4 de mayo de 2022
Entrevista en Radio Televisión Española: Objetivo Igualdad
28 de abril de 2022
Sorteo de mi libro en RTVE IGUALDAD
Este fin de semana salgo en la tele, en Objetivo Igualdad, y para ir calentando motores, han sorteado uno de mis libros en su perfil de Instagram.
La ganadora ha sido Esther Estévez Fernández, que recibirá el libro de Mujeres que ya no sufren por amor en su casa.
El siguiente sorteo es el de "Hombres que ya no hacen sufrir por amor", solo tenéis que darle a seguir en su perfil de Instagram y darle a like en la publicación.
Mañana os daré los detalles de la transmisión de la entrevista que me hizo Carolina Pecharroman para Objetivo Igualdad 😊
27 de abril de 2022
Romances Feministas: magia entre mujeres
Romances feministas: en todos mis viajes me enamoro de las mujeres que me acogen en sus pueblos o ciudades. Antes de llegar a ellas, me toca atravesar un mundo de hombres. Si voy en coche, como o ceno rodeada de camioneros. Si voy en tren, rodeada de hombres de traje gris con corbata pegados a sus portátiles. En los hoteles, todo son hombres menos las trabajadoras del hotel y las esposas o amantes de los hombres. Ellos son mayoritariamente los que hacen negocios, mantienen reuniones, firman acuerdos, presiden empresas...
Sus espacios solo se llenan de mujeres cuando hay un Congreso feminista, ¡se nota tanto en el rato del desayuno, todo se llena de colores y de charlas animadas!
El caso es que cuando llego por fin al pueblo o ciudad al que me han invitado, me encuentro con las técnicas de igualdad y trabajadoras sociales, y me siento enseguida como en casa.
Enseguida surge la magia entre nosotras: me enseñan el pueblo, me cuentan su historia, nos contamos las vidas...
Las acribillo a preguntas y me quedo alucinada con la labor que realizan, especialmente las compañeras del mundo rural que se veces llevan varios pueblos y aldeas, y abarcan una comarca entera. Son pocas y hacen de todo: asisten a víctimas de violencia sexual y maltrato machista, organizan la red de cuidados a refugiados, organizan cursos, talleres, charlas, exposiciones, concursos, jornadas, asesoran a otras instituciones, forman al personal del ayuntamiento, a la policía, la guardia civil, el profesorado, el alumnado, organizan puntos violetas para eventos sociales, ponen en marcha campañas de sensibilización (por la conciliación laboral, por el fin de la violencia machista, por los cuidados, por la diversidad sexual), y trabajan a la vez con Juventud, Cultura, Deportes, Urbanismo y demás concejalías.
Trabajan más de ocho horas, apenas desconectan, a muchas les toca viajar de un pueblo a otro, su salario no corresponde a la ingente cantidad de tareas que realizan, y a pesar de eso creen en lo que hacen, y le ponen todo el amor del mundo. La gran mayoría trabaja por vocación, pues son feministas de corazón y son las que van haciendo el trabajo de sensibilización y formación que nos hace falta para avanzar como país. En casi todos los sitios en los que he estado, las compañeras trabajan codo a codo con las asociaciones de mujeres, apoyando su labor y aunando saberes y recursos.
Me fascinan estas redes comunitarias de mujeres y admiro mucho la labor que realizan las trabajadoras de servicios sociales, y las de las concejalías y las unidades de Igualdad. Y me encanta estar con ellas un día o un par de días, encontrar a tu tribu en cualquier rincón del país es como un sueño: no nos conocemos, pero hablamos el mismo idioma, y soñamos todas con un mundo mejor.
Me siento muy afortunada por poder asomarme a sus realidades, y por tener la oportunidad de conocer su mundo, escuchar sus problemas, celebrar sus logros, y poner mi granito de arena con mis charlas y talleres.
