1 de noviembre de 2025

Se salvarían muchas vidas

 



Muchas de las personas que se suicidan cada día en el planeta son víctimas de algún tipo de violencia: niñas y niños que sufren violencia escolar, maltrato en el hogar o abuso sexual infantil, mujeres que sufren violencia machista, mujeres y hombres que sufren acoso laboral. Estas víctimas de la violencia no cuentan en las estadísticas, y sus agresores no cuentan como asesinos, pero son una demostración del fracaso de nuestra civilización. 

Pocas se atreven a pedir ayuda, y es poque sufrir violencia nos avergüenza , pero también porque nadie quiere creer a las víctimas y micha gente mira para otro lado . No es fácil denunciar al jefe que te machaca, al bullie que te agrede a diario, al cura que te viola, al marido que te destroza por dentro, al padre o al padrastro que te da palizas. En nuestra sociedad a las victimas se les culpabiliza, y muchas acaban creyendo que hay algo mal en ellas. 

La mayoria no saben que no son las únicas: hay miles de niños y niñas sufriendo violencia en casa y en el colegio. Hay millones de mujeres sufriendo violencia machista en todo el mundo. Creen que solo les pasa a ellas, se sienten muy solos, muy solas, y llegan a pensar en la muerte como una forma de liberación porque no ven otra salida.

Podríamos evitar muchas muertes cada día si las personas que sufren violencia pudieran pedir ayuda a alguien en su centro escolar o en su centro de trabajo, si las instituciones y gobiernos crearan espacios seguros en los que pedir auxilio. 

Si los niños y adultos violentos viesen que sus víctimas no están solas y que la sociedad entera les protege, no actuarían con la impunidad con la que actúan ahora. 

Si hubiese grupos de cuidados en todos lados, si nuestra sociedad estuviera centrada en los cuidados, si recibiesen una educación nasada en la Ética del Amor y la Filosofía de los Cuidados, no disfrutarían tanto haciendo daño. 

Si unas niñas le dicen a otra niña que lleva aguantando violencia durante meses que mejor se suicide, es porque han perdido su humanidad, pero también porque se sienten protegidas por la indiferencia de sus progenitores, de los y las trabajadoras del colegio, y las instituciones encargadss de velar por su seguridad. 

Se salvarían muchas vidas si lográsemos que el miedo y la vergüenza cambien de bando, si pudieramos obligar a los femicidas y maltratadores a abandonar sus hogares, si pudieramos crear espacios colectivos libres de violencia, 

¿se imaginan como sería si este fuese uno de los objetivos más importantes en centros escolares, institutos, universidades, instituciones, organismos y centros de trabajo? 

¿A qué estamos esperando? 

Se salvarían muchas vidas.

Coral Herrera Gómez 

30 de octubre de 2025

Ya sé qué es lo importante



Una de las cosas que más me cuesta a veces es dimensionar en su justa medida la importancia y la gravedad de mis problemas. Nos pasa a muchas personas durante la adolescencia, una etapa de la vida en que las emociones son demasiado intensas y todo nos parece una tragedia. Cuando vas madurando aprendes a aceptar la realidad, a relativizar y a ponerte manos a la obra para afrontar con valentía los problemas. 

Cuando tienes las necesidades básicas cubiertas y algunos derechos garantizados, es más fácil sumirse en la tristeza y la desolación. Pero cuando estás luchando por tu supervivencia, no hay tiempo para llorar: hay que poner la energía en resolver. Buscar agua, comida, refugio, abrigo, espacios seguros: les pasa a las supervivientes de la violencia machista, de las guerras, el hambre o las catástrofes climáticas.

Cuando no te toca vivir estas situaciones, los pequeños problemas parecen más grandes. Y por eso es tan importante poder distinguir qué es lo verdaderamente importante. En mi caso aprendo siempre en la interacción con los demás, en los viajes y en las situaciones que me voy encontrando en la vida.

El otro día por ejemplo andaba yo angustiada por mis problemas y bastó pasar una tarde con una mujer maravillosa, superviviente de cáncer de mama, para darme cuenta de que lo realmente importante es tener buena salud, y el acceso a un sistema sanitario que actúe con rapidez y te salve la vida. 

Cuando conoces a gente con problemas importantes, es cuando adquieres la sensibilidad para valorar las cosas buenas de la vida y la fortaleza para enfrentarte a la realidad de los hechos. 

Viajar y emigrar te ayuda a distinguir los pequeños problemas de los grandes problemas. Yo cuando emigré a Centroamérica fue cuando realmente tomé conciencia de lo feliz que había sido mi infancia, de todos los derechos que tuve en mi vida y de lo importante que es defenderlos.

En mis viajes he conocido una realidad que en Europa antes nos parecía lejana: en muchos países hay gente que se muere porque no tiene dinero para ir al médico, ni para acceder a tratamientos y medicinas. Millones de personas tienen que trabajar hasta el último día de su vida o hasta que ya no pueden caminar porque no hay pensiones de jubilación o son una miseria. Miles de mujeres mueren en abortos clandestinos porque no tienen acceso a la educación sexual ni a los anticonceptivos, ni a interrumpir sus embarazos, y muchas acaban en la cárcel cuando lo intentan. Millones de personas en el mundo no pueden estudiar en la Universidad pública como yo hice. 

Cada vez que viajo fuera de España vuelvo a tomar conciencia de la suerte que tengo de poder caminar por la calle sin miedo, y de poder criar a mi hijo en un entorno seguro. Antes eran cosas que daba por supuestas, pero ahora no dejo de repetirle a la gente lo importante que es defender la Sanidad y la Educación, y nuestros derechos fundamentales, porque en España los estamos perdiendo poco a poco. En otros países el ritmo de destrucción es brutal, en España lo hacen más despacito para que nos vayamos acostumbrando. Pero nos vamos a quedar sin ello si no luchamos para defenderlo. 

También las relaciones con los demás nos hacen sufrir mucho, por eso ahora valoro mucho más a la gente que me quiere, que me cuida y me trata bien. Antes me quedaba en relaciones donde sufría y ahora ya no. 

Ahora sé que lo importante en la vida es tener salud física, mental y emocional, ingresos dignos, necesidades básicas cubiertas. Ahora sé lo fundamental que es tener derecho a tener derechos, y tener una buena red amorosa con relaciones de reciprocidad y apoyo mutuo.

Esto es lo verdaderamente importante: libertad, derechos, salud, amor y dinero (o acceso a los recursos básicos).

De vez en cuando tengo que recordármelo a mi misma para que no se me olvide. Y os lo recuerdo a vosotras también: nos viene bien a todas tomar conciencia sobre lo que de verdad importa.

Coral Herrera Gómez

Cuidados en Organizaciones




Cuidados en organizaciones, empresas, instituciones y colectivos: son muchísimas las horas de nuestra vida que pasamos en el trabajo, y desafortunadamente mucha gente sufre y ejerce malos tratos y violencia en su espacio laboral. Cuanto más jerárquico y competitivo es un centro de trabajo, más sufrimos, y más hacemos sufrir a los demás.

Este sufrimiento (ansiedad, miedo, angustia) tiene un impacto enorme en nuestra salud mental y emocional. Así que tenemos un reto enorme como sociedad: erradicar la violencia psicológica y emocional de nuestros centros de estudio y de trabajo para que los días laborales no sean un infierno para nadie.

El jueves impartí un taller en Mexico sobre los Cuidados en Organizaciones y Comunidades desde la Etica del amor y la Filosofía de los Cuidados. Fue con la Red Nacional de Refugios de Supervivientes y trabajamos en las herramientas que necesitamos para convertir los centros de trabajo en espacios seguros y libres de violencia, para aprender a usar nuestro poder, a pensar en el Bien Común, a trabajar en equipo, a practicar la Comunicación No Violenta y a resolver conflictos sin hacernos daño.

