4 de noviembre de 2023

Más utopías: nos merecemos un mundo mejor



Yo quiero utopías, ya no quiero más historias de distopías y apocalipsis. 

¿Os habéis dado cuenta de que la industria cultural solo nos ofrece catástrofes, guerras e historias enmarcadas en escenario futuristas terribles?. En las carteleras de nuestros cines no hay ni una sola película basada en utopías. Ni una sola productora en los grupos de poder nos ofrece relatos basados en la posibilidad de transformar nuestra sociedad para construir un mundo mejor.

No nos ofrecen horizontes de posibilidades, los señores de traje y corbata solo quieren muertes y destrucción. El objetivo es que vivamos presos y presas del odio y del miedo, encerrados en casa.

Porque, ¿que ocurriría si nos ofrecieran relatos que dispararan nuestra imaginación y nos motivaran a soñar con un futuro mejor? 

Imaginaos si las pantallas se inundaran de utopías, y pudiéramos ver historias sobre el día en que la Humanidad supera el individualismo y abraza el Bien Común. Ese día en el que tomamos conciencia masivamente de la necesidad de cuidar el planeta, y aprender a convivir con los demás seres vivos de la Tierra. 

Nadie se atreve a ofrecernos la historia de un futuro en el que los seres humanos hemos aprendido a convivir en paz, a resolver nuestros conflictos sin violencia, y a cooperar para que nos vaya bien a todos y a todas. Un mundo en la que la Humanidad ha dejado de producir y de consumir a lo bestia, ha empezado a respetar a la naturaleza y a vivir en armonía con ella, y ha aprendido a usar la tecnología para dejar de contaminar y de envenenar nuestro aire, nuestros ríos, nuestros mares, nuestra tierra y nuestros alimentos. 

Un futuro en el que la Humanidad ha dejado de elegir como líderes a los más ignorantes y a los más malvados, y ha empezado a funcionar en redes horizontales de colaboración, y apoyo mutuo. Una sociedad que ha repartido las riquezas entre toda la población humana, que repudia la violencia y vive sin guerras, sin religiones y sin banderas. Una sociedad que permita a todas y a todos vivir una Buena Vida, en la que no se nos vaya el día entero en trabajar, en la que todos y todas tengamos nuestra libertad y derechos humanos garantizados. 

¿Sabéis porque no quieren que soñemos con utopías? Porque si pudiésemos imaginar un mundo mejor, nos pondríamos a construirlo. Nos ofrecen relatos apocalípticos porque nos quieren anestesiados, resignados, sin esperanza, creyendo que la autodestrucción es inevitable, que los seres humanos somos así, que no podemos cambiar. 

Nos quieren sumidos en la desolación, desconectados de la realidad, convencidos de que estamos condenados para siempre a vivir en un mundo violento y cruel, y que no nos merecemos un mundo mejor.

No solo nos manipulan a través de la ficción: en los relatos sobre la realidad, las utopías sociales también se nos muestran como imposibles. Las propuestas para organizarnos social, política y económicamente de otras maneras quedaron atrás, muy lejos, allá en el siglo XX. Ahora impera la ley del "sálvese quien pueda", y ya no soñamos con repartir la riqueza, sino con que nos toque la lotería. 

La gente que sigue creyendo en las utopías es tachada de optimista, de inocente, de ingenua. El desprecio y las burlas son el pan de cada día para todos aquellos que trabajan por mejorar nuestras vidas y por cuidar el planeta. 

En el imaginario colectivo ha calado la idea de que lo único que podemos hacer es luchar por la supervivencia a solas o en pareja, preocuparnos cada cual de lo nuestro, y así estamos todos, compitiendo y luchando contra los demás. 

Creemos que solo hay un camino, la autopista al infierno, que nos lleva a todos y a todas al suicidio colectivo. No vemos otros caminos en las pantallas, pero en la realidad del día a día hay mucha gente abriendo nuevas sendas y haciendo camino al andar.

Soñar utopías es tan revolucionario porque la clave del poder que tienen los hombres de traje y corbata reside en la cantidad de gente que ha perdido la esperanza de que las cosas puedan cambiar o puedan ir a mejor, y que vive presa del miedo.

Estamos todos ahogados por la impotencia, la sensación de que no tenemos ningún poder, aunque somos millones de personas y ellos son solo unos pocos. 

Estamos acostumbrados a ver historias en las que el futuro de la Humanidad depende de un solo protagonista que lucha por salvarnos a todos, cuando en realidad sabemos que la única salvación reside en la lucha social y la transformación colectiva. No necesitamos un Mesías, necesitamos asumir nuestra responsabilidad y volver a creer en el poder de la gente.

Si ellos no nos quieren ofrecer utopías, entonces tendremos que crearlas, inundar nuestros relatos y nuestros corazones, y atrevernos a contarnos otras historias, con otras tramas, otros protagonistas y otros finales felices. 


