebé se sentirá muy agradecida contigo por el esfuerzo económico que hiciste por ella», etc. 


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Los compradores y compradoras de bebés nunca podréis ser buenos padres y madres porque no sois buenas personas. Nadie con un mínimo de empatía separaría a un bebé de su mama, nadie con capacidad para amar sería capaz de alquilar un mujer pobre para cumplir sus deseos sexuales o reproductivos. Compráis bebés porque creéis que todo se puede comprar y vender en la vida, pero si fuerais buenas personas jamás quitaríais los derechos fundamentales a una mujer durante 9 meses. Compráis bebés porque os habéis creído el cuento de que la maternidad os hará muy felices y unirá vuestra pareja aún más, y porque creéis que vuestro bebé de mayor no sentirá rencor hacia vosotros por separarlo de su madre, pero todos los bebés que son separados de sus mamás llevan toda la vida el dolor de la separación encima, y al final se enterarán de la manera en que os aprovechasteis de la necesidad de su madre. 


Coral Herrera Gómez


29 de agosto de 2018

Las mujeres pobres y el feminismo




Las mujeres pobres no son felices cuidando a tus hijos e hijas, ni limpiando tu mierda, ni la de tu familia. No son altruistas ni quieren ayudaros a cumplir vuestro sueño de tener hijos biológicos. Las mujeres pobres no son felices cuando la viola tu marido o tu padre, pagando o sin pagar, en el burdel o en la calle. No han nacido para hacer ricos a los hombres que trafican con mujeres. Las mujeres pobres no existen para que tú puedas ser feliz, para que puedas trabajar y disponer de más tiempo libre, para que te libere de las tareas domésticas y los cuidados, para que puedas tener hijos con tus genes, o para calmar las ansias de tu marido en una película porno o en un puticlub. 

Las mujeres pobres no han nacido para aliviar a los soldados en las guerras, ni para que todos se descarguen sobre ellas en las fronteras entre países. Ellas aguantan toda la violencia del mundo con sus cuerpos, sostienen el capitalismo en sus hombros, limpian la mierda de todo el planeta, y están completamente excluidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos Fundamentales. Ellas no pueden estudiar, ni elegir profesión, ni elegir la maternidad, ni viajar, ni ser dueñas de su cuerpo y su sexualidad, y no son libres para hacer lo que deseen con sus vidas porque están marcadas por la necesidad. 

No son pobres porque quieren, dejad ya de decir que ellas venden sus coños, sus culos, sus riñones y sus bebés porque quieren, que emigran porque quieren, o que limpian la mierda porque quieren. Si todas tuviesen ingresos y derechos, los hombres no podrían enriquecerse con ellas, no habría vendedores de bebés, ni proxenetas, ni clientes, ni negocio posible. La única forma de cambiar el mundo es acabando con la explotación de mujeres pobres, y con todo el clasismo y el machismo que sostiene y justifica la explotación. 

La violencia patriarcal se ceba sobre las mujeres más pobres, y destruye no sólo sus vidas sino también las de sus bebés. Dos imágenes espantosas tengo hoy en la cabeza: una bebé que no reconoce a su mamá porque Trump las separó durante meses, en el vídeo su mamá la tiene en brazos y trata de calmarla, ella se quiere zafar y llora, la mamá desesperada queriendo abrazarla. Segunda imagen: los compradores que arrancan a los bebés de los brazos de sus mamás en el paritorio, los llantos desgarradores de esos bebés, los compradores haciéndose fotos con el bebé, la mamá coge la manita del bebé para despedirse porque no la dejan cogerlo en brazos. En los dos casos todo es legal. El sistema machaca a los más débiles, las mujeres pobres y sus crías, las castigan si quieren ser madres y si no quieren serlo, las castigan si quieren salir de la pobreza emigrando, las seducen para que salgan de la pobreza vendiendo a sus bebés. Nacer mujer, pobre y no ser blanca es lo peor que le puede pasar a un ser humano en este planeta Patriarcado.

Las mujeres pobres creen en Dios, pero Dios no cree en ellas. Le piden protección, ayuda, misericordia, pero a Dios no le gustan los pobres, ni le gustan las mujeres. Dios sólo ayuda a la gente con éxito que acumula riquezas y poder. A ellas no les llega la misericordia infinita del Señor aunque siguen pagando el diezmo religiosamente en sus iglesias.

Las mujeres pobres creen en la salvación a través del amor romántico con un Señor menos divino que el anterior, pero es una trampa a través de la cual adquieren una doble jornada laboral sin remuneración, lo que se llama trabajo gratis o esclavitud moderna. Cuando el hombre se larga con otra, la carga de los hijos las estanca todavía más en la pobreza. Nunca el amor las salva de nada. 

