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19 de agosto de 2017

Amor del bueno: la ternura social. Barcelona 2017

Lo que yo entiendo como "Amor del bueno", es lo que palpita y se derrama por Barcelona. Esa energía amorosa la siento como un gran corazón formado por muchos corazones latiendo al mismo tiempo. Gente que en momentos de angustia y tristeza se une para luchar contra el miedo, para protestar contra el terror, para curar heridas juntas, para ayudarse en todo lo que pueden, para acompañarse en estos días de dolor, rabia y tristeza. Gente que se vuelca en ayudar a los demás y que se hermana sin importar el color de piel, la religión, la edad, el idioma, la nacionalidad, la orientación sexual, la clase social. Se están mezclando todas para ayudarse y darse calorcito humano, y todas están demostrando que otras formas de relacionarse, de quererse y de amarse son posibles. Me admira mucho tanta ternura y solidaridad, y la valentía que le están echando a esta lucha contra la violencia, el fascismo, el terrorismo, el racismo,y ojalá que el machismo. Yo las siento, a todas esas personas, a diez mil kilómetros de todas ellas, unidas en el amor. Es justo la utopía romántica que yo anhelo: un mundo de gente amorosa y unida.
 #OtrasFormasDeQuererseSonPosibles#AmorDelBueno #QuererseBien #Barcelona

Publicación en mi facebook: 

17 de agosto de 2017

Consejos para chicas que quieren disfrutar del amor





Si tuviese una máquina del tiempo, regresaría a mi adolescencia a contarme unas cuantas cosas que he ido aprendiendo en el camino. Siento que me hubiera venido estupendamente una visita de mi yo actual cuando era más joven y estaba llena de miedos, tenía una idea completamente mitificada del amor, y caminaba por las sendas marcadas por la tradición patriarcal. Estos son los consejos que me daría a mi misma, quizás haya chicas jóvenes que querrían escucharlos: 

- El amor es para disfrutar. Hay que romper con la idea patriarcal de que las mujeres tenemos que sufrir, sacrificarnos y renunciar a todo por amor. El amor tiene que ser una fuente de goce, placer, aprendizajes, crecimiento, alegría y orgasmos. Si estás en una relación en la que no lo estás pasando bien, si te juntas a una persona adicta al drama o a la violencia pasional, corta por lo sano. Sufrir por amor daña gravemente tu salud emocional y sentimental, y no sirve para nada: es una forma de perder el tiempo y las energías que podrías emplear en otras experiencias más enriquecedoras. 


 -Eres estupenda, independientemente de cuánto ligues, de si tienes o no pareja. Tu valía personal no tiene nada que ver con gustarle a una persona, o a cien personas. Sigues siendo maravillosa independientemente de que se enamoren de ti o no, sigues siendo la misma aunque dejen de amarte. Así que los rechazos y las rupturas no tienen por qué dañar tu autoestima: hay veces que se da la chispa de la química entre dos personas, y otras veces que no, y no pasa nada. 


- Si quieres que el amor sea una experiencia maravillosa, es fundamental que la gente con la que te juntas se sienta libre para quedarse, o para irse de tu lado. No hay nada que alimente más el amor que la libertad, de la misma manera que el sentirse aprisionada u obligada mata cualquier sentimiento amoroso. Y a la inversa: no permitas que nadie te ate con la excusa de que te ama: no perteneces a nadie, y eres radicalmente libre para estar en una relación o para dejar de estar en ella, y para tomar tus propias decisiones. Tu pareja, sea chico o chica, también. 



- Desmitifica el amor. No es cierto que el amor da la felicidad: a veces te mete en infiernos horribles de dolor y sufrimiento. No es cierto que teniendo pareja nunca más te vas a sentir sola: solos estamos todos en este mundo, y caminamos por la vida con acompañantes que van y vienen. No es cierto que el amor te salva de ti misma o soluciona tus problemas, tu vida mejora en función de cómo tomes tus decisiones y cómo aprendas a gestionar tus emociones, no en función de la aparición de un príncipe azul que cambie tu vida mágicamente. 

- Hay muchas formas de amarse y de quererse, muchos modelos de amor: no estás obligada a imitar la estructura que le impusieron a tus abuelos o a tus padres. No importa si se pone de moda una nueva forma de quererse, no importa si todas tus amigas creen que su modelo es el mejor, no importa si la persona que te gusta prefiere tal o cual modelo. No te ates a ninguna religión del amor, aunque te la vendan como algo subversivo: lo realmente transgresor es vivir tu sexualidad y tus relaciones como a ti te apetezca, sin miedo al qué dirán. No te encajones en ninguna etiqueta: hetera, lesbiana, bisexual, monógama, poliamorosa... puedes ser lo que te apetezca y cambiar las veces que te apetezca. Habla contigo misma y escuchaté: ¿cómo te apetece a ti vivir el amor, los amores de tu vida?

-Se está mejor sola que mal acompañada: solas no estamos nunca, tenemos un montón de gente que nos quiere. No tener pareja(s) no es un fracaso: el fracaso es estar con alguien que te hace daño, que no te quiere bien, que no te trata bien. El fracaso es estar en una relación que no funciona, que no te hace sentir bien, que no te hace feliz. Se está mejor soltera que en infiernos románticos que te chupan las energías. 


- Estás guapa, eres guapa. Como eres joven, eres tremendamente bella. Hay una cosa que se llama "lozanía" y que la tienen todas las mujeres de tu edad. Nosotras las que ya estamos entrando en los cuarenta lo vemos desde lejos: tenéis todas una piel hermosa y unos ojos brillantes. Sois guapísimas todas, pero no os dais cuenta porque todo el tiempo os bombardean desde los medios de comunicación para que os comparéis entre vosotras, para que os sintáis todas feas, imperfectas, demasiado delgadas o demasiado gordas, demasiado altas o demasiado bajitas. El objetivo de la industria de la belleza es que te llenes de inseguridades y de complejos y te veas fatal a ti misma porque cuanto peor te sientes, más consumes: ropa de moda, revistas de belleza, perfumes, cosméticos, gimnasio, peluquería, operaciones estéticas, etc. Cuanto peor está tu autoestima, más sumisa eres a los mandatos del patriarcado, por eso para tenerte bien jodida tratan de hacerte creer que si no eres guapa, no se van a enamorar de ti y te vas a quedar sola. 