¿Cómo inspirarnos? No tenemos más que mirar a nuestro alrededor: el mundo está lleno de gente protestando contra las injusticias, luchando y haciendo propuestas para crear un mundo mejor. Estas semanas hemos inundado las calles y las plazas, y hemos salido en los telediarios exigiendo a nuestros gobernantes el fin de la violencia. 

Viendo las imágenes es fácil darse cuenta de que ellos son unos pocos, y nosotros somos muchos más.

No perdamos la esperanza, multipliquemos los caminos hacia la utopía, que no nos roben nuestros sueños, que nos merecemos Un mundo mejor 


Coral Herrera Gómez 


#utopías #otromundoesposible #somosmuchosmás #unmundomejor

31 de octubre de 2023

Si te enamoras, estos son tus Derechos Fundamentales



Cuando te enamores, tienes que cuidarte mucho a tí misma para que no abusen de ti y no te hagan daño. Hay muchísimas mujeres en el mundo que pierden sus derechos fundamentales y su libertad cuando se emparejan y se casan con un hombre. Y no solo pierden derechos: también pierden la dignidad, la salud y la vida. 

Amar no es renunciar. No es sacrificarte. No es entregarte por completo y dejar que hagan contigo lo que quieras. 

Es muy importante que aprendas a defender tus derechos, y a defenderte de todos aquellos que pretendan controlarte, limitarte y someterte. Son derechos con los que todas y todos nacemos, son nuestros y no se pueden regalar, ni se pueden vender, ni se pueden comprar. 

Para defenderlos, tienes que tener claro cuáles son: 

 - Tienes derecho a negociar y acordar con tu pareja qué tipo de relación queréis tener: abierta o cerrada, con o sin convivir bajo el mismo techo... Si no coincidís en el tipo de relación que queréis construir, no te sientas obligada a aceptar sus condiciones: si no es lo que quieres, no cedas, ni tragues, ni te quedes ahí pensando que tu amor le hará cambiar. Mejor ni empieces la relación.

- Tienes derecho a negociar el tiempo y la frecuencia con la que te ves con tu compañero, no puede imponerte sus necesidades si no coinciden con las tuyas.

- Tienes derecho a negociar y pactar la forma en que vais a cuidar vuestra salud sexual, tu pareja no puede imponerte el tipo de protección o de barrera que vas a usar frente a enfermedades, infecciones y embarazos. En las relaciones heteras, recuerda que la que te quedas embarazada eres tú, no él. 

- Tienes derecho a moverte con libertad: como todos los seres humanos. Naciste libre y no tienes por qué pedir permiso a tu pareja para salir y entrar, para viajar, para quedar con tus amigas y amigos. No tienes tampoco que someterte a ningún tipo de vigilancia: si te ves obligada a informar en todo momento donde estás y con quién, es porque tu compañero desconfía de ti, y si te coarta la libertad es porque estás en una relación violenta.

- Tienes derecho a tener tu propia red de gente querida: emparejarse jamás es sinónimo de aislarte y abandonar a tus amigos, amigas y familia. Tienes derecho a pasar tiempo con tus tribus, con y sin tu pareja. Si tu pareja te quiere bien, jamás intentará aislarte o impedirte que compartas tiempo con ellas.

- Tienes derecho a tener tu intimidad y tu privacidad, y puedes negarte a dar tus contraseñas o a darle el teléfono a tu pareja si te lo pide para revisarlo. No tienes derecho a pedirle a tu pareja que renuncie a su privacidad ni a que te revele sus contraseñas.

- Tienes derecho a vestirte como quieras, y a llevar el calzado y los accesorios que te apetezcan. No importa si a tu pareja le gusta o no: tienes derecho a elegir tu vestuario y a ser leal a tu estilo y a tus propios gustos.

- Tienes derecho a estudiar y a trabajar en lo que tú quieras, sin que tu pareja te indique lo que deberías querer o hacer. Eres tú la que decides dónde y cuanto tiempo quieres estudiar, y a qué te quieres dedicar. Si a tu pareja no le gusta, es su problema. 

- Tienes derecho a manejar tu dinero como te plazca, sin tener que dar cuentas a tu pareja de cuánto ahorras o cuánto gastas. Si vivís juntos podéis acordar la cantidad que tenéis que poner para los gastos compartidos, pero recuerda que tus ingresos, o tu salario, es tuyo y tú decides en qué lo empleas.

- Tienes derecho a tener tu propia vida social y tu propia agenda, y no estás obligada en modo alguno a "acoplarte" a su vida social.

- Tienes derecho a tener el mismo tiempo libre que tu pareja, así que no toleres una relación de abuso en la que tu pareja tenga más tiempo libre que tú porque te obliga a asumir sus responsabilidades a ti. 

-Tienes derecho a vivir libre de explotación: las tareas de cuidados (hogar, familares, bebés, niños y niñas, mascotas, platas y demás seres vivos) han de ser compartidas y equilibradas. Los cuidados si nos son mutuos, son explotación. 