Y por último tratan de engañarlas con el mito de que trabajando duro podrán salir de la pobreza, y no es cierto, por mucho que estudien y se esfuercen no dejarán de ser pobres jamás. No hay salvación posible para ellas, ni emigrando, ni comprando lotería, ni vendiendo sus cuerpos, ni sus bebés, podrán salir de la pobreza y la explotación. 

Porque el mundo necesita a las mujeres pobres, el capitalismo necesita mano de obra gratis, y el patriarcado necesita siervas para cubrir las necesidades básicas de los hombres.

 Y como son tan necesarias, cuando desobedecen y se rebelan, las mata el Estado o las mata el marido. Cuando se organizan para luchar por sus derechos, por los de los animales y la naturaleza, las matan las multinacionales que se dedican al petróleo, a la industria hidroeléctrica, a la megaminería, o a la plantación extensiva de piña, aceite de palma, bananos, etc. 

Todo el patriarcado se les echa encima cuando osan desafiar las leyes patriarcales, cuando piden igualdad, justicia y derechos, por eso se aplica tanta violencia sobre ellas: violaciones, torturas, palizas, en la calle y en casa, en todos los rincones del mundo. El odio a las mujeres pobres es mayor aún si son feministas, si son extranjeras y migrantes, si son indígenas, negras, mestizas, asiáticas o árabes: en ellas se condensan todos los odios y todas las opresiones de la jerarquía patriarcal. Porque no son hombres, no son blancas, no son ricas, no son occidentales: son escoria, son las nadie, son las invisibles, son la mano de obra  barata para coser las camisetas baratas y los bolsos caros que compran las blancas, son la mina de oro para puteros y proxenetas, son las criadas de millones de hombres en todo el mundo. 

Creo que la única salvación posible es la lucha feminista anticapitalista, antirracista, antifascista e interseccional que derrumbe este sistema patriarcal, violento, injusto y cruel. El feminismo sólo puede ser revolucionario si queremos que los derechos sean para todas y todos. 


Coral Herrera Gómez 

28 de agosto de 2018

Busco amor, y me encuentro feminismo




Muchas de vosotras venís aquí a buscar amor, y os encontráis con feminismo. Me escribís contándome que os sorprende llegar a mi muro y a mi blog, y encontrar teoría política aplicada al área de las emociones, el deseo, y las relaciones. Que os suena todo muy sensato, y que parece más fácil aplicarle la teoría feminista al amor con los análisis y las herramientas que voy ofreciendo en mis escritos. Que la mayoría de ellos son fáciles de leer, que son útiles para vuestra vida personal y profesional, para trabajar en clase o en casa con adolescentes.

Que el feminismo se entiende más fácil, que os está cambiando la vida, que ya no os sentís condenadas a sufrir por amor, que estáis aprendiendo a quereros y a cuidaros, que estáis haciendo autocrítica y trabajando a fondo los patriarcados que os habitan, que os estáis liberando de las relaciones en las que no sois felices, que estáis abriendo los ojos a una nueva forma de entender el amor y las relaciones, que estáis con ganas de explorar nuevas formas de quererse y de disfrutar más del amor y de la vida...todas estas cosas que me decís, me hacen sentir útil, y me hacen sentir que todo mi trabajo merece la pena. 

Al principio nunca pensé que me leería gente que no conocía el feminismo, de alguna manera creía que la gente se espantaría al leer cosas como "patriarcado", "capitalismo", "derechos humanos", "solidaridad", "amor del bueno", "compañerismo", "feminismo", pero creo que ha sido más bien al revés: esto de la revolución amorosa feminista es contagioso, y las #MujeresQueYaNoSufrenPorAmor somos cada vez más, ¡gracias a todas por vuestros lindos mensajes y por seguir mi blog!

Hoy estoy celebrando que ya he recibido 5 millones de visitas en mi blog, después de 8 años y 513 post, así que quería agradeceros vuestra presencia aquí, vuestro apoyo en redes, y todo el amor del bueno que me llega de tantos países diferentes, ¡muchas gracias a todas y a todos!

Coral Herrera Gómez 

26 de agosto de 2018

¿Cómo saber si hay amor en mi relación?


Ilustración de Frida Castelli



Muchas mujeres están en relaciones de pareja en las que no hay amor. Quizás puede que haya mucho romanticismo, pero no hay amor. La trampa en la que caemos gracias a este gran espejismo colectivo que es el mito del amor romántico, es precisamente que aguantamos demasiado tiempo en relaciones que parecen de amor, pero no lo son.

A las mujeres heterosexuales nos cuesta distinguir el amor de la violencia porque la cultura amorosa patriarcal en la que hemos sido educadas nos hace creer que quién bien te quiere, te hará llorar, que los que más se pelean son los que más se desean, y que del amor al odio hay un paso.