- Tu cuerpo es tuyo, y es hermoso así como es. Aprende a amarlo, a cuidarlo, y a protegerlo: en este mundo patriarcal, muchos hombres creen que los cuerpos de las mujeres son de ellos, y por eso creen que pueden tocarnos cuando quieran, creen que pueden violarnos a solas o en grupo, creen que pueden alquilar por un rato nuestros coños, que pueden traficar con nuestros úteros, que pueden secuestrar nuestros cuerpos para enriquecerse con el mercado de esclavas sexuales. Tu cuerpo es tuyo: no es del novio, ni del juez, ni del médico, ni del cura, y esto significa que tendrás que luchar para que te respeten, en un mundo donde los cuerpos de las mujeres son objetos para ser disfrutados e intercambiados por los hombres. 


- Disfruta de tu sexualidad, libera tu imaginación, júntate para compartir placeres con quien quieras, cuando quieras, como quieras, y cuantas veces quieras. Olvídate del qué dirán: el machismo nos hace creer que el deseo de las mujeres es algo anormal o patológico, por eso inventaron la palabra "ninfomanía" para insultar a las mujeres libres que viven su erotismo y su sexualidad como desean. Si sientes curiosidad por probar el sexo con tus amigas, no te reprimas: atrévete a explorar, a descubrir lo que te gusta, a probar experiencias nuevas. El sexo con chicas es fantástico: no te niegues a ti misma la posibilidad de disfrutarlo por miedo al qué dirán, a las etiquetas y a los prejuicios y las fobias sociales. Cuanto antes te liberes de esas cargas, mejor: no esperes a los 40 años para hacer lo que te apetezca. 


- Aprender a decir "NO" es fundamental. Hay que decirlo cuando no nos sentimos bien, cuando no queremos hacer algo, cuando no nos apetece o no podemos hacer lo que nos piden los demás. Hay que poner límites a la gente y a las parejas, aunque cueste mucho. Resulta más fácil cuando te sientas a hablar y a pactar contigo misma lo que quieres y lo que no. Lo que te apetece y lo que no. Cuando lo tienes claro, puedes ceder en algunas cosas, pero no en lo fundamental. En el sexo, tu pareja tiene que respetar si no te apetece hacer el amor: no estás obligada incluso cuando has dicho primero que sí y luego tu cuerpo te dice que no. Recuerda: no es no. 

- Sé tu misma. No te empequeñezcas para ligar. No dejes de ser quien eres, no te avergüences de ti misma, no trates de cambiar para adaptarte a los demás. Lo que nos enamora de alguien es su luz, su alegría de vivir, su poder, su fuerza para resolver problemas y para luchar por lo que quiere. Lo que nos atrae de la gente es su seguridad en sí misma, su forma de relacionarse y de moverse en el mundo. Así que no te escondas, no te invisibilices, no te apagues ni dejes que te apaguen. Brilla con toda tu luz y sé tú misma: no permitas que te aplasten ni que te pidan que seas quien no eres. 


- Sola eres más vulnerable, dependiente y necesitada de afecto. No dejes que tu pareja te aísle y te aleje de tu gente querida, nunca. No hagas lo mismo con tu pareja cuando la tengas: el amor hay que multiplicarlo, expandirlo, ensancharlo y hacerlo más y más grande. Lo más valioso que yo conservo hoy, veinte años después, son mis amigas y amigos. Con ellas me he reído tanto, he aprendido tanto, he conversado tanto: con ellas he hecho las mayores locuras, he crecido como persona, he viajado, he construido muchas cosas, y me he construido a mi misma. Los novios y las novias van y vienen: las amigas y los amigos permanecen durante años, y a veces, durante toda la vida. Por eso es tan importante quererlos y cuidarlos, tengas o no pareja: porque son tu gran tesoro. Si tienes una hermosa red afectiva en tu vida, nunca estarás necesitada de amor y será más difícil que se aprovechen de ti o te hagan daño.


- El amor ni se mendiga, ni se exige. Si te quieren bien, a disfrutar. Si no te quieren bien, si no te tratan bien, si no te quieren como tú quisieras, entonces corta por lo sano. Las relaciones en las que no eres correspondida y no hay reciprocidad son las más dolorosas, así que no tienes por qué conformarte con lo poco que te den, ni tienes por qué quedarte esperando a ver si la otra persona se enamora de pronto de ti. Recuerda que la gente se junta para probar, y que en los inicios de una relación a veces hay química y salta la chispa, y otras veces no. A veces descubrimos que somos afines y compatibles, y otras veces vemos que no lo somos y que por mucho que nos queramos, no podemos estar juntos. Utiliza el sentido común: si funciona, adelante. Si no funciona, a otra cosa mariposa.


- Sé asertiva y sincera; di como te sientes, di lo que quieres, di lo que te apetece, y no tengas miedo a la reacción de la otra persona. Puedes decir todo sin hacer daño a los demás, con respeto y ternura. Ser asertiva es evitar por un lado la agresividad (imponerte al otro para que haga lo que tú deseas) y por otro lado la victimización (hacer sentir culpable a la otra persona cuando no cumple con tus expectativas). En temas de amor, no vas a lograr jamás que te amen tratando de dar pena o de hacer sentir culpable o mala persona a tu pareja porque no hace lo que tú quiere o no te da lo que tú necesitas. La única responsable de tu felicidad eres tú: libérate del masoquismo romántico, el mejor invento del patriarcado para tenernos a las mujeres constantemente sufriendo y pasándolo mal porque no somos amadas como soñamos. 


-El amor no es una guerra, y las personas con las que te juntas no son tus enemigos a los que debes vigilar, controlar y castigar. Amar es cuidar a la otra persona, tratarla bien, dar lo mejor de ti en la relación, y que la otra persona sepa también cuidarte, incluso cuando se acaba la relación. No es cierto que los que más se pelean son los que más se desean, no es verdad que del amor al odio hay un paso, y es mentira que quien bien te quiere te hace llorar. Quien bien te quiere te trata bien y contribuye a tu felicidad, y las peleas románticas no son una prueba de amor. Vivimos en un mundo cruel y violento, por eso lo verdaderamente subversivo es lograr relacionarte con la gente desde el amor, la ternura, el cariño, y la alegría de vivir. Además, puedes separarte con amor y cariño: los finales de las parejas no tienen por qué ser traumáticos, desgarradores o terribles. Otros finales son posibles. 

- Cuidaté y usa anticonceptivos: tus compañeros sexuales o sentimentales no te van a querer más si les permites penetrarte sin condón. Es absurdo pensar que así vas a retener a un chico que te gusta: te expones inncecesariamente a embarazarte y a contraer enfermedades de transmisión sexual. Cuantas más veces te expongas, más posibilidades tienes de que te toque la lotería. Y la que sufre la enfermedad y el aborto eres tú, no ellos: no te la juegues. Cuida tu salud, cuida tu cuerpo, y no cedas a los chantajes de aquellos a los que les importa más su placer que tu salud y tu bienestar. 


