Mostrando entradas con la etiqueta MITOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MITOS. Mostrar todas las entradas

17 de diciembre de 2011

Amor libre y Poliamoría




“Es una locura querer reducir el amor a una ecuación o limitarlo a una forma única de expresión. Aquellos que lo intentaron se dieron cuenta bien pronto de que habían equivocado el camino. La experiencia amorosa no conoce fronteras. Varía de individuo a individuo”.

Émile Armand; La vida sensual, la camaradería amorosa
  
De pequeñas aprendimos que lo normal es que el amor erótico se limite a una sola persona del sexo contrario. Es cierto que en la época de guardería  los adultos ríen cuando decimos que tenemos varios novios o varias novias, como si fuese una extravagancia infantil; pero pronto se nos enseña que el deseo sexual y la intimidad solo se comparten con uno. Lo demás es etiquetado como promiscuidad, adulterio o traición, y pronto comprobamos que transgredir las normas de la monogamia en nuestra sociedad tiene un coste muy alto. 

12 de noviembre de 2011

La mitificación del macho violento




Es urgente dejar de mitificar al macho violento, y dejar de ensalzar al narco, al mafioso, al asesino en serie, al psicópata, al guerrero en todas nuestras producciones culturales. ¿Cómo vamos a acabar con las guerras, los atentados, los tiroteos, los asesinatos, la tortura y la violencia contra las mujeres si los héroes de nuestra cultura no saben resolver sus conflictos sin violencia? Los protagonistas de las películas y las series consiguen lo que desean o lo que necesitan torturando, golpeando, asesinando a sus enemigos y a sus enemigas, ¿cómo vas a decirle a un niño que hay otras maneras de conseguir lo que uno quiere o de resolver sus problemas si no tiene referentes en los que fijarse?, ¿cómo vamos a dejar de fabricar machos dominantes si no hay otros modelos de masculinidad en nuestra cultura?



La mitificación del macho violento es la base de todas las películas, series de televisión, videojuegos, novelas, spots publicitarios, y productos culturales. En todos ellos se  rinde tributo a la virilidad hegemónica: siguen ensalzando un modelo de masculinidad hegemónica basada en la fuerza bruta, en la dominación y en la capacidad para dar muerte a todos sus "enemigos", y a todas las mujeres que no cumplen con su rol femenino tradicional. 

5 de noviembre de 2011

EL ROMANTICISMO PATRIARCAL EN EL CINE DIRIGIDO POR MUJERES





PELÍCULAS ANALIZADAS 

1)    Para que no me olvides, Patricia Ferreira, 2005.
2)    Mi Vida Sin Mí (My life without me), Isabel Coixet, 2003.
3)    Te doy mis ojos, Icíar Bollaín, 2003.
4)    Siete mesas de billar francés, Gracia Querejeta, 2007.
5)    Romance X, Catherine Breillat, 1999.
6)    El Piano, Jane Campion, 1993.
7)    Lost In Translation, Sofia Coppola, 2003.



El cine y el amor romántico

El cine es un mecanismo narrativo que nos transmite unos modelos amorosos adecuados a la ideología hegemónica del capitalismo, las democracias y el patriarcado. Los relatos románticos de nuestra era posmoderna nos han transmitido la idea del amor como una salvación, de modo que en nuestra cultura posmoderna constituye una especie de utopía amorosa colectiva que sin embargo se inscribe con fuerza en nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, nuestro mundo afectivo.





16 de octubre de 2011

Después del final feliz de la boda...



“Después del beso, la Bella Durmiente descubrió una suegra infame, un príncipe no tan azul y unos niños no tan indefensos. Es decir, la vida misma”. 
Ana María Matute




Estas son las princesitas guapas que están deseando encontrar a su príncipe azul...

Según la artista canadiense Dina Goldstein, Blancanieves no parece muy contentacon su nueva vida en palacio...




Ella es Blancanieves, cinco años después, rodeada de chiquillos mientras su príncipe azul come palomitas y ve el fútbol, ajeno al discurrir de la vida familiar...



Ella es Cenicienta, ¿recuerdan?, la dulce muchachita que iba a ser feliz con su príncipe azul en su palacio... aquí la vemos tres años después, sola, aburrida, y ahogando sus penas en el alcohol...

11 de octubre de 2011

CIME: I Congreso Iberoamericano de Masculinidades y Equidad.




Este fin de semana estuve en el CIME, en Barcelona, y disfruté muchísimo. Estar con los protagonistas de las luchas que están llevando a cabo los Hombres por la Igualdad ha sido para mí como un sueño; pasé mucho tiempo investigando su trabajo y sumergiéndome en las obras de los grandes teóricos (Luis Bonino, Enrique Gil Calvo, R.Conell, Michael Kimmel, etc.) para mi  tesis doctoral, de la que publiqué el libro de "Más allá de las etiquetas".

El Congreso fue una mezcla deliciosa entre teoría, activismo y talleres en los que se trabaja con el cuerpo y las emociones. Así que tuve la oportunidad de escuchar las exposiciones de la gente que está estudiando el tema, pero también pude revolcarme por el suelo, bailar, impregnarme de chocolate por todo el cuerpo y vendarme los ojos para experimentar ese transmundo en el que no hay mujeres ni hombres, lesbianas ni homosexuales, ni patrones estéticos llenos de prejuicios


24 de abril de 2011

El Amor de Coca Cola







Esta imagen vale más que mis palabras: para vivir en un mundo mejor basta con abrazarse con fuerza al amor de tu vida, porque es el camino para la felicidad. Esta imagen tan romántica no es nada inocente; nos dice: para ser felices basta con tener a alguien a tu lado, o entre tus brazos, para olvidarse de las desgracias mundiales. 