Es una cultura sadomasoquista en la que a nosotras nos toca el papel de sufridoras, y nos hace creer que cuando un hombre nos vigila, nos controla, nos limita la libertad, ataca nuestro derecho a la privacidad, lo hace "por amor". Que sin el amor de un hombre no somos nada. Que los celos son pruebas de amor, que la violencia es pasional, que los malos tratos son "normales" entre dos seres que se quieren. Y es que son el pan nuestro de cada día: vivimos en una cultura muy machista y muy violenta en la que hemos naturalizado la violencia y el sufrimiento, y nos hemos acostumbrado y hasta resignado pensando que es imposible estar en una relación amorosa basada en el respeto mutuo, el placer y el compañerismo.
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Sin embargo, las mujeres que ya no sufrimos por amor estamos cansadas de aguantar malos tratos en nombre del amor, estamos hartas de relaciones en las que no somos felices, estamos cansadas de nuestro rol de mujer sacrificada que todo lo soporta por amor, y ya no nos creemos el cuento de que haya algo de amor en una relación machista en el que a nosotras nos toca obedecer, someternos, renunciar a nuestra libertad, y trabajar gratis sirviendo al señor.

Para nosotras el amor tiene que estar basado en el placer, el disfrute, el compañerismo, la solidaridad, el buen trato, la libertad y la igualdad, la honestidad y la sinceridad. Creemos que si duele, no es amor. Confiamos en nuestra capacidad para evaluar si una relación nos está haciendo felices o no, si nos compensa o no, si puede funcionar o no, y en nuestra capacidad para tomar decisiones si la respuesta es no. Porque priorizamos el auto-cuido por encima de cualquier relación romántica: lo primero es nuestra salud, nuestro bienestar, nuestra felicidad.

La mejor herramienta para hacer análisis de las relaciones en las que estamos es hacernos  preguntas. Os invito a poneros las gafas violetas con los filtros del amor, y a hacernos todas las  preguntas que se nos ocurran para intentar averiguar si estamos en una relación en la que hay amor, o si por el contrario estamos en una relación basada en la dependencia y la necesidad, en la dominación y la sumisión, en la comodidad o en el interés.

Las preguntas las tenemos que poner entre todas, aquí lanzo unas cuantas para empezar:

- ¿Te sientes plenamente correspondida en tu relación?, ¿crees que los dos estáis igual de ilusionados y tenéis las mismas ganas, y la misma intensidad en vuestros sentimientos?

- ¿Te sientes amada?, ¿Cómo te demuestra tu compañero su amor?,

- Si no te lo demuestra, ¿por qué no te lo demuestra?

- ¿Tenéis los dos el mismo concepto, o parecido, del amor, y del tipo de pareja que querríais tener? Si la respuesta es no, ¿hay condiciones para  amarse si vuestras apetencias no coinciden?

- ¿Te sientes aceptada tal y como eres?, ¿te ha pedido tu pareja que cambies tu forma de ser, o hagas cambios en tu vida?

- ¿Te sientes bien, te sientes feliz, estás a gusto en tu relación?, ¿porcentaje de felicidad?

- ¿Te sientes bien tratada?,

- ¿Te sientes bien tratada todo el tiempo, la mayor parte del tiempo, o sólo a veces?

- ¿Te sientes bien tratada cuando hay conflictos y discusiones?

- ¿Cómo tratas tú a tu compañero?, ¿notas mucha diferencia entre su forma de tratarte y la tuya hacia él?

- ¿Cómo habla de sus ex-novias?

 - ¿Cómo habla de las mujeres?

- ¿Cómo trata a la camarera que os está sirviendo la comida en el bar?

- ¿Crees que tu compañero es buena persona?

- ¿Crees que tu compañero es buena persona todo el tiempo, con todo el mundo?

- ¿Cómo se comporta con los animales?

- ¿Es machista? ¿Es racista, clasista, homófobo, lesbófobo, xenófobo?, ¿emite discursos de odio?

- ¿Sus actos y sus palabras se corresponden, lo que dice y lo que hace es coherente?

- ¿Cuantas pasiones y aficiones tenéis en común, hay compatibilidad entre ellas?

- ¿Se ocupa y se preocupa por tu placer, o sólo piensa en el suyo?

- ¿Crees que tu compañero tiene ganas de disfrutar del amor y del sexo, o hay algún obstáculo que le impida vivir sus relaciones con libertad y alegría, como por ejemplo, el miedo?

- ¿Sabe escuchar con amor?, ¿te escucha a ti con amor?

- ¿Cómo son sus relaciones con sus amigos y amigas, y con su familia?

-  ¿Sientes que la relación es fácil, o es difícil? Fluye el amor, ¿o estáis siempre peleando?

- ¿Ha mentido delante de ti alguna vez a alguien?

- ¿Cómo crees que te ve él, qué te dicen sus ojos cuando te mira, qué cosas le gustan de ti?

