Grafitti de Alice Pasquini, artista italiana |
Cuando una mujer a quien queremos mucho (madre, hermana, hija, amiga, tía, sobrina, compañera de trabajo) está siendo víctima de malos tratos y violencia machista necesitamos herramientas para poder acompañarla en su proceso, para cuidarla y para cuidarnos nosotras también. Aquí algunas claves que nos pueden ser útiles:
- Acompaña y escucha: ella no busca en ti soluciones, no quiere que la salves de su situación. Sólo quiere que la escuches, poder desahogarse, expresar sus emociones, y llorar si lo necesita. Para facilitarle las cosas, hay que crear un ambiente en el que ella pueda sentirse segura, tranquila, a salvo, y sobre todo, un espacio de intimidad en el que no se sienta juzgada ni presionada.
- Hazle saber que te tiene ahí para todo lo que necesite, una y otra vez. Que sepa que puede llamarte a la hora que quiera si está en peligro o si se siente muy mal, que sepa que puede sentirse libre para llorar contigo o para pedirte un fuerte abrazo, que sepa que tiene tu casa si una noche se complica mucho todo, tiene el impulso de salir, y no sabe a dónde ir.
- Regala preguntas que le permitan hablar más, que le permitan pensar en voz alta contigo, que le permitan verse desde otra perspectiva, que le permitan ir practicando la auto-crítica amorosa y disipando el auto-engaño poco a poco.
- Desarrolla su imaginación en positivo: ¿cómo te hubiese gustado que fuese tu pareja?, ¿cómo te gustaría que fuese tu próxima pareja?, ¿cómo te gustaría estar dentro de dos años?, ¿cómo sería vivir una bonita historia de amor?, ¿cómo sería tu vida sin pareja?, ¿cómo ayudaría ella a una amiga en su situación?. Imaginad juntas un final feliz a la situación.
- Disfrutar juntas: intentad encontrar momentos en los que él no sea el centro de atención de ambas, momentos en los que ella pueda olvidarse por un rato del infierno que está viviendo. Es fundamental poder desconectar para tomar aire, así que proponle actividades que le gusten o le diviertan, vayan a comer su comida favorita, a sitios que a ella le hagan sentir bien, a hacer cosas que le gusten.
- Si la sientes receptiva al contacto físico, dale mucho amor: abrazos, besos, sonrisas, caricias, miradas cómplices... en estos momentos, ella necesita sentirse querida.
- Pídele permiso para ofrecerle recursos y herramientas, instituciones o colectivas a las que pedir ayuda, lecturas interesantes sobre el tema de la violencia, o el tema de las masculinidades y los feminismos. Puedes buscar contactos de gente especialista en el tema (psicólogas, trabajadoras sociales, terapeutas) simplemente para que ella sepan que están ahí, sin que se sienta obligada a buscar ayuda. Puedes tratar de debatir con ella sobre el amor y las relaciones de pareja a nivel teórico para luego poder aterrizarlo en lo personal, puedes contarle historias de mujeres que lo pasaron fatal y lograron liberarse, puedes ponerle al alcance de su mano materiales e información que le ayuden a tomar perspectiva sobre su propia situación.
- Pregúntale a menudo qué necesita de ti durante el proceso de acompañamiento, cómo puedes ayudarle, si puedes hacer algo que esté al alcance de tu mano, si se siente bien contigo y si confía en ti. Puedes pactar con ella la manera en la que vas a acompañarla y a cuidarla, puedes ponerle límites y pedir lo que necesites de ella, puedes hablarle también de cómo te sientes tú y de cómo te gustaría que terminase todo con un final feliz.
- Trata de ponerte en su lugar, desarrolla tu empatía al máximo sin juzgarla. Sé comprensiva.
- Respeta su tiempo: cada cual necesita su tiempo para reaccionar o para pedir ayuda, hay mujeres que tardan más en elaborar el proceso que están viviendo, y otras que tardan menos. No impongas tú el ritmo, y acepta si un día no quiere hablar del tema o si un día no puede parar de hablar del tema.