- Confía en ti misma. Por supuesto que eres capaz de cualquier cosa que te propongas, pero tardamos muchos años en comprenderlo porque los mensajes machistas en los los medios nos hacen creer que las mujeres somos inferiores y por eso necesitamos al lado a un hombre valiente que nos cuide, nos ayude, nos mantenga, nos apoye y nos proteja. Confía en ti, en tus habilidades, en tus potencialidades, en todo lo que se te da bien, en tu capacidad para aprender, para mejorar, para hacer lo que vas a hacer. Hazlo con todo el amor del mundo, inténtalo con todas tus energías, y verás cómo si se puede. No esperes a tener cuarenta años para confiar en ti misma: cuanto antes, mejor.



La vida es muy corta, no pierdas tu tiempo ni tus energías


- La juventud no dura toda la vida, el tiempo pasa muy deprisa. No lo pierdas intentando que relaciones que no funcionan, funcionen. No te quedes esperando el milagro romántico al que nos acostumbran las películas: las princesas Disney, como no tienen proyecto propio, se pasan la vida esperando. La Bella Durmiente estuvo cien años esperando a su príncipe, y la otra Bella pasó años esperando a que la Bestia cambiase. Nosotras no podemos quedarnos esperando al milagro romántico: tenemos muchas experiencias que vivir, mucha gente que conocer, muchas cosas que aprender. 


- El amor romántico es importante, pero no es lo más importante. Por encima del amor romántico estás tú, tu relación contigo misma, tu relación con tus seres queridos, tus proyectos y tus sueños, y por último, el amor romántico. Con los años vas aprendiendo a distinguir lo importante de lo que no es importante: así eres más práctica y sufres menos. Por ejemplo, que a tal chico no le gustes no es importante. El cáncer de alguien a quien amas sí es importante. La soledad y el dolor de alguien a quien quieres sí es importante. No tener dinero para comer a fin de mes sí es importante. Que el banco te eche de tu casa, sí es importante. Que maten a mujeres todos los días en todos los rincones del planeta, sí es importante. 


- No te vayas con el primer tonto que aparece por la esquina. Es un desperdicio enamorarse locamente de alguien a quien no conoces de nada y luego resulta ser un patán. Elige un buen compañero o compañera, no importa si tu relación dura una noche, una semana o un año. Lo importante es que te sientas bien tratada, que te sientas libre y a gusto, que te sientas bien con la persona con la que estés. 



- No te sacrifiques " por amor." No renuncies a tus proyectos ni a tus sueños por amor, no dejes de hacer nada de lo que te gusta hacer por amor. Los novios van y vienen, el de los 18 no es el definitivo, ni el de los 24, ni el de los 30: no hay novio definitivo. Y si el novio te dura veinte años, el consejo sigue siendo el mismo: para amar no hay que renunciar a nada. Si algún chico te pide que dejes tu pasión, lo hace desde el egoísmo, el miedo, el autoritarismo, los celos, la maldad, o la dominación, no desde el amor. Aplícate esta regla a ti misma: nunca le pidas a nadie que deje de hacer lo que le apasiona por ti. El amor es libre y la gente que te quiere bien respeta y ama tu libertad. 

- No pierdas el tiempo con gente que no sabe, no quiere o no puede disfrutar del amor. Dedica tus fuerzas a lo que te gusta, a lo que te apasiona, a lo que te mueve, y aléjate de las personas que quieren hacerte daño, que quieren dominarte, que quieren apagarte, que quieren aprovecharse o abusar de ti. Las relaciones llenas de peleas, dramas y luchas de poder son una pérdida de tiempo. Quien bien te quiere, no te hace llorar. Los que más se pelean, no son los que más se desean. Y no: del amor al odio no hay un paso. Hay un abismo inmenso. 

- Los duelos cuanto más cortos, mejor. No puedes pasar años enganchada del último ex: es una forma de esclavizarte a ti misma durante mucho tiempo, es una forma de auto-boicotearte y de negarte la posibilidad de vivir otras historias y otros romances. Hay que ser práctica: si no te quieren ya, si se te acabó el amor, si se deterioró la relación, si nos estamos haciendo daño, mejor liberarnos mutuamente. Ayuda mucho pasar el duelo en compañía, rodeada de la gente que nos quiere. Recuerda que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.



Con respecto a los chicos: 


- No te esfuerces en ser aceptada por los chicos adolescentes, en especial los machos alfa y sus seguidores. Es una tarea inútil: ellos se consideran diferentes a nosotras y buscan construir su identidad masculina desde la negación y la oposición a la feminidad. La virilidad patriarcal se construye desde estas tres negaciones: "no soy una chica, no soy un bebé, no soy homosexual". Así que los líderes, los guapos, los alfa, no te van a ver como a una igual. No importa lo que hagas: no te van a tratar como a una compañera, así que ni imitarles, ni masculinizarte, ni hacerte deseable va a servir para que te acepten en su círculo. 

-Evita a los chicos celosos, inseguros, miedosos, machistas y posesivos: cuando un hombre quiere controlar tus movimientos, darte permiso o no dártelo para hacer algo, cuando pierdes tu derecho a la privacidad y a la intimidad, cuando te sientes vigilada, cuando tienes que dar explicaciones de lo que vas a hacer o no, no es porque te quieran mucho. Es porque no te saben querer bien y porque se sienten poderosos al dominar a una chica maravillosa. La posesividad no es una prueba de amor, sino más bien una demostración de machismo, egoísmo e inmadurez. 

- ¿Por qué solo te quieren para tener sexo? La mayor parte de los chicos han aprendido que la única manera de relacionarse con las mujeres es para utilizarlas: las chicas están para follar, para aliviar su deseo sexual, para llevar los vídeos porno a la realidad. Les encanta que te enamores de ellos, que te dejes "hacer de todo", que te sometas a su deseo y a sus necesidades. Las chicas guapas además les dan prestigio, les otorga el certificado de macho, les eleva el status y les aumenta el Ego gracias a la admiración que despierta en tus amigos por tener una chica guapa a sus pies. La mayor parte de los chicos educados en el patriarcado dividen a las mujeres en dos grupos: las buenas (mujeres sin deseo sexual propio, mujeres obedientes a su rol sumiso, mujeres que aman con devoción y cumplen los mandatos de género, mujeres comprensivas con las travesuras de los hombres), y las malas (todas las demás). Su manera de relacionarse con las mujeres está basada en esta filosofía: las mujeres son todas unas putas menos mi abuela, mi madre y mi hermana, que son unas santas. A las putas me las follo (a unas las pago y a otras no), pero jamás se me ocurre concederlas el status de novias. Las utilizo para mi placer y luego las abandono. Hasta que aparezca mi princesa (mujer buena), y con ella me caso, asiento la cabeza y fundo una familia. Esta es la razón por la cual aunque tengas sexo con ellos, no significa que quieran tener una relación contigo: los más machistas valoran más a las mujeres que no tienen sexo, y las respetan mucho más. Ellas son las elegidas para tener una relación formal, aunque generalmente ninguno quiere tener una relación formal. 