Si crees que tu organización, empresa, institución o colectivo necesita este tipo de formación para mejorar el clima y el bienestar de la comunidad, contacta conmigo. 

En mi web podéis ver mi oferta formativa 

26 de octubre de 2025

Los sueños a veces se cumplen



Los sueños se cumplen a veces. Hoy compartí escenario con una de las Maestras más importantes del mundo, Marcela Lagarde y de los Ríos, que con casi 80 años sigue activa y trabajando. Estuvimos juntas en el Foro Nacional de Refugios de Mujeres en México hablando de justicia, derechos, amor y ternura. Cuando era una joven estudiante de doctorado y devoraba sus libros jamás imaginé que iba a conversar en público con una de las mujeres más importantes del feminismo, muchísimas gracias Figueroa Morales Wendy y Red Nacional de Refugios A.C. por la invitación 💜💜💜💜



23 de octubre de 2025

Trabajadoras autónomas: quejas y reivindicaciones



 ¿Tú también eres trabajadora autónoma? Hoy voy a escribir sobre las condiciones en las que trabajamos y qué derechos estamos reivindicando: 

👉🏽 queremos trabajar ocho horas laborales, como los asalariados, y tener uno o dos días libres a la semana,

👉🏽 que se nos cubran las bajas por enfermedad, 

 subsidio de desempleo, 

  vacaciones pagadas, 

👉🏽 queremos protección cuando tenemos que dedicarnos al cuidado de niños y familiares adultos. 

👉🏽 queremos justicia fiscal 

👉🏽 queremos pensiones dignas (la gran mayoría están situadas por debajo del umbral de la pobreza) 


Los y las trabajadoras autónomas en España somos 3 millones y medio de personas, de ellas, 1 millón y pico somos mujeres.


Ser autónoma consiste básicamente en pagar todos los meses 300 euros al Estado, tengas o no tengas ingresos, y al final de año tributar entre el 30-40% por ciento de tus ingresos. 

Para que entendáis cómo funciona el asunto, las grandes empresas sólo pagan entre un 5 y un 7 %, excepto las 26 multinacionales más grandes que solo pagan un 2, 5%  

Además los trabajadores de la Agencia Tributaria han denunciado en varias ocasiones que la gran mayoría de ellos se dedican a vigilar a autónomos y pequeños empresarios. Mientras, las grandes empresas se dedican a la evasión fiscal y las cifras son brutales: más de 8 mil millones de euros evaden cada año.

La riqueza española en paraísos fiscales se sitúa cerca de 140 mil millones de euros. Esto quiere decir que los que sostenemos el país somos las personas trabajadoras asalariadas y las autónomas. Sin embargo son las empresas grandes las que se llevan todo el dinero del Estado.

Las profesionales autónomas sufrimos enfermedades debido al estrés que nos provoca la inestabilidad financiera. Es angustiante no tener ingresos fijos y tener que resistir ante las épocas de poco trabajo. 

Con la pandemia nos dimos cuenta de lo vulnerables que somos: si no vendemos, si no nos contratan, no comemos. Estamos indefensos con respecto a las crisis económicas y las catástrofes medioambientales: la mayor parte de las ayudas en España se las llevan las grandes empresas. 

Os dejo todos los datos que estoy aportando en comentarios. 

Yo pertenezco al mundo de la cultura y la formación, el sector más precario en todos los países. No tenemos derecho a tener vacaciones, ni tenemos permisos de maternidad y paternidad, ni tampoco tenemos subsidio de desempleo (apenas se conceden ayudas por cese de actividad) Las pensiones de jubilación están por debajo del umbral de la pobreza, aunque nos pasemos toda la vida cotizando. 

Pero lo peor de ser autónoma es que no podemos conciliar y no tenemos derecho a enfermar. Si enfermas sencillamente no ingresas. Así que las trabajadoras autónomas tenemos que trabajar enfermas, con dolor, con fiebre, recién operadas.

Yo pedí una baja por enfermedad cuando me operaron de los oídos y me dieron 300 euros, que nunca tuve en mano porque se lo tuve que dar al Estado para pagar la cuota mensual de trabajadora autónoma. No sé cuantas horas perdí haciendo papeles. 

La doctora me advirtió claramente que no podía viajar en avión ni en tren en seis meses, y no pude obedecerla, porque estar tantísimo tiempo sin trabajar es sencillamente un lujo que no puedo permitirme. El primer vuelo me dejó un zumbido en los oídos que no se me ha quitado y me acompañará hasta el día en que me muera. 

El Estado no me cuida pese a todo lo que contribuyo cada año. Cuando fui madre hace 9 años tampoco pude dejar de trabajar, pero como no podía viajar por la cesárea y la lactancia, mi hijo y yo dependimos completamente de mi compañero durante mucho tiempo. 

En el mundo de la cultura se sufre mucho más que en otros sectores, porque todo el trabajo se concentra en unos pocos meses. Y porque la gente que tiene que pagarte se retrasa semanas y meses. Es decir, no sabes cuándo vas a cobrar, y a veces tampoco sabes si vas a cobrar. Porque hay gente que sabe que por tan poco dinero no vas a denunciarles por impago. 

En el mundo de la cultura los únicos que ganan dinero son los productores, no los trabajadores. La mayoría no vivimos de los derechos de autoría y además nuestras obras (libros, canciones, cortometrajes etc) son pirateadas y circulan por Internet. Así que muchas vivimos impartiendo formaciones, conferencias y talleres. 

La única forma de poder dedicarse a escribir, cantar, bailar, componer música, hacer teatro, cine, circo, pintar cuadros o crear esculturas es teniendo una familia con dinero que pueda apoyarte, 

o tener un colchón de ahorro que te permita también aguantar en los meses que estás esperando a que te paguen, o esos meses en los que nadie llama y no hay trabajo.

O bien buscarte un trabajo asalariado y compaginar como puedas tus dos trabajos. 

¿Qué reivindicamos los y las trabajadoras autónomas? 

Derechos laborales y justicia social. 

¿Qué soluciones hay? Pues muchas y muy variadas, pero por alguna extraña razón no hay gobiernos que quieran proteger a los y las trabajadoras autónomas: no toman medidas ni los de derechas ni los progres. 

No tenemos apenas sindicatos porque somos muchos gremios diferentes, y las diferencias en el sector son enormes: hay autónomos que tienen muchos ingresos y muchos empleados. Pero otros no tenemos nada más que nuestra salud, nuestra energía, nuestro tiempo, nuestra creatividad, y nuestra fuerza de trabajo. 

Ahora que el debate sobre el trabajo de profesionales autónomas está abierto, es un buen momento para debatir, reivindicar nuestros derechos y trabajar colectivamente en la mejora de nuestras condiciones laborales y económicas. 

Coral Herrera Gómez 

21 de octubre de 2025

Coral Herrera en Navarra





Voy a Iruña dentro de dos semanas a impartir un taller y una conferencia en la Casa de las Mujeres  el día 31 de octubre, invitada por la colectiva Lunes Lilas Navarra. Colaboran el Ayuntamiento de Pamplona y el INAI (Instituto de Igualdad de Navarra), ¡os espero a todas! 💜💜💜💜


Bi aste barru Iruñera joango naiz tailer bat eta hitzaldi bat ematera Urriaren 31n Emakumeen Etxean, Nafarroako Astelehen Lila kolektiboak gonbidatuta.

Iruñeko Udalak eta NAIk (Nafarroako Berdintasunerako Institutua) ere laguntzen dute. Denok espero zaituztet!

12 de octubre de 2025

Dopamina de la buena: redes sociales y bienestar en comunidad


La dopamina es una de las drogas más potentes que usa el poder para controlarnos. Todos tenemos un dispositivo personalizado para obtener chutes de dopamina, que se genera en nuestro cerebro cada vez que nos dan un like o ganamos un nuevo seguidor, o cuando recibimos piropos, halagos y demostraciones de cariño. Es un subidón de placer maravilloso que nos proporciona sensaciones momentáneas de “felicidad”.