- No des tu opinión ni des consejos a menos que te los pida. No le digas lo que tiene que hacer, ni cómo, ni cuándo. Lo importante, siempre, es la escucha amorosa y atenta. No des órdenes ni ofrezcas soluciones mágicas: salir del círculo de la violencia no es nada fácil.
- Recuerda que desde fuera se ve todo muy fácil. Evita decirle cosas como: "Si mi pareja me tratase mal me iría de su lado inmediatamente". Las circunstancias de cada una son diferentes, y en la mayoría de los casos a ellas les resulta difícil o imposible escapar de su situación.
- Cuida mucho tus palabras. Es importante evitar sentimientos de culpa en ella, y también hay que cuidarla para que no se sienta atacada o presionada, para que no se vea de pronto entre la espada y la pared (teniendo que elegir entre su agresor o tú).
- No la subestimes ni la trates diferente. Probablemente es consciente de la situación en la que está, pero recuerda que no es fácil reconocérselo a una misma o reconocérselo a la gente que te quiere. Es muy probable que no tenga un buen concepto de sí misma, por eso se siente incapaz de salir de la situación en la que está: necesita refuerzo positivo para aprender a confiar en sí misma y en sus habilidades.
- Evita los maternalismos y los paternalismos, y sitúate al mismo nivel que ella en la conversación, sin ponerte por encima, sin tratarla como a una víctima, sin considerarla una niña, sin tratar de impresionarla con tus conocimientos sobre el tema. Cuida tu rol de salvadora: no puedes rescatarla ni cambiar su vida, sólo acompañarla.
-No le hables mal de su pareja o su ex pareja. Ella generalmente le ve su lado más humano, ve al niño asustado que lleva dentro, por eso empatiza con su agresor y lo justifica. Tú misión es tratar de que el centro de la conversación no sea él, sino ella.
- No le regañes ni te muestres decepcionada: aunque te sientas enojada, con rabia, con dolor, decepcionada o triste, intenta gestionar tus emociones, céntrate en la escucha y el acompañamiento, y piensa en lo machacada que tiene la autoestima tu amiga o tu familiar: es importante que sepa que estás a su lado aunque haga cosas que te duelan.
- Si ella te ve sufriendo mucho por la situación, es probable que intente protegerte y no te cuente nada de lo que le está pasando. Es importante mostrarse tranquila porque ella está viviendo un tsunami emocional y necesita contención y seguridad.
- No te lo tomes a lo personal cuando ella vuelva con su agresor por enésima vez, no te lo tomes a lo personal cuando ella le justifica, trata de distanciarte emocionalmente para entender que no puedes manipular sus emociones, ni dirigir su comportamiento, ni transformar su vida. Sólo puedes escucharla, acompañarla, y ofrecerle tu cariño.
- Aprende a distinguir sus problemas de los tuyos. Puedes tomar decisiones sobre tus problemas si los tienes, pero no sobre los problemas de los demás. Puedes solidarizarte con ella, pero no asumir como propia su situación emocional. Es normal que te afecte mucho la situación porque la quieres, porque quieres protegerla, porque tienes mucho miedo de que le pase algo, pero intenta desahogarte con otra persona, y distanciarte un poco emocionalmente. Para poder ayudarla tienes que estar bien tú, sentirte con fuerzas y energías, sin sentirte culpable ni sentirte responsable.
- Pide ayuda a tu gente para crear una red amorosa de cuido para ella y para ti en el que podáis compartir el acompañamiento entre varias personas queridas. Cuantos más seáis ayudándola, más arropada se sentirá, pero siempre hay que respetar que no quiera compartir su proceso con más gente.
- Recuerda que tú también necesitas apoyo moral, también lo pasas fatal, también te invaden los miedos y la rabia y la pena y el dolor, también necesitas escucha y acompañamiento. Por eso es tan necesaria esta red de cuido que os sostenga a ambas, o al menos a ti. Déjate cuidar y querer, descansa, duerme bien, come mucho, cuídate mucho y busca tus momentos lindos para tomar fuerzas en el acompañamiento.
Coral Herrera Gómez
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