- Si sueñas con una historia de amor de película, no creas que se van a enamorar de ti por vestir sexy, por mostrarte disponible para tener sexo, por parecer una chica salvaje deseosa de tener experiencias nuevas. Para muchos de ellos, el amor es una cosa, y el sexo es otra: se enamoran de las chicas buenas, se follan a las malas. Ellos creen que las chicas dan sexo para conseguir amor, y que por el contrario, los hombres dan amor para conseguir sexoPero en realidad no tiene sentido separar una cosa de la otra, pues toda experiencia sexual puede ser amorosa, y toda experiencia amorosa puede ser erótica. Las mujeres también tenemos deseo sexual, también disfrutamos del sexo y necesitamos sexo como los hombres. La diferencia con ellos es que somos multiorgásmicas, por eso son tantos los que tienen miedo al poder de las mujeres y a la sexualidad de las mujeres. Muchas no descubrimos el potencial del placer porque construimos nuestra sexualidad en torno al placer de ellos, de lo que la industria del porno les ofrece a ello. Así es como existen muchas mujeres que no buscan su goce, sino hacer gozar al otro, y para eso se olvidan de su propio cuerpo y su propio erotismo, en el afán de agradar y complacer al otro.

- Los chicos que desobedecen al patriarcado son los más interesantes, y los únicos con los que se puede tener una relación de placer y compañerismo. Son esos chicos que no siguen al líder, que no le imitan, que no cumplen con los estereotipos de la masculinidad patriarcal. Son chicos que no compiten entre sí, no les gusta la violencia, no se someten a la dictadura del patriarcado que les dice cómo deben ser, no se han mutilado emocionalmente, no tienen que demostrar nada porque se sienten a gusto con su forma de ser. Esos son los chicos con los que puedes divertirte mucho, aprender, profundizar, explorar tu sexualidad, y construir una relación basada en el compañerismo.

- No les des tanta importancia: si quieres disfrutar de tu adolescencia y tu juventud, si quieres acabar con la desigualdad y el machismo, no los endioses ni los idolatres. No existen los príncipes azules: son chicos de carne y hueso, con multitud de defectos, y no los vas a cambiar. Con los años vas aprendiendo que en tu vida lo importante eres tú, tu bienestar, tu felicidad, tus sueños, tus proyectos, tus pasiones, tus relaciones sociales y afectivas, tu gente querida. La mejor manera de vencer al patriarcado es no vivir pendiente de ellos, y que tu autoestima no dependa de si ellos te aman o no te aman. 


No esperes a tener 40 años para liberarte

El miedo, de la vergüenza y la culpa, las tres grandes armas del patriarcado para esclavizarnos. Con el paso de los años nos vamos dando cuenta de esto y cuando alcanzamos la mediana edad somos más felices porque logramos liberarnos de todo y empezamos a pensar más en nosotras mismas y en nuestro bienestar. 


 - Tu gran culpa. Tienes derecho a ser feliz, a disfrutar, a elegir con quién quieres estar y con quien no, tienes derecho a ir y venir, a quedarte o a irte: eres libre para tomar decisiones que te beneficien a ti, y no por eso eres egoísta. Las mujeres tenemos todo el derecho del mundo a dejar las relaciones en las que no somos felices, así que no permitas que te sientas responsable de su felicidad o cuando te hacen sentir culpable por el bienestar de la persona que te exige que te quedes a su lado. La culpa es una potente arma de control social sobre las mujeres: no dejes que te hagan sentir mala persona cuando haces algo que te hace feliz, o cuando te proteges de situaciones que te hacen daño.


 - El miedo a la soledad, el miedo al abandono, el miedo al fracaso, el miedo a brillar, el miedo a que no te amen, el miedo a que te amen demasiado, el miedo a no enamorarte, el miedo a que se desenamoren de ti, el miedo al rechazo... el miedo es una arma de control social muy potente, porque sirve para crear masas desesperadas de mujeres de todas las edades, clases sociales, países y orientaciones sexuales que buscan el amor y se olvidan de quererse a sí mismas. No dejes que el miedo te paralice: la vida requiere mucha valentía y coraje, y cuando te atreves a vivirla sin obstáculos ni fantasmas, el gozo es indescriptible. 


- La vergüenza y el miedo al qué dirán: vivimos en una cultura muy hipócrita de doble moral en la que a la gente le encanta criticar, juzgar y señalar a todas las personas que no cumplen los mandatos de género. Sé desobediente y rebelaté: haz lo que te de la gana sin pensar en los demás. Generalmente los que más critican son los que más amargados están y los que más envidia tienen. También vas a recibir muchas presiones por parte de tu familia y tu entorno cercano: que cuando te echas novio, que cuando os casais, que cuando tenéis un bebé, que cuando tenéis otro bebé, que si no te apetece ir a por el niño ahora que tenéis dos niñas... la lista de exigencias es interminable, nunca acaba. Si decides no casarte, no tener hijas, no seguir la senda marcada por la sociedad, se van a poner muy pesados. Pero cada cual es libre de hacer lo que le apetezca con su vida, así que no te dejes presionar: tu vida es tuya y de nadie más. 



Rebelaté todas las veces que hagan falta: 


- El mayor acto de rebeldía contra el sistema consiste en quererte y cuidarte mucho. Ya que el patriarcado y el capitalismo nos quieren amargadas, acomplejadas, deprimidas, tristes, y en guerra contra nosotras mismas, entonces hay que querer bien a la compañera que va a estar junto a ti toda tu vida, desde la cuna a la tumba. Si te quieres podrás tener una relación muy bonita contigo misma, podrás ponerte las cosas fáciles, podrás elegir las mejores compañías, podrás hacer lo que quieras en tu vida. La persona que tiene la mayor responsabilidad sobre tu felicidad eres tú.  Cuanto más feliz seas, más felices somos todas las mujeres del planeta. 


- El segundo acto de rebeldía contra el sistema consiste en cultivar tu autonomía. Para poder construir relaciones igualitarias, es fundamental trabajar en tu independencia económica, emocional, sexual y sentimental. Aprender a estar sola, a resolver tus problemas con la ayuda de tus seres queridos, a disfrutar de tus pasiones en buenas compañías, es esencial para poder relacionarse desde la libertad, no desde la necesidad de ser amada. 