- Tienes derecho a decir lo que piensas y lo que sientes, y a expresar lo que quieres, y lo que no quieres. Si sientes miedo, si prefieres callar, si tu pareja te hace sentir mal y prefieres no hablar para no alterarle o enfadarle, es porque estás en una relación violenta.

- Tienes derecho a decir que no cuando no quieras tener relaciones sexuales con tu pareja. No estás obligada a complacerle, ni a anteponer sus deseos a los tuyos. Si tu pareja te quiere bien, te respetará y no te hará chantaje ni te presionará.

- Tienes derecho a ser bien tratada todo el tiempo. No importa si tu pareja está estresado, enfadado, celoso, frustrado, o dolido: tiene que tratarte bien siempre, cada momento. No hay excepciones: tu pareja no puede insultarte, ni humillarte, ni reírse de tí, ni despreciarte, ni gritarte. Si te sientes triste, angustiada, ansiosa o tienes miedo, es porque te están haciendo sufrir. 

- Tienes derecho a poder hablar de tu pasado, y de tus anteriores parejas, y a mantener tu amistad con ellas. No puedes borrar quién eres, ni olvidarte de tu vida anterior. 

- Tienes derecho a elegir qué tipo de vida quieres vivir, a tener tus sueños y tus proyectos, y a dedicar tiempo a tus pasiones. Nunca te olvides que tu pareja tiene exactamente los mismos derechos que tú.

- Tienes derecho a estar tranquila, a vivir bien, a disfrutar de una Buena Vida. Si no eres feliz, si no te sientes querida, si tu pareja quiere que sufras, recuerda que tienes derecho a tomar las decisiones que tengas que tomar para velar por tu bienestar físico, mental y emocional.

- Tienes derecho a elegir libremente la maternidad: tu pareja no puede obligarte a tener hijos e hijas, ni pedirte que renuncies a la maternidad, ni puede presionarte de ninguna manera. Eres tú la que gesta y pone el cuerpo: tienes derecho a elegir si quieres ser madre o no, y a elegir cuántos hijos e hijas quieres tener.

- Tienes derecho a separarte cuando quieras. Este es uno de los derechos más importantes, porque muchas mujeres pierden la vida cuando sus parejas no aceptan la ruptura. Cada día son asesinadas 137 mujeres en todo el mundo por desobedecer a sus maridos, o por querer separarse y divorciarse. Muchas mujeres no se separan por miedo a que sus parejas les hagan daño a ellas o a sus hijos/as.

- Tienes derecho a no compartir con tu pareja su vida familiar o social si las personas que forman parte de su red no te tratan bien, o no te resultan buenas personas. Tu pareja no puede obligarte a estar con gente que no te agrada.

- Tienes derecho a elegir cuánto tiempo quieres dedicar a tu familia cuando tu pareja no se lleva bien con ella. No estás obligada a distanciarte de los tuyos, y si intenta que lo hagas, ojalá salten todas tus alarmas para impedir que te aíslen. 

- Tienes derecho a disfrutar del sexo, del amor y de la vida: recuerda que no viniste al mundo a sufrir, ni a aguantar, ni a pasarlo mal. No es necesario sacrificarte ni soportar: si no te sientes bien tienes que cuidarte y pensar todo el tiempo en tu bienestar. Recuerda que si no puedes disfrutar, no es tu relación. Y que solo podemos amar en libertad, en igualdad, y con nuestros derechos humanos fundamentales garantizados. 


Coral Herrera Gómez


Artículos relacionados: 

El Amor Romántico y los Derechos Humanos


Declaración Universal de los Privilegios del Hombre









Ya puedes adquirirlo en:

todostuslibros.com, ya está en más de 330 librerías

La Casa del Libro, hacen envíos a todos los países 

Amazon Libros, en papel y en kindle



El Amor Romántico y los Derechos Humanos



La gran mayoría de las mujeres sufrimos una pérdida flagrante de nuestros derechos fundamentales cuando nos enamoramos y nos emparejamos con un hombre. En este post podéis ver los datos de los abusos y las violencias que sufrimos las mujeres en pareja, aquí os quiero proponer un repaso breve a los derechos que perdemos cuando nos casamos.

Empezamos con el primer artículo de la Declaración de Derechos Humanos: 

-Todos los seres humanos nacen libres e iguales, y todas las personas tienen los derechos proclamados en esta carta. Sin embargo, los hombres no tratan a sus compañeras como iguales, sino como sirvientas: la mayor parte de las mujeres del mundo trabajan gratis para sus maridos. Sin vacaciones, sin permiso por enfermedad, sin salario, sin derecho a jubilación: las mujeres no tenemos derechos laborales dentro del hogar, ni tampoco derecho a remuneración. 

-Todo individuo tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad. Menos las mujeres asesinadas por sus parejas, las mujeres que no pueden salir de casa, y las mujeres que sufren violencia en sus hogares. 

-Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre. Excepto millones de mujeres en el mundo que sirven a sus maridos como si fuesen reyes. 

-Nadie será sometido a penas, torturas ni tratos crueles o inhumanos. Nadie, excepto las mujeres que viven en relaciones de pareja sometidas a la violencia psíquica, emocional, sexual y física durante toda su vida. 

Seguimos con otros artículos: 

Artículo 9: Nadie podrá ser detenido, desterrado ni preso arbitrariamente. Excepto las mujeres que tienen que pedir permiso para salir de casa, y las que viven permanentemente confinadas en sus hogares. 

Artículo 12 : Toda persona tiene derecho a la privacidad, la honra y la reputación. Excepto las mujeres que tienen que mostrar sus contraseñas de los perfiles en redes sociales, correo, etc, y las que deben mostrar su teléfono u ordenador a sus maridos cuando ellos lo requieren.

Artículo 13: Toda persona tiene derecho a la libre circulación y a elegir libremente su residencia, excepto las mujeres obligadas a obedecer al marido y a pedirle permiso para ir y venir donde le plazca. 

Artículo 16: Todos los individuos tienen derecho a un matrimonio libre y a la protección de la familia. Excepto las niñas y mujeres que son casadas a la fuerza y vendidas por sus padres en todo el mundo. 

Artículo 17: Toda persona tiene derecho a la propiedad individual o colectiva. Excepto las que son despojadas de sus bienes al casarse, y las que no pueden tener propiedades porque sus maridos las ponen a su nombre. 

Artículo 18 y 19: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión.

Excepto las mujeres que son obligadas a convertirse a otra religión, las que no pueden votar a quien quieren porque sus maridos controlan su voto, y las que pueden pensar libremente pero jamás decir lo que piensan ni actuar según sus convicciones y creencias porque no son las del marido. 


Artículos 20 y 27: Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y asociación. Toda persona tiene derecho a tomar parte en la vida cultural de su comunidad.

Excepto las mujeres a las que sus maridos no permiten hablar con hombres, o aquellos que impiden a sus compañeras acudir a reuniones y asambleas de asociaciones y colectivas. 


Artículos 23, 24 y 25: 

Toda persona tiene derecho al trabajo y la protección contra el desempleo.

Toda persona tiene derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.

Toda persona tiene derecho al bienestar: alimentación, vivienda, asistencia médica, vestido y otros servicios sociales básicos.

De estos derechos no gozan las mujeres que tienen doble jornada laboral y sufren al mismo tiempo la tiranía del marido y del jefe. 


¿Y si nos ponemos con los derechos sexuales y reproductivos? Entonces la cosa va a peor: muchas de las mujeres que viven en pareja en el mundo no pueden elegir sus maternidades libremente, ni cuantos hijos quieren tener, ni con qué distancia entre ellos. Muchos maridos prohíben a sus compañeras el uso de anticonceptivos. Muchos mutilan genitalmente a sus hijas para que no puedan tener una vida sexual satisfactoria, y sufran dolor cuando sus maridos les obliguen a cumplir con el débito conyugal. 

El 50% de las mujeres del mundo no pueden decir que no cuando sus maridos quieren tener relaciones sexuales, y muchas otras están condenadas a no tener relaciones sexuales con nadie, solo porque están casadas. 

Las niñas y las jóvenes tienen que conocer sus derechos, y los niños y los jóvenes tienen que tomar conciencia de sus privilegios. Es una cuestión de justicia social: las mujeres tenemos derecho a amar en igualdad y en libertad, tenemos derecho a tener derechos, y a no ser tratadas como sirvientas de los hombres. 

Lo más importante para nosotras es que se respete nuestro derecho al divorcio, dado que millones de mujeres en el mundo viven atrapadas en relaciones en las que no quieren estar por falta de autonomía económica y por estar encarceladas en relaciones violentas. Las matan cuando quieren escapar: todos los días son asesinadas 137 mujeres en el mundo a manos de sus parejas. Por eso es tan importante que los Estados garanticen nuestro derecho a separarnos, y que todas tengamos los ingresos necesarios para poder hacerlo. 

Renunciar a nuestros libertad y nuestros derechos no es una prueba de amor. Y es muy peligroso para nosotras vivir bajo el mismo techo con alguien que limita nuestra libertad y nos deja sin los derechos más básicos para una vida digna. 

Nunca te dejes dominar ni aplastar por alguien que dice amarte, nunca uses el amor para intentar limitar la libertad de nadie: el amor no es una cárcel, solo podemos amar plenamente en libertad.  

Coral Herrera Gómez


Artículos relacionados: 


¿Por qué las mujeres no podemos divorciarnos?










Disfrutar del Amor

Número de episodios: 10

Duración:  40 minutos cada uno

Plataformas: Ivoox y Spotify


29 de octubre de 2023

Colombia: 100 preguntas sobre el amor

 


¡Ya puedes adquirir mi nuevo libro en las principales librerías de Colombia!

