Una mamá que le controle, le vigile, le regañe, le castigue y le perdone una y otra vez.
Aunque para muchos hombres el matrimonio es como una cárcel, se acaban casando porque creen que solos no van a poder controlarse a sí mismos ni a ser adultos funcionales.
Muchos creen que necesitan una mujer-policía, una sargento que esté pendiente de ellos, les persiga y les monte escenas cada vez que ellos hacen sus escapaditas. A estos tipos les encanta que sus esposas lloren, pataleen y se mueran de la rabia tratando de que sean fieles, que protesten y ejerzan de sargentos para que ellos no se gasten el dinero de la familia en fiestas, alcohol, drogas y mujeres.
En este audio, amigas, vamos a hablar de por qué controlar a tu novio o tu marido no es tu misión en la vida, ni en la vida de ninguna mujer.
Y si ya estás ejerciendo ese papel sin quererlo, te voy a contar cómo liberarte.
Porque el amor no es una cárcel, y tú no eres una carcelera: eres una mujer libre que merece tener a su lado a una persona honesta y leal, y disfrutar de una relación basada en la sinceridad, los buenos tratos, la comunicación y la confianza.
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