- ¿Cómo le habla de ti a los demás, cómo le habla de ti a su mejor amigo, te gusta lo que estás escuchando al imaginarlo?

- ¿Cómo te habla a ti sobre ti misma, cómo habla de ti a los demás cuando estás tú presente?

- ¿Se ha desnudado emocionalmente delante de ti, te ha dejado ver su interior, te ha hablado sobre sí mismo y sobre sus sentimientos?

- ¿Quién es el que se siente más feliz en la relación?, ¿quién es el que mejor está de los dos, o estáis igual de bien los dos?

- ¿Te sientes cuidada?,

- ¿Te sientes cuidada siempre, o solo a veces? Cuando enfermas, ¿te cuida?, ¿te ayuda cuando tienes problemas?, ¿se preocupa por ti?

- ¿Sientes que tienes intimidad y privacidad?, ¿respetas tú la suya?

- ¿Cómo actúa cuando está estresado o nervioso?

- ¿Os veis ambos juntos en el futuro, o alguno de los dos se ve fuera de la relación?

- ¿Te sientes libre para ser tú misma, para expresarte, para contar cómo te sientes, para hablar de tus deseos?

- ¿Te sientes libre en la relación para tener tus propios espacios, tus propios tiempos?

- ¿Cómo le acepta tu gente a tu chico?, ¿qué piensa él de tu gente?

- Si tu gente no le gusta, ¿crees que él trata de aislarte, o respeta tu red de afectos?

- Si su gente no te gusta, ¿crees que él se siente libre para relacionarse con su red de afectos?

- ¿Cómo se comunica contigo?, ¿quién llama primero?, ¿cuánto tarda en contestar tus mensajes?

- ¿Respeta los pactos a los que habéis llegado para estar juntos, o los rompe a menudo?

- ¿Crees que tu compañero confía plenamente en ti?

- Y tú, ¿confías plenamente en tu pareja?

- ¿Os reís mucho juntos?, ¿te estás divirtiendo?

- ¿Estás renunciando a algo, o te estás sacrificando por algo?

- Si es feminista, si dice que se está trabajando el patriarcado, ¿hay coherencia entre sus discursos y sus actos?

- ¿Hay compañerismo, igualdad y trabajo en equipo en tu relación?

- ¿Cómo os repartís las tareas en la casa, la crianza, los cuidados?,

- ¿Disfrutáis ambos de la misma cantidad de tiempo libre?

- ¿Cómo es vuestra forma de organizaros económicamente, sois solidarios el uno con el otro, dependéis del otro para vuestra subsistencia, cómo es la relación cuando no hay igualdad en los ingresos?

- ¿Te compensa la relación, sientes que las cosas buenas realmente compensan las malas?

- ¿Te gustaría que hubiese algún cambio en tu relación?, ¿Crees que es posible que haya un cambio en la realidad?

- ¿La relación ahora es mejor que al principio, o peor?

- ¿Imaginabas que tu relación iba a ser así?, ¿cómo la soñabas?

- ¿Tu relación se ha convertido en un cruce constante de reproches mutuos?, ¿hay cansancio o hartura por parte de ambos?

- ¿Qué cosas podrían mejorar en la relación?

- ¿Qué cosas te gustaría trabajarte a ti para ser mejor persona y para disfrutar del amor?

- ¿Y tu pareja, qué podría trabajarse para mejorar también?, ¿crees que tiene herramientas y ganas para hacerlo?

- ¿Cómo habla de sí mismo?, ¿cómo le ves el Ego y cómo le ves la autoestima?

- ¿Te da la razón en todo, te lleva la contraria en todo?, ¿te ríe todas las gracias?, ¿se pone por debajo de ti, o por arriba de ti, o permanece en el mismo nivel que tú?

- ¿Y tú, te pones por encima o por debajo, alternas posiciones de dominación y sumisión, o tratas de tener relaciones horizontales e igualitarias?- ¿Cuál es el porcentaje de nivel de sinceridad y honestidad de tu pareja?

- ¿Cómo sería tu vida si no estuvieses con tu pareja actual?, ¿qué estarías haciendo?

- ¿Cómo será la vida de él sin ti, qué estaría haciendo?

- ¿Tiene tu pareja miedo de quedarse solo/a?,

- ¿Y tú, tienes miedo a quedarte sola?

- ¿Te sientes encadenada a tu pareja por los sentimientos que albergas hacia ella, o por alguna otra atadura económica, contractual, etc?

- ¿Crees que tu pareja se siente libre estando en esta relación contigo?

- ¿Confías en ti misma para saber cuando es el momento de romper la relación, si llega ese momento?

- ¿Cómo crees que se comportaría él en la ruptura, te trataría con amor, o te haría la guerra?



