Charla: Amor Romántico y Feminismo: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?
Charla: Amor Romántico y Feminismo: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?
Ser feminista es una odisea desde el principio de los tiempos. A las pioneras que se atrevieron a alzar la voz contra la discriminación y la desigualdad les tocó sufrir la censura, las burlas y el silenciamiento. Cuando eran muy pocas las mujeres que sabían leer y escribir, ellas cogieron la pluma para denunciar la violencia que sufrimos las mujeres: Christine de Pizan, Hidelgarda de Bingen, Olympie de Gouges, Mary Wollstonecraft, Flora Tristán, Emma Goldman, Concepción Arenal, Clara Campoamor....
Cuando las mujeres empezaron a organizarse a nivel social y político para luchar por los derechos civiles, las encarcelaron, las violaron, las asesinaron. No nos hablan del movimiento de liberación de las mujeres en la escuela, pero nosotras seguimos estudiando todas sus hazañas.
Aún hoy las mujeres feministas sufren violencia por parte del Estado: en pleno siglo XXI en muchos países está prohibido que las mujeres se manifiesten por sus derechos y libertades.
En América Latina asesinan a las defensoras de los derechos humanos y de la Tierra. En muchos países árabes no pueden siquiera reunirse para prestarse apoyo mutuo.
En Europa las mujeres feministas somos canceladas, silenciadas, y destruidas por diversos sectores de la sociedad. También desde la izquierda se nos cuestiona cuando señalamos que los obreros se comportan en casa como si fueran la patronal, y la incoherencia que supone luchar contra todos los tipos de explotación menos contra la que sufren las mujeres.
El odio contra las feministas es una constante en la Historia, pero se aminoró un poco cuando el feminismo se puso de moda en el año 2018 y se vendieron muchas camisetas con el lema: “Yo soy feminista”
Sin embargo, pese a sus esfuerzos, el capitalismo no pudo colonizar ni despolitizar el movimiento, que estaba centrado en luchar contra la explotación y contra la violencia, y las feministas volvimos a las trincheras.
El patriarcado siempre nos ha tenido en el punto de mira: nos acusan de querer dominar y esclavizar a los hombres, de querer hacerles lo que ellos nos hacen a nosotras, de querer romper la familia y destruir las tradiciones, de quitarles el trabajo, de arruinarle la vida a los hombres con denuncias falsas.
Nos odian los fanáticos religiosos, y sus sectas más conservadoras, que están obsesionadas con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Tienen en sus filas a políticos que lo primero que hacen al llegar al poder es arremeter contra el derecho a elegir libremente la maternidad y el derecho al aborto.
Además también tenemos que hacer frente a todos los hombres que forman parte de la machosfera, que niegan la existencia de la violencia misógina y machista. En sus discursos antifeministas afirman que las mujeres hemos ido demasiado lejos y debemos regresar al espacio doméstico y obedecer a nuestros padres y maridos.
Pero también tenemos que hacer frente a todas las mujeres que están intentando poner de moda la figura de las tradwives: mujeres que renuncian a su derecho a obtener ingresos y a su carrera profesional para dedicarse por completo a los cuidados del hogar y de la familia. Su discurso antifeminista trata de hacer atractiva la vida entregada al hogar y al marido para que este pueda centrarse en su trabajo.
También el capitalismo nos persigue, porque nuestra revolución perjudica a todos los hombres que hacen negocios explotando doméstica, laboral, sexual y reproductivamente a las mujeres. Y también perjudica a las mujeres ricas que explotan doméstica y reproductivamente a las mujeres pobres.
¿Cuáles son esos negocios? La industria del sexo (pornografía, prostitución y trata) genera miles de millones de ganancias cada año, y dentro de este lobby hay otro muy poderoso que es el de la explotación sexual y el abuso contra niñas y niños.
El uso comercial de seres humanos es uno de los negocios más importantes del mundo junto con la explotación de animales, y el tráfico de drogas y armas.
Hay un sector de la población que apoya la legalización de la explotación comercial de mujeres porque creen que hay una forma ética de explotarlas, y porque creen que quizás se pueden mejorar las condiciones inhumanas que sufren las mujeres explotadas.
Otro sector que tenemos enfrente es el del movimiento pedófilo que lucha “para que los niños y niñas tengan relaciones sexuales con quien quieran”: no soportan que las feministas protesten cuando a la infancia se les ofrece espectáculos para adultos, ni que señalemos la publicidad que sexualiza a los niños e hipersexualiza a las niñas. Saben que usen la estrategia que usen para intentar abrir la ventana de Overton y rebajar la edad de consentimiento para tener relaciones sexuales, nos van a tener enfrente.
Enfrente tenemos también a los antipunitivistas: hace unos años comenzaron a pedir rebajas de condena para pederastas, acosadores, violadores y femicidas. Tuvimos que escuchar sus discursos en los medios y en las universidades mientras los jueces misóginos firmaban absoluciones y rebajaban años de condena a los criminales. Las tasas de impunidad son escandalosas en muchísimos países del mundo, en México por ejemplo alcanza el 90%, y aún así estas voces salían en los medios pidiendo cursillos y rebajas de condena. No les oías protestar por las mujeres encarceladas por abortar en América Latina o por defender sus tierras de los inversores: se centraron solamente en pedir leyes antipunitivistas para reforzar la impunidad de los hombres.
Además de los machos hegemónicos también están los hombres diversos: han contado durante muchos años con la colaboración del feminismo en sus luchas, pero para muchos las feministas nos hemos convertido en el enemigo número uno.
Desde que Judith Butler declaró la guerra a todas las feministas que no siguen sus postulados y nos señaló como feminazis y de ultraderecha, a las feministas nos atacan, nos insultan, nos silencian, nos cancelan y nos amenazan de muerte. Y detrás de todo este aparato represivo también hay una industria poderosa interesada en acabar con el feminismo: la farmacéutica y la industria de la estética, que se está forrando vendiendo hormonas y mutilando a niños y niñas sanas.