En la 

Casa del Libro Colombia

puedes encontrar todos mis libros, 

en ebook y en papel.


Más librerías de Colombia que tienen alguno de mis libros:

Librería de la U

Librería El Siglo del Hombre

Librería Lerner

Librería Ex Libris

Nueve Tres Cuartos

Wilborada

Penguin Colombia


Y también están en Amazon




Si vives en otro país de América   Latinaaquí puedes ver las librerías que lo tienen en tu país

 Si vives en Españaaquí puedes ver las librerías que lo tienen cerca de tu ciudad o pueblo

27 de octubre de 2023

Coral Herrera Gómez en Cartagena, Murcia

 




Cartagena
 Día : 22 
Hora: 17 horas 
Dónde: Sala Isaac Peral de la Universidad Politécnica de Cartagena
Organizado por: Concejalía de Igualdad 
del Ayuntamiento de Cartagena
Modalidad: gratuita y hasta completar aforo


26 de octubre de 2023

¿Cómo hacer nuevas amigas?

 


Todas mis relaciones de amistad con mujeres surgieron de una conversación íntima y larguísima. Primero nos sentimos atraídas al vernos, luego sentimos una vibra especial, y cuando nos sentamos a hablar y empezamos a desnudar las almas, comienza la magia. A medida que la otra nos demuestra que se siente segura con nosotras, nosotras nos empezamos a sentir también seguras con ellas, y se crea un clima de confianza mutua que nos permite ir abriéndonos los corazones, hasta que ambos conectan.

 Mujeres que comparten su historia de vida y reciben la tuya como un tesoro, desde la complicidad y la escucha amorosa: así forjé el vínculo del amor con todas las mujeres de mi vida, también con las de mi familia. Hay un enamoramiento en ese compartir, que se parece mucho a la magia del romanticismo, pero que es mucho mejor porque el deseo no es de conquistar ni poseer, sino de conocernos mejor y disfrutarnos mutuamente.

La magia surge cuando nos abrimos en canal, y nos mostramos tal cual somos, sin miedo a que la otra mujer use la información que le estamos dando para hacernos daño. Cuando vemos que la otra tampoco tiene miedo, y se pone generosa, nosotras nos ponemos más generosas también y nos quitamos la armadura para que nos vea tal y como somos, con nuestros defectos y virtudes, nuestras grandezas y nuestras miserias, nuestros éxitos y nuestras derrotas.

Hablando del tiempo jamás podremos hacer otra cosa que quedarnos en la superficie, no hay nada más aburrido que la gente que habla de lo político y no de lo personal. Solo se puede disfrutar el gozo de la conexión cuando nos quitamos la máscara social y nos abrimos en canal.

¿Y que pasa cuando vivimos ese momento mágico con una mujer?, ¿cómo creamos una relación amorosa?

Generalmente buscamos las cosas que tenemos en común, y desde ahí proponemos planes, y elaboramos un proyecto:

a mí también me gusta mucho caminar, ¿qué te parece si nos vamos a andar juntas todos los domingos por la tarde?,

¿y si nos apuntamos a las noches de astronomía juntas?,

a mi también me gusta la poesía, vente a mi casa y leemos juntas en voz alta a nuestras autoras favoritas.

Una vez que encontramos la manera de vernos, y la excusa para juntarnos, ya todo es mucho más fácil.

Para nutrir y hacer crecer una relación hay que cuidarla mucho, y también hay que trabajarse por dentro. Nos han educado para relacionarnos desde el interés, el dominio, la competitividad, el abuso, la rivalidad, así que hay que desaprenderlo todo, y aprender a relacionarnos desde la ternura, el compañerismo, la sororidad, los ingredientes imprescindibles para poder construir relaciones igualitarias en las que todo sea mutuo y recíproco.

Lo primero es quitarte el miedo a las mujeres, lo segundo, el miedo a que te hagan daño. Hay que ser valiente para dar y recibir amor, y hay que ser generosa para compartir tu intimidad, tus miedos, tus sueños, tus recuerdos, tus traumas, tus éxtasis, tus malos y tus buenos momentos.

No necesitas dar buena imagen para que te acepten y te quieran: las amigas te quieren tan y como eres. No necesitas aparentar, ni disimular, ni fingir que eres otra, no tienes que hacerte la fuerte, con ellas puedes mostrar tu vulnerabilidad.

Desde la vulnerabilidad es desde donde podemos construir relaciones basadas en el respeto, la admiración, la cooperación, la sinceridad, el apoyo mutuo, y los cuidados.

Una vez que hemos creado el vínculo, hay que fortalecerlo. Para poder cuidar y hacer crecer estas relaciones, es fundamental que aprendamos a cuidarnos a nosotras mismas, y a trabajar todo aquello que necesitamos para ser mejores personas, y para que nuestras relaciones sean mejores. 