Coral Herrera Gómez



25 de agosto de 2018

Tomarse un cafecito con el profesor




Veo a las chicas jóvenes tomando cafecito con el profesor mayor en los bares y restaurantes cercanos a la Universidad y me pregunto cómo es posible que a estas alturas todo el mundo lo vea normal, y nadie se pregunte por qué no hay profesoras mayores tomando cafecito con chavalitos jóvenes. Veo a esas chicas escuchando con atención a esos profesores, sonrientes, complacientes, pensando probablemente con angustia en esa beca que necesitan, en ese hueco en el Departamento de investigación, en esa nota más alta que necesitan para subir la media en su expediente. 

Veo que la mayoría de esos profesores son hombres casados con el Ego inflado presumiendo de su bagaje intelectual para deslumbrarlas y presumiendo de sus conquistas delante de todo el mundo. Les veo cómo utilizan su poder para hacer sus demostraciones de virilidad, y cómo se aprovechan de la necesidad de esas alumnas para acercarlas a a casa en su carro, para invitarlas a comer, para intimar con ellas con la excusa de ayudarlas en sus trabajos de investigación o en la obtención de alguna plaza en la Universidad. Los veo salir con ellas de los moteles que alquilan habitaciones por hora cerca de la Universidad, y me da una rabia tremenda. Porque me acuerdo de los cafecitos a los que me invitaron a mi y las insinuaciones que recibí, y pienso que ojalá alguna compañera feminista me hubiese dicho que no hay nada que negociar fuera de la Universidad, y que no tenía porqué aguantar viejos verdes. Lo mismo cuando salí de la Universidad, la de tipos que me han invitado a café con la excusa de conocernos mejor para darme un puesto de trabajo, y la de veces que he tenido que largarme de esas situaciones con hombres con poder en empresas privadas, instituciones públicas, agencias de la ONU, organismos de cooperación que se me insinuaron. 

Perdí buenos puestos de trabajo porque salía corriendo, pero ojalá nunca hubiera tenido que pasar por eso, ojalá ninguna chica joven tuviera que pasar por eso para hacer carrera en la Universidad o en el mercado laboral. Nunca lo conté porque me daba vergüenza. Sólo tomé conciencia de lo violentas y machistas que son esas relaciones de poder cuando estalló el #MeToo y millones de mujeres contaron historias parecidas a la mía: actrices, deportistas de élite, científicas, empleadas del hogar, camareras, cantantes, cajeras de supermercado... me di cuenta que no había sido un problema personal mío, es un problema colectivo y por eso luchamos las feministas, para acabar con esas relaciones de poder cargadas de testosterona y tensión sexual en el mundo laboral. 

Después de hablar de ello en espacios públicos, el siguiente paso sería preguntarse: ¿cómo vamos a hacer para evitar que más chicas tengan que pasar por esto?, ¿qué cambios habría que hacer en la Universidad para que ninguna estudiante dependa de los deseos sexuales y del Ego de su profesor?, ¿qué van a hacer los hombres para dejar de aprovecharse de la ingenuidad y la necesidad de las mujeres?, ¿cuándo dejarán de invitarnos a cafecitos? 

A nosotras nos toca empoderarnos y organizarnos, chicas, visibilizar y denunciar esas relaciones de poder, olvidarnos de los jefes y los directores, buscar espacios de trabajo en red con otras mujeres, tomar esos cafecitos con las compañeras, y compartir nuestras experiencias públicamente para que les sirvan a las nuevas generaciones de mujeres. 

#NoMásCafecitos #ProfesoresYAlumnas#UniversidadPatriarcal #MercadoLaboral #AcosoSexual

20 de agosto de 2018

¿Qué tienen en común los maltratadores y asesinos de mujeres?