En 2018 aparecíamos en todos los medios de comunicación, hoy en cambio sólo le dan visibilidad a las feministas que abrazaron la teoría y el movimiento queer, que a pesar de haber nacido en Estados Unidos ha tenido un fuerte impacto en Europa. Sus fieles no permiten la crítica ni la disidencia: los más fanáticos acuden a las presentaciones de libros a reventar el evento, intentan boicotear nuestras manifestaciones, presionan para que nos echen de los trabajos, nos amenazan de muerte en redes sociales y atacan a las figuras más visibles del feminismo para silenciarlas.
Nos hemos convertido en enemigas de todo un sector que defiende la idea de que los sentimientos y los deseos de los hombres son derechos humanos, y que las mujeres pobres deben satisfacer sus necesidades sexuales y reproductivas.
Nos exigen que renunciemos a muchos de nuestros logros y espacios propios, atacan a las mujeres lesbianas y las acusan de transfobia, pero no le piden a los hombres que sean inclusivos y renuncien a sus privilegios.
Basta con seguirle la pista al dinero para comprender por qué nos odian tanto.
Somos las enemigas del patriarcado más rancio y del neoliberalismo más posmoderno: nos llaman locas, exageradas, brujas, nazis, feminazis, terfas, y nos acusan de ser blancas privilegiadas. Y no sólo a nosotras: también a las pioneras que pusieron el cuerpo y el rostro para luchar por los derechos de todas las mujeres, las que abrieron el camino a las demás y sufrieron una represión brutal. Las oprimidas son ahora las opresoras para el neoliberalismo posmoderno. Nosotras seguimos investigando, sacando de la oscuridad a las pioneras, reivindicando sus logros y hablando de ellas en las aulas, en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Ser feminista es una odisea: nos quieren de rodillas pidiendo perdón por los derechos que tenemos, nos quieren calladas y enfrentadas entre nosotras, nos piden que dejemos de hablar en femenino y asumamos el masculino genérico o el neutro, mientras nosotras defendemos nuestro derecho a hablar con la a.
Muchos sectores del neoliberalismo se disfrazan de feministas para defender los intereses y los negocios de los hombres en nombre de la “libertad” (libertad para poner el cuerpo al servicio del capitalismo y del patriarcado), usando mitos como el de la libertad de elección, y convirtiendo el género (que es un sistema de opresión basado en mandatos patriarcales) en una identidad.
El objetivo final es hacer desaparecer el concepto de sexo para que no podamos medir los niveles de violencia, explotación y sufrimiento que sufren las mujeres. Si no hay mujeres o nadie sabe definir qué es ser mujer, tampoco hay violencia contra las mujeres. Por eso afirman que el feminismo es para todo el mundo y usan un neolenguaje: nos nombran como personas con vulva, personas con útero, personas menstruantes o personas gestantes para borrar la palabra “mujer”.
Para no ofender a no se sabe quién, durante muchos años la palabra “mujeres” ha desaparecido en muchas instituciones, y en muchas de las reivindicaciones feministas: el día del orgasmo femenino, el día a favor del aborto, el día de la erradicación de la violencia contra las mujeres, o el día internacional de la Mujer trabajadora.
El 8M es hoy un día para reivindicar todas las causas posibles, y todo el mundo quiere tener protagonismo en el evento: nos odian, pero se aprovechan del único día que tenemos las mujeres al año para visibilizar nuestra causa.
Todo el sistema capitalista se sustenta sobre el trabajo que realizamos las mujeres gratuitamente, o en condiciones de pobreza y precariedad. Así que cuando las feministas recordamos a la sociedad que las mujeres no hemos nacido para ser sirvientas de los hombres, y que los cuidados son un trabajo, todo el sistema se nos echa encima, por la derecha y por la izquierda.
El movimiento de liberación de las mujeres resiste y está más vivo que nunca, por eso el odio contra las feministas está también más vivo que nunca.
Asumimos el miedo que se siente cuando te enfrentas a todo un sistema de opresión, y el coste de ser señaladas como feministas, asumimos el elevado precio que hay que pagar por defender nuestras ideas. Creemos firmemente en nuestra causa y nos apoyamos unas a otras porque sabemos que solas no podemos.
Las feministas de todo el mundo seguiremos luchando contra la desigualdad, la discriminación, la explotación y la violencia contra las mujeres.
Seguiremos exigiendo nuestros derechos humanos fundamentales en las calles y en las redes sociales,
seguiremos protestando en las calles,
seguiremos haciendo frente a las religiones,
desmontando estereotipos y mitos,
haciendo pedagogía entre la población,
construyendo espacios de lucha y de trabajo entre mujeres,
criando niños y niñas que se atrevan a desobedecer al patriarcado,
creando redes y alianzas internacionales entre nosotras.
Aunque nos silencien y nos cancelen, seguiremos molestando, desobedeciendo los mandatos del patriarcado y liberándonos de la opresión.
En la cama, en la casa y en las calles: seguiremos haciendo la Revolución en todos los rincones del mundo, generación tras generación, hasta que todos y todas podamos vivir en un mundo mejor.
Coral Herrera Gómez
Queridas amigas,
Hemos llegado al final de la Primera Temporada de los Audios para las Amigas, en total 25 audios de menos de 10 minutos.
La segunda temporada empieza el jueves 8 de octubre, ¡si te suscribes a mi Patreon, mi canal en Spotify o a mi Ivoox, podrás escuchar uno cada lunes y cada jueves!
¿Hay algún tema sobre el que te gustaría que hablara? Podéis decirme aquí en comentarios o escribirme por privado,
¡Muchas gracias a todas las Amigas que me escuchan!
Coral Herrera Gómez
Aquí podéis ver el listado de todos los temas de la primera temporada y compraros la colección.
Una de las cosas que más me maravillan de Galicia es la forma en que resisten los pueblos a los invasores e inversores que quieren destrozar uno de los territorios más bonitos y verdes de España. Son señores de traje y corbata que están empeñados en destrozar los bosques, las playas, las montañas, los ríos, los embalses y los lagos, los paisajes y las aldeas para instalar parques eólicos, minas, macrogranjas de animales, monocultivos intensivos, macrocelulosas y macrohoteles.