Coca Cola nos presenta el amor romántico como panacea a todos nuestros males y los de la humanidad. El amor correspondido como tabla de salvación, el romanticismo idealizado como refugio frente al mundo, como solución a la soledad, como paraíso en el que lograr la felicidad. 


Y es que el amor en sí no es más que un medio para alcanzar metas más altas, aunque también lo puedes disfrutar como un fin en sí, del mismo modo que la Coca Cola; sólo con beber el refresco ya experimentas "un mundo de sensaciones" en tu boca, pero que además te socializa, te da alegría, te permite olvidar las penas y recordar que "Todo va mejor con cocacola",y gracias a ella puedes experimentar la "Sensación de vivir", porque Coca Cola es "La chispa de la vida", y si te sientes triste, preocupada, o deseperado, puedes abrazar "El lado Coca Cola de la vida".








El amor romántico de Coca Cola es un amor heterosexual, entre dos jóvenes blancos, adultos de diferente sexo en edad reproductiva, siempre sanos, jóvenes y guapos, de clase media y occidentales. Ese es el modelo canónico que nos han vendido hasta la saciedad en las novelas, las películas, las series televisivas; y todas las demás formas de relacionarse erótica y sexualmente han sido invisibilizadas, o simplemente presentadas como desviaciones a la norma. 








Y es que el amor que rompe con la dualidad, con la heterosexualidad, con las diferencias de edad, de clase social, de idioma o religión, no vende. No vende porque los tríos y los cuartetos son aberraciones que se oponen a la pareja, porque una señora no puede enamorarse de su jardinero, porque dos mujeres no pueden unirse desafiando el institnto reproductivo, porque el amor entre ancianos es obsceno, porque el amor  entre dos hombres es vicio, porque el amor en grupo es lujuria, porque el amor entre gente con deficiencias psíquicas o trastornos mentales no es amor...






El amor de Coca Cola es un amor idealizado, siempre presentado como una fuente inagotable de armonía, paz conyugal, diversión y cariño a borbotones. Es una utopía posmoderna que nos hace olvidar que los seres humanos no somos perfectos, y por tanto las relaciones entre nosotros tampoco lo son; no se nos muestra entonces que el romanticismo patriarcal está basado en la dependencia mutua (dictada por la división de roles), la necesidad, las luchas de poder, el miedo a la soledad, el deseo de belleza y de juventud eterna, la mitificación de una estructura que genera más dolor, decepciones y frustración que otras relaciones afectivas menos idealizadas. 






El amor de Coca Cola nos enseña que para ser feliz no hay que unirse en redes de cooperación y solidaridad mutua, que no es necesario organizarse contra los abusos del poder ni contra la deshumanización del sistema capitalista, que no sirve de nada tratar de cooperar en la creación de un mundo sin guerras, sin destrozo medioambiental, sin jerarquías que discriminen... no, lo importante es TENER a alguien, unirse a otro yo solitario y hacer frente al mundo en parejas, unidos para siempre  en una burbuja de felicidad y armonía individualista.





Coca Cola nos invita a consumir y a olvidarnos de los problemas, y crea campañas inundadas de optimismo donde se nos dicen cosas como "por cada científico diseñando un arma nueva, hay un millón de mamás haciendo pasteles". 
Si, las mamás en casita cocinando, sin duda contribuye a crear un mundo más dulce y amable...






Y es que Coca Cola ha organizado el I Congreso de la Felicidad y ha creado el Instituto de la Felicidad, para tratar de animarnos dado el pesimismo generalizado que cunde ante las guerras, los desastres nucleares, las playas contaminadas, los bajos salarios, los millones de parados, los vertidos de crudo, el enriquecimiento de los ricos, el empobrecimiento de los pobres, la corrupción de los políticos, la falta de ética de las empresas y sus directivos, la contaminación del aire, la violencia machista, el maltrato infantil, las redes de tratas de personas.... 









Coca Cola nos propone que seamos optimistas, que nos amemos de dos en dos, y que nos reproduzcamos alejando la rabia, la preocupación, el dolor y la indignación por la crisis económica... con el optimismo lograremos alcanzar la felicidad (aunque solo sea la propia)






Y antes de terminar, recuerden que para ser feliz hay que beber este refresco y ante todo, tener pareja, si no échenle un vistazo a la web de la Felicidad Coca-Cola: 


http://www.institutodelafelicidad.com/feli/amor-y-sexo/el-amor-lo-m%C3%A1s-importante







Otros artículos relacionados: 


Los mitos románticos en AVATAR


El beso de Iker a Sara


Después del final feliz de la boda...





4 de abril de 2011

Libro "La construcción sociocultural del amor romántico", de Coral Herrera Gómez






Coral Herrera Gómez: 
"La construcción sociocultural del amor romántico", 
Editorial Fundamentos, Madrid, 2011.


La construcción sociocultural del Amor Romántico” es un análisis multidisciplinar sobre la gran utopía emocional del siglo XX y XXI. En el libro analizo el amor y su dimensión social, biológica, política, económica, cultural, religiosa, sexual y emocional desde una perspectiva de género. 