Los hombres que asesinan a sus novias, ex novias o esposas tienen varias cosas en común, aunque tengan edades muy diferentes, pertenezcan a diferentes clases sociales y religiones, y vivan en puntos muy distantes del planeta:
-No están locos, ni son enfermos: matan porque son machistas y violentos .
-Creen que les mueve el amor, pero en realidad les mueve el odio. Confunden ambos términos porque son sentimientos muy fuertes, pero en realidad ninguno de ellos tiene capacidad para amar, para querer, para cuidar a nadie.
 - Castigan a las mujeres porque no saben aceptar las derrotas, ni entienden que las historias de amor empiezan y acaban, son incapaces de aceptar con humildad que todos somos libres para quedarnos o para irnos, y que las mujeres también lo son.
-Son hombres profundamente obedientes al patriarcado, y no toleran la insumisión ni la rebeldía femenina al papel que nos ha tocado durante siglos. Son soldados del patriarcado, lo interiorizan, lo defienden, lo imponen, y lo asumen sin cuestionarlo.
-La mayoría no trata a las mujeres como compañeras, sino como enemigas, y no disfrutan de las relaciones porque creen que el amor es una guerra.
-Su masculinidad frágil está en su punto de vulnerabilidad más alto. Cuanto más inseguros se sienten, más violentos son.
- Destrozan la autoestima a sus víctimas para hacerles más vulnerables y dependientes. Usan mucho la culpa para que aguanten más tiempo los malos tratos.
- Creen que son dueños de su pareja y que por tanto pueden disponer libremente de la vida de ella.
-Aman y defienden su libertad, mientras reprimen la de sus compañeras. La mayoría tiene muy claro que la monogamia es para ellas, no para ellos.
-No saben identificar, expresar y gestionar sus emociones, ni saben comunicarlas.
-No saben vivir su dolor sin hacer daño a los demás.
-Sufren un enorme complejo de inferioridad y superioridad con respecto a sus compañeras, se sienten dependientes de ellas y a la vez se sienten superiores.
- Su Ego necesita ser el más importante, y se siente profundamente herido cuando no son los protagonistas absolutos, cuando no están en el centro de la atención de la otra persona, cuando les desobedecen, cuando les traicionan, o cuando les dejan de querer.
- Tienen mucho miedo al «qué dirán»: el maltratador no quiere parecer un fracasado, temen que su masculinidad y honor queden cuestionados tras la ruptura de la pareja, tienen miedo a las burlas de los demás hombres si sus mujeres no les obedecen, les son infieles o les abandonan.
-Tienen miedo al futuro y a los cambios, por eso no admiten separaciones ni divorcios: quieren que todo siga igual que siempre, con sus privilegios y con su posición de dominación en la pareja .
-Están muertos de miedo. Tienen miedo a quedarse solos, a que nadie les quiera y les cuide.
-Cuanto más miedo tienen, más rabia sienten ante todo aquello que no pueden controlar, protagonizar o liderar.
-Instauran un régimen de terror en sus casas para que el miedo de ella sea más grande que el suyo propio. Amenazan, chantajean, hacen dramas, y quieren ser el centro de atención de su víctima, aunque sea haciéndole la vida imposible.
- Se sienten humillados con la libertad de las mujeres para dejar una relación cuando quieren.
- Se sienten impotentes: no pueden modificar la realidad a su antojo ni pueden comprar amor. No pueden tampoco obligar a ninguna mujer a que les ame. No pueden ejercer el control sobre los sentimientos de los demás porque el Amor es radical y hermosamente libre, lo que les llena de frustración porque no pueden hacer nada para retener a una mujer a su lado.
- Se sienten atacados por la revolución feminista que nos está cambiando la vida a millones de personas. Están llenos de rabia, no comprenden los cambios sociales, y creen que cuantos más derechos tienen las mujeres, menos privilegios tienen ellos. Creen que la igualdad les perjudica, y algunos odian profundamente a las humanas del género femenino en general, y a las feministas en particular.
-Se sienten frustrados porque su princesa no es tan sumisa, ni tan sacrificada, ni tan entregada como les prometieron en las películas. Las mujeres buenas no abundan: para la mayoría somos todas malas, mentirosas, manipuladoras, mezquinas, dominantes, crueles y perversas. De ahí la desconfianza que sienten hacia nosotras, pues creen que si se enamoran van a perder su libertad y su poder. Cuando se enamoran, sin embargo, se decepcionan cuando descubren que su princesa es «como todas».
Los hombres a los que admiran y sus héroes de ficción consiguen lo que quieren con la violencia, se divierten con la violencia, y resuelven sus problemas con violencia. No saben hacerlo de otro modo, así es como triunfan y tienen éxito: matando y sometiendo a los demás hombres, y a las mujeres.
-Tienen problemas para disfrutar de su sexualidad y sus relaciones amorosas porque se sienten presionados para dar la talla en a cama, y su forma de entender y experimentar el placer es muy limitada, pues la mayoría lo único que hace es descargar en pocos minutos para sentir que han cumplido con su rol de macho semental. Sienten poca empatía hacia sus compañeras sexuales, hacia sus necesidades, sus apetencias, sus gustos, y ni preguntan, ni escuchan, ni tienen ganas de aprender a dar placer a sus parejas. Y se sienten acomplejados cuando se juntan a una mujer empoderada que vive con plenitud su sexualidad y su erotismo.
-Están confusos y desorientados con respecto a su masculinidad y a sus roles, no saben cómo gestionar la falta de control sobre sus emociones y las de su pareja, no saben cuál es su papel en un mundo que cambia a velocidad vertiginosa y se llena de mujeres empoderadas que ya no necesitan a un hombre para mantenerse, ni para tener hijos, ni para ser felices.
- Creen que tienen derecho a vengarse cuando les hacen daño, y que pueden hacerlo con saña y crueldad, porque el amor es una guerra en la que todo vale. Cuanto más violencia empleen, más fácil será que la prensa y los jueces crean que fue un acto de amor y lo llamarán "crimen pasional".
- Cuando se vengan de una, se están vengando de todas. El odio hacia las mujeres se llama misoginia y se aprende a través de la familia, la Escuela y los medios de comunicación. Muchos de ellos además son anti-derechos humanos y anti-feministas declarados, y están llenos de prejuicios machistas.
- Muchos han sido criados en hogares machistas y no conocen otros modelos de relación amorosa. Ven natural y normal la violencia contra las mujeres porque lo han visto y lo han sufrido desde siempre.
- Algunos parecen buenas personas, y hasta pueden ser muy románticos. Pueden ser profundamente autoritarias y a la vez son muy vulnerables, pueden ser muy sensibles, y extremadamente crueles a la vez. Así consiguen ser perdonados una y otra vez: utilizan sus encantos, muestran a su niño desamparado para enternecer el corazón de su víctima.
- La violencia machista les ha dejado heridas para toda la vida a muchos de ellos, pero no tienen herramientas para romper con la cadena de la violencia y los malos tratos que han heredado de su familia.
- No saben pedir ayuda, aunque la necesiten desesperadamente cuando sufren tsunamis emocionales que les inundan y les sobrepasan. Ni piden ayuda profesional, ni piden ayuda a sus seres queridos: no lloran, no se desahogan, no saben hablar de lo que les pasa, no ven que el problem está en ellos. Y cuando lo ven, van hasta el final creyendo que no tienen otro camino que morir matando, auto destruyéndose y destruyendo a su compañera, a los hijos e hijas, a toda la familia.