Están comprando tierras a lo loco para poder contaminar los suelos, el aire y el agua a su antojo, compran periodistas y medios de comunicación, compran a los políticos para recalificar terrenos, piden subvenciones a la Xunta y al Gobierno y su avaricia no tiene límites. Son como buitres malvados cuyo objetivo es destruir la naturaleza y a todos los seres vivos que habitamos en ella.
La gente se organiza para defender sus aldeas, pueblos y ciudades, para informar a la población, para hacer frente a los incendios, para elaborar estudios sobre el impacto de estas empresas, para denunciar los atentados ecológicos que estos señores están cometiendo o pretenden cometer. Aman su tierra y la defienden, y llevan décadas luchando contra la contaminación. Emplearon toneladas de tiempo y de energía en limpiar las playas de petroleo cuando el desastre del Prestige, se enfrentan todos los veranos a los incendios, que aquí son atroces porque se plantan eucaliptos que arden como cerillas, y llevan años luchando para evitar que Altri destroce las rías baixas.
Para que os hagáis una idea de la tremenda violencia que sufre el pueblo gallego, basta con echar un vistazo al mar: tenemos más de 200 mil bidones radioactivos en las costas. Y trillones de bolitas de pellets en las playas, que están llenas de micro plásticos, igual que los estómagos de los peces y demás seres vivos marinos.
Ahora que estoy leyendo con mi hijo los cómics de Astérix y Obelix, me doy cuenta de todo lo que aprendí de pequeña leyéndolos. En ellos se describen al detalle las estrategias que usan los colonizadores para arrasar poblaciones enteras. Y me doy cuenta de que en todos los sitios hay aldeas galas resistiendo ante los invasores. Antes eran señores con afanes imperialistas y ahora son señores que dirigen multinacionales.
Con estos cuentos le explico a mi hijo lo que ocurre en Galicia, y lo importante que es vivir en comunidad, y organizarse para protestar ante las injusticias. Y le cuento que solos no podemos hacer frente a los fondos buitre, pero que unidos y unidas somos más fuertes.
Ahora que vivimos aquí formamos parte de la aldea gala, y aunque aún no dominamos el idioma, ya amamos esta tierra y la defendemos con pasión. Porque es una injusticia muy grande que las leyes permitan a estos señores contaminar el agua que bebemos, destruir el hogar de millones de animales, y arrasar con la increíble biodiversidad que hay en Galicia.
Y lo peor es que lo hacen disfrazados de verde, tratando de hacernos creer que sus “proyectos” son ecologistas, y que traerán trabajo y prosperidad a las comunidades. Son gente violenta, insaciable, sin escrúpulos, pero aquí no nos dejamos engañar, y no nos resignamos: seguiremos protestando, organizando manifestaciones, haciendo pedagogía, y haciendo circular la información. Seguiremos denunciando, seguiremos unidos y unidas, resistiendo y luchando para echarles de aquí.
De momento parece que los señores de Altri ya están haciendo las maletas muy enfadados porque no les van a dar nuestro dinero para destrozar la ría de Arousa.
#AltriNon #galicia #burlaverde #NuncaMáis #naturaleza #MedioAmbiente #Galicia
Coral Herrera Gómez
Cáceres: el 23 de octubre voy a impartir un taller en el II Foro sobre Corresponsabilidad y Masculinidades Igualitarias en Aldealab organizado por la Fundación Iniciativa Social, Menengage y Fundación Cepaim.
Podéis asistir también online,
aquí toda la información y las inscripciones
Y aquí puedes ver todos los eventos de este otoño en España y América Latina.
Todos los días dedico unos minutos a agradecerle a la vida y a tomar conciencia de todo lo que tengo. Así alivio un poco la angustia por mi falta de tiempo, el miedo al futuro y la pena que siento ante las injusticias y el proceso de destrucción y autodestrucción de la especie humana.
Las cosas buenas de mi vida no son cosas y no puedo comprarlas: puedo caminar, puedo oír, puedo ver, puedo respirar, estoy sana, no me duele nada. Vivo en un pueblo lleno de niños y niñas, rodeada de naturaleza, tengo salud mental, tengo curiosidad y ganas de aprender cosas nuevas, puedo beber agua potable y comer tres veces al día. Tengo autonomía para moverme, tengo energía y amor para criar a un niño, tengo familia y tribus de amigos y amigas a este lado y al otro lado del charco,tengo agua caliente para ducharme, ropa de abrigo y un techo para vivir, tengo un trabajo que me apasiona, tengo un compañero maravilloso, tengo la capacidad para disfrutar de la naturaleza y usarla como terapia para descansar.
Soy consciente de los derechos que tengo, y del enorme privilegio de vivir en un lugar seguro. Respiro hondo y me digo que aunque ya he vivido muchas pérdidas (familiares y amigas queridas que ya no están, y etapas que quedaron atrás) y que hay muchas cosas que no tengo (un empleo estable, una casa propia, una vida sin estrés), sin embargo soy muy afortunada.
Hay muchas cosas que damos por supuesto y que que sólo valoramos cuando lo perdemos: los cinco sentidos, la salud, la movilidad, el agua del grifo, la luz eléctrica, la nevera llena, la gente que nos quiere y nos cuida…
Vivimos en una sociedad en la que todo el rato nos recuerdan lo que no tenemos, y pocas veces nos paramos a tomar conciencia de todas las cosas buenas y hermosas de nuestra vida. Estar aquí es un regalo, tener salud es un regalo, saberese querida y cuidada es un regalo enorme de la vida.
Termino mi espacio de agradecimiento pensando en toda la gente que no puede disfrutar de la vida porque tiene una enfermedad, o una discapacidad, o está sufriendo explotación, violencia, guerras, genocidios, hambre y pobreza.
Una no puede ser feliz en un mundo lleno de seres vivos que sufren, es imposible a no ser que te mutiles a ti misma para que no te importe nada, y para vivir una vida centrada en ti misma, aislada del mundo. No quiero vivir anestesiada y desconectada de la realidad, de los acontecimientos históricos que estamos viviendo, no quiero vivir una burbuja. Quiero vivir con los pies en la tierra, aunque duela, y quiero seguir contribuyendo desde mis trincheras a la construcción de un mundo mejor.