Sin embargo,  los niveles de dopamina se multiplican por cien cuando nos metemos en una de las múltiples guerras que se libran en redes sociales cada día. Cada vez que dejamos un comentario cargado de desprecio o de odio en el muro de alguien, nuestro cerebro obtiene su anhelada recompensa. Cada zasca que metemos a nuestros enemigos y enemigas genera un chute doble, cada insulto, burla cruel, o amenaza que escribimos nos va generando más y más placer. 

Y por extraño que te parezca, también te dan subidones cuando recibes tú los zascas y los insultos. 

Los algoritmos lo saben y le dan más visibilidad a las publicaciones donde la gente empieza a elevar el tono, a hacer críticas destructivas, a discutir y a gritar. Enseguida se viralizan para que vayamos todos y todas como moscas a la miel. 

La dopamina alimenta nuestro ego, por eso nos encanta opinar de todos los temas aunque no tengamos ni idea. Escribimos sentencias contundentes, sentando cátedra como si fuéramos expertos o expertas. Si la persona a la que estás desafiando tiene relevancia política, social, cultural o es una influencer, más placer sientes repartiendo hostias en su muro. El ego necesita ejercer su poder y demostrar su superioridad.

Más y más dopamina: los poderosos quieren que nos peleemos entre nosotros para que no salgamos a las calles a quemarlo todo. Por eso los medios generan polémicas para que los jóvenes odien a los pensionistas, los nacionales a los inmigrantes, los hombres a las mujeres, los de clase media a los más humildes. Porque así estamos entretenidos agrediendonos entre nosotros y se nos olvida que son ellos los que pagan bajos salarios, los que nos roban nuestro tiempo y energía, y los que se llevan el dinero que ponemos entre todos y todas cada año a través de nuestros impuestos cada año.

Yo he sentido ese enganche de la dopamina, sobre todo cuando nacieron las redes sociales. Y la siento cada día. Y lucho para que no me invadan la vida. 

Desde que empecé a sufrir la violencia en redes, empecé a desear la vida que lleva la gente que no se expone públicamente y la gente que no está enganchada a sus pantallas. Exponerse es una esclavitud porque a la vez que recibes toneladas de amor, también recibes toneladas de odio. 

En Internet el odio genera más “engagement” que el amor, porque mientras la dopamina del amor eleva los niveles de oxitocina y serotonina (que nos dan paz y bienestar), la dopamina del odio nos genera adrenalina (nos altera todo el sistema nervioso y también nos genera placer).

Por eso las redes sociales son gratis, y por eso los algoritmos necesitan voluntarios y voluntarias que se expongan públicamente para ser el blanco contra el que la gente estalle su malestar. Les ofrecen visibilidad, dopamina gratis y la posibilidad de ganar dinero a cambio de generar polémicas para que la gente vaya a la guerra. Los linchamientos públicos apenas duran unos días, pero el público va a encontrar siempre guerras en las que puede opinar y dejar toda la basura que llevan dentro. 

Nuestras vidas son muy rutinarias y aburridas. Sentimos un gran vacío y necesitamos emociones intensas que nos hagan sentir vivos. La dopamina dura poco y el ego necesita sentirse poderoso e importante, por eso la mezcla de ambos (dopamina y ego) es una bomba. 

Si estamos aburridos o aburridas, acudimos a las redes sociales en busca de esos chutes de dopamina y adrenalina. La gente disfruta tanto sufriendo y ejerciendo violencia en redes sociales: unos lo hacen de vez en cuando (en determinados temas que les tocan la fibra sensible), otros lo hacen a diario. 

Hacer daño y sufrir genera mucho placer, pero no es gratis. Nuestra salud mental se deteriora con estos niveles de violencia, y ya hay gente que se ha dado cuenta de cómo están usando las élites las redes sociales para mantenernos en guerra entre nosotros,m. Muchos se están alejando de ellas y se están refugiando en comunidades virtuales más pequeñas. 

Hay cientos, miles de comunidades pequeñas formadas por gente estupenda que sabe debatir de forma educada y respetuosa. En los grupos humanos pequeños (tanto reales como virtuales) es más fácil intercambiar información, entenderse, aprender,  construir conocimiento colectivo y generar espacios de acompañamiento, de alianzas y de lucha. 

Yo me siento mucho más feliz en mi comunidad de  mujeres del Laboratorio del amor y en la de mi Patreon que en redes grandes como Facebook o Instagram. Sigo en redes sociales masivas porque aún dependo de ellas para vender mis libros y para que me contraten para impartir conferencias, charlas y formaciones.

Pero me gustaría algún día dejar de exponerme y quedarme solo en mis comunidades, porque son espacios sororarios libres de odio y de violencia. En ellas siento que puedo ser yo misma, y no tengo miedo de ser malinterpretada ni atacada. 

Cuando nos reunimos online los miércoles desde diferentes países para leer juntas, me siento como en una casa grande donde las mujeres convivimos en paz y en armonía. Un espacio seguro en el que se pueden resolver los conflictos sin hacernos daño, y en el que las diferencias no son un motivo de disputa, sino que son ventana y puertas que se abren para que puedas expandir tu mente y hacerte preguntas.

Son un Refugio, cada vez más necesario, y aunque también hay problemas en las comunidades pequeñas, son más fáciles de resolver que en las grandes. La gente que llega buscando pelea, por ejemplo, se acaba marchando por el rechazo que genera en los demás. 

Quizás haya gente que crea que estas comunidades son aburridas, pero yo prefiero poder disfrutar de estos oasis de paz y tranquilidad. Saber que no te van a atacar, que puedes caminar segura, que no hay combate de egos ni bandos de enemigos no tiene precio. 

Me hace muy feliz pensar que el mundo está lleno de pequeñas comunidades de gente que se junta para caminar por el monte, para ver las estrellas, para leer libros en voz alta, para cantar y bailar, para hacer deporte, para resolver un problema colectivo, para luchar por una causa justa, para defender sus derechos, para filosofar y analizar la realidad, para hacer teatro, para ver películas y comentarlas juntos, para aprender cosas nuevas. 

Es una de las claves para cuidar nuestra salud mental y emocional: la pertenencia a pequeñas comunidades donde podamos sentirnos libres y en paz, rodeadas de gente que lo único que quiere es disfrutar en buenas compañías.

Interactuar en estas pequeñas agrupaciones presenciales y virtuales también genera mucha dopamina. Dopamina de la buena.


Coral Herrera Gómez 

9 de octubre de 2025

Coral Herrera en Barcelona

                  




                  Charla: Amor Romántico y Feminismo: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?


Organiza: Feministes Catalunya 

Cuándo: 16 de octubre, jueves 

Hora: 18.30 horas


Ubicación: Carrer de Balmes, 26, L'Eixample, Barcelona

Formato: Presencial, público y gratuito 

Hasta completar aforo



4 de octubre de 2025

Ser feminista es una odisea



Ser feminista es una odisea desde el principio de los tiempos. A las pioneras que se atrevieron a alzar la voz contra la discriminación y la desigualdad les tocó sufrir la censura, las burlas y el silenciamiento. Cuando eran muy pocas las mujeres que sabían leer y escribir, ellas cogieron la pluma para denunciar la violencia que sufrimos las mujeres: Christine de Pizan, Hidelgarda de Bingen, Olympie de Gouges, Mary Wollstonecraft, Flora Tristán, Emma Goldman, Concepción Arenal, Clara Campoamor....