- El tercer acto de rebeldía consiste en no arrastrarte como una perra detrás de un macho alfa. En el mundo hay muchas mujeres que dependen económicamente de un hombre y tienen que obedecerle por miedo a quedarse sin recursos para ellas y sus hijas. Pero también hay muchas mujeres con autonomía económica que dependen emocionalmente de un hombre, y es gracias al patriarcado, que nos hace creer que sin ellos no somos nada. No somos medias naranjas esperando a ser completadas por otra media. Si el hombre del que te enamoras no se porta bien contigo, si te trata con indiferencia, si te chulea, si te marea, si te hace daño, si te controla, si pasa de ti, si no se implica en la relación, entonces mejor dejar la relación, y a otra cosa, mariposa. El amor sólo puede darse cuando hay igualdad, cuando existe el respeto mutuo, cuando hay reciprocidad, cuando ambas personas tienen ganas, energías y generosidad para quererse bien. 


- Puedes empezar ya mismo a llevar la teoría a la práctica: el feminismo aplicado a las relaciones románticas o de pareja consiste en quererse bien, tratarse bien, construir una relación sana y bonita desde la igualdad y la reciprocidad. Lo romántico es político: con el feminismo nos empoderamos individual y colectivamente, por eso queremos relacionarnos con los hombres desde el amor compañero o el compañerismo amoroso, evitando el sistema tradicional de sumisión-dominación que nos propone como modelo el romanticismo patriarcal. 


- El amor hay que multiplicarlo y expandirlo: nunca debe reducirse a una sola persona. Tengas o no pareja, el amor es algo que está dentro de ti, no fuera de ti. Sé generosa con tu amor, repártelo con alegría entre la gente que te quiere. 


Coral Herrera Gómez






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¿Conoces el Laboratorio del Amor? Coral Herrera es la creadora y coordinadora de esta comunidad internacional de mujeres en Internet. Es una red social privada, y un taller permanente: puedes apuntarte en cualquier momento, desde cualquier país, y dedicarle el tiempo que quieras. En el Laboratorio tenemos una Biblioteca del Amor, foros temáticos de trabajo, un Foro de Acompañamiento, un Cine-Fórum, un Blog, y celebramos un chat al mes en directo. 
En mi web tienes toda la info y el botón de inscripción por si quieres unirte a nosotras: 


14 de julio de 2017

El Laboratorio está en Internet





El Laboratorio del Amor está en Internet, en mi escuela on line "Otras formas de quererse". 

Ya somos 70 mujeres dentro, y me siento super orgullosa y feliz de haber creado esta comunidad internacional para trabajar el tema del amor romántico. Antes trabajaba sola, pensaba sola, escribía sola: ahora me siento super acompañada por tantas mujeres diversas. Nos acompañamos unas a otras en nuestros procesos personales, nos enriquecemos mutuamente con las reflexiones en los foros y los materiales que subimos a la Biblioteca, nos damos calorcito humano, nos empoderamos colectivamente, nos deconstruimos desde la autocrítica amorosa, desmontamos el romanticismo patriarcal, y nos inventamos juntas otras formas de organizarnos, de relacionarnos y de querernos. 

Es alucinante las relaciones tan hermosas que construimos entre nosotras: es un espacio de libertad y de confianza en el que ninguna nos sentimos juzgadas por las demás. Más bien, desnudarnos en el Laboratorio nos hace sentir menos marcianas, menos raras, y menos avergonzadas. Porque sabemos que no es fácil llevar la teoría a la práctica, que todas tenemos contradicciones, que tenemos que trabajarnos muchas cosas, que somos mujeres imperfectas y que despatriarcalizarse y aprender a gestionar las emociones no es nada fácil. 

Pero sin duda se hace mucho mejor en compañía que a solas, así que si queréis uniros a esta red de mujeres, ¡sois todas bienvenidas!

Coral

Podéis apuntaros desde cualquier país y conectaros a cualquier hora: no hay horarios fijos excepto el chat que celebramos una vez al mes en directo. 

Ahora estamos de oferta porque andamos celebrando el segundo aniversario, y he lanzado un paquete de 3 meses por 15 euros, o sea, la mitad de precio. El momento ideal para unirse a este espacio de investigación y acompañamiento con más de 70 mujeres de todo el mundo. 


Tenéis toda la información y el botón de inscripción en mi web: 


http://otrasformasdequererse.com/laboratorio-del-amor/


1 de julio de 2017

Cómo cuidarte cuando estás enamorada: la salud emocional y el amor romántico





Queremos estar sanas, queremos estar guapas, queremos sentirnos bien con nuestro cuerpo, pero, ¿qué pasa con nuestra salud emocional y mental?. Todos los días nos bombardean con el tema de la salud y lo importante que es cuidarse la línea, comer bien, hacer ejercicio, evitar el sobrepeso, e invertir recursos y tiempo en nuestro aspecto físico. Son mensajes que nos lanzan a nosotras las mujeres para que nos hagamos sumisas a la tiranía de la belleza y luchemos contra nosotras mismas: contra nuestras arrugas, canas, esos kilos de más, esas imperfecciones, el vello corporal, los michelines, las patas de gallo, etc. Sin embargo, no nos hablan de lo importante que es trabajar nuestro bienestar, y nuestra felicidad. 

Apenas tenemos herramientas para cuidarnos: nos educan para que cuidemos a los demás. Nos hacen creer que las mujeres nacemos con un don especial para entregarnos al amor, para sacrificarnos por los seres queridos, para cuidar bebés, gente anciana, enferma o con discapacidades, por eso la mayoría de nosotras lo hacemos gratis, y las que se dedican a ello profesionalmente cobran salarios de miseria, en condiciones indecentes, en la mayor parte de los países del mundo. 

En nuestra cultura no se habla del auto-cuido, de lo importante que es cuidarse bien, quererse bien, tratarse bien, ocuparse y preocuparse por una misma: cuando lo hacemos nos sentimos egoístas y culpables, porque los mandatos de género nos empujan a olvidarnos de nosotras mismas para poder dar amor y cuidados a los hombres con los que nos emparejamos. Y sabemos apoyar emocionalmente a todo el mundo, pero no a nosotras mismas cuando nos toca vivir momentos de nuestras vidas difíciles o terribles: separaciones de pareja, muertes de seres queridos, o momentos de crisis personal en la que parece que todo se hunde y no encontramos la salida.

Cuando caemos en una depresión o en cualquier otra enfermedad mental, tenemos la ayuda de profesionales (terapeutas, psicólogas, psiquiatras, etc.), pero apenas trabajamos en el área de la prevención: ¿cómo podemos evitar llegar a situaciones de sufrimiento extremo?, ¿cómo podemos ahorrarnos el intenso dolor que sentimos cuando nos invaden las emociones, y nos encontramos sin herramientas para gestionarlas?