Cuando me voy, me siento como si las conociera de toda mi vida, porque como siempre sucede cuando nos juntamos las mujeres, cuando hablamos no separamos lo político de lo personal: abrimos nuestros corazones para disfrutar de un pequeño romance feminista, y nos sentimos unidad para siempre, aunque ni sepamos si nos volveremos a ver.
Ya son diez años trabajando con ellas: quería hacerles un homenaje por invitarme a sus espacios, por ser tan luchadoras y por cuidarme tan bien, ¡gracias a todas por confiar en mí y por ser unas anfitrionas tan maravillosas!
Coral Herrera Gómez
Próximos eventos de la #Gira2022
El perro del hortelano, que ni come ni deja comer
Hoy vamos a hablar del perro del hortelano, que viene y se va, aparece y desaparece, pero siempre está en tu vida ocupando un espacio central. El perro del hortelano parece confuso y te pide que seas comprensivo con sus crisis existenciales, quiere tener pareja y no quiere, quiere ser a la vez soltero y casado, quiere tenerte ahí siempre esperando, así que tenemos que sacarlo de nuestras vidas para que no tenga ningún poder sobre nosotras. ¡No nacimos para esperar!
Puedes ver más vídeos en mi canal de Youtube
25 de abril de 2022
¿Estás cuidando tu futuro?
Vivimos creyendo que vamos a ser jóvenes para siempre, que vamos a gozar de buena salud toda la vida, que nuestras capacidades van a permanecer intactas hasta el final, y que de mayores nos cuidarán nuestros hijos e hijas, o pagaremos una residencia. Y sin embargo, es posible que no podamos ni pagar una residencia, ni ser cuidados/as en condiciones dignas. Piénsalo: el sistema no nos deja cuidar a nuestros bebés y a nuestros mayores: la mayoría de las personas adultas dedicamos la mayor parte de nuestra energía y nuestro tiempo a obtener ingresos.
Dedicamos poco tiempo a cuidar nuestro futuro, hacemos como si no existiese. Pero vamos cada día hacia él, los años pasan volando, y cada vez hay más personas mayores porque la esperanza de vida es cada vez más alta. Los temas más urgentes de nuestro futuro individual y colectivo son dos: quiénes nos van a cuidar cuando ya no podamos cuidar de nosotros mismos/as, y cómo nos vamos a mantener económicamente.
Para cuidar nuestro futuro tenemos que defender con uñas y dientes los derechos de las personas mayores y el alza de las pensiones. Exigir a los gobiernos que las residencias y centros de mayores sean espacios seguros y protegidos, y no puedan jamás caer en manos de empresas privadas. Blindar la ley para que ningún político aproveche una crisis mundial como la pandemia de COVID para atentar contra nuestro derecho a la salud, nuestro derecho a ser atendidos en hospitales cuando enfermamos, nuestro derecho a morir sin sufrimiento ni dolor.
En muchos países destrozar y privatizar la Sanidad pública es legal, y su deterioro progresivo pone la vida de millones de personas en peligro. También tu vida está en peligro: nunca tendrás dinero para poder pagar el coste de la Sanidad privada, tus descendientes tampoco.
La lucha por los derechos de las personas mayores no solo te ayudaría a tí a envejecer con dignidad, a tener garantizado tu derecho a la salud, y a recibir tratamiento médico y cuidados en tus últimos años de vida.
También tendría un impacto en tus padres y en tus hijos e hijas, y en todos tus seres queridos: al principio y al final, todos somos dependientes y necesitamos cuidados. Y las personas que nos cuidan, también se merecen ser cuidadas. No es justo que las mujeres más pobres del planeta nos cuiden a cambio de salarios de miseria, y sin tener sus derechos laborales garantizados: ellas también tienen derecho al descanso, a la baja por enfermedad, al subsidio de desempleo, a tener vacaciones y jubilación digna.
Otro de los grandes retos que tenemos por delante es evitar la soledad. En las grandes ciudades viven en completa soledad miles de personas mayores, y a menudo descubrimos que han muerto cuando empieza a oler el cadáver en el portal.