Entender cómo se sienten y qué piensan los hombres que maltratan a sus compañeras, que ejercen sobre ellas violencia psicológica y física, y que pueden acabar asesinandolas, es fundamental para parar los feminicidios. Estamos ante un problema político y social extremadamente grave, y las soluciones no son individuales, sino colectivas.

Necesitamos ir a la raíz del problema si queremos acabar con la violencia machista: lo que nos mata no es el amor, es el patriarcado y las masculinidades construidas desde la misoginia y el machismo.  Hay que dejar de mitificar la violencia romántica y acabar con el romanticismo patriarcal, es urgente que los hombres se pongan a trabajar las masculinidades y que entre todos liberemos al amor del machismo.

Coral Herrera Gómez

16 de agosto de 2018

Si en algún momento dudas

Si en algún momento dudas en los debates que hay en el espacio social, si no tienes claras tus posiciones con respecto al matrimonio igualitario, el aborto, la inmigración, el feminismo, la gestación subrogada, los refugiados, las violaciones y el acoso sexual, cualquier tema sobre el que no hayas leído mucho, sentipiensalo desde la empatía, la solidaridad, la honestidad, la generosidad, la hospitalidad, y con todo el amor que alberga tu corazón.

Si dudas, si tienes miedo a equivocarte, mira siempre hacia la grandiosa Declaración Universal de Derechos Humanos, que es una guía mundial para la paz, la justicia social, para la libertad y la igualdad. Es uno de los grandes tesoros de la Humanidad, y una gran ayuda para ponernos a pensar en soluciones para resolver nuestros problemas y conflictos sin violencia, para dejar de explotar y abusar de los más débiles, para acabar con la crueldad del capitalismo y el patriarcado.

Evita los peros y lánzate al maravilloso mundo de las preguntas: ¿mis creencias atentan contra los derechos humanos fundamentales de los demás?, ¿por qué hay tan poca gente con derecho a tener derechos?, ¿por qué el dinero te da más derechos?, ¿a quién beneficia que la mayoría del planeta no tengan derechos humanos garantizados por ley?, ¿cómo podríamos construir un mundo sin pobreza, explotación y violencia?, ¿podemos opinar sobre quién merece tener derechos y quién no, y por qué?

No nos dejemos llevar por el miedo, el odio, la ignorancia: hay que leer mucho, hay que hacer la revolución del amor, hay que parar las guerras. Pensemos en soluciones colectivas con imaginación y creatividad, en lugar de excluir, odiar, prohibir, cerrar fronteras y vivir con miedo. Hay muchas cosas que podemos hacer para parar esta locura, vamos a activar la imaginación y a trabajar en equipo para construir un mundo mejor #Solidaridad #AmorDelBueno #StopDiscursosDeOdio #NoAlMiedo #NoALaGuerra #DerechosHumanos #StopMachismo #StopRacismo #StopFobias #TernuraSocial #OtroMundoEsPosible