Para poder disfrutar del amor tenemos que entrenar en el arte de la empatía y la solidaridad, trabajarnos el egoísmo, mantener a raya el ego, aprender a hacer autocrítica amorosa, y dar lo mejor de nosotras mismas para que la relación florezca.

Lo más bonito de la amistad entre mujeres es que no está limitada por la exclusividad, como el amor romántico, así que son relaciones en las que caben muchas más mujeres: no hay nada como tener tu propia tribu de amigas con las que hacer frente a un mundo tan individualista, violento e inhumano.

Así que recuerda: lo primero es perder el miedo a las mujeres, ser valiente y generosa, y encontrar las afinidades y las cosas que tenemos en común para afianzar las relaciones. Pueden ser nuestras inquietudes sociales y políticas, artísticas o deportivas, pueden ser nuestras pasiones y aficiones, o simplemente, las ganas de socializar y construir una red de apoyo mutuo.

Lo importante es que dediquemos tiempo a nuestras relaciones, y aprendamos desde pequeñas a valorar el amor entre nosotras, y a darle a la amistad la importancia que se merece. La neurociencia ha demostrado que vivir rodeadas de amor es fundamental para cuidar tu salud mental y emocional, y que las relaciones con los demás son el pilar fundamental de nuestro bienestar y nuestra felicidad.

Las amigas no son solo buenas para la salud y para alargarnos la vida, también para resistir contra el patriarcado, que nos quiere aisladas y enfrentadas entre nosotras. Tengamos presente todo el tiempo que el amor entre mujeres es subversivo, porque no hay nada más poderoso que los grupos de mujeres unidas y organizadas. 

Y si tan difícil encontrar el tiempo y el espacio para apoyarnos y disfrutar, es precisamente porque el capitalismo nos quiere solas, y productivas. Nos quieren sobrecargadas de trabajo, nos quieren estresadas y amargadas, nos quieren medicadas hasta las cejas. Solas y presas del miedo a la soledad somos más vulnerables, por eso es tan importante crear estos espacios de amor en nuestras agendas, y dedicarle tiempo a querernos y para disfrutar de la amistad. 

Mira a tu alrededor: tu vida está llena de mujeres maravillosas con las que puedes compartir tus penas y tus alegrías. Tus vecinas, tus compañeras, tus conocidas: empieza a crear redes de amor con las mujeres de tu vida.

#mujeres #amigas #amistad #cuidados #amor #amordelbueno


Coral Herrera Gómez

Este post se lo dedico a mis amigas, que me han salvado tantas veces, y que hacen que mi vida sea más fácil y más bonita. Gracias por hacer realidad la utopía del amor compañero, me siento muy afortunada de poder recibir y dar tanto amor del bueno ❤️


Post relacionados: 






Visita El Laboratorio del Amor 


22 de octubre de 2023

Refugios de amor



En tiempos de destrucción y guerra, no solo necesitamos refugios climáticos, sino sobre todo, refugios de amor. Hay guerra en todas partes: guerra entre países, guerra en las aulas, guerra en las parejas y en las familias, guerra entre mujeres, guerra también dentro de ti misma. Para resistir y sobrevivir en un mundo lleno de odio y sufrimiento, los refugios del amor son los únicos espacios seguros y libres de violencia en los que poder dar y recibir amor a manos llenas.

Son espacios en los que te juntas con gente que te acepta tal y como eres, gente con la que puedes desnudarte y ser tú misma, y con la que puedes compartirte sin miedo a que te hagan daño. 

En los refugios del amor están tus familias, tu tribu, tus aliados y cómplices con los que puedes descansar de las luchas de poder, de las relaciones interesadas y abusivas, de las luchas entre grupos humanos. 

En los refugios del amor podemos escapar un rato de la gente tóxica, y de las relaciones basadas en la lucha, la competitividad, el abuso y la violencia. En estos refugios podemos dar y recibir abrazos, dar y recibir consuelo, llorar a gusto, bailar y cantar, celebrar los grandes acontecimientos, y soñar con una vida mejor. Son como casas grandes en las que podemos juntarnos para ahuyentar el miedo a la soledad, para olvidarnos del mundo, disfrutar del calor humano, y del abrigo de la gente que nos quiere y nos cuida. 


Estos refugios no se pueden comprar, tienes que construirlos tu junto con tu tribu, dedicarles tiempo y mimos, cuidarlos, regarlos, nutrirlos y mantenerlos, porque son nuestros hogares. 


Mi propuesta es que multipliquemos y cuidemos estas pequeñas comunidades de paz y de apoyo mutuo para poder descansar, quitarnos la máscara y la armadura, sentirnos a salvo y retomar fuerzas para poder continuar en la lucha del día a día. 


¿Y vosotras, y vosotros, tenéis algún refugio amoroso para poder descansar?, ¿sentís que los valoráis y los cuidáis como se merecen?


Coral Herrera Gómez



14 de octubre de 2023

Infancia y adolescencia: libres de violencia




¿Tú también tienes miedo de que tu hijo se convierta en un monstruo?