Cuando trabajas para cuidar tu futuro, también cuidas el futuro de los demás: ¿qué planeta queremos dejarle a las sucesivas generaciones de seres humanos?, ¿cómo vamos a dejaer de producir plástico y de contaminar el agua, el aire, la tierra, y los alimentos?, ¿cómo vamos a dejar de invadir y destrozar los hábitats de millones de animales y seres vivos que están hoy al borde de la extinción?, ¿cómo vamos a parar las guerras, y este suicidio colectivo como especie?, ¿cómo vamos a trabajar para garantizar su derecho a tener una Buena Vida, libre de explotación, violencia y sufrimiento, y para dejarles un mundo mejor?
Coral Herrera Gómez
24 de abril de 2022
Libérate de la necesidad de llamar la atención
Libérate de la necesidad de llamar la atención: en la infancia, llamamos la atención buscando amor y cariño, tiempo de calidad y plena atención de los adultos. También llamamos la atención cuando tenemos un problema que no sabemos expresar con palabras, cuando nos desbordan emociones a las que no sabemos poner nombre, cuando estamos viviendo una época traumática y necesitamos sentirnos protegidos, y queridos. A la mayor parte de los niños y las niñas solo les prestamos atención especial cuando se portan mal: prefieren que les regañemos a que no les hagamos ni caso.
Las personas adultas llamamos la atención por los mismos motivos, pero además lo hacemos también para sentirnos únicos y especiales, para brillar y acaparar los focos, para sentirnos diferentes, y por tanto, superiores al resto. Hay muchas maneras de llamar la atención, por ejemplo, usando nuestro cuerpo, al que adornamos con cortes y colores de pelo llamativos, ropa extravagante, piercings y tatuajes. Las mujeres llamamos la atención con nuestro capital erótico, es decir, posando sexys para despertar el deseo de los hombres y la envidia de las mujeres. Los hombres exhiben sus músculos y su fuerza, sus habilidades deportivas o intelectuales, su capacidad para acumular recursos y mujeres.
Los ricos llaman la atención con sus coches de lujo, sus motos acuáticas, sus barcos y yates, su ropa cara, su calzado de lujo, sus joyas, sus operaciones de cirugía estética, sus relojes, bolsos y complementos caros, sus mansiones y sus viajes. La clase media busca llamar la atención con sus objetos de imitación de marcas caras, y sus viajes baratos a lugares de ensueño. Los y las adolescentes llaman la atención estando todo el día enfadados, y desobedeciendo normas, provocando a sus progenitores para que estalle el drama. Pensemos por ejemplo en el aumento de las autolesiones, y la forma en que castigan sus cuerpos para que les ayuden y les cuiden.
Usamos las drogas, el alcohol, y la fiesta para parecer transgresores y rebeldes. Desafiamos la autoridad para demostrar nuestra valentía, nuestra osadía, nuestra excentricidad, nos entregamos al sufrimiento y coqueteamos con la muerte para dejar a los demás boquiabiertos. Nos exponemos al peligro innecesariamente para aumentar nuestro prestigio y subir puestos en la jerarquía social, especialmente los hombres, que mueren en competiciones absurdas, pero también cada vez más mujeres: las cifras de operaciones estéticas que acaban en enfermedad o muerte nos demuestran hasta donde somos capaces de llegar para lucir bellas y atraer las miradas.
En las redes sociales también pedimos atención desesperadamente: una gente usa su talento y trata de publicar contenidos atractivos, otra gente expone su vida para mostrar a su familia feliz y para simular estar disfrutando de una vida de ensueño, otra gente ataca ferozmente a otra gente para montar batallas y ganar seguidores/as. Cada cual tenemos nuestras estrategias para enamorar a los demás, poca gente se plantea si son éticas o no: para muchos, el fin justiofica los medios, y no le importa hacer daño a los demás para llegar a lo más alto.