Coral Herrera Gómez

15 de agosto de 2018

Los Hombres y el Aborto


El Novio que no se pone el condón y no quiere ser papá.
El Marido que no quiere hacerse la vasectomía y le da igual tener 6 hijos o 60 porque no se ocupa de ninguno.
El Adúltero que obliga a abortar a su amante y al día siguiente va a misa con su familia
El Violador que nunca irá a la cárcel y del que nunca se hablará en los debates.
El Doctor carnicero que se forra haciendo abortos clandestinos para pobres.
El Doctor de lujo que se forra haciendo abortos en secreto para ricas.
El Político que legisla en contra de nuestros derechos humanos fundamentales, si, con nuestros votos, con vuestros votos.
El Periodista que criminaliza a las mujeres pobres y justifica a los violadores y asesinos a de mujeres.
El Juez que encarcela a la mujer pobre que aborta, y que absuelve a los violadores porque no ve violencia en las violaciones.
El Cura que manda al infierno a todas las mujeres y que pide abstinencia sexual mientras viola niñas.
El Papá que no quiere que su hija reciba educación sexual ni use anticonceptivos ni aborte ni sea madre, y cuando se queda embarazada la echa de casa.
El Senador que odia a las mujeres que son madres solteras. A las que abortan. A las que dan en adopción. A las que crían en pareja lesbiana. A las mujeres violadas. A todas.

Muchos hombres implicados en el aborto, y ninguno es encarcelado, ni enferma, ni se mueren en abortos clandestinos. Todos opinan y ninguno asume sus responsabilidades en la anticoncepción y la salud sexual. Es hora de poner en foco en ellos y preguntarles: ¿cómo vais a contribuir para disminuir el número de abortos, cómo vais a cuidar a vuestras compañeras sexuales para que no tengan que pasar por eso?
#DerechosHumanosDeLasMujeres 

14 de agosto de 2018

ElDiaDeLaMadreYoQuiero




En el día de la Madre yo quiero: 

- que todas las maternidades sean libres y elegidas,

- que ninguna niña, adolescente o mujer adulta sea forzada a sufrir un embarazo, a tener un pato forzado, ni sea obligada a ser madre,

- tiempo, ingresos y apoyo de la comunidad para cuidar, criar y educar a nuestras crías,

- que se proteja a las madres, a los niños y las niñas de la violencia machista, 

- que todas tengamos garantizados nuestros derechos sexuales y reproductivos, 

-que nuestros niños y niñas tengan garantizados sus derechos humanos fundamentales y que tengan las condiciones para ser criados en entornos amorosos, y educados en las mejores condiciones,

- que no separen a las mamás de los recién nacidos en los hospitales. Es cruel, perjudicial e innecesario,

- que nos garanticen embarazos y partos respetados, con un personal sanitario sensibilizado y formado, queremos hospitales libres de violencia obstétrica y de crueldad, 

- que todas podamos disfrutar de nuestro derecho y el de los bebés a la lactancia materna. Que caigan todos los mitos, la desinformación, los prejuicios y la doble moral que nos censura, que todas las mujeres sean libres para decidir si quieren o no dar de mamar, y cuánto tiempo quieren hacerlo. 

- que todas las mujeres podamos vivir y criar en un mundo sin machismo, sin explotación, y sin violencia en el que las mujeres seamos libres y tengamos derecho a tener derechos. 

- que entre todas acabemos con la explotación reproductiva y la compraventa de bebés, que ninguna mujer pueda ser alquilada y utilizada por empresas, ni por "clientes". No somos mercancía, nuestros bebés tampoco,


- que tengamos tiempo libre y seamos cuidadas en los primeros años por nuestra red afectiva,

- que todas las madres tengamos unos ingresos dignos para poder criar a nuestros propios hijos e hijas si así lo deseamos,

- que toda la comunidad se involucre en los cuidados y la crianza de los bebés, los niños y las niñas, que la gente cercana disponga de un tiempo a la semana para cuidar a las madres y sus crías, a la gente enferma o discapacitada, a los adultos y adultas mayores de la red social y afectiva a la que pertenecemos.


- que todas las mamás podamos tener las condiciones económicas y los apoyos necesarios para poder disfrutar de la maternidad y la crianza de mis hijos e hijas, 


que respeten a las mujeres que no desean ser madres,

- más justicia social, más igualdad y más derechos para todas las mamás del mundo

 #MaternidadesLibresYElegidas#MaternidadesDeseadas #CostaRica


12 de agosto de 2018

Feminismo para Jóvenas




Os presento la nueva publicación colectiva en la que participo: Feminismo para Jóvenas, una compilación de diversas autoras y colectivas realizada por Nadia Fink y Laura Rosso y publicada en Antiprincesas / Chirimbote, una editorial de Argentina especializada en feminismos populares para niñas y niños, infancias diversas y adolescentes. Es mi tercera publicación en América Latina, me siento muy feliz de formar parte de este libro:

https://tienda-chirimbote.mercadoshops.com.ar/feminismo-para-jovenas-994284819xJM

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