3 de abril de 2011

Libro "Más allá de las etiquetas. Feminismos, Masculinidades y Queer"








Este libro sobre feminismos, masculinidades y queer: "Más allá de las etiquetas", de la Editorial Txalaparta, fue publicado en el año 2011 y la presentación estuvo a cargo de Beatriz Gimeno en la librería Traficantes de Sueños, en Madrid. 




¿De qué va?

 Los distintos movimientos de liberación –feminista, homo, lesbo, trans o queer– nos han enseñado el camino hacia una igualdad alejada de las clasificaciones conservadoras y universales. Es un ejercicio de síntesis sobre los movimientos y las teorías feministas, de masculinidad y queer, y un recorrido histórico a través de las distintas formas de definir los géneros –hombres, mujeres y trans. Este libro nos invita a analizar los mitos implantados por el patriarcado, romper con todos esos roles impuestos por la sociedad, deconstruir los estereotipos, tomar conciencia de la riqueza de nuestras diferencias, intercambiar papeles, rebasar los límites, dar rienda suelta al deseo, incluir la ternura en la aventura ocasional y atrevernos a expresar emociones. En definitiva, a aprender a vivir más allá de las etiquetas.



Los hombres no nacen; se hacen. Lo mismo sucede con las mujeres; somos un producto de la sociedad en la que habitamos. A través de la cultura, la educación y la socialización aprendemos a ser hombre o a ser mujer; nuestros gestos, nuestra forma de hablar y de movernos, nuestra manera de estar en el mundo y de entenderlo, nuestra sexualidad, la profesión que elegimos, nuestro uso del tiempo libre, nuestras creencias y emociones, están determinadas por estos condicionamientos de género.

Lo que ocurre es que parecen invisibles porque están asumidos como naturales (las mujeres son débiles por naturaleza, los hombres necesitan más variedad sexual que las mujeres, a las mujeres se les da mejor limpiar la mierda, a todos los hombres les apasiona el fútbol, a las mujeres lo que les gusta es agradar a su marido, a los hombres lo que les gusta es estar con sus amigos, etc).

Precisamente en esta obra de lo que se trata es de poner en cuestión el concepto de lo normal, y analizar los estereotipos y los mitos que, pese a ser creaciones culturales, presentan la desigualdad entre los humanos como algo natural, es decir, predeterminado por la biología.

Sin embargo, todas las etiquetas humanas son artificiales, y nuestros modos de pensar, de crear modelos a seguir, de entender la realidad y producir ficción están atravesados por una ideología hegemónica: el patriarcado. Pese a que no todas las culturas humanas son patriarcales, sí es cierto que son mayoría en el planeta, y que esta división de la sociedad en dos grupos opuestos ha creado sociedades desiguales, injustas, y crueles.

En la nuestra, el patriarcado ha obligado a las personas a construir su identidad ciñéndose exclusivamente y para siempre a una de estas dos categorías. Casi todos nosotros hemos crecido bajo unos imperativos muy rígidos en torno a lo que debe ser un hombre y lo que debe ser una mujer.

Esto ha influido en las relaciones sociales, afectivas y sexuales que tenemos entre nosotr@s, y ha incidido de manera muy dañina en nuestros sentimientos, determinados en gran medida por las normas, tabúes, etiquetas y obligaciones de género en una sociedad dominada por la heterosexualidad y la bipolaridad.

Este libro que os presento es una condensación acerca de las investigaciones en torno a cómo se construyen las masculinidades y las feminidades en la sociedad y la cultura. Mi objetivo a la hora de analizar las construcciones socioculturales de género es acercar la teoría a la calle. Y en la calle, fuera del ámbito posmoderno, la realidad sigue estando enormemente polarizada.

En nuestra cultura occidental seguimos creyendo y reproduciendo los estereotipos de hombre viril y mujer femenina como modelos puros e ideales, pero por ello mismo inexistentes, dada la complejidad de la realidad humana. Este libro pretende mostrar cómo la feminidad o la masculinidad son construcciones identitarias que en el futuro podrían ser superadas, porque no nos sirven y están configuradas de una manera jerárquica y desigual.