No nos enseñan educación emocional en la escuela: sólo podemos pedir ayuda cuando ya ha sucedido el desastre. Es entonces cuando, después de trabajar mucho para salir de las depresiones, entendemos lo importante que es cuidarnos y querernos bien a nosotras mismas, tratarnos bien a nosotras mismas, velar por nuestro bienestar y nuestra felicidad, y construir redes de afecto para combatir la soledad y la dependencia. 

La depresión y las enfermedades mentales han experimentado un aumento vertiginoso en estos tiempos de individualismo feroz: la soledad y la tristeza causan estragos entre la población. Cada vez nos suicidamos más y consumimos más medicamentos para calmar la pena y manejar el dolor, pero no hay pastilla que nos cure las heridas del alma, que nos borre recuerdos traumáticos, que nos enseñe a gestionar nuestros sentimientos y nos ayude a aprender a relacionarnos con los demás. 

En el ámbito del amor romántico, esta falta de herramientas nos lleva al desastre sentimental, no una, sino varias veces a lo largo de nuestra corta vida. Nos arrojamos al amor desnudas porque nos hemos creído este rollo de que el amor es ciego, y que cuando Cupido nos lanza sus flechas y nos alcanza el corazón, no hay nada que podamos hacer excepto entregarnos al amor sin resistencia. Abrimos nuestro corazón, nos volcamos en el amor, nos creemos que enamorarse es tirarse al vacío sin cuerdas, sin arnés, sin casco, sin protección de ningún tipo. El amor de las películas es una enfermedad, un hechizo, una locura que nos trastorna, y nos trastoca por completo. Dejamos de pensar racionalmente, de ser adultas responsables, de cuidarnos y querernos, como si estuvieramos poseídas por el demonio. Nos hace olvidarnos de toda la gente a la que queremos para poner en el centro al ser amado... Nos hemos creído el cuento de que al enamorarnos estamos condenadas para siempre a amar sin condiciones, a aguantar situaciones de maltrato y violencia, a ceder siempre en todo, a ser sumisas, a olvidarnos de nosotras mismas y de nuestra felicidad, a sacrificarnos y a sufrir por amor. 

Mitificamos a las sufridoras de nuestra cultura: todas las heroínas sufren por amor, lloran, lo pasan fatal, se olvidan de si mismas, se auto-lesionan y se suicidan. Así no hace falta que nos mate el patriarcado: ya vamos nosotras solas hacia la destrucción total, creyendo que es un acto de amor. Las mujeres que aman se hacen daño a si mismas y permiten que el amado las destroce el corazón y la vida: las mujeres siempre aparecemos como las grandes víctimas del amor, y eso nos hace especiales, nos pone guapas, nos convierte en heroínas. Como la Virgen María: adoramos su figura porque sufrió mucho por su hijo, porque se pasó toda su vida amando a su hijo y sacrificándose por él. 

En todas las películas de amor el mensaje que nos lanzan es que lo importante en la vida no somos nosotras, sino nuestra necesidad de tener pareja. Nos han convencido de que no hace falta que nos responsabilicemos de nuestro bienestar y nuestra felicidad: ya se encargará de eso el príncipe azul cuando lo encontremos. No hace falta que nos amemos a nosotras mismas: ya vendrá otro a amarnos, a protegernos, a cuidarnos, a solucionar nuestros problemas a cambio de nuestra capacidad para dar amor, sexo y cariño. 

Gracias a estos mensajes, nos creemos que  estamos muy necesitadas de amor, y por eso, como dijo Marcela Lagarde, nos enamoramos del primer tonto que pasa. Las consecuencias son tremendas: no es gratis esto de entregar nuestro corazón a cualquiera. Nos sale muy caro, en realidad: nos tenemos que pasar meses y años curándonos por las heridas que nos causa una relación fallida. Nos toca hacer talleres, leer libros, pedir ayuda profesional a terapeutas y psicólogas, nos toca hacer un inmenso trabajo para recomponer las piezas de nuestro pequeño corazón, para recuperar la alegría de vivir y la confianza en nosotras mismas. 

Sufrir por amor es tremendamente dañino: tiene un coste altísimo. Nos daña la salud mental y emocional, nos baja la autoestima, nos roba las energías, nos aísla del mundo que nos rodea, nos aleja de nuestros proyectos vitales, hace sufrir a la gente que nos quiere, y nos mete en burbujas en las que nos olvidamos de lo verdaderamente importante. 

¿Qué es lo verdaderamente importante? En orden de prioridades, primero Yo y mi bienestar. Luego mi gente querida y mi red de afectos. Y por último, el romance, que sólo puede darse cuando yo estoy bien y tengo mucho amor en mi vida: sólo así podré tener una relación sana, igualitaria, basada en el placer, la ternura, y la alegría de vivir. 

Cuidarse a una misma es un acto de rebeldía total: el patriarcado nos quiere sometidas por amor a los hombres, ocupadas en el cuido de los demás, o entretenidas en la búsqueda de pareja (alguien a quien cuidar, alguien que nos cuide). El patriarcado nos quiere tristes, amargadas, deprimidas, acomplejadas, envidiosas, locas, aisladas, por eso es tan importante cuidarnos y querernos bien a nosotras mismas, tratarnos bien a nosotras mismas, velar por nuestro bienestar y nuestra felicidad, y unirnos para combatir la soledad, ese gran miedo que nos hace necesitadas y dependientes de una pareja.

Cuidarse a una misma y quererse bien no es tan difícil, en realidad. Hay una técnica muy fácil que consiste en verse desde lejos como si fueras alguien a quien quieres mucho: tu madre, tu hermana, tu mejor amiga, tu hija. A ellas les deseas lo mejor, les das buenos consejos, te preocupas por su felicidad, haces lo que está en tu mano para ayudarlas, te enfadas si alguien quiere hacerles daño, las proteges y las defiendes cuando alguien quiere abusar de ellas o tratarlas mal, las apoyas cuando lo necesitan, las escuchas y las ayudas para que no se auto engañen si están sufriendo, las animas a tomar buenas decisiones, las empujas a liberarse de todo aquello que no las hace felices. 

Pues contigo puedes hacer lo mismo. Todas nosotras podemos hacer lo mismo: cuidarnos con el mismo amor con el que amamos a los demás. Y pedir ayuda si sentimos que no podemos solas, por ejemplo cuando estamos sufriendo mucho en una relación y nos avergüenza hablar de ello. Es importante que tengamos gente en la que poder confiar, gente que nos de consejos sensatos y nos hagan ver lo que nosotras no queremos o no podemos ver. 