No se puede ser feliz en una comunidad gigantesca llena de sufrimiento y dolor, pero sí se pueden buscar espacios para conectar contigo misma, con la vida y con la naturaleza. Camino maravillada ante la certeza de estar aquí, en el presente, y formar parte del Cosmos. Canto a Mercedes Sosa y así le doy gracias a la vida.
Es cierto que la mayor parte del tiempo no estoy disfrutando, estoy sobreviviendo, pero una de mis estrategias de resistencia es robarle unos minutos al día para parar, para plantarme firme en el aquí y el ahora, para agradecer y nombrar una a una las cosas buenas de existir y de estar viva.
Coral Herrera Gómez
Estos son los principales valores, ideas y principios que aprenden tus hijos e hijas a través de sus pantallas:
- Los hombres son más fuertes y más inteligentes que las mujeres, por eso son los protagonistas de todas las películas y series de televisión.
- Los hombres son superiores y por eso tienen derecho a dominar y a explotar a todos los que están por debajo: a los demás hombres, a todas las mujeres y a los animales.
- Los hombres adultos, blancos y heterosexuales son superiores a los demás hombres: niños, homosexuales, hombres pobres, hombres con otro color de piel.
- Las mujeres sirven para dos cosas: o son objetos sexuales, o son cuidadoras y sirvientas.
- Los hombres cumplen sus misiones, resuelven sus problemas o logran sus objetivos mediante la dominación y la violencia. Las mujeres lloran. En todas las películas, en los telediarios, lloran.
- Los hombres deben ser sumisos a sus líderes e intentar subir puestos en la jerarquía para estar cerca de ellos, y estar listos para sustituirles cuando caigan.
- Los machos de verdad nunca lloran, nunca muestran su vulnerabilidad, nunca fallan, nunca se muestran débiles, y nunca piden perdón.
- La única diversión posible para un macho es ver a personas o animales sufriendo. Así que todos los niños desde pequeños tienen que acostumbrarse a ver palizas, torturas, tiroteos, bombardeos, asesinatos, descuartizamientos, y violaciones.
- Un macho de verdad tiene que humillar y hacer sufrir a los demás para que le respeten y le tengan miedo. La excusa ha de ser siempre que lo que quieres es divertir a los demás, para quedar impune.
- Los machos de verdad disfrutan viendo porno, y tienen que ser capaces excitarse viendo a mujeres sometidas, humilladas, golpeadas y violadas. Cuanto antes se acostumbren a ver mujeres a cuatro patas aguantando insultos, escupitajos, golpes, mejor. Así tratarán a sus parejas si logran tenerlas
- Las mujeres aprenden que si no son deseadas por uno o varios hombres, no valen nada. Su misión es siempre estar muy guapas y muy sexys, todas las mujeres tienen que poner el cuerpo al servicio del patriarcado.
- Las niñas tienen que aprender bailes eroticos desde pequeñas para que los niños y los hombres adultos puedan disfrutar. Esas coreografias hay que bailarlas en los eventos sociales, pero también grabarlas y publicarlas en redes sociales para que los hombres puedan tenerlos en sus teléfonos y usarlos cuando lo necesiten.
- Los hombres pueden violar mujeres gratis o pagando. El sexo es un ejercicio de poder sobre las mujeres, y en algunos videojuegos te dan puntos por violarlas.
- Las mujeres son torpes, cursis, ignorantes, malvadas, manipuladoras, y retorcidas. Los hombres tienen que defenderse de sus encantos para conservar su libertad y su posición dominante.
- Los cuerpos de las mujeres que no cumplen con los cánones de belleza normativa, no sirven para nada. Por eso en las pantallas no hay mujeres mayores, ni mujeres con discapacidades, ni mujeres gordas. Y por eso las niñas aprenden a odiar sus cuerpos desde muy pequeñas, si no son cuerpos aptos, o a usarlos si son aptos para obtener dinero o conseguir un marido.
- Las mujeres que no son atractivas, nunca serán amadas. El sexo para ellas es un medio para conseguir amor o para conseguir estatus a través del hombre que te elija como pareja.
- Las mujeres que no se someten a los mandatos de género han de ser señaladas, domesticadas, y dominadas para que tengan claro quién manda en el mundo, y quién manda en la casa.
- Los hombres que no se someten a los mandatos de género son despreciables, y debes humillarlos públicamente para que obedezcan las normas del patriarcado.
- Los referentes y modelos de feminidad son todas mujeres narcisistas, egocéntricas, superficiales, y obsesionadas con la belleza y el dinero. Su misión en la vida es cazar a un marido rico que la proteja y la mantenga, y darle cuántos hijos quiera.
- Los referentes y modelos de la masculinidad son todos hombres ricos, obsesionados con el poder y el dinero, mutilados emocionales, tipos carentes de ética, egocéntricos y violentos.
- Para demostrar tu poder, tienes que comprar y lucir objetos caros que te den estatus: relojes, teléfonos, ropa, cosmética, zapatos, casas de lujo, coches, motos, barcos, etc
- Cuanto más tienes, más grande eres, y más valor tienes. Si no tienes nada, no vales nada.
- Cuanta más envidia despiertas en los demás, más alto es tu rango en la jerarquía: por eso los adolescentes se obsesionan con acumular fans en lugar de preocuparse por crear su propia tribu de amigos y amigas.
- Tú puedes ser quien quieras ser: aunque seas de clase obrera puedes cumplir tus sueños y ascender en la jerarquía social tan alto como quieras.
- Cualquiera puede llegar a ser influencer y no es necesario ser especialista en nada. Puedes hablar de belleza o de fútbol y ganar millonadas.
- Si eres listo podrás vivir sin trabajar, invirtiendo en criptomonedas y sus variedades, o en viviendas para alquiler turístico, y jubilarte con 40 años. Los que dependen de un salario son tontos porque cualquiera puede lograrlo si se esfuerza.