En este  libro me centraré en el género como factor de diferenciación porque creo, en la línea del pensamiento feminista libertario, que la lucha por la igualdad debe comenzar por la primera causa de división social, que es la que existe entre hombres y mujeres. Por mucho que los procesos transformadores o revolucionarios pudiesen  acabar con la diferencia de clases socioeconómica, nunca podría existir la plena igualdad, ni tampoco la libertad, en una sociedad en la que los hombres fuesen la nobleza y las mujeres los otros, como ha sucedido en la nuestra hasta hace bien poco.

Así que en la lectura de esta obra haremos un recorrido breve sobre los estudios de género y las luchas de mujeres y hombres contra el patriarcado. Repasaremos cómo las luchas feministas lucharon por la liberación de los roles patriarcales y los estereotipos sexistas, y también nos asomaremos a la lucha LGTB de gays y lesbianas contra la tiranía de la heterosexualidad. Analizaremos el módo en que las mujeres se están empoderando lentamente, y también cómo se sienten los hombres ante este imparable avance femenino. También veremos cómo se desarrollaron los estudios de masculinidad desde la revolución sexual y como están empezando a liberarse de sus condicionamientos masculinos tradicionales. Reflexionaremos en torno a cómo se están beneficiando de la lucha por la igualdad, y sus formas de resistencia y participación en el proceso.

De este modo llegaremos a lo queer, que responde a una necesidad de traspasar los límites, de explorar fronteras, romper estructuras, eliminar etiquetas. Lo queer incluye a todas las categorías invisibilizadas o al margen de la normalidad  (transexuales, travestis, drags, hermafroditas, personas transgénero, rar@s, bolleras, locas, osos y osas…)  

Hoy las identidades están en constante cambio, atravesadas por grandes contradicciones pero también por amplias posibilidades de ser, de estar en el mundo y de relacionarse con los demás habitantes con los que convivimos. Ante nosotros y nosotras se abre un extenso abanico de opciones, de posibilidades y de experimentos que nos permitirán acabar con las clásicas dinámicas de relación jerárquica basada en la lógica del amo y el esclavo, lo que mejorará, sin duda, nuestras relaciones eróticas y sentimentales.

La posibilidad de transgredir los límites de las fronteras, que han quedado obsoletas, nos permitirá, progresivamente, ir dejando atrás los modelos esencialistas de lo que deben ser los hombres y las mujeres. Es un cambio sin duda excesivamente lento, pero creo que imparable.

Estoy convencida de que el futuro es trans, y de que el género experimentará una fusión de múltiples ideologías identitarias en las categorías ontológicas de raza, sexo, lengua, religión u etnia, que van a experimentar procesos de hibridación. El futuro será queer porque las fronteras entre los extremos más radicales (la mujer muy femenina y el hombre muy viril) están diluyéndose mientras chocan aún en el espacio social. La androginia, los cambios de identidad de género, el travestismo, la moda unisex, irán imponiéndose conforme la tecnología avance y las mentalidades se multipliquen. Los polos opuestos acabarán fusionándose porque forman parte de una totalidad cambiante y con tendencia al mestizaje y a la multiculturalidad.

Será apasionante ir viendo, de aquí en adelante, cómo los roles se intercambian con facilidad, como las imágenes en torno a lo femenino y lo masculino se diversifican y se mezclan, y cómo el arte y la cultura comienzan a romper estereotipos tradicionales y a cuestionar  las imposiciones míticas del patriarcado.

También podremos estudiar el modo en que estos cambios crearán relaciones más igualitarias entre hombres, entre mujeres y entre parejas heterosexuales, a pesar del miedo, las resistencias al cambio y los retrocesos. Por último, podremos acabar deseando que las luchas de poder se reduzcan a un juego en la cama, no a una constante cotidiana entre dos grupos humanos diferenciados.

Sólo habrá que tener los ojos bien abiertos…  es entonces cuando podremos aprender a integrar las diferencias en un todo enriquecedor, y atrevernos a experimentar otros modos más igualitarios y libres de ser, de estar y de relacionarnos, más allá de las etiquetas….















ÍNDICE

INTRODUCCIÓN   

1.    ¿QUÈ ES EL GÉNERO? 