Cuando las mujeres empezaron a organizarse a nivel social y político para luchar por los derechos civiles, las encarcelaron, las violaron, las asesinaron. No nos hablan del movimiento de liberación de las mujeres en la escuela, pero nosotras seguimos estudiando todas sus hazañas.

Aún hoy las mujeres feministas sufren violencia por parte del Estado: en pleno siglo XXI en muchos países está prohibido que las mujeres se manifiesten por sus derechos y libertades.

 En América Latina asesinan a las defensoras de los derechos humanos y de la Tierra. En muchos países árabes no pueden siquiera reunirse para prestarse apoyo mutuo. 

En Europa las mujeres feministas somos canceladas, silenciadas, y destruidas por diversos sectores de la sociedad. También desde la izquierda se nos cuestiona cuando señalamos que los obreros se comportan en casa como si fueran la patronal, y la incoherencia que supone luchar contra todos los tipos de explotación menos contra la que sufren las mujeres. 

El odio contra las feministas es una constante en la Historia, pero se aminoró un poco cuando el feminismo se puso de moda en el año 2018 y se vendieron muchas camisetas con el lema: “Yo soy feminista” 

Sin embargo, pese a sus esfuerzos, el capitalismo no pudo colonizar ni despolitizar el movimiento, que estaba centrado en luchar contra la explotación y contra la violencia, y las feministas volvimos a las trincheras.

El patriarcado siempre nos ha tenido en el punto de mira: nos acusan de querer dominar y esclavizar a los hombres, de querer hacerles lo que ellos nos hacen a nosotras, de querer romper la familia y destruir las tradiciones, de quitarles el trabajo, de arruinarle la vida a los hombres con denuncias falsas.

Nos odian los fanáticos religiosos, y sus sectas más conservadoras, que están obsesionadas con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Tienen en sus filas a políticos que lo primero que hacen al llegar al poder es arremeter contra el derecho a elegir libremente la maternidad y el derecho al aborto. 

Además también tenemos que hacer frente a todos los hombres que forman parte de la machosfera, que niegan la existencia de la violencia misógina y machista. En sus discursos antifeministas afirman que las mujeres hemos ido demasiado lejos y debemos regresar al espacio doméstico y obedecer a nuestros padres y maridos. 

Pero también tenemos que hacer frente a todas las mujeres que están intentando poner de moda la figura de las tradwives: mujeres que renuncian a su derecho a obtener ingresos y a su carrera profesional para dedicarse por completo a los cuidados del hogar y de la familia. Su discurso antifeminista trata de hacer atractiva la vida entregada al hogar y al marido para que este pueda centrarse en su trabajo. 

También el capitalismo nos persigue, porque nuestra revolución perjudica a todos los hombres que hacen negocios explotando doméstica, laboral, sexual y reproductivamente a las mujeres. Y también perjudica a las mujeres ricas que explotan doméstica y reproductivamente a las mujeres pobres.

¿Cuáles son esos negocios? La industria del sexo (pornografía, prostitución y trata) genera miles de millones de ganancias cada año, y dentro de este lobby hay otro muy poderoso que es el de la explotación sexual y el abuso contra niñas y niños. 

El uso comercial de seres humanos es uno de los negocios más importantes del mundo junto con la explotación de animales, y el tráfico de drogas y armas. 

Hay un sector de la población que apoya la legalización de la explotación comercial de mujeres porque creen que hay una forma ética de explotarlas, y porque creen que quizás se pueden mejorar las condiciones inhumanas que sufren las mujeres explotadas. 

Otro sector que tenemos enfrente es el del movimiento pedófilo que lucha “para que los niños y niñas tengan relaciones sexuales con quien quieran”: no soportan que las feministas protesten cuando a la infancia se les ofrece espectáculos para adultos, ni que señalemos la publicidad que sexualiza a los niños e hipersexualiza a las niñas. Saben que usen la estrategia que usen para intentar abrir la ventana de Overton y rebajar la edad de consentimiento para tener relaciones sexuales, nos van a tener enfrente. 

Enfrente tenemos también a los antipunitivistas: hace unos años comenzaron a pedir rebajas de condena para pederastas, acosadores, violadores y femicidas. Tuvimos que escuchar sus discursos en los medios y en las universidades mientras los jueces misóginos firmaban absoluciones y rebajaban años de condena a los criminales. Las tasas de impunidad son escandalosas en muchísimos países del mundo, en México por ejemplo alcanza el 90%, y aún así estas voces salían en los medios pidiendo cursillos y rebajas de condena. No les oías protestar por las mujeres encarceladas por abortar en América Latina o por defender sus tierras de los inversores: se centraron solamente en pedir leyes antipunitivistas para reforzar la impunidad de los hombres.

Además de los machos hegemónicos también están los hombres diversos: han contado durante muchos años con la colaboración del feminismo en sus luchas, pero para muchos las feministas nos hemos convertido en el enemigo número uno. 

Desde que Judith Butler declaró la guerra a todas las feministas que no siguen sus postulados y nos señaló como feminazis y de ultraderecha, a las feministas nos atacan, nos insultan, nos silencian, nos cancelan y nos amenazan de muerte. Y detrás de todo este aparato represivo también hay una industria poderosa interesada en acabar con el feminismo: la farmacéutica y la industria de la estética, que se está forrando vendiendo hormonas y mutilando a niños y niñas sanas.

En 2018 aparecíamos en todos los medios de comunicación, hoy en cambio sólo le dan visibilidad a las feministas que abrazaron la teoría y el movimiento queer, que a pesar de haber nacido en Estados Unidos ha tenido un fuerte impacto en Europa. Sus fieles no permiten la crítica ni la disidencia: los más fanáticos acuden a las presentaciones de libros a reventar el evento, intentan boicotear nuestras manifestaciones, presionan para que nos echen de los trabajos, nos amenazan de muerte en redes sociales y atacan a las figuras más visibles del feminismo para silenciarlas.

Nos hemos convertido en enemigas de todo un sector que defiende la idea de que los sentimientos y los deseos de los hombres son derechos humanos, y que las mujeres pobres deben satisfacer sus necesidades sexuales y reproductivas. 

Nos exigen que renunciemos a muchos de nuestros logros y espacios propios, atacan a las mujeres lesbianas y las acusan de transfobia, pero no le piden a los hombres que sean inclusivos y renuncien a sus privilegios.

Basta con seguirle la pista al dinero para comprender por qué nos odian tanto.

Somos las enemigas del patriarcado más rancio y del neoliberalismo más posmoderno: nos llaman locas, exageradas, brujas, nazis, feminazis, terfas, y nos acusan de ser blancas privilegiadas. Y no sólo a nosotras: también a las pioneras que pusieron el cuerpo y el rostro para luchar por los derechos de todas las mujeres, las que abrieron el camino a las demás y sufrieron una represión brutal. Las oprimidas son ahora las opresoras para el neoliberalismo posmoderno. Nosotras seguimos investigando, sacando de la oscuridad a las pioneras, reivindicando sus logros y hablando de ellas en las aulas, en los medios de comunicación y en las redes sociales. 

Ser feminista es una odisea: nos quieren de rodillas pidiendo perdón por los derechos que tenemos, nos quieren calladas y enfrentadas entre nosotras, nos piden que dejemos de hablar en femenino y asumamos el masculino genérico o el neutro, mientras nosotras defendemos nuestro derecho a hablar con la a.

Muchos sectores del neoliberalismo se disfrazan de feministas para defender los intereses y los negocios de los hombres en nombre de la “libertad” (libertad para poner el cuerpo al servicio del capitalismo y del patriarcado), usando mitos como el de la libertad de elección, y convirtiendo el género (que es un sistema de opresión basado en mandatos patriarcales) en una identidad. 