- Si quieres ser rico, no pagues impuestos: inscríbete en algún paraíso fiscal para evadir, pero sigue disfrutando de las carreteras, autopistas, hospitales y universidades españolas.
- Ser rebelde es rechazar todos los avances que han logrado los movimientos sociales: feminismo, ecologismo, pacifismo, antirracismo, lucha obrera y campesina. Mola mucho romper con el lenguaje políticamente correcto: atrévete a hablar contra las mujeres, la población inmigrante y refugiada, los pensionistas y cualquier otro colectivo vulnerable.
- En la dictadura se vivía mejor y había más libertad de expresión.
- Poner tu vida en peligro para obtener seguidores es muy divertido y te hace más cool.
A una edad determinada, los y las influencers provilegiados por el algoritmo tienen mucho más impacto en tus hijos e hijas que tú. Cuanto más expuestos están a las pantallas, más impacto tienen en ellos estos discursos cargados de mitos que sirven para inocularles los valores del capitalismo, del patriarcado, de la posmodernidad y el neoliberalismo.
Por supuesto que hay creadores y creadoras de contenido que hablan de otras cosas y tienen otros valores. No usan estereotipos ni mitos para sus historias. Pero no tienen tanta visibilidad en redes sociales: lo que ven tus hijos e hijas son en su mayoría personas tremendamente ignorantes, reaccionarias y conservadoras, narcisistas y egocéntricas, que se dedican a vender humo, a difundir bulos y a hacer publicidad a las grandes empresas.
La gran mayoría de la población no tiene herramientas para hacer análisis críticos sobre los mensajes que les llevan, ni les enseñan nada sobre las estrategias de manipulación mediática que usan los medios y las redes. La mayoría de nuestros hijos e hijas están completamente indefensos frente al bombardeo diario de ideología patriarcal y capitalista.
Necesitamos herramientas: padres, madres, profesorado y alumnado. Y los productores, creadores y creadoras de contenidos necesitan también formación para tomar conciencia sobre los mensajes que transmiten.
Coral Herrera Gómez
Muchas de las violencias que ejercemos las ejecutamos de una forma inconsciente, sin darnos cuenta del daño que hacen a los demás. Por ejemplo la gente que entra en un autobús o un vagón del metro pegando gritos con su teléfono, o con el altavoz puesto a todo volumen, o la gente que está mirando sus redes sociales sin audífonos en un espacio público cerrado.
Lo hacen porque quieren que la gente les mire. Necesitan sentirse importantes, quieren llamar la atención.
Les pasa también a los que se pasean cerca de la orilla de la playa con una moto acuática: te riegan con aceita y gasolina y te taladran los oídos para que les mires. Los que van por el bosque con el quad, los que trucan el tubo de escape de su coche para que todo el mundo les mire, los que llegan al campo y se instalan junto a la gente con un altavoz a todo volumen para torturar a los demás.
Toda esa gente te dice: “eh, mírame que estoy aquí y tengo el poder para hacer lo que me da la gana”
No les importa que todo el mundo les mire mal. Lo que quieren es que les mires, aunque sean miradas de odio: lo importante es que les presten atención.
No se dan cuenta de que el terror acústico es una forma violenta de imponerse sobre los demás, porque no se paran a pensar en el sufrimiento que causan. Nos taladran los oídos y no les importa si hay bebés durmiendo, si hay gente leyendo, si hay estudiantes repasando antes del examen. Tampoco si hay gente con autismo, con hipersensibilidad acústica o con discapacidades auditivas, no se paran a pensar en el daño que hacen.
Cuando la gente se atreve a pedirles que silencien su teléfono o se vayan a hablar a gritos a otro lado, hay gente que se sorprende y se sonroja y rápidamente baja el volumen de su aparato, pero también están los que disfrutan siendo el centro de atención y siguen molestando a todo el mundo: “que se jodan”, piensan, y sonríen para sus adentros. Sienten el placer del poder, y saben que hay mucha gente que no se atreve a decirles nada por miedo a que tengan una reacción violenta.
Sin embargo estoy segura de que la gran mayoría no disfrutan molestando. De hecho se sorprenden cuando sienten la hostilidad de las miradas, algunos creen que no hacen mal a nadie invadiendo el espacio acústico. No se preguntan siquiera por qué solo ellos están gritando a voces en sus conversaciones o están poniendo música a todo volumen. Simplemente lo que quieren es no pasar desapercibidos en medio de la gente. Las miradas de los demás les recuerdan que existen, y algunos aprovechan para lucirse (lucir los músculos, la belleza, la ropa que llevan, el teléfono último modelo …)
La única forma de parar este terror acústico en espacios públicos o en la naturaleza es que la gente tome conciencia de la violencia que ejercen y del daño que hacen, tanto a personas como animales.
Hay numerosos estudios que demuestran el profundo impacto que tiene el exceso de ruido en nuestra salud mental, emocional y física, y lo importante que es el silencio para nuestro bienestar.
No se trata de prohibir o multar, creo más bien que se trata de aprender a respetar a la gente y a cuidar los espacios que compartimos con los demás.
Coral Herrera Gómez
Ayer hablábamos de las mujeres obedientes, hoy toca hablar de las desobedientes, las rebeldes del género. Rebeldes ha habido siempre, y las primeras que se atrevieron nos abrieron las puertas a las demás.
Son las mujeres que desobedecieron al padre y al marido, mujeres que se negaron a casarse y a quedarse en casa encerradas, que salieron del hogar paterno para irse a la ciudad, que exigieron su derecho a ir a la escuela y a la Universidad, que se atrevieron a pensar y a escribir cuando las mujeres lo tenían prohibido.
Mujeres que ejercieron profesiones reservadas solo para hombres, que montaron su propio negocio, que eligieron no ser madres, o eligieron cuántos hijos e hijas querían tener. Mujeres que se atrevieron a quitarse el velo, a llevar pantalones, a llevar el pelo corto, mujeres que opinan en voz alta, mujeres que participaron en competiciones deportivas cuando estaba prohibido, mujeres que lucharon por el derecho al voto, derecho al divorcio, derecho a elegir libremente su maternidad.