Cada vez que vemos las noticias sobre chavales que machacan a sus compañeros hasta empujarles al suicidio, o que violan en manada a sus compañeras, pensamos, "mi hijo nunca haría eso". 

Pero en lugar de negar la realidad, es más práctico asumirla e intentar transformarla, por ejemplo si nos hacemos esta pregunta colectivamente: ¿qué podemos hacer ante la violencia que están sufriendo y ejerciendo niñas y niños?

Lo primero es tomar conciencia de que la violencia la aprenden en casa, y que exponer a los niños y a las niñas a la violencia, es violencia. 

Es decir, darle a un menor un dispositivo en el que pueda acceder libremente a buscadores, y en el que pueda ver cualquier tipo de película, serie de televisión, videojuego, etc es violencia, porque supone exponer a tus hijos a relatos basados en la glorificación del macho violento que siembra el terror y destruye todo lo que tiene a su alrededor. 

Los niños y las niñas, a través de las pantallas, aprenden a disfrutar viendo como otros seres humanos y otros animales sufren (golpes, humillaciones, torturas, palizas, tiroteos, empalamientos, descuartizamientos, etc), y con el porno aprenden a excitarse sexualmente viendo vídeos de violaciones a mujeres , adolescentes y niñas.

Se insensibilizan completamente con el sufrimiento ajeno, naturalizan y normalizan la violencia, y necesitan dosis cada vez más fuertes y brutales de odio y destrucción para poder seguir divirtiéndose. Muchos se hacen adictos a la violencia, y muchos otros al porno más bestial e inhumano.

Algunos niños ven porno por primera vez con ocho años. Les sale con solo teclear la palabra "niñas", "culo", "sexo" en Google o en Youtube. Haced la prueba vosotros mismos.

También les salen anuncios de porno en los videojuegos en línea. Lo tienen al alcance de sus manos, les bombardean a diario por todos lados. Muchos de los niños que están ahora en la cárcel de menores quisieron grabar su propio vídeo, muchos de ellos ni siquiera sabían que violar a solas o en manada es delito: "era mi novia y a ella parecía que le gustaba, ¿cuál es el problema?"

Las madres y los padres somos los que les ofrecemos los dispositivos, y luego nos quedamos horrorizados cuando la policía nos llama para decirnos que nuestro hijo y sus amigos se han meado encima de un compañero para humillarlo, o que han violado a una niña para divertirse en grupo. 

La mayoría de las madres y los padres se preguntan en qué momento su hijo se convirtió en un monstruo y en un terrorista machista, si parecía un niño normal.

Las madres y padres de niños violentos y niños violadores no saben donde aprendió su hijo a odiar a las mujeres, ni cómo aprendió a someterlas. Pero lo cierto es que sus hijos se han pasado toda la infancia consumiendo todo tipo de violencia, y la que más engancha a los machos es la violencia sexual. No buscan placer, buscan sentir que tienen el poder.

Es una irresponsabilidad total dejar a los niños y a las niñas con una pantalla sin ningún tipo de protección ni restricción, y es hora de que entendamos que es violencia, y que estamos poniendo en peligro su vida y su salud mental y emocional. 

Lo demuestran los datos: 

- el aumento de casos de violencia en las aulas

- el aumento de niños adictos al porno

- el aumento de violaciones de manadas de niños contra niñas

- el aumento de niños y niñas con problemas para concentrarse, para aprender, para relacionarse con los demás desde el respeto y la igualdad 

- el deterioro de la salud mental y emocional de la infancia y la adolescencia, y el aumento en el número de suicidios de niños y niñas que sufren violencia psicológica, emocional, física y sexual. 


Aunque cada vez más padres y madres están tomando conciencia del peligro, su mayor miedo no es que sus hijos e hijas hagan daño a los demás. Su preocupación es que sus criaturas no sufran violencia, y ni siquiera se preguntan si su hijo podría estar haciendo daño a alguien en la escuela. 

No podemos seguir mirando para otro lado. Somos nosotras, las madres y los padres, quienes debemos educar a la nuevas generaciones para que aprendan a divertirse sin someter y sin hacer sufrir a nadie. 

Somos nosotras las que debemos pedirle al gobierno que prohíba el acceso al porno a menores, y quienes debemos pedirle a las industrias culturales que dejen de ensalzar constantemente al macho violento, y empiecen a tomar conciencia de los valores que están transmitiendo en sus producciones. 

Todos sus contenidos están cargados de estereotipos, mitos y mandatos de género, toda la ideología que subyace a esos contenidos está basada en el machismo, el odio, la tiranía, el acaparamiento y la acumulación de riqueza, la dominación y el poder, el dinero, la supremacía del macho blanco.

Frente a los principios del capitalismo y el patriarcado, tenemos que ofrecerles, tanto en casa como en las aulas, los principios de la ética del amor y la filosofía de los cuidados: la solidaridad, la comunidad, el bien común, la cooperación, la ternura, el compromiso, el apoyo mutuo. 