1.1.         Definiciones y elaboración del concepto género.
1.2.         La construcción social y cultural de la identidad generizada


2.    LAS MUJERES 

2.1.   ¿Qué es ser una mujer? Construcción social de la identidad femenina.

2.1.1.      El poder femenino.
2.1.2.      Los roles de género en la prehistoria.
2.1.3.      El trabajo femenino: producción y reproducción.
2.1.4.      La tiranía de la belleza.

2.2.  Construcción cultural de la identidad femenina 

2.2.1. La subordinación femenina. Teorías de legitimación del orden patriarcal
2.2.2. Mitología y representaciones simbólicas femeninas.

2.3.  La lucha feminista

2.3.1.      Antecedentes del Feminismo
2.3.2.      La primera ola feminista: siglos XVII y XVIII.
2.3.3.      La Segunda Ola: El Sufragismo y el Feminismo Socialista. S. XIX
2.3.4.      El Feminismo Anarquista
2.3.5.      S.XX: La Tercera Ola: El Feminismo Sesentaiochista con Simone De Beauvoir, Betty Friedan y Kate Millet
2.3.6.      Teoría del Feminismo Radical: Shulamith Firestone
2.3.7.      Feminismos de la Diferencia
2.3.8.      El Feminismo en los 80 y los 90
2.3.9.      El Feminismo en el Mundo
2.3.10.  Logros de la Lucha Feminista.



3.    LOS HOMBRES 

3.1.         Construcción sociocultural de la identidad masculina 

3.1.1.      La ideología hegemónica de la masculinidad

3.1.2.      Otras  ideologías de la virilidad     

3.1.3.      La violencia masculina

3.1.4.      La construcción cultural de la identidad masculina: el inicio del 
patriarcado. 


3.2.         Las luchas masculinas contra el patriarcado 

3.2.1. El Movimiento Masculino
3.2.2. Teoría de la Masculinidad
3.2.3. Salud y Patologías de la Masculinidad
3.2.4. La Crisis de la Masculinidad Posmoderna


4.    QUEER 

4.1. La Construcción social y cultural de la orientación sexual. Los estudios LGBTQIA.

4.2.  La Teoría Queer


Presentación del libro en diapositivas en Prezi








¿Dónde puedo conseguirlo?





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Reseñas del libro 





Más libros de Coral Herrera aquí 




26 de marzo de 2011

8 de Marzo en Costa Rica

La celebración de los actos del 8 de Marzo continuaron en San José,, Costa Rica   


Una de las actividades que tuvo lugar fue mi charla sobre los mitos románticos en el Museo Juan Santa María, que disfruté mucho porque las mujeres y los hombres presentes fueron muy participativos y pudimos conversar acerca de las diferencias y simulitudes del machismo en España y Costa Rica:








También llevamos a cabo una exposición de fotografía en el CENAC, con fotos de Megan Plante y obras de Luz Darriba,



 Micaela Fernández Darriba, comisaria de la exposición de artistas feministas, argentina de nacionalidad, y hermana del alma, una bellísima persona que me ayudó en los momentos más difíciles.


















También vino Barrington Smith, de Los Ángeles, USA, a dar un taller sobre escritura creativa:




A continuación las fotos de la gala del Centenario del 8 de Marzo en el Teatro Melico Salazar






 La bailarina de danza hindú Andrea Vargas, costarricense




 el público en el Teatro


Andrea Vargas, maravillosa






Tango por la costarricense Ana María Mendoza, maravillosa!!










Daniel y Andrea, de Herstay, Noruega








Guadalupe Urbina, una cantante y compositora que levantó al público con sus canciones






Guadalupe canta a las mujeres, a la madre Tierra, a la naturaleza, al amor... fue fascinante oírla y 
notar las vibraciones del público con ella


 Ana María Mendoza, María Pretiz y Guadalupe Urbina





Una noche redonda de mujeres bailarinas, cantantes, y compositoras....