Es parte de mi tesis doctoral (La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico desde una perspectiva feminista queer), y a lo largo de todo el libro analizo los mitos románticos para entender porqué amamos así y no de otra forma, para desmontar los mitos, los estereotipos y los roles que nos ofrecen los relatos y que perpetúan la desigualdad entre mujeres y hombres.

En el libro resumo la evolución del amor romántico desde Grecia a nuestros días, y también hablo sobre la adicción del amor y sus patologías, los procesos orgánicos desatados en el proceso de enamoramiento y desenamoramiento, de cómo aprendemos a amar, y cómo transmitimos a las nuevas generaciones las normas no escritas del amor romántico occidental. 

Escribo sobre el matrimonio y el divorcio, sobre la sexualidad humana, las ideologías amorosas (las oficiales y las alternativas), las diferentes formas de relacionarse erótica y afectivamente (modelos de amor no hegemónicos, y en ocasiones, clandestinos).Analizo las diferentes formas de vivir el amor que nos impone la cultura según seamos hombres o mujeres, y desmonto la idea de que lo natural y lo normal sea la monogamia, la heterosexualidad, y la idea de la pareja como fin para reproducirse.

También he tratado de desmitificar el matrimonio como meta ideal a alcanzar, he incidido en la sujeción femenina y las consecuencias del patriarcado en los afectos y el deseo. Mi idea es que lo mismo que el amor se construye, se puede deconstruir, y volverse a inventar. 

El amor se puede descapitalizar y despatriarcalizar: otras formas de quererse son posibles. Para sufrir menos y disfrutar más del amor, es fundamental llevar a cabo una revolución social y política, porque otras formas de organizaros y relacionarnos son posibles. También tenemos que revolucionar nuestra cultura y nuestra comunicación: necesitamos otros cuentos, con otras heroínas y otros héroes, con otras tramas y otros finales felices. 

Yo creo que Lo Romántico es político, es decir: el amor es un asunto de todos y de todas. El amor puede ser un potente dispositivo de control social para tener a las mujeres subordinadas a los hombres, y para que la gente se entretenga construyendo niditios de amor en dúo, pero también puede ser una herramienta para la transformación: creo que podemos construir relaciones sanas, igualitarias, basadas en el respeto, en el buen trato y en el compañerismo. Otros romanticismos son posibles: cuanto más expandamos el amor, más fácil acabaremos con el patriarcado, las jerarquías, la violencia y la cultura del interés propio y el egoísmo. 

Si aprendiésemos a querernos más y mejor, podríamos extender el amor a la comunidad, al pueblo, al país: con mucho amor podríamos acabar con los discursos de odio que atentan contra los derechos humanos y que oímos a diario en nuestros medios de comunicación. 

El amor no tiene por qué ser una esclavitud para nosotras: ninguna está condenada a sufrir, ni a pasarlo mal, ni a "aguantar". El amor ha de ser una fuente de goce y disfrute, por eso es tan importante analizarlo, desmontarlo, desmitificarlo y reinventarlo. Creo que liberar al amor del patriarcado y el capitalismo es una tarea individual, pero también colectiva: nos queda mucha tarea por delante, pero sin duda el trabajo es apasionante.  
 





INDICE DEL LIBRO

INTRODUCCIÓN
I.           LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL AMOR

1.1. ¿COMO CONSTRUIMOS LA REALIDAD?

1.1.1. ¿QUÉ ES LA REALIDAD?

1.1.2.LA CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL DE LA IDENTIDAD Y EL GÉNERO


  1.2. ¿QUÉ ES EL AMOR?

1.2.1. EL ENAMORAMIENTO Y EL DESENAMORAMIENTO.

1.2.2 FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DEL AMOR

1.2.3. LA DIMENSIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA DEL AMOR

1.2.4. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE LOS GÉNEROS: EL MATRIMONIO Y EL DIVORCIO 


1.3. LA SEXUALIDAD HUMANA.

1.3.1. LA SEXUALIDAD FEMENINA
1.3.2. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LA SEXUALIDAD
1.3.3. EL MITO DE LA MONOGAMIA
1.3.4. EL MITO DE LA HETEROSEXUALIDAD
1.3.5. IDEOLOGÍAS SEXUALES Y AMOROSAS ALTERNATIVAS

1.4.EL AMOR Y EL PODER ENTRE LOS GÉNEROS.

1.4.1. ¿AMAN IGUAL LOS HOMBRES Y LAS MUJERES?

1.4.2. EL PODER PATRIARCAL EN EL AMOR


II.        LA CONSTRUCCIÓN CULTURAL DEL AMOR
2.1. LA CONSTRUCCIÓN CULTURAL DE LA REALIDAD Y DEL AMOR

2.1.1. LA CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DE LA REALIDAD
2.1.2. LA CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DEL AMOR
2.1.3.LAS IDEOLOGÍAS AMOROSAS
2.1.4.LA DIMENSIÓN RELIGIOSA DEL AMOR.
2.1.5.LA DIMENSIÓN MÍTICA Y RITUAL DEL AMOR

2.2. EL AMOR PASIONAL EN LAS NARRACIONES HUMANAS

EL AMOR PASIONAL EN LA ANTIGÜEDAD GRIEGA
EL AMOR CORTÉS
EL AMOR PASIONAL DEL SIGLO XVIII
EL AMOR ROMÁNTICO
EL ROMANTICISMO FEMENINO


III.     EL AMOR COMO UTOPÍA EMOCIONAL DE LA POSMODERNIDAD

3.1.   LA CULTURA DE MASAS POSMODERNA

3.2.   LA IDENTIDAD POSMODERNA

3.3.   LAS RELACIONES AMOROSAS EN LA POSMODERNIDAD: EL AMOR COMO UTOPÍA EMOCIONAL

3.4.   PROPUESTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL DEL AMOR EN EL SIGLO XXI


Entendida siempre como un fenómeno reproductivo biológico y ninguneada por el discurso científico, muy pocos son los estudiosos que han concedido a la pasión amorosa la atención que merece. El presente título, fruto de un trabajo de investigación doctoral, analiza el fenómeno del amor en toda su complejidad, pero incidiendo especialmente en su construcción sociocultural desde una perspectiva queer.