La comunidad educativa debería volcarse en enseñar a niñas y a niños a identificar las enfermedades de transmisión social que promueven (racismo, clasismo, machismo, misoginia, homofobia, gordofobia...)

Necesitan herramientas para defenderse de la exposición a la violencia, y para tomar conciencia de las violencias que sufren y ejercen contra los demás.

El Estado debe prohibir en las escuelas los dispositivos con los que enseñan porno a los niños y niñas más pequeñas en los ratos de descanso. También los usan para insultar, castigar y torturar a los y las compañeras. 

El Estado debe aprobar ya una ley para erradicar la violencia de inmediato en los centros educativos, y acompañar esa ley de medidas educativas, como una asignatura en la que aprendan los valores de la Ética del amor y la Filosofía de los Cuidados.

Todos y todas somos responsables de la violencia que ejercen nuestros hijos contra otros niños y niñas, y contra el profesorado. 

En nuestra mano está la clave del cambio que necesitamos para acabar con la violencia que sufren y ejercen nuestros hijos. Nosotras, madres y padres, somos su primer ejemplo: ellos aprenden el maltrato viendo cómo nos relacionamos entre nosotros y con ellos. Demos ejemplo, empecemos por las violencias que sufrimos y ejercemos en el hogar.

Además, necesitamos el apoyo de la industria cultural, de la comunidad educativa, y el Estado. Sin una transformación de nuestra Cultura y nuestra Educación, no podremos educar a nuestros hijos e hijas para que sean buenas personas y para que aprendan a relacionarse desde el respeto, el amor y el compañerismo.

Tu hija puede estar destrozando psicológicamente a otra niña, tu hijo puede estar machacando a su profesora, porque aunque tú le hayas intentado educar en el respeto, lo cierto es que tú criatura está rodeada de violencia y es probable que no sepa divertirse de otra manera. 

Es urgente que dejemos de mirar para otro lado y de pensar que nuestro hijo o hija jamás haría daño a los demás. Empecemos ya a tomar medidas y a proteger a nuestras criaturas de la exposición a la violencia, desde su más tierna infancia. Las pantallas les están destrozando el cerebro, y el corazón: cuidemos los contenidos que consumen igual que cuidamos su alimentación. Igual que te preocupas por su salud física, debes cuidar también su salud mental y emocional. 

Nuestros hijos tienen derecho a vivir una infancia libre de violencia, se merecen una vida mejor y un mundo mejor.


#Educación #Crianza #madres #padres

 #infancia #adolescencia 

#cuidados #etica


Coral Herrera Gómez 

11 de octubre de 2023

Un mundo mejor para las niñas

 



¿Por qué el 11 de octubre es el Día Internacional de las Niñas?


Porque las niñas sufren abuso sexual infantil en todo el mundo y en todas las clases sociales. Según la ONU, los violadores son sus padres, abuelos, hermanos, tíos, padrastros y amigos de la familia. 


Como consecuencia de las violaciones, sufren enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y maternidades forzadas, muertes por embarazos de riesgo y aborto.


Las niñas, en todo el mundo, son traficadas bajo el negocio de la gestación subrogada cuando son bebés, sufren matrimonios forzados con hombres adultos mayores, son víctimas de la mutilación genital y la amputación de pechos, y son esclavizadas para la explotación doméstica, laboral, sexual y reproductiva. Son usadas como sirvientas en millones de hogares del planeta. 


Las niñas son víctimas de la pobreza y el hambre las guerras, las sequías, y las catástrofes climáticas. No solo sufren malos tratos en sus hogares y en el colegio, también sufren acoso sexual: en las aulas, en el transporte público, en la calle. Cada año que pasa aumenta el número de violaciones en manada por parte de sus compañeros del colegio. 


Las niñas son las que más pobreza sufren, las que menos tiempo pueden estudiar, las que menos acceso tienen al mercado laboral y a la obtención de ingresos. 


Las cifras sobre el horror y la violencia que sufren las niñas son espantosas, tenemos que pedir a los gobiernos medidas efectivas para protegerlas. 


Hoy todo el mundo habla de "invertir" en las niñas, de empoderamiento y liderazgo, y lo que necesitamos es que dejen de maltratarlas, de violarlas y esclavizarlas. 


Hoy más que nunca hay que poner en primer plano a las niñas afganas, iraníes, ucranianas, sirias, palestinas, yemeníes, tahitianas... todas están sufriendo una niñez espantosa porque sus países están sumidos en la violencia. A ellas les toca la peor parte.


Tenemos que crear un mundo mejor para que todas puedan vivir en paz, libres de explotación y violencia, con sus necesidades básicas cubiertas y sus derechos fundamentales garantizados.


#DíaInternacionalDeLaNiña



Coral Herrera Gómez Blog

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Únete al Laboratorio del Amor

Únete al Laboratorio del Amor
Para saber más pincha en la imagen