Cuidarse bien es quererse bien: hay que buscar la manera de que la energía del amor emane de ti y llegue a ti, y pase por tu gente querida y por tus parejas, pero siempre vuelva a ti. La energía del amor es poderosa: hay que repartirla, no reducirla a una sola persona, y tiene que llegarte a ti también, porque el amor hacia una misma es la base de toda la relación de una con el mundo en el que vivimos.

Cuidarse bien es ocuparse y preocuparse por una misma. Es poder preguntarte de vez en cuando: ¿estoy bien?, ¿me siento bien? Si la respuesta es si, es importante disfrutar al máximo, no complicarte la vida, saborear cada momento, dar lo mejor de ti en la relación, permitirte ser feliz.

Si la respuesta es no, entonces hay que buscar soluciones, ser práctica, actuar con rapidez, tomar decisiones y establecer estrategias para cambiar todo aquello de nuestras vidas que nos hace daño y que nos impide ser felices. 

Una de las principales estrategias para cuidar tu salud mental y emocional es alejarte de la gente que te hace daño: sacarlos de tu vida. 

Cuando se trata de la pareja, esta idea ha de ser una norma fundamental. Hay que evitar a toda esa gente que necesita machacarte para aumentar su autoestima, que necesita dominarte para sentirse importante, que te chupa la energía y los recursos porque no tiene autonomía, que depende de ti pero te hace creer que eres tú la dependiente, que te miente pero te hace creer que estás loca.

A la gente que te trata mal para sentirse bien hay que tenerla bien lejos. También a todos aquellos que quieren cambiarte porque no les gustas tal y como eres, gente que quiere asilarte de tus seres queridos para poder manipularte a su antojo, gente que no sabe negociar ni hacer pactos, sino imponer sus deseos. Gente que te hace responsable de su bienestar para que te sientas culpable si no atiendes todos sus deseos y necesidades, gente egoísta y perversa que disfruta haciendote sufrir, que te da lecciones, que te humilla o se burla de ti. Es gente que se victimiza para chantajearte, amenazarte y hacerte sentir culpable, gente que en lugar de facilitarte la vida te la complica, gente que te mete en circulos viciosos de problemas y sufrimiento con espacios cortos de felicidad romántica que te compensan los malos tratos y los malos ratos. 

Luego están los que no son malas personas, pero igualmente te hacen daño porque no saben disfrutar del amor, o porque no tienen herramientas para gestionar sus emociones y para relacionarse con los demás. A veces la gente llega a las relaciones con mucho dolor acumulado, con mucha frustración, desconfianza, miedos, prejuicios, egoísmo, falta de empatía, rencores, y estructuras de guerra que nos impiden empezar las relaciones de cero y que pueden convertir cualquier relación en un infierno. 

No importa los problemas que  tengan: tú no eres responsable de los problemas de nadie, y no vas a curar a nadie, no vas a salvar a nadie, no vas a cambiarle la vida a nadie que no quiera cambiar por sí mismo/a. El alcohólico, el ludópata, el mentiroso compulsivo que se cura por amor es puro cuento: de las adicciones y los problemas solo se sale cuando uno quiere salir, y cuando pide ayuda profesional si siente que solo no puede.

Los milagros del amor sólo suceden en las novelas y en las películas románticas. Llega tu príncipe azul y te saca del encierro, de la pobreza, del paro, de la explotación, de la soledad: tu vida está llena de problemas, y el Salvador llega con las soluciones, se hace cargo de ti, asume la responsabilidad que tú tienes sobre tu bienestar y tu felicidad.

Nos dicen que sólo tenemos que esperar a que llegue ese príncipe azul, pero lo cierto es que en lugar de adoptar un papel pasivo como las princesas Disney, lo que tenemos que hacer es ponernos manos a la obra, asumir nuestra responsabilidad, poner el cuerpo en movimiento, propiciar los cambios, que sólo llegan cuando una se propone transformar aquello que no le gusta, no le hace feliz, o no le hace bien. 

En el ámbito de la pareja, es fundamental elegir buenos compañeros/as, gente linda con la que poder construir una relación basada en la honestidad, en la confianza, en el compañerismo. No te juntes con gente con traumas que pretende que tú les salves de su dolor, huye de la gente con problemas que se queja constantemente, huye de esos que le ponen "peros" a todo, huye de los que te dicen: "no me voy a enamorar de ti, no quiero tener pareja", pero les encanta sentirse queridos y admirados.

Huye de los chicos inseguros que no han trabajado su masculinidad, porque suelen ser autoritarios, celosos, no saben hablar de sus sentimientos, no saben expresarse ni comunicarse, son posesivos, son machistas, son dominantes y te piden a ti que seas sumisa para poder sentirse bien. 

Tú te mereces a alguien que sepa querer bien, que no tenga miedos, que no sea egoísta, que sepa tratar bien a la gente a la que quiere, y que quiera y sepa disfrutar del amor. Tú, y toda la gente que tenga ganas de enamorarse y vivir una historia de amor bonita, sin jerarquías, sin peleas, sin dramas y sin violencias. 

Si al leer este texto te das cuenta de que tú misma cumples con alguna de las características de la gente con la que es mejor no emparejarse, estás de enhorabuena: sólo pueden cambiar las personas que son conscientes de sus problemas, de sus defectos, y de sus puntos débiles. Hacer autocrítica es muy íútil y liberador: sirve para identificar todo aquello que queremos eliminar, transformar o mejorar de nosotras mismas. El objetivo final es ser mejor personas, y ser más felices.

Y para ser más felices, o al menos para poder estar bien, hay que quererse bien, y cuidarse mucho, y priorizar nuestra salud emocional antes que cualquier otra cosa. 

Otro de los actos de amor más grandes hacia una misma es terminar las relaciones que no nos hacen felices. Por ejemplo, las relaciones en las que no somos correspondidas/os. Cuando uno de los miembros está muy enamorado y el otro no, entonces duele. Cuando ambos están muy enamorados pero uno se desenamora poco a poco, entonces duele. Y duele mucho. Cuando no hay reciprocidad ni tampoco valentía para reconocer que no la hay, entonces empiezan los malentendidos, los conflictos, los llantos, los reproches, las acusaciones, las sospechas, los celos, las mentiras, los engaños, y el sufrimiento. 

Me preguntan mucho en mi Laboratorio del Amor: ¿cómo sé si ya no me quiere, ¿cómo sé si soy plenamente correspondida cuando me enamoro? Para eso creamos el termómetro del amor, una herramienta que creamos para ver en nosotras mismas las señales de enamoramiento y desenamoramiento, y luego aplicarlo a la pareja: podemos leer los sentimientos de los demás en su cuerpo, en sus gestos, en su comportamiento y en su forma de relacionarse con nosotras. 