Las rebeldes del género son todas las que luchan contra la explotación laboral, doméstica, sexual y reproductiva, las que se niegan a tener relaciones sexuales con sus maridos cuando no quieren sexo, las que se niegan a soportar palizas y violaciones del marido, las que se visten como quieren, las que alzan la voz contra la discriminación, la desigualdad y la injusticia.
Mujeres que luchan contra la mutilación genital femenina, contra el matrimonio infantil, contra el burka, contra el acoso callejero, contra las guerras, contra la mafia y el narco, contra los traficantes de mujeres y bebés.
Mujeres que no se callan y protestan contra el maltrato y el machismo en los hogares, en los centros de estudio y de trabajo, en los espacios de ocio y el transporte público.
El género es un sistema de opresión y todas nosotras, de alguna manera, en mayoría o menor medida, resistimos y luchamos a diario contra él desde todos los frentes. Por eso rendimos homenajes a todas las pioneras que se atrevieron a desafiar las leyes, a desobedecer las normas por primera vez y abrieron el camino a las que venimos detrás. Ellas fueron mujeres comprometidas con la paz, la igualdad, la libertad, la justicia social y los derechos humanos de todas las niñas y mujeres del mundo. Sufrieron penas de cárcel, torturas, violaciones, y fueron asesinadas. Ellas crearon redes femeninas de lucha y apoyo mutuo, y son nuestro ejemplo a seguir.
Gracias a ellas hoy somos millones de rebeldes del género. Estamos educando a nuestras niñas para que aprendan a desobedecer y para que se nieguen a ser las sirvientas de ningún hombre. Y a nuestros hijos los estamos educando para que también sean rebeldes y se nieguen a explotar a ninguna mujer.
Estamos criando a los hombres del futuro para que también se rebelen a los mandatos del patriarcado y renuncien a los privilegios de la masculinidad. Los hombres que no obedecen a los machos que lideran los grupos masculinos, que rechazan la explotación y la violencia, son pocos, pero son cada vez más.
Los rebeldes masculinos son los hombres que se quitan la corona para responsabilizarse de las tareas de cuidados y de crianza, y los que crian a sus hijas para que sean libres y a sus hijos para que aprendan a desobedecer los mandatos de la masculinidad hegemónica. Muchos de ellos sufren también castigos por no querer ser machos ni ser cómplices de la opresión patriarcal, son minoría pero su apoyo a las luchas por la liberación de las mujeres y su labor educativa en pro de la igualdad es muy importante. Ellos van abriendo camino a las nuevas generaciones, y aportan desde sus espacios a la construcción de un mundo mejor.
La rebeldía frente a los mandatos del patriarcado es a la vez personal y colectiva, y se practica tanto dentro como fuera del hogar. Las y los rebeldes de género seguiremos resistiendo hasta que no caiga el sistema de opresión y explotación patriarcal.
Nosotras las mujeres seguiremos creando espacios de lucha y apoyándonos unas a otras. Y seguiremos haciendo pedagogía y haciendo frente a la violencia de los hombres que se aferran al patriarcado y se resisten al cambio.
Hasta la victoria final.
Coral Herrera Gómez
Las adolescentes de clase obrera se hipersexualizan y adoptan la estética de las actrices porno, y las adolescentes de clase alta se disfrazan de señoras.
Unas sueñan con despertar el deseo de los hombres y usar su atractivo sexual para tener poder, las otras están siendo educadas para ser esposas perfectas de ingenieros y abogados. Es cierto que muchas cuando salen de casa se quitan la falda y se ponen la minifalda, y se rebelan a las normas de su familia para ligar con chicos. Pero de cara a la galería, las adolescentes de clase alta se maquillan como sus madres, con colores discretos como el rosa o el marrón clarito, y las niñas de clases populares en cambio usan el rojo para levantar pasiones entre los chicos. El maquillaje de las rocas es clarito y amable, el de las otras es más agresivo porque les sirve para identificarse como “chicas rebeldes” y transgresoras. Unas llevan las uñas y las pestañas larguísimas, escotes de vértigo, joyas falsas y llamativas, bolsos de marca falsos. y muchas pasan por quirófano para agrandarse los pechos, realzar las nalgas, o ponerse labios carnosos. Es un mercado brutal: moda accesorios, cosmética, tratamientos de belleza y skincare (cuidado facial), operaciones de estética, etc.
Esto es especialmente visible en las culturas narco, en la que la máxima aspiración de las chicas es convertirse en novias de los pequeños narcos, porque así aumentan el rango en la jerarquía social, y también aumentan su poder adquisitivo.
Los adolescentes varones saben que unas son para ser amantes, y las otras sirven para ser novias oficiales y futuras esposas. Cuando las niñas de clase trabajadora sueñan con ser amadas chocan brutalmente con la realidad: cuando se cosifican a sí mismas ya nunca podrán ser elegidas como compañeras ni esposas, porque los hombres tienen muy claro que nunca podrán fiarse de las chicas que se ofrecen como objetos sexuales. Son chicas que usan todos, y que no sirven para presentárselas a sus padres.
Los roles de género se adjudican según la clase social a la que pertenecemos. Y el sistema tiene sus estrategias para perpetuarse y disfrazarse, por eso a las chicas pobres se les dice que poner su cuerpo al servicio del patriarcado y del capitalismo es una práctica empoderante. Les ofrecen modelos a seguir como el de las cantantes hipersexualizadas que lucen una estética porno a las que siguen millones de niñas: por eso ves a tantas bailando en los cumpleaños infantiles con movimientos eróticos. Y tantos hombres babeando con las niñas sexys.
Les ofrecen pocas opciones a las adolescentes de las clases bajas: ser sirvientas sexuales o bien sirvientes domésticas, cuidadoras o niñeras.
Para las adolescentes ricas, la opción es convertirse en esposas tradicionales o modernas (las que son profesionales y trabajan sin descuidar su rol de esposas y madres). Hay influencers para ellas también, chicas jóvenes que se representan a sí mismas como felices tradwives.