La gente más insegura es la que más atención necesita: cuanto más pequeña es nuestra autoestima, más necesita el ego el reconocimiento y los aplausos de los demás. Cuanto más complejo de inferioridad desarrollan, más necesitan sentirse superiores a los demás.
También necesitan mucho amor todos aquellos y aquellas que no han vivido una infancia tranquila y feliz, rodeados de cariño y de cuidados: cuanto peor nos tratan los y las adultas que nos trajeron al mundo, más amor y atención le pedimos a los demás. De hecho, construimos nuestra identidad alrededor de esta necesidad de aceptación y de sentirnos significativos e importantes.
Este ansia por llamar la atención aumenta a la misma velocidad que está desapareciendo nuestra capacidad para prestar plena atención a algo o a alguien durante más de cinco minutos seguidos, en el caso de las nuevas generaciones, hablamos de segundos.
No sabemos cómo pedir amor de buenas maneras. Mucha gente llama la atención tratando de opacar la luz que emiten los demás, y tratando de destruir a sus rivales para quedar solos en el podio de los ganadores. A veces hacemos sufrir a los demás para sentirnos importantes cuando en realidad lo que queremos recibir demostraciones de amor.
Mucha gente sueña con alcanzar la fama para que le quieran millones de personas desconocidas, aunque en realidad no lo necesitamos para nada.
Nos encanta asomarnos a la vida de los dioses y las diosas de nuestra cultura, aquellas que sí han logrado triunfar, aquellos que acaparan riqueza y atraen las miradas de todo el planeta. Nos sentimos fracasados, nos come la envidia y nos invade la frustración por no poder cumplir el sueño de despertar la envidia de los demás.
Esta necesidad de atención, y de sentirnos por encima de los demás nos hace sufrir mucho, porque ahí arriba solo hay sitio para unos pocos. Depender de los likes de los demás puede ser peligroso: nuestra autoestima pierde la autonomía por completo, y es fácil que nos invada el narcisismo. Perdemos libertad buscando la aprobación de los demás, y además, el amor de los fans puede convertirse en odio de la noche a la mañana, la competición por acaparar miradas y flashes es brutal, los y las famosas pasan de moda, y cuando envejecemos y perdemos la belleza o el encanto, nos entierran en el olvido, especialmente a las mujeres.
Por eso es tan importante liberarse de esta necesidad de llamar la atención trabajando la humildad: no necesitamos para nada sobresalir por encima de los demás.
En realidad lo único que necesitamos, todos y todas las homo sapiens, es que nuestra gente nos acepte tal y como somos, que nos quiera y nos cuide. Y para que nos cuiden, tenemos que cuidar a los demás. No solo aprender a cuidarnos a nosotras y nosotros mismos, sino también a cuidar nuestras relaciones, que son el único antídoto contra la soledad y la brutalidad del sistema en el que vivimos.
Y eso es todo.
22 de abril de 2022
Coral Herrera en Siberia
Estoy muy contenta de anunciaros que la próxima semana estaré en Extremadura, en la Mancomunidad de Siberia, impartiendo dos charlas para adolescentes en institutos, y un taller para mujeres en el Palacio de Cultura de Herrera del Duque. Es gratis y solo hay que inscribirse en este teléfono: 924 64 22 14
21 de abril de 2022
Cómo liberarte de la tiranía del "qué dirán"
Ilustración de Alexis Franklin.
¿Como liberarte de la tiranía del "qué dirán"?
Prueba a empezar por ti misma: cuando dejas de juzgarte, también dejas de juzgar a la gente. Es una liberación darte permiso para ser tú misma, y a la vez darle permiso a las demás para que hagan con sus vidas lo que quieran.
Cuando dejas de opinar sobre lo que la gente hace o dice, sobre su aspecto físico, su vestimenta, su vida sexual o su forma de vivir la vida, también te deja de afectar lo que dice la gente de tí.