La mayor parte de las mujeres que trabajamos en este grupo de estudio on line, coincidimos en que el mayor problema es el autoengaño: cuando no queremos leer las señales que el cuerpo y el comportamiento de la otra persona nos está lanzando.

Incluso cuando somos nosotras las que no nos estamos enamorando o las que nos estamos desenamorando, también nos auto engañamos. Nos cuesta admitir que algo no funciona, que algo está pasando, que nos vamos acercando al final… Si, resulta muy difícil decirle al compañero o a la compañera lo que sentimos cuando estamos pasando por una crisis, cuando no surge el romanticismo o cuando se acaba. 

Sin embargo, si no somos sinceros y sinceras, el dolor está asegurado: cuando no se sabe qué está pasando, se sufre mucho. 

Cuando preguntas y te responden mentiras, también se sufre mucho. 


Cuando la otra persona cambia su comportamiento y su forma de mirarnos, de relacionarse con nosotras, lo notamos y sufrimos mucho. 

Por eso parte de cuidarse a una misma consiste en eliminar el autoengaño, ser honesta con una misma y con la pareja. Se trata de sentarse frente a un espejo a charlar con una misma, de escucharse con atención, y de hacerse preguntas clave para saber qué nos pasa, qué sentimos, qué queremos, qué necesitamos. Así es más fácil sentarse a hablar con la otra persona. 

También las amigas ayudan mucho a ver la realidad cuando el autoengaño te distorsiona todo. El autoengaño forma parte del auto-boicot, que es un arma para hacerse la guerra a una misma. Hacerse auto-boicot es, por ejemplo, enamorarse siempre de personas que nunca se van a enamorar de ti, o de personas que no te convienen, o engancharse a relaciones que no van a ningún lado. 

Auto-boicotearse es tratarse mal a una misma: es ponerse una misma los obstáculos, fabricarse los miedos, exponerse al dolor más absoluto. Algunas veces llegamos a unos niveles de violencia espantosos buscando la manera de hacernos daño y de ser infelices, por eso es tan importante trabajar en mejorar la relación con una misma. Porque batallar en dos frentes (el primero en el que tú te haces daño a ti misma, y el segundo en el que te hace daño la otra persona), es demasiado duro, y a veces nuestra mente y nuestro corazón no lo soportan.

Sucede que cuanto más te quieres, menos te torturas, menos te castigas, menos te auto-lesionas, menos te destrozas la vida. Si trabajas tu autoestima y aprendes a quererte bien, entonces vas a luchar siempre por tu bienestar, vas a alejarte de la gente dañina, vas a buscar buenas compañías, vas a escucharte y a  confiar en ti, vas a facilitarte la vida, vas a protegerte, vas a mimarte y vas a alejarte rápido de relaciones que se están terminando, que no te hacen bien, que no te hacen feliz. 

Cuidarse bien es también saber poner límites a los demás, aprender a decir no cuando algo no te está sentando bien, no dejarse manipular por los demás. Cuidarse bien a una misma es no hacer tuyos los problemas que tienen los demás: cada cual ha de hacerse responsable de sus dolores, sus miedos, sus traumas: bastante tenemos con los nuestros, no podemos cargar con los de los demás porque somos humanas, no somos seres invencibles.

Cuidarse es no meterse en guerras románticas que no sirven para nada, es ahorrarse situaciones dolorosas, es no permitir que nadie te haga daño, ni consciente, ni inconscientemente. Tanto el tiempo como la energía son tesoros y no son ilimitados: no podemos malgastarlos en relaciones que no van a ninguna parte, o en personas que no merecen la pena.

La vida es muy cortita, y sólo tenemos una: ya que vamos a estar un rato, que sea al menos un buen rato. Que no se nos vayan los meses y los años esperando milagros románticos, ni apariciones estelares, ni se nos vaya la energía en luchar contra nosotras mismas. 

Hay dolores que no pueden evitarse, como la pérdida de un ser amado. Pero hay otros muchos que sí pueden evitarse, por eso es tan importante que nos sintamos libres para unirnos a quien queramos, o para separarnos cuando la relación no nos hace bien. Y hay que hacerlo con rapidez: cuanto menos sufrimiento soportemos, mejor. El sufrimiento va mellando nuestra salud emocional hasta que nos destroza, no es gratuito. 

Hay que evitar sufrir, porque es el germen de todas las enfermedades mentales. Tenemos que ser adultas y responsables de nuestra salud, tenemos que tomar las riendas de nuestro bienestar emocional y mental, tenemos que aprender a tomar decisiones que nos ayuden a estar bien. Hay que usar el sentido común, y responsabilizarse de lo que hacemos, lo que sentipensamos, y lo que decimos: la clave es trabajar la honestidad y la coherencia en el ámbito de los sentimientos. 

No estamos condenadas a sufrir por amor: podemos adoptar un ritmo lento en el enamoramiento para poder pararnos a leer las señales, evaluar si nos merece la pena empezar una relación, podemos darnos consejos sensatos a nosotras mismas, podemos pedir ayuda si nos cuesta pensar con claridad a la gente que nos quiere. Podemos mirarnos con amor, tratarnos bien, evitarnos problemas. Podemos ser prácticas y sensatas en el amor, podemos decir "No", podemos echar marcha atrás cuando queramos, podemos evitar el autoengaño y el auto boicot, podemos elegir las mejores compañías, podemos poner en el centro nuestro bienestar y nuestra felicidad.  

Cuidarse a una misma y cuidar a las demás es uno de los actos de amor más nobles yrevolucionarios que podemos llevar a cabo en la vida. Cuidar a las que cuidan, cuidarnos y dejarnos cuidar por las compañeras: si el patriarcado nos quiere locas, enfermas, destruidas, nuestra venganza es ser felices. Si el patriarcado nos quiere sufridoras y dolientes, nuestra mayor rebeldía es alimentar la alegría de vivir. Si nos quiere dependientes y sumisas, si nos quieren llenas de miedos y de celos, tenemos que empoderarnos, cultivar nuestra autonomía, construir redes de apoyo, cuidados y amor. 

Querernos bien es bueno para la salud: cuanto más nos cuidamos, más libres, autónomas, empoderadas estamos. Cuanto más nos queremos, más fácil nos resulta querer a los demás: si aprendemos a cuidarnos, podremos cuidar más a los demás. Tener una buena salud mental y emocional nos permite construir relaciones de pareja más bonitas, más alegres, más divertidas, igualitarias, sanas y placenteras: si estamos bien, podremos dar lo mejor de nosotras mismas y disfrutar del amor, que al fin y al cabo es lo más hermoso de nuestras vidas: los afectos que construimos con la gente a la que queremos.



Coral Herrera Gómez



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12 de mayo de 2017

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