Enlaces:


http://www.luzdarriba.com/


http://www.mariapretiz.com/


http://www.guadalupeurbina.com/GuadalupeUrbina/HomeGuadalupeSpanish.html


http://barrington99.blogspot.com/


http://actlikeagrrrl.org/


http://www.herstay.net/

25 de marzo de 2011

Encuentro Internacional de mujeres en el Caribe de Costa Rica


                                                  
Llegué a Costa Rica el 1 de Marzo para participar en los eventos del Día de la Mujer Trabajadora; pero lo más fascinante está siendo, sin duda alguna, conocer a las mujeres costarricenses. He tenido la fortuna de poder coordinar el encuentro intercultural entre mujeres de la cultura caribeña y latina y mujeres procedentes de países tan dispares como Argentina, Canadá, Estados Unidos y Noruega que llegaron al país para participar en eventos y talleres de baile, música, danza, fotografía, escritura creativa, y crítica de arte feminista.











18 de marzo de 2011

El amor romántico y la desigualdad de género en el empleo





¿Por qué las mujeres se habituaron a sacrificar su vida personal, su formación y estudios y su desarrollo profesional por amor a un hombre?, ¿cómo han asumido mujeres y hombres la división artificial de sus tareas y actividades como algo natural?, ¿qué cuentos nos cuentan cuando somos pequeñas para que creamos que hay labores que sólo pueden ser desempeñadas por hombres?, ¿por qué las tareas domésticas y la reproducción son actividades consideradas femeninas,  sin remuneración (o con unos salarios y unas condiciones laborales precarias), sin prestigio ni reconocimiento social?, ¿por qué, en cambio, cuando un hombre cose o se pone el delantal gana millones de euros?.


3 de marzo de 2011

Qué es el Patriarcado




Las definiciones acerca del patriarcado son innumerables; pero básicamente es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la autoridad y el liderazgo de unos pocos varones sobre el resto. En este sistema, según Dolors Reguant, se da el predominio de los hombres sobre la naturaleza, del marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos, y de la línea descendente paterna sobre la materna. 

Desde la Antropología Cultural pensamos en los patriarcados, en plural, porque son construcciones simbólicas y políticas que varían cultural e históricamente. Además de variar según las zonas geopolíticas y las épocas, el patriarcado es un sistema social que ha oprimido a los hombres también, porque se los ha educado tradicionalmente para ser personas dependientes de las mujeres, para mutilar sus emociones o al menos aprender a no exteriorizarlas, porque se les ha obligado en muchas ocasiones a matar y morir por intereses ajenos sólo por pertenecer al género masculino, porque ha discriminado a todos aquellos hombres que no cumplían con los roles y estereotipos del macho viril, violento y poderoso. 


Para Pierre Bourdieu (1998), las estructuras de dominación patriarcal son el producto histórico de un trabajo continuado de reproducción al que contribuyen “unos agentes singulares (entre los que están los hombres, con unas armas como la violencia física y la violencia simbólica) y unas instituciones: familia, Iglesia, Escuela, Estado”.

La ideología patriarcal se adapta, según Kate Millet, a todos los sistemas políticos y económicos: al feudalismo, al absolutismo, al comunismo, al capitalismo, a las democracias… pero aunque es compartida por muchas culturas humanas, existen sociedades igualitarias donde no se da la división del grupo en dos por razones de género. Es precisamente la existencia de este puñado de culturas no patriarcales lo que nos muestra que la subordinación de la mujer al hombre no es natural ni tampoco constituye un imperativo (bio)lógico.

De este intento por dividir el mundo en dos esferas de realidad para rechazar la mitad incomprensible, oscura y cruel, es probable que derive el trauma occidental, y el dolor existencial de la modernidad. Nuestro mundo divide un proceso natural (construcción/destrucción, vida/muerte, pasado/futuro, orden/caos, masculino/femenino) en dos grupos opuestos entre sí, al contrario que la cultura y las religiones orientales, que siempre consideraron las dos caras de la moneda como un proceso integral, holístico. Oriente no lucha contra sí mismo y acepta la dualidad del mundo en un todo

Nosotros hemos perdido el todo, tenemos una enorme escisión entre razón y emociones bastante absurda (porque ahora hemos descubierto que las decisiones y los sentimientos se crean en la misma parte del cerebro y su proceso está indisolublemente unido), y nos sentimos mitades relacionándose torpemente entre sí. De alguna manera, la pérdida del sentido, el fin de las certidumbres, las contradicciones de nuestra época actual generan aún más miedo y más necesidad de generar identidades fuertes contraponiéndolas a otras más débiles.