La mayor parte de las veces juzgamos solo por envidia: cuando te liberas de ella, te das cuenta de que realmente no tiene ninguna importancia si una mujer ha ganado o ha perdido peso, si viste ropa moderna o pasada de moda, si está casada o no, si se acuesta con muchos o con ninguno.
Y descubres que adaptarte para cumplir con los mandatos sociales y de género no sirve para nada, porque te van a criticar igual, cumplas o no cumplas. Así que mejor desobedece, y haz con tu vida lo que te plazca.
Es un método muy sencillo y eficaz: si dejas de criticar a las demás, te sientes más libre del miedo a las habladurías, los chismes y los rumores. Si tú no contribuyes a ello, no solo liberas a las demás, sino también a tí, y es entonces cuando puedes empezar a ser tú misma, a tomar decisiones, a hacer lo que siempre quisiste, y empiezas a vivir para tí, no para los demás.
Coral Herrera Gómez
Si quieres trabajar tus liberaciones en buenas compañías,
¡vente con nosotras al grupo "Mujeres que se liberan" en el Laboratorio del Amor!
13 de abril de 2022
No necesitas intermediarios
"Dios me mira, se fija en mí, me desea sexualmente, me ama, luego yo soy una diosa"
El romanticismo patriarcal nos lleva a endiosar a los hombres solo para sentirnos especiales y únicas, distintas a las demás.
La liberación llega, compañeras, cuando dejamos de dejamos de usar a los hombres como intermediarios, cuando dejamos de anhelar la divinidad, y cuando controlamos nuestro ego.
Para amarnos a nosotras mismas no necesitamos ponerles a ellos en medio, no necesitamos enamorarnos del deseo o del amor que hay en sus ojos.
Podemos encontrarnos con nosotras en el espejo, en nuestra propia mirada amorosa.
Para aceptarnos, valorarnos y querernos no necesitamos intermediarios, basta con aprender a conectar con nosotras mismas.
Coral Herrera Gómez
11 de abril de 2022
Empiezo por mí misma: autocrítica amorosa y feminista
Para hacer pedagogía feminista, lo que más me ayuda es hablar del trabajo que hago conmigo misma para liberarme de los patriarcados que me habitan.
En mis talleres, charlas, conferencias, cuento mi proceso de autocrítica amorosa, hablo de cómo aprendí a ser patriarcal, de cómo gracias al feminismo he aprendido a analizar la forma en que sufro y ejerzo el patriarcado, y de cómo entreno cada día para ser más consciente de mis privilegios y la manera en que uso mi poder.
Voy de la teoría a la práctica, y de lo personal a lo político: para cambiar el mundo hay que empezar por una misma. Cuando abro mi corazón y parto de mis experiencias personales, del trabajo que hago a solas, con mi pareja y con mis compañeras del Laboratorio, la gente se contagia mucho más fácilmente.
Cuando les haces ver que nadie nace siendo feminista, que todo se puede trabajar, y que podemos fabricar las herramientas para liberarnos individual y colectivamente, entonces el proceso de transformación parece más fácil. Y aunque es un trabajo para toda la vida, al poco de empezar puedes recoger los frutos de las semillas que siembras, y qué gusto da sentir en una misma los cambios.
Así que creo que el ejemplo es mucho más eficaz que los discursos bonitos, a mí me funciona lo mismo con mi hijo, que con los chicos de mis talleres de Masculinidades No Violentas.
Lo veo muy claro: en la medida en que las nuevas generaciones nos vean hacer autocrítica amorosa, les será más fácil asumir su responsabilidad y ponerse a trabajar.
Estoy segura que cuanto más autocrítica amorosa haga el feminismo para liberarse de la estructura del patriarcado, más movimientos sociales se pondrán a ello.
Podemos empezar por cosas sencillas, como aprender las bases de la comunicación y la cultura de la no violencia, y aprender a cuidarnos entre nosotras.
Coral Herrera Gómez
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