La tesis central de esta obra es que las emociones están construidas en la sociedad a través de la cultura, y por ello aprendemos a sentir a través de las narraciones y los mitos. Los patrones emocionales que aprendemos en la infancia y adolescencia a través de películas, cuentos, novelas y canciones no han sido susceptibles, hasta hace poco, de ser investigados con rigor académico, y sin embargo determinan nuestra identidad, nuestra vida cotidiana, nuestras formas de organización social y económica.

Mediante un proceso de crítica y deconstrucción, la autora va desvelando la mitificación del romanticismo patriarcal, visibilizando las utopías emocionales de la posmodernidad, y deconstruyendo el pensamiento binario y los conceptos de lo “normal” o lo “natural”, variables según las culturas y las épocas históricas, del mismo modo que varía la cultura amorosa en cada rincón del planeta. El libro se centra en el análisis del amor de pareja occidental, y elabora una crítica acerca de los condicionamientos sociales y culturales que empobrecen y limitan nuestra sexualidad y nuestras redes de afecto.

Coral Herrera Gómez (Madrid, 1977) es Doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual. Es docente e  investigadora, consultora de género y comunicación, blogger y escritora. Dedicó su tesis doctoral al tema del amor romántico desde una perspectiva multidisciplinar que parte de los feminismos, y los estudios de masculinidad. 

A partir de entonces, su trayectoria profesional ha estado ligada a  la reflexión en torno a la construcción de la realidad desde los medios de comunicación y las industrias culturales. También ha ahondado en la relación de legitimación que existe entre nuestras estructuras emocionales y culturales, y nuestra organización sociopolítica y económica. En su blog se dedica a deconstruir los mitos de la heterosexualidad monogámica que perpetúan las desigualdades y la dependencia mutua, siempre con un lenguaje de humor y de batalla. Su propuesta final es que expandamos el amor hacia las comunidades para acabar con el patriarcado, el individualismo, las jerarquías y las desigualdades.




El libro se puede adquirir en todas las librerías de España y algunas de América Latina. 

Puedes también comprarlo en Internet:

en la web de Traficantes de Sueños o en la Editorial Fundamentos si vives en España, 

y en Amazon.com si vives fuera de España. 

También puedes pedirlo en la Biblioteca de tu barrio o de tu pueblo si quieres leerlo gratis. 

18 de marzo de 2011

El amor romántico y la desigualdad de género en el empleo





¿Por qué las mujeres se habituaron a sacrificar su vida personal, su formación y estudios y su desarrollo profesional por amor a un hombre?, ¿cómo han asumido mujeres y hombres la división artificial de sus tareas y actividades como algo natural?, ¿qué cuentos nos cuentan cuando somos pequeñas para que creamos que hay labores que sólo pueden ser desempeñadas por hombres?, ¿por qué las tareas domésticas y la reproducción son actividades consideradas femeninas,  sin remuneración (o con unos salarios y unas condiciones laborales precarias), sin prestigio ni reconocimiento social?, ¿por qué, en cambio, cuando un hombre cose o se pone el delantal gana millones de euros?.


3 de marzo de 2011

Qué es el Patriarcado




Las definiciones acerca del patriarcado son innumerables; pero básicamente es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la autoridad y el liderazgo de unos pocos varones sobre el resto. En este sistema, según Dolors Reguant, se da el predominio de los hombres sobre la naturaleza, del marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos, y de la línea descendente paterna sobre la materna. 

Desde la Antropología Cultural pensamos en los patriarcados, en plural, porque son construcciones simbólicas y políticas que varían cultural e históricamente. Además de variar según las zonas geopolíticas y las épocas, el patriarcado es un sistema social que ha oprimido a los hombres también, porque se los ha educado tradicionalmente para ser personas dependientes de las mujeres, para mutilar sus emociones o al menos aprender a no exteriorizarlas, porque se les ha obligado en muchas ocasiones a matar y morir por intereses ajenos sólo por pertenecer al género masculino, porque ha discriminado a todos aquellos hombres que no cumplían con los roles y estereotipos del macho viril, violento y poderoso. 


Para Pierre Bourdieu (1998), las estructuras de dominación patriarcal son el producto histórico de un trabajo continuado de reproducción al que contribuyen “unos agentes singulares (entre los que están los hombres, con unas armas como la violencia física y la violencia simbólica) y unas instituciones: familia, Iglesia, Escuela, Estado”.

La ideología patriarcal se adapta, según Kate Millet, a todos los sistemas políticos y económicos: al feudalismo, al absolutismo, al comunismo, al capitalismo, a las democracias… pero aunque es compartida por muchas culturas humanas, existen sociedades igualitarias donde no se da la división del grupo en dos por razones de género. Es precisamente la existencia de este puñado de culturas no patriarcales lo que nos muestra que la subordinación de la mujer al hombre no es natural ni tampoco constituye un imperativo (bio)lógico.