El objetivo final es hacer desaparecer el concepto de sexo para que no podamos medir los niveles de violencia, explotación y sufrimiento que sufren las mujeres. Si no hay mujeres o nadie sabe definir qué es ser mujer, tampoco hay violencia contra las mujeres. Por eso afirman que el feminismo es para todo el mundo y usan un neolenguaje: nos nombran como personas con vulva, personas con útero, personas menstruantes o personas gestantes para borrar la palabra “mujer”. 

Para no ofender a no se sabe quién, durante muchos años la palabra “mujeres” ha desaparecido en muchas instituciones, y en muchas de las reivindicaciones feministas: el día del orgasmo femenino, el día a favor del aborto, el día de la erradicación de la violencia contra las mujeres, o el día internacional de la Mujer trabajadora. 

El 8M es hoy un día para reivindicar todas las causas posibles, y todo el mundo quiere tener protagonismo en el evento: nos odian, pero se aprovechan del único día que tenemos las mujeres al año para visibilizar nuestra causa.

Todo el sistema capitalista se sustenta sobre el trabajo que realizamos las mujeres gratuitamente, o en condiciones de pobreza y precariedad. Así que cuando las feministas recordamos a la sociedad que las mujeres no hemos nacido para ser sirvientas de los hombres, y que los cuidados son un trabajo, todo el sistema se nos echa encima, por la derecha y por la izquierda.

El movimiento de liberación de las mujeres resiste y está más vivo que nunca, por eso el odio contra las feministas está también más vivo que nunca. 

Asumimos el miedo que se siente cuando te enfrentas a todo un sistema de opresión, y el coste de ser señaladas como feministas, asumimos el elevado precio que hay que pagar por defender nuestras ideas. Creemos firmemente en nuestra causa y nos apoyamos unas a otras porque sabemos que solas no podemos. 

Las feministas de todo el mundo seguiremos luchando contra la desigualdad, la discriminación, la explotación y la violencia contra las mujeres. 

Seguiremos exigiendo nuestros derechos humanos fundamentales en las calles y en las redes sociales, 

seguiremos protestando en las calles, 

seguiremos haciendo frente a las religiones, 

desmontando estereotipos y mitos, 

haciendo pedagogía entre la población, 

construyendo espacios de lucha y de trabajo entre mujeres, 

criando niños y niñas que se atrevan a desobedecer al patriarcado, 

creando redes y alianzas internacionales entre nosotras. 

Aunque nos silencien y nos cancelen, seguiremos molestando, desobedeciendo los mandatos del patriarcado y liberándonos de la opresión.

En la cama, en la casa y en las calles: seguiremos haciendo la Revolución en todos los rincones del mundo, generación tras generación, hasta que todos y todas podamos vivir en un mundo mejor. 

Coral Herrera Gómez 


3 de octubre de 2025

25 Audios para las Amigas



Queridas amigas,

Hemos llegado al final de la Primera Temporada de los Audios para las Amigas, en total 25 audios de menos de 10 minutos.

La segunda temporada empieza el jueves 8 de octubre, ¡si te suscribes a mi Patreon, mi canal en Spotify o a mi Ivoox, podrás escuchar uno cada lunes y cada jueves!

¿Hay algún tema sobre el que te gustaría que hablara? Podéis decirme aquí en comentarios o escribirme por privado, 

¡Muchas gracias a todas las Amigas que me escuchan!

Coral Herrera Gómez 


Aquí podéis ver el listado de todos los temas de la primera temporada y compraros la colección.





1 de octubre de 2025

Galicia resiste ante los invasores


Una de las cosas que más me maravillan de Galicia es la forma en que resisten los pueblos a los invasores e inversores que quieren destrozar uno de los territorios  más bonitos y verdes de España. Son señores de traje y corbata que están empeñados en destrozar los bosques, las playas, las montañas, los ríos, los embalses y los lagos, los paisajes y las aldeas para instalar parques eólicos, minas, macrogranjas de animales, monocultivos intensivos, macrocelulosas y macrohoteles. 

Están comprando tierras a lo loco para  poder contaminar los suelos, el aire y el agua a su antojo, compran periodistas y medios de comunicación, compran a los políticos para recalificar terrenos, piden subvenciones a la Xunta y al Gobierno y su avaricia no tiene límites. Son como buitres malvados cuyo objetivo es destruir la naturaleza y a todos los seres vivos que habitamos en ella.

La gente se organiza para defender sus aldeas, pueblos y ciudades, para informar a la población, para hacer frente a los incendios, para elaborar estudios sobre el impacto de estas empresas, para denunciar los atentados ecológicos que estos señores están cometiendo o pretenden cometer. Aman su tierra y la defienden, y llevan décadas luchando contra la contaminación. Emplearon toneladas de tiempo y de energía en limpiar las playas de petroleo cuando el desastre del Prestige, se enfrentan todos los veranos a los incendios, que aquí son atroces porque se plantan eucaliptos que arden como cerillas, y llevan años luchando para evitar que Altri destroce las rías baixas. 

Para que os hagáis una idea de la tremenda violencia que sufre el pueblo gallego, basta con echar un vistazo al mar: tenemos más de 200 mil bidones radioactivos en las costas. Y trillones de bolitas de pellets en las playas, que están llenas de micro plásticos, igual que los estómagos de los peces y demás seres vivos marinos.

Ahora que estoy leyendo con mi hijo los cómics de Astérix y Obelix, me doy cuenta de todo lo que aprendí de pequeña leyéndolos. En ellos se describen al detalle las estrategias que usan los colonizadores para arrasar poblaciones enteras. Y me doy cuenta de que en todos los sitios hay aldeas galas resistiendo ante los invasores. Antes eran señores con afanes imperialistas y ahora son señores que dirigen multinacionales. 

Con estos cuentos le explico a mi hijo lo que ocurre en Galicia, y lo importante que es vivir en comunidad, y organizarse para protestar ante las injusticias. Y le cuento que solos no podemos hacer frente a los fondos buitre, pero que unidos y unidas somos más fuertes. 

Ahora que vivimos aquí formamos parte de la aldea gala, y aunque aún no dominamos el idioma, ya amamos esta tierra y la defendemos con pasión. Porque es una injusticia muy grande que las leyes permitan a estos señores contaminar el agua que bebemos, destruir el hogar de millones de animales, y arrasar con la increíble biodiversidad que hay en Galicia. 

Y lo peor es que lo hacen disfrazados de verde, tratando de hacernos creer que sus “proyectos” son ecologistas, y que traerán trabajo y prosperidad a las comunidades. Son gente violenta, insaciable, sin escrúpulos, pero aquí no nos dejamos engañar, y no nos resignamos: seguiremos protestando, organizando manifestaciones, haciendo pedagogía, y haciendo circular la información. Seguiremos denunciando, seguiremos unidos y unidas, resistiendo y luchando para echarles de aquí.

De momento parece que los señores de Altri ya están haciendo las maletas muy enfadados porque no les van a dar nuestro dinero para destrozar la ría de Arousa. 

#AltriNon #galicia #burlaverde #NuncaMáis #naturaleza #MedioAmbiente #Galicia


Coral Herrera Gómez 

Coral en Cáceres: II Foro Corresponsabilidad



 Cáceres: el 23 de octubre voy a impartir un taller en el II Foro sobre Corresponsabilidad y Masculinidades Igualitarias en Aldealab organizado por la Fundación Iniciativa Social, Menengage y Fundación Cepaim.

Podéis asistir también online, 

aquí toda la información y las inscripciones

Y aquí puedes ver todos los eventos de este otoño en España y América Latina.




30 de septiembre de 2025

Darle gracias a la vida


Todos los días dedico unos minutos a agradecerle a la vida y a tomar conciencia de todo lo que tengo. Así alivio un poco la angustia por mi falta de tiempo, el miedo al futuro y la pena que siento ante las injusticias y el proceso de destrucción y autodestrucción de la especie humana. 