Las niñas que se niegan a pornificarse y putificarse, o que no desean ser madres-esposas, no lo tienen nada fácil. Hay gente que las señala porque ellas sí son rebeldes. Hay que ser muy valiente para desobedecer los mandatos de género y romper con los estereotipos de la feminidad patriarcal, y hacerlo sola es una odisea. Cuando encuentras otras desobedientes como tú es más fácil.
Y mucho más divertido.
Saber que puedes ser mujer sin convertirte en sirvienta es un alivio enorme para muchas niñas y adolescentes.
No dejéis de repetírselo,
no dejéis de apoyar a todas las rebeldes.
Coral Herrera Gómez
Hoy vamos a hablar del miedo al amor que sienten muchos hombres, que está relacionado con el miedo que sienten hacia las mujeres. Son muchos siglos de cultura patriarcal en la que las mujeres somos representadas como monstruos feroces e insaciables que usan sus encantos para "cazar" a los hombres y encerrarles en una jaula de oro, y en cómo aprenden a sentir este miedo con las advertencias que se lanzan en los refranes populares, en los cuentos, en los chistes, en las películas, y hasta en las series infantiles. A nosotras nos educan para entregarnos al amor, a ellos para defenderse del amor, y para proteger su libertad.
Así es imposible que podamos gozar del sexo y del amor: hay que romper con la idea de que la pareja es una cárcel y el amor una condena perpetua para ellos, y construir relaciones en las que ambos podamos sentirnos libres.
Te lo cuento en este nuevo audio para las amigas, ¿tú que opinas?, ¿te has enfrentado alguna vez a este miedo masculino a las relaciones amorosas?
Ya puedes escucharlo en Patreon,
Spotify e Ivoox:
¿Disfrutas cuando estás a solas contigo misma?, ¿te ayuda la soledad a pensar en calma?, ¿te sientes a gusto cuando estás sola?, ¿cómo hablas contigo misma cuando estás a solas?, ¿qué cosas te gusta hacer sola, y qué cosas te gusta hacer con los demás?
Para poder construir una relación bonita contigo misma es súper importante que te sientas bien, que te hables bien, que sepas hacerte compañía, que puedas saborear de tu libertad y tu autonomía.
La soledad da miedo cuando nos cuesta conectar con nuestro propio yo, y cuando no nos gustamos a nosotras mismas. Pero cuando sabes disfrutarla y te sientes a gusto con tu compañía, entonces te das cuenta de que de vez en cuando necesitas tu espacio y tu tiempo para pensar y para dedicarte a tus pasiones.
Hoy te hablo de cómo disfrutar de la soledad, y de cómo conectar con tu interior cuando estás contigo.
Coral
Ya puedes escucharlo en Patreon,
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Esta dentro de mí. Y de ti. El pensamiento neoliberal está dentro de todos y todas nosotras. Hemos asumido las tesis de esta corriente política y económica y solo tomamos conciencia de ello cuando vemos el mundo desde una perspectiva ética, cuando usamos nuestra capacidad para el pensamiento crítico y nos empezamos a hacer preguntas.
Por ejemplo:
¿es ético tener que poner entre todos millones de euros de nuestros bolsillos para que los dueños de las grandes empresas vivan como reyes? El neoliberalismo defiende la reducción del Estado al mínimo, afirma que el mercado “se regula solo”, y quiere destruir el Estado del Bienestar y las ayudas que salvan de la pobreza a millones de personas. Pero no dice nada sobre las toneladas de dinero que reciben del Estado las élites de cada país: banqueros y empresarios, fundamentalmente. A la opinión pública se les hace creer que ellos son el motor de nuestra economía, pero lo cierto es que somos nosotros los que financiamos su tren de vida.
Más preguntas: ¿es ético creer que solo los ricos deben tener derecho a tener derechos? El neoliberalismo defiende la idea de que los derechos humanos son solo para los que pueden pagárselos, por eso afirma que la Sanidad y la Educación pública deben ser destruidas, y que la gente que no tiene dinero no tiene derecho a curarse de una enfermedad, y debe morir en su casa, así sin más. Para el neoliberalismo los derechos humanos son un negocio, por eso defiende la idea de que las residencias de mayores, las escuelas infantiles, los hospitales, los hogares para menores sin familia deben ser privatizados. Son las personas más vulnerables, ellas y las trabajadoras que les cuidan: los empresarios creen que tienen derecho a maltratarles y a ganar dinero sin ningún tipo de control.
¿Es ético creer que los seres humanos son mercancía que puede intercambiarse, alquilarse, venderse y comprarse? El neoliberalismo defiende “la libertad” de cada cual para poner su cuerpo en el mercado, pero esta tesis choca con la Declaración Universal de los Derechos Humanos Fundamentales que contempla que ningún ser humano es propiedad privada de nadie, que nacemos libres y no somos objetos ni productos para uso comercial. Es un negocio brutal que mueve miles de millones de euros al año: usan inmigrantes como mano de obra barata, usan mujeres como esclavas sexuales y reproductivas, usan bebés recién nacidos para hacerse de oro. Y abogan por legalizar la explotación, aunque ello suponga que cualquier pederasta pueda comprarse un ser humano recién nacido. En su extremo más radical también afirman que los pobres tiene derecho a vender sus riñones y sus córneas y a ayudar a los ricos a ser felices.
¿Es ético afirmar que los deseos de los ricos son derechos humanos y que deben ser los pobres los que satisfagan estos deseos? El neoliberalismo defiende la idea de que con dinero se puede comprar absolutamente todo en esta vida: esposas, hijos e hijas, sirvientas domésticas, sirvientas sexuales, sirvientas reproductivas. Y defiende la libertad de la gente que tiene dinero para explotar sin misericordia a los que menos tienen. Ellos viven del tiempo y de la energía de los demás a cambios de salarios que no dan para vivir.