De este intento por dividir el mundo en dos esferas de realidad para rechazar la mitad incomprensible, oscura y cruel, es probable que derive el trauma occidental, y el dolor existencial de la modernidad. Nuestro mundo divide un proceso natural (construcción/destrucción, vida/muerte, pasado/futuro, orden/caos, masculino/femenino) en dos grupos opuestos entre sí, al contrario que la cultura y las religiones orientales, que siempre consideraron las dos caras de la moneda como un proceso integral, holístico. Oriente no lucha contra sí mismo y acepta la dualidad del mundo en un todo

Nosotros hemos perdido el todo, tenemos una enorme escisión entre razón y emociones bastante absurda (porque ahora hemos descubierto que las decisiones y los sentimientos se crean en la misma parte del cerebro y su proceso está indisolublemente unido), y nos sentimos mitades relacionándose torpemente entre sí. De alguna manera, la pérdida del sentido, el fin de las certidumbres, las contradicciones de nuestra época actual generan aún más miedo y más necesidad de generar identidades fuertes contraponiéndolas a otras más débiles.

Creo que el patriarcado se funda en un miedo ancestral hacia lo desconocido, que ha querido ser apartado, rechazado, sometido. Es una especie de reflejo de la impotencia y el sentimiento de inferioridad masculino con respecto al poder femenino, de ahí todo el sadismo ejercido sobre la feminidad

Moore y Gillette (1993) creen que el patriarcado es la expresión de la masculinidad inmadura e insegura, porque la verdadera masculinidad no es prepotente. “Nosotros vemos el patriarcado como un ataque a la masculinidad plena, así como a la feminidad plena. Aquellos que se encuentran atrapados en las estructuras y en la dinámica del patriarcado buscan dominar no sólo a las mujeres sino también a los demás hombres. El patriarcado se basa en el temor, en el miedo que sienten los hombres ante las mujeres, el miedo del adolescente y el del varón inmaduro a las mujeres y a los hombres de verdad”.

La parte luminosa de la cultura occidental no asimila lo otro o la muerte como parte de una misma realidad, de ahí quizás ese miedo profundo a lo que no quiere ser asimilado, a todo lo incognoscible o lo incomprensible. De ahí la traumática separación del varón adulto de su madre y del mundo de las mujeres; esta salida brusca del útero-paraíso le lleva a pasarse toda la vida definiéndose en contra de ellas, tratando de alejarse de la dimensión femenina de la vida para que su poder no lo devore. Anhela tanto como huye de la regresión al vientre materno, lugar donde estamos seguros y con las necesidades siempre satisfechas.


Si aplicamos esta teoría al mundo en guerra que habitamos, es fácil entender que la batalla de sexos tiene su correlato en la guerra que el hombre blanco mantiene contra otros “otros” (los otros musulmanes, los otros negros, los otros comunistas…) Otros hombres que hablan otras lenguas, adoran a otros dioses, tienen otras costumbres y otras leyes que no son las occidentales. Otros seres humanos a los que hay que convencer de que nuestro sistema político y económico es el racional, el normal, el más conveniente.

En ese acto de convencer se libran las luchas por el poder; no sólo en el ámbito político y social, sino también en el cultural. Por eso, aunque las leyes cambien a favor de la igualdad entre mujeres y hombres, el patriarcado, ese miedo ancestral a lo diferente, sigue habitando no solo en el interior de los dominadores, sino también de las dominadas, y es el campo en el que se libra la última batalla del feminismo occidental. La lucha, creo, consiste en lograr que la diferencia no sea un factor de discriminación, en vencer el miedo a través de la cultura, en construir un mundo más justo e igualitario, sin diferencias de género, clase social, color de la piel.... Creo que es importante, en este sentido, trabajar por derribar las jerarquías, por construir relaciones igualitarias y ofrecer modelos de mujeres diversos, alejados del binomio buenas/malas. 

Mujeres y hombres tenemos que trabajar codo con codo para crear nuevas representaciones simbólicas que dejen de mostrar a la mujer haciendo su vida en torno a un hombre y sosteniendo un rol pasivo o sumiso, como es el caso de la Virgen María. Sólo alejándonos de los estereotipos femeninos creados por el patriarcado y empoderando a las mujeres lograremos el fin de la dominación masculina dentro y fuera de nuestros cuerpos y mentes. 


Para ello creo que es importante visibilizar la lucha feminista de los hombres igualitarios, hoy más que nunca. Creo que, progresivamente, los hombres van aprendiendo a compartir el poder de manera igualitaria, y que cada vez tienen menos miedo a verse empequeñecidos o acorralados por la toma de poder femenino. Aunque este empoderamiento está generando muchas resistencias por parte de hombres y mujeres machistas, creo que esta lucha por la igualdad es imparable. Lenta, pero siempre uniendo energías, creando espacios, celebrando, como esta semana, el día de las mujeres y su batalla por la igualdad. 

4 de diciembre de 2010

¿Están los hombres en crisis?


En la década de los 80, son muchos los escritores que se hacen eco de la bancarrota del hombre, mientas que los psicólogos inciden en su creciente desamparo psicológico durante los últimos veinte años, desde que se produjo la revolución feminista y la revolución gay.