Las cosas buenas de mi vida no son cosas y no puedo comprarlas: puedo caminar, puedo oír, puedo ver, puedo respirar, estoy sana, no me duele nada. Vivo en un pueblo lleno de niños y niñas, rodeada de naturaleza, tengo salud mental, tengo curiosidad y ganas de aprender cosas nuevas, puedo beber agua potable y comer tres veces al día. Tengo autonomía para moverme, tengo energía y amor para criar a un niño, tengo familia y tribus de amigos y amigas a este lado y al otro lado del charco,tengo agua caliente para ducharme, ropa de abrigo y un techo para vivir, tengo un trabajo que me apasiona, tengo un compañero maravilloso, tengo la capacidad para disfrutar de la naturaleza y usarla como terapia para descansar. 

Soy consciente de los derechos que tengo, y del enorme privilegio de vivir en un lugar seguro. Respiro hondo y me digo que aunque ya he vivido muchas pérdidas (familiares y amigas queridas que ya no están, y etapas que quedaron atrás) y que hay muchas cosas que no tengo (un empleo estable, una casa propia, una vida sin estrés), sin embargo soy muy afortunada. 

Hay muchas cosas que damos por supuesto y que que sólo valoramos cuando lo perdemos: los cinco sentidos, la salud, la movilidad, el agua del grifo, la luz eléctrica, la nevera llena, la gente que nos quiere y nos cuida… 

Vivimos en una sociedad en la que todo el rato nos recuerdan lo que no tenemos, y pocas veces nos paramos a tomar conciencia de todas las cosas buenas y hermosas de nuestra vida. Estar aquí es un regalo, tener salud es un regalo, saberese querida y cuidada es un regalo enorme de la vida. 

Termino mi espacio de agradecimiento pensando en toda la gente que no puede disfrutar de la vida porque tiene una enfermedad, o una discapacidad, o está sufriendo explotación, violencia, guerras, genocidios, hambre y pobreza. 

Una no puede ser feliz en un mundo lleno de seres vivos que sufren, es imposible a no ser que te mutiles a ti misma para que no te importe nada, y para vivir una vida centrada en ti misma, aislada del mundo. No quiero vivir anestesiada y desconectada de la realidad, de los acontecimientos históricos que estamos viviendo, no quiero vivir una burbuja. Quiero vivir con los pies en la tierra, aunque duela, y quiero seguir contribuyendo desde mis trincheras a la construcción de un mundo mejor.

No se puede ser feliz en una comunidad gigantesca llena de sufrimiento y dolor, pero sí se pueden buscar espacios para conectar contigo misma, con la vida y con la naturaleza. Camino maravillada ante la certeza de estar aquí, en el presente, y formar parte del Cosmos. Canto a Mercedes Sosa y así le doy gracias a la vida.

Es cierto que la mayor parte del tiempo no estoy disfrutando, estoy sobreviviendo, pero una de mis estrategias de resistencia es robarle unos minutos al día para parar, para plantarme firme en el aquí y el ahora, para agradecer y nombrar una a una las cosas buenas de existir y de estar viva.

Coral Herrera Gómez 

29 de septiembre de 2025

¿Que aprenden tus hijos e hijas con las pantallas?



Estos son los principales valores, ideas y principios que aprenden tus hijos e hijas a través de sus pantallas: 

- Los hombres son más fuertes y más inteligentes que las mujeres, por eso son los protagonistas de todas las películas y series de televisión.

- Los hombres son superiores y por eso tienen derecho a dominar y a explotar a todos los que están por debajo: a los demás hombres, a todas las mujeres y a los animales.

- Los hombres adultos, blancos y heterosexuales son superiores a los demás hombres: niños, homosexuales, hombres pobres, hombres con otro color de piel.

- Las mujeres sirven para dos cosas: o son objetos sexuales, o son cuidadoras y sirvientas. 

- Los hombres cumplen sus misiones, resuelven sus problemas o logran sus objetivos mediante la dominación y la violencia. Las mujeres lloran. En todas las películas, en los telediarios, lloran.

- Los hombres deben ser sumisos a sus líderes e intentar subir puestos en la jerarquía para estar cerca de ellos, y estar listos para sustituirles cuando caigan.

- Los machos de verdad nunca lloran, nunca muestran su vulnerabilidad, nunca fallan, nunca se muestran débiles, y nunca piden perdón.

- La única diversión posible para un macho es ver a personas o animales sufriendo. Así que todos los niños desde pequeños tienen que acostumbrarse a ver palizas, torturas, tiroteos, bombardeos, asesinatos, descuartizamientos, y violaciones.

- Un macho de verdad tiene que humillar y hacer sufrir a los demás para que le respeten y le tengan miedo. La excusa ha de ser siempre que lo que quieres es divertir a los demás, para quedar impune.

- Los machos de verdad disfrutan viendo porno, y tienen que ser capaces excitarse viendo a mujeres sometidas, humilladas, golpeadas y violadas. Cuanto antes se acostumbren a ver mujeres a cuatro patas aguantando insultos, escupitajos, golpes, mejor. Así tratarán a sus parejas si logran tenerlas 

- Las mujeres aprenden que si no son deseadas por uno o varios hombres, no valen nada. Su misión es siempre estar muy guapas y muy sexys, todas las mujeres tienen que poner el cuerpo al servicio del patriarcado.

- Las niñas tienen que aprender bailes eroticos desde pequeñas para que los niños y los hombres adultos puedan disfrutar. Esas coreografias hay que bailarlas en los eventos sociales, pero también grabarlas y publicarlas en redes sociales para que los hombres puedan tenerlos en sus teléfonos y usarlos cuando lo necesiten.

- Los hombres pueden violar mujeres gratis o pagando. El sexo es un ejercicio de poder sobre las mujeres, y en algunos videojuegos te dan puntos por violarlas.

- Las mujeres son torpes, cursis, ignorantes, malvadas, manipuladoras, y retorcidas. Los hombres tienen que defenderse de sus encantos para conservar su libertad y su posición dominante.

- Los cuerpos de las mujeres que no cumplen con los cánones de belleza normativa, no sirven para nada. Por eso en las pantallas no hay mujeres mayores, ni mujeres con discapacidades, ni mujeres gordas. Y por eso las niñas aprenden a odiar sus cuerpos desde muy pequeñas, si no son cuerpos aptos, o a usarlos si son aptos para obtener dinero o conseguir un marido.

- Las mujeres que no son atractivas, nunca serán amadas. El sexo para ellas es un medio para conseguir amor o para conseguir estatus a través del hombre que te elija como pareja. 

- Las mujeres que no se someten a los mandatos de género han de ser señaladas, domesticadas, y dominadas para que tengan claro quién manda en el mundo, y quién manda en la casa.

- Los hombres que no se someten a los mandatos de género son despreciables, y debes humillarlos públicamente para que obedezcan las normas del patriarcado.

- Los referentes y modelos de feminidad son todas mujeres narcisistas, egocéntricas, superficiales, y obsesionadas con la belleza y el dinero. Su misión en la vida es cazar a un marido rico que la proteja y la mantenga, y darle cuántos hijos quiera.

- Los referentes y modelos de la masculinidad son todos hombres ricos, obsesionados con el poder y el dinero, mutilados emocionales, tipos carentes de ética, egocéntricos y violentos. 

- Para demostrar tu poder, tienes que comprar y lucir objetos caros que te den estatus: relojes, teléfonos, ropa, cosmética, zapatos, casas de lujo, coches, motos, barcos, etc 

- Cuanto más tienes, más grande eres, y más valor tienes. Si no tienes nada, no vales nada.

- Cuanta más envidia despiertas en los demás, más alto es tu rango en la jerarquía: por eso los adolescentes se obsesionan con acumular fans en lugar de preocuparse por crear su propia tribu de amigos y amigas. 