Creo que el patriarcado se funda en un miedo ancestral hacia lo desconocido, que ha querido ser apartado, rechazado, sometido. Es una especie de reflejo de la impotencia y el sentimiento de inferioridad masculino con respecto al poder femenino, de ahí todo el sadismo ejercido sobre la feminidad

Moore y Gillette (1993) creen que el patriarcado es la expresión de la masculinidad inmadura e insegura, porque la verdadera masculinidad no es prepotente. “Nosotros vemos el patriarcado como un ataque a la masculinidad plena, así como a la feminidad plena. Aquellos que se encuentran atrapados en las estructuras y en la dinámica del patriarcado buscan dominar no sólo a las mujeres sino también a los demás hombres. El patriarcado se basa en el temor, en el miedo que sienten los hombres ante las mujeres, el miedo del adolescente y el del varón inmaduro a las mujeres y a los hombres de verdad”.

La parte luminosa de la cultura occidental no asimila lo otro o la muerte como parte de una misma realidad, de ahí quizás ese miedo profundo a lo que no quiere ser asimilado, a todo lo incognoscible o lo incomprensible. De ahí la traumática separación del varón adulto de su madre y del mundo de las mujeres; esta salida brusca del útero-paraíso le lleva a pasarse toda la vida definiéndose en contra de ellas, tratando de alejarse de la dimensión femenina de la vida para que su poder no lo devore. Anhela tanto como huye de la regresión al vientre materno, lugar donde estamos seguros y con las necesidades siempre satisfechas.


Si aplicamos esta teoría al mundo en guerra que habitamos, es fácil entender que la batalla de sexos tiene su correlato en la guerra que el hombre blanco mantiene contra otros “otros” (los otros musulmanes, los otros negros, los otros comunistas…) Otros hombres que hablan otras lenguas, adoran a otros dioses, tienen otras costumbres y otras leyes que no son las occidentales. Otros seres humanos a los que hay que convencer de que nuestro sistema político y económico es el racional, el normal, el más conveniente.

En ese acto de convencer se libran las luchas por el poder; no sólo en el ámbito político y social, sino también en el cultural. Por eso, aunque las leyes cambien a favor de la igualdad entre mujeres y hombres, el patriarcado, ese miedo ancestral a lo diferente, sigue habitando no solo en el interior de los dominadores, sino también de las dominadas, y es el campo en el que se libra la última batalla del feminismo occidental. La lucha, creo, consiste en lograr que la diferencia no sea un factor de discriminación, en vencer el miedo a través de la cultura, en construir un mundo más justo e igualitario, sin diferencias de género, clase social, color de la piel.... Creo que es importante, en este sentido, trabajar por derribar las jerarquías, por construir relaciones igualitarias y ofrecer modelos de mujeres diversos, alejados del binomio buenas/malas. 

Mujeres y hombres tenemos que trabajar codo con codo para crear nuevas representaciones simbólicas que dejen de mostrar a la mujer haciendo su vida en torno a un hombre y sosteniendo un rol pasivo o sumiso, como es el caso de la Virgen María. Sólo alejándonos de los estereotipos femeninos creados por el patriarcado y empoderando a las mujeres lograremos el fin de la dominación masculina dentro y fuera de nuestros cuerpos y mentes. 


Para ello creo que es importante visibilizar la lucha feminista de los hombres igualitarios, hoy más que nunca. Creo que, progresivamente, los hombres van aprendiendo a compartir el poder de manera igualitaria, y que cada vez tienen menos miedo a verse empequeñecidos o acorralados por la toma de poder femenino. Aunque este empoderamiento está generando muchas resistencias por parte de hombres y mujeres machistas, creo que esta lucha por la igualdad es imparable. Lenta, pero siempre uniendo energías, creando espacios, celebrando, como esta semana, el día de las mujeres y su batalla por la igualdad. 

Coral Herrera Gómez Blog

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