El neoliberalismo está por todas partes: no hay más que echar un vistazo a las leyes y las políticas públicas de las democracias occidentales. En todos los países democráticos los políticos se dedican a transferir el dinero que ponemos entre todos cada año para los dueños de los bancos y las grandes constructoras. No le ponen trabas al dinero, las fronteras son solo para los seres humanos. Cada día pasan por ellas traficantes de armas, de drogas y de mujeres, y miles de dólares que no se declaran.
El neoliberalismo afirma que la pobreza es inevitable y sabe que sin amplias masas de pobres, el capitalismo no podría funcionar. Defiende la idea de que los ricos tienen derecho a acumulan y acaparar la riqueza, y que los demás debemos estar a su servicio. Afirman que cualquiera en la vida puede llegar a ser rico si se esfuerza, pero los datos nos demuestran que no es cierto. Los ricos son ricos por herencia, apellidos, contactos y explotación de seres humanos.
Los neoliberales carecen de sentido de la ética y defienden “la libertad” de los ricos para comprar un país entero, para especular, para destrozar la naturaleza, para extraer sus recursos, para evadir impuestos, y para vivir de nuestros impuestos.
El neoliberalismo también está dentro de toda la gente que aún siendo pobre defiende este sistema violento basado en el abuso y la explotación de unos pocos sobre el resto. Los conocerás porque todo el tiempo usan la palabra “libertad”, pero jamás hablan de igualdad, ni de derechos humanos, ni de ética, ni de redistribución de la riqueza, ni del Bien Común, ni de justicia social.
El neoliberalismo está plagado de mitos como el de la meritocracia, el de “los pobres son pobres porque quieren”, y el más dañino que nos han colado es el de que “tú puedes ser quien quieras ser”
Por eso es tan importante aprender a desmontar mitos, hacerse preguntas y contrastar estas tesis neoliberales con cifras reales sobre la pobreza, la explotación, y la violencia que sufre la población mundial.
El orden neoliberal choca frontalmente con los derechos humanos y no es un orden “natural”: otras formas de relacionarnos y de organizarnos son posibles.
Sin derechos y sin igualdad no es posible la libertad.
Coral Herrera Gómez
Una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida es llegar a un trabajo nuevo y que haya compañeros y compañeras que te acojan, te orienten, te den buenos consejos y te ayuden cuando lo necesitas.
Es como un regalo de la vida cuando alguien es capaz de abrazar tu vulnerabilidad y acompañarte en el proceso para que te integres de la mejor manera posible. Y después convertirte tú en esa compañera o compañero que preste apoyo a los nuevos y a las nuevas.
En un mundo tan individualista, competitivo y hostil como el nuestro, el compañerismo y el apoyo mutuo son una práctica revolucionaria, tanto en los centros de estudio como en los de trabajo.
No es lo más común, porque la estructura jerárquica y de competición en la que nos educan y en la que nos relacionamos no facilita el desarrollo de la empatía, la solidaridad y la cooperación, pero los humanos lo llevamos en los genes, porque solos no podemos sobrevivir en la jungla. Nos necesitamos los unos a los otros, y trabajamos mucho mejor en equipo que cada uno por su lado.
¡Que viva el compañerismo y el amor compañero!
#compañerismo #ApoyoMutuo #solidaridad #cooperación #amorcompañero
Se me ha partido el corazón con la noticia de que las mujeres afganas no pudieron ser rescatadas de los escombros tras la tragedia. No salieron de casa porque les da más miedo el odio de los hombres que la fuerza destructora de un terremoto. El Gobierno no permitió que las fuerzas de rescate salvaran a las mujeres y se dio la orden de dejarlas morir.
El régimen talibán es el ejemplo del terrorismo misógino, es el caso más extremo de odio contra las mujeres: en Afganistán no se les permite reír, cantar, jugar, pasear por la calle o el campo, no pueden hacer deporte, opinar, tomar decisiones, celebrar con las amigas, no pueden estudiar ni trabajar.
No se les permite tener ingresos, ni propiedades de ningún tipo: solo pueden ser esclavas domésticas, sexuales y reproductivas. No pueden huir a otro país, no pueden tener una vida propia, no pueden denunciar la violencia que sufren por parte de sus familiares, no pueden defenderse, y no tienen ningún tipo de derechos. Les tratan igual de mal que a los animales: están condenadas nada más nacer a ser esclavas de por vida.
Estamos en pleno siglo XXI y la comunidad internacional no está haciendo nada, excepto algún discurso emotivo de vez en cuando. Nuestras compañeras afganas viven en cárceles portátiles y peligrosas, y dentro de poco ya no podrán ser atendidas por doctoras porque ninguna mujer tiene permitido estudiar medicina.
Lo que están viviendo las niñas y mujeres en Afganistán (estamos hablando de 21 millones de seres humanos) es el infierno total, y nuestros representantes no pueden seguir mirando para otro lado. Los líderes occidentales financiaron y le dieron el poder político a los talibanes, y son ellos los que deben admitir el error, pedir perdón y reparar el daño. Su silencio ante la tragedia les hace cómplices a todos y a todas.
Sueño con la liberación de las hermanas afganas, las veo quitarse los burkas y los velos, las veo danzando, riendo y cantando, y celebrando la vida que se merecen vivir. Una vida libre y con todos sus derechos humanos garantizados.
El feminismo internacional no parará de hablar de ellas, y de alzar la voz para que no las olvidemos: son nuestras hermanas. No podemos seguir viviendo como si no estuviera pasando: es un Genocidio contra las mujeres. Rita Segato lo denomina “femigenocidio”, un crimen contra la Humanidad.
Hay que erradicar el odio contra las mujeres en todo el mundo. Porque ese odio nos está matando.
No paremos de repetirle a los hombres todos los días: las mujeres nacimos para vivir, no para servir.
No somos criadas ni esclavas.
Somos seres humanos.
#FreeAfghanWomen
#DontForgetAfghanWomen
#LibertadMujeresAfganistán
#StopTerrorismoMachista
#stopviolenciacontralasmujeres
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Publicaré en Patreon y el Laboratorio del Amor los vídeos de las lecturas cada semana para las que no podáis asistir, y un breve texto resumen con los contenidos que hemos trabajado.
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