- Tú puedes ser quien quieras ser: aunque seas de clase obrera puedes cumplir tus sueños y ascender en la jerarquía social tan alto como quieras.

- Cualquiera puede llegar a ser influencer y no es necesario ser especialista en nada. Puedes hablar de belleza o de fútbol y ganar millonadas.

- Si eres listo podrás vivir sin trabajar, invirtiendo en criptomonedas y sus variedades, o en viviendas para alquiler turístico, y jubilarte con 40 años. Los que dependen de un salario son tontos porque cualquiera puede lograrlo si se esfuerza.

- Si quieres ser rico, no pagues impuestos: inscríbete en algún paraíso fiscal para evadir, pero sigue disfrutando de las carreteras, autopistas, hospitales y universidades españolas.

- Ser rebelde es rechazar todos los avances que han logrado los movimientos sociales: feminismo, ecologismo, pacifismo, antirracismo, lucha obrera y campesina. Mola mucho romper con el lenguaje políticamente correcto: atrévete a hablar contra las mujeres, la población inmigrante y refugiada, los pensionistas y cualquier otro colectivo vulnerable.

- En la dictadura se vivía mejor y había más libertad de expresión. 

- Poner tu vida en peligro para obtener seguidores es muy divertido y te hace más cool. 

A una edad determinada, los y las influencers provilegiados por el algoritmo tienen mucho más impacto en tus hijos e hijas que tú. Cuanto más expuestos están a las pantallas, más impacto tienen en ellos estos discursos cargados de mitos que sirven para inocularles los valores del capitalismo, del patriarcado, de la posmodernidad y el neoliberalismo.

Por supuesto que hay creadores y creadoras de contenido que hablan de otras cosas y tienen otros valores. No usan estereotipos ni mitos para sus historias. Pero no tienen tanta visibilidad en redes sociales: lo que ven tus hijos e hijas son en su mayoría personas tremendamente ignorantes, reaccionarias y conservadoras, narcisistas y egocéntricas, que se dedican a vender humo, a difundir bulos y a hacer publicidad a las grandes empresas. 

La gran mayoría de la población no tiene herramientas para hacer análisis críticos sobre los mensajes que les llevan, ni les enseñan nada sobre las estrategias de manipulación mediática que usan los medios y las redes. La mayoría de nuestros hijos e hijas están completamente indefensos frente al bombardeo diario de ideología patriarcal y capitalista. 

Necesitamos herramientas: padres, madres, profesorado y alumnado. Y los productores, creadores y creadoras de contenidos necesitan también formación para tomar conciencia sobre los mensajes que transmiten.

Coral Herrera Gómez 

26 de septiembre de 2025

Terrorismo Acústico: Violencias invisibles y cotidianas


Muchas de las violencias que ejercemos las ejecutamos de una forma inconsciente, sin darnos cuenta del daño que hacen a los demás. Por ejemplo la gente que entra en un autobús o un vagón del metro pegando gritos con su teléfono, o con el altavoz puesto a todo volumen, o la gente que está mirando sus redes sociales sin audífonos en un espacio público cerrado. 

Lo hacen porque quieren que la gente les mire. Necesitan sentirse importantes, quieren llamar la atención. 

Les pasa también a los que se pasean cerca de la orilla de la playa con una moto acuática: te riegan con aceita y gasolina y te taladran los oídos para que les mires. Los que van por el bosque con el quad, los que trucan el tubo de escape de su coche para que todo el mundo les mire, los que llegan al campo y se instalan junto a la gente con un altavoz a todo volumen para torturar a los demás. 

Toda esa gente te dice: “eh, mírame que estoy aquí y tengo el poder para hacer lo que me da la gana”

No les importa que todo el mundo les mire mal. Lo que quieren es que les mires, aunque sean miradas de odio: lo importante es que les presten atención. 

No se dan cuenta de que el terror acústico es una forma violenta de imponerse sobre los demás, porque no se paran a pensar en el sufrimiento que causan. Nos taladran los oídos y no les importa si hay bebés durmiendo, si hay gente leyendo, si hay estudiantes repasando antes del examen. Tampoco si hay gente con autismo, con hipersensibilidad acústica o con discapacidades auditivas, no se paran a pensar en el daño que hacen. 

Cuando la gente se atreve a pedirles que silencien su teléfono o se vayan a hablar a gritos a otro lado, hay gente que se sorprende y se sonroja y rápidamente baja el volumen de su aparato, pero también están los que disfrutan siendo el centro de atención y siguen molestando a todo el mundo: “que se jodan”, piensan, y sonríen para sus adentros. Sienten el placer del poder, y saben que hay mucha gente que no se atreve a decirles nada por miedo a que tengan una reacción violenta.

Sin embargo estoy segura de que la gran mayoría no disfrutan molestando. De hecho se sorprenden cuando sienten la hostilidad de las miradas, algunos creen que no hacen mal a nadie invadiendo el espacio acústico. No se preguntan siquiera por qué solo ellos están gritando a voces en sus conversaciones o están poniendo música a todo volumen. Simplemente lo que quieren es no pasar desapercibidos en medio de la gente. Las miradas de los demás les recuerdan que existen, y algunos aprovechan para lucirse (lucir los músculos, la belleza, la ropa que llevan, el teléfono último modelo …) 

La única forma de parar este terror acústico en espacios públicos o en la naturaleza es que la gente tome conciencia de la violencia que ejercen y del daño que hacen, tanto a personas como animales. 

Hay numerosos estudios que demuestran el profundo impacto que tiene el exceso de ruido en nuestra salud mental, emocional y física, y lo importante que es el silencio para nuestro bienestar.

No se trata de prohibir o multar, creo más bien que se trata de aprender a respetar a la gente y a cuidar los espacios que compartimos con los demás. 

Coral Herrera Gómez 

24 de septiembre de 2025

Rebeldes del género


Ayer hablábamos de las mujeres obedientes, hoy toca hablar de las desobedientes, las rebeldes del género. Rebeldes ha habido siempre, y las primeras que se atrevieron nos abrieron las puertas a las demás.

Son las mujeres que desobedecieron al padre y al marido, mujeres que se negaron a casarse y a quedarse en casa encerradas, que salieron del hogar paterno para irse a la ciudad, que exigieron su derecho a ir a la escuela y a la Universidad, que se atrevieron a pensar y a escribir cuando las mujeres lo tenían prohibido.

Mujeres que ejercieron profesiones reservadas solo para hombres, que montaron su propio negocio, que eligieron no ser madres, o eligieron cuántos hijos e hijas querían tener. Mujeres que se atrevieron a quitarse el velo, a llevar pantalones, a llevar el pelo corto, mujeres que opinan en voz alta, mujeres que participaron en competiciones deportivas cuando estaba prohibido, mujeres que lucharon por el derecho al voto, derecho al divorcio, derecho a elegir libremente su maternidad.

Las rebeldes del género son todas las que luchan contra la explotación laboral, doméstica, sexual y reproductiva, las que se niegan a tener relaciones sexuales con sus maridos cuando no quieren sexo, las que se niegan a soportar palizas y violaciones del marido, las que se visten como quieren, las que alzan la voz contra la discriminación, la desigualdad y la injusticia.

Mujeres que luchan contra la mutilación genital femenina, contra el matrimonio infantil, contra el burka, contra el acoso callejero, contra las guerras, contra la mafia y el narco, contra los traficantes de mujeres y bebés.

Mujeres que no se callan y protestan contra el maltrato y el machismo en los hogares, en los centros de estudio y de trabajo, en los espacios de ocio y el transporte público.