5 de septiembre de 2010

El Mito de la Heterosexualidad desde una perspectiva queer


 



La heterosexualidad es una construcción social y cultural que se ha instalado en el imaginario colectivo como un fenómeno natural, como si la unión macho-hembra fuese una ley divina o una ley física o matemática. Tanto es así que a las niñas desde pequeñas se las pregunta si tienen novio y a los niños si tienen novia sin apenas darnos cuenta de que preguntando estamos afirmando. Y al afirmar, imponemos una idea sobre lo que es normal, es decir, que a los niños les gusten las niñas, y no los niños.

El concepto de normalidad varía de cultura en cultura, por épocas y zonas geográficas; además, todo lo biológico en nosotros es cultural y viceversa. Por ejemplo en la Antigüa Grecia la homosexualidad era normal, como eran normales las relaciones homoeróticas entre sabios y jóvenes discípulos. En cambio en nuestra cultura actual la pederastia es una desviación, una aberración, una anormalidad penada con años de cárcel.


Piensen de nuevo: ¿Tienes novio ya?. Una pregunta así, aunque parezca inocente, inevitablemente dirige el erotismo y los sentimientos de las personas hacia el sexo opuesto. Una pregunta de signo contrario abriría enormemente el abanico de posibilidades afectivas y sexuales de la niña o el niño, pero a la mayor parte de los adultos no se les ocurre porque en su conciencia la heterosexualidad es la norma, está invisibilizada como construcción, integrada en los supuestos de cómo es la vida (o más bien, cómo debería ser). Esos supuestos se aprecian claramente en todos los cuentos heterosexuales que nos han contado de pequeñas; en ellos todas las relaciones eróticas son hacia el sexo opuesto.






Mi posición en torno a la heterosexualidad y la homosexualidad coincide con la concepción de Oscar Guasch (2000) que las considera mitos, en el sentido de que son narraciones creadas artificialmente, y transmitidas mediante libros sagrados. Mitos que explican el mundo desde un punto de vista particular, desde una ideología que al imponerse se convierte en hegemónica, y que modela y construye nuestro deseo y afectos, a la vez que justifica el orden social establecido. En este sentido, la homosexualidad es un cuento dentro de otro cuento, “un mito que explica otro mito. La homosexualidad es un epifenómeno de la heterosexualidad; pero no es posible entender la una sin la otra” (Guasch, 2000).


También nos parece acertada la definición de la heterosexualidad según Elisabeth Badinter (1993), que la considera una institución política, económica, social y simbólica que se impuso como norma obligatoria a finales del siglo XIX:Se acusa a los sexólogos de haber creado dicha institución, al haber inventado la palabra “heterosexualidad” como el contrapunto positivo de “homosexualidad” y haber impuesto aquella como la única sexualidad normal”.


Para Óscar Guasch (2000), la heterosexualidad, más que una forma de amar, es un estilo de vida que ha sido hegemónico en los últimos 150 años. La heterosexualidad nace asociada al trabajo asalariado y a la sociedad industrial: “Se trata de producir hijos que produzcan hijos. Para las fábricas, para el ejército, para las colonias durante más de un siglo, casarse y tener hijos, que a su vez se casen y los 
tengan, ha sido la opción considerada natural, normal y lógica”. 

Es entonces cuando la pareja estable y reproductora se elige en modelo social a seguir; “por eso a lo largo de la historia solteros y solteras han sido una especie de minusválidos sociales. En ellos se hacían visibles las carencias, los peores temores: vivían (y sobre todo morían) solos, sin hijos”.

Guasch define la heterosexualidad como sexista, misógina, homófoba y adultista. Para él posee cuatro características fundamentales:
•         Defiende el matrimonio o la pareja estable;
•         Es coitocéntrica, genitalista y reproductora;
•         Interpreta la sexualidad femenina en perspectiva masculina y la hace subalterna,
•         Persigue, condena o ignora a quienes se desvían del camino heterosexual.




Los estudiosos que han analizado la homosexualidad desde un punto de vista transcultural constatan un determinado número de constantes. El sociólogo Frederick Whitam, tras haber trabajado durante varios años entre comunidades de países tan distintos como los Estados Unidos, Guatemala, Brasil y Filipinas, sugiere seis conclusiones:
•         Hay personas homosexuales en todas las sociedades.
•         El porcentaje de homosexuales parece ser el mismo en todas las sociedades y permanece estable con el paso del tiempo.
•         Las normas sociales no impiden ni facilitan la aparición de la orientación sexual.
•         En cualquier sociedad mínimamente numerosa aparecen subculturas homosexuales.
•         Los homosexuales de sociedades distintas tienden a parecerse en lo que respecta a su comportamiento y sus intereses.
•         Todas las sociedades producen un continuum similar entre homosexuales muy masculinos y homosexuales muy femeninos.

A partir de estos estudios, Badinter afirma que la homosexualidad es una forma fundamental de la sexualidad humana que se expresa en todas las culturas. La homosexualidad existe en otras especies animales (Foucault, 1976; Kirsch y Weinrich, 1991). Beach y Ford, (1951) constataron que, de hecho, se da en la mayoría de las especies de mamíferos y culturas humanas. 

Helen Fisher (1992) señala que la homosexualidad es aún mayor en otras especies; es decir, cabría aventurar que lo natural sería que las relaciones homosexuales entre los humanos fueran incluso más frecuentes de lo que son, pero en muchas culturas humanas está reprimido socialmente. La presión evolutiva, según Fisher, no sólo favorece las conductas reproductoras: la homosexualidad podría tener funciones adaptativas como la de estrechar los lazos de la comunidad y/o la de reducirla densidad demográfica en condiciones de hacinamiento.


