Mi compañero y yo ya vamos a cumplir doce años juntos, y cuando me preguntan que cómo hemos conseguido estar tanto tiempo unidos, creo que uno de los factores principales es la forma en que cuidamos nuestra relación, y las relaciones que tenemos con nuestra gente querida. Tanto yo como él tenemos amigas y amigos a los que cuidamos, y con los que pasamos tiempo a solas, y en grupo.
Hay muchas mujeres que cuando se emparejan no pueden mantener sus relaciones con amigos o con ex con los que se llevan bien, por el tema de la desconfianza y los celos. Cuando en mis talleres les pregunto a las mujeres a qué han tenido que renunciar en sus vidas en nombre del amor romántico, muchas se lamentan de haber tenido que dejar a sus amigos varones, y del dolor que les causa la nostalgia y el saber que sus amigos lo han pasado mal por su alejamiento.
Escuchandolas tomo conciencia de la suerte que he tenido yo de juntarme con hombres que confían en mí, y en los que yo confío, y de tener en mi vida a algunos ex que se convirtieron en amigos. Me siento muy feliz cuando me junto con mis chicos y con las parejas y los críos de mis amigos para pasar una tarde, un fin de semana, o unos días de vacaciones. Me siento muy afortunada de tener la libertad de pasear con ellos a solas, o de charlar por teléfono durante horas, exactamente igual que con mis amigas más íntimas. Cuando viajo aprovecho para visitarles, y siempre me acogen en sus hogares, tengan o no tengan pareja. Mi casa también está abierta para las amigas y las ex de mi pareja que se convirtieron en amigas, y para sus compañeros y sus crías. Y también para los y las ex de nuestros ex, y sus nuevas parejas.
Y de vez en cuando lo digo en voz alta, "oye que maravilla poder compartir la vida con ustedes", y les recuerdo que hay muchísima gente que no puede hacerlo, porque en la mayoría de las parejas, la necesidad de dominar y de controlar a la pareja, los celos y el miedo, las inseguridades y la doble moral, el machismo y el patriarcado no se lo permiten. Las que más dificultades tenemos para poder seguir compartiendo la vida con nuestros amigos y amigas somos las mujeres.
Pienso en mi abuela, por ejemplo, y en mis tías abuelas, y en sus primas: ninguna de ellas pudo tener amigos varones, ni tampoco ex parejas. Solo pudieron veranear y salir en grupos de parejas, y cuando quedaban viudas, dejaban de salir con el grupo, porque las mujeres solteras no encajaban en ningún lado.
Hoy en día las mujeres seguimos perdiendo libertad y derechos humanos cuando nos juntamos en pareja, y sucede en todo el mundo, y en todas las clases sociales. Hay mujeres que ni siquiera pueden tener amigas y solo pueden relacionarse con mujeres de su familia, o mujeres de la familia del marido.
Aún en el imaginario colectivo la amistad entre un hombre y una mujer sigue siendo algo inconcebible, y es porque el patriarcado nos hace creer que el único interés que puede tener un hombre en una mujer es puramente sexual, y la amistad desinteresada solo puede tenerla con sus pares, con sus iguales, es decir, con otros hombres.
Según el patriarcado, los hombres son seres deseantes que no pueden compartir intimidad con las mujeres si no es para acostarse con ellas, porque no pueden evitarlo. Los hombres no deben sentirse atráidos por nuestra forma de ser, sino por nuestros encantos sexuales, y además no deben fiarse nunca plenamente de nosotras, porque somos traicioneras. Somos enemigas a las que hay que dominar y someter. Desde esta perspectiva, la amistad entre hombres y mujeres es imposible, pues vivimos en una eterna guerra entre sexos y estamos obsesionados en el afán por ganar todas las batallas, y por dominarnos los unos a los otros.
Esta es la razón por la cual la mayoría de la gente siente como una amenaza la existencia de amigos y amigas de su pareja, y prefiere abandonar sus propias amistades para que su pareja haga lo mismo. Hay parejas que seleccionan solo las amistades que no resultan amenazantes y se excluye a la gente que no tiene pareja. La mayoría se autolimita y limita a su pareja para evitar problemas y peleas, mientras el resto de la sociedad solo acepta como "normales" las relaciones de amistad entre las personas del mismo sexo, y reacciona con extrañeza y rechazo ante la amistad entre hombres y mujeres.
Me pregunto cuanto tiempo pasará hasta que mujeres y hombres podamos tener relaciones amorosas de amistad con personas del otro sexo, tengamos o no tengamos pareja. Supongo que lo primero es que aceptemos que la felicidad y el bienestar son cuestiones colectivas, que una pareja aislada del resto no puede ser completamente feliz porque nos necesitamos unos a otros, y porque solos no podemos sobrevivir: formamos parte de la comunidad humana. Hemos sobrevivido tantos miles de años gracias a nuestra capacidad para trabajar en equipo y para cuidarnos unos a otros.
Sería maravilloso que las nuevas generaciones tomasen conciencia de que lo más importante en la vida es el amor, entendido en su concepto más amplio: un amor que no se limite a una persona, que se expanda para crear y sostener redes de afecto y cuidados. A los y las adolescentes les explico en mis charlas que el amor es lo único que no se puede comprar, que sus amigos y amigas son su gran tesoro, y que la pareja nunca puede aislarte de tu gente querida, ni tú debes intentar aislar a tu pareja de sus redes de afecto y cuidados.
Les insisto mucho sobre lo importante que es ser honestos y honestas, y confiar en tu pareja, y les cuento que la familia y los amores basados en la amistad pueden durar a veces toda la vida, pero los amores de pareja no: duran lo que duran.
En mi libro les cuento que volcar todo nuestro amor en una sola persona es un auténtico desperdicio, porque tenemos mucho amor dentro de nosotras, y porque no podemos renunciar al amor de la gente que nos cuida: nos necesitamos entre todos y todas.
Cuando alguien te quiere de verdad, quiere que seas libre para irte o para quedarte a su lado, y quiere que seas feliz con la gente que te quiere y que te cuida. Así es como sabes que te quieren bien y que lo tuyo es amor del bueno: cuando tienes espacio y tiempo para cuidar tus redes afectivas, cuando te sientes libre y sabes que tu pareja está contigo porque quiere, y no por obligación, y cuando tu pareja confía en ti y en tu honestidad, y tú confías en ella.
Si no confías, mejor dejar la relación, pero jamás abandones a tu familia y amistades, porque sola eres mucho más vulnerable y dependiente de tu pareja.
La neurociencia lo ha confirmado: para vivir bien y para cuidar nuestra salud mental necesitamos cuidar nuestras relaciones, y necesitamos vivir rodeados de mucho amor del bueno. Sólo tenemos que superar el prejuicio de que los hombres y las mujeres no podemos tener amigas y amigos del sexo contrario, y seguir luchando para que todas las mujeres podamos sentirnos libres, podamos ser nosotras mismas y podamos mantener, cuidar y expandir nuestras redes de afecto, tengamos o no pareja.
Coral Herrera Gómez