El género es un sistema de opresión y todas nosotras, de alguna manera, en mayoría o menor medida, resistimos y luchamos a diario contra él desde todos los frentes. Por eso rendimos homenajes a todas las pioneras que se atrevieron a desafiar las leyes, a desobedecer las normas por primera vez y abrieron el camino a las que venimos detrás. Ellas fueron mujeres comprometidas con la paz, la igualdad, la libertad, la justicia social y los derechos humanos de todas las niñas y mujeres del mundo. Sufrieron penas de cárcel, torturas, violaciones, y fueron asesinadas. Ellas crearon redes femeninas de lucha y apoyo mutuo, y son nuestro ejemplo a seguir.

Gracias a ellas hoy somos millones de rebeldes del género. Estamos educando a nuestras niñas para que aprendan a desobedecer y para que se nieguen a ser las sirvientas de ningún hombre. Y a nuestros hijos los estamos educando para que también sean rebeldes y se nieguen a explotar a ninguna mujer.

Estamos criando a los hombres del futuro para que también se rebelen a los mandatos del patriarcado y renuncien a los privilegios de la masculinidad. Los hombres que no obedecen a los machos que lideran los grupos masculinos, que rechazan la explotación y la violencia, son pocos, pero son cada vez más.

Los rebeldes masculinos son los hombres que se quitan la corona para responsabilizarse de las tareas de cuidados y de crianza, y los que crian a sus hijas para que sean libres y a sus hijos para que aprendan a desobedecer los mandatos de la masculinidad hegemónica. Muchos de ellos sufren también castigos por no querer ser machos ni ser cómplices de la opresión patriarcal, son minoría pero su apoyo a las luchas por la liberación de las mujeres y su labor educativa en pro de la igualdad es muy importante. Ellos van abriendo camino a las nuevas generaciones, y aportan desde sus espacios a la construcción de un mundo mejor.

La rebeldía frente a los mandatos del patriarcado es a la vez personal y colectiva, y se practica tanto dentro como fuera del hogar. Las y los rebeldes de género seguiremos resistiendo hasta que no caiga el sistema de opresión y explotación patriarcal.

Nosotras las mujeres seguiremos creando espacios de lucha y apoyándonos unas a otras. Y seguiremos haciendo pedagogía y haciendo frente a la violencia de los hombres que se aferran al patriarcado y se resisten al cambio.

Hasta la victoria final.

Coral Herrera Gómez 

21 de septiembre de 2025

Adolescentes ricas y adolescentes pobres: roles de género y clase social





Las adolescentes de clase obrera se hipersexualizan y adoptan la estética de las actrices porno, y las adolescentes de clase alta se disfrazan de señoras. 

Unas sueñan con despertar el deseo de los hombres y usar su atractivo sexual para tener poder, las otras están siendo educadas para ser esposas perfectas de ingenieros y abogados. Es cierto que muchas cuando salen de casa se quitan la falda y se ponen la minifalda, y se rebelan a las normas de su familia para ligar con chicos. Pero de cara a la galería, las adolescentes de clase alta se maquillan como sus madres, con colores discretos como el rosa o el marrón clarito, y las niñas de clases populares en cambio usan el rojo para levantar pasiones entre los chicos. El maquillaje de las rocas es clarito y amable, el de las otras es más agresivo porque les sirve para identificarse como “chicas rebeldes” y transgresoras. Unas llevan las uñas y las pestañas larguísimas, escotes de vértigo, joyas falsas y llamativas, bolsos de marca falsos. y muchas pasan por quirófano para agrandarse los pechos, realzar las nalgas, o ponerse labios carnosos. Es un mercado brutal: moda accesorios, cosmética, tratamientos de belleza y skincare (cuidado facial), operaciones de estética, etc.

Esto es especialmente visible en las culturas narco, en la que la máxima aspiración de las chicas es convertirse en novias de los pequeños narcos, porque así aumentan el rango en la jerarquía social, y también aumentan su poder adquisitivo. 

Los adolescentes varones saben que unas son para ser amantes, y las otras sirven para ser novias oficiales y futuras esposas. Cuando las niñas de clase trabajadora sueñan con ser amadas chocan brutalmente con la realidad: cuando se cosifican a sí mismas ya nunca podrán ser elegidas como compañeras ni esposas, porque los hombres tienen muy claro que nunca podrán fiarse de las chicas que se ofrecen como objetos sexuales. Son chicas que usan todos, y que no sirven para presentárselas a sus padres. 

Los roles de género se adjudican según la clase social a la que pertenecemos. Y el sistema tiene sus estrategias para perpetuarse y disfrazarse, por eso a las chicas pobres se les dice que poner su cuerpo al servicio del patriarcado y del capitalismo es una práctica empoderante. Les ofrecen modelos a seguir como el de las cantantes hipersexualizadas que lucen una estética porno a las que siguen millones de niñas: por eso ves a tantas bailando en los cumpleaños infantiles con movimientos eróticos. Y tantos hombres babeando con las niñas sexys.

Les ofrecen pocas opciones a las adolescentes de las clases bajas: ser sirvientas sexuales o bien sirvientes domésticas, cuidadoras o niñeras.

Para las adolescentes ricas, la opción es convertirse en esposas tradicionales o modernas (las que son profesionales y trabajan sin descuidar su rol de esposas y madres). Hay influencers para ellas también, chicas jóvenes que se representan a sí mismas como felices tradwives. 

Las niñas que se niegan a pornificarse y putificarse, o que no desean ser madres-esposas, no lo tienen nada fácil. Hay gente que las señala porque ellas sí son rebeldes. Hay que ser muy valiente para desobedecer los mandatos de género y romper con los estereotipos de la feminidad patriarcal, y hacerlo sola es una odisea. Cuando encuentras otras desobedientes como tú es más fácil. 

Y mucho más divertido. 

Saber que puedes ser mujer sin convertirte en sirvienta es un alivio enorme para muchas niñas y adolescentes.

No dejéis de repetírselo,

no dejéis de apoyar a todas las rebeldes.


Coral Herrera Gómez


    




18 de septiembre de 2025

Los hombres y el miedo al amor



Hoy vamos a hablar del miedo al amor que sienten muchos hombres, que está relacionado con el miedo que sienten hacia las mujeres. Son muchos siglos de cultura patriarcal en la que las mujeres somos representadas como monstruos feroces e insaciables que usan sus encantos para "cazar" a los hombres y encerrarles en una jaula de oro, y en cómo aprenden a sentir este miedo con las advertencias que se lanzan en los refranes populares, en los cuentos, en los chistes, en las películas, y hasta en las series infantiles. A nosotras nos educan para entregarnos al amor, a ellos para defenderse del amor, y para proteger su libertad. 

Así es imposible que podamos gozar del sexo y del amor: hay que romper con la idea de que la pareja es una cárcel y el amor una condena perpetua para ellos, y construir relaciones en las que ambos podamos sentirnos libres. 

Te lo cuento en este nuevo audio para las amigas, ¿tú que opinas?, ¿te has enfrentado alguna vez a este miedo masculino a las relaciones amorosas?


Ya puedes escucharlo en Patreon,

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A solas contigo misma: conexión y disfrute

 



¿Disfrutas cuando estás a solas contigo misma?, ¿te ayuda la soledad a pensar en calma?, ¿te sientes a gusto cuando estás sola?, ¿cómo hablas contigo misma cuando estás a solas?, ¿qué cosas te gusta hacer sola, y qué cosas te gusta hacer con los demás?

Para poder construir una relación bonita contigo misma es súper importante que te sientas bien, que te hables bien, que sepas hacerte compañía, que puedas saborear de tu libertad y tu autonomía.

La soledad da miedo cuando nos cuesta conectar con nuestro propio yo, y cuando no nos gustamos a nosotras mismas. Pero cuando sabes disfrutarla y te sientes a gusto con tu compañía, entonces te das cuenta de que de vez en cuando necesitas tu espacio y tu tiempo para pensar y para dedicarte a tus pasiones.

Hoy te hablo de cómo disfrutar de la soledad, y de cómo conectar con tu interior cuando estás contigo.

Coral 

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