 Tanto los hombres como las mujeres homosexuales, a lo largo de los siglos, han sido excluidos o marginados socialmente, insultados y humillados, perseguidos, encarcelados, torturados, quemados en la hoguera, apedreados hasta la muerte o recluidos en campos de concentración. La homosexualidad ha sido tratada como enfermedad, delito, pecado, vicio, aberración, patología, desviación, y ha sido, a menudo, asociada a la obscenidad, la perversidad y la promiscuidad. Los estereotipos y los modelos negativos han recaído en ellos con una extrema crudeza, y aún hoy en día se sigue condenando y ejecutando o lapidando a gays y lesbianas en multitud de países.


En 1910, Sigmund Freud elabora su teoría de la bisexualidad originaria, en la que afirma que todos los seres “pueden tomar como objeto sexual a personas del mismo sexo o a personas del otro sexo… Reparten su libido ya sea de manera manifiesta, ya sea de forma latente sobre objetos de ambos sexos”. 

A lo largo de su obra, Freud defiende el carácter natural y no patológico de la homosexualidad, en contra de los sexólogos y sus propios colegas psicoanalistas, y afirma que la heterosexualidad es tan problemática como la homosexualidad. Además, según Freud, todos “en un momento dado la hemos practicado aunque después unos la hayan relegado al inconsciente y otros se defiendan manteniendo una enérgica actitud contraria a ella”).





 Tras la II Guerra Mundial el mito de la heterosexualidad empieza a ser cuestionado. Algunos estudios, entre ellos los estudios Comportamiento sexual del hombre (1948) y Comportamiento sexual de la mujer (1953) de Alfred Kinsey, han mostrado que la mayor parte de la población parece ser al menos ligeramente bisexual. La mayoría tiene cierta atracción hacia ambos sexos, aunque se suele preferir uno de ellos. Según las encuestas de Kinsey, sólo el 5%-10% de la población puede ser considerada como exclusivamente heterosexual u homosexual, por lo que el resto (entre un 80% y un 90%) de los hombres y mujeres estudiados eran bisexuales. Sólo un 5% de éstos no tenían ninguna preferencia especial entre hombres y mujeres. 


Este informe expuso que existen tendencias homo y heterosexuales en la mayor parte de los seres humanos y que su proporción varía entre una heterosexualidad exclusiva y una homosexualidad exclusiva. El informe Kinsey demostró que si bien tan sólo un 4% de la población masculina era exclusivamente homosexual desde la pubertad, un 37% de hombres y un 19% de mujeres reconocía haber mantenido al menos una experiencia homosexual con orgasmo entre la pubertad y la edad adulta. Un 30% de la población censada había tenido una experiencia homosexual accidental entre los 16 y los 55 años. La encuesta realizada por Shere Hite años más tarde confirmó los trabajos anteriores.





A mediados del siglo XX entran en crisis los modelos clásicos para el control social de la sexualidad, y en los 60 comienza la llamada revolución sexual que quiere liberar al cuerpo de la noción de pecado, de las normas impuestas por el catolicismo y el puritanismo, de las prohibiciones, el sentimiento de culpabilidad, los prejuicios, y las restricciones de la sociedad  para disfrutar del placer.

Un grupo de estadounidenses homosexuales rompieron su silencio obligado “para acabar con una clandestinidad vivida dolorosamente como una patología” (Elisabeth Badinter, 1993). Sustituyeron el término “homosexual” por “gay”, palabra más neutra que designa una cultura especifica y positiva. El principal objetivo del Movimiento Gay fue y es demostrar que la heterosexualidad no es la única fórmula de una sexualidad normal. Las siglas internacionales de este movimiento fueron LGB (Lesbianas, Gays, Bisexuales), que con el tiempo ampliará su campo de acción incluyendo la T de Transexuales (LGBT) y hoy también la Q de Queer (LGBTQ).



 El australiano Denis Altman señala cómo en el transcurso de una década, entre 1970 y 1980, tanto en los Estados Unidos como en otros lugares del mundo se asiste a la aparición de una nueva minoría, dotada de cultura propia, de un estilo de vida específico, con su propia expresión política y sus reivindicaciones de legitimidad. La aparición de esta minoría gay ha constituido un considerable impacto en la sociedad global, principalmente porque ha alcanzado mayor grado de visibilidad y mucho poderío económico, y mediático, especialmente en ciudades como San Francisco o en barrios populares como Chueca en Madrid








Las organizaciones LGBT plantean la diferencia como un orgullo que ha de visibilizarse socialmente y que ha logrado, con el tiempo, institucionalizarse. En los 80, los Estudios Gays se alinearon con los Estudios de Género para plantear la deconstrucción de la heterosexualidad como forma de sexualidad única, dominante y “natural” o “normal”. También se cuestiona la división de los roles sexuales, y se plantea que el género no puede ser pensado como una categoría acabada, sino como procesos, como estados en continua evolución (Oscar Guasch). 





Así, al igual que los Estudios de Género encontraron que no existe una sola forma de ser mujer u hombre, y que existen multitud de ideologías de la masculinidad y la feminidad, los estudios gays reivindicarán la multipluralidad de las identidades gays.
Se ha debatido mucho, en el seno del análisis de la construcción sociocultural de la identidad, si existe una identidad específicamente homosexual. Para unos es indudable que existe, para otros la homosexualidad constituye un factor más, junto con los de género, clase, raza, educación o religión, que determina la construcción de la identidad. 


Para autores como Manuel Castells (1998), la homosexualidad y el lesbianismo no pueden definirse como preferencias sexuales; son, fundamentalmente, identidades. “Y de hecho, dos identidades distintas: lesbianas y gays. No vienen dadas, no tienen su origen en cierta forma de determinación biológica. Aunque existe predisposición biológica, la mayor parte de los deseos homosexuales se mezclan con otros impulsos y sentimientos, de tal modo que la conducta real, las fronteras de la interacción social y la identidad personal se construyen cultural, social y políticamente”.




Muchos bisexuales sienten que no encajan ni en la comunidad gay ni en el mundo heterosexual, y como tienden a ser “invisibles” en público (ya que se confunden sin problemas en las sociedades homosexual y heterosexual), algunos de ellos han formado sus propias comunidades, cultura y movimientos políticos, por ejemplo a través del movimiento Queer, que critica la política identitaria gay de los 70 y 80.

Según el nuevo movimiento queer, lo gay y lo lésbico niegan la bisexualidad y reducen el travestismo, el transgenerismo y la transexualidad a la invisibilidad. Los colectivos de personas que no encajan en modelos de belleza, estilos de vida o ideologías políticas critican lo gay y lo lésbico porque excluyen la variedad y la diferencia. No construye igual su identidad un chico joven de Chueca que otro que vive en el campo, ni tienen los mismos problemas las lesbianas ancianas que viven en un pueblo de mentalidad cerrada que las actrices lesbianas y ricas de Hollywood.  



Un grupo de militantes bolleras, negras, chicanas, de trans, de maricas seropositivos, pobres, emigrantes, parados, personas intersexuales, van a autodenominarse queer para tomar distancia del término “gay”, que a finales de los 80 representaba solamente una realidad de varones homosexuales, blancos, de clase media o alta, con un proyecto político de integración normalizada en el sistema social y de consumo, y que excluía toda esa diversidad de sexualidades minoritarias articuladas con posiciones de raza, clase, edad, enfermedad, migración, pobreza, etc.





En lugar de tratar de ser igual que todo el mundo (y pretender que "todos" significa blancos, de clase media, conservadores y heterosexuales), la política "queer" implica la demanda del respeto y de la igualdad para cualquier modo de vida que opten por tomar las personas, independientemente de su género, su orientación sexual, su raza, su nivel socioeconómico, su edad o su religión. 

“Hace mucho tiempo que la heterosexualidad dejó de tener nada que ver con el sexo. Sólo comprendo esta relación homo-het-erótica como una guerra entre especies de diverso rango y jerarquía. Los heterosexuales son la especie dominante siempre: “la democracia es heterosexual”, me digo”
Ricardo Llamas y Francisco Javier Vidarte (2000)



En la actualidad occidental, las leyes que tratan de eliminar la discriminación por cuestiones de orientación sexual están logrando la normalización de la homosexualidad y la transexualidad. En España, por ejemplo, los homosexuales y las lesbianas pueden casarse y adoptar hijos, lo que ha tenido (y está teniendo) profundas consecuencias para las estructuras sociales básicas (principalmente el matrimonio y la familia nuclear tradicional).


Muchos autores y autoras señalan que gracias a estas mutaciones de carácter simbólico, económico, político y social, podemos hablar claramente de una crisis del patriarcado (Castells, 1998) y una crisis de la heterosexualidad (Guasch, 2000). Sin embargo, autoras queer como Beatriz Preciado opinan que esta normalización favorece las políticas pro-familia, tales como la reivindicación del derecho al matrimonio, a la adopción y a la transmisión del patrimonio. 

Algunas minorías gays, lesbianas, transexuales y transgéneros reaccionan hoy contra ese esencialismo y esa normalización de la identidad homosexual. Para Preciado y otros autores, esa normalización equivaldría a una “heterosexualización de la homosexualidad”, lo que supondría seguir reproduciendo los esquemas tradicionales del patriarcado trasvasados al mundo gay.




BIBLIOGRAFÍA
-->
1)     Badinter, Elisabeth: “XY La Identidad Masculina”, Alianza, Madrid, 1993.
2)     Castells, Manuel: “La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura”. Volumen I. Volumen II. El poder de la identidad.Alianza Editorial, Madrid, 1998.
3)     Fisher, Helen: “Historia natural del amor: monogamia, divorcio y adulterio”, Anagrama, Barcelona, 2007.
4)     Guasch, Òscar: “La crisis de la heterosexualidad”, Ed. Laertes, Barcelona, 2000.
5)     Llamas, Ricardo, y Vidarte, Francisco Javier: “Homografías”, Espasa Hoy, Espasa Calpe, madrid, 2000.
6)     Preciado, Beatriz: “Manifiesto contra-sexual. Prácticas subversivas de identidad sexual”, Pensamiento-Opera Prima, Madrid, 2002.
7)     Sáez, Javier : “La destrucción de una cultura queer en España”, publicado en www.hartza.com
8)     Torvald, Patterson (2000): “Queer without fear”, traducido por Ricardo Martínez Lacey. En ww.queerekintza.org/web/pag_cast/articulos/articulos_queer.html

  



CORAL HERRERA GÓMEZ

Coral Herrera Gómez Blog

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Únete al Laboratorio del Amor

Únete al Laboratorio del Amor
Para saber más pincha en la imagen